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Milpa: hacia la seguridad alimentaria de América Latina

Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fernando Morales/CIMMYT) (Foto: Fonteyne et. al., 2023)
Maíz, frijoles y calabaza en una milpa de Tojolabal, Chiapas (México). (Foto: Fonteyne et. al., 2023)

Además de la combinación maíz-frijol-calabaza —las llamadas “tres hermanas” o “triada mesoamericana”—, la milpa es un espacio rico y diverso en recursos genéticos en el que se puede cultivar chiles, tomates, quelites, leguminosas, frutales, incluso cactáceas, café y hongos, dependiendo de la región.

La plasticidad de la milpa y sus características particulares en cada zona surge de las diversas combinaciones de tipos de suelo, condiciones climáticas, ecosistemas naturales circundantes, tradiciones y dinámicas sociales, saberes locales y necesidades o exigencias agroalimentarias. Así, se puede decir que no existe uno, sino varios tipos de milpas —culturalmente se puede hablar de la milpa otomí, donde se produce chilacayote, agaves, chilaca, flor de calabaza; o la milpa totonaca, que incluye chayotes, tomatillos, quintoniles, yuca, chiltepín, etcétera—.

En contraste con esta enorme diversidad biocultural, los estudios formales sobre los aspectos agronómicos del sistema milpa son limitados. De hecho, entre 1955 y 2021 solo se publicaron 61 estudios centrados en cuestiones agronómicas, revela un artículo reciente desarrollado por investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y la Universidad Autónoma Chapingo.

La falta de estudios específicos sobre los sistemas de milpa ha limitado el desarrollo de soluciones agronómicas que, respetando y partiendo de las tradiciones de cultivo, estén adaptadas a las diferentes condiciones locales y a las circunstancias de cultivo actuales —donde el cambio climático y los cambios socioeconómicos han contribuido a que el sistema se practique cada vez menos—. 

Así, apoyado por AgriLAC Resiliente —una iniciativa del CGIAR para aumentar la resiliencia, la sostenibilidad y la competitividad del campo latinoamericano y del Caribe—, el estudio tiene el objetivo de proporcionar un punto de partida para la nueva investigación agronómica sobre la milpa en tanto que se trata de un sistema altamente productivo capaz de proporcionar dietas suficientes y saludables para los agricultores de pequeña escala.

La limitada investigación agronómica formal sobre los sistemas de milpa ha dejado a los agricultores de pequeña escala desatendidos, por lo que han adoptado tecnologías desarrolladas para otros sistemas de producción que no necesariamente funcionan en los sistemas tradicionales. Lo mismo se aplica a los programas de asistencia técnica”, señalan los autores quienes, considerando el gran significado cultural del sistema, mencionan que es necesario conservar la milpa y tomar en cuenta que el sistema ha evolucionado con el tiempo y actualmente enfrenta —y enfrentará— nuevos retos. 

“El cambio climático afectará fuertemente a Mesoamérica, lo que requerirá cambios en las variedades y los cultivos en muchas regiones. Se necesita la evaluación continua de las prácticas bajo las diversas condiciones de las milpas, junto con la investigación de mejora de los cultivos, para generar soluciones de mitigación y adaptación para los agricultores de milpa en las zonas afectadas”, menciona el estudio. 

De entre los aspectos que el estudio identifica como prioritarios para el desarrollo de nueva investigación agronómica destaca la necesidad de reducir las cargas de trabajo en la milpa, ya que esta es una de las razones por las que los agricultores abandonan este sistema. En este sentido, “una opción es la investigación y el desarrollo sobre mecanización a pequeña escala para una preparación del suelo más eficiente, la fertilización, la siembra, el manejo de malezas, la cosecha y la poscosecha”, señala el artículo. 

Una fertilización adecuada  —ya que los diversos cultivos de la milpa tienen diferentes requisitos de fertilizantes—, variedades de frijol y cultivos asociados mejoradas, un manejo de malezas más eficiente —por las complicaciones en este proceso muchos productores optan por monocultivos—, y buenas prácticas poscosecha son otros de los aspectos destacados en donde se requiere nueva investigación para fortalecer la milpa en México y América Latina, región donde se proyecta como un sistema agrícola clave para contribuir a la seguridad alimentaria. 

Al respecto, los autores enfatizan y concluyen que “el aumento de la productividad de la milpa no necesariamente tiene que apuntar a mayores excedentes, sino más bien a mejorar la disponibilidad de alimentos nutritivos y la resiliencia del sistema frente a las limitaciones ambientales y socioeconómicas. Aún así, el sistema milpa puede ofrecer seguridad alimentaria a las familias solo si produce lo suficiente y a través de intervenciones tecnológicas que los agricultores pueden implementar”. 

Fonteyne, S., Castillo Caamal, J. B., Lopez-Ridaura, S., Van Loon, J., Espidio Balbuena, J., Alcalá, L. O., … & Verhulst, N. (2023) Review of agronomic research on the milpa, the traditional polyculture system of Mesoamerica. Frontiers in Agronomy, 5, 5. DOI:10.3389/fagro.2023.1115490    

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Gobierno de Iguala y el CIMMYT trazan colaboración en beneficio del campo guerrerense

Autoridades municipales de Iguala (Guerrero, México) durante su visita a las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)
Autoridades municipales de Iguala (Guerrero, México) durante su visita a las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)

La agricultura en Guerrero, México, enfrenta grandes retos. Por un lado, el complejo contexto social por el que atraviesa el estado y, por otro, los efectos del cambio climático que han contribuido a una disminución de la producción y a un aumento de la vulnerabilidad ante fenómenos meteorológicos extremos, particularmente huracanes. 

De acuerdo con el Atlas Nacional de Vulnerabilidad al Cambio Climático, 64 de los 81 municipios guerrerenses están considerados en alguno de los tres niveles de priorización de municipios vulnerables al cambio climático. El municipio de Iguala de la Independencia, de acuerdo con este instrumento de monitoreo, es uno de los 40 municipios de la entidad ubicado en el primer nivel de priorización. 

Ante este escenario, autoridades municipales de Iguala y técnicos e investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se reunieron el pasado 11 de noviembre en la sede global del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, a fin de fortalecer la alianza entre estas dos organizaciones en beneficio de los agricultores de Iguala. 

Esta reunión tiene como antecedente acercamientos previos entre el equipo técnico del Hub Pacífico Centro del CIMMYT y Cristóbal Torreblanca Carbajal, secretario de Desarrollo Rural y Sustentabilidad; Griselda Pesero Benítez, regidora de Desarrollo Rural; y Arturo Galindo Baza, regidor de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Ayuntamiento Municipal de Iguala de la Independencia.

“La primera reunión surgió después de que, en 2021, junto con Ana Karen Munguía Manilla, formadora del CIMMYT, se realizara un evento demostrativo sobre estimación de rendimiento en un módulo que instalamos en ese municipio. Allí estuvieron presentes el secretario de Desarrollo Rural y Sustentabilidad y Edgar Peralta González, director de Desarrollo Rural. A partir de ahí las autoridades solicitaron a la formadora coordinar actividades y colaborar conjuntamente en el desarrollo del campo del municipio”, puntualiza Eliud Pérez Medel, gerente del Hub Pacífico Centro del CIMMYT. 

A partir de las necesidades detectadas en los productores de la región, y de los distintos acercamientos con las autoridades municipales de Iguala para definir un proyecto de colaboración, el equipo técnico del CIMMYT presentó una propuesta para el municipio, misma que constituyó el eje de la reunión en la sede global del CIMMYT. 

El proyecto agrícola para Iguala contempla la difusión de innovaciones tecnológicas sustentables para productores de maíz y cultivos asociados de la región, con el objetivo de aumentar rendimientos, mejorar la calidad de granos y la rentabilidad de los cultivos, además de la disminución de impactos ambientales, siendo este punto una prioridad para el gobierno municipal dado el registro histórico de los fenómenos asociados al cambio climático.  

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Prácticas agrícolas sustentables ayudan a conservar el agua

Se estima que hasta el 70% del agua dulce disponible en el mundo se utiliza en la agricultura; gran parte de ella, lamentablemente, se pierde debido a un uso inadecuado. Por esta razón es urgente implementar proyectos o estrategias que promuevan el uso racional de este líquido esencial. 

A través del proyecto AGRIBA Sustentable —impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), y adoptado por los productores—se promueve la Agricultura de Conservación y diversas tecnologías sustentables para hacer un uso más racional de los recursos naturales, particularmente del suelo y el agua. 

Con respecto al agua, el propósito fundamental del proyecto es que los productores conciban que este recurso es fundamental tanto para la agricultura como para la sobrevivencia de la humanidad y, de seguir usándose como hasta ahora —con riegos rodados, por ejemplo—, se llegará a un punto donde se limitará aún más su uso, provocando consecuentemente una reducción del área cultivable y de la disponibilidad de alimentos. 

Además de mejorar la estructura del suelo para que tenga la capacidad de retener más agua, la práctica de dejar el rastrojo como cobertura natural del suelo —con ayuda de maquinaria adecuada o especializada— contribuye a conservar por más tiempo la humedad en la parcela para que sea aprovechada por el cultivo.

Por otro lado, realizar un análisis de suelo permite conocer mejor las características de la parcela y, con ello, determinar la capacidad del suelo para retener el agua y, en su caso, evaluar la posibilidad de reducir los tiempos de riego. 

La utilización de las camas anchas permanentes es otra práctica promovida por AGRIBA Sustentable porque ayuda a reducir las tiradas de riego —que normalmente se hacen en surcos— y facilita una mayor homogeneidad en la humedad. Además de reducir los tiempos de riego, las camas permanentes —en el momento mismo de su formación— permiten romper las capas compactadas de suelo para ayudar a que este filtre una mayor cantidad de agua. Así es como esta práctica permite entonces una reducción del uso de agua de riego.

En las plataformas de investigación del CIMMYT, en El Bajío, se ha comprobado que para la producción de trigo con agricultura convencional se requieren 8,960 metros cúbicos (m3) de agua por hectárea para alcanzar un rendimiento de 7 toneladas de grano, mientras que con Agricultura de Conservación se utilizan solo 6,860 m3 para obtener la misma producción. Ello significa que este sistema de producción sustentable permite tener, en promedio, un ahorro aproximado del 30% del consumo de agua en riego.

Para poner en contexto la importancia de estas prácticas, los aproximadamente 2,100 m3 (2 millones 100 mil litros) de agua por hectárea que las innovaciones sustentables permiten ahorrar para alcanzar un rendimiento de 7 toneladas de grano, equivalen a lo que 21 mil personas requieren para satisfacer sus necesidades diarias de agua tanto de consumo como de higiene; esto, tomando en cuenta que la Organización Mundial de la Salud estima que una persona requiere 100 litros de agua al día para este propósito. 

En este sentido es importante la creación y permanencia de proyectos o iniciativas que, como AGRIBA Sustentable, promueven alianzas estratégicas entre sectores y organizaciones, impulsando prácticas que benefician al medioambiente y, a su vez, también permiten ayudar a los productores a ser más rentables en el sector agrícola, mejorando sus condiciones de vida.

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Todo empezó a mejorar al no quemar

Con un terreno accidentado a más de mil 700 metros sobre el nivel del mar, Tapalapa es uno de los municipios de la zona montañosa del norte de Chiapas con mayor altitud. Allí, en el Cerro de Gallo —en el tramo carretero San Antonio—, un grupo de productores que solía quemar sus parcelas hoy da testimonio de cómo conservar el rastrojo y diversificar cultivos les ha dado mejores resultados. 

“Antes quemábamos mucho, antes hacíamos la rozadura y luego se quemaba, yo creo que por eso se daba la erosión de la tierra, ya no daban los frutos del maíz. Entonces ahorita ya no se quema, ahorita ya es diferente toda la plantación, todo lo que va quedando lo dejamos ahí para que se nutra el suelo que prácticamente está mejorado hoy en día”, comenta el señor Macario Díaz Rodríguez.

“Yo anteriormente lo chaporreaba —cortar con machete— y lo quemaba, y sembraba así nomás por costumbre, pero después de que vino el ingeniero del proyecto con Walmart y el CIMMYT ya nos dieron un poco de orientación de como trabajar el rastrojo, y pues la verdad hay cambio”, menciona al respecto el señor Félix Orquín Rodríguez

Macario y Félix son dos de los productores de Tapalapa que participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

El proyecto que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT se basa en el desarrollo de capacidades, en la transmisión de conocimientos, tecnologías y prácticas sustentables para que sean los propios productores quienes transformen sus sistemas de producción de forma integral. 

Antes aplicábamos herbicida, pero desde que recibimos la capacitación ya no lo usamos; hemos aprendido a colocar el manojo de rastrojo para que ahí se genere lo que es el abono. Hemos aprendido muchas cosas en los talleres,  y no solamente sobre el campo”, comenta Benjamín García Vázquez, otro de los productores participantes en referencia a los temas de asociatividad que también promueve el proyecto.

Además del aprovechamiento del rastrojo como cobertura del suelo y la diversificación de cultivos —dos de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación—, los técnicos del proyecto brindan a los productores un acompañamiento constante, compartiéndoles otras prácticas asociadas —como los enfoques agroecológicos y el compostaje— para mejorar sus sistemas. 

Los aprendizajes que estos productores han obtenido a través del proyecto con Walmart y el CIMMYT les han permitido incluso aprovechar de mejor manera algunos programas gubernamentales y, sobre todo, tener la certeza de que esos aprendizajes benefician directamente a sus familias. 

“Muchas de las veces el producto no era muy bueno, no nos daba mucho, era muy poco el tonelaje en realidad. Entonces ahorita con los ingenieros vamos superando todo eso, es mejor el producto ahorita, es de mejor calidad. Por eso agradezco por darnos la enseñanza para la plantación de muchas cosas en los cultivos”, concluye el señor Benjamín García Vázquez. 

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La Agricultura de Conservación maximiza sus beneficios en ciclos poco favorables

Guanajuato.- Durante el ciclo otoño-invierno los principales cultivos en Guanajuato son el trigo y la cebada. Su producción se concentra en la región sur del estado, conocida como Bajío. Sin embargo, el sistema de producción convencional de trigo y cebada presenta diversos factores limitantes que condicionan cada vez más la rentabilidad de estos cultivos.

Entre las principales problemáticas están los altos costos de producción derivados de un movimiento innecesario de suelo —rastra, cinceleo, barbecho, cuadreo, siembra y surcado—, el uso de altas cantidades de semilla —más de 200 kilogramos por hectárea (kg/ha)—, problemas de acame debido a la alta densidad y exceso de fertilizantes nitrogenados, baja eficiencia en el uso de fertilizantes, presencia de enfermedades de suelo —principalmente debido al mal manejo del agua, tendidos de riego largos y láminas de riego excesivas—, así como problemas de malezas debido al uso recurrente de los mismos ingredientes activos.

Para brindar alternativas a estas problemáticas, el equipo técnico de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve un amplio menú de tecnologías sustentables —que tienen como base la Agricultura de Conservación— que, en comparación con prácticas convencionales, le permite a los productores obtener mayores rendimientos y utilidades. 

Entre las principales prácticas promovidas están: movimiento mínimo de suelo, disminución de densidades de siembra a menos de 150 kg/ha, nuevas variedades de trigo con mayor potencial de rendimiento —destacando las variedades Alondra, Ibis y Cisne—, fraccionamiento del fertilizante nitrogenado de manera eficiente y dosis de fertilización con base en sensores ópticos, diseño de riego para uso eficiente del agua, Manejo Agroecológico de Plagas, y arreglo de siembra en surcos o en camas anchas.

Al comparar los resultados se encontró un rendimiento mayor en 0.422 toneladas por hectárea (t/ha) en las parcelas con prácticas sustentables con respecto al promedio regional —lo que representa una tasa de variación del 7% a favor de las innovaciones sustentables y demuestra el impacto de una intervención efectiva—. Mientras que al comparar las parcelas de innovación con respecto a sus testigos con prácticas convencionales se encontró una diferencia a favor de las parcelas de innovación de 0.114 t/ha.

Con respecto a la utilidad por hectárea, se observó mayor utilidad en las parcelas de innovación con prácticas sustentables. Específicamente, se registró un incremento en la utilidad del 13.7% a favor de las innovaciones, lo que representa $2,180 más de ingresos adicionales por hectárea para los productores. 

Es importante resaltar que, en general, en el ciclo en mención los rendimientos en la región fueron muy favorables gracias a la acumulación de horas frío. No obstante, también hubo una menor disponibilidad de agua para riego. Esto confirma que la Agricultura de Conservación promovida por MasAgro Guanajuato tiene el potencial de maximizar sus beneficios en años no favorables para el desarrollo del cultivo, mostrando así la resiliencia del sistema.

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Opciones de Agricultura Sustentable para Zacatecas

General Pánfilo Natera, Zac.- De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre los principales problemas del campo mexicano en la actualidad están los altos costos de los insumos, los riesgos derivados de las variaciones climáticas —incluyendo una mayor incidencia de plagas y enfermedades—, la falta de capacitación y asistencia técnica, la pérdida de fertilidad del suelo y el abandono del campo.

En Zacatecas, un estado con suelos muy degradados y altos índices de migración es necesario implementar acciones para hacer más rentable y sustentable la agricultura estatal. Por esta razón, con la colaboración de diversas instituciones, el pasado 17 de septiembre se realizó una demostración de diversas tecnologías agrícolas sustentables, dirigida a productores del municipio General Pánfilo Natera, donde se encuentra el módulo “Parcela El Banco”, en la comunidad La Blanca, donde se realizó la actividad.

La demostración en campo reunió a alrededor de 70 personas, entre productores, técnicos, especialistas, alumnos de nivel superior, y representantes de algunas de las instituciones participantes, como Julio César González Márquez, de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) en General Pánfilo Natera; y Fredy González Vázquez, Presidente Municipal de General Pánfilo Natera. 

La demostración en campo estuvo integrada por tres módulos. En el primero, Cultivos alternativos: sorgo y girasol, se expuso que los cultivos alternativos contribuyen a romper el ciclo de plagas y enfermedades, mejoran la estructura del suelo y permiten aprovechar mejor la humedad existente en el suelo, así como un mejor uso del agua.

En el segundo módulo, Sistemas de producción en maíz y frijol, se exhibió una muestra de parcela de 5×3.20 metros para contrastar prácticas convencionales e innovaciones sustentables, también se abordó la opción de realizar las curvas a nivel para conservar suelos y agua en terrenos con pendiente. 

Finalmente, en el tercer módulo, Manejo Agroecológico de Plagas, se comentó sobre los beneficios del uso de trampas a base de melaza para controlar insectos que afectan cultivos como el maíz y chile; también se expuso cómo con la aplicación de microorganismos benéficos se logró disminuir de 850 a 60 palomillas contabilizadas por día. 

Cabe resaltar que los expositores de los módulos fueron los alumnos Yoselyn Tiscareño, Erick Osorio, José Juan Macías, Daniel Becerra, Irma Cordero, Fátima Vargas, Alma Olivo, Karolina de la Riva, Leticia Ortiz, Alejandra López y Cristian Díaz; junto con los ingenieros Julio César González de la UBBJ —quien también colabora para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a través del Grupo Agrocime—, Enrique Medina del INIFAP, y Andrea Loera.

Para los productores asistentes las opciones presentadas constituyen un primer acercamiento a la Agricultura Sustentable, la cual va ganando cada vez mayor presencia gracias a la articulación de esfuerzos entre instituciones de diferentes sectores y, por supuesto, gracias a la entusiasta participación de los jóvenes estudiantes. 

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Maíz nativo, hacia una vida digna para sus productores

Oaxaca.- A más de un año de la publicación de la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y en el marco de dos importantes conmemoraciones que ponen bajo los reflectores la producción nacional de maíz —el pasado Día Nacional del Maíz (29 de septiembre) y el próximo Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre)—, resulta oportuno reflexionar sobre las opciones que tienen los pequeños productores de maíz en Oaxaca para que su actividad agrícola no solo sea sustentable, sino también rentable. 

Oaxaca, junto con Puebla y Guerrero, está considerado como uno de los microcentros de origen y diversificación de maíz. El estado alberga en su territorio —y gracias a sus agricultores— la mayor riqueza genética de maíz nativo del país, sin embargo, es deficitario en este grano, es decir, consume más maíz que el que produce.

Además, en Oaxaca nueve de cada 10 unidades de producción agropecuarias son pequeñas, y ocho de cada 10 pequeñas unidades de producción tienen problemas de seguridad alimentaria (FAO, 2012). De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval, 2020), seis de cada 10 oaxaqueños se encuentra en situación de pobreza y se estima que el consumo de maíz representa el 50% de su ingesta calórica y el 40% de su ingesta de proteínas. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) considera a la agroecología como una contribución positiva para la erradicación del hambre y la pobreza extrema, así como un medio para facilitar la transición hacia sistemas alimentarios más productivos, sostenibles e inclusivos (Graziano da Silva, 2014). 

En esa misma línea, el doctor Efraín Hernández Xolocotzi (1913-1991) —gran parte de la exploración de este destacado etnobotánico fue apoyada por la Fundación Rockefeller, principal impulsor para la conformación de las colecciones del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde se resguarda la mayor parte del material recolectado por el doctor Efraín— refería que una visión diversificada e integral del sistema milpa permitía aprovechar el espacio, la naturaleza y el territorio, así como la combinación de producción agrícola y ganadera de traspatio, producción acuícola, producción artesanal, extracción de recursos de los bosques, etc. 

¿Cómo trasladar este enfoque agroecológico a la realidad de Oaxaca? Parte de la respuesta está en la experiencia de pequeños productores oaxaqueños como Hugo Miguel Santiago, de 36 años. Él siembra seis diferentes tipos de maíces: cinco maíces nativos, o criollos —asociados con frijol y calabaza—, y un criollo mejorado que se siembra a mayor densidad en comparación de otros criollos —este material lo obtuvo en 2018 durante un evento demostrativo del CIMMYT donde se difundió este y otros cultivos. Este criollo mejorado, en particular, fue desarrollado por el señor Antonio Chávez Jiménez a partir de la cruza de un Tuxpeño amarillo y un Bolita blanco—.

Si bien el total de la superficie cultivada por Hugo no sobrepasa una hectárea, gracias a su experiencia como productor y a la implementación de diversas tecnologías sustentables promovidas por el CIMMYT logró incrementar sus rendimientos y hace dos años comenzó a comercializar parte de sus excedentes de producción de maíz blanco y negro a Xub Maíz, una tortillería de maíces nativos ubicada en la ciudad de Oaxaca de Juárez. 

Por supuesto, el proceso para optimizar el sistema de producción no fue sencillo ni automático, ya que inicialmente Hugo y su familia priorizaron incrementar su número de animales de graja. La cría de gallinas, gallos de pelea, conejos, cerdos, toros, chivos, borregos y conejo constituye una importante fuente de ingresos para muchas familias en Oaxaca, lo cual hace que algunas veces no consideren alternativas para su producción agrícola, realizándola básicamente para el autoconsumo. 

Actualmente Hugo y su familia continúan con la crianza de ganado menor, pero también tienen un pequeño huerto de hortalizas y ya consideran nuevas posibilidades para su producción de maíces nativos. Por ejemplo, debido a los problemas de sequía recientes —el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) prevé que, en los próximos 24 años, Oaxaca será más árido por una disminución significativa de las lluvias(6%) y un aumento de la temperatura (2°C)—, este año establecieron una parcela de evaluación de maíces nativos negros. La intención es identificar cuál puede tener una mejor respuesta en el territorio para abastecer este nicho de mercado. 

Si bien la conservación del maíz nativo es importante y acapara los reflectores de la opinión pública, esta no será viable si no se adoptan prácticas sustentables que le permitan a los pequeños productores adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático y la degradación de los suelos. Más aún, la producción sustentable de maíces nativos no será viable si los productores no pueden aspirar a una vida digna desde su labor en el campo. 

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Alternativas para mejorar la producción de maíces nativos

Michoacán.- Las actividades agrícolas en la región Oriente de Michoacán (municipios de Áporo, Ocampo y Angangueo) están dirigidas predominantemente al cultivo de maíces nativos de las variedades ‘Chalqueño’, ‘Arrocillo’, ‘Elote Cónico’ y ‘Cónico Blanco’. El maíz es de suma importancia para el consumo familiar y también como alimento para la ganadería bovina-ovina (entre otras especies pecuarias) o para la obtención de ingresos económicos.

No obstante, la producción de maíz en parcelas familiares pasa por una situación crítica debido al alto grado de deterioro del suelo, la escasez de agua, la pérdida de grano por mal manejo en la cosecha y el almacenamiento, los altos costos de producción, el daño por plagas, la pérdida de semillas de maíces nativos, la tendencia al monocultivo y la erosión que cada año disminuye la superficie de siembra (además de la introducción del cultivo de aguacate de forma no sustentable).

Para buscar las mejores prácticas agrícolas que les permitan a los productores de la comunidad hacer frente a esta compleja situación, se han desarrollado talleres de Diagnóstico Rural Participativo, a través de los cuales se han identificado diversas situaciones limitantes y variables restrictivas para la producción de maíces nativos. En estos talleres también se han analizado las condiciones agroecológicas de la región Oriente con la finalidad de buscar las prácticas agronómicas más adecuadas para mejorar sus condiciones de vida. Las condiciones y el sistema de producción se resumen en la siguiente tabla:

Entre las acciones puntuales que los productores de la región pueden hacer para afrontar la situación adversa por la que pasan (algunos ya las realizan) están:

  • Selección masal estratificada, a partir del rescate, la conservación y el mejoramiento de maíces nativos.
  • Fertilización óptima (considerando fuentes inorgánicas y orgánicas).
  • Acondicionamiento del suelo para una mejor producción de maíz (mejorar los suelos ácidos mediante el encalado).
  • Trazo de curvas a nivel y enmiendas a la parcela.
  • Manejo Agroecológico de Plagas: monitoreo de plagas; uso de trampas con feromonas; y utilización de productos biológicos para combatir plagas como la gallina ciega, el gusano cogollero y el chapulín.
  • Manejo poscosecha, mediante el uso de equipo y maquinaria para el desgrane y almacenamiento de granos de mejor calidad para el consumo humano y uso pecuario.
  • Manejo Integrado de Malezas.

Cabe señalar que este menú tecnológico es parte de las acciones del programa MasAgro, que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Michoacán.

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La Agricultura Sustentable en Michoacán

Desde que el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— inició operaciones, el estado de Michoacán ha colaborado de manera activa en la transferencia de tecnologías sustentables a través del Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores.

Actualmente, para promover prácticas agrícolas sustentables se aprovechan los módulos (parcelas demostrativas) instalados con el apoyo de productores que, después de casi una década de trabajo bajo el sistema de Agricultura de Conservación, están convencidos de la importancia de difundir sus aprendizajes.

La Agricultura de Conservación es un sistema sustentable que permite a los agricultores reducir sus costos de producción y cuidar los recursos naturales (y en muchos casos también aumentar su productividad). Uno de los medios más efectivos para difundir sus beneficios son los recorridos por las parcelas de los productores que ya han implementado este sistema, pues permiten el contacto directo entre agricultores.

Recientemente, por ejemplo, se realizaron dos recorridos al módulo El Panteón —ubicado en el municipio de Queréndaro—, el cual fue instalado con el productor José Antonio Solís Hernández. En este módulo se han establecido diversas innovaciones, como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilidad integral y el manejo de residuos, entre otras.

En el primer recorrido participaron productores y técnicos de la parte alta de Queréndaro —que trabajan un sistema de producción muy diferente a los que se tienen en el valle—, y en el segundo, productores y técnicos de Indaparapeo, Morelia y Tacámbaro. Cabe señalar que todos estos visitantes forman parte de la estrategia ‘Servicios de Extensionismo en el Territorio de un Centro de Apoyo al Desarrollo Rural (Cader)’, operada por el Instituto Nacional para el Desarrollo de Capacidades del Sector Rural (Inca Rural).

Esta articulación de esfuerzos entre MasAgro y otros programas que operan en el estado forma parte de una estrategia de escalamiento productivo, con la que se busca extender los beneficios de la Agricultura de Conservación a nuevos lugares en Michoacán.

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Foro Nacional de Maíz 2018: El CIMMYT y MasAgro son parte fundamental de la producción agrícola nacional

El Foro Nacional de Maíz, organizado por el Comité Nacional del Sistema Producto Maíz, tuvo lugar en la Ciudad de México el miércoles 7 de marzo del presente año y allí participaron activamente el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Programa de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro) para compartir con todos los resultados y avances más recientes logrados en equipo con los agricultores mexicanos.

Jaime Leal, gerente del Hub Pacífico Sur, uno de los 12 hubs que integran el sistema nacional deextensionismo que el CIMMYT impulsa a través de su Programa de Intensificación Sustentable, destaca en su intervención tres mensajes principales. El primero de ellos retomando una de las enseñanzas que dejó Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz en 1970 y uno de los padres del Centro: “No hay milagros en la producción agrícola”.

Bajo este principio y apoyado en el espíritu innovador cultivado por el mismo Borlaug, MasAgro ha trabajado desde 2010 con los productores mexicanos en la intensificación sustentable del sistema agroalimentario del maíz, para contribuir a resolver la compleja problemática que enfrenta el sector maicero nacional. Siete años más tarde, los resultados son tangibles.

Así lo comparte Jaime Leal cuando en su presentación resalta el segundo mensaje clave al afirmar que en México sí se puede aumentar la productividad de maíz. Una buena noticia basada en la sólida investigación hecha por El Colegio de México en su trabajo titulado “Estudio del mercado de producción, procesamiento, distribución y comercialización de la cadena de maíz-harina/nixtamal-tortilla en México”, el cual fue elaborado por los investigadores Francisco Javier Núñez Melgoza y Jaime Sempere Campello para ser publicado a finales de 2017. En este estudio, y con base en información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) y del CIMMYT, se estableció que entre 2010 y 2015 hubo un incremento en el rendimiento promedio por hectárea en los municipios donde opera el CIMMYT en los estados de México, Hidalgo, Jalisco y Michoacán. Es así como, en el Estado de México, el rendimiento pasó de 2.88 a 3.44 t/ha; en Hidalgo, de 4.45 a 5.35 t/ha; en Jalisco, de 7.15 a 7.76 t/ha; y en Michoacán, de 3.79 a 4.27 t/ha. Cabe mencionar que estos incrementos se dieron en áreas cercanas a importantes centros de consumo.

El mismo estudio destaca entre sus recomendaciones que MasAgro podría tener mayor impacto con una difusión más extensa de su funcionamiento y potenciales beneficios entre los posibles usuarios: productores de maíz y semillas e inversionistas potenciales. Es precisamente por eso que resulta tan significativo participar en espacios como este Foro Nacional de Maíz, donde todos los actores de la cadena de valor de este cereal se dan cita para compartir lo que cada uno está haciendo para sacar adelante este cultivo tan atado a la identidad mexicana, al mismo tiempo que unen fuerzas.

Claro está que abordar los distintos retos del sector maicero mexicano requiere de una estrategia que contemple también los principales cuellos de botella de la cadena de valor, entre ellos, los cultivos huérfanos, los riesgos financieros que enfrentan los productores, la falta de adopción de mejores prácticas, el deficiente manejo poscosecha, la alta volatilidad de los precios y la proporción significativa de la comida en el gasto familiar.

De ahí la importancia de convenios como el firmado entre el Sistema Producto Maíz y el CIMMYT el pasado 15 de diciembre en Oaxaca para fortalecer el compromiso y la motivación de los actores de la red de innovación de los maiceros del país. En él los objetivos son claros: desarrollar y ejecutar proyectos de investigación para lograr impactos, fortalecer las capacidades de los productores en el manejo de tecnologías sustentables para la producción de maíz y apoyar en la promoción y desarrollo de empresas semilleras y de granos con tecnologías sustentables para mercados específicos.

Metas que no son lejanas si se tienen en cuenta los convenios de abastecimiento responsable firmados en 2017 por el CIMMYT con empresas como Kellogg’s, para cultivar con las manos de al menos 300 productores pequeños y medianos las 100,000 toneladas de grano de las 300,000 que al año requiere esta empresa;Nestlé, para en 2022 satisfacer el 100%de su demanda de granos, con maíz y trigo producidos en México; y Bimbo, para abastecerlo hasta 2021 con 25,000 toneladas de maíz cultivadas utilizando tecnologías y prácticas de agricultura sustentable.

Por esto y más, el CIMMYT y MasAgro participan activamente en el Foro Nacional de Maíz para seguir trabajando hombro a hombro con los productores mexicanos, que es, sin duda, el tercer y más importante mensaje de la presentación.