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Cómo proteger los alimentos básicos ante la inminente crisis alimentaria mundial

Estanterías vacías en una tienda de comestibles suiza. (Foto: Boris Dunand/Unsplash)
Estanterías vacías en una tienda de comestibles suiza. (Foto: Boris Dunand/Unsplash)

El conflicto en Ucrania ha tenido un efecto profundamente desestabilizador en el comercio mundial de trigo, causando una volatilidad de precios e incertidumbre sin precedentes. Como mis colegas y yo hemos destacado anteriormente, es probable que las consecuencias imprevistas tengan un impacto enorme en los medios de vida del Sur Global.

Como ha reconocido recientemente el grupo de naciones del G7 en una declaración conjunta, el conflicto está provocando fuertes subidas de precios y aumentando la inseguridad alimentaria mundial para millones de personas, especialmente las más vulnerables, como las mujeres y los niños.

En un nuevo artículo publicado en Nature Food, científicos y socios del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) presentan una agenda de soluciones aplicadas para responder a la crisis y garantizar la estabilidad futura del trigo.

Para frenar la posible crisis alimentaria, se necesitan alimentos en más lugares y con mayor rapidez.

Las conversaciones recientemente anunciadas entre Rusia, Turquía, Ucrania y las Naciones Unidas, entre otras negociaciones, ya están en marcha como parte de este esfuerzo internacional para desarrollar soluciones a corto plazo.

Sin embargo, en la actualidad estamos viendo cómo se aplican los frenos en varios lugares. Por ejemplo, en la India, las temperaturas extremas de un siglo de duración han reducido recientemente las estimaciones oficiales de producción de trigo en un 6%, lo que ha provocado una reducción del potencial de exportación. Esto muestra el efecto agravante de la inestabilidad climática en los mercados mundiales de trigo, un impacto que se espera que empeore con el tiempo.

En nuestra agenda de soluciones, proponemos acciones a corto, medio y largo plazo e instamos a que se apoye de forma inmediata y sostenida la protección de los principales cultivos básicos para la seguridad alimentaria, incluido el trigo.

  1. A corto plazo, la prioridad es la mitigación de las crisis de seguridad alimentaria mediante el impulso de la producción en las zonas de alta y baja productividad existentes, garantizando el acceso al grano y haciendo uso de la sustitución de la harina.
  2. A medio plazo, debemos aumentar la resiliencia local, regional y global del suministro de trigo a través de la expansión selectiva (dentro de los límites agroecológicos), el apoyo a la autosuficiencia, el apoyo técnico integral en los sistemas de producción y la capacidad de seguimiento de los cultivos incorporada.
  3. A más largo plazo, la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario deberá abarcar la diversidad de los agroecosistemas, abordar las disparidades de género en la agricultura y las comunidades rurales, y mantener una mayor inversión en una transición agroalimentaria holística.

El trigo es objeto de conflictos en múltiples frentes: en los campos de batalla, en la arena política y por nuestro clima cambiante. Todos estos factores interactúan y amplifican la amenaza a la producción de trigo básico. Para hacer frente a esta complejidad, debemos ir más allá de la definición del problema y pasar a la aplicación de medidas prácticas que garanticen un suministro estable.

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Acciones esenciales para mitigar la crisis alimentaria, estabilizar el suministro y la transición hacia una mayor resiliencia del sistema agroalimentario

Trigo en un campo del CIMMYT. (Foto: H. Hernández Lira/CIMMYT)
Trigo en un campo del CIMMYT. (Foto: H. Hernández Lira/CIMMYT)

Mientras la guerra entre Rusia y Ucrania sigue degradando la seguridad alimentaria mundial, un nuevo análisis expone las medidas concretas que los gobiernos y los inversores deben adoptar ahora para mitigar los riesgos de seguridad alimentaria a corto plazo y estabilizar el suministro de trigo, al tiempo que se realiza la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario a largo plazo.

La guía, publicada en Nature Food por científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus socios, establece medidas a corto, mediano y largo plazo para responder a la crisis alimentaria mundial y, en última instancia, conducir a un sistema agroalimentario mundial más resiliente.

«La guerra entre Rusia y Ucrania tendrá un impacto en la seguridad alimentaria mundial durante meses, o quizá años», dijo la directora del Programa Global de Trigo del CIMMYT y autora principal, Alison Bentley. «Ahora tenemos que ir más allá de la definición del problema para implementar acciones prácticas que garanticen un suministro estable, salvaguarden los medios de vida de millones de personas vulnerables y aporten resiliencia a nuestro sistema agroalimentario mundial.»

La guerra en Ucrania y las sanciones comerciales contra Rusia están desencadenando un nivel de volatilidad que podría desbordar fácilmente los mecanismos de mitigación existentes. Más de 2.500 millones de personas en todo el mundo consumen alimentos a base de trigo; los de los países de ingresos bajos y medios que dependen de las importaciones de Rusia y Ucrania se ven especialmente afectados. Algunos de los países más pobres del mundo, como Bangladesh, Sudán y Yemen, dependen en gran medida del trigo ruso y ucraniano. Dada la naturaleza altamente interconectada de los sistemas agroalimentarios contemporáneos, son pocos los que no se verán afectados por esta nueva crisis alimentaria mundial.

Mitigar la crisis inmediata

La primera prioridad, según los autores, es mitigar la crisis inmediata impulsando la producción de trigo en las zonas de alta y baja productividad existentes, garantizando el acceso al grano y mezclando la harina de trigo con otros cereales de bajo costo. Las mejoras agronómicas y de cultivo, así como las prácticas agrícolas sostenibles, pueden reducir la dependencia del grano y los fertilizantes importados, mientras que las políticas coordinadas y multilaterales pueden ayudar a conservar las reservas de grano para el consumo humano y evitar las restricciones comerciales.

Aumentar la resiliencia del suministro de trigo

A mediano plazo, los autores subrayan la necesidad de aumentar la resiliencia local, regional y mundial del suministro de trigo. Esto puede hacerse ampliando la producción dentro de los límites agroecológicos, apoyando la autosuficiencia nacional en materia de trigo y proporcionando asistencia técnica, para aumentar la producción de trigo de alto rendimiento resistente a las enfermedades y para incorporar la capacidad de vigilancia de plagas y enfermedades.

La transición a la resiliencia a nivel de sistema

Por último, para alcanzar la resiliencia crucialmente necesaria en el sistema agroalimentario mundial, deben tomarse medidas a largo plazo que abarquen la diversidad de los agroecosistemas, aborden las disparidades de género en la agricultura y las comunidades rurales y sostengan una mayor inversión en una transición agroalimentaria holística.

«La actual crisis alimentaria mundial subraya y agrava las desigualdades existentes en nuestro sistema alimentario mundial», dijo Bentley. «Una transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario requiere que equilibremos urgentemente las necesidades de suministro de alimentos a nivel mundial con los múltiples desafíos del cambio climático, logrando la equidad de género, la suficiencia nutricional y la seguridad de los medios de vida.»


PUBLICACIONES DE INVESTIGACIÓN RELACIONADAS:

Medidas a corto y largo plazo para estabilizar el suministro mundial de trigo y la seguridad alimentaria (en inglés)

Esta investigación cuenta con el apoyo del Fondo del CGIAR.

OPORTUNIDADES DE ENTREVISTA:

Alison Bentley – Directora del Programa Global de Trigo, Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)

PARA MÁS INFORMACIÓN, O PARA CONCERTAR ENTREVISTAS, CONTACTE AL EQUIPO DE COMUNICACIÓN:

Marcia MacNeil, Jefa de Comunicación, CIMMYT. m.macneil@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 2019.

Rodrigo Ordóñez, Gerente de Comunicación, CIMMYT. r.ordonez@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 1167.

Ricardo Curiel, Gerente de Comunicación, CIMMYT. r.curiel@cgiar.org, +52 5558042004 ext. 1144.


ACERCA DEL CIMMYT:

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional enfocada en la investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro que empodera a los agricultores a través de la ciencia y la innovación para nutrir al mundo en medio de una crisis climática.

Aplicando ciencia de alta calidad y alianzas sólidas, el CIMMYT trabaja para lograr un mundo con personas más sanas y prósperas, libres de crisis alimentarias mundiales y con sistemas agroalimentarios más resilientes. La investigación del CIMMYT aporta una mayor productividad y mejores ganancias a los agricultores, mitiga los efectos de la crisis climática y reduce el impacto ambiental de la agricultura.

El CIMMYT es miembro del CGIAR, una alianza mundial de investigación para un futuro con seguridad alimentaria dedicada a reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar los recursos naturales.

 Para más información, visite staging.cimmyt.org/es.

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Expertos analizan el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en los sistemas alimentarios y energéticos mundiales

Campos de trigo en Kostanay, Kazajistán. (Foto: M. DeFreese/CIMMYT)
Campos de trigo en Kostanay, Kazajistán. (Foto: M. DeFreese/CIMMYT)

Un grupo de expertos convocado por el Woodrow Wilson International Center for Scholars el 13 de abril de 2022, debatió los efectos que la guerra entre Rusia y Ucrania podría tener en las cadenas de suministro mundiales de recursos críticos, incluidos los cultivos básicos, el petróleo y el gas natural, y los minerales estratégicos.

Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se unió a tres expertos que representaban a una consultora de seguridad, una empresa de inversión minera y el sector académico. Analizaron las complejas ramificaciones del conflicto armado y presentaron recomendaciones políticas para mitigar su impacto en los sistemas alimentarios y energéticos mundiales.

«Tenemos que tomar medidas inmediatas para impulsar la producción de cultivos con menos recursos disponibles, como los fertilizantes», dijo Govaerts, reflexionando sobre cómo ayudar a los países con inseguridad alimentaria de Oriente Medio y el Norte de África que importan la mayor parte de sus suministros de trigo de la región del Mar Negro. «También tenemos que ver de dónde vamos a abastecernos con fuentes alternativas», añadió.

Govaerts aprovechó la ocasión para situar a Agricultura para la Paz, un llamado liderado por el CIMMYT a una inversión segura, estable y a largo plazo en investigación agrícola para el desarrollo, con el fin de transformar los sistemas alimentarios mundiales cambiando su enfoque de la eficiencia a la resiliencia.

Más información: Choque de Sistemas: La guerra de Rusia y las cadenas mundiales de suministro de alimentos, energía y minerales

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La peor crisis mundial de seguridad alimentaria en 50 años podría ya estar aquí

Mientras investigadores agrícolas de todo el mundo exploran formas de evitar lo que se está convirtiendo rápidamente en la peor crisis alimentaria mundial de los últimos 50 años, es imperativo cambiar el enfoque de las cadenas de valor alimentarias eficientes a los sistemas alimentarios resilientes.

Este fue uno de los mensajes clave que Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) compartió con el público en una serie de conferencias y presentaciones en la Universidad de Cornell el 14 de marzo de 2022.

En su calidad de profesor Andrew White y miembro vitalicio de la facultad de Cornell, Govaerts abogó por aumentar la inversión en investigación y desarrollo agrícola. No sólo es necesario para evitar la catástrofe humanitaria que se avecina, argumentó, sino también para recuperarse de la pandemia del COVID-19 y reconstruir un mundo más pacífico, resiliente y con seguridad alimentaria.

«Los países que están mal preparados para absorber una crisis alimentaria mundial se enfrentan ahora a condiciones similares a las que desencadenaron la Primavera Árabe hace una década, posiblemente incluso peores», dijo Govaerts.

En la conferencia «Seguridad alimentaria: Un legado convertido en un desafío futuro de paz, prosperidad y empoderamiento«, comparó el desafío actual con la amenaza de hambruna de los años 70 en el sur de Asia, que se evitó gracias a la introducción de variedades de trigo mejoradas y de alto rendimiento cultivadas en México por el Premio Nobel de la Paz, Norman Borlaug.

«Hoy, la humanidad se enfrenta a un desafío existencial alimentado por los conflictos, la degradación del medio ambiente y el cambio climático que exige una respuesta transformadora en la forma en que producimos, procesamos, distribuimos y consumimos los alimentos», dijo.

En una conferencia pública «¿Qué está haciendo la principal organización de investigación agrícola para el desarrollo para ayudar a los agricultores a adaptarse al cambio climático?» Govaerts reconoció la doble carga de la agricultura como causa y víctima del cambio climático.

«Tenemos que sacar el cambio climático de la agricultura, y la agricultura del cambio climático», dijo, abogando por el cambio climático como motor de la investigación y la innovación, y pidiendo que se invierta en la transformación de la eficiencia a la resiliencia.

Refiriéndose a la crisis ucraniana y a sus inminentes implicaciones para la seguridad alimentaria, recordó a los asistentes que todos podemos inspirarnos en los logros de Norman Borlaug aplicando la ciencia a la agricultura, y actuar rápidamente, juntos, para evitar el desastre.

«Necesitamos el mismo pensamiento audaz, para hacer algo antes de que sea demasiado tarde», dijo Govaerts a la audiencia, que incluía a casi 200 asistentes en línea y un auditorio lleno en la Facultad de Ciencias Agrícolas y de la Vida de Cornell.

«No hay ningún ‘otro’ equipo que vaya a hacerlo por nosotros. Esta es la reunión. Este es el equipo».

El CIMMYT implementa iniciativas de sistemas agroalimentarios integrados para mejorar las semillas de maíz y trigo, las prácticas agrícolas y las tecnologías para aumentar los rendimientos de forma sostenible con el apoyo de gobiernos, filántropos y agricultores en más de 40 países.

Además, junto con el Centro Nobel de la Paz y los Gobiernos de México y Noruega, el CIMMYT lanzó la convocatoria Agricultura para la Paz en 2020 con el fin de movilizar fondos para la investigación agrícola y los servicios de extensión para contribuir a la tan necesaria transformación de los sistemas alimentarios mundiales.

Foto de portada: Maíz y otros cultivos alimentarios a la venta en el mercado de Ijaye, Estado de Oyo, Nigeria. (Foto: Adebayo O./IITA)

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Reportajes

El conflicto entre Rusia y Ucrania y la seguridad alimentaria global

Durante el último mes, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han analizado los impactos previstos de la guerra entre Rusia y Ucrania en la seguridad alimentaria global.

La guerra en Ucrania y las sanciones contra Rusia interrumpirán las cadenas de suministro de trigo, las exportaciones de fertilizantes y otros componentes de los sistemas alimentarios. Su efecto combinado, junto con otros factores, podría desencadenar una importante crisis de seguridad alimentaria, así como un aumento de la desigualdad.

Explore nuestro análisis y cobertura en los principales medios de comunicación y revistas. Si desea ponerse en contacto con nuestros expertos, haga clic aquí.

¿Otra crisis alimentaria?

El conflicto entre Rusia y Ucrania provocará enormes alteraciones en el suministro mundial de trigo y en la seguridad alimentaria. Las inversiones en investigación agrícola son la base de los sistemas agroalimentarios resilientes y de un futuro con seguridad alimentaria.

Drone shot of wheat trials at CIMMYT global headquarters in Texcoco, Mexico. (Photo: Alfonso Cortés/CIMMYT)

La prevención de una crisis mundial de trigo debido a la invasión de Ucrania

La guerra pone de manifiesto la fragilidad del suministro mundial de alimentos: se necesita una inversión sostenida para alimentar al mundo en un clima cambiante, explica Alison Bentley en Nature.

Los alimentos son tan vitales como el petróleo para la seguridad nacional

Un nuevo artículo de opinión de Bloomberg insta a los países a destinar más dinero a organizaciones como el CIMMYT, que están impulsando una investigación crucial sobre cómo cultivar trigo y maíz más resilientes en regiones que cada vez son menos cultivables.

El trigo, ¿a qué precio?

La crisis de Ucrania subraya la necesidad de soluciones a largo plazo para la seguridad alimentaria mundial.Wheat fields in Ukraine. Photo: tOrange.biz on Flickr (CC BY 2.0)

Múltiples fallos en el granero: Las naciones deben hacer frente a las emergencias alimentarias que se avecinan

La guerra en Ucrania, unida a las interrupciones relacionadas con el clima en las principales regiones productoras de cereales del mundo, podría desencadenar consecuencias humanitarias insoportables, disturbios civiles y grandes pérdidas financieras en todo el mundo, afirman Sharon E. Burke (Ecospherics) y Bram Govaerts (CIMMYT) en The Boston Globe.

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¿Otra crisis alimentaria?

Es probable que los impactos de la crisis de Ucrania repercutan en los próximos meses, si no es que años. Si las reducciones en las exportaciones de trigo de Rusia y Ucrania son tan severas como se anticipó, los suministros mundiales de trigo se verán seriamente limitados. Si se produce una reducción importante en las exportaciones de fertilizantes, la caída resultante en la productividad mundial endurecerá los mercados mundiales de trigo, de otros granos y fuentes alternativas de alimentos, dejando a las personas vulnerables en todo el mundo con precios más altos de alimentos, hambre y desnutrición.

Estas disrupciones masivas erosionarán el modesto progreso logrado hacia la igualdad de género, la conservación de la biodiversidad y la diversificación de las dietas. El severo impacto de este único choque muestra la fragilidad y complejidad subyacentes de nuestros sistemas agroalimentarios. El cambio climático traerá muchos más.

El mundo debe tomar medidas esenciales para mitigar los choques alimentarios, estabilizar los suministros locales de trigo y transitar hacia la resiliencia del sistema agroalimentario, desde el modelo actual impulsado por la eficiencia. Es por eso que se recomienda atraer inversiones sostenidas en investigación agrícola como un elemento fundamental de cualquier futuro viable y de seguridad alimentaria.

De los desafíos crónicos a las condiciones de crisis alimentaria

La producción mundial de trigo para la exportación está concentrada geográficamente, lo que genera vulnerabilidades inherentes en el sistema mundial. El dominio del comercio de exportación de trigo por un número relativamente pequeño de países tiene sentido bajo un paradigma de eficiencia, pero abre la puerta a picos de precios y crisis relacionadas con los alimentos. Al mismo tiempo, la vulnerabilidad biofísica de los principales graneros mundiales está en aumento a medida que la sequía y otros fenómenos meteorológicos extremos aumentan la volatilidad en los rendimientos, las exportaciones y los precios de los cereales.

Rusia y Ucrania producen 28% de las exportaciones totales de trigo del mundo y Rusia es una fuente importante a nivel mundial de combustible y fertilizantes. Con más de 2,500 millones de personas en todo el mundo consumiendo productos a base de trigo y los futuros de trigo en sus niveles más altos desde 2012, las exportaciones interrumpidas de Rusia y Ucrania marcarán el comienzo de nuevas presiones sustanciales sobre los mercados mundiales de trigo y enormes riesgos para las poblaciones vulnerables de todo el mundo. La dependencia en las importaciones de trigo de Rusia y Ucrania pone en peligro la seguridad alimentaria en los países de ingresos bajos y medianos del norte de África y Medio Oriente (Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Yemen), el Mediterráneo (Azerbaiyán, Turquía), África subsahariana (Nigeria, Sudán), el sur de Asia (Bangladés, Paquistán) y en todo el sudeste asiático. Los elevados precios de alimentos a nivel mundial golpearán más fuerte a aquellos países que ya luchan contra la inseguridad alimentaria.

Interrelacionadas con la concentración existente de países exportadores de trigo y las vulnerabilidades inducidas por el clima en los esenciales graneros mundiales, la crisis en Ucrania y las sanciones comerciales contra Rusia están desencadenando un nivel de volatilidad que podría abrumar fácilmente los mecanismos de mitigación existentes. Es muy posible que veamos una serie de efectos negativos a corto, mediano y largo plazo, que incluyen:

  • Inseguridad alimentaria grave e impactos económicos debido a la reducción de los suministros mundiales de trigo y a los aumentos de precios que afectan a todos los países importadores de trigo y a las agencias de ayuda humanitaria;
  • Disminución de la productividad mundial de granos debido a las limitaciones de la oferta de fertilizantes y a la escalada de precios, especialmente en los países de bajos ingresos que dependen de las importaciones de fertilizantes;
  • El aumento de los precios de los alimentos y la expansión del hambre y la desnutrición en el mundo, como resultado de un suministro de combustible más ajustado que aumenta los costos de la producción agrícola; y,
  • Presión sobre los presupuestos familiares que afecta negativamente a la nutrición, salud, educación y equidad de género.

Estabilizar mientras se construye resiliencia

Con estos desafíos de múltiples capas a la vista, proponemos acciones esenciales para mitigar las crisis de seguridad alimentaria a corto plazo, estabilizar el suministro de trigo y, al mismo tiempo, hacer la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario.

Sin duda, la principal prioridad del mundo debe ser mitigar la crisis de seguridad alimentaria a nuestras puertas. Esto implicará impulsar la producción de trigo a través de la expansión de la superficie (por ejemplo, en sistemas de alto rendimiento en el Norte Global) y cerrar las brechas de rendimiento (por ejemplo, un mejor manejo y cadenas de valor de los sistemas de trigo de temporal en el Sur Global) utilizando incentivos de política pública como garantías de precios e insumos agrícolas subsidiados. La inseguridad alimentaria a corto plazo también puede abordarse mediante la gestión de la demanda (por ejemplo, controles de mercado para conservar las existencias de cereales para el consumo humano; uso de mezclas de harina de menor costo); y, reduciendo el riesgo de abastecimiento alternativo (por ejemplo, acuerdos comerciales).

Conforme se toman estas medidas, una serie de estrategias pueden conducir simultáneamente hacia un suministro de trigo más resiliente de escala local a global. Los sistemas de semillas que funcionan bien, el apoyo agronómico impulsado por la demanda y otros elementos de la autosuficiencia del trigo se pueden alentar a través de cambios en los contextos políticos, regulatorios y sectoriales locales. La mejora de la capacidad de vigilancia puede rastrear los patrones espaciales en el cultivo de trigo, incluida la expansión a áreas donde se ha identificado una ventaja comparativa para la producción de trigo (por ejemplo, idoneidad agroecológica; infraestructura de apoyo) en los marcos de desarrollo rural y planes nacionales (por ejemplo, como un cultivo de dos ciclos en las regiones centrales de Etiopía). Además de permitir pronósticos de rendimiento, los sistemas de vigilancia son fundamentales para el control fitosanitario de patógenos restringidos geográficamente en rutas comerciales alteradas de trigo.

Sin embargo, estas medidas para mitigar las crisis alimentarias y estabilizar los suministros locales de trigo no protegerán adecuadamente al mundo de los riesgos biofísicos relacionados con el clima para la seguridad alimentaria y nutricional. Paralelamente, una transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario requiere inversiones transformadoras en diversificación agrícola, gestión sostenible de los recursos naturales y agroecosistemas bajos en gases de efecto invernadero, así como acciones significativas para lograr la igualdad de género, la suficiencia nutricional y la seguridad de los medios de vida.

Investigación y desarrollo sostenido para un futuro de seguridad alimentaria

Ninguna de las acciones críticas descritas anteriormente está garantizada dada la oscilante inversión global en investigación agrícola. Impulsado por décadas de investigación agrícola, el mundo ha logrado limitar el número y la gravedad de las crisis de seguridad alimentaria a través de importantes ganancias en la productividad agrícola.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el centro internacional mundial de investigación sobre el trigo del CGIAR, ha estado trabajando incansablemente para mantener las cosechas de trigo en todo el mundo frente a las crecientes presiones de las enfermedades y los desafíos climáticos. La relación beneficio-costo estimada para la investigación de mejoramiento del trigo oscila entre 73:1 y 103:1. Sin embargo, la inversión en investigación solo aumenta cuando ocurren crisis alimentarias, revelando los riesgos globalizados de nuestros sistemas agroalimentarios altamente interconectados, y luego disminuye a medida que los recuerdos se desvanecen.

Con recursos limitados, los científicos de todo el mundo están atacando el complejo desafío de aumentar los rendimientos agrícolas y garantizar un suministro de alimentos estable y equitativo. Recibiendo solo aproximadamente 2% de los fondos internacionales de investigación agrícola a lo largo del tiempo, el CIMMYT y todo el CGIAR han tenido una capacidad limitada para desarrollar las capacidades de investigación a largo plazo que podrían mitigar o prevenir emergencias a corto plazo con efectos a mediano y largo plazo.

Responder a las crecientes presiones y la complejidad más profunda de los sistemas agroalimentarios requiere soluciones integradoras que permitan a los agricultores y a otras partes interesadas en la agricultura mitigar y resistir las crisis y lograr medios de vida viables. Las necesidades de conocimiento y tecnología son amplias en todos los sistemas de producción (por ejemplo, cultivos intercalados de trigo y leguminosas; intervenciones agroecológicas centradas en los cereales), cadenas de valor (por ejemplo, sistemas de semillas apropiados para el contexto; mejora de la nutrición a través de la mezcla de harinas), sistemas de monitoreo (por ejemplo, vigilancia basada en la genómica) y dimensiones sociales (por ejemplo, implicaciones de género de las nuevas estrategias de producción y consumo; intervenciones de política pública). La generación de tales soluciones depende de capacidades de investigación sólidas, multidisciplinarias y transparentes que impulsen la transición hacia la resiliencia del sistema agroalimentario. Una sólida inversión internacional en sistemas agrícolas resilientes es una condición esencial para la seguridad nacional, la paz y la prosperidad mundial.

Lea el artículo completo (preimpresión):
Another food crisis? The Ukraine conflict, global wheat supply and food security

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El trigo, ¿a qué precio?

Campos de trigo en Ucrania. Foto: tOrange.biz en Flickr (CC BY 2.0)

Cuando los precios del trigo suben, también lo hacen los precios mundiales de los alimentos, junto con los conflictos, la desigualdad y la inestabilidad. En las dos últimas décadas, el mundo ha sido testigo de múltiples crisis provocadas por la inestabilidad social y política causada por el aumento de los costos de los cereales básicos. La crisis alimentaria mundial que afectó a muchas partes del mundo en 2007-2008 fue una respuesta, en parte, a los precios del trigo y el arroz, que habían aumentado un 130% y un 70% en comparación con el año anterior. Recientemente, el aumento de los precios de los cereales catalizó la Primavera Árabe de 2011.

Con el conflicto en curso en Ucrania y las consiguientes perturbaciones a largo plazo de la economía rural del país, existe la posibilidad de que se produzca otra ronda de agitación relacionada con los precios de los cereales básicos.

Ucrania es un granero para el mundo, con el 57% de su superficie cultivable. La producción de trigo en el país aumentó aproximadamente un 10%, de media, entre 2000 y 2020. En 2022, Ucrania fue el quinto exportador mundial de trigo, con 3.590 millones de dólares.

Hoy en día, los precios mundiales del trigo están en sus niveles más altos desde 2012: 9 dólares por bushel, según datos de la Bolsa de Comercio de Chicago.

El trigo es un cultivo básico, esencial para la seguridad alimentaria. Lo consumen más de 2.500 millones de personas en todo el mundo, incluyendo grandes proporciones de la población de muchas regiones con inseguridad alimentaria en el mundo. Muchos de los países consumidores de trigo de estas regiones distan mucho de ser autosuficientes en materia de trigo y dependen de las importaciones mundiales para satisfacer la demanda. Esto provoca una importante vulnerabilidad en el suministro de alimentos y aumenta los riesgos humanitarios asociados. En 2019, se exportaron importantes cantidades de trigo ucraniano a países de renta baja y media del norte de África y Oriente Medio. Aunque se prevé que los impactos de los actuales aumentos de precios sean a corto plazo, es probable que se sientan de manera desigual, ya que no todos los compradores pueden pagar precios más altos.

Hay más de 6 millones de hectáreas de trigo sembradas en los campos de los agricultores de toda Ucrania que se cosecharán en junio y julio de 2022. La duración y la profundidad de la crisis actual tienen implicaciones potenciales para el destino de este cultivo en el campo, y para su posterior cosecha y distribución mundial. Asimismo, las sanciones y las restricciones comerciales impuestas a Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo —que exportará 7.920 millones de dólares de trigo en 2020—, probablemente ejercerán una presión adicional sobre los mercados internacionales de trigo. Esto se produce en un momento de aumento de los costos en la agricultura, incluido el precio disparado de los fertilizantes nitrogenados y el aumento de los costos del combustible y de la cadena de suministro. La brecha entre la oferta y la demanda también es cada vez mayor, ya que la inestabilidad climática —como las condiciones de sequía— afecta tanto a la producción nacional como a las existencias para la exportación en varios países.

El aumento de los precios de los cereales básicos ha provocado históricamente inestabilidad, sobre todo en las regiones frágiles donde la seguridad alimentaria es escasa. Es probable que las repercusiones de los actuales precios elevados del trigo se dejen sentir de forma más significativa en las poblaciones del Sur Global que dependen de las importaciones de trigo.

Es necesario abordar la posible crisis humanitaria más allá de las fronteras del conflicto actual para evitar que se profundicen las divisiones mundiales en materia de igualdad de acceso a los alimentos. En el caso del trigo, las soluciones a largo plazo requerirán niveles mucho más altos de inversión, coordinación y cooperación entre los gobiernos, las organizaciones de desarrollo y la agroindustria. Sin duda, parte de la solución pasa por aumentar la productividad y la rentabilidad del trigo en las regiones con inseguridad alimentaria donde tradicionalmente se ha cultivado, así como por apoyar la expansión de la producción de trigo en zonas climáticamente adecuadas en países que tradicionalmente han dependido de las importaciones para satisfacer la demanda local.