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La importancia de los diagnósticos de parcela

Elaboración de trabajo de infiltración y dureza del suelo. (Foto: Octaviano Pavón)
Elaboración de trabajo de infiltración y dureza del suelo. (Foto: Octaviano Pavón)

“Cuando un agricultor decide implementar prácticas sustentables en su parcela para disminuir sus costos de producción, mejorar sus suelos o la calidad de su producción, es importante realizar un diagnóstico integral del productor y su sistema de producción para que las acciones que se tomen estén a la medida de sus necesidades”, comenta Octaviano Pavón Osorio, quien forma parte del equipo técnico de Cultivando un México Mejor. 

Cultivando un México Mejor es un proyecto de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Se trata de esfuerzo conjunto por garantizar la gestión sostenible del agua desde la agricultura, particularmente en el cultivo de cebada. En este sentido, especialistas en agricultura sustentable, como Octaviano, brindan acompañamiento técnico constante a los productores participantes.

Además de conocer la superficie real disponible de una parcela, la maquinaria o herramientas agrícolas con las que se cuentan, la producción promedio, el mercado o la utilización de ciertas tecnologías que podrían ayudarle al productor a llegar a la sustentabilidad, Octaviano menciona que el diagnóstico del lote o parcela y el diagnóstico del suelo y agua son fundamentales para asesorar adecuada y oportunamente a los productores. 

 “El diagnóstico de parcela es la parte más importante para el inicio de una producción agrícola sustentable. El potencial productivo de la parcela implica conocer la disponibilidad de suelo y agua, pero también el comportamiento de estos recursos en la parcela. En este punto es importante conocer aspectos como el microrelieve del terreno, el drenaje o el sentido de riego o entrada de agua si lo que se busca es agilizar la entrada y salida del líquido sin erosionar el suelo”. 

Con respecto al mantenimiento de la parcela y la fertilidad del suelo, el técnico comenta que en el marco del proyecto han impulsado el desarrollo de obras de conservación de suelos y agua, principalmente estableciendo curvas a nivel —las cuales permiten retener el agua de lluvia y facilitan la infiltración— y fomentando la realización de diagnósticos de suelo, pruebas de dureza, de infiltración y diagnósticos de agua, particularmente útiles para optimizar el uso del líquido o su utilización adecuada en la nutrición de los cultivos y en el uso correcto de los insumos de fertilización.

Ante la necesidad de asegurar que el uso del agua en la agricultura sea más eficiente, productivo y respetuoso con el medioambiente, proyectos como Cultivando un México Mejor contribuyen a trazar el camino en ese rumbo y, por esa razón, el acompañamiento técnico a los productores es fundamental para desarrollar en ellos las capacidades que les permitan apropiarse de las tecnologías adecuadas que contribuyen a un mejor aprovechamiento del líquido.  

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Recomendaciones para optimizar la fertilización nitrogenada

 

Segunda fertilización enterrada en el fondo de los surcos en el cultivo de trigo en el Valle del Yaqui, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Segunda fertilización enterrada en el fondo de los surcos en el cultivo de trigo en el Valle del Yaqui, en Sonora, México. (Foto: Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

Con los precios del fertilizante cada vez más elevados es muy importante para los agricultores hacer un uso racional de este insumo. Además, el excesivo uso de fertilizante inorgánico afecta al medioambiente. Al utilizar menos fertilizante se reducen las emisiones contaminantes, pero ¿cuál es la cantidad de fertilizante nitrogenado que realmente se necesita y cómo deben los agricultores aplicarlo para aprovecharlo al máximo? 

Aquí se resumen unas lecciones aprendidas de la investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB), en Ciudad Obregón, en el estado mexicano de Sonora, en las últimas décadas. Aunque la investigación se ha enfocado en agricultura de conservación y sus componentes, las recomendaciones generales de fertilización nitrogenada también son válidas para sistemas con labranza convencional. 

1. Hay que enterrar el fertilizante inorgánico y evitar aplicaciones al voleo o en agua de riego por gravedad

La aplicación al voleo resulta en la volatilización del fertilizante —este se pierde en forma de gases que contribuyen al cambio climático— y con la aplicación de gas en el agua de riego la pérdida de nitrógeno en forma gaseosa es aún más grande que con la aplicación al voleo.

En un ensayo de cuatro años en el CENEB la aplicación de nitrógeno al voleo bajó el rendimiento tanto con camas permanentes como con camas con labranza convencional. Por esto, la recomendación es enterrar el fertilizante.

En presiembra el fertilizante se puede enterrar con un disco cortador en la parte superior de la cama y la segunda fertilización se puede enterrar en el fondo de los surcos. Así también se evita el contacto entre el rastrojo y el fertilizante, lo que reduce la inmovilización del nitrógeno. La única excepción a esta regla es aplicación de nutrientes en agua de riego por goteo, donde va directo a la zona radicular. 

2. Parte del fertilizante inorgánico se puede reemplazar con composta

En un experimento en el CENEB se evaluó, desde 2016, si se puede reemplazar parte del fertilizante inorgánico con fertilizante orgánico, en este caso composta de origen bovino. Se observó que sí es posible reemplazar parte de la primera aplicación de nitrógeno con composta, pero es mejor usar también una parte de fertilizante inorgánico porque esto permite asegurar que los nutrientes estén disponibles cuando el cultivo los necesita —la composta es de liberación más lenta que el fertilizante inorgánico—.

Es posible aplicar la composta en la superficie en banda encima de la cama cuando el fertilizante inorgánico se incorpora con un disco cortador para asegurar que no haya contacto entre el fertilizante inorgánico y la composta. Esto porque el contacto entre ambos puede resultar en una inmovilización del nitrógeno, ya que los microorganismos pueden usar el nitrógeno de la urea para la mineralización de la materia orgánica en la composta.

3. Para mantener rendimientos altos de trigo a largo plazo se necesitan entre 150 y 300 unidades de nitrógeno por hectárea 

La dosis de nitrógeno necesaria depende del potencial de rendimiento del suelo, del nitrógeno almacenado y liberado del suelo, y del clima que varía entre ciclos. Por la combinación de estos factores, la dosis exacta de nitrógeno necesario cambia y toda recomendación será un aproximado. Así, lo mejor que se puede hacer es llegar a un aproximado que permita alcanzar lo más que se pueda de rendimiento, sin aumentar demasiado los costos y la cantidad de nitrógeno que se pierde en el ambiente. 

Los suelos del Valle del Yaqui y del Valle del Mayo (Sonora, México) son, en su mayoría, suelos arcillosos que pueden almacenar cantidades grandes de nitrógeno. Por ende, en campos donde se ha sobrefertilizado por muchos años es posible que por unos años se requieran dosis más bajas de entre 50 y 150 kilogramos de nitrógeno por hectárea. Desde la experiencia del Hub Pacífico Norte del CIMMYT, aplicar más de 300 kilogramos de nitrógeno por hectárea no es necesario y resulta en pérdidas de este fertilizante al medioambiente, además de elevar los costos de producción. 

4. Colectar datos y experimentar dentro de la parcela puede ayudar a mejorar la fertilización año con año

Si existe duda sobre la dosis apropiada se puede hacer una franja dentro de la parcela, en donde se aumente la dosis de la segunda fertilización. Aparte de la dosis de fertilización, el manejo debe de ser igual que en el resto del campo. Al final del ciclo se determina por separado el rendimiento en la franja con dosis alta y el resto del campo, pudiéndose evaluar si conviene aumentar la dosis para el resto del campo al siguiente ciclo. De la misma forma, se puede hacer una franja con una dosis más baja, para evaluar si se puede reducir la dosis de fertilizante. De esta manera se puede ir afinando la fertilización en el transcurso de los años.

Con medidas sencillas como estas es posible hacer más eficiente el uso de fertilizante nitrogenado y evitar gastos innecesarios y daño al medioambiente.

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Disminuir los costos, mejorar los suelos

Cultivo de maíz amarillo en el marco del proyecto entre Ingredion y el CIMMYT. (Foto: Leonardo Lugo/CIMMYT)
Cultivo de maíz amarillo en el marco del proyecto entre Ingredion y el CIMMYT. (Foto: Leonardo Lugo/CIMMYT)

Sinaloa es un estado clave para la agricultura de México. De hecho, la mayor parte de su territorio es destinado a esta actividad y el maíz y el trigo son cultivos clave para la entidad. No obstante, las circunstancias actuales han forzado a técnicos y agricultores a buscar alternativas que les permitan que su actividad siga siendo rentable. Algunos han optado por nuevas formas de cultivar con las que han disminuido las labores y el consumo de combustible, reduciendo así sus costos de producción.

Manuel López López es uno de esos agricultores sinaloenses que ha buscado nuevos caminos en la producción agrícola. Como productor de maíz amarillo que practica la agricultura de conservación —sistema cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la cobertura con rastrojo y la diversificación de cultivos—, asegura que la agricultura sustentable sí es rentable.

En el primer ciclo agrícola (otoño-invierno 2021-2022) que Manuel estableció maíz con agricultura de conservación disminuyó sus costos de producción, pasando de tres a cuatro mil pesos (de 3 000 a 4 000 MXN) por hectárea en el rubro de preparación del suelo. Además, el productor ha notado “lo blanda que se vuelve la textura del suelo y la excelente retención de humedad que presenta al dejar el rastrojo sobre la superficie”. 

Manuel es uno de los productores que gracias a su disposición para innovar se ha sumado al proyecto ´Desarrollo de un Entorno Propicio para la Originación Sustentable de Maíz Amarillo en México´, que la empresa Ingredion impulsa con el respaldo científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a fin de promover una producción más rentable y sustentable. 

Manuel produce su maíz cerca del poblado de Sánchez Celis, en Culiacán, Sinaloa. Este maíz, y el de otros productores que participan en el proyecto, es acopiado posteriormente por la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) y entregado a la empresa Ingredion, la cual, con este grano producido sustentablemente,  elabora una gran diversidad de alimentos y dulcificantes.

Otro de los beneficios de este sistema es que permite aprovechar al máximo los riegos aplicados, conservando de mejor manera la humedad del suelo y ayudando a un mejor desarrollo del cultivo. El acompañamiento técnico que nos da el proyecto es bueno, ya que recibimos un trato más directo y mejor atención a nuestros cultivos”, comenta el agricultor.

Con más de 20 años de experiencia como productor de maíz, Manuel afirma que dio un gran paso al emplear este sistema de agricultura y manifiesta su intención de “seguir en este proyecto de abastecimiento responsable de maíz amarillo, empleando este tipo de agricultura —con la que obtuvo 13 toneladas por hectárea—, ya que es una mejor opción que reduce los costos de producción y permite obtener mejores ganancias para el sustento familiar”. 

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Riego eficiente, fundamental para no sobreexplotar acuíferos

Tecnificación del sistema de riego en Zacatecas, México. (Foto: Aguas Firmes)
Tecnificación del sistema de riego en Zacatecas, México. (Foto: Aguas Firmes)

La agricultura es la actividad que más consume agua en el mundo, por lo que uno de los grandes retos es optimizar su uso —idealmente, producir más con menos cantidad de agua—. En México, donde la actividad agrícola ocupa alrededor del 76% del total de las extracciones de agua, se siembran alrededor de 22 millones de hectáreas, de estas, el 80% es de temporal y solo el 20% tiene infraestructura de riego.

Zacatecas, que en el país ocupa el puesto ocho de entidades con menor precipitación anual, es uno de los estados con zonas áridas y semiáridas donde el riego con agua subterránea es muy importante para el desarrollo de la agricultura. Y es que, después de los mantos de hielo en los polos, los acuíferos subterráneos albergan la mayor cantidad de agua dulce del planeta. 

Lamentablemente, es común que de estos cuerpos de agua se extraiga más líquido que el que se recarga. Tan solo en México, 157 de los 653 acuíferos existentes se encuentran sobreexplotados, como el de Calera, en Zacatecas, donde la agricultura tiene un papel preponderante y por lo que es fundamental transitar a sistemas de producción más sustentables.

La optimización de los sistemas de riego y los suelos sanos son fundamentales para el cuidado del agua de los acuíferos porque el agua de lluvia con la que estos se alimentan no les llega directamente sino a través del suelo que permite su infiltración. 

Los suelos degradados por años de prácticas inadecuadas —como la labranza excesiva que destruye la estructura del suelo o el continuo paso de maquinaria o ganado que genera compactación— ven reducida su capacidad para infiltrar agua. En cambio, al minimizar el movimiento del suelo y cubrirlo con rastrojos es posible mejorar significativamente su estructura y sus funciones ecosistémicas.

Esta forma de cultivar basada en el mínimo movimiento del suelo y su cobertura con residuos agrícolas es conocida como agricultura de conservación. “A través de Aguas Firmes trabajamos para introducir y promover de forma incluyente la adopción de este sistema, pero también tecnologías asociadas que nos permitan ayudar a que el agricultor tenga una mayor eficiencia en su sistema producción”, señala Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

Entre las tecnologías que se están promoviendo junto con la agricultura de conservación destaca la tecnificación del riego en los casos donde aún se practica el riego rodado, es decir, que requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad. De hecho, a través de Aguas Firmes los productores también pueden tener acceso a créditos para la tecnificación de los sistemas de riego mediante el Programa de Financiamiento a la Modernización de los Sectores Agroalimentario y Rural que ejecuta FIRA.

“En estas parcelas con un riego al día alcanzábamos a cubrir un promedio de un cuarto de hectárea solamente. Ahora regamos tres hectáreas en un día. Ya se ha hecho más eficiente el riego. Con la siembra en hileras usamos una cintilla a una distancia entre hilera de 20 centímetros, lo cual nos ayuda a hacer uso eficiente del agua”, comenta Héctor Manuel Gutiérrez Carrillo, uno de los productores de Calera que participa en el proyecto. 

Tecnificar el riego tiene muchos beneficios porque en Calera, donde no hay ríos o presas, el agua es uno de los bienes más preciados y con los riegos rodados “el agua no rendía gran cosa”, se desperdiciaba con riegos de 15 o 16 horas, incluso 18, cuando ahora, comentan los productores que han tecnificado el riego, “los más pesados son de seis horas”. 

Aunque el tipo de suelo también influye en la eficiencia del sistema de riego, este cambio es muy significativo porque el riego rodado, de acuerdo con observaciones hechas por diversos hubs del CIMMYT, a penas tiene una eficiencia de entre 22 y 32% en el uso del agua. Así que optimizar los sistemas de riego constituye un importante primer paso para que, desde las parcelas, se contribuya a mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es

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Comenzar con el pie derecho

El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

Emigdio Méndez es un productor de maíz de Mocorito, en el estado mexicano de Sinaloa. Quienes lo conocen, lo describen como trabajador y ‘echado para adelante’. Por ello, en una zona que tiene problemas de escasez de agua para riego y los suelos son de mediana calidad, decidió apostar por hacer las cosas diferentes al implementar agricultura de conservación. 

Este ciclo (otoño-invierno 2021-2022) Emigdio comenzó su participación en Apoyo al Abastecimiento Responsable en México —proyecto de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en el cual la empresa SACSA participa en el acopio y transformación del grano—, cuyo objetivo principal es producir cereales de manera sustentable.  

“Estoy contento y satisfecho con las bondades que brinda el sistema de producción que nos están enseñando a desarrollar”, comenta Emigdio, refiriéndose a la agricultura de conservación, un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos. 

Implementando este sistema de siembra y manejo de cultivo —cuyos mayores beneficios se observan al paso de los años—, el rendimiento en el terreno de Emigdio fue de 9,5 toneladas por hectárea; esto es una buena producción para una zona en la que hay escasez de agua y la calidad de los nutrientes suele limitar el crecimiento de la planta.

Con respecto a los costos de producción, Emigdio comenta que estos fueron menores, ya que pudo ahorrarse en promedio tres mil pesos (3 000 MXN) por hectárea. Esto es bastante significativo en estos tiempos en que los insumos, particularmente los fertilizantes, han aumentado mucho.

Adicionalmente, gracias al acompañamiento técnico que ha recibido, el productor hizo un mejor uso del agua, ya que pudo sembrar el maíz amarillo con la humedad residual de las lluvias —con esta práctica los agricultores pueden tener buenos resultados a pesar de estar en zonas donde el agua es escasa—.

En conjunto con el equipo técnico que le brinda acompañamiento por parte del proyecto, el productor busca aprovechar las tierras en verano, estableciendo así dos ciclos anuales en lugar de uno: maíz amarillo en otoño-invierno y ajonjolí o frijol guar en primavera verano. O bien, sembrar soya a finales de mayo si las condiciones lo permiten.

Al implementar un nuevo cultivo, menciona el equipo técnico que asesora a Emigdio, “se cumplirán los tres componentes básicos de la agricultura de conservación; mismos que nos ayudarán mejorar las condiciones del suelo, mitigar las malas hierbas y disminuir la incidencia de plagas; por ende, se obtendrán mejores resultados en el cultivo de maíz y si las condiciones de lluvias en verano son favorables se podrá obtener algo de grano e ingresos con los cultivos de rotación, porque actualmente la soya, el frijol guar y el ajonjolí tienen excelentes precios”. 

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Siembran girasoles para cuidar el acuífero de Calera

Calera, Zac.- Zacatecas es un estado donde el agua tiene una gran importancia. La precipitación media anual es de a penas 514 milímetros, cuando la media nacional es de 779 milímetros. Aquí, cada gota cuenta y por eso el proyecto Aguas Firmes, que impulsan el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), es de particular importancia para la gestión de los recursos hídricos del estado en favor de una producción agrícola más sustentable. 

El proyecto Aguas Firmes busca un mejor aprovechamiento del agua del acuífero de Calera a través del uso de sistemas de riego por goteo y la conservación del suelo mediante la implementación de sistemas sustentables como la Agricultura de Conservación y prácticas asociadas. 

La diversificación de cultivos —mediante asociaciones, relevos, rotaciones, etcétera—, por ejemplo, es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación. Sus benéficios en lugares con sequías recurrentes, como Zacatecas, son amplios. Contribuyen en la ampliación de la porosidad del suelo y esto aumenta la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo.

Elegir el cultivo adecuado para una rotación es fundamental. En el municipio de Calera y comunidades aledañas, comenta el biólogo Carmen Martínez García —quien colabora con el CIMMYT y participa en el proyecto—, el girasol es una excelente opción porque tolera la sequía —su raíz pivotante puede llegar hasta los 2 metros de profundidad, lo que ayuda a la planta a obtener humedad del suelo con más facilidad a diferencia de otras especies— y además rompe el ciclo de vida de diversas plagas y enfermedades. 

Hemos observado la disminución de la presencia de plagas durante el siguiente ciclo en cualquier cultivo que se establezca en el predio rotado con girasol, ya que al ser un cultivo nuevo en la zona no se ve afectado por ninguna de estas. Al mismo tiempo se ve disminuida la presencia de malezas, ya que la planta de girasol presenta alelopatía —influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta—. Esto se puede comprobar al siguiente ciclo de cultivo ya que disminuye considerablemente la presencia de malezas en el siguiente cultivo establecido”, refiere el biólogo.  

Ya que uno de los principales objetivos de Aguas Firmes es el aprovechamiento del agua, es muy importante extender más la superficie sembrada con esta oleaginosa. Para avanzar en este propósito el pasado 21 de octubre se desarrolló un recorrido demostrativo en el predio del productor José Luis Muro Rodarte, quien participa en el proyecto y aceptó que su parcela se convirtiera en un módulo de rotación de cultivos, con mínimo movimiento de suelo y cobertura con rastrojo de cebada (práctica que ayuda a conservar la humedad del suelo y disminuir la erosión). 

Hasta el predio del señor José Luis, en la comunidad de Llano Blanco, en Calera, Zacatecas, llegaron otros 40 productores de ese y otros municipios vecinos. También estuvieron presentes los ingenieros Jesús Pérez Gómez y Raúl Alam Martínez García, apoyando el recorrido, así como el licenciado Alejandro López Anaya, gerente de compras de la empresa Aceites Especiales, TH, quien habló sobre el esquema de agricultura por contrato de girasol alto oleico.

De acuerdo con la norma de calidad que regula la recepción del grano de girasol, para no tener deducciones este no deberá contener más de 2% de impurezas y 10% de humedad; señaló el representante de  Aceites Especiales, TH, recalcando que para este tipo de grano no es necesario tener un tamaño específico, ni si está pelado o quebrado. Agregó que la empresa puede comprar hasta 15 mil toneladas por ciclo y que el tiempo máximo de pago son 15 días después de la entrega.

Además de tener buenas perspectivas de comercialización y ser un cultivo tolerante a la sequía, el girasol tiene otros beneficios relacionados con el mejoramiento de la estructura del suelo debido a que su raíz principal, que es robusta y crece en línea recta hacia abajo, rompe la capa de arado —suelo compactado—que se encuentra generalmente a 30 cm de profundidad. Además, sus raíces secundarias se encargan de aflojar el suelo y le aportan materia orgánica. 

Finalmente, el señor José Luis Muro habló de su experiencia en el proyecto: “Estoy dispuesto a sembrar más superficie el año entrante. Para mí el girasol es un cultivo muy noble ya que la planta presenta muy buen desarrollo y sin ningún problema de plagas y enfermedades, a diferencia de otros cultivos que generalmente se ven atacados severamente. Ahí está, el cultivo está completamente sano y además ayuda a la disminución de malezas. Yo solo escardé una vez y no hay presencia alguna de mala hierba. Es una muy buena alternativa de rotación en la zona, ya que las parcelas estan cansadas de los mismos cultivos”, comentó. 

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Consideraciones sobre la siembra en seco de trigo duro

Cajeme, Son.- México es el tercer exportador mundial de trigo duro (Triticum durum L.) y su principal zona de producción es el Valle del Yaqui, en Sonora, donde, desde el año 2002, la disponibilidad reducida de agua de riego debido a las escasas lluvias y la recarga de los embalses ―combinada con el aumento de la demanda de otros usuarios― ha resultado en una disminución de la producción. 

La siembra en húmedo ―donde se aplica un riego previo a la siembra― es la práctica más adoptada en el Valle del Yaqui. Aunque permite el control de malezas antes de la siembra, su desventaja es la pérdida improductiva de agua de riego y la reducción de la flexibilidad del tiempo de siembra, ya que las lluvias pueden retrasar el secado del suelo, obligando a posponer la siembra y haciendo que se pierda la ventana óptima para esta actividad.

Lo anterior ha conducido a agricultores e investigadores a explorar prácticas de cultivo que reduzcan el uso de agua de riego y, al mismo tiempo, permitan una mayor flexibilidad de la fecha de siembra. La siembra en seco ―donde el cultivo se siembra directamente en el suelo seco y se riega poco después― es una alternativa que, aunque reduce las opciones para el control de malezas, mejora la eficiencia del uso del agua y la flexibilidad del tiempo de siembra. 

Aunque en otros países con condiciones de cultivo similares a las del Valle del Yaqui se ha estudiado la siembra en seco bajo Agricultura de Conservación ―mostrando en varios cultivos beneficios de rendimiento y ahorro de agua sobre la labranza convencional―, pocos estudios ―sin que haya registro de alguno para el trigo duro― han comparado los regímenes de labranza y las prácticas de siembra o sus interacciones en condiciones de riego.

En este sentido, destaca la reciente publicación de un artículo de investigación de un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones de Alemania y Estados Unidos, el cual resume 10 años de datos de un experimento en Ciudad Obregón, cuyo objetivo fue determinar los efectos de la siembra seca y húmeda sobre el rendimiento del trigo duro, los componentes del rendimiento y las características de la calidad del grano tanto con Agricultura de Conservación como con labranza convencional. 

El estudio, que también evaluó el efecto de diferentes enfoques de manejo de fertilizantes nitrogenados, señala que la siembra en seco redujo la presencia de plantas en comparación con la siembra húmeda en camas permanentes, más que en camas con labranza convencional. Es decir, que la Agricultura de Conservación combinada con la siembra en seco pareció producir condiciones que inhibieron la germinación, lo que resultó en una emergencia irregular en camas permanentes con siembra en seco. 

Lejos de ser un detractor para que los productores adopten la Agricultura de Conservación ―sistema sustentable cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la cobertura del suelo con rastrojos y la diversificación de cultivos―, el estudio aporta información relevante para una mejor implementación de prácticas sustentables. 

Al respecto, la doctora Nele Verhulst, científica del CIMMYT que participó en el estudio, comenta: “Hemos observado una emergencia irregular en campos de trigo irrigados con siembra en seco en el Valle del Yaqui y otras regiones de México. Los agricultores y los técnicos tienden a atribuir este surgimiento irregular a fallas en la maquinaria o baja calidad de la semilla, o al sistema de Agricultura de Conservación en sí mismo, lo que puede llevar a su desaprobación. Por ello es importante estar al tanto de este probable efecto con estas prácticas, para que puedan ser remediadas rápidamente cuando se produzcan. Las opciones para mejorar el estado de las plantas incluyen alternar la siembra húmeda y seca o tratar la semilla con fungicida”. 

Es importante señalar que aún se necesita más investigación para identificar plenamente las causas de este efecto con siembra en seco ―donde además la reducción de plantas no dio lugar a bajos rendimientos en todos los años― y, sobre todo, para identificar los tratamientos de semillas adecuados para abordar la situación. En este sentido, la Agricultura de Conservación para cultivos de regadío se afianza como una de las mejores alternativas para mejorar y estabilizar los rendimientos de trigo, en comparación con el riego por surcos convencional. 

El uso alterno de la siembra húmeda y seca podría ser una solución práctica para que los agricultores mejoren la eficiencia del uso del agua en comparación con la siembra húmeda continua, así como para evitar el desarrollo de resistencia a herbicidas en las malezas al diversificar las opciones de control de malezas en comparación con la siembra continua en seco, señala el estudio. 

Cabe mencionar que este trabajo de investigación es relevante no solo para México, sino para otros lugares clave para la seguridad alimentaria mundial ya que las condiciones del Valle del Yaqui son representativas de varias de las principales regiones productoras de trigo del mundo en desarrollo, incluido el valle del Indo en Pakistán, el valle del Ganges en la India y el valle del Nilo en Egipto. El estudio fue implementado por el CIMMYT como parte de MasAgro-Cultivos para México y del Programa de Investigación de Trigo del CGIAR y se puede consultar en: https://doi.org/10.1016/j.fcr.2021.108310

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El uso eficiente del agua en la agricultura

El uso del agua para fines agrícolas es un tema central en cualquier debate sobre los recursos hídricos y la seguridad alimentaria. En promedio se destina el 70% del agua que se extrae en el mundo para esta actividad y más de 330 millones de hectáreas cuentan con instalaciones de riego a nivel mundial. La agricultura de regadío representa el 20% del total de la superficie cultivada y aporta el 40% de la producción total de alimentos en todo el mundo.

Pese a la importancia que la agricultura tiene a nivel mundial, existen serios problemas con el tema del abastecimiento general del agua. El cambio climático, usos y prácticas inadecuadas e inconsistencias en la asignación de este recurso complican aún más el panorama. Además, para el año 2050 las proyecciones indican que la población del planeta será superior a los 10 mil millones de habitantes y, para satisfacer las necesidades básicas de alimentos, las predicciones en cuanto a produccion agrícola se estiman en un aumento del 70% para dicho año.

Por un lado, es necesario utilizar menos agua para fines agrícolas, pero por el otro, el uso más intensivo del agua en la agricultura es un elemento fundamental en el aumento sostenible de la producción de alimentos. Para resolver este dilema aparente es necesario reconsiderar seriamente la gestión del agua en el sector agrícola y su reposicionamiento en el contexto más amplio de la ordenación general de los recursos hídricos y la seguridad hídrica.

En México, el Sistema Hidriagrícola de Sinaloa (SHISIN) es el más importante en cuanto a número de distritos de riego, superfice de riego, presas y capacidad de almacenamiento. Las 11 presas de almacenamiento que lo conforman tienen una capacidad de conservación de 15,609.5 millones de metros cúbicos (Mm3), para regar ocho distritos de riego que cuentan con una superficie de riego de 780,905 hectáreas (ha) y 84,344 usuarios.

Debido a diversos factores, los almacenamientos en la mayoría de las presas de los subsistemas han sido muy bajos en lo que va del año, por lo que los volúmenes almacenados en las presas hacia octubre de 2021, cuando inicia el año agrícola en la región, podrían ser insuficientes para autorizar los volúmenes concesionados a gran parte de los distritos de riego. 

Algunas recomendaciones para poder sembrar la mayor superficie son captar agua de lluvia en las parcelas —la cobertura del suelo con rastrojo permite conservar la humedad por más tiempo—; sembrar cultivos de baja demanda de agua, como frijol, garbanzo, sorgo y cártamo; rescatar agua superficial con bombeo en corrientes superficiales como ríos, arroyos y drenes; hacer planes de riego congruentes con los volúmenes de agua autorizados a extraer de las presas, los programados a bombear con los pozos profundos y a rescatar de las corrientes superficiales; coordinar los cambios entre las parcelas que terminan e inician los riegos, para evitar las pérdidas de agua en punta de canal; regar de día y de noche.

Por supuesto, son necesarias acciones a nivel socioorganizativo en la gestión del agua y considerar mejoras de los sistemas de abastecimiento de agua para proporcionar servicios a pedido usando tecnologías de la información —como sensores de la humedad del suelo y la estimación de la evaporación y transpiración a partir de datos satelitales—. No obstante, también es importante aumentar la eficiencia en el uso del agua a nivel de parcelas, donde existen alternativas como el uso de semillas mejoradas, la siembra directa o con poca labranza —Agricultura de Conservación—, humectación y secado alternativo, intensificación sostenible del arroz —uno de los cultivos con mayores requerimientos de agua—, sistemas de riego adecuados y otras.

Con la colaboración especial del doctor Luis Rendón Pimentel

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El cultivo de maíz frente a la sequía en México

Sinaloa.- Durante este 2021 y con el verano ya iniciado, México ha vivido bajo una gran incertidumbre a causa de la escasez de agua en lagos, presas, ríos y pozos profundos. Esto ha afectado directa e indirectamente a la agroindustria y a la población en general, particularmente del Noroeste de México. 

En la región Noroeste de México (Sinaloa), la mayor parte de la superficie dedicada a la agricultura es destinada al cultivo de maíz híbrido de alto rendimiento, que requiere de un gran volumen de agua proveniente de alguna de las 12 presas localizadas en el norte y centro-sur del estado —cabe mencionar que el ciclo otoño-invierno 2020-2021 en la entidad se desarrolló de una forma relativamente normal, salvo algunas excepciones donde hubo registro de limitaciones de agua para el campo—.

En Sinaloa, por lo general, se hacen de cuatro a cinco riegos para obtener una buena cosecha de maíz —el promedio estatal de rendimiento es de 11.5 toneladas por hectárea (t/ha)— y esto está determinado por el tipo de clima, suelo, época del año y forma de irrigación —predomina el riego por gravedad—. Hay algunas excepciones donde se hacen de 6 a 8 aplicaciones de agua en terrenos de textura más arenosa, permitiendo que haya productores que obtienen de 16 a 17 toneladas por hectárea, o más, en promedio.

El problema de la escasez de agua en el Noroeste de México es cíclico. Si las lluvias anuales no son abundantes como para recuperar los niveles de las presas al mínimo requerido, se limitaría la superficie de maíz, aunque se podrían establecer otros cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, frijol, sorgo, entre otros.

Otro efecto podría ser que solo se autoricen dos o tres riegos de auxilio en las superficies establecidas. Esto afecta el rendimiento de la cosecha y más en algunas zonas con suelos arenosos, poco profundos o con poca capacidad de retener la humedad de forma adecuada para el cultivo, especialmente si se considera que las etapas más críticas en el cultivo de maíz —y cuando se requiere una buena humedad en el suelo— son: al momento de la germinación y emergencia de las plantas, durante la floración y en la etapa de llenado de las mazorcas. No tener los niveles óptimos de humedad en estas etapas va en detrimento del rendimiento, que puede ser muy considerable.

En un panorama así, los productores tienen como opción seleccionar variedades que cumplan su ciclo más rápidamente o que tengan características de tolerancia a estas condiciones —aquellos agricultores que deseen asesoría en este sentido pueden contactar a Semillas Ceres, donde los orientarán—. Además, la Agricultura de Conservación les permitirá obtener mejores resultados, en buena medida porque al mantener el rastrojo como cobertura, se retiene mayor humedad en el suelo.  

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Hacia un manejo eficiente del riego por gravedad

Texcoco, Edo. Méx.- México tiene 7.2 millones de hectáreas de riego. De estas, 3.3 están bajo la jurisdicción de los Distritos de Riego (Conagua, 2018). El 90% de esta superficie se riega por gravedad y se observa baja eficiencia en la aplicación del riego, grandes pérdidas de volúmenes agua y sobreexplotación de los mantos acuíferos. Con respecto a los servicios para el diseño y construcción de los sistemas de riego, en general estos aún son de baja calidad y hay muy bajos servicios postventa y de capacitación a productores. 

En este contexto, es evidente que existe una gran necesidad de capacitación en el uso eficiente del agua, particularmente en la implementación y manejo de sistemas de riego. Por esta razón, del 5 al 19 de abril de 2021, técnicos y actores clave que participan en diversos proyectos en el Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) tomaron el curso en línea «Manejo eficiente de riego por gravedad». 

El curso fue impartido en el marco de la colaboración del CIMMYT con E-ducatek —empresa especializada en desarrollo de habilidades STEM (que hace referencia, en inglés, a los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas)— y estuvo orientado a conocer e implementar el procedimiento para el diseño de riego por gravedad, a fin de que el equipo técnico del CIMMYT cuente con herramientas que les permitan orientar a los productores para que se maximice la eficiencia en el uso del agua y la energía, y obtengan mayores ingresos por sus cosechas.

Conceptos básicos del suelo que influyen en el diseño del riego por gravedad, parámetros de desempeño de la aplicación del riego, cálculo de la lámina de riego que requieren los cultivos, diseño del riego por gravedad para una máxima eficiencia de aplicación y manejo del software RISUR para el diseño del riego por gravedad, fueron los cinco grandes bloques del curso que incluyó recursos didácticos diversos, la resolución de ejercicios a través de la plataforma de E-ducatek y la elaboración de un proyecto final por parte de los participantes.

“Desde el punto de vista técnico el curso cuenta con la información necesaria para entender lo que se debe considerar para mejorar la eficiencia en el riego rodado, cuenta con los fundamentos teóricos, pero también herramientas prácticas que permiten aplicar el conocimiento de manera práctica, contribuyendo al uso eficiente del agua. Su aplicabilidad es inmediata y permite mejorar la eficiencia del riego rodado”, comentó Erick Ortiz, uno de los participantes. 

El curso incluyó sesiones en vivo con expertos y la tutoría de referentes en temas de manejo de agua como Gustavo Magaña y Flor Jiménez. Además de la constancia de capacidades, los participantes recibieron una licencia por un año del software RISUR. 

Con esta capacitación se busca compartir con los productores las mejores prácticas para optimizar el uso del agua. En palabras de Gilberto Domínguez, otro de los participantes, “el curso es aplicable a la actividad que realizamos para ahorra agua y energía eléctrica, bajar costos, ahora buscaremos programar e intentar manejarlo con algunos productores”.