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El CIMMYT capacita a la próxima generación de científicos para hacer frente a los patógenos del suelo

Dos estudiantes se han graduado en el programa de patógenos transmitidos por el suelo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Los dos nuevos graduados, Khawla Mehalaine y Salah-Eddine Laasli, fueron supervisados por el científico principal del CIMMYT Abdelfattah Dababat.

Dababat dirige el programa de patógenos transmitidos por el suelo, que se centra en la identificación de los principales patógenos transmitidos por el suelo asociados a los cereales y en el desarrollo de un enfoque de gestión integrada de plagas para combatirlos. El equipo de investigación está especialmente interesado en encontrar nuevas fuentes de resistencia contra estos patógenos.

A lo largo de las dos últimas décadas, los científicos del CIMMYT que dirigen el programa de patógenos transmitidos por el suelo han formado a decenas de estudiantes que constituyen la próxima generación de investigadores de alto nivel sobre este tema. A través de este programa, el CIMMYT también ha organizado talleres y cursos en el norte de África, incluido un simposio sobre nematodos de los cereales celebrado en Agadir (Marruecos) en 2017.

Dado que los patógenos transmitidos por el suelo se ven exacerbados por las condiciones de estrés hídrico, los investigadores han identificado las regiones de Asia Central y Occidental y el Norte de África como áreas prioritarias, debido a su vulnerabilidad a la sequía.

El 1 de marzo de 2021, Syngenta, en colaboración con el CIMMYT y otros socios, dirigió el primer Foro One Earth Soil and Root Health, un evento que examinó la importancia de la salud de las raíces y el suelo para la seguridad alimentaria, la resiliencia climática y los medios de vida. El evento también creó una comunidad para la acción sobre la salud de las raíces y el suelo.

Khawla Mehalaine celebra la graduación de su doctorado.
Khawla Mehalaine celebra la graduación de su doctorado.

Nematodos en Argelia

Mehalaine es ingeniera agrónoma y tiene un máster en protección vegetal por la Escuela Nacional Superior de Agronomía (ENSA) de Argelia.

Estudió el comportamiento de cuatro variedades de trigo duro frente a los nematodos de los quistes de los cereales mediante estudios de campo, identificación molecular a nivel de especies y evaluando los componentes del rendimiento de estas variedades de trigo.

Fue apoyada por el profesor de la ENSA Hammach M. y supervisada por Dababat del CIMMYT, y los profesores Mustafa Imren y Göksel Özer de la Universidad Abant Izzet Baysal de Turquía.

«Completar mi doctorado fue una experiencia realmente enriquecedora y un viaje desafiante pero gratificante», dijo Mehalaine. «Fue un esfuerzo colectivo y estoy muy agradecida al Dr. Abdelfattah Dababat por compartir sus conocimientos científicos, por su paciencia y apoyo, y por todas las oportunidades que me dio para avanzar en mi investigación. Gracias a él, pude conocer el mundo de los nematodos. Un agradecimiento especial al CIMMYT por financiar la parte del estudio molecular».

Salah-Eddine Laasli el día de su graduación.
Salah-Eddine Laasli el día de su graduación.

Nematodos de las raíces y hongos

Laasli se graduó con un Máster Internacional de Nematología Agronómica y Medioambiental (IMANEMA) de la Universidad de Gante, en colaboración con el CIMMYT, el Instituto Nacional de Investigación Agrícola de Marruecos y la Facultad de Agricultura de la Universidad Abant Izzet Baysal de Turquía.

Su tesis de maestría fue promovida por Wim Bert, profesor de la Universidad de Gante, y Dababat. El proyecto también fue supervisado por Imren y Özer.

Laasli evaluó el estado de hospedante de 150 líneas de trigo de primavera para P. thornei y F. culmorum, y estimó el daño causado por el complejo de la enfermedad que involucra a ambos patógenos en diferentes escenarios de infección. Encontró varias líneas que poseían una resistencia múltiple a las dos enfermedades probadas, lo que podría ser una poderosa fuente de resistencia para el programa de mejora genética en todo el mundo.

Foto de portada: Campo de trigo. (Foto: S. Sukumaran/CIMMYT)

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Suelos sanos, fundamentales para el cuidado del agua

Calera, Zac.- Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 70% de las extracciones de agua a nivel global. Con el cambio climático ejerciendo presión adicional al recurso, muchos agricultores están buscando prácticas que les permitan optimizar el uso del agua.

En estados como Zacatecas, donde el agua es un recurso escaso, es necesario aprovechar cada gota, pero esto difícilmente puede suceder si antes no se trabaja en la restauración y el mejoramiento de los suelos agrícolas ―en Zacatecas, el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado―.

¿Por qué es importante la salud del suelo para cuidar el agua? Cuando un suelo está sano tiene una estructura que le permite desempeñar diversos procesos, como la infiltración del agua, la retención de humedad, el desarrollo de raíces, la aireación, entre otros. Por el contrario, un suelo degradado pierde esa estructura y su capacidad de sostener una adecuada actividad biológica, afectando la productividad y la rentabilidad de los cultivos. 

Partiendo de esta estrecha relación entre la calidad de los suelos agrícolas y el aprovechamiento y cuidado del agua, el proyecto Aguas Firmes ―impulsado por el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― está capacitando a productores zacatecanos para que, a partir de la implementación de prácticas agrícolas sustentables, se recuperen los suelos y así se avance en el manejo sostenible del agua. 

Aguas Firmes, comenta el biólogo Carmen Martínez García ―consultor para el proyecto― busca reducir el gasto del agua en las unidades de producción en el acuífero de Calera, Zacatecas. Esto es posible, señala, “mediante la recuperación de los suelos, con la implementación de la Agricultura de Conservación para ayudar al desarrollo de una Agricultura Sustentable en la zona donde se desarrolla el proyecto en el que, actualmente, participan 53 productores zacatecanos que están impactando en 603 hectáreas”. 

El proyecto Aguas Firmes apuesta por el desarrollo de capacidades: “recientemente hicimos una práctica de diagnóstico de parcela y también la «práctica del terrón», donde los productores observaron que los terrones provenientes de parcelas con Agricultura de Conservación duran más al sumergirse en agua, a diferencia de los terrones de las parcelas con labranza convencional que se desintegran con facilidad porque han perdido su estructura”, comenta el ingeniero Julio César González, consultor para el proyecto. 

También se realizó la práctica de infiltración, donde se demostró cómo el suelo donde se dejó rastrojo o paja del ciclo anterior permitió una infiltración más rápida y de más agua al suelo; con la práctica del penetrómetro se observó el grado de compactación; el resultado fue de 10 cm de profundidad, lo cual indica que el suelo está muy degradado y erosionado, además de que le hace falta materia orgánica”, señala Julio César. 

Prácticas como estas ayudan a explicar lo que sucede en las parcelas cuando se riega o llueve: si se ha destruido la estructura del suelo y su contenido de materia orgánica es pobre a causa de un movimiento continuo y de no dejar rastrojo, entonces los agregados del suelo tienden a destruirse, provocando que los pocos poros presentes se obstruyan y haciendo que la velocidad de infiltración sea muy lenta. Con Agricultura de Conservación, en cambio, la estructura y porosidad del suelo mejoran, ya que no son destruidos por el barbecho o las rastras ―la mínima labranza es uno de los componentes básicos de este sistema, junto con la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos―.

Los beneficios de hacer un mínimo movimiento del suelo son notables: “en la siembra de siempre ya se le han aplicado dos riegos de auxilio y en la parcela con Agricultura de Conservación apenas le aplicamos el primer riego, además hemos ahorrado por no realizar la preparación del terreno”, comenta Omar García Jordán, uno de los productores que participan en Aguas Firmes y en cuya parcela ―donde se realizó siembra directa de frijol Pinto Saltillo con rastrojo de cebada y mínimo movimiento de suelo― se ha establecido un módulo de innovación. 

Así, la reciente capacitación, desarrollada en el módulo establecido con el señor Omar,  permitió que 18 agricultores de Calera y sus alrededores observaran directamente los beneficios de incorporar residuos de cosecha a los suelos y de hacer siembra directa: se mejora la infiltración, se reduce la presencia de malezas, se guarda más humedad y por más tiempo, se disminuyen los costos de producción y se optimiza el uso del agua, aspecto fundamental para un estado como Zacatecas donde cada gota es de gran valor para la agricultura. 

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Renovando el campo en Zacatecas

Guadalupe, Zac.- En Zacatecas el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado, también hay problemas serios de disponibilidad y uso del agua ―particularmente asociados con el manejo de acuíferos―, problemas relacionados con el cambio climático ―las sequías son cada vez más prolongadas y las lluvias más erráticas―, la migración y el envejecimiento del campo.

El campo envejece junto con nosotros y las nuevas generaciones no tienen interés en seguirnos al ver que este es un trabajo muy pesado, de mucho esfuerzo y sacrificio; al mismo tiempo no es una fuente de ingreso segura”, comentó uno de los productores que asistieron al Curso-taller de fertilidad del suelo, realizado recientemente en la comunidad de Noria de los Gringos, en el municipio de Morelos, Zacatecas, el cual  forma parte del proyecto Aguas Firmes, impulsado por Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La preocupación por los diversos problemas que aquejan al campo zacatecano ha hecho que los productores busquen opciones para que su actividad agrícola siga siendo rentable y, al mismo tiempo, les permita conservar sus suelos. En esta búsqueda de sustentabilidad y rentabilidad, los productores que participan en Aguas Firmes están aprendiendo a implementar Agricultura de Conservación, un sistema que permite mejorar y conservar los suelos.

La fertilidad del suelo es un tema fundamental en Zacatecas porque se necesita que los productores conozcan qué nutrientes son los necesarios y recomendables para sus cultivos, el análisis de suelo y su interpretación, el efecto que tiene el pH del suelo en la disponibilidad de los nutrientes, cómo fertilizar, en qué tiempo y forma, identificar las necesidades de los suelos agrícolas y las prácticas sustentables más pertinentes según cada sistema de producción”, comentó Julio César González Márquez, especialista que participa en el proyecto, durante la apertura del curso-taller. 

Entre las inquietudes de los productores que participaron en la capacitación destaca la necesidad de contar con un acompañamiento técnico más cercano y con variedades de semilla más adecuadas al nuevo contexto climático pues, comentan, la que ellos cosechan ya no es redituable. En este sentido se mostraron entusiasmados por innovaciones como la rotación de cultivos con especies tolerantes a la sequía que se está promoviendo en el marco proyecto. Te invitamos a leer Siembran girasoles para cuidar el acuífero de Calera.

El equipo técnico del proyecto Aguas Firmes, además de resolver las dudas de los productores, enfatizó en que “es necesario tener una mayor difusión de los beneficios que conlleva cuidar los sistemas de producción y hacerlos más eficientes, por eso se necesita de productores, como ustedes, con una mente abierta y ganas de cambiar las cosas para que comprueben por ustedes mismos la utilidad de las innovaciones que les proponemos y, con hechos, le muestren a otros productores de la zona y así cada vez más productores se unan a esta nueva forma de hacer agricultura, productiva y sustentable, y potencialmente atractiva para las generaciones nuevas”. 

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Recuperan suelos al diversificar sus cultivos

Ocosingo, Chis.- La Agricultura de Conservación y el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) ayudan a reducir los problemas de degradación de suelos y, gracias a la diversificación de cultivos que implican, mejora la nutrición y las oportunidades de los productores de pequeña escala que lo implementan. 

En la ranchería San Miguel, en Ocosingo, Chiapas, un grupo de productores innovadores están recuperando suelos con la diversificación de cultivos. Se trata de productores que participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

La diversificación de cultivos es una forma de mejorar el suelo y de tener mejores oportunidades de alimentación para los productores. “Con la diversificación de cultivos empezamos hacer curvas a nivel, donde intercalamos cítricos, naranja, limón, plátano; empezamos con leguminosas como el frijol, la calabaza, todo eso intercalamos en la parcela”, comenta Felipe Sánchez, uno de los productores que participan en el proyecto. 

Nos enseñaron a trabajar con curvas a nivel —que permiten retener el agua de lluvia y facilitan la infiltración— para que el abono se quede en la tierra y no se lo lleve el agua porque ya queda atrancado, antes porque sembraba así, recto, y venía el agua y llevaba la corriente”, comenta don Manuel Vázquez Méndez, otro de los productores participantes.

Además, desde que llegó el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT ya no queman la milpa: “Manejábamos mucho la quema, pero con esto de la Agricultura de Conservación con el ingeniero Moisés trabajamos la no quema”, dice el productor Felipe Sánchez y, al respecto, José Moisés Rodríguez Castellanos, quien colabora en el proyecto, comenta: “los invitamos a que no quemen y que dejen el rastrojo para que se recupere el suelo, al final la materia orgánica mineralizada se regresa al suelo y se convierte en abono”.

Cuando este grupo de productores empezó a practicar la diversificación de cultivos mediante el sistema MIAF —que es una práctica estructurada por investigadores del INIFAP y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT— nadie más lo había hecho en Ocosingo. Hoy cultivan alrededor de 20 especies diferentes con este sistema y esto los ha ayudado a mejorar su economía, así como sus rendimientos y suelos.

 Además de la diversificación de cultivos y el fomento de la asociatividad el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT promueve otras tecnologías y prácticas: “Tenemos varias tecnologías, una  de ella es la bolsa plástica hermética que es capaz de conservar granos un año entero sin que le dañen gorgojos”, comenta José Moisés Rodríguez Castellanos. 

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Estaban perdiendo sus suelos y la Agricultura Regenerativa los ayudó

Cuquío, Jal.- En Cuquío, Jalisco, la agricultura es una actividad relevante para la economía local. Históricamente, la vocación agrícola de Cuquío hizo que se le conociera en la región como “El granero de Los Altos”. Muchos agricultores locales comentan que, desde muy pequeños, aprendieron a trabajar la tierra de sus padres y abuelos. La forma convencional —basada en un movimiento continuo del suelo—, sin embargo, ha derivado en problemas de productividad y fertilidad de los suelos. 

Cuquío es uno de los lugares donde  se desarrolla el proyecto Abastecimiento Responsable, competitivo y sustentable de ingredientes de calidad que impulsa el Grupo Bimbo con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Uno de los propósitos del proyecto es difundir prácticas de conservación que permitan regenerar las tierras agrícolas. 

Entre las razones que los ha motivado a cambiar el sistema de producción, comentan los productores participantes, está la búsqueda de alternativas para evitar la erosión del suelo. Así han llegado a la Agricultura de Conservación, sistema con el que, comentan, los cambios más notables son una mayor retención de agua en las parcelas, menor estrés hídrico —que ocurre cuando la demanda de agua supera a la cantidad disponible— y mayor resistencia del cultivo a los efectos del cambio climático que en la zona se está presentando con menores lluvias. 

La pérdida de tierra, comentan los agricultores, era muy notoria en sus parcelas: “el suelo se iba con las corrientes de agua y ahora ya no; de hecho, estamos incrementando la materia orgánica con Agricultura de Conservación y rotación de cultivos”, menciona uno de ellos. 

Implementar prácticas agrícolas sustentables para regenerar los suelos; sin embargo, no ha sido una tarea sencilla. En varios productores las prácticas convencionales que aprendieron siguen arraigadas. Entre ellos prevalece la idea de que es mejor pasar la maquinaria para preparar el suelo, por lo que al escuchar sobre implementar innovaciones es común que se pregunten “¿si jalará?, ¿si servirá eso?”. 

Son los resultados en las parcelas de los productores participantes los que dan la respuesta. Al visitarlos, pueden ver y escuchar de viva voz cómo sus rendimientos se han ido incrementando con Agricultura de Conservación. En algunos casos, de cuatro a cinco toneladas más por hectárea en comparación con las prácticas convencionales. En cuanto a costos de producción, también hay beneficios pues se reducen los pasos de maquinaria. 

Además de los beneficios agronómicos y en ahorro de costos de producción, el proyecto que impulsan el Grupo Bimbo y el CIMMYT permite reducir la incertidumbre en la comercialización porque, a veces —comentan los productores—, el maíz lo venden directamente con algunos productores de carne de la zona, y a veces con intermediarios que lo compran para las tortillerías de Guadalajara. Al formar parte del proyecto, en cambio, tienen la certeza de vincularse con una sola empresa que le da valor a la producción sustentable. 

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Sus suelos se estaban acabando, ahora son un ejemplo de productividad y sustentabilidad

El productor Clemente Mora (derecha) y el técnico Eduardo Gaspar Medellín (izquierda). (Foto: Eduardo Gaspar Medellín)
El productor Clemente Mora (derecha) y el técnico Eduardo Gaspar Medellín (izquierda). (Foto: Eduardo Gaspar Medellín)

“Mirábamos que los suelos se nos estaban acabando. Cada año era más gasto porque cada ciclo era «échenle esto, y échenle esto otro», pero el problema era que no teníamos suelos, qué nos ganábamos con echarle cosa y media si no había suelos”, son palabras del señor Clemente Mora para ilustrar el proceso de deterioro de sus tierras debido a años de labranza convencional con continuo movimiento del suelo y considerables cantidades de agroquímicos. 

El señor Clemente Mora y su hijo, Arturo, son productores de maíz de San José, municipio de Ixtlahuacán del Río, Jalisco. Ellos participan en el proyecto Abastecimiento Responsable, competitivo y sustentable de ingredientes de calidad que impulsa Grupo Bimbo con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A través de este proyecto se fomentan prácticas sustentables para regenerar los suelos y conservarlos, dándole valor a la producción sustentable a fin de mejorar las condiciones de vida de los productores.  

El señor Clemente tiene más de 22 años de experiencia como productor y lleva alrededor de 10 años de cultivar haciendo mínima labranza: “A esto llegamos por los costos de producción. Se nos incrementó el diésel y con el ganado y el tipo de labranza se nos acabaron los suelos. Yo aprendí de mi hijo Arturo. Fue por insistencia de él que empezamos con prácticas de conservación. Antes el rastrojo era basura, nos estorbaba, pero ahora ya estamos muy metidos en esto”, comenta el productor. 

“Actualmente estamos trabajando rotación de chía y maíz. La chía se siembra directo, sin disquear ni nada. Y con el maíz estamos usando una desmenuzadora para picar el rastrojo y que quede sobre la superficie, eso ayuda a que cuando llueve el agua no se nos vaya. El otro día aquí nos llovió dos pulgadas, una buena cantidad, y teníamos la sensación de que ahora sí iba a salir agua de la parcela, así que vinimos a ver y ni una gota, ni una gota salió, el suelo retuvo toda el agua. Y son suelos que tienen tres, cuatro años que no se mueven. En cambio, con los vecinos que sí prepararon la tierra, que sí la movieron, ahí está el agua saliendo. El año pasado, de hecho, aunque fue muy malo en lluvias, nosotros tuvimos rendimientos de 12 toneladas por hectárea”. 

Además de conservar suelos y agua, las prácticas sustentables que implementan los productores que participan en el proyecto con Grupo Bimbo y el CIMMYT están orientadas a optimizar todo el sistema de producción: “En cero labranza es donde hemos tenido nuestros mejores rendimientos. La idea de este año es llegar a las 100 toneladas en esta parcela de 7 hectáreas. Estamos comparándola con un retazo de parcela donde sí se mueve el suelo, pero creo que no va a llegar porque los rendimientos con cero labranza andan de igual a un poco más que donde sí se mueve el suelo”, comenta el señor Clemente.  

Otra de las ventajas de producir sustentablemente es que los costos de producción se reducen: “Ahorita estábamos haciendo la cuenta de que un vecino hace tres pasos de rastra de $800 a $900 por paso, más dos paso de subsoleo que sale de $1,000 a $1,200. Hicimos la cuenta de que eran aproximadamente como $5,000 por hectárea. Es una maquila no cara, no barata, sino promedio, pero con esta Agricultura de Conservación que hacemos nada de eso es necesario”, cuenta don Clemente. 

Parcela del productor Clemente Mora. (Foto: Eduardo Gaspar Medellín)
Parcela del productor Clemente Mora. (Foto: Eduardo Gaspar Medellín)

Convencido de los beneficios de la producción sustentable, el señor Clemente inició su propia biofábrica de microorganismos con los que complementa su sistema de producción. Su intención, comenta, es apostar por una producción de mayor calidad y con menor impacto ambiental que sirva como ejemplo para otros productores: “Aquí hay productores que siguen cultivando igual que antes, es gente que tiene ganado y dice «yo cómo voy a perder mi rastrojo si tengo mi ganado» y ni siquiera se arriman a ver qué estamos haciendo, pero hay otros que sí preguntan, así ojalá cada vez haya más personas interesadas en este tipo de agricultura”, comenta. 

Don Clemente y su hijo Arturo siguen abiertos a nuevos aprendizajes y, de la mano del continuo acompañamiento técnico que les ofrece el proyecto, siguen optimizando su sistema de producción. Actualmente tienen una población total de 85,500 plantas por hectárea en promedio. El 87% tiene de esas plantas tiene dos mazorcas (efecto de cuateo), lo que es muy bueno y difícil de conseguir. Estos resultados son muy positivos porque los convierte en un referente para otros productores de la zona y, además, se rompe la idea generalizada de que la Agricultura Sustentable no es productiva. 

Con respecto a la comercialización, el productor comenta que antes de participar en el proyecto de Grupo Bimbo y el CIMMYT, “la producción se la entregábamos a una acopiadora, luego a un granjero de por acá que pagaba más o menos, luego se disparó el precio, pero que ya se lo dimos así porque no tenemos donde guardarlo. La “coyoteada” ha sido un gran problema porque en lugar de que te den precio justo tratan de pagarte lo menos. Y este maíz va de muy buena calidad porque las tierras están muy limpias, pero pues eso las acopiadoras no lo ven, incluso si llega un viaje muy malo dicen «échalo ahí con lo que sí está muy bueno porque así todo pasa por bueno». Por eso estamos entusiasmados con este proyecto”. 

Al darle valor a la producción sustentable y al fomentar una cadena de valor más justa, proyectos como este no solo benefician a agricultores como el señor Clemente y su hijo, sino también a toda la sociedad ya que esta puede disponer de productos que, desde su origen, han sido cultivados sustentablemente y con los mayores estándares de calidad. Estos son los beneficios de impulsar una agricultura orientada a la conservación y regeneración de los recursos naturales.

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Piensa esto antes de empacar tu rastrojo

Pénjamo, Gto.- “Me dedico a la agricultura desde 1986. Iniciamos produciendo brócoli, trigo, cebada y luego nos inclinamos por el sorgo y el maíz. En estos últimos 10 años le hemos dado preferencia al cultivo del maíz y en los noventa iniciamos con el sistema de cero labranza. Es un gran reto tener una semilla y hacerla crecer hasta que llegue al término de cosecha. Este es el sustento de nuestra familia y por eso para nosotros es muy importante que haya empresas interesadas en lo que estamos haciendo”, comenta el productor Fernando Reyes Magdaleno —de Pénjamo, Guanajuato— sobre el proyecto Plan Maíz. 

Plan Maíz es una iniciativa de Nestlé y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). El proyecto promueve prácticas agrícolas sustentables como la mínima labranza y la cobertura del suelo con rastrojos. Las ventajas de estas prácticas “son ahorro de combustible, rapidez de siembra y yo he notado que, en comparación con otros terrenos donde no se ejecuta esta labranza, la temperatura en el suelo es más baja, por lo que hay menos pérdida de humedad y esto gracias al simple hecho de tener el rastrojo expuesto en la superficie del terreno”, menciona el productor. 

Fernando Reyes es entusiasta y siempre está buscando nuevos aprendizajes: “con base a estudios también hemos logrado conocer que el residuo vegetal tiene la capacidad de retener el agua hasta 20 veces su peso. Entonces cuando los temporales se retrasan, el simple hecho de tener ese acolchado de rastrojo sobre la superficie permite que no se tenga que hacer un riego tan frecuente. En comparación con personas que no hacen este tipo de labranza yo he visto una diferencia de hasta 15 días de que yo no riego cuando ellos ya tienen que estar regando”, comenta. 

“Es muy importante que antes de regalar el residuo vegetal a las empacadoras los productores se pongan a hacer un análisis de qué es lo que están regalando, porque el rastrojo le sirve a su tierra como fertilizante, como una alcancía que en dos o tres años va a generar más vida dentro del suelo, nos va a generar un sistema con mayor materia orgánica. Entonces sí invito a todos los productores a cambiar a cero labranza. Van a ahorrar agua, van a enriquecer sus suelos con materia orgánica y las plantas se desarrollan mejor”. 

Tanto la mínima labranza como la cobertura del suelo con rastrojos son componentes básicos de la Agricultura de Conservación, un sistema que ofrece amplias ventajas con respecto a la labranza convencional: “En la forma convencional teníamos que barbechar, rastrar, nivelar y luego sembrar. Con cero labranza desmenuzamos el residuo vegetal, “alegramos las rayas” —formar surcos— y sembramos, ya no tenemos que barbechar, rastrar ni nivelar. Eso reduce los gastos, tenemos un ahorro de un 25 a un 30%, sobre todo en diésel, no se diga el tiempo que vamos a ahorrarnos al eliminar todos esos pasos que mencioné”, comenta Fernando.

Con respecto a la comercialización, Fernando comenta que “nos da gusto saber que los materiales que sembramos de forma sustentable, tanto maíces blancos como amarillos, pueden cumplir con los requisitos de calidad y contenido nutricional, libres de aflatoxinas. A mí me da gusto saber que Nestlé está interesada en comprar nuestra cosecha. Nosotros debemos cumplir requisitos de humedad y estado físico del grano. Por eso es importante que haya una infraestructura adecuada para que nos puedan recibir nuestra producción”.

Sobre la integración de actores clave en la cadena de valor, el productor comenta que es notable la participación de organizaciones como la financiera Sakxim “que está muy presente aquí y son los que nos han acercado con el grupo Nestlé: han llevado muestras de algunos maíces que aquí he tenido para hacerles análisis bromatológicos y ver si tienen o no residuos de insecticidas. Es bueno que la cadena de valor esté dada de esta manera”. 

Finalmente, convencido de que la ciencia y las prácticas agrícolas sustentables e innovadoras hacen más rentable el campo, el productor Fernando Reyes les dice a los jóvenes que vuelvan sus ojos al campo y que “contemplen las nuevas tecnologías, como el uso de drones, la siembra satelital, nosotros de hecho ya hemos hecho algunos avances con el CIMMYT con el trigo. Estas tecnologías posiblemente se vean inviables ahora, pero en el futuro serán como los celulares. No dejemos solo al campo, no se rindan fácilmente porque el campo siempre tiene una puerta abierta y es la base de la sociedad”.

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El maíz y la regeneración de los suelos

Ixtlahuacán del Río, Jal.- El maíz es un cultivo global de origen mexicano. Actualmente en todo el mundo se producen alrededor de mil millones de toneladas y, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), se prevé que en esta década la producción de maíz será la que más aumente ―en más de 193 millones de toneladas―, superando a la de trigo ―que aumentará en más de 86 millones de toneladas― y a la de arroz ―la cual aumentará más de 67 millones de toneladas―.

El incremento en la producción de maíz implica muchos desafíos, pero también oportunidades. El aspecto ambiental es uno de los más relevantes porque la agricultura tiene un impacto considerable: el sector agropecuario es responsable de cerca del 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionados tanto con el calentamiento global ―por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5% aproximadamente― y ocupa el 70% del agua que se extrae en el mundo. 

¿Cómo la producción de maíz podría incidir en este panorama? Siendo uno de los tres principales cultivos a nivel global y el de mayor importancia en México ―así como el que registra la mayor superficie sembrada―, la producción sustentable de maíz podría guiar la transición hacia una agricultura capaz de reducir la presión sobre el medioambiente.

En un contexto donde el crecimiento urbano reduce la extensión de las áreas cultivables y el cambio climático reduce la capacidad productiva de las tierras agrícolas, es fundamental difundir y adoptar una Agricultura Regenerativa en la producción de maíz porque es necesario producir cada vez más con cada vez menos recursos disponibles ―en México, el 52% de los suelos agrícolas están moderada o severamente degradados, lo cual además afecta directamente a 74% de la población en situación de pobreza―.

“Últimamente se ha hecho una agricultura agresiva con el suelo porque se le da muchos pasos de rastras, la mayoría de la gente aplica insecticidas granulados al suelo y cuando la milpa tiene un tamaño de 20 cm ya le están aplicando insecticidas. Hemos hecho una agricultura agresiva contra el suelo, pero otros ya estamos tratando de innovar, de tener más respeto por el ambiente”, comenta Isidro Sánchez Ramírez, productor de Palos Altos, Ixtlahuacán del Río, Jalisco, quien participa en el proyecto Abastecimiento Responsable, competitivo y sustentable de ingredientes de calidad que Grupo Bimbo y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsan para que productores de maíz de Jalisco implementen prácticas que ayuden a elevar la productividad y conservar los recursos naturales, como el suelo. 

La Agricultura de Conservación es el eje de la Agricultura Regenerativa que promueven en conjunto Grupo Bimbo y el CIMMYT a través de esta iniciativa. Este sistema de producción ofrece muchos beneficios, como la reducción de la erosión del suelo, la reducción de la contaminación de agua y aire, el aumento de la infiltración de agua, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la mejora de la calidad del suelo y su biodiversidad ―lo cual a su vez deriva en un incremento de su fertilidad y productividad―. Esto, gracias a los tres componentes clave del sistema: la mínima labranza, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo con rastrojos. 

“Donde el suelo se cubre con rastrojo se guarda más humedad, la milpa se ve mejor. Cuando hay un periodo de sequía los terrenos que tienen rastrojo están más bonitos. Además, de repente escarbas el suelo y ves alguna lombriz, las plantas tienen mejor sistema radicular, las raíces son más fuertes, más sanas, entonces sí se refleja (el efecto de las prácticas sustentables), nada más que con tantos años de agresividad hacia el suelo no es fácil revertirlo de la noche a la mañana”, menciona el señor Isidro. 

“Cuando recién estábamos implementando la Agricultura de Conservación con la asesoría del ingeniero Eduardo Gaspar Medellín ―técnico certificado en Agricultura Sustentable por el CIMMYT―, pasamos un día mi señora y yo y de un lado estaba la parcela de cero labranza y del otro lado la de agricultura convencional. Y me dice mi esposa «¿por qué la milpa ahí está más verde, más sanita, y de ese lado está marchita?». Y pues eso es el trabajo de la Agricultura de Conservación, conservar la humedad y en periodos de sequía pues se manifiesta más. Entonces ella me preguntó «¿y por qué no haces así en todo?». Y le dije yo «por tonto» ―ríe―”.

El señor Isidro ha sido criticado por otros productores por implementar prácticas innovadoras, pero no desiste porque ha visto resultados favorables y por eso sigue incorporando nuevas prácticas y aprendiendo de los técnicos que le brindan asesoría. “El siguiente ciclo vamos a hacer camas de cultivo. El ingeniero Eduardo del CIMMYT trajo una reformadora de camas que es para hacer como unos bordos para retener el agua cuando llueve poco. A como están las tendencias va a ser muy útil porque aquí no tenemos riego, así que todo es con temporal y con humedad residual. Además, aquí en mi región ya no llueve como antes”, comenta el productor y enfatiza en la utilidad del rastrojo ante los efectos del cambio climático. 

Para el señor Isidro es importante la productividad, pero también la sustentabilidad, por eso ha incorporado también enfoques agroecológicos para el manejo de plagas: “si hay infestación de plagas, ahora le ponemos un producto adecuado de bajo impacto y así controlamos la población. Ya después metemos el control biológico. Gracias a eso este año tuvimos una producción mejor que otros años: sacamos un promedio de 14 toneladas. Aquí hay productores que sacan entre 8 y 10 toneladas, pero no aplican nada. Y hay otros que sacan hasta 18, pero a qué costo porque aplican muchos productos agresivos”, comenta. 

“Tengo un hijo de 20 años que está estudiando agronomía y entre él y yo llevamos esto. Yo a veces lo oigo ahora que las clases son en línea decirle a su maestro lo que está haciendo, «creo que voy bien», dice. Mi familia ha respondido bien. Les ha gustado esto de hacer prácticas sustentables, prácticas que no sean agresivas en contra de quien las hace y en contra del ecosistema. Por eso quiero decirle a toda la gente, a las futuras generaciones, que está la alternativa de dejarles un desierto, aguas contaminadas, o es tiempo de darle vuelta a la tortilla y tratar de hacer prácticas sustentables porque la naturaleza no perdona y nos lo está demostrando con estas lluvias tan inestables y heladas a destiempo y todo a raíz de esas prácticas tan agresivas que hemos estado haciendo”, finaliza el productor. 

En este Día Nacional del Maíz (29 de septiembre), experiencias como las del señor Isidro Sánchez son significativas porque ponen de relieve el potencial de la producción sustentable de maíz para impactar positivamente en el medioambiente, en la economía y la seguridad alimentaria de la sociedad. Iniciativas como la que impulsan Grupo Bimbo y CIMMYT contribuyen a que los sistemas productivos de maíz en México transiten a ser cada vez más resilientes, en favor de todos y con una producción y consumo de ingredientes y alimentos cada vez más sustentables. 

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Guanajuato, hacia un campo sustentable y de alta productividad

Guanajuato.- Guanajuato es un estado estratégico para el sector agrícola nacional: es el principal productor de cebada —con 32.5% del total nacional—, el segundo principal productor de trigo y sorgo, y también destaca en la producción de agave, fresa, diversas hortalizas, garbanzo y maíz —Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), 2020—

A pesar de su relevancia en el panorama agropecuario nacional, el campo guanajuatense tiene muchos retos en la actualidad. Entre los principales problemas que los productores de Guanajuato —y del país en general— enfrentan están los altos costos de insumos y servicios, la dificultad para comercialización debido a precios bajos, la falta de capacitación y asistencia técnica, así como la pérdida de fertilidad del suelo —Encuesta Nacional Agropecuaria 2019 (ENA, 2019)—.

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que permite reducir costos de producción y mejorar la calidad y fertilidad del suelo, por lo que su difusión e implementación, señalan organizaciones como la FAO, es una vía para construir sistemas agroalimentarios más sólidos, ambientalmente sustentables y rentables. Es decir, que la amplia adopción de este sistema puede contribuir a solucionar diversas problemáticas del campo en Guanajuato. 

El programa MasAgro Guanajuato se encamina precisamente en esa vía y promueve la Agricultura de Conservación y el desarrollo de capacidades para un campo sustentable y rentable en la entidad. Es impulsado por la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR), cuenta con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A la fecha, articula los esfuerzos de más de 110 actores de los sectores público —incluyendo la participación de 21 gobiernos municipales—, privado, social y académico. 

Desde 2013 que el programa inició operaciones ha ido ampliando tanto su red de colaboradores como la superficie impactada con prácticas de Agricultura Sustentable —mismas que son validadas en siete plataformas de investigación en todo el estado  y difundidas a los productores a través de diversos mecanismos—, contribuyendo así a que actualmente en el estado se realice Agricultura de Conservación en 19% de la superficie dedicada a la agricultura a cielo abierto —ubicándose por arriba del promedio nacional que es de 16% (ENA 2019)—. 

Gracias a la articulación de esfuerzos que hace posible MasAgro Guanajuato, alrededor de 145 mil hectáreas en el estado implementaron alguna innovación sustentable durante 2020. De entre las innovaciones sustentables destacan las que constituyen la estrategia de fertilidad integral que ha permitido mapear más de 100 mil hectáreas agrícolas para ayudar a mejorar la eficiencia en el uso de fertilizantes, disminuir costos de producción e incrementar los rendimientos. 

También destaca la vinculación con la agroindustria con la que se han implementado diversos proyectos de abastecimiento responsable y Agricultura Sustentable. Estas iniciativas abren las opciones de venta de los productores guanajuatenses, dándole valor a la producción sustentable y, además de abrir nuevas oportunidades comerciales, han permitido disminuir significativamente las quemas agrícolas, así como el volumen de agua aplicado en las parcelas de los productores participantes. 

La red de innovación de MasAgro Guanajuato es amplia. El esfuerzo de cada integrante es por sí mismo una historia de éxito que merece ser reconocida y contada. Le invitamos a conocer estas historias a través de @masagro.guanajuato.

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Tres razones para optar por la Agricultura de Conservación

Sonora.- Don Carlos Preciado es uno de los principales promotores de la Agricultura de Conservación en Villa Juárez, Sonora. Con más de 37 años de experiencia como productor y con más de Una década produciendo trigo con Agricultura de Conservación, don Carlos comenta que “los resultados han sido excelentes y los buenos rendimientos se han sostenido por varios años, incluso cuando se han presentado variaciones climáticas que afectan el desarrollo de los cultivos”. 

Además de trigo, don Carlos cultiva maíz, cártamo, sorgo y soya, todos con el sistema de Agricultura de Conservación —cuyos componentes básicos son la cobertura del suelo con rastrojo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos—. También construyó un lombricario como complemento a las prácticas de Agricultura de Conservación, sistema que recomienda implementar por diversas razones, particularmente tres.

1   Mejora la calidad del suelo

Con la Agricultura de Conservación, don Carlos ha mejorado considerablemente la fertilidad y la estructura de sus suelos, disminuyendo la erosión eólica, hídrica y la compactación del horizonte de siembra, comenta. Además, se ha incrementado la vida microbiana benéfica de sus suelos. 

2   Favorece los rendimientos

Para don Carlos la Agricultura de Conservación es muy rentable. Sus promedios en rendimiento año con año varían entre las 7.5 y 8.2 toneladas por hectárea. Comenta que es partir del segundo o tercer año cuando los rendimientos con Agricultura de Conservación son iguales o mejores a la labranza convencional, por lo que recomienda paciencia a los productores que van incursionando con este sistema cuyos efectos positivos son acumulativos, señala el productor. 

3   Hay ahorros importantes

Debido al alto costo de los insumos —diésel, fertilizantes, herbicidas, insecticidas, agua, etcétera—, así como el alza en los costos de la mano de obra y operaciones de maquinaria, don Carlos recomienda optar por la Agricultura de Conservación. Comenta que este sistema reduce notablemente los pasos maquinaria y la necesidad de recurrir a tantos productos sintéticos. Se trata de un sistema que permite conservar los recursos naturales, finaliza el productor.