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Agricultura de conservación se vuelve esencial ante el avance del cambio climático

Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del CIMMYT. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El cambio climático representa una amenaza real para la continuidad de la agricultura, señaló Simon Fonteyne, coordinador de investigación agronómica para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), durante su participación en el ciclo Agroconferencias 2023 de la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sinaloa (AARFS).

Con el aumento de las temperaturas y la escasez de lluvias a nivel nacional, enfatizó Fonteyne, los productores deben considerar sistemas de producción sustentables porque los efectos del cambio climático no solo persistirán, sino que se intensificarán en los próximos años debido a la continua emisión de agentes contaminantes a la atmósfera.

«Este fenómeno tendrá un impacto en varios aspectos. En el caso de Sinaloa, la disponibilidad de agua es crítica. Cada año, los productores enfrentan incertidumbre sobre si las presas se llenarán o no. Las lluvias se han vuelto impredecibles y la disponibilidad de agua será cada vez más problemática«, afirmó Fonteyne.

Durante la conferencia, Fonteyne recalcó que sí existen alternativas viables y pertinentes para que los agricultores hagan frente a los retos del cambio climático. Resaltó, en este sentido, la importancia de sistemas como la agricultura de conservación.

En las diversas plataformas de investigación en el territorio nacional las parcelas trabajadas con labranza convencional, expuso, es común observar suelos degradados y, por el efecto de las sequías, las plantas generalmente son muy pequeñas. “Por esa falta de agua, las plantas se estresan y, básicamente, su respuesta es crecer lo más rápido posible y hacer algunos granos, pero como tampoco desarrollan muchas hojas, entonces no hay una fotosíntesis adecuada que pueda nutrir a los granos, entonces estos van a estar muy pequeños y van a ser muy pocos. Bajo este tipo de condiciones casi no hay cosecha”, mencionó el especialista.

En contraste, las parcelas donde se practica la agricultura de conservación, dejándose los residuos de cosecha como cobertura del suelo, presentan un “suelo de mejor calidad, tiene más materia orgánica y mejor infiltración. Eso genera más plantas y estas tienen más posibilidad de sobrevivir a las sequías, además de que son un poco más grandes. Eso significa que, en esas parcelas con agricultura de conservación, por el solo hecho de dejar los residuos, sí es posible tener cosechas”.

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Sin los productores no hay sustentabilidad

México.-  Siendo la base de la alimentación del país —al año, un mexicano consume en promedio 196.4 kg de maíz blanco—, el maíz abarca alrededor del 85% del volumen total producido en el país. Aun así, el maíz producido en México no alcanza a cubrir las necesidades del consumo interno.

La degradación de los suelos, el cambio climático y las prácticas agrícolas poco sustentables (como el monocultivo o el uso excesivo e inadecuado de productos químicos potencialmente nocivos) son algunos de los factores que contribuyen a que muchos agricultores mexicanos no logren una producción adecuada, teniendo dificultades, muchas veces, para cubrir las necesidades de autoconsumo.

Ante este panorama, el maestro Mauro Antonio Martínez Pérez —subdirector de Producción e Innovación en la Dirección General de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural de la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México— y el doctor Simon Fonteyne —coordinador nacional de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— platicaron con estudiantes, técnicos y público en general sobre las diversas alternativas que hay para una producción sustentable de maíz. Esto, en el marco de la cuarta sesión de Platiquemos de Maíz.

Lograr la sustentabilidad —es decir, lograr que los sistemas agroalimentarios sean capaces de preservar los recursos naturales de forma sostenible en el tiempo y en concordancia con el contexto sociocultural— es crucial en un contexto donde la población humana sigue creciendo y concentrándose primordialmente en ciudades, mientras que las tierras aptas para la agricultura disminuyen por múltiples factores. 

En este sentido, el maestro Mauro Antonio Martínez enfatizó en la necesidad de desarrollar estrategias donde los saberes tradicionales de las comunidades no sean vulnerados, sino incluidos en la respuesta a las diversas problemáticas que se presentan en el ámbito agrícola. La milpa y el sistema chinampero de la cuenca lacustre de la Ciudad de México son ejemplo de sistemas sustentables que pueden desarrollarse con autonomía y autogestión, mencionó el especialista. 

Por su parte, el doctor Simon Fonteyne expuso el modelo de innovación del CIMMYT, basado en hubs o nodos de innovación donde los resultados de la investigación científica son compartidos con los productores mediante capacitaciones para que ellos mismos tomen las mejores decisiones para sus sistemas de producción y apliquen las prácticas y tecnologías más convenientes y adecuadas.



Ambos especialistas coincidieron en que no hay una vía única para lograr que un sistema agrícola sea sustentable, pues, enfatizaron, eso dependerá de las necesidades de los propios productores quienes deben ser los protagonistas de todo proyecto, programa o política encaminado al campo. 

La jornada de conversatorios Platiquemos de Maíz es un esfuerzo conjunto de la Fundación Tortilla y el CIMMYT para acercar el conocimiento científico con la sociedad. Las sesiones se transmiten todos los martes (hasta el 1 de diciembre) a las 6 pm a través de la página de Facebook de Fundación Tortilla y el canal de YouTube de ACCIMMYT.

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Sin los productores no hay ciencia agrícola

Guamúchil, Sin.- Las plataformas de investigación agrícola son fundamentales para desarrollar y validar prácticas que permitan a los productores solucionar los problemas más urgentes que se les presentan en su quehacer cotidiano en el campo. Normalmente, son establecidas por instituciones académicas o centros de investigación en sus propias instalaciones. La plataforma de investigación Salvador Alvarado, en Sinaloa, es la excepción al ser impulsada por los productores del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora, lo cual la hace única a nivel nacional.

En días pasados, este grupo de productores organizó un recorrido por la plataforma de investigación para dar a conocer los avances que han tenido. Uno de los objetivos de esta colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual se estableció la plataforma, es hacer extensivos los conocimientos y aprendizajes que deriven de la investigación científica aplicada al campo.

Simon Fonteyne, coordinador de plataformas del CIMMYT, destacó que con la participación de los productores ha sido posible evaluar diversas semillas (de sorgo, maíz, cártamo, garbanzo y frijol) proporcionadas por el CIMMYT, así como diversas innovaciones agronómicas encaminadas a hacer sustentable la actividad agrícola, no solo de maíz, sino de cultivos asociados como el cacahuate, que es un cultivo presente en la zona y cuyos productores se acercaron al investigador interesados en diversas innovaciones agronómicas.

Fonteyne dijo que para mejorar la agricultura en la zona (donde predomina la de temporal) se debe empezar por aprovechar la humedad cubriendo el suelo con paja o rastrojo y disminuir al máximo la labranza. Comentó que estas prácticas se han evaluado a lo largo y ancho del país, obteniendo buenos resultados: “si se trabaja bien, si se apoya a la investigación, estoy seguro de que también aquí se tendrán buenos resultados”.

Por su parte, el ingeniero José Acedo Sánchez —dirigente del Comité Municipal Campesino no. 13, de Mocorito— manifestó que para ser rentables es necesario aprovechar los conocimientos ya existentes y los que se generen en la plataforma. Dijo que en la región de temporal en el municipio de Mocorito ya se ha implementado Agricultura de Conservación, aprovechando el punto de maquinaria especializada para Agricultura de Conservación que se estableció con la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora.

Para concluir, el productor Víctor Alonso Sánchez Angulo —dueño del predio donde se estableció la plataforma de investigación— destacó que su motivación principal fue adquirir conocimientos diferentes a la agricultura convencional, no solo para tener ahorros en sus costos de producción, sino para hacer un uso racional de los recursos naturales, especialmente del agua.

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Una gran red de aprendizaje

El Primer Simposio Regional de Plataformas de Investigación del Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— reunió a autoridades locales, investigadores, productores y técnicos de las diversas plataformas experimentales asentadas en Guanajuato, Jalisco y Querétaro. La finalidad del encuentro fue facilitar el intercambio de experiencias y presentar casos de éxito en la generación, adopción y adaptación de conocimientos y prácticas sustentables.

Durante el evento se presentaron los resultados de diversos estudios desarrollados en plataformas del Hub Bajío. Rito Vargas Varela, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) —de Guanajuato—, destacó durante su intervención en el acto inaugural que investigaciones como estas y programas como MasAgro son relevantes por el impacto que han generado y pueden desarrollar en la región.

Entre los resultados, destacan los ahorros por hacer menos movimiento del suelo y menos pasos de maquinaria (de $1,200/ha por ciclo de producción); los mejores rendimientos obtenidos con camas permanentes y rotación de cultivos, prácticas de Agricultura Sustentable, en la plataforma de temporal de San Juan del Río I; el incremento de los rendimientos al implementar Agricultura de Conservación (2.9 t/ha más que con labranza convencional) en la plataforma de riego de Ocotlán; y la reducción en los costos de producción —de hasta $4,000 por hectárea— y en el empleo de fertilizante nitrogenado —de 200 unidades en el caso del maíz y 110 en el caso del trigo— en la plataforma de riego de Acámbaro.

Durante los dos días del evento se expusieron temas como la vinculación con actores estratégicos y la difusión de resultados, actividades fundamentales de los hubs —o nodos de innovación—, a través de los cuales el CIMMYT construye y fortalece su red de innovación para promover la Agricultura Sustentable en los estados. También se presentaron carteles científicos de resultados, se desarrollaron talleres y se realizaron recorridos por la plataforma de Ocampo, sede de la actividad y en donde se desarrollan acciones de MasAgro Guanajuato, programa de la SDAyR y el CIMMYT.

MasAgro Guanajuato es un programa que opera a nivel estatal y un ejemplo de cómo la estrategia general de MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— puede desarrollarse para atender las necesidades específicas de una entidad o una región. Para estos programas, las plataformas de investigación son esenciales para eliminar la transferencia lineal de conocimientos y hacer que la investigación científica sea colaborativa y esté conectada siempre con la situación real de los productores en sus parcelas.

El desarrollo y la validación de prácticas sustentables en las plataformas de investigación permite, además, que México avance en su compromiso de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)—, particularmente en el aseguramiento de la sustentabilidad agroalimentaria y la aplicación de prácticas resilientes que permitan incrementar la productividad agrícola, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas y fortalezcan la adaptación al cambio climático.

Con la participación de todos los actores involucrados en las plataformas de investigación —desde el coordinador de plataformas del CIMMYT (doctor Simon Fonteyne) y los gerentes del Hub Bajío (Silvia Hernández) y de MasAgro Guanajuato (Erick Ortiz), así como los coordinadores y los técnicos responsables de cada plataforma—, este primer simposio regional marcó el inicio de un camino para estrechar los vínculos y la comunicación entre los actores y encaminar a las plataformas del Hub Bajío hacia una mejora continua para aplicar la ciencia al campo y hacer que esta gran red de aprendizaje crezca.

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Los efectos del riego reducido en cultivos de trigo

Sonora es el principal productor de trigo de todo el país (aporta 50% de la producción nacional). En el Valle del Yaqui y el Valle del Mayo se concentran los mayores cultivos de este cereal, pero el agua es la principal limitante para su rendimiento. Por esto, en las plataformas de investigación de Cajeme y Navojoa se evalúa el efecto del riego reducido en el rendimiento del trigo. Y se investiga también si al aplicar este tipo de riego hay diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación (AC).

Los productores del Valle del Yaqui generalmente aplican cuatro riegos de auxilio (técnica agrícola que optimiza el uso del agua, distribuyéndola en momentos clave para los cultivos) en el caso del trigo, mientras que los del Valle del Mayo aplican tres, debido a que la presa que abastece al Valle del Mayo es de menor capacidad que la del Valle del Yaqui. Por esta razón, en la plataforma de Cajeme se comparan los rendimientos de trigo con cuatro y tres riegos de auxilio, mientras que en la plataforma de Navojoa la comparación se hace con tres y dos riegos.

Los resultados en las dos plataformas de investigación demuestran que, en promedio, la AC brinda mayores rendimientos que la labranza convencional. Las diferencias entre ambos sistemas son pequeñas: en el Valle del Yaqui los rendimientos fueron superiores por 513 kg/ha en riego normal y 46 kg/ha en riego reducido, mientras que en el Valle del Mayo esta ventaja fue de 232 kg/ha en riego normal y 381 kg/ha en riego reducido. No obstante, la AC brinda una mayor utilidad al prescindir de labores de labranza, lo cual reduce los costos de producción.

La reducción del número de riegos de auxilio tuvo un impacto considerable en los rendimientos. En la plataforma de Cajeme, la diferencia en rendimiento entre el riego normal y el reducido fue, en promedio, de 350 kg/ha en labranza convencional y de 906 kg/ha en AC, mientras que en la plataforma de Navojoa fue de 614 kg/ha en labranza convencional y de 425 kg/ha en AC.

En Cajeme la diferencia fue mayor en AC porque los rendimientos con cuatro riegos fueron muy altos, mientras que con tres riegos fueron similares a la labranza convencional. En el último ciclo de AC con tres riegos de auxilio se tuvo un rendimiento igual al de la labranza convencional con cuatro riegos de auxilio. Lo anterior puede ser debido a la mejora de la calidad del suelo trabajado con Agricultura de Conservación; este efecto —en general— necesita alrededor de cinco años para verificarse.

Los científicos del CIMMYT y sus colaboradores en Sonora seguirán evaluando las mismas prácticas en los siguientes ciclos para corroborar si se mantiene la tendencia (en Navojoa los rendimientos de trigo con dos riegos de auxilio en AC han sido mayores que en labranza convencional en todos los ciclos; en el reciente ciclo otoño-invierno 2018-19 incluso rebasó los rendimientos de la labranza convencional con tres riegos de auxilio), pero los resultados de estos primeros experimentos indican que la Agricultura de Conservación es un sistema de producción pertinente y con amplios beneficios para los productores del Valle del Yaqui y el Valle del Mayo.

 

Rendimiento de grano en la plataforma de investigación Cajeme II, Sonora.
Rendimiento de grano en la plataforma de investigación Cajeme II, Sonora.

 

Rendimientos de trigo en la plataforma de Navojoa, Sonora.
Rendimientos de trigo en la plataforma de Navojoa, Sonora.

Los rendimientos en OI 2017-18 fueron bajos debido a que las lluvias retrasaron la siembra.

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Rotación de cultivos: beneficios directos a la economía de los productores

Uno de los tres componentes de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos. Esta práctica evita problemas con enfermedades, plagas y malezas, e implica la diversificación del ingreso y la reducción de los riesgos de producción y comercialización, ya que los cambios en los precios de venta y los desastres naturales no impactan a todos los cultivos de la misma manera.

Se ha demostrado que la rotación de cultivos genera mayores rendimientos, por lo que es uno de los componentes clave de la Agricultura Sustentable. Sin embargo, en muchas regiones hay un cultivo que —por su rentabilidad— prevalece, y resulta difícil encontrar otros que se puedan incorporar a la rotación. Hallar las especies complementarias adecuadas es fundamental, ya que no todos los cultivos generarán beneficios en una rotación; incluso es posible que algunos tengan efectos negativos en el cultivo subsecuente, pues los cultivos tienen diferentes tipos de raíces y, en consecuencia, distintas necesidades de nutrientes.

Se requieren entonces cultivos que sean productivos, tengan una cadena de valor establecida y sean complementarios con el cultivo principal. Por lo anterior, y para encontrar los mejores cultivos complementarios, es necesario evaluar los efectos de la rotación en cada región. En este sentido, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) actualmente estudian los efectos de la rotación en parcelas cultivadas con el sistema de Agricultura de Conservación.

Como en el Valle del Yaqui —región a la que pertenece el municipio de Cajeme— el trigo es el cultivo principal, los científicos del CIMMYT investigan cuáles cultivos de rotación tienen más beneficios para el trigo producido con Agricultura de Conservación. En uno de los experimentos que conforman el ensayo, se evaluaron parcelas tratadas con camas permanentes (porciones del suelo que quedan elevadas al formar los surcos, facilitando el drenado del agua) y retención total de los residuos agrícolas.

Los resultados demuestran que la rotación de cultivos no solamente tiene beneficios para el manejo y la sustentabilidad del sistema productivo, sino que también aumenta los rendimientos (ver tabla 1 y gráfica 1). De hecho, las rotaciones más diversas generaron los mayores rendimientos. En promedio, el trigo con maíz o sorgo los aumentó en 397-718 kg/ha, y el cártamo, en 978 kg/ha; en la rotación con garbanzo —una especie de leguminosa— los incrementó en 1,207 kg/ha.

Los aumentos en el rendimiento gracias a la rotación de cultivos se han mantenido relativamente estables a través de los años, de manera que este hecho puede ser un factor que considerar a la hora de seleccionar los cultivos de rotación, además de la rentabilidad. Estas evidencias obtenidas por los investigadores del CIMMYT en la plataforma de investigación demuestran los beneficios de la rotación de cultivos y son un ejemplo de cómo una #AgriculturaConCiencia puede beneficiar a los productores.

Trigo-Trigo Trigo-Cártamo Trigo/sorgo-Trigo/sorgo Trigo/maíz-Trigo/maíz Trigo-Maíz/sorgo Trigo-Garbanzo
6,464 7,443 7,182 6,861 7,095 7,671
Diferencia con el monocultivo 978 718 397 631 1,207

Tabla 1. Rendimientos promedio de trigo (kg/ha) con diversas rotaciones desde 2013, cuando se incorpopró la rotación trigo-garbanzo en el ensayo. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.

Gráfica 1. Rendimientos de trigo en camas permanentes con retención de rastrojo, con diferentes rotaciones, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.

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Se refleja innovación, calidad y excelencia de los actores vinculados al CIMMYT en el Simposio Nacional de Plataformas de Investigación

El 30 de agosto en las instalaciones del CIMMYT en Texcoco los investigadores de las plataformas de investigación y de las plataformas de poscosecha compartieron sus experiencias durante el Simposio Nacional de Plataformas de Investigación. Al acontecimiento asistieron colaboradores de los proyectos MasAgro Productor, MasAgro Guanajuato, MasAgro Querétaro, Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, Innovación Agrícola Sustentable Chihuahua, Abastecimiento Responsable, Cultivando un México Mejor y Acompañamiento Técnico PROAGRO Productivo.

La doctora Nele Verhulst dio la introducción al simposio y mencionó que es importante potenciar el campo mexicano a través de la innovación y la tecnología. Después, el doctor Simon Fonteyne, coordinador de plataformas, dio inicio al evento explicando las funciones de una plataforma de investigación, así como el programa del día. Se continuó con la presentación de resultados y el impacto de cuatro plataformas de investigación en el norte y centro del país:

• Plataforma Mixquiahuala, Hidalgo, a través del responsable científico Jaime Ortega Bernal (Biosuva).
• Plataforma Ahome, Sinaloa, con Heriberto Lizardi (AARFS).
• Plataforma Indaparapeo, Michoacán, con el ingeniero Helios Escobedo (Red_Innovac).
• Plataforma Pénjamo, Guanajuato, por medio del técnico MasAgro Guanajuato Paul García.

Después, se organizaron mesas de trabajo donde se generaron propuestas e ideas para mejorar la labor de las plataformas en los temas de poscosecha, vinculación, inclusión social y Manejo Agroecológico de Plagas (MAP).

Los más de 100 asistentes tuvieron la oportunidad de visitar la exposición de carteles que ilustraban los diferentes proyectos en marcha y contenían información de los resultados y los planes a futuro para las plataformas. Además, los participantes pudieron intercambiar información sobre los resultados alcanzados.

El simposio siguió con las presentaciones de cinco plataformas en el sur del país:
• Plataforma Peto, Yucatán, con la responsable técnico Beatriz Balam, de la Universidad Autónoma de Yucatán.
• Plataforma San Miguel Tlacamama, Oaxaca, a cargo de Fermín Martínez, de la Universidad Autónoma Chapingo.
• Plataforma poscosecha Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca, de la que el encargado, Leodegario Osorio (INIFAP), mencionó varias alternativas de almacenamiento y conservación de granos para la Mixteca oaxaqueña.
• Plataforma Tlaltizapán, Morelos, a cargo de Oscar Bañuelos, superintendente de la estación experimental del CIMMYT.
• Plataforma Venustiano Carranza, Chiapas, con el responsable científico Juan Diego López (SIAEP).

El programa terminó con el premio al mejor cartel y el mejor ponente, con los siguientes ganadores: Fernando Urías, técnico de la AARSP, y Paul García, técnico MasAgro Guanajuato, respectivamente.

Este evento fue una oportunidad para que los participantes conocieran la red de plataformas de investigación instalada en todo el país por los colaboradores de varios proyectos. Fue un espacio para el intercambio de experiencias y resultados, lo que generó ideas para aumentar el impacto con los productores de las plataformas.

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Adaptando la Agricultura de Conservación a los diversos entornos agrícolas de México a través de MasAgro

La Agricultura de Conservación (AC) retribuye a los bolsillos del productor y puede elevar el rendimiento de los cultivos.

Por: Divulgación-CIMMYT.

Ciudad de México, CDMX.- La 4ta Conferencia Latinoamericana de Cereales (4th ICC Latin American Cereals Conference, LACC4, por sus siglas en inglés), organizada por la ICC (International Association for Cereal Science and Technology) y el CIMMYT, reunió a más de 200 expertos en diversos campos de la ciencia y tecnología de cereales y granos. Ésta es una conferencia de carácter internacional que promueve el conocimiento tecnológico y científico relacionado con la producción de granos, cereales y alimentos; y está dirigida a profesionales en contacto con la cadena de valor de granos y cereales, desde la producción agrícola hasta la industria alimentaria y los consumidores.

Al evento también asistieron responsables de las políticas de instituciones gubernamentales y asociaciones comerciales relacionadas con la industria alimentaria. En LACC4, investigadores de todo el mundo presentaron temas relacionados con la cadena productiva del grano, entre los que destacan la evaluación de calidad nutricional, las tecnologías de procesamiento de cereales, la seguridad alimentaria y el desarrollo y mejoramiento de granos.

Desde 2011, con fondos del Gobierno de México y en asociación con su ministerio de Agricultura, la SAGARPA y el CIMMYT han trabajado con productores, investigadores locales y otros actores de la cadena de valor para probar y promover la Agricultura de Conservación (AC) como parte del proyecto de Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro), con base en labranza reducida o cero, retención superficial de residuos de cultivos y rotaciones selectivas de cultivos. Por lo que el programa MasAgro es líder en potenciar la Agricultura de Conservación y la innovación en diversos entornos de México.

La AC retribuye a los bolsillos del productor y puede elevar el rendimiento de los cultivos, lo cual requiere que los productores cambien sus prácticas. Además, de acuerdo con Simon Fonteyne, agrónomo del CIMMYT que trabaja en MasAgro, la AC debe ajustarse y complementarse para trabajar en entornos agrícolas específicos, que en México van desde los desiertos irrigados a nivel del mar hasta las laderas a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar y, por ende, comprenden una numerosa cantidad de tipos de suelos y prácticas por parte de los productores.

Fonteyne mencionó que, para lograr estos ajustes, MasAgro había dividido a México en 10 entornos amplios de cultivo, estableciendo investigación y extensión en cada uno de los hubs. «Cada hub incluye tres componentes», explicó, «una plataforma de investigación para prácticas de prueba y perfeccionamiento, un módulo en el que las prácticas exitosas de las plataformas se cultivan paralelamente a las prácticas de los agricultores para su comparación y campos donde los productores implementan y promueven las mejores prácticas”.

Fonteyne concluyó con un resumen de impactos de MasAgro: 94% más de rendimiento en comparación con el promedio regional y 16% más de ingresos para los agricultores de maíz.

 

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Las prácticas de Agricultura de Conservación inciden en el incremento de materia orgánica. Resumen de operación de la plataforma Irapuato I

Emplear AC mejora la calidad del suelo por la adición continua de residuos orgánicos, que permite la recuperación de la estructura del suelo.

Por: Blanca Aidé Albarrán Contreras-CIMMYT, Simon Fonteyne-CIMMYT, Bartolo González Torres- despachos CYASA y Ernesto Solís Moya-INIFAP.


Irapuato, Gto. – En la plataforma de investigación de Irapuato I se busca mejorar la rentabilidad y sustentabilidad de los cultivos de maíz y trigo, por tal motivo se comparan diferentes sistemas de labranza y fertilización. La plataforma se encuentra en una superficie total de 2 hectáreas dentro de las instalaciones del Distrito de Riego 011 en Irapuato, Guanajuato, a una altitud de 1720 msnm. El terreno forma parte de la región hidrológica Lerma-Chapala-Santiago, con un clima semicálido subhúmedo con lluvias en verano y con precipitación media anual de 450 mm.

La plataforma se estableció en 2011, y en 2013 se implementó un segundo año cero donde, de acuerdo con un levantamiento topográfico, se corrigieron los problemas de nivelación que presentaba la parcela y se reorientaron las camas.

Las variables que se han estado evaluando en la plataforma son:

  • Rotación de cultivos: maíz-trigo (MT)
  • Prácticas de labranza:
  • Labranza convencional con camas anchas (LCA), labranza en ambos ciclos.
  • Híbrido (H), camas anchas con labranza en OI – sin labranza en PV.
  • Camas permanentes anchas (CPA).
  • Camas permanentes angostas (CP).
  • Manejo de rastrojo: parcial (P), dejar (D)
  • Método de aplicación de la segunda fertilización: al voleo (V), enterrada en banda (B)

En la plataforma se tienen nueve tratamientos establecidos, los cuales se enlistan en la siguiente tabla.

Tabla 1. Tratamientos establecidos en la plataforma de investigación.

 

Después de cinco años de trabajar la plataforma de investigación bajo el esquema de Agricultura de Conservación (AC), el porcentaje de materia orgánica de 0 a 20 cm de profundidad ha alcanzado 5.73% —en promedio— para los tratamientos con camas permanentes angostas (MT, CP, DD, B; MT, CP, DP, B y MT, CP, PP, B), 4.19% para los tratamientos con camas permanentes anchas (MT, CPA, PP, V; MT, CPA, PP, B y MT, CPA, DP, B) y 3.63% para la labranza convencional y el sistema híbrido (MT, LCA, PP, V y MT, H, PP, V) (fig. 1). Lo anterior nos indica que el empleo de camas permanentes angostas tiene un efecto directo sobre la degradación de los residuos orgánicos que se dejan en el campo y que este efecto se puede igualar al emplear camas permanentes anchas y dejando el rastrojo en ambos ciclos (5.64% en tratamiento MT, CPA, DD, B), por tal motivo, el tratamiento MT, CPA, DD, B es una opción viable cuando el productor no puede emplear camas permanentes angostas.

La diferencia en el contenido de materia orgánica entre el tratamiento MT, CPA, PP, V (3.41%) y el resto de los tratamientos de Agricultura de Conservación puede deberse al método de aplicación de la segunda fertilización, pues para que se lleve a cabo la descomposición del rastrojo es necesaria la presencia de nitrógeno. En el tratamiento MT, CPA, PP, V la fertilización se realizó al voleo y, por lo tanto, el nitrógeno queda de manera superficial en el rastrojo, lo que acelera su proceso de degradación, pero causa una menor producción de materia orgánica, mientras que en los tratamientos con fertilización en banda, el nitrógeno queda debajo de los residuos y se logra una mayor producción de materia orgánica.

Figura 1. Porcentaje de materia orgánica a diferentes profundidades por tratamiento (2017).

Una de las razones por las que al emplear AC se mejora la calidad del suelo es porque la adición continua de residuos orgánicos permite que se vaya recuperando la estructura del suelo que ha sido dañada, esto gracias a la actividad de los organismos presentes en éste; esta actividad provee nutrientes (nitrógeno, fósforo y azufre) al cultivo y contribuye a la renovación de la porosidad del suelo, por lo que puede almacenar y conservar más agua. La labranza convencional, en contraste, daña los organismos presentes y oxigena el suelo, lo que causa que la materia orgánica en él se degrade rápido.

El incremento de materia orgánica en el suelo se tuvo en los primeros 20 cm de profundidad, esto se debe a la profundidad que tienen los implementos agrícolas empleados para la incorporación del rastrojo y para la aplicación del fertilizante en banda. En las capas de 20 a 40 cm y de 40 a 60 cm no se observaron diferencias en el contenido de materia orgánica.

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A través del proyecto de Innovación Agrícola Sustentable Chihuahua se instalará una nueva plataforma de investigación

Se organizó una reunión con productores y otros actores locales en el CBTA 170 en Guachochi, Chihuahua, para planear la instalación de una nueva plataforma de investigación en el municipio. La reunión tuvo por objetivo conocer el sistema de producción local y las principales problemáticas que preocupan los productores de la zona. Cabe señalar que cuando se inicia una plataforma de investigación es importante tener una reunión para asegurar que la investigación responda a una problemática local y para fomentar la vinculación entre productores e investigadores.

En general, el sistema de producción en la región es muy diverso, por lo que se puede encontrar desde pequeños productores que siembran una hectárea de maíz para autoconsumo hasta productores medianos que producen principalmente maíz y avena para forraje. La mayoría de los productores en el sector son los pequeños que producen principalmente maíz criollo, seguido por avena, frijol, papa y triticale para autoconsumo y forraje. Hay una gran diversidad en el maíz criollo, y a cada tipo de maíz le dan un uso distinto. La ganadería es también muy importante en la zona, por lo que los productores usan forrajes y grano para alimentar a sus vacas, cabras, borregos, puercos y gallinas.

Con relación al sistema productivo, la preparación del terreno se hace de manera manual, con tiro de animal, con tractor de dos ruedas o con tractor de cuatro ruedas. El maíz y frijol se siembran en camas, en cambio, la avena y el triticale se siembran al voleo. Los pequeños productores siembran a mano, mientras que los productores medianos usan maquinaria. La época de siembra es al inicio de las lluvias, en general en el mes de abril. La fertilización de los cultivos se realiza con urea y DAP en una proporción de, más o menos, 100 kg de urea y 50 kg de DAP por hectárea. No es común hacer análisis del suelo, por lo que se desconoce la cantidad de fertilizante necesario y cuáles nutrientes son limitantes.

Los principales problemas de malezas son quelite y girasol, que la mayoría controla con labores culturales o desyerbe manual, y a veces con herbicidas postemergentes como 2,4-D amina. Existe presencia de plagas como gusano cogollero y elotero, pero la mayoría de los productores no usa insecticidas, ya que, debido al clima templado de la zona, no causan graves daños. La cosecha de los cultivos se hace de manera manual desde mediados de octubre hasta mediados de noviembre. Primero, los productores remueven la parte de la planta de maíz arriba de la mazorca y lo retiran del terreno para uso como forraje. Posteriormente, las mazorcas se dejan secar un tiempo más antes de cosechar. Finalmente, se hace la cosecha y se retira el resto de la planta o se deja para pastoreo. El rendimiento promedio es de 2 toneladas de maíz y 130 pacas de avena.

La principal problemática que mencionaron los productores fue la baja fertilidad del suelo; los suelos en el área son delgados y están muy degradados. El forraje tiene más importancia que el grano, lo que dificulta que los productores dejen residuos de cosecha en el terreno para mejorar la calidad del suelo. Además, las lluvias se han vuelto cada vez más irregulares y el suelo no retiene suficiente humedad, lo que provoca que los productores no obtengan los mismos rendimientos que antes. Como ya se mencionó, la falta de análisis de suelos impide que la fertilización sea la adecuada. Por último, se reporta una mayor incidencia de plagas a causa del cambio climático.

Debido a la falta de asistencia técnica en la zona, se percibe la necesidad de mejorar el conocimiento de manejo de los cultivos en general; dentro de los aspectos en los que se requiere capacitación se pueden mencionar el adecuado control de malezas, la distribución de semillas en la siembra, la selección de semillas y la calidad de semilla, entre otros.

Los productores también mencionaron como una limitante los altos costos por mano de obra y diésel, y consideran que existe la necesidad de introducir cultivos de invierno para un mejor aprovechamiento de los terrenos. Dada la gran variedad que existe de maíces criollos, no hay mucha demanda para la introducción de nuevos materiales para consumo humano; sin embargo, para la producción de forraje es necesario introducir materiales más productivos de maíz y avena.

Después de la reunión con los productores, se tuvo una reunión con personal del CBTA 170 y técnicos colaboradores locales para decidir en qué enfocar la investigación en la plataforma para mejorar los problemas de los productores. A partir de ésta, se decidió que la Agricultura de Conservación (AC) tiene potencial en el área para mejorar la calidad de los suelos y bajar los costos de producción; sin embargo, la demanda de forraje puede ser una limitante. En la AC es necesario dejar suficientes residuos en el suelo para mantener la fertilidad. Por lo que se decidió que en la plataforma se evaluarán tratamientos que combinen la producción de maíz grano con la producción de forraje para crear una alternativa para producir rastrojo. Además, se evaluará si la producción de maíz grano en camas permanentes en rotación con avena da mejor rendimiento y rentabilidad que la producción de maíz bajo labranza tradicional en monocultivo. También se evaluarán tratamientos con camas permanentes incorporando cultivos de invierno como triticale y veza para producción de forraje. En el área de validación se evaluarán diferentes variedades de maíz forrajero y avena.

La plataforma se establecerá en el ciclo primavera-verano 2018 en terrenos del CBTA 170 que ya se manejan bajo Agricultura de Conservación. Los primeros datos de rendimiento y rentabilidad se esperan en 2019.