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Productores de trigo del Bajío buscan opciones ante efectos del cambio climático

Detalle de una planta de trigo en parcela de Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)
Detalle de una planta de trigo en parcela de Guanajuato, México. (Foto: CIMMYT)

El cambio climático es una realidad y representa una seria amenaza para la seguridad alimentaria global.  De acuerdo con la evidencia acumulada por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, por cada grado que aumenta la temperatura, la producción de cereales se reduce un 5 % aproximadamente.

En México, los estados del sur y sureste son los que presentan mayor vulnerabilidad al cambio climático; no obstante, este fenómeno también constituye una problemática para las principales regiones productoras de trigo en el norte del país y en El Bajío, ya que este cultivo requiere al menos entre 500 y 600 horas frío —tiempo por debajo de los 7 grados Celsius— para que tenga un buen desarrollo, pero el cambio climático está haciendo que las temperaturas se eleven, comprometiendo la producción del cereal. 

En el estado de Guanajuato, por ejemplo, los cambios en los patrones del clima y los altos costos de producción han hecho que muchos agricultores busquen alternativas para mantener la rentabilidad de sus cultivos. Para algunos productores que han encontrado en la agricultura de conservación una alternativa para hacer frente a los efectos del cambio climático, este sistema de producción sustentable ha representado un cambio radical, pero muy positivo, en su forma de trabajar la tierra. 

Productores de Cuchicuato —en el municipio guanajuatense de Irapuato— que han apostado por la agricultura de conservación comentan que preparar su parcela con este sistema solo hacen una labranza mínima y además aprovechan el rastrojo para proteger al suelo de la erosión, lo que no ocurre con el sistema convencional que aún prevalece en la zona y que consiste en barbechar, pasar la rastra y realizar el surcado para dejar la superficie del suelo completamente libre de residuos del cultivo anterior, pero a merced del efecto erosivo del viento, la lluvia y otros factores. 

“Las consecuencias de realizar estas prácticas se notan en la cosecha del cultivo siguiente, ya que al retirar el rastrojo se deja al suelo sin protección y, con los cambios en el patrón del clima que se han presentado aquí en la región, en la mayoría de las parcelas el trigo no se desarrolla de forma óptima, por lo que la meta de rendimiento suele no alcanzarse”, comenta el equipo técnico que le brinda asesoría y acompañamiento al señor Tomás en el marco del proyecto Agriba Sustentable.

Agriba Sustentable es una iniciativa impulsada por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Su propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano mediante un conjunto de buenas prácticas y tecnologías agrícolas, como la agricultura de conservación y el manejo agroecológico de plagas. 

El resultado del primer ciclo con agricultura de conservación fue positivo para los productores de Cuchicuato que participan en el proyecto: “fue muy notable el cambio, tanto en peso como en calidad de grano. El proceso de la trilla en el sistema convencional debió́ ser adelantado hasta 10 días ya que el grano presentaba bajo contenido de humedad y no logró obtener peso, mientras que el sistema de conservación mantuvo alto contenido de humedad y permitió a las plantas desarrollar el ciclo completo, generando mayor peso y calidad de grano”, comenta uno de ellos. 

Además de permitirle a los agricultores disminuir sus costos de producción y conservar sus suelos, haciendo que sus sistemas de producción sean más capaces de enfrentar los efectos del cambio climático, la agricultura de conservación les permitió producir hasta 1,5 toneladas más en comparación las prácticas convencionales. Por esto, los productores de Cuchicuato concluyen que “ahora que estamos haciendo agricultura de conservación con el proyecto de Agriba Sustentable estamos más que satisfechos con los resultados”.

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Ahorrar tiempo, dinero y agua con prácticas sustentables

Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)
Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)

En el municipio de Cuerámaro, San José de Ramales, en el estado de Guanajuato, se siembra principalmente trigo y cebada en el ciclo otoño-invierno. A pesar de las limitaciones de agua en la región, destaca el cultivo de Esperanza de Heineken, una variedad de cebada que ha ido creciendo en superficie cada año debido a que el ciclo biológico de la cebada es más corto, comparado con el trigo. 

Refugio Botello Rodríguez es uno de los productores de cebada de San José. Debido a la necesidad de hacer un uso más eficiente del agua en la región y con la intención de mejorar sus costos de producción, optó por poner en práctica la agricultura de conservación «esperando tener la humedad suficiente debajo de los rastrojos para que la planta llegue a cosecha sin dificultad», comenta el productor. 

Fue a través del proyecto Cultivando un México Mejor —de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que el señor Refugio recibió capacitación y acompañamiento técnico para establecer este sistema de producción sustentable basado en un mínimo movimiento del suelo y en su cobertura con rastrojo para protegerlo de la erosión, mejorar su estructura, su capacidad de infiltración de agua y de retención de humedad. 

«Hasta la fecha se han aplicado dos riegos, el de nacencia y el primer auxilio. Lleva ahorrado, en promedio, 1 300 metros cúbicos de agua por hectárea que bien pueden servir para otro riego. La cebada se encuentra en mejores condiciones de porte y se ha desarrollado más que con la agricultura convencional basada en movimiento continuo del suelo y sin dejar rastrojo sobre la superficie», puntualiza el equipo técnico de Cultivando un México Mejor que asesora al señor Refugio. 

 Optar por una agricultura sustentable ha tenido otros beneficios. Refugio hace cuentas: lleva ahorrados tres pasos de rastra más el surcado, lo que asciende a aproximadamente a 2 800 pesos (MXN) por hectárea. 

Por cómo se ve su cultivo, el señor Refugio ahora está convencido de que la agricultura de conservación es una buena alternativa: «la semilla sí nace entre la paja (rastrojo) y el agua avanza bien», menciona. Incluso ya está pensando cómo mejorar algunos aspectos el siguiente ciclo en el que tiene la intención de desvarar después de sembrar o sembrar sin desvarar y solo reformar el surco a poca profundidad.

Las prácticas que ahora hace el señor Refugio también le han representado mayor tiempo y recursos disponibles para dedicarlos a su familia: “Mi hijo está enfermo y he visto cómo esta práctica me puede hacer ahorrar tiempo y dinero. A veces me siento cansado para andar arriba del tractor a vuelta y vuelta. Mi hijo me ayudaba, pero ahora necesita atención médica y le digo «vámonos a descansar, hijo, y a cuidarnos». También le digo «¿ves hijo?, no necesitamos mover el suelo» porque ahora vemos que la cebada está bien desarrollada donde solo se ha sembrado entre los rastrojos”. 

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Buenas cosechas con menos agua

El productor Raúl Sotelo durante un monitoreo de humedad para establecer maíz amarillo sin aplicar riego de asiento. (Foto: Tomás López Montoya/CIMMYT)

El productor Raúl Sotelo durante un monitoreo de humedad para establecer maíz amarillo sin aplicar riego de asiento. (Foto: Tomás López Montoya/CIMMYT)

El contenido de humedad del suelo es un factor muy importante para que los cultivos crezcan adecuadamente. Además de las condiciones atmosféricas y las características propias de los cultivos —como su capacidad de absorción y transpiración—, la cantidad de agua que fluye a través de las plantas, desde el suelo hasta la atmósfera, depende en gran medida de la oferta de agua del suelo, de su estructura que influye en la capacidad de absorción, y de si tiene o no una cubierta que le ayude a retener humedad. 

Una de las razones por las que optamos por trabajar la tierra de esta manera es la escasez de agua que se está presentando en la zona”, comenta Raúl Sotelo, agricultor de Navolato, en Sinaloa, México, quien desde hace tres ciclos agrícolas participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Este proyecto tiene entre sus objetivos producir maíz amarillo de manera sustentable. Por ello promueve un sistema de producción que permite aprovechar todas las precipitaciones que caen en la temporada de lluvias y conservar la humedad en el suelo para así poder establecer el cultivo de maíz en fechas óptimas.

Estas prácticas sustentables permiten además sembrar sin tener que regar. Para los productores, esto significa que pueden ahorrarse el llamado riego de asiento que representa más del 30 % del total de agua usada para producir el maíz.

El proyecto, en el que la empresa sinaloense SACSA funge como acopiadora y transformadora, brinda a los productores participantes acompañamiento técnico permanente. A través de este, se les apoya para que tomen las mejores decisiones desde antes de la siembra. En el caso del señor Raúl, por ejemplo, se le apoyó para monitorear la humedad del suelo y establecer así las fechas más idóneas para la siembra del maíz.   

“En general este ciclo se observaron condiciones buenas para el cultivo, la incidencia de plagas fue baja, las malezas se tuvieron controladas y las humedades aprovechables en el suelo fueron óptimas, ya que se sacó adelante el cultivo de buena manera con solo tres riegos de auxilio”, puntualiza el equipo técnico que le brinda acompañamiento al productor.  

Los resultados son excelentes, el rendimiento fue bueno, de 13 toneladas por hectárea y el precio estuvo mejor. Estoy muy contento con esta forma de producir, más económica y que respeta el medioambiente, cuidando también la escasa agua que tenemos, por eso pienso seguir produciendo maíz amarillo para este proyecto, y sin trabajar de manera excesiva la tierra, ya que eso cuesta mucho y no es necesario para levantar buenas cosechas”, concluye el productor. 

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Pobres en materia orgánica el 74 % de los suelos del perímetro del acuífero de Calera

Iván Ortiz-Monasterio durante la presentación de avances del mapeo de fertilidad para los suelos del perímetro del Acuífero de Calera, en Zacatecas, México. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)
Iván Ortiz-Monasterio durante la presentación de avances del mapeo de fertilidad para los suelos del perímetro del Acuífero de Calera, en Zacatecas, México. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)

La poca disponibilidad de agua en el acuífero de Calera, en el estado de Zacatecas, México, ha propiciado que varios agricultores de la zona tecnifiquen el riego mediante sistemas que, en algunos casos, presentan baja eficiencia debido, entre otros aspectos, a que generalmente son instalados de forma empírica. 

Ante esta situación, mediante el proyecto Aguas Firmes se está impulsando una tecnificación con un diseño encaminado a un uso más eficiente del sistema, complementándose con el monitoreo continuo en campo y la asesoría para la implementación de prácticas y tecnologías de agricultura sustentable. 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

En este sentido, el acompañamiento técnico que promueve Aguas Firmes es brindado por especialistas que aportan recomendaciones para identificar los rezagos en las prácticas agronómicas acostumbradas, permitiendo que los productores obtengan nuevos conocimientos para optimizar sus propios sistemas de producción con sistemas sustentables como la agricultura de conservación.

Como parte del soporte científico al acompañamiento técnico de Aguas Firmes, recientemente Iván Ortiz-Monasterio, científico principal del CIMMYT, compartió con productores y técnicos que participan en el proyecto diversas estrategias y recomendaciones en torno a la fertilidad del suelo. 

El especialista del CIMMYT explicó la importancia de los factores físicos, químicos y biológicos que determinan la fertilidad de los suelos, así como las estrategias disponibles para el manejo de suelos ácidos y alcalinos. La propuesta de manejo de la fertilización expuesta por el científico resaltó la importancia de la fuente, dosis, momento y lugar de aplicación correctos, tomando en cuenta herramientas como el análisis de suelo y el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada. 

Durante su participación, Ortiz-Monasterio también presentó el avance del mapeo de la fertilidad de los suelos de los municipios que integran el perímetro del acuífero de Calera. Dicho mapeo se está conformando con los resultados de casi un centenar de análisis de suelos realizados en lo que va del año dentro del perímetro en mención.

La relevancia de este mapeo de la fertilidad de los suelos de la zona radica en que posibilitará hacer recomendaciones nutrimentales por regiones aún sin contar con los resultados de los análisis de suelo de cada parcela particular. Además, este mapeo permitirá tener una visión general de aspectos particulares de los suelos, como el caso de la materia orgánica. 

De hecho, mediante los avances presentados, se ha podido documentar que los suelos de la zona tienen limitaciones de micronutrientes como hierro, zinc y boro, por lo que deberán ser aplicados de acuerdo con el requerimiento y meta de rendimiento de cada cultivo. 

El análisis también revela que 74 % de los suelos de la zona presentan valores moderadamente bajos y muy bajos de materia orgánica —solo un 10% presenta valores muy altos a moderadamente altos y un 16% valores medios—, lo cual quiere decir que la agricultura de conservación se perfila como un sistema que permitirá subir los niveles de materia orgánica en la zona. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es

 

Mapa de materia orgánica de acuerdo con resultados de análisis de suelo del año 2022 en los municipios del Acuífero de Calera, Zacatecas.
Mapa de materia orgánica de acuerdo con resultados de análisis de suelo del año 2022 en los municipios del Acuífero de Calera, Zacatecas.
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El rastrojo y la conservación de los suelos en Oaxaca

Plataforma de investigación de San Francisco Lachigoló, Oaxaca, en la que se observa el desarrollo de maíz en el sistema de labranza mínima con cobertura, durante el periodo de sequía de 2021. (Foto: Samuel Randy Aracen)
Plataforma de investigación de San Francisco Lachigoló, Oaxaca, en la que se observa el desarrollo de maíz en el sistema de labranza mínima con cobertura, durante el periodo de sequía de 2021. (Foto: Samuel Randy Aracen)

El estado de Oaxaca, en México, presenta amplias regiones con altos niveles de degradación y pérdida de suelo. La erosión hídrica y eólica son las principales causas de esa degradación que, a su vez, está vinculada a prácticas como el sobrepastoreo, el retiro total de rastrojo, las quemas agrícolas y el uso excesivo de maquinaria. En conjunto, esto ocasiona pérdida de fertilidad agrícola, reflejada en un raquítico desarrollo de los cultivos y en rendimientos que, en muchas ocasiones, no superan una tonelada por hectárea. 

En la región Mixteca Alta, específicamente en los municipios de San Antonino Monteverde y Villa Chilapa de Díaz, los suelos son pobres en nutrientes, deficientes en materia orgánica y, en general, presentan condiciones que limitan la producción agrícola. Por esta razón en estos municipios se han desarrollados trabajos de concientización enmarcados en la iniciativa Cultivos para México, que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El simple hecho de ya no quemar las parcelas y dejar una mínima parte de los residuos de cosecha sobre las áreas de cultivos, son sinónimos de logros, de resultados y, sobre todo, de impactos y cambios de perspectivas de los agricultores de la región”, comenta el equipo técnico de Fondo para La Paz, organización que colabora con el CIMMYT en esta región para promover sistemas sustentables como la agricultura de conservación. 

“La cubierta vegetal es importante en la agricultura de conservación para proteger el suelo del impacto de las gotas de lluvia, así como para mantener el suelo bajo sombra y con el más alto porcentaje de humedad posible. Hemos visto su importancia para el reciclaje de nutrientes, pero también tienen un efecto físico y, probablemente, alelopático sobre las malezas, bajando su incidencia y conduciendo a la reducción del uso de agroquímicos y, con ello, de los costos de producción”, mencionan los técnicos de Fondo para La Paz.

Los rastrojos actúan como una capa protectora que amortigua la presión ejercida sobre el suelo por las ruedas de la maquinaria y las pisadas de los animales, y por lo tanto desempeñan un papel importante en la reducción de la compactación del suelo. Además,  tienen un papel muy importante en la conservación de humedad, ya que actúan como una “esponja” absorbiendo el agua y reteniéndola por mayor tiempo, de manera que ayudan a que el líquido esté disponible en periodos de sequía prolongada.

En los Valles Centrales, otra de las regiones de Oaxaca donde los suelos están severamente degradados, está la plataforma de investigación de San Francisco Lachigoló, donde se evalúa el componente de cobertura de suelo desde el año 2017.

“Durante estos cinco años se ha podido observar el efecto de la cobertura del suelo con rastrojo. En las parcelas donde se ha hecho labranza mínima y se ha mantenido el rastrojo como cobertura se han obtenido rendimientos de hasta 3,3 toneladas por hectárea, mientras que con el sistema convencional solo se obtiene la media local que es de una tonelada por hectárea. Además, este no es el único beneficio de la cobertura, ya que también es posible disminuir la incidencia de malezas y mejorar las características, físicas, químicas y biológicas del suelo”, comenta el equipo responsable de la plataforma de investigación.  

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Acciones frente a la degradación de los suelos

La degradación de los suelos a nivel mundial pone en riesgo la estabilidad de la producción de alimentos y afecta el funcionamiento de los ecosistemas. Tan solo en América Latina, los suelos agrícolas han perdido cerca del 75 % de sus reservas naturales de carbono y su biodiversidad a causa de prácticas de manejo agrícola no sostenibles; en México, aproximadamente el 64 % del suelo ocupado se encuentra en proceso de degradación física, química y biológica.

En este contexto, la revista EnlACe destaca en su más reciente edición parte del trabajo científico que realiza el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para revertir los procesos de degradación, fomentar la recuperación de la fertilidad del suelo y realizar acciones de protección al medioambiente.

Portada de EnlACe: La revista de la Agricultura de Conservación No. 60.
Portada de EnlACe: La revista de la Agricultura de Conservación No. 60.

Así, el número 60 de este medio presenta los resultados de uno de los experimentos de mayor duración sobre el trigo de regadío en el norte de México —realizado por investigadores del CIMMYT y de la Universidad canadiense de Lethbridge— en el que se destaca a la agricultura de conservación en camas permanentes como una opción sostenible para la producción de cultivos al mejorar los atributos del suelo.

Se resalta también la Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (ENASAS) y la iniciativa Cultivos para México, que el gobierno federal impulsa en colaboración con organismos nacionales e internacionales. A través de Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—, por ejemplo, se ha impactado positivamente en 300 mil productores de maíz, trigo y frijol, mediante la implementación de prácticas y tecnologías sustentables, particularmente asociadas a la conservación de suelos y agua. 

Entre otros contenidos, la revista EnlACe destaca el reconocimiento póstumo realizado por el gobierno de la India al doctor Sanjaya Rajaram —quien fuera un destacado investigador del CIMMYT y ganador del Premio Mundial de la Alimentación 2014—; el impacto de Agricultura para la Paz —una iniciativa del Gobierno de México, el Centro Nobel de la Paz y el CIMMYT para evitar nuevas crisis alimentarias—; y las recientes acciones en el marco de Tech Maíz, mecanismo que facilita el intercambio de conocimientos sobre la producción sostenible de maíz en América Latina. 

Estos y otros contenidos están disponibles de forma gratuita en EnlACe: La revista de la Agricultura de Conservación No. 60. 

Foto de portada: Parcela con residuos de cosecha como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

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Recomendaciones para optimizar la fertilización nitrogenada

 

Segunda fertilización enterrada en el fondo de los surcos en el cultivo de trigo en el Valle del Yaqui, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Segunda fertilización enterrada en el fondo de los surcos en el cultivo de trigo en el Valle del Yaqui, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

Con los precios del fertilizante cada vez más elevados es muy importante para los agricultores hacer un uso racional de este insumo. Además, el excesivo uso de fertilizante inorgánico afecta al medioambiente. Al utilizar menos fertilizante se reducen las emisiones contaminantes, pero ¿cuál es la cantidad de fertilizante nitrogenado que realmente se necesita y cómo deben los agricultores aplicarlo para aprovecharlo al máximo? 

Aquí se resumen unas lecciones aprendidas de la investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB), en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora, en las últimas décadas. Aunque la investigación se ha enfocado en agricultura de conservación y sus componentes, las recomendaciones generales de fertilización nitrogenada también son válidas para sistemas con labranza convencional. 

1. Hay que enterrar el fertilizante inorgánico y evitar aplicaciones al voleo o en agua de riego por gravedad

La aplicación al voleo resulta en la volatilización del fertilizante —este se pierde en forma de gases que contribuyen al cambio climático— y con la aplicación de gas en el agua de riego la pérdida de nitrógeno en forma gaseosa es aún más grande que con la aplicación al voleo.

En un ensayo de cuatro años en el CENEB la aplicación de nitrógeno al voleo bajó el rendimiento tanto con camas permanentes como con camas con labranza convencional. Por esto, la recomendación es enterrar el fertilizante.

En presiembra el fertilizante se puede enterrar con un disco cortador en la parte superior de la cama y la segunda fertilización se puede enterrar en el fondo de los surcos. Así también se evita el contacto entre el rastrojo y el fertilizante, lo que reduce la inmovilización del nitrógeno. La única excepción a esta regla es aplicación de nutrientes en agua de riego por goteo, donde va directo a la zona radicular. 

2. Parte del fertilizante inorgánico se puede reemplazar con composta

En un experimento en el CENEB se evaluó, desde 2016, si se puede reemplazar parte del fertilizante inorgánico con fertilizante orgánico, en este caso composta de origen bovino. Se observó que sí es posible reemplazar parte de la primera aplicación de nitrógeno con composta, pero es mejor usar también una parte de fertilizante inorgánico porque esto permite asegurar que los nutrientes estén disponibles cuando el cultivo los necesita —la composta es de liberación más lenta que el fertilizante inorgánico—.

Es posible aplicar la composta en la superficie en banda encima de la cama cuando el fertilizante inorgánico se incorpora con un disco cortador para asegurar que no haya contacto entre el fertilizante inorgánico y la composta. Esto porque el contacto entre ambos puede resultar en una inmovilización del nitrógeno, ya que los microorganismos pueden usar el nitrógeno de la urea para la mineralización de la materia orgánica en la composta.

3. Para mantener rendimientos altos de trigo a largo plazo se necesitan entre 150 y 300 unidades de nitrógeno por hectárea 

La dosis de nitrógeno necesaria depende del potencial de rendimiento del suelo, del nitrógeno almacenado y liberado del suelo, y del clima que varía entre ciclos. Por la combinación de estos factores, la dosis exacta de nitrógeno necesario cambia y toda recomendación será un aproximado. Así, lo mejor que se puede hacer es llegar a un aproximado que permita alcanzar lo más que se pueda de rendimiento, sin aumentar demasiado los costos y la cantidad de nitrógeno que se pierde en el ambiente. 

Los suelos del Valle del Yaqui y del Valle del Mayo (Sonora, México) son, en su mayoría, suelos arcillosos que pueden almacenar cantidades grandes de nitrógeno. Por ende, en campos donde se ha sobrefertilizado por muchos años es posible que por unos años se requieran dosis más bajas de entre 50 y 150 kilogramos de nitrógeno por hectárea. Desde la experiencia del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, aplicar más de 300 kilogramos de nitrógeno por hectárea no es necesario y resulta en pérdidas de este fertilizante al medioambiente, además de elevar los costos de producción. 

4. Colectar datos y experimentar dentro de la parcela puede ayudar a mejorar la fertilización año con año

Si existe duda sobre la dosis apropiada se puede hacer una franja dentro de la parcela, en donde se aumente la dosis de la segunda fertilización. Aparte de la dosis de fertilización, el manejo debe de ser igual que en el resto del campo. Al final del ciclo se determina por separado el rendimiento en la franja con dosis alta y el resto del campo, pudiéndose evaluar si conviene aumentar la dosis para el resto del campo al siguiente ciclo. De la misma forma, se puede hacer una franja con una dosis más baja, para evaluar si se puede reducir la dosis de fertilizante. De esta manera se puede ir afinando la fertilización en el transcurso de los años.

Con medidas sencillas como estas es posible hacer más eficiente el uso de fertilizante nitrogenado y evitar gastos innecesarios y daño al medioambiente.

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Frijol caupí, un cultivo alternativo con amplios beneficios

Cultivo de caupí en San Pedro Pochutla, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur/CIMMYT)
Cultivo de caupí en San Pedro Pochutla, Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur/CIMMYT)

Originaria de África central, esta leguminosa es considerada actualmente una fuente de proteína vegetal de alta calidad que se consume en muchas partes del mundo. Se trata del cowpea o caupí (Vigna unguiculata), el cual también es un buen forraje y aporta diversos beneficios al suelo donde se cultiva.

El frijol caupí, frijol chino o chícharo de vaca, como también se le conoce, no es muy explotado en México, pero debido a sus diversas propiedades nutricionales, características agronómicas y a que se adapta a suelos de todas las texturas y a altitudes que van de los cero a los 1 500 metros sobre el nivel del mar, representa una buena alternativa para diversificar cultivos en el país. 

En el estado mexicano de Oaxaca, como parte de las acciones de diversificación de cultivos impulsadas en el marco de Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se han establecido parcelas con caupí para evaluar su comportamiento bajo condiciones de riego y temporal, evaluando además diferentes líneas de diferentes colores. 

Los resultados en San Pedro Pochutla, Oaxaca, muestran que el caupí tiene un excelente desarrollo y rendimiento, es tolerante a la sequía, a suelos poco fértiles y temperaturas altas, lo que lo reafirma al cultivo como una alternativa para incorporar en los sistemas de producción de amplias zonas de Oaxaca donde, en años recientes, las lluvias han sido muy erráticas y la producción de maíz ha sido limitada. 

El caupí se puede utilizar como grano seco, grano tierno y vainas para el consumo humano. Esto es importante ya que constituye una fuente de proteína, fibras, carbohidratos, minerales y vitaminas que perfilan al cultivo como una opción relevante para la dieta en comunidades con poblaciones vulnerables.

En el plano agronómico, el caupí es un abono verde que se puede incluir para el mejoramiento y la conservación de suelos ya que es un excelente fijador de nitrógeno. Así mismo, al incluirse en los sistemas de producción como rotación puede ser una alternativa de ingreso económico para las familias productoras. 

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Las prácticas de agricultura de conservación reviven los suelos salinos y sódicos

En las regiones áridas y semiáridas, la salinidad y la sodicidad del suelo suponen un reto para la seguridad alimentaria mundial y la sostenibilidad medioambiental. A nivel mundial, unos 932 millones de hectáreas están afectadas por la salinización y la alcalinización. Debido al aumento de la población, las actividades antropogénicas y el cambio climático, la importancia del estrés salino en el suelo está aumentando tanto en los sistemas de irrigación como en los de secano.

Científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y del ICAR emplearon prácticas de agricultura de conservación a largo plazo en diferentes sistemas agroalimentarios para determinar el potencial de recuperación de los suelos sódicos tras un cultivo continuo durante nueve años, y los resultados del experimento se publican ahora.

Utilizando diferentes técnicas de agricultura de conservación en áreas que cultivan combinaciones de maíz, trigo, arroz y frijol mungo, el estudio utilizó muestras de suelo para identificar la disminución de la salinidad y la sodicidad después de cuatro y nueve años de cosecha.

Las pruebas demuestran que este enfoque es una vía viable para reducir la sodicidad del suelo y mejorar las reservas de carbono de este. La investigación también muestra que el sistema de arroz-trigo-mungo basado en la agricultura de conservación tenía más potencial de recuperación que otros sistemas estudiados y, por tanto, podía mejorar el carbono orgánico del suelo y aumentar la productividad de los cultivos.

Lea la publicación aquí.

Foto de portada: Comparación del rendimiento de los cultivos bajo agricultura de conservación y labranza convencional en un suelo sódico en Karnal, Haryana, India. (Foto: HS Jat/ICAR-CSSRI)

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Riego eficiente, fundamental para no sobreexplotar acuíferos

Tecnificación del sistema de riego en Zacatecas, México. (Foto: Aguas Firmes)
Tecnificación del sistema de riego en Zacatecas, México. (Foto: Aguas Firmes)

La agricultura es la actividad que más consume agua en el mundo, por lo que uno de los grandes retos es optimizar su uso —idealmente, producir más con menos cantidad de agua—. En México, donde la actividad agrícola ocupa alrededor del 76% del total de las extracciones de agua, se siembran alrededor de 22 millones de hectáreas, de estas, el 80% es de temporal y solo el 20% tiene infraestructura de riego.

Zacatecas, que en el país ocupa el puesto ocho de entidades con menor precipitación anual, es uno de los estados con zonas áridas y semiáridas donde el riego con agua subterránea es muy importante para el desarrollo de la agricultura. Y es que, después de los mantos de hielo en los polos, los acuíferos subterráneos albergan la mayor cantidad de agua dulce del planeta. 

Lamentablemente, es común que de estos cuerpos de agua se extraiga más líquido que el que se recarga. Tan solo en México, 157 de los 653 acuíferos existentes se encuentran sobreexplotados, como el de Calera, en Zacatecas, donde la agricultura tiene un papel preponderante y por lo que es fundamental transitar a sistemas de producción más sustentables.

La optimización de los sistemas de riego y los suelos sanos son fundamentales para el cuidado del agua de los acuíferos porque el agua de lluvia con la que estos se alimentan no les llega directamente sino a través del suelo que permite su infiltración. 

Los suelos degradados por años de prácticas inadecuadas —como la labranza excesiva que destruye la estructura del suelo o el continuo paso de maquinaria o ganado que genera compactación— ven reducida su capacidad para infiltrar agua. En cambio, al minimizar el movimiento del suelo y cubrirlo con rastrojos es posible mejorar significativamente su estructura y sus funciones ecosistémicas.

Esta forma de cultivar basada en el mínimo movimiento del suelo y su cobertura con residuos agrícolas es conocida como agricultura de conservación. “A través de Aguas Firmes trabajamos para introducir y promover de forma incluyente la adopción de este sistema, pero también tecnologías asociadas que nos permitan ayudar a que el agricultor tenga una mayor eficiencia en su sistema producción”, señala Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

Entre las tecnologías que se están promoviendo junto con la agricultura de conservación destaca la tecnificación del riego en los casos donde aún se practica el riego rodado, es decir, que requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad. De hecho, a través de Aguas Firmes los productores también pueden tener acceso a créditos para la tecnificación de los sistemas de riego mediante el Programa de Financiamiento a la Modernización de los Sectores Agroalimentario y Rural que ejecuta FIRA.

“En estas parcelas con un riego al día alcanzábamos a cubrir un promedio de un cuarto de hectárea solamente. Ahora regamos tres hectáreas en un día. Ya se ha hecho más eficiente el riego. Con la siembra en hileras usamos una cintilla a una distancia entre hilera de 20 centímetros, lo cual nos ayuda a hacer uso eficiente del agua”, comenta Héctor Manuel Gutiérrez Carrillo, uno de los productores de Calera que participa en el proyecto. 

Tecnificar el riego tiene muchos beneficios porque en Calera, donde no hay ríos o presas, el agua es uno de los bienes más preciados y con los riegos rodados “el agua no rendía gran cosa”, se desperdiciaba con riegos de 15 o 16 horas, incluso 18, cuando ahora, comentan los productores que han tecnificado el riego, “los más pesados son de seis horas”. 

Aunque el tipo de suelo también influye en la eficiencia del sistema de riego, este cambio es muy significativo porque el riego rodado, de acuerdo con observaciones hechas por diversos hubs del CIMMYT, a penas tiene una eficiencia de entre 22 y 32% en el uso del agua. Así que optimizar los sistemas de riego constituye un importante primer paso para que, desde las parcelas, se contribuya a mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es