Oaxaca.- Como si fuera un médico cuyo paciente es la tierra, antes de hacer un diagnóstico de la fertilidad del suelo que debe restaurarse, Jonatan Villa Alcántara, colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), saca su instrumental.
Un determinador de compactación, otro de pH y uno más de la conductividad eléctrica de los suelos le permiten medir el nivel de deterioro de una parcela antes de que un productor la siembre.
Su trabajo es parte del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT.
La zona de acción de Jonatan Villa está en el Bajo Mixe, esa parte del territorio de Oaxaca donde hay una transición entre las regiones de la Cuenca y el Istmo, caracterizada décadas atrás por la alta producción de maíz, cuando todavía la ganadería no desplazaba a la agricultura debido, en gran parte, a los bajos precios del maíz.
La presencia del ganado compacta al suelo e impacta en su fertilidad natural al reducir la cantidad de nutrientes. La ganadería ha impactado también en la disminución de la diversidad de especies vegetales y ha aumentado la erosión.
La tarea de impulsar la diversificación de cultivos estaría incompleta si antes de sembrar el productor no conoce qué tanta fertilidad se le debe devolver al suelo y cuáles son los cultivos ideales para este propósito.
“Con el pisoteo que hacen, el ganado compacta el suelo”, detalla al mostrar un penetrómetro manual que, si marca verde, significa que no hay compactación; si es amarillo los problemas empiezan a presentarse y si rojo entonces es señal de que la compactación en el suelo es fuerte.
La misma acción la repite en varios puntos de la parcela y luego la complementa midiendo el pH (para saber si el cultivo del maíz puede absorber los nutrientes en el suelo) y la conductividad eléctrica: “si esta es muy baja existe muy poco movimiento de los nutrientes en el suelo”, puntualiza Jonatan.
Estos tres parámetros físicos le permiten a Jonatan realizar un plan de intervención con los productores y sugerir acciones para mejorar la conductividad de los suelos u ofrecer otros cultivos que además de reducir la compactación del suelo pueden aportar ingresos y mejorar la alimentación de las familias.
“Este trabajo nos va a ayudar para que los productores conozcan cuánta fertilidad han perdido sus suelos y establecer alternativas de solución real”, ya que como buen especialista no puede recetar si no diagnostica el nivel de deterioro en la salud del suelo.
Parcela de San Juan Guichicovi, en Oaxaca, México, con cultivos diversificados. (Foto: CIMMYT)
Parcela de San Juan Guichicovi, en Oaxaca, México, con cultivos diversificados. (Foto: CIMMYT)
Simón Martínez López conoció las trampas de feromonas para gusanos cogolleros y otros insectos plaga porque el colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Jonatan Villa Alcántara, las llevó hasta su parcela en la comunidad de El Zapote, en el municipio de San Juan Guichicovi, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.
Por ser la principal plaga del maíz y la que lo obligaba a utilizar “una gran cantidad de agroquímicos para su combate”, el manejo agroecológico del gusano cogollero fue el punto de partida de la participación de Simón en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el CIMMYT.
El Manejo Agroecológico de Plagas es una de las diversas innovaciones agrícolas que Jonatan le compartió a Simón, en cuyas tierras se facilitó la diversificación de más de diez cultivos en dos hectáreas y media: maíz (nativo o criollo) blanco, girasol, ajonjolí, soya, frijol mungo, chícharo gandul, quinoa, chile habanero, tomate criollo, yuca y camote.
Por ser una zona ganadera, los productores de San Juan Guichicovi acostumbran sembrar sus tierras uno o dos ciclos y después “meter pastos” para que pueda comer el ganado. Cuando entra el ganado, sin embargo “la tierra queda compactada y se va todo el abono”, comenta Simón.
Con la finalidad de nutrir mejor a los animales y evitar que pasten libremente en las parcelas, la diversificación de cultivos también brinda opciones para los productores que tienen ganado. Ampliar el menú de forrajes con especies que además sirven como cobertura verde del suelo, por ejemplo, es una de esas opciones.
Simón, sin embargo, renunció a la ganadería y apostó completamente por la Agricultura Sustentable para evitar lo más posible el deterioro y la compactación de su suelo. Al diversificar cultivos, además de ayudar a la regeneración de la tierra para que la calidad de su producción mejore, el productor también busca mejorar el ingreso y la dieta de su familia.
Así, decidido a seguir cultivando las dos hectáreas y media de tierra en las que ahora evita sembrar solo maíz, Simón está conociendo nuevos cultivos, como el ajonjolí y el girasol, de los cuales está generando semilla para compartir con otros productores a fin de que, como él, también aprendan a utilizarlos como cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno.
Dejar una cubierta vegetal en el suelo ha ayudado a Simón a guardar la humedad y evitar la erosión en suelos que se caracterizan por sus pronunciadas pendientes debido a que se encuentran en pequeños lomeríos donde las lluvias son constantes. “Si dejamos un colchón de residuos de la cosecha anterior, ese colchón evita que el agua arrastre el suelo”, explica el técnico Jonatan.
Con estas innovaciones, Simón ha notado una diferencia en este primer año de trabajo con el proyecto de Walmart Foundation y el CIMMYT, pues califica que su siembra estuvo “bonita” porque en vez de quemar el rastrojo lo dejó como abono y el suelo no se ha erosionado por las condiciones climáticas.
De acuerdo con Melchor García Vásquez, líder comunitario en la zona donde está Simón, construir una visión diferente de cómo trabajar el campo impacta positivamente en la comunidad y en las familias de 25 productores que, como Simón, aceptaron la asesoría que brinda el proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT.
Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)
Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)
Las perturbaciones y tensiones ambientales, demográficas, socioeconómicas, biológicas, e incluso sociopolíticas y jurídicas, afectan los sistemas agroalimentarios. Las perturbaciones —como la pandemia— tienen una repercusión inmediata. Las tensiones —como la migración forzada—, que son procesos más lentos, alteran gradualmente a los sistemas agroalimentarios y disminuyen su capacidad de afrontar los cambios, haciéndolos más vulnerables paulatinamente (Estado Mundial de la Alimentación, 2021).
Cuando las personas del medio rural, particularmente los más jóvenes, no encuentran rentable dedicarse a la agricultura, entonces buscan otras opciones y la dinámica social se trastoca. Tensiones sociales como la migración, e incluso el conflicto o la violencia, se convierten en riesgos latentes y síntomas de sistemas agroalimentarios disfuncionales.
Considérese por ejemplo la región de Los Tuxtlas, en Veracruz —uno de los principales estados expulsores de migrantes hacia otras partes del país o del extranjero—, donde se han estimado pérdidas de suelo de hasta 199 toneladas por hectárea al año que han afectado la producción e ingresos de los pequeños agricultores de granos básicos, principalmente de maíz y frijol (SADER, 2020).
Mientras en los terrenos de ladera de la región, manejados de manera convencional —donde la quema de rastrojos es una práctica común—, se pierden alrededor de 35.5 kg de suelo por cada kilogramo de grano de maíz producido, con la tecnología de terrazas de muro vivo —que fue base para el diseño del sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales, o MIAF, en laderas— solamente se pierden 0.40 kg de suelo.
El sistema MIAF consiste en establecer hileras de árboles frutales en la milpa y consta de tres componentes: el primero son los árboles que se establecen en sentido perpendicular a la pendiente; posteriormente la instalación de los cultivos anuales en franjas y, finalmente, el maíz, sembrado en franjas cada dos surcos arriba y debajo de los árboles frutales.
El sistema MIAF también integra componentes tecnológicos de lo que se denomina terraza de muro vivo, tales como la roturación unidireccional del suelo —con tracción animal o mecánica al contorno de la ladera— para favorecer la formación paulatina de una terraza; y el filtro de escurrimientos que se adapta a este sistema, y que consiste en colocar un cordón o camellón con residuos de cosecha de maíz, frijol, o ramas eliminadas en la poda de frutales, en la parte alta de la hilera de frutales.
A pesar de sus amplios beneficios para controlar la erosión del suelo y apoyar la economía de las familias productoras, el sistema MIAF aún es considerado por muchos productores de la región como una tecnología compleja. Se ha observado, además, que demanda acompañamiento técnico constante —al menos los dos primeros años— para que el productor tenga una comprensión adecuada del funcionamiento del sistema.
Para identificar los elementos que permitan hacer más fácilmente adoptable el sistema —y evaluar específicamente su capacidad para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua— el Consejo de Colonias Populares de Veracruz, en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) estableció una plataforma de investigación del sistema MIAF en el Ejido Ahuacapan, en San Andrés Tuxtla, Veracruz.
La plataforma, instalada en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— fue establecida en la parcela de un productor que estableció el sistema MIAF desde 2017 y desde donde se busca atender los componentes de mayor dificultad para la adopción del sistema, como es la colocación del filtro de escurrimientos.
Antes del establecimiento del MIAF y de la plataforma de investigación, en la parcela del productor se roturaba el suelo con rastra después de la quema de rastrojos; se sembraba yuca, maíz, frijol y jícama, aunque con bajos rendimientos; y, durante 10 años, antes de establecer el MIAF, se mantuvo el terreno con praderas de pasto, donde el tránsito de maquinaria, el efecto de la lluvia y el pisoteo de los animales compactaron el suelo.
Actualmente en la parcela, que ahora funciona como plataforma de investigación de MasAgro-Cultivos para México, se ha observado la capacidad del sistema MIAF para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua, lo que ha redundado en un mayor rendimiento del cultivo de maíz.
Con las podas realizadas al limón que se introdujo y su acomodo dentro de la parcela se ha observado también un aumento de la calidad y, con respecto a la adopción del filtro de escurrimiento con rastrojo, este ha favorecido un incremento en la productividad del cultivo.
Los estudios sobre MIAF en esta plataforma aún siguen su curso, pero a la fecha la experiencia ha sido considerada exitosa tanto para el productor, como para los investigadores y técnicos a quienes los datos generados les están ayudando a la adopción de componentes específicos del MIAF entre otros productores, sobre todo porque los avances de esta plataforma se están compartiendo con diversos productores de la región y técnicos de Sembrando Vida, quienes han expresado sorpresa por la productividad que se presenta en esta parcela.
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
La zona centro norte de Sinaloa unificará esfuerzos para disminuir la quema de rastrojo o soca que se da luego de las cosechas de garbanzo, maíz y trigo, tal como se realizó con éxito durante 2021.
En conferencia de prensa, Carlos Beltrán, presidente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora informó que, con esta coordinación, se logró disminuir estas prácticas nocivas en hasta un 96% a través de una campaña de concientización en cuatro municipios: Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado y Guasave.
Dijo que la quema de rastrojos afecta la fauna microbiana del suelo, así como a la capa de ozono, favoreciendo al cambio climático. Además, el suelo pierde fertilidad, productividad y nutrientes naturales como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, entre otros.
Con presencia de representantes del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), así como del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora y la Fundación Produce Sinaloa, Beltrán Astorga señaló que de la misma forma se pretende promover prácticas agrícolas sustentables.
El líder agrícola pidió a la policía ambiental tener criterio en las acciones de los productores, esto con relación a las labores de control de malezas con fuego en regaderas que realizan alrededor de sus predios y, además, señaló que mayormente son pepenadores quienes queman los rastrojos después de las cosechas.
“La tierra es vida, tiene muchos insectos benéficos y al quemar los rastrojos empobrecemos nuestros suelos, el rastrojo representa nutrientes para nuestro suelo y, a medida que lo vayamos integrando, vamos a ir mejorando la calidad del terreno”, concluyó.
En ese sentido, destaca la labor del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora que, desde hace mas de 30 años en Sinaloa, y principalmente en la región del Évora, promueve prácticas sustentables como el manejo de los rastrojos, la mínima labranza, el uso de abonos orgánicos, entre otras.
En sintonía con la Agricultura Sustentable planteada en esta actividad, destaca la estrategia del CIMMYT para disminuir el uso de fertilizantes sintéticos. Esta se enfoca en dejar los residuos de la cosecha como cobertura, hacer análisis de suelos, diagnosticar las cantidades de nitrógeno que necesita por medio de sensores ópticos y prácticas de manejo de fertilizantes, entre otros.
Leonardo Lugo Gaxiola, representante del CIMMYT en Sinaloa, detalló que dicho organismo contribuye a la campaña de difusión #EnSinaloaElRastrojoVale enfocándose a darle valor al rastrojo, cuyos beneficios lo convierten en un insumo más que un residuo.
Recordó que, al atravesar una crisis por los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa; “si le damos un valor al rastrojo, de un maíz que da 10 o 12 toneladas por hectárea, hablamos de 10 a 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor”, consideró.
Agregó que, ante el alza en el costo de los combustibles, una opción es reducir sus trabajos de campo cuidando y conservando el rastrojo, también evitando afectar el medioambiente y, por último, señaló que con Agricultura de Conservación también es posible conservar y almacenar la humedad de las lluvias y aprovechar de mejor manera la humedad de los riegos.
Productor de Guanajuato, México, mostrando cómo los residuos agrícolas ayudan a retener humedad en su parcela. (Foto: Hub Bajío/CIMMYT)
Productor de Guanajuato, México, mostrando cómo los residuos agrícolas ayudan a retener humedad en su parcela. (Foto: Hub Bajío/CIMMYT)
Rusia es uno de los principales productores de fertilizantes en el mundo y también uno de los mayores proveedores de estos insumos para el campo mexicano. Ante el conflicto entre Rusia y Ucrania y la consecuente interrupción de la logística de transporte marítimo de los fertilizantes rusos, muchos países, incluido México, han experimentado un encarecimiento de los fertilizantes con alzas en el precio de hasta 187% (Grupo Consultores de Mercados Agrícolas, 2022).
Durante la reciente reunión de la Coordinación de Comercialización de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) de Guanajuato con organizaciones de productores de granos de ese estado, el equipo de MasAgro Guanajuato presentó el proyecto de Fertilidad Integral como una alternativa ante la actual crisis por el alto costo de los fertilizantes.
Contar con información sobre el estado de la fertilidad de los suelos es el punto de partida para la toma de decisiones. En este sentido, los mapas de fertilidad ya elaborados por la SDAyR y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) son ideales para que, en este momento de coyuntura, se haga uso del banco o reserva de los nutrientes disponibles del suelo en tanto se realizan acciones para mejorar otros factores que afectan la eficiencia de aplicación de los fertilizantes en el estado.
MasAgro Guanajuato promueve dejar el rastrojo como cobertura del suelo en lugar que quemarlo, una práctica simple y sin costo, pero muy efectiva y útil para mejorar la fertilidad de los suelos ya que, en términos de fertilizantes, el rastrojo aporta al suelo nitrógeno, fósforo, potasio calcio, hierro, azufre, zinc, boro, entre otros nutrientes que, a su vez, se traducen en cantidades significativas de dinero.
Además de aprovechar el rastrojo, otras recomendaciones de MasAgro Guanajuato para optimizar el uso de fertilizantes son:
Fraccionar el fertilizante.
Usar las fuentes más adecuadas de acuerdo al tipo de suelo.
Hacer un riego eficiente ya que los riegos “pesados” se llevan consigo mucho de los nutrientes del suelo.
Evitar el uso de paquetes de foliares y aplicar solo lo que la planta ocupa (en Guanajuato, de forma general, lo que más comúnmente se ha detectado son deficiencias de zinc, hierro, boro).
Hacer una fertilización enterrada para evitar su pérdida.
Usar productos biológicos.
Aprovechar y aplicar insumos locales como la gallinaza (esta cuenta con 25 unidades de nitrógeno, 20 de fosforo y 20 de potasio).
El escenario actual es muy incierto y, además del encarecimiento que ya se está traduciendo en una menor rentabilidad para los productores, puede generar un desabasto de fertilizantes. En este sentido, destaca la apertura del equipo de MasAgro Guanajuato para que las organizaciones participantes en la citada reunión puedan acceder a talleres de capacitación y consultar los mapas de fertilidad disponibles, así mismo, para brindarles orientación a quienes preparan sus mezclas y deseen ajustarlas con base en dichos mapas.
Actualmente MasAgro Guanajuato ya cuenta con los mapas de fertilidad de los municipios de Purísima del Rincón, Salamanca, Valle de Santiago, Salvatierra, Yuriria, Manuel Doblado, Huanímaro y Celaya. Las personas interesadas en el tema pueden comunicarse al teléfono 461 6626500 extensión 8291.
El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor.
“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación.
“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor.
Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.
En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.
Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”.
Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.
Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”.
“La escuela no era para las niñas, solo los hombres estudiaban, los que podían. Pero yo siempre fui feliz en la parcela, allá me siento tranquila, feliz, en paz”, relató la señora María Estela Zúñiga —productora de Loma de Ancón, en Salamanca, Guanajuato— durante una visita a su parcela por parte de la doctora Sieglinde Snapp —directora del Programa de Sistemas Agroalimentarios (SAS, por sus siglas en inglés) del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y diversos representantes de organizaciones del sector agrícola de Guanajuato.
Doña Estela creció acompañando a su padre a la parcela, de él aprendió mucho y, apenas pudo, ayudó con diversas actividades, incluyendo arriar la yunta. “Cuando mi papá murió, me dejó los derechos de la parcela a mí y no a mis hermanos porque yo siempre lo acompañé en las actividades del campo”, continuó relatando la agricultora al pie de su parcela.
Actualmente la parcela de doña Estela es una de las áreas de extensión de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, es decir, una parcela donde gracias a un acompañamiento técnico permanente que reciben los productores por parte de los técnicos de MasAgro Guanajuato se han implementado prácticas sustentables previamente validadas por investigadores.
“Cuando vino el ingeniero de MasAgro y me propuso hacer curvas a nivel en mi parcela para mejorar el suelo y retener el agua de lluvia, la verdad sí me dio miedo porque eso no se había visto por acá y mi parcela está a lado del camino donde todos pasan, así que si salía mal pues todos se burlarían de mí, pero me animé y le hice caso. Hicimos las curvas a nivel, dejamos el rastrojo sobre el suelo y metimos el cincel en los fondos de los surcos, Cosechando agua le dicen los ingenieros,y mi sorgo fue una chulada desde un principio, parecía de riego”, comenta doña Estela.
“Antes yo producía seis toneladas y este año logré nueve toneladas. Al ver tan chula mi parcela yo iba a verla hasta dos veces al día, no me importaba caminar con tal de llenarme los ojos con ella.También aprendí a eliminar el estrés de mis cultivos mediante la recolección de agua, y eso también es un `desestrés´ para mí pues me da mucho gusto cada vez que visito mi parcela y como ahora mucha gente está visitándola, me hace sentir muy contenta”.
“Antes yo le preguntaba a mi vecino que cómo le hacía para producir mucho y nunca me quiso decir. Ahora es a mí a quien me preguntan «¿pues qué hiciste en tu parcela?» y yo sí les digo: curvas a nivel para que el agua de lluvia no se vaya de mi parcela. Me siento muy contenta con los resultados que hemos logrado y más contenta porque mi vecino, el que no me decía cómo hacerle, me dijo que mi parcela y mi rendimiento había sido mejor que el de él”.
De este modo, y directamente de la voz de sus protagonistas, la doctora Sieglinde Snapp y los representantes de organizaciones públicas y privadas que le acompañaron atestiguaron cómo a través de los proyectos que impulsa el CIMMYT en la entidad y a nivel global —como con la iniciativa Excelencia en Agronomía (Excellence in Agronomy) del CGIAR, del que la señora María Estela es un caso de éxito—, y a través del Hub Bajío y sus colaboradores, cada día se abren más puertas para trabajar de forma conjunta por un campo más sustentable que impacte positivamente entre las agricultoras y los agricultores. #ExcellenceInAgronomy #ExcelenciaEnAgronomía
De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los acuíferos sobreexplotados indican el uso no sustentable de las aguas subterráneas y representan un riesgo para el abasto humano y de las actividades agropecuarias e industriales de las regiones en donde se encuentran, pudiendo elevar los costos de extracción del líquido e incluso ocasionar hundimientos del terreno.
El acuífero de Calera, en Zacatecas, está considerado uno de los más sobreexplotados. Reportes de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) muestran que tan solo en 2021 de ese acuífero se extrajeron un poco más de 162 mil millones de litros de agua —162.47 hm3 (hectómetros cúbicos)—, pero solo se recargó 56% de esa cantidad —91.1 hm3—.
Para contribuir a la preservación y manejo sustentable del acuífero de Calera, recientemente se puso en marcha el proyecto Aguas Firmes, impulsado por el Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas.
En el caso de la iniciativa Aguas Firmes, la Agricultura Sustentable es fundamental para la preservación y manejo de los acuíferos. La razón es muy sencilla: sin suelos sanos el agua de lluvia difícilmente podría infiltrarse y alimentar a los acuíferos. Por esto, el CIMMYT promueve la adopción de prácticas sustentables basadas en Agricultura de Conservación: el ciclo pasado fueron 562 hectáreas en las que se implementaron prácticas sustentables, este ciclo ya son cerca de mil hectáreas y se espera alcanzar las cuatro mil en futuros ciclos.
¿Qué prácticas y tecnologías son las que se están promoviendo de forma específica? Alberto Cabello —gerente del Hub INGP del CIMMYT— y Julio César González —técnico de Aguas Firmes—, comentan que entre los productores que recién se acercan a la Agricultura Sustentable se están fomentando inicialmente acciones de acondicionamiento del predio y fertilidad integral, con recomendaciones basadas en diagnósticos de suelo.
“Dentro del proyecto incluimos la posibilidad de apoyar agricultores, al menos 120, con el costo del análisis de suelo para hacer un programa de nutrición enfocado a una meta de rendimiento porque muchos fertilizan sin tener una base del por qué toman la decisión de usar determinada cantidad de fertilizante”, señala Alberto Cabello.
“El elevado costo de los fertilizantes ha sensibilizado al agricultor en la importancia de basar su aplicación en una base técnica. A partir de ahí se han implementado otras prácticas como el manejo agroecológico de plagas —enfoque que ha tenido un efecto positivo en las hortalizas donde ya se presentaban fuertes problemas fitosanitarios que orillaban a los productores a buscar nuevas parcelas constantemente—”, comenta Julio César.
“También se han promovido mejores arreglos topológicos —la disposición de las plantas en el terreno—. El ciclo pasado se movilizaron unas sembradoras del CIMMYT hacia la zona. Aquí es común que se siembre al voleo —arrojando la semilla a puñados por el aire—, lo que demanda mucha semilla y agua, a diferencia de la siembra en hileras con la cual algunos productores han reducido a la mitad las horas de riego. Eso se refleja además en el pago de la luz —necesaria para la extracción del agua—”, comenta Alberto Cabello.
“El proyecto incluye todo un sistema de nivelación láser para optimizar el riego y el drenaje del terreno. Inicialmente el CIMMYT trasladó dos niveladoras láser. Estas permitieron mostrar a los agricultores cómo funciona la tecnología y, gracias al proyecto, ya fue posible incorporar una niveladora láser adicional”, agrega el gerente del Hub INGP del CIMMYT.
Algunos productores que han decidido explorar más allá han hecho siembra directa —sobre los residuos de cosecha del ciclo anterior—, observando amplios beneficios: “no aplicaban tanta agua y todavía se mantenía húmedo el suelo cuando sembraron sobre rastrojo de cebada”, comenta Alberto Cabello, quien agrega que el proyecto contempla un “programa de manejo de rastrojos, el cual busca construir la fertilidad del suelo además de una nutrición exacta del cultivo para buscar así rendimientos superiores”.
En esta zona de Zacatecas donde la precipitación pluvial es baja, este tipo de prácticas permite aprovechar al máximo la poca agua disponible. Así, combinando Agricultura de Conservación, tecnificación del riego (riego por goteo) y otras prácticas como las descritas, entonces el ahorro de agua y el aprovechamiento de los recursos es mucho mayor.
En México la parcela y el huerto familiar, donde se desarrollan actividades tanto agrícolas como pecuarias, forman parte esencial de la agricultura familiar. Estos dos sistemas generalmente se complementan, no compiten entre sí, ya que los diferentes procesos de producción (parcela y solar) establecen flujos de productos de uno hacia otro. La producción de ambos espacios se complementa y la familia decide sobre su destino final, ya sea para autoconsumo o para venta.
En regiones como la Mixe, en Oaxaca, es común complementar la alimentación de los animales de traspatio con rastrojo de maíz o pastos cultivados (Pennisetum purpureum). Ya que el rastrojo aporta mayores beneficios como cobertura del suelo que como forraje, es importante buscar alternativas de manejo y producción de especies forrajeras cultivadas en clima templado frío, para evaluar su adaptabilidad y aceptación por los pequeños productores para la alimentación de sus animales.
Por lo anterior, en la plataforma de investigación Tamazulápam del Espíritu Santo, en la región Mixe, se continúa con las evaluaciones de una mezcla de forrajes cultivados en temporal —compuesta por el 60% de avena (Avena sativa) y 40% de ebo (Veza sativa)— como alternativa para la alimentación de animales de traspatio. La finalidad de estas evaluaciones es que los productores aprovechen el rastrojo de maíz como cobertura del suelo, amplíen el menú de forrajes para sus animales y mantengan protegido el suelo al mismo tiempo.
El ebo es una leguminosa anual de ciclo intermedio, es tolerante a enfermedades, propicia la fijación de nitrógeno en el suelo, es una excelente opción para climas templado frío y, por sus propiedades, puede ser usado en mezclas para obtener forraje con alto contenido de proteína y de almidones similar a la de la alfalfa. Además, es una especie que brinda gran cobertura al suelo, por lo que se puede utilizar para su conservación y mejoramiento —la floración del ebo comienza a los 60 días después de la siembra; sin embargo, se sugiere cortar a los 80-100 días después de la siembra para obtener buen rendimiento y forraje con calidad nutritiva para el ganado—.
Por su parte, el grano de avena es un excelente pienso ―alimento seco para ganado― para bovinos, ovinos, caballos y mulas, aunque la planta también es utilizada en pastoreo. Es un excelente alimento para animales dedicados a la reproducción y animales de trabajo ya que tiene altos niveles de proteína y vitamina E ―para maximizar la cantidad de forraje se recomienda el corte en los estados lechoso y masoso del grano; sin embargo, si el propósito es la calidad, la mejor etapa de corte es el embuche (80 días después de la siembra), ya que se llega a obtener hasta 24% de proteína de la mezcla―.
Al mezclar ebo con avena ―es decir, una leguminosa con una gramínea― se obtiene una fuente rica en proteína y energía con niveles apropiados de fibra, rica en calcio y de alta palatabilidad —la aceptación o placer que provoca el alimento en el animal—. En esta innovación, la avena funciona como un tutor del ebo y proporciona el complemento de fibra; al mismo tiempo, el ebo ofrece alta proteína y digestibilidad al forraje. Además, en comparación con el rastrojo de maíz, esta mezcla tiene mayor potencial de producción en materia seca.
De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, el cultivo de la mezcla forrajera ha requerido de mínimos cuidados ya que no presenta enfermedades ni plagas de relevancia ―más que conejos silvestres que se comen las plantas cuando están en desarrollo―. La planta de avena ha logrado desarrollarse hasta un metro de altura y el ebo, al ser rastrero, se extiende e inhibe el desarrollo de las malezas.
Con la evaluación de dos periodos de cultivo bajo temporal ―primavera-verano 2020 y primavera-verano 2021― la producción de materia seca en la mezcla de forraje se ha estimado en 8.10 y 8.23 toneladas por hectárea, respectivamente. Si una familia tiene en promedio 12 cabezas de ganado menor y estas consumen 14.4 kg de materia seca por día, entonces en una hectárea de milpa se puede destinar el 10% de la superficie para el forraje, así se podrá producir alrededor de 823 kg de materia seca que alcanzará para alimentar aproximadamente 57 días a la docena de animales de traspatio ―considerando ovinos y caprinos, por ejemplo―.
Cabe mencionar que esta mezcla forrajera se puede aprovechar verde o conservar en forma de heno y ensilaje para ser suministrada en época seca ―periodo en el cual la producción de alimentos escasea―. Además, es posible cultivar el forraje dos veces al año. Así, para las unidades familiares que tienen animales de traspatio se puede recomendar ampliamente esta mezcla de forraje que, entre otros beneficios, permite aprovechar el rastrojo de maíz como cobertura del suelo.
Fuente:
Flores Nájera, M. D. J., Sánchez Gutiérrez, R. A., Echavarría Cháirez, F. G., Gutiérrez Luna, R., Rosales Nieto, C. A., & Salinas González, H. (2016). Producción y calidad de forraje en mezclas de veza común con cebada, avena y triticale en cuatro etapas fenológicas. Revista mexicana de ciencias pecuarias, 7(3), 275-291.
“No teníamos el apoyo de nadie. Éramos solo nosotros, buscábamos cómo salir adelante, porque nos unió la fruta. Somos productores de 18 ejidos y nos juntábamos cada mes, y entonces decidimos buscar ayuda (para mejorar la producción y la comercialización), y mientras buscábamos nos visitaron del proyecto para grupos de pequeños productores de Walmart y el CIMMYT, y pues no lo pensamos dos veces y dijimos «¡adelante!», nosotros estamos buscando esto”, comenta Filiberto Santiago García.
Filiberto es un productor de limón persa del ejido Flor de Mayo, municipio de La Trinitaria, Chiapas, y forma parte de la Sociedad Unión Campesina para el Desarrollo Chinkultik —muchos de ellos originarios del municipio de Frontera Comalapa—, cuyos miembros participan en el proyecto Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
En el Ejido Flor de Mayo las plantaciones de limón persa son parte importante de la economía local; sin embargo, la falta de organización y la prevalencia de prácticas agrícolas poco amigables con el ambiente limitaban la producción y la comercialización: “antes vendíamos los precios de nuestras cajas de limones más baratos, y hoy vendemos a un buen precio, tenemos más beneficio familiar. Se hicieron análisis de suelos y eso fue muy importante para nosotros para hacer un cambio en nuestros cultivos y tener una buena producción y más calidad de la fruta”, comenta Marco Antonio Moreno Morales, quien también forma parte de la sociedad de productores.
Emilio García, encargado de comercialización de la sociedad de productores, comenta sobre la capacitación en temas de asociatividad y Agricultura Sustentable que han recibido como parte del proyecto: “Los beneficios que hemos visto trabajando en sociedad son muy grandes porque, a diferencia de los precios que se manejan aquí con los coyotes o con los intermediarios, nosotros tenemos un promedio de 50, 70% más arriba de los precios que aquí están en la zona”.
“El proyecto nos ha beneficiado en el sentido de que ahora trabajamos diferente. Las capacitaciones nos han servido mucho, le damos mejor manejo a los árboles de limón y nos han ayudado en la cuestión de la asesoría técnica más que nada”, enfatiza Emilio.
Porfirio López Hernández, otro de los productores participantes, comenta que “como productores de limón persa sí hemos visto mucha mejoría ante el mercado que tenemos. Damos las gracias por habernos organizado más que nada porque sí nos está yendo bastante bien y por la asesoría más que nada. Ya ve que toda producción necesita asesoría técnica”.