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El BID y el CGIAR dialogan sobre la importancia de fortalecer los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe

Dirección Regional para América Latina y el Caribe del CGIAR, en colaboración con el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y del Trigo (CIMMYT), organizó a principios de febrero un importante conversatorio sobre el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BIDCompetir en la Agroindustria: Estrategias empresariales y políticas públicas para los desafíos del siglo XXI. El principal objetivo del evento era avanzar en la búsqueda de estrategias compartidas para fortalecer los sistemas agroalimentarios de América Latina y el Caribe.

Según los representantes de ambas instituciones, fortalecer los sistemas agroalimentarios latinoamericanos permitiría garantizar el liderazgo de la región en el campo de las exportaciones agrícolas y contribuir significativamente al desarrollo y la prosperidad de sus sociedades.

En sus palabras de apertura ante las más de 130 personas que siguieron la retrasmisión del evento desde la sede del CIMMYT en México, el Director Regional para América Latina y el Caribe del CGIAR, Joaquín Lozano, alabó la calidad del informe, destacando que abre perspectivas nuevas sobre cuestiones muy próximas al mandato y el trabajo del CGIAR como la innovación en la agricultura, la importancia de los bienes públicos y los desafíos climáticos de los sistemas agroalimentarios.

Lozano aseguró que, aunque tradicionalmente los sistemas agroalimentarios han sido considerados un campo poco propicio para la inversión en innovación, esta percepción está cambiando gracias a la agricultura basada en la ciencia y la agricultura de precisión, a cuyo desarrollo contribuye decisivamente el trabajo de instituciones dedicadas a la innovación y la investigación agrícola como el CGIAR.

“El desarrollo de estas modalidades de agricultura no solo contribuye al desarrollo de la agroindustria, sino que puede ser crucial para cerrar la brecha tecnológica, económica y social entre la agricultura moderna y la tradicional”, aseguró. “Para que esto suceda, se necesita una gran alianza entre instituciones científicas, poderes públicos y bancos de desarrollo como el BID”.

Ernesto Stein, representante del Grupo BID en México y coordinador del equipo que elaboró el informe, también incidió en el papel clave que la agricultura puede jugar en el desarrollo y el bienestar económico de las sociedades de América Latina y el Caribe.

Ernesto Stein durante su explicación de las principales conclusiones del informe. (Foto: CIMMYT)

“Históricamente, se pensaba que el camino más rápido hacia el desarrollo era la industrialización. Sin embargo, este modelo tiene sus límites. Además, la agricultura ha demostrado que puede ser no solo una actividad económica de subsistencia, sino un método de producción avanzado”, aseguró.

Stein advirtió que el éxito de esta “estrategia alternativa de desarrollo” no es automático. El mercado agroalimentario exige estándares cada vez más altos de calidad, sostenibilidad e información y, para cumplir con esas exigencias, “es necesario el desarrollo de nuevas capacidades”.

En este contexto, el informe del BID describe 30 casos de empresas agroalimentarias ubicadas en 12 países latinoamericanos que se han insertado con éxito en el mercado y analiza los factores que han contribuido a construir esas historias ganadoras.

Esos factores tienen que ver con estrategias de agregación de valor a los productos agrícolas (cumplir con los requisitos de los mercados externos; obtención de certificaciones; elaboración de productos con cualidades especialmente valoradas por los consumidores, aprovechamiento de periodos de baja oferta gracias a la innovación genética, desarrollo de productos derivados para aprovechar el producto que no se pueda hacer llegar fresco a mercado o creación de una identidad de marca diferenciada) y, también, con el modelo de organización productiva (que el informe divide en tres: empresas de integración vertical —grandes empresas productoras con control absoluto de todos los factores del proceso productivo—; empresas tractoras —empresas medianas o grandes que convenian la producción con pequeños productores—; y empresas de asociatividad horizontal —al estilo de las cooperativas—).

El objetivo del informe no es solo descriptivo, sino prospectivo, pues la identificación de estos factores aspira a servir de inspiración tanto a otras empresas como a otros actores implicados en la definición de políticas de desarrollo rural —principalmente los gobiernos— para contribuir a crear las condiciones que permitan replicar o escalar los modelos retratados en el informe.

La presentación global del informe fue seguida del examen de algunas cuestiones más específicas. Hablando de la necesidad de innovación en la agricultura, Gustavo Crespi, de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del BID, aseguró que “la economía de la innovación siempre ha considerado a la agricultura un sector poco innovador. Sin embargo, a lo largo de las décadas, la agricultura ha llevado a cabo transformaciones productivas y organizativas muy significativas que han sido subestimadas”.

De hecho, según Crespi, la agricultura vive hoy un complejo proceso de transformación — principalmente en las fases de pre-cultivo, pre-cosecha y post-cosecha— que está consiguiendo reducir la incertidumbre asociada a la agricultura y mejorar enormemente su eficiencia.

Romina Ordoñez, de la División de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Gestión de Riesgo de Desastres del BID, examinó los desafíos medioambientales de las cadenas de valor agrícolas, destacando cómo esos desafíos van acompañados de oportunidades, como el hecho de que la certificación ambiental de un producto agrícola permite generar ingresos extra.

Sin embargo, advirtió: “la transición a una agricultura más sostenible tiene un coste inicial que no todos pueden asumir”. Por eso, esa transición necesita el apoyo de instituciones fuertes —poderes públicos, organizaciones internacionales y bancos de desarrollo, principalmente—.

Posteriormente, los comentaristas por parte del CGIAR dieron sus puntos de vista desde distintos ángulos. Valeria Piñeiro, de la Oficina para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés) incidió también en el “papel clave que los bienes públicos han de jugar en la optimización de los sistemas productivos agrícolas”. Para ella, las transformaciones tecnológicas deben ir acompañadas de transformaciones en las instituciones y en las políticas.

Hugo Campos, Director Adjunto de Investigación del Centro Internacional de la Papa (CIP), aseguró que el evento “podría marcar un antes y un después en la forma en que utilizamos la innovación para generar valor en la agricultura”.

Deissy Martínez, Líder de la Iniciativa AgriLAC Resiliente (Foto: CIMMYT)

Por su parte, Deissy Martinez, Líder de la Iniciativa AgriLAC Resiliente del CGIAR, destacó que “es posible generar valor en la agricultura a partir de la sostenibilidad”, asegurando que este hecho, “que hoy es lo extraordinario, debería ser lo normal”.

Tras una sugerente sesión de preguntas y respuestas entre la audiencia y los ponentes, moderada por Jesús Quintana, Director Gerente para La Alianza de Bioversity International y el CIAT, cerró el acto Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Govaerts destacó que el reto es “conectar los sistemas de innovación con y los modelos de agregación de valor a la agricultura, asegurándonos de que tienen un impacto en la lucha contra la pobreza y generan inclusión”. También abogó por la necesidad de que América Latine piense en cómo le gustaría estar en el año 2100 y en que trabaje unida para cumplir sus objetivos y determinar “el cuándo, el cómo y el dónde de sus esfuerzos” para transformar sus sistemas agroalimentarios.

El conversatorio dio lugar a animadas discusiones durante la duración del evento y en los momentos posteriores al mismo (Foto: CIMMYT)

 

Las distintas intervenciones de ponentes y público hicieron evidente que la intuición inicial que guiaba tanto el informe del BID como el evento es válida y pertinente: el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios en América Latina y el Caribe puede contribuir decisivamente al desarrollo de la región y sus sociedades. También quedó patente que este objetivo solo se puede alcanzar mediante amplias alianzas que comprendan al sector privado y al público; a productores —grandes y pequeños— y a inversores; y a actores nacionales e internacionales.

Puede acceder y descargar el informe aquí.

Puede ver el vídeo del evento aquí.

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¿Qué son los sistemas de semillas de cereales?

Para que las semillas certificadas lleguen al campo de un agricultor para su cultivo, pasan por muchas manos: programas de mejoramiento internacionales y nacionales, organismos reguladores gubernamentales, empresas privadas de semillas y minoristas o agrocomerciantes. Cada una de estas organizaciones desempeña un papel importante en el diseño, las pruebas, la producción y la distribución de variedades mejoradas de maíz y trigo.

En conjunto, estos procesos, actores y las relaciones entre ellos forman un sistema de semillas, que incorpora la producción, la conservación, el intercambio y el uso de materiales de propagación para los cultivos. Según la definición de la Comunidad de Excelencia para el Desarrollo de Sistemas de Semillas (COE, por sus siglas en inglés) del CGIAR los sistemas de semillas son complejos, ya que implican acuerdos entre los sectores público y privado, niveles de regulación y años de investigación y desarrollo, y son específicos de cada cultivo, país, entorno agroecológico y contexto de mercado.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha investigado y trabajado ampliamente con las facetas y los actores de los sistemas de semillas de cereales en América Latina, Asia y África, específicamente en relación con los cultivos de cereales, y con el maíz y el trigo en particular.

El papel de los científicos del CIMMYT en la oferta y la demanda

Los equipos de mejora utilizan técnicas tradicionales y avanzadas para identificar líneas mejoradas de maíz y trigo en función de los rasgos deseados determinados por los agricultores y los mercados de consumo. Además de un mayor rendimiento de los granos, otros rasgos preferidos son una mayor cantidad de granos o frutos, resistencia a plagas y enfermedades, tolerancia a la sequía o los suelos pobres, mejor calidad nutricional, o sabor y facilidad de procesamiento.

Los socios del sector público y privado utilizan estas líneas para su posterior mejora, prueba y multiplicación de semillas. Otros se dedican a probar las variedades en los campos de los agricultores y apoyan a las empresas de semillas en la producción.

Para fomentar el acceso de los pequeños agricultores a estas variedades mejoradas, el CIMMYT aplica una estrategia de sistemas de semillas dividida en el desarrollo del lado de la oferta, relativo a la mejora y la producción de semillas, y el desarrollo del lado de la demanda, que abarca cuestiones relacionadas con la distribución y la aceptación de las variedades. En el lado de la oferta, el trabajo de los científicos del CIMMYT se lleva a cabo en tres fases:

  • Fase de desarrollo del producto: Los mejoradores hacen avanzar a través del canal de mejoramiento del CIMMYT los materiales más prometedores de una fase de mejoramiento a la siguiente. Los mejores candidatos se prueban primero en ensayos de campo en las estaciones de investigación y luego en los campos de los agricultores. Después, el CIMMYT organiza jornadas de campo para mostrar los materiales con mejor rendimiento a los socios del sector público y privado.
  • Fase de asignación de productos: Los socios locales solicitan los nuevos productos del CIMMYT y firman acuerdos de licencia que protegen la nueva semilla de reclamaciones de propiedad privada y ayudan a acelerar la comercialización y distribución en las regiones objetivo a precios asequibles.
  • Fase de liberación y comercialización: Los agricultores pueden obtener y beneficiarse de las semillas de maíz y trigo mejorados una vez que las autoridades nacionales registran y liberan las variedades que sobresalen en los ensayos nacionales de rendimiento y los socios del sector público y privado comienzan a producir y comercializar o distribuir las semillas.

Por el lado de la demanda, los científicos del CIMMYT trabajan para apoyar el desarrollo de sistemas de semillas a través de su trabajo sobre

  • Las preferencias de los agricultores y la demanda de variedades: Los científicos tratan de entender las preferencias y necesidades actuales y futuras de las variedades. Esto implica el uso de herramientas innovadoras, como las pruebas de concepto de producto, las pruebas y la clasificación en la granja, y la evaluación varietal participativa.
  • Desarrollo de la industria de las semillas: Las pequeñas y medianas empresas de semillas, así como los agrocomerciantes, desempeñan un papel fundamental en la distribución de semillas. Nuestro trabajo trata de entender los puntos de entrada para apoyar a la industria de las semillas con el fin de acelerar la adopción de nuevas variedades por parte de los agricultores.
  • Demanda de cereales por parte de los consumidores: Las preferencias de los consumidores y de la agroindustria por los cereales y los alimentos a base de cereales constituyen una importante fuente de demanda de nuevas variedades. Los científicos del CIMMYT colaboran con los consumidores y la agroindustria para innovar en el diseño de productos alimentarios y comprobar la aceptación de los consumidores. Los conocimientos adquiridos se comunican a los equipos de mejora y producción de semillas para el diseño de futuras variedades de cereales.

Sistemas de semillas con perspectiva de género

Un equipo de científicos sociales del CIMMYT con experiencia en economía, género y marketing trabaja para comprender las necesidades y preferencias de los agricultores, los consumidores y la agroindustria por las nuevas variedades. Desarrollan estrategias de venta al por menor, como la comercialización dirigida, el apoyo a la evaluación de semillas en la tienda y los incentivos de precios, y promueven la adopción de mejores políticas de apoyo a las empresas y los mercados de semillas.

El CIMMYT explora mecanismos para ayudar a las empresas de semillas a adaptar sus productos a las preferencias de las mujeres. Las investigaciones demuestran que, más allá del potencial de rendimiento, las mujeres buscan en las semillas características diferentes a las de los hombres. Por ejemplo, las mujeres se inclinan más por una variedad con una mayor vida útil del grano. Del mismo modo, cuando las mujeres participan en la selección de variedades, tienden a hacer evaluaciones más objetivas que los hombres.

Nuestros expertos promueven estrategias para fomentar sistemas de distribución inclusivos y eficaces, ayudando a los agricultores, tanto hombres como mujeres, a obtener las semillas que mejor se adaptan a sus necesidades específicas. Este modelo continuo proporciona al CIMMYT información de los agricultores y de los socios de los sectores público y privado, que sirve de base para la posterior investigación en materia de mejora genética.

¿Por qué son importantes los sistemas de semillas de cereales?

El CIMMYT contribuye a que nuevas semillas mejoradas lleguen a los agricultores, los consumidores y la agroindustria, lo que, en última instancia, tiene efectos positivos duraderos en términos de seguridad alimentaria y desarrollo económico.

Cereales como el maíz y el trigo desempeñan un papel fundamental en la seguridad alimentaria mundial. Aumentar su productividad en el Sur Global sigue siendo una prioridad clave para el desarrollo. Los pequeños agricultores se enfrentan a una presión cada vez mayor para mantener y aumentar sus rendimientos frente a tres problemas principales: el cambio climático, que aumenta la frecuencia de las sequías graves, las inundaciones y los brotes de plagas y enfermedades; el rápido aumento de los costos de los insumos, como la tierra, la mano de obra y los fertilizantes; y las condiciones desfavorables de comercialización de sus cereales.

Los sistemas de semillas, como punto de entrada crítico para la tecnología agrícola mejorada, necesitan urgentemente una mejora y modernización. Desde el inicio de la Revolución Verde en la década de 1960, el descubrimiento, el desarrollo y la entrega de semillas mejoradas para los pequeños agricultores ha seguido siendo una parte esencial de las iniciativas mundiales y locales para aumentar la productividad de los pequeños agricultores.

¿Cómo es un sistema de semillas sostenible, inclusivo y productivo?

De cara al futuro, existen serios retos para ampliar y profundizar el impacto de las inversiones en mejoramiento genético. Se necesitan urgentemente sistemas de inteligencia de mercado para apoyar a los equipos de fitomejoramiento en el diseño de futuros productos y la priorización basada en pruebas. Es necesario innovar en la forma en que los actores de los sistemas informan y apoyan a los agricultores para que experimenten con nuevas semillas.

El CIMMYT está trabajando con los socios del CGIAR para poner en marcha una nueva estrategia de 10 años. Los sistemas de semillas eficaces logran la adopción generalizada de variedades que captan los beneficios de la mejora de los cultivos y conectan a los actores a lo largo de la cadena de valor para que todos puedan beneficiarse de un cultivo productivo, desde el banco de semillas hasta el suelo. En estrecha colaboración con los sistemas nacionales de investigación agrícola, el CGIAR ha tenido un éxito histórico en la introducción de variedades mejoradas para los pequeños productores de cultivos básicos, con un alto rendimiento de la inversión. Sin embargo, se sigue criticando que los grandes programas públicos de mejoramiento genético adoptan un enfoque de la innovación agrícola basado en la tecnología y en la oferta.

Los programas de fitomejoramiento de cereales pueden orientarse más hacia la demanda empleando más estrategias de segmentación del mercado –dividiendo los mercados de clientes objetivo en grupos más pequeños y específicos desde el punto de vista geográfico y demográfico– y desarrollando una descripción y un perfil más accesibles de sus productos. Utilizando enfoques similares, es probable que el CGIAR amplíe los programas orientados a la demanda en materia de innovación genética y desarrollo de sistemas de semillas en la nueva fase de operaciones.

Foto de portada: Personal embolsa maíz en el almacén de Demeter Seeds. (Foto: Emma Orchardson/CIMMYT)

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Agricultura y apicultura van de la mano en el segundo boletín agroclimático de Yucatán

El segundo boletín de la Mesa Técnica Agroclimática de Yucatán agrupa, por primera vez, la agricultura con la apicultura, con el fin de difundir los pronósticos climatológicos de junio a agosto, así como recomendaciones técnicas para productores. 

Este boletín es producto de la alianza entre la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la Secretaría de Desarrollo Rural de Yucatán (SEDER), la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) de Yucatán, y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Ya que Yucatán tiene condiciones muy particulares, donde gran parte de los productores tienen sistemas complejos donde producen granos básicos, pero también solares con hortalizas y árboles frutales, e incluso abejas para la producción de miel (como se mencionó en el primer boletín que puedes leer aquí), se decidió desarrollar esta versión del boletín.

El documento describe las condiciones climatológicas para el periodo mencionado, entre las que destacan: precipitación menor a lo habitual durante junio para las cuatro regiones del estado (Ticul, Valladolid, Tizimín y Mérida). Precipitación mayor a lo habitual durante julio para las cuatro regiones, y durante agosto se pronostican lluvias en general similares a los años anteriores.

Las recomendaciones que se hacen están basadas en investigaciones realizadas por el INIFAP, el CIMMYT y otros aliados. En el caso del Hub Península de Yucatán, del CIMMYT, se han podido validar algunas recomendaciones técnicas que están incluidas en este boletín gracias a proyectos como Milpa Sustentable, Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas, y MasAgro-Cultivos para México, financiados por Citibanamex, Fundación Haciendas del Mundo Maya, Walmart Foundation y el Gobierno Federal, respectivamente. 

Entre las recomendaciones técnicas validadas se encuentran la selección de variedades adecuadas de maíces según la duración de su ciclo (destacando variedades de ciclo corto y largo), el uso de biofertilizantes para reducir el uso de productos químicos, la aplicación de microorganismos mejoradores de suelo, y la colocación de trampas con feromonas (para monitorear la presencia del gusano cogollero) como componente de un manejo agroecológico de plagas. 

En paralelo a la construcción de este boletín, el pasado 7 de junio se realizó una sesión en línea donde participaron productores agrícolas, apícolas, investigadores y otros actores clave. Durante la sesión se presentaron los pronósticos climatológicos por parte de la CONAGUA y posteriormente se desarrolló un diálogo entre productores para reflexionar sobre el pronóstico, lo que implica para sus sistemas de producción y cómo el boletín puede ser utilizado como una herramienta que les ayude a anticipar y facilitar su proceso de toma de decisiones en este ciclo. En este sentido, coincidieron, es importante difundirlo y hacerlo llegar al mayor número de productores posible. 

Finalmente, es importante mencionar que el Hub Península de Yucatán del CIMMYT sigue validando y difundiendo innovaciones tecnológicas acordes a las características regionales, entre ellas la diversificación de cultivos (donde se promueve la incorporación de leguminosas y oleaginosas en sistemas de maíz), el manejo de malezas y alternativas de maquinaria pequeña (como la desbrozadora o el rototiller) para contribuir a resolver problemáticas complejas de sistemas de producción de la Península de Yucatán, ayudando a la agricultura y protegiendo a la apicultura.

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La importancia de invertir en ciencia aplicada al campo

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la fragilidad de los sistemas agroalimentarios puede afectar a un gran número de personas: en la actualidad, 3 mil millones de personas ―un poco más de la población de China e India juntas― no pueden permitirse una dieta saludable de forma regular. Bastaría una pequeña perturbación en el sistema ―como una alteración de los enlaces de transporte― para aumentar esta cifra en corto tiempo. Lamentablemente para la humanidad este planteamiento ya ha sido confirmado por la pandemia de COVID-19.

“Análisis recientes indican que, dados los efectos combinados del cambio climático y el crecimiento de la población, es solo cuestión de tiempo antes de que experimentemos un shock en el sistema alimentario mundial. La probabilidad aumenta con la frecuencia y la gravedad de los desastres naturales —como tormentas, sequías e inundaciones— y aumenta junto con la urbanización, los cambios en los patrones de consumo de alimentos,  recursos y la contaminación”, señala el doctor Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en un artículo recientemente publicado por la Revista Newsweek. 

Una afectación de esta naturaleza al sistema alimentario mundial empeoraría las crisis alimentarias que actualmente se desarrollan en distintos puntos del planeta y también aumentaría el número de personas desplazadas en el mundo. Por esta razón, es fundamental impulsar sistemas agroalimentarios que garanticen que todos sus componentes funcionen bien en el transcurrir del tiempo.

Los científicos están preocupados por posibles “fallas del granero” y, comenta el doctor Bram Govaerts, de acuerdo con una proyección reciente realizada por una organización especializada que modeló el efecto de una fuerte ocurrencia de El Niño en los cultivos básicos en todo el mundo, “una confluencia de fenómenos meteorológicos extremos que afecten a las principales regiones productoras de cereales daría lugar a caídas mundiales de la producción de maíz del 10%, la soja del 11%, el trigo y el arroz del 7%”. 

En el artículo, el Director General del CIMMYT menciona que, si bien es difícil proteger los cultivos de las lluvias torrenciales, sí es posible prevenir o controlar la propagación de plagas y enfermedades que frecuentemente proliferan en los campos inundados. De manera similar, indica, “es posible aumentar gradualmente la tolerancia de un cultivo a la sequía haciendo que las plantas sean más eficientes en el uso del agua y utilizando prácticas agrícolas sustentables (…) Las soluciones que surgen de la inversión en investigación agrícola generan un gran retorno de la inversión”. 

Sin duda, la creación de sistemas agrícolas resilientes requiere incorporar la propia resiliencia en las políticas agroalimentarias, invertir en ciencia aplicada al campo e impulsar una mayor coordinación entre todos los sectores. Le invitamos a leer el artículo aquí referido que está disponible en el siguiente enlace: Agricultural Research Fights Global Food Shocks. 

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Agricultura Sustentable, parte esencial de la respuesta a la migración

Si este año no le pego en el campo, me retiro de esto y me voy a Estados Unidos”, se decía a sí mismo y sin muchas expectativas Juan Manuel Castañeda Barrientos, productor de la comunidad El Cerrito, en San Felipe, Guanajuato, donde la ganadería es una actividad de importancia económica y, por lo tanto, se requieren grandes cantidades de forraje para alimentar al ganado. 

En San Felipe, como en muchas otras comunidades de México, la situación del campo se complica cada vez más debido a los altos costos de los insumos, la degradación de las tierras y el cambio climático. El ciclo pasado, por ejemplo, ante la necesidad de garantizar el alimento de sus reses y cabras para la época de estiaje, Juan Manuel tuvo que comprar forraje en Dolores Hidalgo. Si bien solucionó el problema de manera temporal, se incrementaron sus ya de por sí altos costos de producción, haciendo poco rentable la engorda y el mantenimiento de su ganado.

Actualmente Juan Manuel ha mejorado notablemente su producción, alcanzando 17 toneladas de forraje para ensilar por hectárea. Con cuatro hectáreas sembradas con cultivos y prácticas sustentables que aprendió a partir de un proyecto que impulsa el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Gobierno de Guanajuato, Juan Manuel ahora cuenta con reservas de alimento suficientes para mantener a su ganado por casi cinco meses durante el ciclo otoño-invierno, que es el periodo más crítico del año por la ausencia de vegetación en los agostaderos.

Gracias a que Juan Manuel tuvo la oportunidad de acercarse a la Agricultura Sustentable y decidió darle una oportunidad a las prácticas innovadoras que le propusieron no tuvo que migrar a los Estados Unidos. Sin embargo, muchos mexicanos aún no han podido acceder a alternativas para hacer más rentables y sustentables sus sistemas de producción y, ante la erosión de los medios de vida rurales, buscan oportunidades fuera del país.

Por supuesto, el fenómeno de la migración es altamente complejo y son muchos los factores que influyen para que alguien migre. No obstante, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica más reciente disponible (2018), cerca del 68% de los mexicanos que salen del país lo hacen para buscar trabajo o trabajar. Además, gran parte de estos migrantes son originarios de entornos rurales ―de 2013 a 2018 los cuatro principales estados expulsores de migrantes internacionales fueron Guanajuato, Oaxaca, Zacatecas y Michoacán―, hecho que se confirma al revisar el destino de las remesas. 

Como manifiesta Bram Govaerts, director general del CIMMYT, “fenómenos como la migración surgen desde sistemas agroalimentarios disfuncionales. Cuando las personas no tienen que comer, cuando su base de bienestar se ha erosionado, entonces buscan otras alternativas. Por eso es importante generar sistemas agroalimentarios sólidos y resilientes para la conservación del medio ambiente y para la consolidación de la paz”.

Los retos y las dificultades que implica la migración requieren una acción colectiva porque, como apuntan las Naciones Unidas a propósito del Día Internacional del Migrante (18 de diciembre), la migración debería ser una elección, no una necesidad. Para contribuir a este propósito el CIMMYT y sus colaboradores promueven prácticas de Agricultura Sustentable para que, al igual que lo hizo el productor Juan Manuel Castañeda, los agricultores transformen sus sistemas productivos para que estos les provean medios de vida dignos. 

Con información de Enrique Rosas Gaytán y Araceli Donghú Ángeles.

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Opciones de Agricultura Sustentable para Zacatecas

General Pánfilo Natera, Zac.- De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), entre los principales problemas del campo mexicano en la actualidad están los altos costos de los insumos, los riesgos derivados de las variaciones climáticas —incluyendo una mayor incidencia de plagas y enfermedades—, la falta de capacitación y asistencia técnica, la pérdida de fertilidad del suelo y el abandono del campo.

En Zacatecas, un estado con suelos muy degradados y altos índices de migración es necesario implementar acciones para hacer más rentable y sustentable la agricultura estatal. Por esta razón, con la colaboración de diversas instituciones, el pasado 17 de septiembre se realizó una demostración de diversas tecnologías agrícolas sustentables, dirigida a productores del municipio General Pánfilo Natera, donde se encuentra el módulo “Parcela El Banco”, en la comunidad La Blanca, donde se realizó la actividad.

La demostración en campo reunió a alrededor de 70 personas, entre productores, técnicos, especialistas, alumnos de nivel superior, y representantes de algunas de las instituciones participantes, como Julio César González Márquez, de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) en General Pánfilo Natera; y Fredy González Vázquez, Presidente Municipal de General Pánfilo Natera. 

La demostración en campo estuvo integrada por tres módulos. En el primero, Cultivos alternativos: sorgo y girasol, se expuso que los cultivos alternativos contribuyen a romper el ciclo de plagas y enfermedades, mejoran la estructura del suelo y permiten aprovechar mejor la humedad existente en el suelo, así como un mejor uso del agua.

En el segundo módulo, Sistemas de producción en maíz y frijol, se exhibió una muestra de parcela de 5×3.20 metros para contrastar prácticas convencionales e innovaciones sustentables, también se abordó la opción de realizar las curvas a nivel para conservar suelos y agua en terrenos con pendiente. 

Finalmente, en el tercer módulo, Manejo Agroecológico de Plagas, se comentó sobre los beneficios del uso de trampas a base de melaza para controlar insectos que afectan cultivos como el maíz y chile; también se expuso cómo con la aplicación de microorganismos benéficos se logró disminuir de 850 a 60 palomillas contabilizadas por día. 

Cabe resaltar que los expositores de los módulos fueron los alumnos Yoselyn Tiscareño, Erick Osorio, José Juan Macías, Daniel Becerra, Irma Cordero, Fátima Vargas, Alma Olivo, Karolina de la Riva, Leticia Ortiz, Alejandra López y Cristian Díaz; junto con los ingenieros Julio César González de la UBBJ —quien también colabora para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a través del Grupo Agrocime—, Enrique Medina del INIFAP, y Andrea Loera.

Para los productores asistentes las opciones presentadas constituyen un primer acercamiento a la Agricultura Sustentable, la cual va ganando cada vez mayor presencia gracias a la articulación de esfuerzos entre instituciones de diferentes sectores y, por supuesto, gracias a la entusiasta participación de los jóvenes estudiantes. 

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La soya es más rentable con Agricultura de Conservación

Etchojoa, Son.- David Rochín Ley es un productor sonorense que ha implementado la Agricultura de Conservación en el cultivo de soya. Anteriormente ya ha obtenido buenos resultados al establecer soya en seco con este sistema de producción (te invitamos a leer: Agricultura Sustentable al pie del cerro Tetakawi https://idp.cimmyt.org/agricultura-sustentable-al-pie-del-cerro-tetakawi/) y más recientemente lo ha hecho, pero con siembra en húmedo, estableciendo 100 hectáreas de soya sobre rastrojos de trigo durante el ciclo primavera-verano 2020. 

De acuerdo con la experiencia de este productor—socio de la Unión de Crédito Agrícola del Mayo (Ucamayo)—, la Agricultura de Conservación baja costos de producción, mejora sus rendimientos, baja la incidencia de plagas —como la mosca blanca y el gusano trozador—, optimiza el consumo de agua —regularmente ahorra de uno a dos riegos de auxilio y hasta tres cuando los años son lluviosos— y optimiza fechas de siembra, aspecto particularmente relevante para él porque una de sus grandes preocupaciones es evitar al máximo siembras tardías porque estas acarrean problemas de plagas, dan bajos rendimientos y además implica el riesgo de levantar la cosecha en la época de lluvias. 

David Rochín comenta que los ahorros que ha tenido al implementar Agricultura de Conservación oscilan entre los $2,800 y los $3,200 por hectárea. Además, en términos del desarrollo del cultivo la experiencia ha sido muy buena para el productor ya que el estrés hídrico de la soya se ha reducido considerablemente gracias a la cobertura de suelo con el rastrojo del cultivo anterior. 

Otro de los beneficios de haber implementado este sistema es que la incidencia de malezas se ha ido reduciendo ciclo tras ciclo. La combinación de cultivos, los deshierbes manuales y el uso racional de herbicidas adecuados le han permitido hacer un control más eficiente de las plagas. De hecho, la incidencia de mosquita blanca ha sido considerablemente baja con este esquema y, considerando además que la presencia de gusanos defoliadores ha sido normal con respecto a la labranza tradicional, la Agricultura de Conservación no ha ocasionado un gasto extra en el control de plagas, por el contrario, ha significado un ahorro.

El productor comenta que cada año se adaptan y mejoran los equipos de maquinaria agrícola tanto de siembra como de cultivo, lo que ha permitido obtener mejores siembras, con menores problemas de malezas y mejores rendimientos —los cuales han estado entre 2.0 y 2.7 toneladas por hectárea—. En conjunto, estas condiciones han motivado a David Rochín a destinar recursos para la compra de equipos agrícolas especializados para Agricultura de Conservación y también para comprar insumos, como biofertilizantes, para mejorar la microbiología de sus suelos.

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Los consumidores pueden inclinar la balanza a favor de mejores sistemas agroalimentarios

Ciudad de México.- América Latina es la región con mayor potencial agrícola del mundo y el mayor exportador de alimentos. De hecho, de acuerdo con el informe Perspectivas Agrícolas 2019-2028 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se estima que para el año 2028 la región será la responsable de más del 25% de las exportaciones globales de productos agrícolas.

Para aprovechar este potencial desde ahora, se realizó en México la primera edición de la Global Fruit Latam los días 24, 25 y 26 de marzo. Se trata de la primera feria internacional de negocios para productos frescos de Latinoamérica y en ella participó el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con el objetivo de crear conciencia de que el crecimiento del sector agrícola de la región debe ser sostenible. 

Cuando los sistemas agroalimentarios no son sostenibles se convierten en “fuentes de migración masiva y de otros problemas asociados con los efectos del cambio climático. De acuerdo con la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO), en los próximos 50 años vamos a tener que producir tanta comida como ha consumido la humanidad en toda su historia. Esto debido a que habrá más población, menos tierra disponible para cultivar y en consecuencia se requieren mejores sistemas de producción”, expresó Víctor López Saavedra, gerente senior de Alianzas de Acceso a Mercados del CIMMYT durante una conferencia en el cierre del Global Fruit Latam. 

“Nos enfrentamos a una realidad en la que tenemos que dejar de pensar solo en productos básicos y empezar a pensar cómo esos productos forman parte de sistemas de producción y consumo más amplios. Necesitamos tener conciencia de cuál es la cadena de producción, distribución y consumo de alimentos e identificar cuáles son los actores clave para que la cadena sea más fuerte”, dijo. 

“Una de las áreas de trabajo que el CIMMYT ha desarrollado con mayor éxito en la última década son las redes de innovación territorial, las cuales contribuyen a cerrar las asimetrías entre las distintas entidades. Una red de innovación es una evolución del concepto de cadena de valor donde cada uno de sus elementos interactúa con los otros y tiene la capacidad de influir en su entorno. Junto con la Universidad Autónoma de Chapingo hemos hecho un ejercicio y este nos indica que mapear las redes permite ser entre nueve y 11 veces más efectivos a la hora de fomentar la adopción de tecnologías”.

Luego de exponer los distintos proyectos de sustentabilidad agrícola que el organismo internacional impulsa junto con los sectores público, privado, académico y social, Víctor López comento que “a través de los sistemas de datos cada ciclo podemos entender cuál es el avance que se está produciendo en campo con los distintos proyectos y cómo los podemos comunicar después”. 

Sobre comunicar la importancia de la sustentabilidad agroalimentaria, Víctor López mencionó que es fundamental debido a que “los consumidores están cada vez mejor informados y es importante considerarlos. Cadenas de valor, valor nutricional, ganancias justas y trabajo digno son algunos de los elementos que permean desde los medios de comunicación hacia el consumidor y hacen que este a su vez pida información a las empresas sobre cómo han sido producidos sus alimentos. El consumidor es poderoso. La información constante a clientes y consumidores es la mejor estrategia para generar reconocimiento y valoración positiva de la marca. Un sector agroalimentario sostenible requiere atención a cada uno de sus componentes”. 

 

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Platiquemos de Maíz

Texcoco, Edo. de Méx.- Actualmente el maíz es el principal cultivo del mundo. Es originario de México, donde gracias a su geografía tan variada pudo diversificarse y derivar en las razas que actualmente se conocen. A pesar de la diversidad de iniciativas e investigaciones en torno al maíz, socialmente aún existe desconocimiento de muchos aspectos en torno al que es considerado el cultivo insignia de México.

Fundación Tortilla y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han reunido a diversos científicos y especialistas en el cultivo del maíz para dar respuesta a las inquietudes de la sociedad a través de una jornada de conversaciones sobre maíz, milpa, agricultura inclusiva y responsable, entre otros temas asociados.

Platiquemos de maíz es una serie de conversatorios virtuales que se realizarán del 20 de octubre al 1 de diciembre. Mediante estos encuentros se busca compartir con la sociedad los conocimientos y aprendizajes que, desde la ciencia y el fomento a la cadena de valor del maíz, se han generado recientemente.

Fecha Tema
20 octubre Nixtamalización: tradición y nutrición
27 octubre Conservación de semillas
3 noviembre Milpa: medioambiente, economía y sociedad
10 noviembre Cultiva maíz de forma sustentable
17 noviembre Cómo almacenar maíz
24 noviembre De la milpa a la ciudad
1 diciembre Conservación de suelo

De acuerdo con Rafael Mier, director de Fundación Tortilla —organización comprometida con la generación y divulgación del conocimiento en torno al maíz— “en este ciclo de conversatorios buscamos compartir información generada por diversos expertos en la conservación, producción, almacenamiento y transformación del maíz».

Tania Casaya, gerente del Hub Valles Altos del CIMMYT, comenta que “esta jornada es una oportunidad para compartir los aprendizajes significativos surgidos desde la investigación científica del CIMMYT y sus colaboradores. Queremos difundir la ciencia y escuchar también las inquietudes de quienes se interesan por el valor cultural, económico y social del maíz. Quienes participen en esta jornada podrán conocer información útil en temas de la cadena de valor del maíz y sus sistemas de producción”.

La actividad está dirigida a todo el público interesado en la producción y consumo sustentable del maíz (particularmente de los maíces nativos): estudiantes, investigadores, productores, técnicos, emprendedores, comunicadores y público en general. La cita es todos los martes a las 6 de la tarde a través de Facebook Live @tortillademaizmexicana y el canal de You Tube @CIMMYTCAP

Aunque no es indispensable un registro previo para participar, quienes deseen recibir los contenidos generados en los conversatorios y la información específica de los especialistas podrán registrarse AQUÍ.

Mayores informes: info@tortillademaiz.org, cimmyt-contactoac@cgiar.org.

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Productores de baja escala de la meseta purépecha se suman a la implementación de la agricultura sustentable en el Hub Bajío

MasAgro ha establecido módulos en los que se implementan tecnologías que pueden ser una alternativa para lograr el aumento de la producción; para ello, el despacho Red_InnovAC, colaborador de la iniciativa, se dio a la tarea de diagnosticar el sistema de producción.
Por: Helios Escobedo Cruz, Carlos De la Torre Martínez, Celeste Alvarado Alonso, César E. García Mora, Emma Castolo Calderón, (Red_InnovAC).
5 de noviembre de 2017.

Michoacán.- La meseta purépecha se encuentra localizada en la región centro norte del estado de Michoacán, cuenta con una amplia biodiversidad de especies y presenta precipitaciones mayores de 1200 mm anuales. Está integrada por varios municipios (imagen 1), como Paracho, Nahuatzen y Chilchota, en los cuales se han establecido módulos que buscan la sustentabilidad en el cultivo de maíz, ya que la producción de la región es de muy baja escala: se tienen registrados rendimientos que van desde 800 kg hasta 2.5 toneladas, máximo. El destino del grano total de la producción es básicamente de autoconsumo, y se llega a perder más de 50% de la cosecha en almacenamiento. Aunado a ello, una de las grandes problemáticas que se ha detectado es el alto costo de producción causado por las prácticas que se realizan. Aunque el uso de insumos externos es bajo, el pago de jornales sí representa un alto costo debido a que la mayoría de actividades en campo son manuales o de mínima mecanización, desde la preparación del suelo hasta la cosecha y el almacenaje, lo que provoca que la producción no sea rentable. Lamentablemente, los agricultores no lo sienten como gasto, ya que la mayoría de los jornales son realizados por familiares, como esposa, hijos e —incluso— nietos, sin percibir un pago monetario.

El principal cultivo de la región es el maíz nativo, de diferentes características como el color y el sabor; es parte de la dieta diaria de los habitantes y, según el tipo de grano, se usa para elaborar diferentes platillos regionales, como corundas, tamales, atole de grano y tamarindo, pozole y tortillas.

Aunque el maíz es fundamental en nuestro país, la producción en la zona es escasa a causa de los bajos rendimentos y la gran dificultad para producirlos; es complicada debido a los altos costos de producción y la falta de manejo oportuno, ya que no se cuenta con el poder adquisitivo necesario para innovar e implementar tecnologías más adecuadas y adaptadas a la región. Las dotaciones de tierra son bajas y varían de acuerdo a cada municipio, los ejidatarios cuentan con desde una hectárea hasta cinco, en promedio, y son el pilar del sutento familar. Además del uso de jornales familiares y la falta de tecnificación para un buen manejo de cultivo, la asistencia técnica es casi nula, pues muy pocos extensionstas están dentro de los programas gubernamentales del estado, a pesar de que la zona cuenta con el Tecnológico Superior P’urhépecha, centro educativo con formación de profesionales en el ramo. Por ello es primordial dar a conocer la importancia de esta región emblematica de Michoacán, que cuenta con los recursos naturales suficientes y las condiciones agroclimáticas adecuadas para tener mayor impacto en la producción mediante la implementación de tecnologías sutentables.

MasAgro ha establecido módulos en los que se implementan tecnologías que pueden ser una alternativa para lograr el aumento de la producción; para ello, el despacho Red_InnovAC, colaborador de la iniciativa, se dio a la tarea de diagnosticar el sistema de producción (cuadro 1), donde se presenta el sistema apegado a sus costumbres y posibilidades, para poder identificar las problemáticas y priorizarlas de tal manera que en los módulos se establezcan alternativas que se adapten sin generar gran aumento en el costo de producción, logrando una mejor rentabilidad.

 

La metodología que se utilizó para poder identificar el sistema fue organizar una reunión con productores de la región, en la que, con el apoyo del Tecnológico y alumnos hijos de productores, se convocó a productores referentes que tuvieran interés en participar y exponer sus problemáticas, esto con la finalidad de tener mayor información fidedigna de actividades que se realizan en la producción, así como el uso que dan a su producto. La reunión inició con una plática introductoria donde se explicó el interes en conocer el sistema de producción regional, para identificar de manera clara cuáles son las prácticas comunes que llevan a cabo año con año y generar alternativas para en un futuro tener mayor número de áreas de extensión y de impacto.

En el cuadro 1 se observa que los manejos o jornales son elevados (aunque ellos no los consideren), pero son pagados de manera recíproca en la comunidad, pues se participa en las prácticas de la cosecha que incluyen la pisca, el acarreo y el molido de rastrojo para alimento de los animales.

La Agricultura de Conservación es un sistema en el que se debe concientizar a los productores para poder iniciar con el mínimo movimiento de suelo, dejando residuo sobre la superficie, alimentando así la tierra. Pero en esta zona es el sustento del ganado, por lo que se busca enlazar la ganadería con la agricultura y tener alternativas para poder solventar las necesidades ganaderas, para ello existen práctias innovadoras como el composteo, la obtención de lixiviados a base del estiércol que se pueda recolectar y el uso de materiales de siembra enfocados a la alimentación ganadera, como triticale, avena y cultivos de rotación o asociados.

MasAgro es una iniciativa que pretende cambiar algunas de las prácticas que se realizan de manera común por tecnologías rentables, haciendo uso de los recursos naturales existentes. Cuenta con técnicos capacitados que pueden generar en los productores, técnicos y estudiantes, conocimientos y desarrollo de capacidades en tecnologías enfocadas a la producción de granos y cultivos de rotación para que se tenga una mayor rentabilidad, así como buscar un valor agregado en la producción de alimentos a base de maíz, de manera inicial. Todo esto con el apoyo del despacho colaborador Red_InnovAC.