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Alimentación, agua y agricultura sustentable

Los suelos sin cubierta vegetal son más susceptibles a la erosión. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Los suelos sin cubierta vegetal son más susceptibles a la erosión. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El Día Mundial de la Alimentación, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), es una oportunidad para reflexionar sobre el estado de la seguridad alimentaria en el mundo. Bajo el lema «El agua es vida. El agua nutre. No dejar a nadie atrás», este año se destaca la importancia del recurso hídrico en la producción de alimentos y su vínculo con la seguridad alimentaria. Así, la lucha contra el hambre no puede abordarse completamente sin considerar la agricultura sostenible como parte fundamental de la solución.

De acuerdo con el informe «Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo 2023», el hambre afectó al 9,2 % de la población mundial en 2022, en comparación con el 7,9 % en 2019. Además, se prevé que casi 600 millones de personas sufrirán de subalimentación crónica para 2030, lo que representa unos 119 millones más que si no hubieran ocurrido ni la pandemia ni la guerra en Ucrania.

La situación no es alentadora: tan solo en 2021 más de 3 100 millones de personas en todo el mundo no pudieron permitirse una dieta saludable, y la urbanización en constante crecimiento plantea desafíos y oportunidades para garantizar un acceso asequible y saludable a los alimentos.

Para abordar estas preocupaciones, la agricultura sostenible emerge como una solución esencial. Este enfoque busca maximizar la productividad de las tierras agrícolas mientras se minimiza el impacto ambiental. Aquí, la conservación de suelos desempeña un papel crítico, mediante prácticas como la labranza mínima y la cobertura vegetal, que reducen la erosión y la degradación del suelo.

Además, la agricultura sustentable contribuye al ahorro de recursos, como el agua y los fertilizantes, al tiempo que aumenta la resiliencia de los agricultores al cambio climático, ayudando a retener la humedad y mitigar los efectos de las sequías e inundaciones.

En este contexto, la red de innovación que impulsa el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desempeña un papel fundamental. Este centro de investigación científica basado en México, y sus colaboradores en América Latina, Asia y África, promueve prácticas que optimizan el consumo de agua en la agricultura, lo cual es crucial en un mundo donde los recursos de agua dulce son cada vez más escasos. Además, fomenta el uso de tecnologías que reducen la pérdida de alimentos durante la poscosecha, lo que es vital para garantizar que la producción agrícola llegue a la población.

El CIMMYT y sus colaboradores también impulsan la adopción de sistemas agrícolas sustentables, como la agricultura de conservación, que aumenta los rendimientos y diversifica los cultivos. Esta diversificación de cultivos no solo contribuye a la seguridad alimentaria, sino que también promueve una dieta más equilibrada y saludable en las zonas rurales.

La agricultura de conservación desempeña un papel fundamental en la optimización del consumo de agua en la agricultura, un recurso cada vez más escaso y crítico en el contexto actual de cambio climático y crecimiento poblacional. Esta práctica promueve un manejo más eficiente del agua al minimizar la evaporación y la escorrentía, dos factores clave en la pérdida de agua en la agricultura convencional.

Uno de los aspectos destacados de la agricultura de conservación es la reducción del movimiento del suelo a través de la mínima labranza o la siembra directa (una técnica que implica sembrar las semillas sin arar el suelo). Al dejar la capa superior del suelo cubierta con restos de cultivos anteriores o materia orgánica, se crea una cubierta que actúa como aislante térmico. Esto reduce la evaporación del agua del suelo y retiene la humedad, lo que significa que se necesita menos agua para mantener los cultivos en condiciones óptimas.

Además, la cobertura vegetal, otro componente crucial de la agricultura de conservación, impide la erosión del suelo y la escorrentía del agua. Esto ayuda a que el agua se infiltre de manera más eficiente en el suelo y llegue a las raíces de las plantas, en lugar de desperdiciarse en la escorrentía superficial. En conjunto, estas prácticas contribuyen significativamente a la reducción del estrés hídrico en las regiones agrícolas, permitiendo producir más alimentos con menos agua y, al mismo tiempo, fortaleciendo la resiliencia de la agricultura frente a condiciones climáticas variables.

En el Día Mundial de la Alimentación 2023, es importante recordar que la seguridad alimentaria es un desafío global que requiere soluciones integrales. La agricultura sustentable, impulsada por organizaciones como el CIMMYT y sus colaboradores, desempeña un papel crucial en la lucha contra el hambre y la promoción de un futuro donde nadie se quede atrás en la búsqueda de una alimentación nutritiva y sostenible.

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En los medios

En el camino hacia un mayor rendimiento

El proyecto Intensificación Sostenible de los Sistemas de Pequeños Agricultores, financiado por la Unión Europea y ejecutado por la FAO, en colaboración con el CIMMYT, y el Ministerio de Agricultura de Zambia ha establecido asociaciones con proveedores del sector privado con objeto de fomentar los conocimientos en materia de mecanización y establecer vínculos con agricultores mediante la organización de una serie de giras y demostraciones en todo el país.

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En los medios

Analizarán en Congreso Interamericano alternativas en favor de la seguridad alimentaria

Representantes del CIMMYT de Trinidad y Tobago y Dinamarca impartirán una conferencia magistral sobre agricultura y los sistemas de alimentación en el Congreso Interamericano, el cual busca vincular a los actores clave para impulsar iniciativas que permitan atenuar los efectos del cambio climático en el sector primario, y un mayor aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y fortalecer la seguridad alimentaria.

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En los medios

La FAO lanza Un País, un Producto Prioritario en América Latina y el Caribe

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) impulsa la Iniciativa Global Un País, un Producto Prioritario (UPUP)– OCOP, por sus siglas en inglés- la cual consiste en el Desarrollo de Productos Agrícolas Especiales creada por CIMMYT.

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Reportajes

Las asociaciones científicas globales promueven vías climáticamente inteligentes para abordar la seguridad alimentaria y la crisis climática

A través de décadas de asociaciones globales, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) está redefiniendo y difundiendo un conjunto de innovaciones climáticamente inteligentes que conservan los recursos para sistemas de cultivo basados en maíz y trigo, que incluyen sistemas de cultivo más precisos y eficientes. el uso eficiente del agua y los fertilizantes, así como la agricultura de conservación, que combina labranza reducida o cero, el uso de residuos de cultivos o mantillos como cobertura del suelo y cultivos intercalados y rotaciones más diversos.

“La labranza cero y la gestión de residuos para cereales, es decir, sembrar la semilla directamente en suelos sin arar y residuos de la cosecha de arroz anterior, se ha adoptado en un área importante en la transacción de Indo-Gangetic Plain, con impactos positivos en el rendimiento de los cultivos, rentabilidad y eficiencia en el uso de los recursos”, dijo Tek Sapkota, científico principal en sistemas agrícolas/cambio climático, CIMMYT.

Parcela continua de maíz en El Batán, México (Foto: CIMMYT)

El artículo «Agricultura de conservación para la intensificación sostenible en el sur de Asia«, publicado en la revista científica Nature Sustainability, informó que, en comparación con la práctica convencional, la agricultura de conservación dio como resultado en general un rendimiento de grano un 4.6% mayor, una mejora del 14.6% en la eficiencia del uso del agua, y un 25.6% mayor retorno económico neto. El rendimiento económico neto fue un 40.5% mayor para la agricultura de conservación total pero, dados los beneficios de la adopción parcial de las prácticas, no parece justificado adherirse rígidamente a un enfoque de “todo o nada” para difundir la agricultura de conservación en el sur de Asia.

La agricultura de conservación también ofrece varios servicios ecosistémicos. En los datos del estudio, el potencial de calentamiento global se redujo hasta en un 33.5% en los sistemas de arroz y trigo, valores que son consistentes con otras investigaciones. Además, las prácticas basadas en la agricultura de conservación brindan una alternativa económicamente viable a la quema de residuos de arroz, una grave amenaza para la salud pública en el noroeste de la India debido a los aproximadamente 23 millones de toneladas de residuos que se queman cada año en la región.

“Ha sido posible una adopción más generalizada de la labranza cero en la India gracias al desarrollo de implementos tirados por tractores de próxima generación que permiten la siembra directa en residuos pesados, así como modelos comerciales mediante los cuales los propietarios de implementos contratan a los agricultores vecinos para sembrar sus cultivos y proporcionar otros servicios”, dijo Sapkota. “Los gobiernos nacionales del sur de Asia están promoviendo activamente la agricultura de conservación para abordar la quema de residuos y otros problemas de sostenibilidad agrícola”.

Vista aérea de parcelas de cultivo de maíz y trigo (Foto: CIMMYT)

Adaptando la agricultura de conservación al cultivo de maíz en México

Los esfuerzos para adaptar la agricultura de conservación y promover su adopción por parte de los agricultores que operan en México sistemas de cultivo muy diversos, en su mayoría basados en maíz de secano, han tenido resultados mixtos. Un estudio reciente evaluó la salud del suelo en 20 ensayos que comenzaron entre 1991 y 2016 en agroecologías que van desde sistemas tradicionales plantados a mano hasta sistemas de riego intensivo, contrastando los efectos de la agricultura de conservación con los de las prácticas convencionales locales, que comúnmente implican labranza, eliminación de residuos y riego continuo.

Como se informó en el artículo de 2021 «Efectos de la agricultura de conservación en la salud fisicoquímica del suelo en 20 ensayos basados en maíz en diferentes regiones agroecológicas de México«, publicado en la revista científica Land Degradation and Development, la agricultura de conservación aumentó los rendimientos de maíz en la mayoría de los sitios por 0.85 toneladas por hectárea, en promedio. La materia orgánica y los nitratos eran más altos en la capa superior del suelo bajo agricultura de conservación y la estabilidad de los agregados del suelo era mayor, lo que significa que el suelo movía el aire y el agua de manera más efectiva hacia las raíces de las plantas. Para otros parámetros de salud del suelo, como el contenido de nutrientes, el pH o la compactación, la mayoría de los valores fueron determinados más por el tipo de suelo local que por el manejo del cultivo.

Parcela de maíz en El Batán, México (Foto: CIMMYT)

“Given the significant variation across agro-ecologies, local adaptive trials are important to assess the effects of conservation agriculture on soil health and fit it to local conditions,” said Simon Fonteyne, a CIMMYT cropping systems agronomist and first author of the paper.

“Dada la variación significativa entre las agroecologías, los ensayos adaptativos locales son importantes para evaluar los efectos de la agricultura de conservación en la salud del suelo y adaptarla a las condiciones locales”, dijo Simon Fonteyne, agrónomo de sistemas de cultivo del CIMMYT y primer autor del artículo.

Control de emisiones

Varios estudios recientes han evaluado los costos y el potencial de varias tecnologías de intensificación sostenible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en India, Bangladesh y México. Sus hallazgos pueden ayudar a informar las políticas nacionales sobre seguridad alimentaria, desarrollo económico y medio ambiente, incluidas las relacionadas con el Acuerdo de París.

En el estudio de 2019 «Oportunidades rentables para la mitigación del cambio climático en la agricultura india«, publicado en la revista Science of the Total Environment, el CIMMYT y sus socios encontraron que las emisiones totales estimadas de la agricultura india fueron de 481 toneladas de CO2 equivalente (MtCO2e) en 2012 , con los cultivos contribuyendo con más del 40% y la ganadería con casi el 60%. Bajo un escenario de negocios como de costumbre, las emisiones de gases de efecto invernadero agrícolas en India serían de 515 MtCO2e para 2030. Estas emisiones anuales podrían reducirse en 85.5 MtCO2e mediante la adopción de prácticas de mitigación y alrededor del 80% de esa reducción podría lograrse mediante medidas que realmente ahorrarían dinero y, en muchos casos, podrían implementarse con la tecnología actual. El uso eficiente de fertilizantes, labranza cero y la gestión del agua de arroz podría generar más del 50% del potencial técnico de reducción.

“La realización de este potencial de mitigación dependerá en gran medida del grado de adopción por parte de los agricultores”, dijo Sapkota, autor principal del estudio. “La adopción a gran escala de opciones aparentemente beneficiosas para todos no está ocurriendo, por lo que el gobierno de la India deberá aplicar incentivos y medidas políticas adecuadas, en consonancia con sus objetivos de seguridad alimentaria y reducción de emisiones.

Un estudio similar en Bangladesh, informado en el documento de 2021 «Cuantificación de oportunidades para la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero utilizando grandes datos de pequeños agricultores y ganaderos en todo Bangladesh«, publicado en la revista Science of the Total Environment, encontró emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura en Bangladesh de 76,8 MtCO2e para 2014–15. Las emisiones anuales para 2030 bajo un enfoque de negocios como de costumbre se aproximarían a 86.9 MtCO2e y, para 2050, alrededor de 100 MtCO2e. La adopción de opciones realistas y climáticamente inteligentes de manejo de cultivos y ganado para reducir las emisiones ofrece oportunidades de mitigación de 9.51 MtCO2e por año para 2030 y 14.21 MtCO2e para 2050. Hasta el 75% de este potencial se puede lograr a través de opciones de ahorro de costos que beneficien a los pequeños agricultores. Como es el caso de la India, la realización de este potencial depende en gran medida del grado en que las políticas y medidas de apoyo puedan alentar la adopción por parte de los agricultores.

La Fundación Walmart y el CIMMYT promueven la diversificación de cultivos en Oaxaca, Chiapas y Campeche, México. (Foto: CIMMYT)

Una evaluación rápida similar de los costos para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero de los cultivos, la ganadería y la silvicultura en México encontró un potencial nacional de mitigación de 87.9 MtCO2eq por año, en su totalidad 72.3 MtCO2eq de la ganadería. Como se informó en el documento de 2022, «Cuantificación del potencial de mitigación económicamente factible de la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra en México«, publicado en la revista científica Carbon Management, implementar el potencial de mitigación en las tierras de cultivo mexicanas podría generar beneficios netos, en comparación con la ganadería y la silvicultura. opciones, que implican costes netos. En el documento de 2021 “Reducción del uso de agua en la producción de cebada y maíz a través de la agricultura de conservación y el riego por goteo”, se midió una reducción de las emisiones causada por un menor uso de combustible en la agricultura de conservación de 192 kg CO2 ha−1 en los campos de los agricultores, así como un aumento en el carbono del suelo y una reducción en el uso del agua.

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La adopción rápida de variedades modernas de trigo es clave para la seguridad de la cadena de suministro en Malawi

El director general del CIMMYT, Bram Govaerts, el enviado especial de USAID para la seguridad alimentaria mundial, Carey Fowler, y el personal de USAID evalúan los ensayos de nuevas variedades de trigo en PYXUS. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Los científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) están ayudando a aumentar la producción y productividad de trigo en Malawi.

El conflicto político entre Rusia y Ucrania ha interrumpido las cadenas de suministro de alimentos a nivel mundial y el suministro de trigo de Malawi se ha visto afectado negativamente. Como respuesta, Pyxus Trading, la empresa privada de agronegocios más grande de Malawi, se ha esforzado por asociarse con el CIMMYT para acelerar el crecimiento de la producción de trigo en el país.

En una visita reciente del director general del CIMMYT, Bram Govaerts, la gerencia ejecutiva de Pyxus brindó actualizaciones detalladas sobre cómo el CIMMYT ha facilitado el acceso a 100 variedades mejoradas de trigo que ahora se están probando en Malawi. La visita fue parte de la Iniciativa de Entrega de Innovación Acelerada (AID-I), un nuevo proyecto financiado por la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID).

A la visita de campo de Pyxus asistieron el Enviado Especial del Departamento de Estado de los Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Global, Cary Fowler, Dina Esposito, Asistente del Administrador en la Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID, y otro personal de USAID.

Hablando en una gira de campo este enero en la sede de la granja Pyxus, el gerente comercial John Gait expresó la importancia de lograr la autosuficiencia en países como Malawi.

“Se ha vuelto muy evidente con las interrupciones de la cadena de suministro global de trigo y productos relacionados que países como Malawi deberían alcanzar un nivel de autosuficiencia para productos básicos estratégicos como el trigo”, dijo Gait. “Con la ayuda del CIMMYT logramos obtener materiales para 100 variedades que hemos puesto a prueba. Nuestro objetivo es seleccionar las variedades que más se adapten a nuestra agroecología y nos brinden rendimientos satisfactorios y una calidad de grano suficiente para nuestras ambiciones de procesamiento”.

La directora del Programa de Sistemas Agroalimentarios del CIMMYT, Sieg Snapp, afirmó el apoyo del CIMMYT a empresas del sector privado como Pyxus.

“Cuando me dijeron que estaban buscando materiales genéticos de alto rendimiento, les conté sobre el Programa Global de Trigo y cómo ese material podría obtenerse fácilmente de nuestra sede en México”, dijo Snapp. “Inmediatamente facilité los vínculos entre Pyxus y la sede del CIMMYT, lo que vio la entrega rápida de las variedades. Teniendo en cuenta que fue bastante reciente, estoy impresionado de ver que las pruebas ya están tan bien establecidas”.

Múltiples variedades en exhibición en la finca Pyxus en Malawi importadas del banco de germoplasma del CIMMYT en México. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Lograr la seguridad alimentaria mundial requerirá la cooperación y colaboración entre socios de diferentes sectores. Uno de los ejes estratégicos del CIMMYT es fomentar las alianzas público-privadas en las que los gobiernos nacionales puedan aprovechar las competencias y capacidades del sector privado.

“Nuestro objetivo es ser catalizadores en todas nuestras funciones. Creemos que tenemos un papel fundamental para garantizar que países como Malawi tengan acceso a la mejor genética para garantizar que cumplan con sus requisitos alimentarios. Estoy feliz de que Pyxus nos identificara como un socio estratégico para trabajar en su programa de trigo, y trabajando de la mano con el gobierno y otros actores clave, la búsqueda para lograr la autosuficiencia alimentaria puede tener una tubería más corta”, dijo Govaerts.

Desde la izquierda: Hambulo Ngoma, Moses Siambe, Bram Govaerts, Siege Snaap y Regis Chikowo observando los ensayos de trigo apoyados por el CIMMYT en Malawi. (Foto: CIMMYT/Tawanda Mthintwa Hove)

Además de presenciar las pruebas de trigo, Govaerts recibió un recorrido por todas las operaciones de Pyxus, que incluían las operaciones de maní y silvicultura. El personal de Pyxus se turnó para explicar los diversos modelos comerciales que la empresa estaba empleando para contribuir a los ingresos por exportaciones y la seguridad alimentaria de Malawi.

Como compromiso para ayudar a Malawi a lograr una mayor producción de trigo, el CIMMYT seguirá de cerca los ensayos de Pyxus y brindará apoyo técnico para garantizar que las mejores variedades adoptadas se escalen rápidamente.

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La agricultura mexicana puede hacer una transición para ser más resiliente con la tecnología

En México y en gran parte del mundo, el costo de los alimentos disminuyó considerablemente el mes pasado, pero sigue acercándose peligrosamente a los máximos históricos registrados a principios de este año, según un organismo de las Naciones Unidas.

Los nuevos datos del Índice de precios de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) son una prueba más de que, si queremos construir un sistema agrícola resistente que mantenga los alimentos abundantes y asequibles, los agricultores como yo necesitamos tener acceso a las mejores tecnologías, orientadas al futuro y basadas en la ciencia, y no a las medidas restrictivas retrospectivas que muchos gobiernos intentan imponer a los productores de alimentos.

Esto es especialmente cierto aquí en México, donde los funcionarios públicos están promoviendo políticas agrícolas peligrosas que dañarán el potencial de rendimiento de los agricultores mexicanos y se sumarán a la actual inflación alimentaria de nuestro país. Paradójicamente, el principal centro de investigación agrícola del mundo para el trigo y el maíz ha hecho un nuevo llamamiento a la «resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo».

El Centro Internacional de Mejoramiento de Trigo y Maíz, también conocido como CIMMYT, es un recurso increíble para los agricultores de todo el mundo. Mi familia ha participado en su trabajo durante décadas, remontándose a la época en que Norman Borlaug, el padre de la Revolución Verde empezaba a hacer grandes progresos en el rendimiento del trigo.

En julio, un equipo de científicos del CIMMYT publicó su estrategia para hacer frente a la subida de los precios de los alimentos. Se centraron sobre todo en el trigo, sometido a un gran estrés debido a la invasión rusa de Ucrania, pero sus recomendaciones generales se aplican a todos los productos básicos.

Su consejo a corto plazo consiste en aumentar la producción y sustituir parcialmente la harina de trigo por otros cereales de bajo coste para compensar los altos precios del trigo. A medio y largo plazo, el CIMMYT aboga por una mayor resiliencia de nuestros sistemas alimentarios mediante la mejora genética de las semillas y el control de las plagas. De manera significativa, los autores instan a «crear capacidad para promover una amplia vigilancia de plagas y patógenos».

Este es un consejo importante porque las plagas, las malas hierbas y las enfermedades son tres de las mayores amenazas para la producción de alimentos en casi todo el mundo. Si vamos a desarrollar una «resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo» que incluya todo lo relacionado con la mitigación del cambio climático y la equidad de género que también defiende el CIMMYT, debe empezar por ayudar a los agricultores como yo a defender nuestros cultivos de sus amenazas más básicas pero en permanente evolución.

Y eso significa darnos acceso a la tecnología basada en la ciencia. Necesitamos las mejores semillas, las mejores máquinas y las mejores técnicas de gestión de cultivos. También necesitamos la mejor protección de los cultivos para que lo que plantamos pueda desarrollar todo su potencial.

En lugar de limitar las opciones de los agricultores, deberíamos tratar de ampliarlas. Este es, de hecho, el gran legado del CIMMYT. A través de una ciencia sólida y una innovación creativa, ha dado a los agricultores más herramientas que nunca.

En mi granja, ya combatimos las plagas, las malas hierbas y las enfermedades mediante prácticas tradicionales como la rotación de cultivos. Sin embargo, esta práctica ancestral ya no es suficiente. En esta era de la sostenibilidad y la conservación, necesitamos especialmente una protección avanzada de los cultivos, que pueda funcionar como un «arado virtual» que fortalezca nuestro suelo al retener la humedad, secuestrar carbono, aumentar la biodiversidad, mejorar los sistemas de raíces y reducir la erosión.

En los próximos años, nos gustaría explorar otras tecnologías de protección de cultivos, como las aplicaciones con drones, que nos permitirían trabajar con más precisión y menos dependencia de los combustibles fósiles.

Mientras pensamos en el futuro, y mientras los agricultores de todo el mundo intentan cultivar más alimentos en menos tierra, deberíamos adoptar la tecnología como una solución en lugar de temerla como un problema.

Tenemos tantos problemas reales con la guerra, la inflación, el acceso a los combustibles y los fertilizantes, la agitación de los mercados y el cambio climático que no necesitamos limitarnos dudando en la aplicación de nuevas tecnologías, especialmente cuando se ha demostrado que son seguras. (Si nos engañamos a nosotros mismos prohibiendo estas opciones, los agricultores pagarán un precio muy alto en su lucha por cultivar alimentos y los consumidores asumirán el costo cuando coman).  Todas las opciones tecnológicas deben seguir sobre la mesa.

Aunque los precios de los alimentos bajaron un 8.6% entre junio y julio, son más de un 13% más altos que en esta época del año pasado, según el Índice de precios de los alimentos de la FAO.

Esto puede ser un rayo de esperanza en medio de la obscuridad, pero el pronóstico es imprevisible: «El descenso de los precios de los productos alimentarios desde niveles muy elevados es bienvenido», aseguró el economista jefe de la FAO, Máximo Torero, quien también advirtió que «siguen existiendo muchas incertidumbres» y éstas «suponen serias tensiones para la seguridad alimentaria mundial».

La agricultura debe ser más resistente, como pide el CIMMYT.

Y los agricultores como yo necesitamos el apoyo de los responsables políticos y del público en general en nuestra lucha por cultivar los alimentos que todo el mundo necesita.

Lea el artículo original aquí.

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Comunicados de prensa

Acciones esenciales para mitigar la crisis alimentaria, estabilizar el suministro y la transición hacia una mayor resiliencia del sistema agroalimentario

Trigo en un campo del CIMMYT. (Foto: H. Hernández Lira/CIMMYT)
Trigo en un campo del CIMMYT. (Foto: H. Hernández Lira/CIMMYT)

Mientras la guerra entre Rusia y Ucrania sigue degradando la seguridad alimentaria mundial, un nuevo análisis expone las medidas concretas que los gobiernos y los inversores deben adoptar ahora para mitigar los riesgos de seguridad alimentaria a corto plazo y estabilizar el suministro de trigo, al tiempo que se realiza la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo.

La guía, publicada en Nature Food por científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus socios, establece medidas a corto, mediano y largo plazo para responder a la crisis alimentaria mundial y, en última instancia, conducir a un sistema agroalimentario mundial más resiliente.

«La guerra entre Rusia y Ucrania tendrá un impacto en la seguridad alimentaria mundial durante meses, o quizá años», dijo la directora del Programa Global de Trigo del CIMMYT y autora principal, Alison Bentley. «Ahora tenemos que ir más allá de la definición del problema para implementar acciones prácticas que garanticen un suministro estable, salvaguarden los medios de vida de millones de personas vulnerables y aporten resiliencia a nuestro sistema agroalimentario mundial.»

La guerra en Ucrania y las sanciones comerciales contra Rusia están desencadenando un nivel de volatilidad que podría desbordar fácilmente los mecanismos de mitigación existentes. Más de 2.500 millones de personas en todo el mundo consumen alimentos a base de trigo; los de los países de ingresos bajos y medios que dependen de las importaciones de Rusia y Ucrania se ven especialmente afectados. Algunos de los países más pobres del mundo, como Bangladesh, Sudán y Yemen, dependen en gran medida del trigo ruso y ucraniano. Dada la naturaleza altamente interconectada de los sistemas agroalimentarios contemporáneos, son pocos los que no se verán afectados por esta nueva crisis alimentaria mundial.

Mitigar la crisis inmediata

La primera prioridad, según los autores, es mitigar la crisis inmediata impulsando la producción de trigo en las zonas de alta y baja productividad existentes, garantizando el acceso al grano y mezclando la harina de trigo con otros cereales de bajo costo. Las mejoras agronómicas y de cultivo, así como las prácticas agrícolas sostenibles, pueden reducir la dependencia del grano y los fertilizantes importados, mientras que las políticas coordinadas y multilaterales pueden ayudar a conservar las reservas de grano para el consumo humano y evitar las restricciones comerciales.

Aumentar la resiliencia del suministro de trigo

A mediano plazo, los autores subrayan la necesidad de aumentar la resiliencia local, regional y mundial del suministro de trigo. Esto puede hacerse ampliando la producción dentro de los límites agroecológicos, apoyando la autosuficiencia nacional en materia de trigo y proporcionando asistencia técnica, para aumentar la producción de trigo de alto rendimiento resistente a las enfermedades y para incorporar la capacidad de vigilancia de plagas y enfermedades.

La transición a la resiliencia a nivel de sistema

Por último, para alcanzar la resiliencia crucialmente necesaria en el sistema agroalimentario mundial, deben tomarse medidas a largo plazo que abarquen la diversidad de los agroecosistemas, aborden las disparidades de género en la agricultura y las comunidades rurales y sostengan una mayor inversión en una transición agroalimentaria holística.

«La actual crisis alimentaria mundial subraya y agrava las desigualdades existentes en nuestro sistema alimentario mundial», dijo Bentley. «Una transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario requiere que equilibremos urgentemente las necesidades de suministro de alimentos a nivel mundial con los múltiples desafíos del cambio climático, logrando la equidad de género, la suficiencia nutricional y la seguridad de los medios de vida.»


PUBLICACIONES DE INVESTIGACIÓN RELACIONADAS:

Medidas a corto y largo plazo para estabilizar el suministro mundial de trigo y la seguridad alimentaria (en inglés)

Esta investigación cuenta con el apoyo del Fondo del CGIAR.

OPORTUNIDADES DE ENTREVISTA:

Alison Bentley – Directora del Programa Global de Trigo, Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)

PARA MÁS INFORMACIÓN, O PARA CONCERTAR ENTREVISTAS, CONTACTE AL EQUIPO DE COMUNICACIÓN:

Marcia MacNeil, Jefa de Comunicación, CIMMYT. m.macneil@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 2019.

Rodrigo Ordóñez, Gerente de Comunicación, CIMMYT. r.ordonez@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 1167.

Ricardo Curiel, Gerente de Comunicación, CIMMYT. r.curiel@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 1144.


ACERCA DEL CIMMYT:

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional enfocada en la investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro que empodera a los agricultores a través de la ciencia y la innovación para nutrir al mundo en medio de una crisis climática.

Aplicando ciencia de alta calidad y alianzas sólidas, el CIMMYT trabaja para lograr un mundo con personas más sanas y prósperas, libres de crisis alimentarias mundiales y con sistemas agroalimentarios más resilientes. La investigación del CIMMYT aporta una mayor productividad y mejores ganancias a los agricultores, mitiga los efectos de la crisis climática y reduce el impacto ambiental de la agricultura.

El CIMMYT es miembro del CGIAR, una alianza mundial de investigación para un futuro con seguridad alimentaria dedicada a reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar los recursos naturales.

 Para más información, visite staging.cimmyt.org/es.

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Establecen alianza para reducir el consumo de agua en la agricultura

El Consejo Consultivo del Agua (CCA) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un convenio de colaboración para promover actividades de investigación, desarrollo y capacitación para hacer un uso óptimo del agua en la agricultura mexicana.

Se estima que en México 76% del consumo de agua se destina a fines agropecuarios, mientras que la actividad industrial consume entre 3.5% y 5% del agua disponible cada año en el país, por lo que esta alianza puede tener un impacto positivo en los diferentes sectores económicos, así como en las comunidades rurales y urbanas del país. 

 El acuerdo también contribuirá a impulsar proyectos productivos que pueden transformar los sistemas agroalimentarios y mejorar los medios de vida de las y los productores mexicanos.

Raúl Rodríguez Márquez, Presidente del CCA, indicó que más actores sociales, empresariales y gubernamentales deberían conocer y aprovechar el trabajo del CIMMYT, especialmente ahora que el mundo enfrenta conflictos globales que agravan las crisis alimentarias.

También se comprometió a vincular a los miembros del Consejo con el CIMMYT y, de esta forma, facilitar el impulso de alianzas estratégicas que incrementen y hagan más sostenible la producción de granos básicos para fortalecer la seguridad alimentaria, autosuficiencia y resiliencia de México.

Bram Govaerts, director general del CIMMYT, expresó que este organismo internacional de investigación de excelencia sin fines de lucro siempre está abierto a colaborar con más actores del agro mexicano para llevar innovaciones sustentables al productor.

Destacó que una gran ventana de oportunidad para colaborar con los miembros del CCA es la producción de más cultivos por gota de agua.

Podemos ayudar a las empresas a reducir el consumo de agua en su servicio de proveeduría”, aseguró el representante del organismo internacional.

Precisó que CIMMYT tiene presencia en diversos países y que forma parte de un consorcio internacional de investigación. Por ello, eventualmente se podría involucrar a especialistas que trabajan en más cultivos, además del maíz y el trigo.

La firma del convenio tuvo como testigo de honor a Neal Gutterson, integrante del Consejo Directivo del CIMMYT.

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La ciencia puede ayudar a superar los retos de la seguridad alimentaria

Este 7 de junio Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, y Tatiana Clouthier, titular de la Secretaría de Economía, inauguraron el Foro Nacional sobre Seguridad Alimentaria y Cambio Climático que tuvo como finalidad analizar y proponer vías para la producción sostenible de alimentos sanos y accesibles en un entorno donde los conflictos y el cambio climático son una realidad.

Para reflexionar sobre el tema, en el marco del Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos, el foro convocó a especialistas del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN) México, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Durante su intervención, Bram Govaerts, director general del CIMMYT, destacó que la actual crisis en Ucrania subraya la necesidad de contar con soluciones a largo plazo para la seguridad alimentaria mundial. Expuso que el conflicto bélico ha trastocado el mercado global de trigo, afectando primeramente a los países de Medio Oriente y África que dependen del trigo cultivado en Rusia y Ucrania, pero también ha exacerbado la migración internacional como consecuencia del incremento de los precios de los alimentos en muchas regiones del mundo, incluyendo América Latina. 

Govaerts también señaló que siendo Rusia uno de los más importantes productores de fertilizantes a nivel global, para el siguiente ciclo será esencial “difundir urgentemente las prácticas que generan más grano por unidad de fertilizante, lo cual incluye el uso de sensores ópticos, el desarrollo de mapas de fertilidad, la optimización de la fertilización en zonas que usan grandes cantidades de estos insumos —para permitir la disponibilidad en otras zonas—, el uso de fertilizantes orgánicos, entre otras prácticas”.

Además de los conflictos, enfatizó el director general del CIMMYT, el cambio climático está afectando a la agricultura a través de fenómenos meteorológicos más extremos, como sequías e inundaciones: “El aumento de la temperatura reduce los rendimientos globales de los principales cultivos. Sin una agricultura adaptada a estos cambios, cada grado que aumente la temperatura media global estaría reduciendo los rendimientos de trigo en un 6% y de maíz en un 7.4% en promedio”.

Para responder a estos retos, Govaerts comentó que México cuenta con la experiencia para desarrollar sistemas agroalimentarios sustentables —iniciativas como MasAgro-Cultivos para México son un ejemplo de ello—, hecho que resalta la importancia de invertir en investigación científica: “el 70% de semillas de trigo y más del 50% de semillas de maíz sembradas en el mundo derivan de la investigación en mejoramiento que se realiza en México desde el CIMMYT y una amplía red de colaboradores”. 

A través del CIMMYT, México hace alrededor de 1,500 envíos de semillas anuales a diferentes países y varias de esas semillas son de variedades resistentes a sequía. “Nuestro llamado es a que la intervención humanitaria incluya semilla resistente a sequía para las zonas susceptibles a este fenómeno y así generar resiliencia global hacia el futuro”, enfatizó el directivo del CIMMYT. 

En este mismo sentido, durante su intervención en el bloque orientado a abordar los desafíos para la adopción de mejores prácticas en sistemas de producción agrícola, Jelle Van Loon, científico del CIMMYT, mencionó que el organismo internacional con sede en México y sus colaboradores también están “impulsando AgriLAC Resiliente, un proyecto muy amplio en América Latina construido sobre el concepto de Hub, o nodo de innovación, que caracteriza a programas como MasAgro-Cultivos para México y proyectos de Abastecimiento Responsable, con los que conectamos con el mercado a los productores a quienes apoyamos a desarrollar capacidades en temas de Agricultura Sustentable”.