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Producción sustentable de cebada y trigo, jornada de capacitación disponible en línea

Guanajuato.- El Bajío es una de las regiones estratégicas de México en la producción de cebada y trigo. Por esta razón, es fundamental promover la capacitación de técnicos y productores en temas de Agricultura Sustentable. Ese fue el objetivo de la jornada de capacitación “Producción sustentable de cebada y trigo en El Bajío con base en Agricultura de Conservación”, promovida por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones de los sectores público y privado con las que colabora en esa región del país. 

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que permite incrementar el rendimiento y la rentabilidad de los cultivos, a la vez que mitigar los efectos negativos de la agricultura y conservar los recursos naturales. Debido a esto, este sistema fue el eje de la capacitación sobre el manejo de los cultivos de otoño–invierno en El Bajío, aunque también abarcó prácticas relacionadas como el manejo integral de la fertilización, el manejo adecuado de agua, así como el manejo de plagas y malezas. 

La jornada tuvo una orientación teórico-práctica, se integró con siete sesiones que suman 21 horas de capacitación —iniciaron el 11 de septiembre 2020 y finalizaron el 26 de febrero de 2021— y contó con la participación de especialistas del CIMMYT, instituciones como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y dependencias del gobierno del estado de Guanajuato, así como investigadores independientes. 

Durante la Jornada participaron (de manera directa) 111 personas provenientes de 19 estados del país —principalmente de Guanajuato, Coahuila y Michoacán—. Sobresale la participación de productores, técnicos, estudiantes y proveedores de más de 40 instituciones de la cadena de valor quienes durante varias semanas se capacitaron en temas como variedades adecuadas de trigo, fertilización, manejo de agua, manejo de malezas y enfermedades, maquinaria especializada para Agricultura de Conservación, diagnóstico de parcela, entre otros.

Cabe mencionar que las siete sesiones de esta jornada de capacitación ya están disponibles para su consulta en el canal de YouTube ACCIMMYT: Producción sustentable de cebada y trigo en el Bajío con agricultura de conservación.



 

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Nuevas variedades de trigo para El Bajío

Guanajuato es uno de los ocho principales estados productores de trigo en México. De acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), en el ciclo otoño-invierno 2019-2020 se sembraron 58,859 hectáreas de trigo para grano en esta entidad. 

Para incrementar la disponibilidad de semilla de trigo de calidad, MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que contempla la integración de la cadena agroalimentaria mediante el fortalecimiento de redes de innovación—, ha validado y evaluado distintas variedades de trigo para identificar las más adecuadas y con mayor potencial productivo para Guanajuato.

Durante el ciclo otoño-invierno 2019-2020, un equipo multidisciplinario evaluó variedades de trigo en los municipios de Purísima del Rincón, Manuel Doblado, Pénjamo y Acámbaro. Este equipo estuvo conformado por especialistas del CIMMYT; del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); del Sistema Producto Trigo Guanajuato; del Centro de Desarrollo Tecnológico Villadiego de FIRA; y del Grupo BIMBO.

Para las evaluaciones en mención se establecieron cinco vitrinas, o parcelas demostrativas, de las variedades Cortázar S1994, Faisán S2016, Elia M2016, Ibis M2016, Cisne F2016, Alondra F2014, Borobampo C2015, y Noreste. El enfoque de las vitrinas fue la alta productividad (donde la meta es el alto rendimiento) y la sustentabilidad (con base en un uso eficiente de recursos). 

El comportamiento promedio en rendimiento de las variedades fue similar (gráfica 1), oscilando entre 6.5 y 6.1 toneladas por hectárea (t/ha) de grano —a excepción de Cortázar S1994, que tuvo un promedio de 4.4 t/ha—. Los mejores rendimientos fueron los de las variedades Cisne F2016, Alondra F2014 y Noreste, con 6.5 t/ha; después los de Faisán S2016, Elía M2016, e Ibis M2016, con un promedio de 6.3 t/ha; y también Borobampo C2015, con un promedio de 6.1 t/ha. 

Cabe mencionar que, con base en las propiedades de su gluten, Cisne F2016 y Alondra F2014 son variedades clasificadas como ‘fuertes’ —trigos utilizados por la industria mecanizada de la panificación—, Noreste  es ‘cristalino’ —trigo duro apropiado para pastas de alta calidad, por lo que es destinado a la industria procesadora de pastas—, Faisán S2016 es ‘suave’ —se utiliza para la industria galletera y elaboración de tortillas, buñuelos y otros—, y Elía M2016 e Ibis M2016 son ‘medio-fuertes’ —trigo para la industria del pan hecho a mano o semi-mecanizado—. 

Además de la medición de rendimiento, análisis de costos y rentabilidad, MasAgro Guanajuato también está interesado en la calidad. En los laboratorios del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, expertos del Programa Mundial de Trigo analizaron 51 muestras de trigo obtenidas de las vitrinas del ciclo otoño-invierno 2018-2019. Los resultados arrojaron que las variedades con mayor porcentaje de proteína fueron Luminaria, con 11.6%; Elia, con 9.6%; y Cisne, con 10.9%. 

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Regenerar los suelos hace más rentable la agricultura

Benito Juárez, Son.- En muchos sentidos, el Valle del Yaqui, en Sonora, es un punto de referencia para la agricultura a nivel nacional e internacional. Sin embargo, su transformación a un sistema comercial de alta tecnificación muestra, desde hace algún tiempo, signos de que es necesario transitar hacia modelos de producción más sustentables. 

Durante años, los altos costos de producción debido a la máxima labranza, las malas prácticas de fertilización y la poca eficiencia en el manejo de agua a nivel parcela han sido una de las principales problemáticas en la zona, misma que se refleja en parcelas con bajas cantidades de materia orgánica, baja capacidad de retención de agua, baja disponibilidad de los nutrientes y pérdida de suelo por el excesivo laboreo.

Ante este contexto —donde para producir trigo harinero sin aplicar prácticas regenerativas los agricultores tienen que asumir costos de producción muy elevados— el Grupo Bimbo, con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa el proyecto Trigo Regenerativo BIMBO.

A este proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT se han sumado productores que se han convencido de la importancia de hacer una Agricultura Regenerativa. Martín Ángel María Barceló Morales es uno de ellos y por esa razón aceptó que en una sección de su parcela se implementaran prácticas agrícolas innovadoras y sustentables, para compararlas, lado a lado, con las prácticas que convencionalmente se realizan en la zona. 

Para identificar las prácticas regenerativas más adecuadas y viables que se pudieran implementar en la parcela de Martín, el equipo técnico del proyecto primero visitó su parcela y realizó un diagnóstico. Como Martín ya realizaba algunas prácticas de Agricultura de Conservación, se identificaron los pasos de maquinaria clave para la preparación del suelo y para manejar adecuadamente el rastrojo, que es un elemento clave para conservar humedad y proteger al suelo de la erosión.

En la parcela del productor también se realizó fertilización fraccionada, de donde el 30% del total de la fertilización se aplicó al momento de la siembra junto con la semilla y el 70% en el primer riego de auxilio. Esto ayudó a que Martín aumentara la eficiencia en el uso de los fertilizantes nitrogenados y fertilizara en el suelo en el momento que las plantas demandan mayor cantidad de nitrógeno, fertilizante que no solo es uno de los que más eleva los costos de producción, sino también uno de los que tiene mayor potencial contaminante si su aplicación es inadecuada. 

Con respecto a las prácticas de optimización de agua se ha buscado aumentar la materia orgánica en el suelo para mejorar la capacidad de retención de humedad, así como recortar las tiradas a un máximo de 350 metros para reducir pérdidas y mejorar la eficiencia de los riegos.

Con todas estas acciones Martín ha logrado reducir los pasos de maquinaria —pasando de ocho a solo tres—, ahorrar hasta $5,000 en costos y avanzar en la regeneración de sus suelos: la materia orgánica ha pasado de 0.7% a 1.8% y, al mejorar la cobertura del suelo para retención de humedad, se ha disminuido también la erosión y se ha mejorado la estructura física del suelo.

Con estos resultados, y con una expectativa de rendimiento de 7.8 toneladas por hectárea —cuando el promedio regional es de solo 6.5—, este productor comenta que en esta parcela transitará totalmente al sistema de Agricultura de Conservación. Menciona que de igual forma lo hará en otras parcelas con las que trabaja ya que además en una de ellas cuenta con dos años de experiencia obteniendo rendimientos de ocho toneladas por hectárea con prácticas sustentables. 

Con la convicción de seguir haciendo prácticas regenerativas del suelo, el productor buscará ahora reducir a un solo paso la preparación del suelo mediante la reformación de camas permanentes, aplicar la fertilización con base al diagnóstico con GreenSeeker® e imágenes espectrales de drones, así como fertilización en banda inyectado al suelo, entre otras. 

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La importancia del nitrógeno en los cultivos y cómo optimizar su aplicación

La producción agrícola del Valle de Yaqui se ve afectada cada vez más por los altos costos de producción. Algunos pequeños productores —en su mayoría ejidatarios— optan por rentar sus tierras, ya que para ellos no es viable sembrar solos. En el caso del trigo, en esa región particular los costos de producción en la actualidad pueden llegar hasta los $23,000, lo que es muy elevado si se consideran los factores de rendimiento y precios del grano en el mercado.

Uno de los aspectos que contribuye al aumento de los costos de producción es la poca eficiencia en el uso de ciertos fertilizantes, como el nitrógeno, nutriente esencial para las plantas que solo es asimilable por ellas a partir de un complejo ciclo (la mayor parte del nitrógeno disponible en la Tierra está en la atmósfera), por lo que la fertilización nitrogenada es fundamental. Sin embargo, una importante cantidad de este nutriente se pierde por escurrimientos, erosión o volatilización (se estima que en México y otros países en desarrollo las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18%).

Ya que sin nitrógeno las plantas crecen poco, las hojas palidecen e incluso pueden morir (pues es esencial para que realicen la fotosíntesis), es importante investigar y difundir prácticas que permitan optimizar la fertilización nitrogenada. A partir de diversos estudios desarrollados con la colaboración de productores del Valle de Yaqui, se ha observado que mediante el uso de sensores ópticos —que son una herramienta de diagnóstico de fertilización nitrogenada— es posible bajar la dosis de nitrógeno sin afectar el rendimiento potencial del cultivo de trigo.

El estudio se realizó en un predio de 90 hectáreas en la localidad de Vícam, donde se sembró trigo en el ciclo otoño-invierno 2018-19. Ahí se establecieron cinco franjas ricas en nitrógeno (secciones de tierra suficientemente fertilizadas que sirvieron como punto de referencia) distribuidas estratégicamente.

En la etapa de inicio de encañe se realizó el diagnóstico con los sensores GreenSeeker® y Sequoia (este último montado en un dron). Una vez tomadas las lecturas del Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés) —que es una estimación del “verdor” de las plantas, es decir, de su actividad fotosintética y su estado de nutrición—, se determinó el requerimiento de fertilizante nitrogenado más adecuado (mediante el algoritmo matemático que se utiliza para el Valle del Yaqui).

Al final del ciclo, se tomaron muestras de grano para determinar el rendimiento en las diferentes áreas de la parcela. Después de realizar los análisis correspondientes, fue posible observar que siguiendo las recomendaciones de los sensores ópticos el productor redujo la aplicación de nitrógeno, ahorrando un poco más de $2,000 por hectárea. Esta reducción en la cantidad de fertilizante (con una diferencia de 138 kilogramos de nitrógeno) no afectó el rendimiento.

El hecho de que el rendimiento del área del sensor y de la franja rica hayan sido muy similares indica que no es necesario sobrefertilizar para obtener mayor producción: lo importante es incrementar la eficiencia en el uso de nitrógeno para evitar pérdidas y permitir que este sea mejor aprovechado. Los sensores ópticos son una de las tecnologías que se promueven mediante el movimiento #AgriculturaConCiencia para impulsar una agricultura regional eficiente, responsable y climáticamente inteligente. ¡Súmate tú también!

Por: colaborador del Hub Pacífico Norte.

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Nuevas variedades de trigo resistentes a enfermedades para el Bajío

En las regiones más productivas de Michoacán y Jalisco predomina el monocultivo de gramíneas (principalmente maíz y trigo). Esto, sumado al manejo intensivo de los cultivos, repercute en la estabilidad de los ecosistemas. Por ejemplo, un problema que se presenta cada vez con más intensidad es la incidencia de enfermedades causadas por Fusarium spp.

Fusarium es un género de hongo del suelo que afecta a una amplia variedad de cultivos. Las semillas infectadas por este hongo no germinan bien y las plántulas se mueren, afectando la producción del cultivo. Fusarium puede causar marchitamiento vascular (una de las enfermedades más difíciles de controlar en plantas), pobre desarrollo del sistema de raíces, pudriciones del tallo, lesiones de las hojas, pudrición de la espiga en cereales y contaminación del grano con micotoxinas (compuestos tóxicos que representan un riesgo para la salud humana y de los animales).

Se propaga muy fácilmente a través del agua y los implementos agrícolas contaminados; incluso, su inóculo (fragmento de hongo destinado a generar la infección) puede hospedarse en los rastrojos. En atención a esta problemática, el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y su red de colaboradores establecieron parcelas demostrativas en las que se han cultivado nuevas variedades de trigo —con un mayor amacollamiento, mejor desarrollo de las raíces y mayor altura—, y se han empleado productos a base de agentes de control biológico y otros microorganismos benéficos para hacer un manejo adecuado del Fusarium.

Además de las nuevas variedades y el control biológico, en las parcelas se ha implementado la Agricultura de Conservación. Los beneficios de este conjunto de prácticas son notables, y para difundirlas se organizan recorridos de campo a través de los cuales los productores pueden ver directamente las diferencias (de adaptación y desarrollo) de las nuevas variedades de trigo. Esto permite que ellos puedan elegir el material genético más adecuado a sus condiciones de producción, con la ventaja de que poseen características sobresalientes, entre ellas la resistencia a enfermedades.

Estas acciones son parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Por: Hub Bajío.

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Cómo darle nueva vida al suelo con Agricultura de Conservación

Para que los productores de temporal de Guanajuato tengan opciones que les permitan incrementar sus rendimientos de manera responsable con el ambiente, en la plataforma de investigación Apaseo el Alto —donde colaboran investigadores del Instituto Tecnológico de Roque (ITR) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se desarrollan e implementan diversas prácticas sustentables. Asimismo, se estudian diferentes prácticas de manejo del suelo para observar si al aplicarlas, este sufre modificaciones en sus propiedades a través del tiempo.

En la plataforma de investigación se experimenta con distintos tratamientos bajo condiciones de temporal. En ciclos agronómicos pasados, por ejemplo, se realizó un análisis de suelo en un tratamiento con Agricultura de Conservación (con 100% del rastrojo como cobertura y un arreglo del suelo en camas anchas, para permitir un mejor manejo del agua) y en uno testigo (con prácticas convencionales, sin dejar residuo de cosecha y con monocultivo de maíz).

Las muestras de suelo obtenidas de ambos tratamientos fueron puestas en bolsas plásticas para ser transportadas al laboratorio, donde fueron analizadas para determinar sus propiedades físicas y químicas. En los resultados se observó que la materia orgánica incrementó con el sistema de Agricultura de Conservación. Esta característica es relevante porque también hace posible que aumente la capacidad de retención de humedad. Un suelo con niveles adecuados de materia orgánica es menos compacto, lo cual favorece la entrada de agua, oxígeno y nutrientes hacia las raíces.

Con Agricultura de Conservación el pH sufrió modificaciones benéficas, igual que las propiedades químicas del suelo. Se encontró, por ejemplo, que debido al reciclamiento natural aportado por los residuos de cosecha hubo un incremento en los niveles de fósforo (P), potasio (K), nitrógeno (N) y zinc (Zn). Este tipo de análisis brinda la oportunidad de realizar correcciones en la fertilización para aportar al suelo solo los microelementos que requiere y de utilizar fuentes de fertilizantes adecuadas.

Los resultados indican que la Agricultura de Conservación mejora la calidad física y química del suelo, incrementa la retención de humedad (lo cual es particularmente útil en condiciones de temporal), aumenta la porosidad del suelo e incrementa la materia orgánica y la fertilidad química (hecho que puede representar un ahorro significativo en los costos de producción). Por lo anterior, en muchos sentidos, la Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que permite a los productores de temporal de la región darles nueva vida a sus suelos.

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#AgriculturaConCiencia, un movimiento que crece

La Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur (AARFS) es un organismo de productores que se ha encargado de impulsar una #AgriculturaConCiencia, enfocando sus esfuerzos en validar diversas tecnologías en campo para hacer más eficiente la actividad agrícola de la región.

Hace siete años la AARFS inició una colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Desde entonces, en la plataforma de investigación Ahome en donde colaboran ambosse han validado diversas innovaciones derivadas o asociadas con la Agricultura de Conservación, como la siembra en doble hilera, diferentes densidades de siembra, distintas dosis de fertilización —con el sensor óptico GreenSeeker®— y el pronóstico de riego en tiempo real (a través del sistema IrriModel).

El ingeniero Ariel Castro Hernández, responsable de la plataforma de investigación, mencionó que la AARFS y el CIMMYT comparten una agenda de trabajo que incluye ensayos comparativos de labranza convencional y Agricultura de Conservación, para que los productores puedan ver —de forma tangible y directa— los beneficios de la Agricultura Sustentable.

“Hemos tenido un impacto muy positivo entre los productores, debido a que cada vez son más los que se interesan en estas alternativas de siembra. La plataforma de investigación es para los productores; es un área en donde pueden ver los resultados obtenidos, y hemos captado su interés mediante el sistema de Agricultura de Conservación”, señaló Castro.

La Agricultura de Conservación tiene tres principios fundamentales: la cobertura del suelo (con el rastrojo), la rotación de cultivos y la mínima labranza. Ariel Castro menciona que a través de las prácticas sustentables derivadas de estos principios es posible obtener los mismos rendimientos (y con frecuencia, mayores) que con la labranza convencional, con el beneficio adicional de que se disminuyen los costos de producción y se reduce el impacto al medioambiente.

La AARFS, que preside Marte Vega Román, pretende continuar sumando productores para incrementar la superficie en Agricultura de Conservación en Sinaloa. Para este propósito, impulsa el movimiento #AgriculturaConCiencia, el cual promueve una agricultura rentable, sustentable y climáticamente inteligente. ¡Súmate!

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Nuevos aprendizajes para cultivar cebada

Como parte de las actividades del proyecto Cultivando un México Mejor —que impulsan HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se realizaron cursos de capacitación para productores de cebada de Guanajuato y Querétaro con la temática ‘Acondicionamiento de parcelas para la producción de cebada en Agricultura de Conservación y variedades de cebada’.

Este proyecto promueve el valor de la producción sostenible de cebada y el uso eficiente del agua. Para cumplir el objetivo, es determinante que los productores que siembran el grano y abastecen a esta compañía cervecera estén capacitados en técnicas innovadoras que contribuyan a generar sistemas de producción más sostenibles y rentables, teniendo como base la adopción de la Agricultura de Conservación, que garantiza el uso eficiente del agua.

El pasado 22 de noviembre iniciaron los cursos de capacitación en el ejido de Casas Blancas, en la parcela de la productora María Eugenia Rico. Ahí los productores participantes aprendieron sobre manejo de rastrojos para implementar Agricultura de Conservación en cebada, acondicionamiento de parcela, alternativas de control de rebrote de sorgo, acondicionamiento de agua (tratamiento para que tenga la calidad adecuada para el riego) y reformación de camas.

Este curso se replicó el 27 de noviembre en la comunidad Finca Valle de San Juan, Querétaro, en la parcela del productor Víctor David Gervacio. Y se abordaron temas como arreglos de siembra, variedades de cebada, densidad de siembra, inoculación de semilla y arreglos topológicos, entre otros.

El equipo técnico de HEINEKEN México, representado por Federico Chavarín y Zeferino Fernández, explicó a los productores el portafolio de variedades de cebada que se promueven para la zona del Bajío (como brennus, meztli, esperanza y prunella). Estas variedades permiten cumplir con los parámetros de calidad maltera, tienen mayor resistencia a condiciones de sequía prolongada y —en general— permiten obtener mayores rendimientos.

Otra de las innovaciones que el proyecto promueve es la siembra de cebada en doble y triple hilera, ya que este arreglo permite usar menos agua, semillas y agroquímicos, y presenta menor susceptibilidad al acame (doblez o inclinación que sufren los tallos de la cebada), menos incidencia de enfermedades, grano de mejor calidad (tamaño y peso) y una mayor rentabilidad económica. Cabe mencionar que los productores que realizan estas prácticas son mejor calificados como proveedores de cebada.

El 28 de noviembre la capacitación se realizó en la comunidad de Cerro Gordo, del municipio de Valle de Santiago, en la parcela del productor Manuel Lara, y el 29 de noviembre se impartió en la parcela del productor Lorenzo Raya, en el municipio de Abasolo.

Las capacitaciones estuvieron a cargo del equipo técnico del CIMMYT, integrado por Sinué Pérez Castillo, Bartolo González Torres, Fernando Fernández Duarte y Alonso Torres, quienes agradecen a todas las organizaciones y personas que hacen posible el proyecto Cultivando un México Mejor, que —ante el panorama hacia el año 2030, donde el agua será un recurso aún más limitado— brinda esperanzas para lograr, en este nuevo año y en los subsecuentes, importantes avances en la materia.

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Frijol para México, plan estratégico que ya comienza a construirse

Con la presencia y participación de Miguel García Winder, subsecretario de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), se desarrolló el Taller de Escenarios 2030 – Frijol para México (FpMex). Allí representantes de organizaciones del sector privado, sector público, centros de investigación y academia, respondieron a la convocatoria hecha por la SADER, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) —en cuya sede se realizó el taller— y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Frijol para México está inspirado en la experiencia de Maíz para México, plan estratégico que busca lograr la sustentabilidad, rentabilidad y resiliencia del sistema agroalimentario de este cereal, contribuyendo a la autosuficiencia en maíz, así como a la soberanía y la seguridad alimentaria. Un plan que ya cuenta con el respaldo del gobierno federal para ponerse en marcha y que también está siendo replicado en Sudamérica con Maíz para Colombia.

Estas experiencias tienen su fundamento metodológico en un conjunto de tres preguntas orientadoras (¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos? y ¿cómo lograr un futuro mejor?) y el acompañamiento de un panel de expertos, que en el caso de Frijol para México está conformado por Franklin Rodríguez, investigador del INIFAP; Steve Beebe, líder del Programa de Investigación de Frijol del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT); Kai Sonder, responsable de la Unidad de Sistemas de Información Geográfica del CIMMYT; Roberto Rendón, investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh); y Juan Carlos Anaya, director del Grupo Consultivo de Mercados Agrícolas (GCMA); quienes en su momento compartieron sus perspectivas en relación con los cuatro motores de cambio identificados de manera preliminar: adopción de semilla mejorada; cambio climático; extensionismo y redes de innovación; y vinculación de productores al mercado.

El Taller de Escenarios 2030 – Frijol para México comenzó con cinco oportunidades principales enunciadas por el Subsecretario García Winder:

  1. Mejorar la producción del frijol en relación con la mano de obra, el uso de tierra, utilización de fertilizantes y otros insumos, para aumentar la productividad y competitividad.
  2. Producir frijol teniendo en cuenta las necesidades del consumidor.
  3. Repensar la comercialización para acercar a productores y consumidores finales.
  4. Realizar una gestión integral de riesgos, considerando la construcción para un mercado.
  5. Asegurar una nueva institucionalidad para la cadena del frijol.

En su turno, José Fernando de la Torre, director general de INIFAP, reafirmó el compromiso institucional con las estrategias de la administración actual, entre las que se encuentran aumentar la producción de frijol. Durante su intervención, Bram Govaerts, Director Global de Desarrollo Estratégico y Representante Regional del CIMMYT para las Américas, destacó la importancia de construir Frijol para México como un esfuerzo de país para beneficio de todos, con miras a contar con un plan estratégico para la adopción de nuevas prácticas agrícolas que contribuyan al impulso de la productividad del cultivo del frijol, así como la resiliencia frente al cambio climático, abonando a la autosuficiencia alimentaria del país (con la reducción de importaciones) y a la adopción de prácticas agrícolas sostenibles.

Por su parte, Arnulfo Soto, representante del Consejo Mexicano del Frijol (Come Frijol), reiteró el compromiso de este organismo con la construcción conjunta de una visión para 2030, en la que se tengan en cuenta recomendaciones como usar semilla mejorada, contar con esquemas de financiamiento, realizar estudios de mercado, fomentar el consumo del cultivo, y realizar un congreso de frijol y leguminosas.

Durante el primer semestre de 2020 se desarrollará un proceso de validación de los motores de cambio y acciones identificadas a corto, mediano y largo plazo, a partir de los resultados documentados en las mesas de trabajo del Taller con los actores representativos del sector de frijol en México.

 

El frijol y México

Por la superficie que ocupa, el frijol (Phaseolus spp.) es el tercer cultivo más relevante en el país –su producción corresponde al 1.9% del producto interno bruto (PIB) agrícola nacional– y la leguminosa más importante para consumo directo en el mundo.  Aunque México cubre 89% de su demanda nacional (SIAP, 2017), desde 2003 se observó una reducción acumulada en la superficie sembrada y de la producción de alrededor de 20%. En otras palabras, paulatinamente México ha reducido su producción y su consumo de frijol, por lo que es oportuno y necesario construir un nuevo modelo productivo de esta leguminosa, uno que además sea incluyente y sustentable.

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Por un 2020 sin quemas agrícolas

El año 2020 inició con mala calidad del aire en las principales zonas urbanas del centro del país (resultado de la pirotecnia y de incendios de naturaleza diversa). En el Valle de Toluca, por ejemplo, se tuvo que activar la fase II de contingencia ambiental atmosférica. Y en Puebla una densa nube de humo hizo recordar la contingencia ambiental que hubo en mayo de 2019 en esa y muchas otras entidades, la cual fue producto de incendios forestales derivados —muchos de ellos— de quemas agrícolas que se salieron de control (de acuerdo con Conafor, del 10 al 16 de mayo hubo 348 incendios —32% por actividades agropecuarias—, afectando alrededor de 36,000 hectáreas).

Aunque hubo menos incendios en 2019 que en 2018, la superficie afectada fue mucho mayor, por lo que el año pasado será recordado por esta crisis ambiental, que ha sido la más notable de los últimos 14 años en el país.

México tiene dos temporadas de incendios. La primera comienza en enero y termina en junio (afecta a las zonas centro, norte, noreste, sur y sureste del país), y la segunda principia en mayo y concluye en septiembre (afectando a la zona noroeste). Las altas temperaturas, la baja humedad en el ambiente y la presencia de áreas con material vegetal seco son condiciones propicias para los incendios, aunque ninguna es tan determinante como la intervención humana.

Si bien existe la Norma Oficial Mexicana NOM-015-SEMARNAT/SAGARPA-2007 —de la ahora Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)—, que establece las especificaciones técnicas de los métodos de uso del fuego en los terrenos forestales y en aquellos de uso agropecuario, es necesario redoblar esfuerzos para cambiar el paradigma de las quemas agrícolas.

La apuesta de la SADER y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), a través del programa MasAgro, es el desarrollo de capacidades y la transferencia de conocimientos para que los productores que realizan quemas agrícolas tomen conciencia de la importancia de no realizarlas más y conozcan alternativas agronómicas para el manejo del rastrojo.

La articulación de esfuerzos entre la SADER y el CIMMYT ha hecho posible que un poco más de 200,000 hectáreas que antes se quemaban ya no sean objeto de esa práctica. Con ciencia orientada a la resolución de los problemas más inmediatos y urgentes del campo, el CIMMYT ha documentado los amplios beneficios de evitar las quemas agrícolas.

Entre los beneficios más notables de no quemar el rastrojo y en cambio usarlo como cobertura del suelo están la reducción de los costos de producción, el mejoramiento de la estructura y la calidad del suelo, menor incidencia de malezas, la conservación de la humedad e ―incluso― mayores rendimientos.

Lo fundamental es, entonces, promover estos beneficios para lograr una cultura de prevención que educa y ofrece alternativas para que todos los actores involucrados, particularmente los productores, sean partícipes del cuidado del ambiente.

Con actividades de difusión de buenas prácticas agrícolas, el programa MasAgro es también una acción por el clima que —en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— mejora la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para mitigar los efectos del cambio climático.

Por supuesto, se requiere que más organizaciones y personas sumen sus esfuerzos y voluntades para que México tenga un 2020 sin quemas agrícolas. Sigue al CIMMYT en sus redes sociales y conoce los diversos programas (como MasAgro), proyectos e iniciativas ―desarrollados con diversos colaboradores― que promueven un medioambiente limpio y sistemas agroalimentarios sustentables.