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Alianzas favorecen la agricultura en el semidesierto de Guanajuato

Ocampo, Gto.- En el 43% de la superficie de Guanajuato presenta un clima de seco a semiseco, con un régimen de lluvias que oscilan un promedio anual de 433 milímetros —la precipitación media anual del país es de 777 milímetros—. Ubicada en el norte del estado, este territorio se compone de planicies y lomeríos, características que, sumadas a prácticas de cultivo no sustentables, han favorecido la degradación de los suelos agrícolas. 

Si bien tanto la ganadería como la agricultura son muy importantes para la economía del estado, al desarrollarse en el mismo espacio con prácticas usualmente inadecuadas han tenido efectos sumamente dañinos para la de por sí, reducida fertilidad de los suelos.

A través de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se han validado tecnologías sustentables que les ayudan a los productores de la zona a contrarrestar las principales limitaciones productivas que se tienen en el lugar y, particularmente, para recuperar la fertilidad del suelo y cosechar agua.

Entre las prácticas y tecnologías promovidas están la definición y trazado de curvas a nivel —líneas perpendiculares a la pendiente— y la construcción de terrazas que permiten, por ejemplo, la formación de barreras que reducen la posibilidad de deslaves del suelo. Esto, además de evitar la erosión, facilita que los cultivos se desarrollen de manera homogénea en la parcela.

La rotura vertical, otra de las prácticas fomentadas, permite sustituir la dañina práctica del barbecho a la vez que permite que el agua de lluvia se infiltre —acción que en esta zona semidesértica se vuelve completamente estratégica—. Con el agua de la lluvia cosechada, los cultivos pueden tener mejores condiciones para su desarrollo y una mejor respuesta ante la presencia de plagas y enfermedades características de las zonas semidesérticas.

Aunado a las prácticas ya descritas, las innovaciones implementadas incluyen prácticas de fertilidad integral con base en los resultados de análisis de suelo, en donde se definen las fuentes y cantidades adecuadas en función de las necesidades del suelo y del cultivo a establecer.

Ya que muchos productores primero desean “ver si funciona”, las prácticas y tecnologías primero son validadas en plataformas de investigación, luego trasladadas a módulos comparativos —en donde la mitad de la parcela se cultiva de forma convencional y la otra mitad se trabaja con innovaciones MasAgro— y, finalmente, a las áreas de extensión, que son parcelas de productores que ya conocieron las innovaciones y sus resultados y desean probarlas en sus parcelas. Estos productores son llamados cooperantes y son fundamentales para que las innovaciones MasAgro tengan mayor difusión.

La participación de los gobiernos y las asociaciones agropecuarias también ha sido muy importante. El Ayuntamiento de Ocampo, por ejemplo, ha sido determinante para la consecución de acciones y actualmente su alcaldesa apoya a productores con las semillas ya probadas en plataforma o módulos. También destaca la vinculación con el Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Guanajuato (CESAVEG), así como con otras asociaciones y con proveedores de insumos agrícolas. 

La suma de esfuerzos ha permitido impulsar la Agricultura de Conservación en la región y, en medio de las condiciones adversas del semidesierto guanajuatense, se han tenido importantes logros. Por ejemplo, cuando la producción normal de frijol en la zona es de 800 kilogramos por hectárea, con las innovaciones de MasAgro se ha logrado producciones récord de hasta 2.5 toneladas por hectárea. Esto muestra no solo la pertinencia del programa, sino la importancia de su permanencia y de su continua suma de esfuerzos de todos los sectores. 

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La Agricultura de Conservación en el semidesierto

San Juan del Río, Qro.- En las zonas semidesérticas la agricultura no es fácil y, sin embargo, en muchas de ellas es una de las actividades más importantes. Tal es el caso del semidesierto queretano, donde el clima seco, las escasas precipitaciones, los suelos pobres en materia orgánica, entre otros factores, limitan la producción agrícola. De hecho, en esa zona de Querétaro el destino de la producción es para autoconsumo principalmente, y la venta solo cuando hay excedentes. 

Para desarrollar y evaluar prácticas que faciliten la agricultura en esa zona, en el año 2013 se estableció una plataforma de investigación en Santa Rosa Xajay, San Juan del Río, Querétaro. Allí, en la plataforma San Juan del Río I, colaboran el despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), evaluando las tecnologías sustentables que buscan dar respuesta a la compleja problemática de la agricultura en el semidesierto queretano. 

La base de las prácticas que se investigan y validan en la plataforma es la Agricultura de Conservación. Gracias al mínimo movimiento del suelo, a la retención de rastrojo en la superficie del suelo y a la diversificación de cultivos (componentes básicos de este sistema de producción sustentable), se ha promovido un mayor rendimiento de maíz con un menor costo de producción debido a la reducción de labranza. 

En un análisis de los resultados de la plataforma hecho recientemente, se encontró que la mayor diferencia en el rendimiento entre la labranza convencional (basada en el movimiento continuo del suelo) y las camas permanentes (práctica derivada de la Agricultura de Conservación que busca minimizar el movimiento del suelo) se observó a partir del tercer año, donde la diferencia fue de 0.2 toneladas por hectárea (t/ha) y cada ciclo se incrementó en la misma proporción, hasta un máximo de 0.6 t/ha en el sexto año (figura 1). 

Cabe mencionar que, si bien no se observó una diferencia considerable en el rendimiento de maíz en camas anchas o angostas, las camas anchas implican un menor movimiento de suelo y un menor gasto de combustible. 

Con respecto al manejo de rastrojo, de acuerdo con los resultados observados se recomienda dejar el rastrojo en la superficie, en pata, y acamado al momento de la reformación de camas. El efecto de la retención de rastrojo se manifiesta mayormente en años secos y en un incremento de la materia orgánica a largo plazo. 

Adicionalmente, el efecto de la rotación de cultivos es muy marcado en el rendimiento de maíz (aun cuando el cambio de cultivo sea con otra especie de gramínea). En promedio de seis años, los tratamientos con maíz y rotación de triticale, avena o frijol superaron al monocultivo de maíz con 0.7, 0.6 y 0.4 t/ha, respectivamente. 

Con respecto a la rotación de cultivos, en la plataforma se ha observado que la siembra en franjas permite hacer un manejo independiente de los cultivos y permite también la siembra de un segundo cultivo cuando existe humedad residual.  Así, se facilita la rotación en la misma parcela y de los cultivos de ciclo corto (como avena o triticale que se cosechan en verde), pudiéndose asociar cultivos forrajeros (sorgo, avena, garbanzo) y para la producción de grano para autoconsumo (frijol, maíz). 

Además de la Agricultura de Conservación, en la plataforma se han evaluado y validado otras prácticas sustentables, como las curvas a nivel, la fertilización integral, entre otras. Las personas que estén interesadas en conocer más sobre estas tecnologías pueden acudir a la plataforma San Juan del Río I, el equipo técnico que en ella colabora lo podrá asesorar. 

Efecto de sistemas de labranza y rotación de cultivos
Figura 1. Efecto de sistemas de labranza y rotación de cultivos sobre el rendimiento de grano de maíz en la plataforma San Juan del Río I, Querétaro, durante 2013-2018. CC=camas angostas con labranza convencional, CCA=camas anchas con labranza convencional; CP= camas permanentes angostas; CPA= camas permanentes anchas; MM= monocultivo de maíz; MT= rotación anual de maíz y triticale; AM= rotación anual de maíz y avena; FM: rotación anual de maíz y frijol.
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Opciones para la agricultura en el semidesierto

En la región del semidesierto queretano (que abarca los municipios de Cadereyta, Ezequiel Montes, Colón, Peñamiller y Tolimán) el agua es uno de los principales problemas para los agricultores locales, no solo cuando escasea (que es la mayor parte del año), sino también cuando hay lluvias, pues estas suelen presentarse en forma de fuertes aguaceros que propician que el suelo se erosione (erosión hídrica por arrastre) y que el agua no se infiltre. 

Ya que los rendimientos en la zona son muy bajos debido a la problemática del agua y a la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, los productores de la región complementan su actividad agrícola (el maíz y el frijol son los cultivos prrincipales) con la ganadería extensiva. 

Para brindarles alternativas que les permitan mejorar su sistema de producción (incluyendo propuestas de manejo de cultivo para incrementar rendimientos, así como cultivos alternativos para la producción de forraje de buena calidad), en la plataforma de investigación Cadereyta se evalúan prácticas para disminuir la erosión, conservar la humedad de las escasas lluvias y disminuir los costos de producción.

Analizando los datos de cuatro años de la plataforma se ha podido observar que el uso de rastrojo como cobertura del suelo tiene un efecto notable en el rendimiento de maíz (esta práctica es uno de los principios de la Agricultura de Conservación). La labranza convencional, en cambio, ha arrojado los rendimientos más bajos. Esta tendencia a favor de las prácticas sustentables es más notable a partir de 2018 (figura 1), como resultado de un efecto acumulado. 

También se encontró que el sistema de labranza afecta las características físicas y químicas del suelo: mientras que se observa un mayor pH en labranza convencional (7.2), en Agricultura de Conservación el pH fue menor (6.7) —este pH más bajo es más favorable para el desarrollo del cultivo— y, con respecto al contenido de materia, se notó un ligero incremento en los tratamientos con Agricultura de Conservación (cuadro 2). 

Los mejores resultados de la producción de maíz y frijol se han observado con la retención de residuos sobre la superficie del suelo (destacan los resultados de frijol en camas permanentes). Sin embargo, en la región alrededor a la plataforma esta práctica se ve limitada debido al valor que tienen los rastrojos para la alimentación animal y la poca disponibilidad de estos en la temporada de estiaje. Una alternativa es la producción de cultivos forrajeros como la avena, que puede aportar aproximadamente 4.6 toneladas por hectárea (t/ha) de forraje achicalado con un costo de alrededor de 7 mil pesos por hectárea.  

Debido al escaso temporal en la región y a que en los últimos años las lluvias se han presentado al final del ciclo primavera-verano, los cultivos que crecen con humedad residual son una alternativa para producción de grano y forraje. Cuando se presentan lluvias en octubre después de la cosecha de frijol o avena, se puede aprovechar la humedad residual para sembrar ebo, garbanzo o alberjón forrajero (Lathyrus sativus), el cual ha mostrado buena adaptación a las condiciones de temporal, produciendo hasta 9.2 t/ha de materia seca y 2.2 t/ha de grano. 

Figura 1. Características del sistema de producción de la región en torno a la plataforma Cadereyta, Querétaro.

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Figura 1. Rendimiento de maíz bajo diferentes sistemas de labranza y rotación de cultivos en la plataforma Cadereyta, de 2016 a 2019. CCA=camas anchas con labranza convencional; CP= camas permanentes angostas; CPA= camas permanentes anchas; CM: camas anchas reformación con subsuelo; MM= monocultivo de maíz; AM= rotación anual de maíz y avena; FM: rotación anual de maíz y frijol.
Variable Agricultura de Conservación Labranza convencional
Profundidad del muestreo 0-5 cm 5-30 cm 0-5 cm 5-30 cm
Materia orgánica 1.92 1.82 1.85 1.90
pH 6.75 6.81 7.25 7.19
Densidad aparente 0.73 0.72 0.72 0.78
Cuadro 2. Características fisicoquímicas del suelo en tratamientos de Agricultura de Conservación y labranza convencional.

 

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