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Experiencia Milpa, un recuento de logros y nuevos desafíos para Milpa Sustentable en la Península de Yucatán

Ver, oler, caminar y sentir la milpa —aunque sea por breves instantes— es una experiencia que vale la pena vivir. Ayuda a comprender el valor de ese sistema milenario y la importancia de preservar su riqueza biocultural. Experiencia Milpa fue un recorrido que hizo posible esta interacción. En él participaron miembros del Consejo de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM); productores; familias; colaboradores; y el equipo del Hub Península de Yucatán, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El recorrido se realizó en la parcela (módulo demostrativo) de don José del Carmen Chi, productor beneficiario del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán. El objetivo fue dar a conocer de manera didáctica y resumida los principales impactos y aprendizajes que este proyecto ha generado gracias a la inversión de la FHMM y Fomento Social Banamex (FSB) y al trabajo de toda la red de innovación que —en este caso— estuvo representada por el doctor José Castillo, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán, colaboradora fundamental del Hub Península de Yucatán.

El recorrido buscó crear una experiencia a través de la cual los participantes pudieran conocer qué es la milpa, tanto la trabajada de manera convencional con el sistema de roza, tumba y quema como la que usa las innovaciones agrícolas sustentables que se han promovido, adaptado y adoptado de manera secuencial conforme el ciclo agrícola avanza.

Para tal efecto, se establecieron cinco estaciones dentro de la parcela para mostrar la milpa convencional; las innovaciones de arreglo de siembra; la Agricultura de Conservación; la fertilidad integral; el Manejo Integrado de Malezas; el Manejo Agroecológico de Plagas; el resguardo de semillas nativas; el manejo poscosecha; el mejoramiento participativo; la vinculación de los productores a mercados; y las estrategias de desarrollo de capacidades, inclusión social y fortalecimiento de la red de innovación que se han implementado y han evolucionado durante el avance del proyecto.

Fue de la voz de los productores y sus familias, protagonistas del evento, que Milpa Sustentable en la Península de Yucatán fue descrito como un proyecto integral y de suma importancia por sus logros y su impacto. El programa ha beneficiado de manera directa a más de 2,000 productores con innovaciones tecnológicas en sus sistemas de producción, impactando de forma positiva en sus familias y en los actores que conforman la red de innovación regional (que abarca desde estudiantes e investigadores hasta consumidores y Gobiernos locales).

Una característica importante de este proyecto es que no solo contribuye a la seguridad alimentaria de la población rural, sino que trabaja fuertemente por conservar el medioambiente a través de sus actividades. Este año fue reconocido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) como una de las soluciones locales más destacadas e innovadoras para hacer frente al cambio climático y fomentar el desarrollo sustentable de las comunidades rurales y los grupos indígenas.

Por otra parte, los consejeros de la FHMM hablaron sobre el impacto positivo que se ha generado (tanto a nivel agronómico como de desarrollo humano) como consecuencia de abordar de forma integral sistemas complejos como la milpa. Asimismo, se resaltó la importancia de dar seguimiento y apoyo a iniciativas como Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, que son medibles y trazables, para mantener sistemas de producción dentro de la línea de la sustentabilidad.

A partir de Experiencia Milpa, los participantes reflexionaron sobre cómo la milpa, su estudio, su protección y su fortalecimiento contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas. Los participantes concluyeron que aún quedan desafíos; sin embargo, se tienen las herramientas, la metodología y la motivación de los actores involucrados (desde los productores hasta los donantes). Lo anterior se suma a los procesos de mejora continua y el trabajo colaborativo que han enmarcado a este proyecto, los cuales —por supuesto— serán fundamentales para dar continuidad al mantenimiento de la milpa como estilo de vida y como sistema de producción sostenible.

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El potencial de la milpa y de los maíces nativos

La milpa —con toda la riqueza que le otorgan los climas, las altitudes y las prácticas culturales locales— se caracteriza por su diversidad y asociación de cultivos. Existe desde hace por lo menos 4,500 años y, debido a las nuevas dinámicas socioeconómicas y la paulatina pérdida de su productividad (por diversos factores, entre ellos la persistencia de prácticas inadecuadas), hoy está siendo abandonada, hecho que fomenta fenómenos migratorios y pérdida de diversidad biológica.

Además, es el sistema de producción que ha dado origen a la gran diversidad de maíces nativos (se han identificado 64 grandes grupos o razas de maíces originarios de México, pero solo se han aprovechado menos de 10 para el mejoramiento de maíz). A pesar de su amplia variedad, en el país el maíz nativo representa apenas 0.8% de las hectáreas sembradas de maíz y su consumo solo alcanza 0.3% del total, destinándose primordialmente al autoconsumo de las comunidades campesinas e indígenas, las cuales son 80% de los productores de este cereal (según el IICA en 2019).

Ante este panorama, han surgido diversas iniciativas para proteger los maíces nativos y rescatar la milpa (algunas desde la normatividad y otras desde la investigación). Aunque estos esfuerzos son fundamentales en el camino para mantener la diversidad genética de las semillas y las plantas cultivadas, es necesario que los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos sean distribuidos justa y equitativamente, como señalan las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que busca revitalizar la milpa y ampliar la investigación y el consumo de maíces nativos, pues —en conjunto— la milpa y los maíces nativos tienen el potencial de contribuir significativamente a que toda la población mexicana tenga acceso a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.

Así, recientemente se desarrollaron 158 ensayos y viveros de maíz nativo y de cultivos de la milpa en Oaxaca, Michoacán y Estado de México. La intención es consolidar un esquema que eleve la productividad sustentable y el bienestar de las comunidades milperas, tal como ocurre en la Península de Yucatán, donde el CIMMYT y su red de colaboradores —mediante el mismo enfoque de intensificación sustentable de MasAgro— han afianzado acciones que han sido reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas como una de las soluciones más innovadoras para fomentar el desarrollo de las comunidades rurales y los grupos indígenas.

Debido a que se adaptaron a las más diversas condiciones geográficas y a distintos usos, en los maíces nativos podría haber importantes pistas para desarrollar variedades resistentes a las enfermedades, la sequía y otras condiciones extremas derivadas del cambio climático. El potencial de estos maíces, sin embargo, no se limita a su valor biológico, sino que se extiende al terreno de la economía, pues aunque actualmente 99.7% del consumo total de maíz en México corresponde a maíz blanco y amarillo, los maíces de colores han despertado recientemente el interés en varios nichos del mercado que demandan productos nutritivos de alta calidad (y diferentes) producidos artesanalmente y con inocuidad y bajo impacto.

Con la experiencia de MasAgro —que también ha aportado opciones de mecanización adecuadas y tecnologías poscosecha para incrementar la productividad y lograr la seguridad alimentaria de los productores que trabajan la milpa—, se ha logrado desarrollar Maíz para México, el plan estratégico más completo generado por especialistas y actores clave de los ámbitos científico, gubernamental, empresarial y social para transformar el escenario del maíz en México. En este plan, la milpa ocupa un papel preponderante como patrimonio cultural intangible y como clave para erradicar el hambre.

Entre las acciones que propone, destacan la creación de bancos de semillas comunitarios a nivel nacional, el acompañamiento técnico a productores milperos para mejoramiento participativo, el desarrollo de un observatorio de maíz con las propiedades de los maíces nativos (así como su disponibilidad comercial y distribución geográfica a nivel nacional), las acciones para fomentar una economía justa y equitativa en torno a los maíces nativos y las acciones para reivindicar el papel histórico del sistema milpa y preservar su legado biocultural.

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Mejoramiento participativo de maíces nativos, un camino para preservar la diversidad biocultural

Los municipios de Huimilpan y Amealco, en el estado de Querétaro, forman parte de la región Valles Altos. Ahí, los maíces nativos tienen una fuerte presencia y la diversidad de las variedades que se cultivan es amplia. El estudio de estos maíces es fundamental para conservar el material genético milenario que forma parte de la cultura y las tradiciones de la región.

En Amealco, por ejemplo, se siembran alrededor de 20,000 hectáreas de maíz cada año, y se estima que más de la mitad son de maíces nativos. Sin embargo, no se cuenta con la información precisa de las razas y sus características, por lo que es primordial hacer una cuantificación y clasificación de los maíces nativos de la región, así como promover el mejoramiento a través de procesos participativos.

Para conservar y proteger el maíz nativo de Amealco, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —a través del Hub Bajío y Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ) y de manera conjunta con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); la Universidad Autónoma Chapingo (UACh); la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedea) del estado; y la Dirección de Desarrollo Agropecuario del Municipio de Amealco— ha desarrollado actividades de mejoramiento participativo de maíz nativo.

A la fecha se han impartido cuatro talleres sobre rescate, conservación y mejoramiento de maíces nativos, los cuales se han replicado en las zonas de Amealco donde se sabe que los maíces nativos siguen predominando.

Estos talleres parten de un enfoque de inclusión social y de integración de la ciencia y el conocimiento tradicional. En ellos han participado 80 productores de Amealco; muchos son de la comunidad otomí que por décadas ha sido custodia de la diversidad biológica de los maíces nativos de la región. Precisamente, una de las prácticas que se difundieron en los talleres fue la selección masal estratificada in situ (“en el sitio” en latín), la cual deriva de las prácticas de mejoramiento desarrolladas por las sociedades mesoamericanas durante la época prehispánica.

La selección masal estratificada in situ es una modificación de la selección masal simple (el método de mejoramiento más antiguo y sencillo, que consiste en la selección de aquellas plantas que —por sus características físicas visibles— son consideradas adecuadas para la siembra en el siguiente ciclo). Permite obtener resultados superiores en el mejoramiento y, en combinación con otras prácticas agronómicas —como mejor densidad de siembra y manejo de plagas—, es particularmente útil para aumentar los rendimientos.

Estos esfuerzos del CIMMYT y las instituciones con las que colabora —que se realizan desde hace años— coinciden además con lo establecido en la recién aprobada Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Para poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición, los ODS señalan que es necesario “mantener la diversidad genética de las semillas y las plantas cultivadas […] y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”.

El mejoramiento participativo de los maíces nativos en Amealco es precisamente una vía hacia esa meta, pero también es una forma de reforzar la identidad cultural de las comunidades originarias y de trabajar de manera conjunta entre investigadores, técnicos y productores. Como dice un poema otomí: “somos granos de maíz de una misma mazorca; somos una sola raíz de un mismo camino”.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Por: Juan Manuel Rojas Cruz, Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro.

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México y Estados Unidos buscan generar sistemas agroalimentarios resilientes

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) recibió la visita de los subsecretarios de Comercio y Asuntos Agrícolas Extranjeros del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), Ted McKinney, y de Agricultura de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Miguel García Winder, así como de representantes de secretarías estatales de Estados Unidos.

El objetivo del encuentro fue establecer un diálogo para identificar líneas de cooperación entre México, Estados Unidos y el CIMMYT para enfrentar tres desafíos convergentes que impactan la producción agrícola: el cambio climático, el crecimiento demográfico y los recursos naturales limitados.

El cambio climático amenaza los sistemas agroalimentarios en todo el mundo con inundaciones, sequías severas, enfermedades en los cultivos y otros escenarios que derivan en sistemas alimentarios insostenibles que propician hambrunas y alientan la migración y los conflictos bélicos.

Ante este panorama, el CIMMYT presentó a los visitantes el impacto del quehacer científico y de su estrategia de innovación llevada a manos de los productores, con el propósito de lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios para generar bienestar. Se trata de una estrategia de generación colectiva de conocimiento y de innovación técnica y social que integra la participación de diferentes actores con intereses distintos y el conocimiento científico y empírico para crear soluciones relevantes en contextos reales donde ocurren procesos agrícolas.

El 60% de las variedades de trigo de EUA proviene del CIMMYT. Todo parte de la biodiversidad resguardada en su Banco de Germoplasma, que envía más de 600,000 paquetes de semillas a 600 colaboradores anualmente.

Este banco de semillas contiene casi 28,000 colecciones únicas de semilla de maíz y 150,000 de trigo de más de 100 países. Las colecciones se estudian y utilizan como una fuente de diversidad para mejorar los caracteres esenciales, tales como la tolerancia al calor y la sequía, la resistencia a plagas y enfermedades, el rendimiento y la calidad de grano.

Durante la visita, Ted McKinney conoció los impactos de la estrategia que el CIMMYT implementa a escala global y casos de éxito como MasAgro, programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT.

A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos e impactan generando bienestar para los productores agrícolas y el ambiente y conservando los recursos naturales.

Como resultado de este trabajo, más de 500,000 productores —en más de 1.2 millones de hectáreas— se han beneficiado de los productos de la investigación de excelencia en materia de conservación, aprovechamiento y mejoramiento de maíz y trigo, agronomía, tecnologías de información y comunicación, maquinaria agrícola y opciones de almacenamiento poscosecha, entre otras áreas de interés para el desarrollo agrícola sustentable.

Ted McKinney destacó que para su país es importante la relación con el CIMMYT y la SADER, porque su trabajo tiene un impacto significativo en la producción de trigo y sus agricultores.

El subsecretario Miguel García Winder destacó el impacto de MasAgro y la estrecha colaboración entre la SADER y el CIMMYT, la cual está fundada en la investigación científica y distingue a México como un país innovador. “MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores; por su enfoque social y ambiental, también ha contribuido al progreso de las comunidades rurales, la preservación del medioambiente y la biodiversidad y el desarrollo de variedades de maíz resistentes a la sequía y el calor para una agricultura resiliente”, refirió.

El director global de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del CIMMYT, Bram Govaerts, enfatizó que la colaboración entre el CIMMYT y USDA genera impactos para la resiliencia de los sistemas agroalimentarios con beneficios globales y locales, entre los cuales destaca la inversión que Estados Unidos hace en investigación de trigo —de entre seis y siete millones de dólares en el CIMMYT—, generando beneficios para productores estadounidenses de entre 140 y 180 millones de dólares anuales, un retorno sobre la inversión de más de 32.

Destacó el impacto de los USDA Climate Hubs que contribuyen a la metodología de MasAgro y a consolidar una Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC), una metodología integradora para abordar los desafíos interrelacionados de la seguridad alimentaria y el cambio climático.

La confluencia de visiones entre la USDA, la SADER y el CIMMYT se encamina a impulsar colaboraciones internacionales que repliquen modelos de innovación como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México con un enfoque global, para lograr un mundo más sano y próspero, que es lo que se busca con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los años 2030 y 2050.

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Semillas para la autosuficiencia

La vida en el campo comienza con las semillas. Por eso, su disponibilidad es fundamental para garantizar alimentos a la población, lo cual es particularmente importante si se considera que en 10 años México vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria, ya que si continúa con su tendencia de producción y consumo, tan sólo en el caso del maíz necesitará importar un poco más de 18 millones de toneladas. Construir una industria semillera nacional sólida y justa que favorezca particularmente a los pequeños y medianos productores resulta ser entonces un asunto de suma importancia.

El programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, además de realizar acciones con productores en favor del incremento de sus rendimientos, ha propiciado que se caracterice la diversidad genética del maíz, dando origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en el programa.

¿Cómo puede la conservación e investigación de la biodiversidad favorecer el desarrollo de la industria semillera nacional? MasAgro ha ayudado al desarrollo y la ampliación del Atlas Molecular de Maíz, una herramienta que hace posible conocer la información contenida en las diferentes razas y variedades de maíz (material que México resguarda en el Banco de Germoplasma que se encuentra en las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México) a fin de identificar características que permitan, por ejemplo, generar variedades más resistentes a las enfermedades o tolerantes a las nuevas condiciones climáticas.

Con nuevas variedades mejoradas, la industria semillera nacional puede contar con semillas mexicanas adecuadas para las distintas regiones del país. Recientemente, la investigación científica impulsada por MasAgro ha permitido entender —para agilizar su uso— la diversidad de 15,384 variedades nativas de maíz e ingresar más de 100 millones de nuevos datos al Atlas Molecular de Maíz, lo cual deriva en maíces con mayor tolerancia al calor y la sequía y resistentes a enfermedades como el complejo de la mancha de asfalto, que puede reducir el rendimiento del maíz hasta en 70%.

Las semilleras nacionales que se fortalecieron o surgieron con MasAgro han introducido al mercado 129 nuevos híbridos y registrado 36 nuevas variedades ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Este posicionamiento de semillas de alto rendimiento, así como las más de 3 toneladas de semilla básica y precomercial de maíz distribuidas recientemente para producciones a gran escala son ejemplos claros de cómo MasAgro incrementa la competitividad de las empresas semilleras nacionales.

Uno de los principales objetivos de las acciones que realiza MasAgro para impulsar la industria semillera nacional es el año 2030, fecha crucial en la cual se proyecta que el incremento de la población y el cambio climático amenazarán seriamente la seguridad alimentaria de los países. Si las sociedades no implementan estrategias que les permitan ser autosuficientes en la generación de los alimentos que requieren y si la biodiversidad de las especies cultivadas (y cultivables) se pierde, entonces el futuro de las naciones y la humanidad entera estarán en riesgo.

En este contexto, MasAgro es un programa estratégico para que México avance hacia su autosuficiencia alimentaria y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual —como parte de sus metas— promueve el acceso a los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y su distribución justa y equitativa. Por eso, para MasAgro es fundamental continuar apoyando a las pequeñas y medianas empresas semilleras nacionales a través de la investigación científica.

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¿Cómo ayuda la rotación de cultivos cuando las lluvias son escasas?

En Querétaro y otras entidades de la región del Bajío las lluvias han sido escasas (de menos de 70 mm de precipitación en lo que va del ciclo). La sequía ha provocado pérdidas cuantiosas en las zonas agrícolas de temporal, y los pronósticos son desfavorables. Por esta razón, el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— presentó a productoras y productores de la región alternativas sustentables que les permitan hacer frente a esta situación. La rotación de cultivos —uno de los principios de la Agricultura de Conservación— fue la práctica que se abordó con mayor amplitud, pues es de particular utilidad en contextos de poca disponibilidad de agua.

Para mostrar de manera tangible los beneficios de la rotación de cultivos, se visitó el área de extensión (parcelas de productores que han implementado innovaciones sustentables de la Agricultura de Conservación) denominada El Puente, en la localidad de Santa Rosa Xajay (donde la sequía ha afectado 95% de la superficie cultivable). El área de extensión pertenece al señor Erick Sanjuanero Nieves, uno de los 30 productores de la zona que —a través del despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro y el Hub Bajío— han adoptado la Agricultura de Conservación como sistema de producción con resultados favorables, por lo cual cooperan con el CIMMYT y sus colaboradores para promover prácticas sustentables.

Entre los beneficios de la rotación de cultivos están la reducción de labores, el mejoramiento y la ampliación de la porosidad del suelo, el aumento en la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo. Además, cuando se rota con leguminosas, se agrega el beneficio de la captura del nitrógeno del aire en el suelo, mejorando la fertilidad del sistema.

Entre los cultivos que son una buena opción para la zona y el temporal escaso están el girasol (el cual puede ser utilizado para la alimentación del ganado), el garbanzo (que puede ser consumido por personas y animales; además, se tiene el historial de que tres productores lo sembraron el año pasado), la avena forrajera, el sorgo forrajero y el frijol ayocote.

Para los productores que están interesados en conocer qué cultivos se pueden establecer como opción para la alimentación del ganado, los ingenieros Miguel Ángel Uribe y Humberto Hernández comentaron que la cebada capuchona es una opción para forraje en temporal. Para ayudar a mitigar la falta de forraje para el ganado cuando hay pérdida total del cultivo de maíz, se recomendó que si se presentan lluvias, se siembre garbanzo, avena, grass pea, ajonjolí, sorgo forrajero o frijol ayocote. Adicionalmente, estos cultivos permiten mantener una cubierta vegetal en el suelo, y así tener sistemas más sustentables.

La rotación de cultivos, en combinación con otras prácticas sustentables, permite además mejorar los rendimientos. En la zona, por ejemplo, el rendimiento convencional es de 300 kg/ha en el caso del maíz y 600 kg/ha en el del frijol; con innovaciones sustentables —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización adecuada, las curvas a nivel y la introducción de variedades adecuadas—, el rendimiento se ha incrementado a 1.8 t/ha en maíz y 1.2 t/ha en frijol.

Después de ver de forma directa los beneficios de estas innovaciones, los productores participantes se interesaron en implementar —para el próximo ciclo— algunos cultivos forrajeros (como avena y sorgo forrajero) y sembrar en las terrazas algo de frijol ayocote y cebada capuchona. Además, se acordó con el grupo de productores que se conseguirán algunas semillas de pastos que puedan ser opción para esta zona con lluvias muy escasas.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Te invitamos a ver un mini documental sobre esta situación. Da click al video.

 

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El titular de la SADER participó en el Diálogo Borlaug del Premio Mundial de Alimentación

El titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Víctor Villalobos Arámbula, ofreció una conferencia magistral sobre agricultura, migración y paz en el marco del Simposio Internacional Diálogo Borlaug, organizado por la Fundación del Premio Mundial de Alimentación (WFP, por sus siglas en inglés) en Des Moines, Iowa.

Esta fundación convoca a líderes y representantes de los sectores agroalimentarios públicos y privados de todo el mundo a participar en consultas, mesas redondas y conferencias que abordan diferentes asuntos, retos y perspectivas relacionados con la seguridad alimentaria a escala global. El Diálogo Borlaug es, además, el marco de la ceremonia de entrega del Premio Mundial de Alimentación —considerado el “Premio Nobel de la Agricultura”—, que se celebra cada año en el Capitolio de Iowa, estado del que era originario Norman Borlaug, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1970.

En el encuentro, el secretario Víctor Villalobos subrayó que la agricultura, el bienestar, la prosperidad y la paz están estrechamente vinculados y que cualquier respuesta definitiva a la degradación ambiental, la violencia, el hambre y la migración forzada exige un esfuerzo colectivo de la comunidad internacional.

El titular de la SADER señaló que la respuesta a estos problemas requiere un enfoque de desarrollo integrado, con base en la innovación, la ciencia y la tecnología, como el que trabaja MasAgro —programa de la SADER y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organismo internacional fundado por el doctor Borlaug con sede en Texcoco, Estado de México—, esfuerzo que fue reconocido con el Premio Borlaug en 2014, auspiciado por la Fundación del Premio Mundial de Alimentación y la Fundación Rockefeller.

“México busca replicar la experiencia de MasAgro en el Triángulo Norte de Centroamérica para contribuir a elevar los niveles de vida, promover la paz y reducir la migración forzada de esa región, por lo que invito a los participantes de este diálogo a combatir el aislacionismo y a asumir juntos los retos de la seguridad alimentaria global y de nuestro futuro compartido en este planeta”, expresó el secretario.

El ganador del Premio Mundial de Alimentación 2019 fue Simon Groot, de los Países Bajos, por desarrollar una industria de semillas mejoradas de diferentes vegetales para los pequeños productores de las zonas tropicales del sureste asiático que actualmente opera en más de 60 países de Asia, África y América Latina, generando dietas mejoradas y diversificadas para millones de familias.

Dos mexicanos que trabajaron en el CIMMYT han ganado el Premio Mundial de Alimentación: en el año 2000 la doctora Evangelina Villegas fue galardonada por desarrollar variedades de maíz de alto contenido proteico que ayudan a combatir la desnutrición materna e infantil, y en 2014 lo recibió el doctor Sanjaya Rajaram por continuar el trabajo de mejoramiento de trigo de Norman Borlaug y desarrollar más de 480 variedades de alto rendimiento que se sembraron —y continúan sembrándose— en todo el mundo.

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Hacia una economía más sustentable e incluyente

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hacia el año 2030 los efectos del cambio climático y el incremento de la población mundial generarán una grave crisis ambiental y de disponibilidad de alimentos. Por eso es necesario lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios y fomentar el desarrollo de las comunidades rurales.

Entre los acuerdos globales que se promueven para proteger el planeta y garantizar que todas las personas dispongan de alimentos y bienestar para el año 2030, están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —los cuales fomentan acciones para lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición, la Agricultura Sustentable y la producción y el consumo responsables— y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (Global Compact).

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas es un modelo de negocio que invita a las empresas a alinear sus operaciones y estrategias con 10 principios en materia de derechos humanos, trabajo y medioambiente, y es una guía para que las empresas y organizaciones alcancen los ODS. Este énfasis en el sector privado se debe a que, al ser generador de tecnologías, recursos y empleo, juega un papel fundamental en el diseño de un futuro sostenible.

Mediante proyectos que fomenten la sustentabilidad ambiental y la responsabilidad social, “las empresas del Pacto Mundial de las Naciones Unidas pueden acelerar el paso hacia la agenda 2030”, señaló Michelle Benítez, coordinadora de Adheridos del PNUD, durante la entrega y presentación del reporte de resultados del programa Creación de Valor Compartido 2016-2018, de Nestlé México, empresa que por cuarta ocasión renovó su adhesión a la iniciativa de la ONU.

“En Nestlé buscamos generar y compartir valor con la sociedad en donde hacemos negocios”, dijo Fausto Costa, presidente ejecutivo de Nestlé México, en la Casa de la Organización de las Naciones Unidas en México al momento de presentar el informe, en el cual destaca el Plan Maíz por México, una iniciativa conjunta de esa empresa y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El Plan Maíz por México pone en acción el compromiso de Nestlé México de tener un abasto responsable y el del CIMMYT de promover la sustentabilidad agrícola. Se trata de un plan de compra nacional de maíz y trigo para apoyar el desarrollo de productores en México, principalmente en la zona del Bajío, donde se ha logrado impactar positivamente a cerca de un centenar y medio de productores y a alrededor de 1,700 hectáreas con prácticas de Agricultura Sustentable.

Los notables incrementos en el rendimiento de los cultivos (que han pasado de un promedio histórico regional de 8.5 t/ha con labranza convencional a 12 t/ha con la implementación de prácticas sustentables) fortalecen la economía de los productores, sus familias y sus comunidades, haciéndoles parte de un abastecimiento responsable que involucra y beneficia a todos.

Además de mejorar los medios de vida en el ámbito rural, las innovaciones agrícolas que el proyecto fomenta son una manera de cuidar el planeta. En las parcelas de los productores que participan en el Plan Maíz por México se ha podido avanzar en la eficiencia en el uso del agua (por cada tonelada de grano producida sustentablemente se han ahorrado 62,000 litros) y en la calidad del suelo (se ha eliminado el uso de agroquímicos restringidos en el tratamiento de semillas) y el aire (se ha reducido en 27% la emisión de CO2 a la atmósfera).

Debido a que uno de los 10 principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas es que las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medioambiente, la iniciativa conjunta de Nestlé México y el CIMMYT adquiere relevancia, pues sus resultados son una ventana abierta a nuevas posibilidades de colaboración para que —a través de la sinergia entre las empresas socialmente responsables y la Agricultura Sustentable— se logre superar el reto que el año 2030 plantea a las sociedades.

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El Premio Mundial de la Alimentación 2019 reconoce el impacto las semillas mejoradas a África, Asia y América Latina

Simon N. Groot es el ganador del Premio Mundial de la Alimentación 2019. Con este premio, los líderes de alimentos y agricultura reconocen su trabajo para aumentar la producción de verduras en más de 60 países, a través del desarrollo de semillas de alta calidad y programas de capacitación para agricultores.

Los esfuerzos de Groot fueron esenciales para llevar a millones de agricultores a convertirse en empresarios de la horticultura, lo que resultó en mejores ingresos y medios de vida, y una mayor disponibilidad de vegetales nutritivos para cientos de millones de consumidores.

Al igual que Norman Borlaug, el agricultor de un pequeño pueblo de Iowa, Groot proviene de un pueblo pequeño de los Países Bajos, donde aprendió el valor de las semillas a una edad temprana. Ambos compartieron la misma visión para alimentar al mundo y tuvieron éxito.

“Creo que nací para ser un hombre de semillas de hortalizas.”
– Simon N. Groot

 

Groot dedicó toda su vida a la industria de semillas y al fitomejoramiento. Después de 20 años en la industria en Europa y América del Norte, Groot viajó al sudeste asiático a la edad de 47 años con la visión de establecer la primera compañía de mejoramiento de semillas de hortalizas de la región. Frustrado por las semillas de baja calidad que encontró y notando una falta total de actividades comerciales de mejoramiento en la región, Groot decidió establecer su propia empresa, utilizando su propio capital se asoció con Benito Domingo, un filipino apasionado por las semillas y las conexiones locales con el comercio tradicional de semillas, la industria agrícola y las universidades.

La compañía, llamada East-West Seed Company, comenzó como una pequeña granja de cinco hectáreas en las afueras de la ciudad de Lipa, Filipinas. Groot llevó fitomejoradores bien entrenados de los Países Bajos para comenzar el fitomejoramiento y ayudar a capacitar a los locales como mejoradores y técnicos. Groot fue el primero en introducir híbridos vegetales comerciales en Asia tropical: variedades de alto rendimiento, crecimiento rápido y resistentes al estrés y a las enfermedades locales. Actualmente, East-West Seed Company tiene más de 973 variedades mejoradas de 60 cultivos de hortalizas utilizadas por más de 20 millones de agricultores en Asia, África y América Latina.

Inspirado por Borlaug

Groot describió el hecho de haber conocido al Dr. Borlaug en una conferencia en Indonesia a fines de la década de 1980 como «un momento crucial» para él y escribió que «su legado ha servido de inspiración para todo lo que he hecho en East-West Seed».

En respuesta a ser galardonado con el Premio Mundial de la Alimentación 2019, Groot escribió: «Lograr la» Revolución Vegetal” será un tributo apropiado al trabajo del Dr. Borlaug».

El Premio Mundial de la Alimentación se conoce como el «Premio Nobel de alimentación y agricultura». Otorgado por la Fundación Mundial de la Alimentación, reconoce a las personas que han avanzado en el desarrollo humano al mejorar la calidad, cantidad o disponibilidad de alimentos en el mundo. Los ganadores reciben 250 000 dólares como premio.

El Premio Mundial de la Alimentación fue fundado en 1986 por Norman Borlaug, galardonado con el Premio Nobel de la Paz de 1970.

El Premio Mundial de la Alimentación tiene una larga asociación con el CIMMYT. Sanjaya Rajaram recibió el Premio Mundial de la Alimentación 2014 por su trabajo dedicado a un gran aumento en la producción mundial de trigo. Evangelina Villegas y Surinder Vasal recibieron el Premio Mundial de la Alimentación 2000 por su trabajo en productividad y contenido nutricional del maíz. Bram Govaerts recibió el Premio Norman Borlaug para la Investigación y Aplicación de Campo en 2014. Como institución, el CIMMYT recibió la Medalla Norman Borlaug en 2014.

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Los jóvenes que están cambiando el campo en México y América Latina

Córdoba, Colombia.- Adaptación al cambio climático, identificación de agentes patógenos, modelos de negocio incluyentes y desarrollo de nuevos mercados para la comercialización de maíces nativos son algunos de los temas de los proyectos ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina, otorgados por el Sistema CGIAR para promover la participación de mujeres y hombres jóvenes en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz.

Los premios reconocen las contribuciones de jóvenes menores de 35 años que están innovando los sistemas agroalimentarios de maíz, ya sea a través de la investigación, la implementación o desarrollo de sistemas sustentables o el escalamiento de estrategias pertinentes a su contexto biocultural. En su tercera edición, los premios se entregaron por primera vez en América Latina (en el marco de la XXIII Reunión Latinoamericana del Maíz y el IV Congreso de Semillas, celebrados en Montería, Colombia), pues previamente se realizaron en África (Zambia) y en Asia (India).

En la categoría Agricultor, el ganador fue Eduardo Cruz Rojo (ingeniero en Logística, de 26 años, originario de Hidalgo, México), quien ha implementado y difundido la Agricultura de Conservación y la metodología de trabajo del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— como vía para ayudar a los productores a alcanzar mejores rendimientos (Eduardo ha logrado que los productores con quienes trabaja dejen de hacer quemas agrícolas, mejoren la calidad de sus suelos, disminuyan 20% el costo de producción y alcancen un rendimiento promedio de 14 toneladas por hectárea).

En la categoría Investigador, los ganadores fueron: Yésica Daniela Chazarreta (estudiante doctoral en Genética, de Argentina), por su estudio sobre genotipos para grano o silaje; Lucio Reinoso (maestro en Ciencias Agrarias, de Argentina), quien investiga la adaptación del maíz en el norte de la Patagonia —y desarrolló una sembradora ad hoc para esa región—; Omar Garcilazo Rahme (estudiante de posgrado en Manejo Sostenible de Agroecosistemas, de México), por su investigación sobre la producción de huitlacoche (U. maydis); y Viviana López Ramírez (estudiante doctoral en Ciencias Biológicas, de Colombia), por su evaluación de bacteriosis en un germoplasma diverso de maíz en el sur de Córdoba, Argentina.

Y en el caso de la categoría Agentes de Cambio, los ganadores fueron: Carlos Barragán García (ingeniero en Agroecología, de México), quien a través de MasAgro trabaja para que los pequeños productores de Oaxaca se adapten al cambio climático —en el caso de esta entidad, se pronostica que habrá una reducción de 8% en las lluvias y un incremento de 2 oC en la temperatura—; y José Esteban Sotelo Mariche (ingeniero agrónomo, de México), quien ha fomentado la producción, el acopio y la comercialización de maíz nativo en ese mismo estado.

Durante la exposición de su proyecto, Carlos Barragán comentó que los productores con los que trabaja cultivan mayoritariamente maíz criollo, por lo cual el elemento cultural ha sido clave para generar estrategias que permitan hacer resilientes los sistemas productivos de la región. Tomando como referencia estudios del CIMMYT, por ejemplo, han logrado obtener tortillas hechas con maíces nativos —ricas en antioxidantes y fibra—, cuya demanda ha crecido notablemente. También, gracias a la diversificación de cultivos, han logrado incrementar la participación de la mujer y darle un papel más decisivo.

Por su parte, José Sotelo contó con la experiencia de la Integradora Agroempresarial del Río Verde (compuesta por 80 productoras y productores indígenas y afromexicanos), la cual —gracias al trabajo conjunto con organizaciones como la SADER, el CIMMYT, la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), universidades locales y la Walmart Foundation— ha tenido diversos logros, entre ellos, incursionar exitosamente en el mercado gourmet de Estados Unidos con productos hechos con maíces nativos de las variedades olotillo y tuxpeño (con Agricultura de Conservación y tecnologías transferidas por el CIMMYT y sus colaboradores, esta cooperativa actualmente tiene siembras de 100 hectáreas por ciclo y ventas mayores a las 1,000 toneladas).

Durante su intervención, todos los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina, así como los ponentes que participaron antes y después de ellos en la XXIII Reunión Latinoamericana del Maíz y el IV Congreso de Semillas, dejaron ver cómo ―aunque las motivaciones pueden ser diversas― el común denominador que los reunió fue la esperanza de los jóvenes participantes (que ven en el campo un motor de desarrollo y ya no más una fuente de desigualdades y pobreza) y la apuesta por la ciencia como agente de cambio. En este sentido, los asistentes hicieron un reconocimiento al doctor Luis Narro, científico consultor del CIMMYT en Colombia, por su trabajo en maíz en Latinoamérica.