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Rotación con triticale, una buena alternativa para los agricultores de Huichapan

Cultivo de maíz híbrido bajo agricultura de conservación (izquierda); cultivo de triticale+ebo como rotación después de maíz (derecha), en la plataforma de investigación Huichapan. (Foto: Raúl Olvera)
Cultivo de maíz híbrido bajo agricultura de conservación (izquierda); cultivo de triticale+ebo como rotación después de maíz (derecha), en la plataforma de investigación Huichapan. (Foto: Raúl Olvera)

Huichapan es un pueblo mágico del estado de Hidalgo, México, con pinturas rupestres y construcciones virreinales, pero también con una importante actividad agrícola —la agricultura es principalmente de temporal (80%) y de autoconsumo— que, en años recientes, se ha tenido que enfrentar a grandes desafíos como los altos costos de producción y la incertidumbre que genera la variabilidad climática actual, la cual se manifiesta en la zona con lluvias fuera de ciclo, sequías prolongadas, heladas, etcétera.

Para brindar alternativas que permitan a los agricultores locales enfrentar dichos desafíos, en la plataforma de investigación Huichapan —donde colaboran el Instituto Tecnológico Superior de Huichapan y CIMMYT desde el año 2016, cuando se instaló la plataforma— se evalúan distintas prácticas agrícolas a fin de identificar, entre otros aspectos, alternativas de manejo agrícola y forraje para animales, de manera que ahí se evalúa la siembra de maíz criollo e híbrido y triticale.

“El rendimiento de maíz híbrido y maíz criollo fue similar entre rotación con triticale en camas permanentes —las cuales ayudan a reducir o minimizar la labranza, mejorar el manejo del agua y a disminuir la compactación del suelo mediante el tráfico controlado— que el monocultivo en labranza convencional. Sin embargo, al tener parcelas diversificadas en rotación con triticale el productor podrá compensar el bajo rendimiento del maíz con forraje de triticale en los ciclos de sequía o heladas, lo que implica reducir el riesgo de perder el total de su cosecha y el alimento para el ganado”, señalan los responsables de la plataforma.

Adicionalmente, “cuando se siembra sobre camas permanentes, los costos de producción se reducen al evitar el barbecho (1 400 MXN/ha), subsuelo (1 100 MXN/ha) y rastra (700 MXN/ha) y solo hacer la formación de camas (700 MXN/ha) y manejo de rastrojo (750 MXN/ha)”, puntualizan los investigadores, enfatizando que el mayor rendimiento y menor costo de producción con agricultura de conservación puede permitir al productor tener mayor disponibilidad de alimentos e ingresos.

En general, en Huichapan la cosecha de grano de maíz es para la alimentación de la familia y el rastrojo para forraje del ganado —vacas, puercos, cabras, gallinas, borregos, conejos y caballos—. La poca biomasa, sumada a los bajos rendimientos, disminuye la disponibilidad de alimentos e ingresos.

En este sentido, los resultados de la plataforma de investigación son relevantes porque indican la pertinencia de diversificar las parcelas para reducir el riesgo de perder el total de la cosecha si solo se hace monocultivo de maíz. Además, “el rendimiento de biomasa de triticale en el primer año fue similar (9.3 t/ha) entre dejar y retirar parcialmente el rastrojo y, en 2018, fue mayor cuando se dejó el rastrojo”, enfatizan los responsables de la plataforma, evidenciando la pertinencia de aprovechar los rastrojos.

Estos resultados forman parte de los Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021 —en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía—, te invitamos a consultarlos.

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Opciones para diversificación de cultivos en Oaxaca

Cultivo de girasoles en la región de La Costa de Oaxaca. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de girasoles en la región de La Costa de Oaxaca. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Diversificar cultivos (a través de rotaciones, asociaciones o relevos) permite romper con los ciclos de diversas plagas y enfermedades. Ya que cada plaga tiene hábitos o un comportamiento específico asociado a un cultivo particular, al variar los cultivos estos ciclos pueden romperse.

Además de este beneficio, la diversificación de cultivos permite que los suelos estén en un mejor estado general porque ayuda a reponer las capacidades del suelo en medida que cada cultivo tiene necesidades y aportaciones de nutrientes diferentes; o bien, algunos cultivos tienen propiedades agronómicas particulares que resultan útiles en ciertos contextos.

En el plano de la comercialización y la seguridad alimentaria la diversificación de cultivos también tiene beneficios, ya que incrementa la variedad de las dietas de las familias productoras, o bien, contribuye a tener una producción adicional en distintos momentos.

De acuerdo con el #MenúTecnológicoSustentable de Oaxaca, integrado por CIMMYT y sus colaboradores, para el estado de Oaxaca se han identificado cultivos que no solo se han adaptado bien a las condiciones de la entidad, sino que reportan distintos beneficios de acuerdo con usos específicos.

En las plataformas de investigación del estado “se evaluaron, en diferentes ensayos y vitrinas, 16 cultivos y los resultados permiten clasificarlos, de acuerdo con su adaptabilidad, en los mega ambientes de Valles Altos, Subtrópico y Trópico del estado de Oaxaca”, comentan especialistas del Hub Pacífico Sur de CIMMYT.

Trópico (0-1500 msnm) Subtrópico (1500-2000 msnm) Valles Altos

(2000-2500 msnm)

•Chícharo gandul

•Caupí

•Frijol mungo

•Soya

•Girasol

•Mucuna

•Canavalia

•Cacahuate

•Frijol

•Girasol

•Frijol ayocote

•Caupí

•Crotalaria

•Chícharo

•Garbanzo

 

•Canola

•Girasol

•Ebo

•Frijol Ayocote

•Grasspea

•Chícharo

 

Ya sea para la alimentación de humanos y ganado, o para mejorar el suelo o protegerlo, estos cultivos tienen amplios usos y beneficios. Gracias a la red de ensayos de cultivos alternativos y vitrinas establecidas por CIMMYT y sus colaboradores, se ha logrado identificar, con mayor precisión, la acción específica de cada uno de estos cultivos.

Consumo humano Forraje Fijadores de nitrógeno Coberturas y abonos verdes
•Frijol ayocote

•Chícharo

•Frijol

•Caupí

•Garbanzo

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

•Soya

•Cacahuate

•Canola

•Girasol

•Ebo

•Frijol ayocote

•Grasspea

•Caupí

•Crotalaria

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

 

•Frijol ayocote

•Chícharo

•Frijol

•Caupí

•Garbanzo

•Chícharo gandul

•Frijol mungo

•Soya

•Cacahuate

•Ebo

•Grasspea

•Mununa

•Canavalia

•Chícharo gandul

•Caupí

•Frijol mungo

•Soya

•Girasol

•Mununa

•Canavalia

•Cacahuate

 

Esta tecnología forma parte del Menú de tecnologías validadas – Maíz en Oaxaca. Te invitamos a consultarlo completo y a seguir el hashtag #MenúTecnológicoSustentable en nuestras redes sociales para más información sobre tecnologías validadas.

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La diversificación de cultivos en Sonora

Cultivo de cártamo. (Ilustración: FMG-Kukbalam / OpenIA)
Cultivo de cártamo. (Ilustración: FMG / OpenAI)

Diversificar cultivos es una práctica agrícola que contribuye a una agricultura sustentable, a la vez que rentable. En este sentido, es importante identificar qué cultivos y qué tipo de prácticas para diversificar —rotaciones, relevos, asociaciones, etcétera— son más pertinentes para cada zona agroecológica.

Tras varios años de investigación en las plataformas Cajeme I, Cajeme II y Navojoa —en algunos casos de más de una década—, CIMMYT y sus colaboradores han integrado y actualizado un #MenúTecnológicoSustentable para Sonora. Con respecto a la diversificación de cultivos, las rotaciones con cártamo son una práctica que destaca por diversos beneficios.

Con respecto al efecto de la rotación en trigo, por ejemplo, en la plataforma Cajeme I —ciclos otoño-invierno (OI) 2018-19 a 2022-23— el rendimiento de trigo en monocultivo fue de 7.5 toneladas por hectárea (t/ha) en promedio, incrementándose 1.3 t/ha al hacer rotación anual con cártamo y/o garbanzo. Por su parte, la rotación de tres años (trigo-garbanzo-maíz) con descanso en verano reportó un rendimiento de 9.2 t/ha en promedio.

En la plataforma Cajeme II —ciclos OI 2014-15 a 2022-23—, por su parte, los rendimientos de trigo más elevados fueron los sembrados después de cártamo; la rentabilidad fue mayor con rotación con dos años de trigo que con rotación anual, debido a la baja rentabilidad de cártamo.

En el cultivo de trigo en la plataforma de Navojoa —ciclos OI 2011-12 a 2018-19— no hubo ningún efecto de la rotación en los primeros tres años; sin embargo, desde el cuarto año la rotación trigo-cártamo presentó los mejores rendimientos para el trigo y fue, en promedio, 0.6 t/ha mayor en rotación con cártamo que en el tratamiento donde solo se cultiva trigo cada año.

En el caso del cártamo, desde el primer año este obtuvo un rendimiento mayor en rotación que en monocultivo. En promedio, en los últimos ocho años el rendimiento de cártamo fue de 0.7 t/ha (o 34 %) mayor en rotación que en monocultivo.

En esta misma plataforma, en el caso del maíz —ciclos OI 2014-15 a 2018-19—, el rendimiento de este fue de 8.7 t/ha después de haber cultivado cártamo, mientras que en monocultivo obtuvo 8.8 t/ha de rendimiento promedio. Por su parte, después de haber cultivado trigo, el rendimiento del maíz fue, en promedio, mayor —con 10.4 t/ha—.

Esta tecnología validada forma parte del Menú de tecnologías validadas – Trigo de riego en Sonora. Te invitamos a consultarlo completo y a seguir el hashtag #MenúTecnológicoSustentable en nuestras redes sociales para más información sobre tecnologías validadas.

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El maíz criollo en rotación con frijol, gran opción para la Mixteca Poblana

Maíz nativo cultivado con prácticas sustentables. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Maíz nativo cultivado con prácticas sustentables. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

En la Mixteca Poblana la mayoría de los agricultores siembran maíces y frijoles criollos para el autoconsumo. El rendimiento promedio de maíz, sin embargo, es bajo —de 0.8 a 1.3 toneladas por hectárea (t/ha)— y, adicionalmente, se reporta que cada ciclo aproximadamente el 50 % de la superficie sembrada termina siniestrada (SIAP, 2021).

Los bajos rendimientos se deben principalmente a la escasez de lluvia, a los suelos degradados y a la prevalencia de prácticas convencionales —como labranza excesiva y remoción del rastrojo (el cual se emplea para alimentar ganado caprino)— que contribuyen a la degradación de los suelos.

Para generar opciones que permitan a los agricultores de esta zona incrementar el rendimiento y la rentabilidad del maíz y el frijol y, al mismo tiempo, conservar y mejorar el suelo, en la plataforma de investigación Molcaxac —donde colaboran el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario no. 305 (CBTA 305) y CIMMYT— se evalúan distintos tipos de labranza y manejos de residuos, a fin de identificar aquellas prácticas que le ayuden a los agricultores a superar las principales limitantes del rendimiento del cultivo del maíz en la región.

Considerando que en la región es más aconsejable sembrar maíz criollo que maíz híbrido —su mayor adaptación a las condiciones del clima y los suelos de esta zona específica ha contribuido a que su rendimiento promedio sea mayor—, destaca que tras seis años de evaluación el rendimiento promedio de maíz criollo es mayor al rotarlo con frijol (1.7 t/ha) que al tenerlo como cultivo único (monocultivo) (1.1 t/ha).

Con respecto al rendimiento promedio de grano de maíz, este fue mayor (0.92 t/ha) con labranza mínima —siembra directa con aporque en V8— que con labranza convencional —barbecho, dos pasos de rastra, surcado y aporque— (0.69 t/ha); y también mayor en camas permanentes —otra forma de reducir la labranza— (1.31 t/ha) que de la forma convencional (0.64 t/ha).

Adicionalmente, sembrar en camas permanentes dejando el rastrojo sobre la superficie del terreno resultó en un incremento en el rendimiento y, por tanto, de los ingresos —para el caso de esta evaluación, en el orden de los tres mil pesos por hectárea (2,924 MXN/ha) —. Además, al solo hacer reformación de camas (800 MXN/ha) y manejo de rastrojo (350 MXN/ha), los costos de producción disminuyeron (2,950 MXN/ha) al evitar dos pasos de rastra, barbecho, surcado y primera labor lo cual hace que, en promedio, en la zona los tratamientos con camas permanentes sean casi seis mil pesos (5,900 MXN/ha) más rentables que la práctica convencional.

En suma, usando en conjunto los tres componentes básicos de la agricultura de conservación —labranza mínima, cobertura del suelo con rastrojo y diversificación de cultivos— el rendimiento promedio de maíz criollo fue mayor (1.7 t/ha) que con labranza convencional (0.7 t/ha) durante seis años de evaluación.

El presente, forma parte de los Avances en Agricultura Sustentable. Resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, de CIMMYT, editado en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía de CGIAR.

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La importancia de identificar las mejores rotaciones

Girasol como cultivo alternativo. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Girasol como cultivo alternativo. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Para quienes se dedican al campo la agricultura de conservación es un término que probablemente hayan escuchado alguna vez. Este hace referencia a un sistema de producción sustentable que permite cuidar suelos y agua, reducir costos de producción y, con una implementación adecuada, mejorar la producción en varios sentidos.

La agricultura de conservación tiene tres componentes básicos: la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos. Este tercer componente, la diversificación de cultivos, tiene amplios beneficios.

Cuando un agricultor siembra lo mismo cada año, es común que se presenten problemas de enfermedades, malezas y plagas que son muy específicas para cada cultivo. Por eso es que, mediante rotaciones, asociaciones, relevos y otras formas de diversificar cultivos, es posible romper ciclos de enfermedades y malezas y así generar plantas más sanas con menos uso de herbicidas.

Cuando las malezas están bajo control, incluso es posible incrementar los rendimientos. Además, la diversificación de cultivos posibilita una diversificación productiva y comercial. No obstante, aún es necesario entender mejor cómo funciona y cuales son las mejores rotaciones para cada región y sistema de producción.

Así, en la plataforma de investigación Mixquiahuala —carretera Mixquiahuala- Tezontepec, Km 3.5, en Hidalgo, México— investigadores del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico Valle del Mezquital (CIDT) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran para identificar las rotaciones más adecuadas y convenientes para los productores de la región.

La plataforma está ubicada a una altitud 2012 metros sobre el nivel del mar (msnm), el régimen hídrico es de riego con aguas residuales provenientes de la Ciudad de México y actualmente se encuentra en su décimo primer año de operación. Allí, recientemente se realizó un estudio “en el área de validación de componentes, evaluando rotación de trigo, maíz y girasol en dos sistemas de producción: agricultura de conservación y labranza convencional”, señalan los responsables de la plataforma.

“En los parámetros evaluados en cada uno de los cultivos en rotación, así como los dos sistemas de producción, se puede mostrar la eficiencia del sistema de agricultura de conservación en el cultivo de maíz”, manifiestan los investigadores, puntualizando que el tratamiento con labranza convencional registró 12 toneladas de maíz por hectárea (t/ha), mientras que el tratamiento con agricultura de conservación registró 12.5 (t/ha), además que permitió reducir los costos de producción por el menor movimiento del suelo.

Adicionalmente, el tratamiento de girasol con agricultura de conservación reportó un rendimiento cercano a las cuatro toneladas por hectárea (3.9 t/ha), lo que lo convierte en un cultivo de interés para nuevos estudios y para su probable adopción como un cultivo alternativo en la zona debido a su versatilidad, ya que, dependiendo de la variedad, este cultivo puede usarse para consumo humano (la semilla como botana), forraje, flor de corte, especie melífera (polen) o como cultivo de cobertura.

La plataforma de investigación Mixquiahuala forma parte de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, la cual es una de las redes de investigación agrícola más grandes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Avena y ebo, una alternativa que brinda servicios al medioambiente

Rebrote del cultivo avena-eso en la plataforma de investigación Acámbaro. (Foto: Mandujano-Ibáñez)
Rebrote del cultivo avena-eso en la plataforma de investigación Acámbaro. (Foto: Mandujano-Ibáñez)

En las áreas de riego de Guanajuato, México, se demanda gran cantidad de forraje, particularmente durante el ciclo otoño-invierno. La alfalfa y la avena son los cultivos forrajeros por excelencia en esta zona —se siembran un poco más de 44 mil hectáreas de alfalfa y cerca de nueve mil de avena (SIAP, 2021)—; no obstante, la alfalfa es perenne —su ciclo es muy largo, pudiendo crecer durante todo el año—, demanda gran cantidad de agua y reduce su producción en otoño-invierno. La avena, por su parte, a pesar de ser buena alternativa forrajera, es más nutritiva para los animales al mezclarse con ebo.

Ante este panorama en que se requieren alternativas de cultivo que puedan rotarse con el maíz y el sorgo producidos en primavera-verano, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) cultivaron avena y ebo bajo condiciones de riego y mediante agricultura de conservación a fin de validar si dicho cultivo es una opción viable para la producción de forraje en el contexto de la zona.

Con camas anchas permanentes y el 100 % del rastrojo de maíz sobre la superficie, la investigación se desarrolló durante el ciclo otoño-invierno 2020-2021 en la plataforma de investigación Acámbaro, en Guanajuato.

“Cuando el ebo llegó a floración y la avena a llenado de grano se realizó un corte a cuatro centímetros del suelo para inducir el rebrote de estos cultivos. Después del primer corte el rebrote de avena-ebo se utilizó como cultivo de cobertura y la siembra del maíz se realizó sobre el 100 % de dicho rebrote. Todos los datos sobre costos de producción, rentabilidad, producción de forraje y los asociados a los servicios ecosistémicos fueron registrados en una bitácora”, señalan los responsables de la plataforma de investigación.

“El costo total de producción hasta el empacado fue de cerca de 22 mil pesos (22 153 MXN), donde la fertilización y la cosecha corresponden al 42 y 25 %, respectivamente. Con respecto a la producción de forraje, el rendimiento de materia de avena-ebo achicalada con un 30 % de humedad fue de un poco más de 13 mil kilogramos por hectárea (13 089 kg/ha), lo cual, al empacarse en pacas de 40 kilogramos en promedio, resultó en 327 pacas por hectárea”.

Para los productores, la venta de las pacas significaría un beneficio económico, pero más allá de este, “el rebrote de avena-ebo contribuye a lograr la cobertura del suelo, lo cual impide la erosión y la emergencia de malezas. Además, al ser una leguminosa, el ebo ayuda a la fijación de nitrógeno, por lo que para el siguiente ciclo es posible obtener un mayor rendimiento de maíz”.

Cabe mencionar que en el ciclo primavera-verano 2019, en la misma plataforma, se sembró maíz sobre el 100 % de la biomasa de avena-ebo, entonces el rendimiento de maíz en ese tratamiento superó 16 % el rendimiento obtenido en el tratamiento de labranza convencional (15.13 t/ha) y en 1,6 % al tratamiento con agricultura de conservación donde no se realizó la práctica de sembrar sobre el 100 % de la biomasa de avena-ebo.

Por lo anterior, los investigadores de la plataforma concluyen que el cultivo de avena-ebo bajo condiciones de riego y mediante agricultura de conservación es una alternativa viable y rentable para la producción de forraje, siendo una opción de rotación en otoño-invierno con maíz o sorgo en primavera-verano. “De igual manera, la siembra de avena-ebo es una alternativa de cultivo de servicio que sirve como cobertura del suelo, impide la emergencia de maleza y contribuye a la fijación de nitrógeno atmosférico”.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Agricultura de conservación, opción viable para reducir las malezas

Maíz y leguminosas en la plataforma de investigación de San Juan Cotzocón. (Foto: Jonatán Villa)
Maíz y leguminosas en la plataforma de investigación de San Juan Cotzocón. (Foto: Jonatán Villa)

Las arvenses son plantas silvestres que crecen en los campos de cultivo, se les considera una forma de vegetación altamente exitosa, a la vez que problemática, porque crecen sin haber sido sembradas y compiten por luz, espacio, agua y nutrientes con los cultivos. Estas plantas, conocidas comúnmente como malezas o “malas hierbas”, prosperan sobre todo en ambientes que han perdido su biodiversidad, como los monocultivos.

Ya que el manejo de arvenses suele ser una problemática considerable para los agricultores, sobre todo los de pequeña escala —porque implica muchas veces un trabajo manual exhaustivo para controlarlas—, en la plataforma de investigación San Juan Cotzocón (Oaxaca, México) se desarrolló un ensayo para evaluar el comportamiento de las arvenses en diferentes sistemas de labranza.

“Esta plataforma de investigación es un espacio para identificar prácticas que les permitan a los agricultores del trópico húmedo ser resilientes ante los retos del cambio climático”, señalan los responsables de la plataforma quienes explican que el experimento incluyó el establecimiento de cuatro tratamientos con agricultura de conservación —donde se hizo labranza mínima, se establecieron rotaciones y relevos de maíz con leguminosas (canavalia y frijol), y se mantuvo el rastrojo como cobertura del suelo— que fueron comparados con un quinto tratamiento con labranza convencional, es decir, con monocultivo de maíz, movimiento del suelo y remoción de los rastrojos.

“A los 56 días después de la siembra, el número de arvenses en los diferentes sistemas de labranza confirmaron que la agricultura de conservación es una alternativa viable para mejorar la gestión de malezas en el trópico húmedo —los sistemas con agricultura de conservación reportaron entre 162 y 311 arvenses por metro cuadrado, mientras que la labranza convencional reportó 1 185 arvenses—”, señala el equipo técnico de las plataformas.

Adicionalmente, en este ensayo se observó que la agricultura de conservación mejoró los rendimientos de manera sustancial y por lo tanto la rentabilidad del cultivo del maíz —los sistemas con agricultura de conservación reportaron entre 3,8 y 4,5 toneladas de maíz por hectárea (t/ha), mientras que la labranza convencional reportó 3,5 t/ha—.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Identificar las mejores prácticas agrícolas, una tarea esencial de la ciencia aplicada al campo

Maíz establecido con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)
Maíz establecido con agricultura de conservación. (Foto: CIMMYT)

“Las plataformas de investigación tienen una gran importancia debido a que ahí probamos todos los estudios científicos generados por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores, transformándolos en un menú tecnológico amplio, flexible y adecuado para los agricultores de cada zona”, menciona Raúl Olvera García, investigador del Instituto Tecnológico Superior de Huichapan (ITSH).

Raúl es responsable de la plataforma de investigación Huichapan, en Hidalgo, México, donde colaboran el ITSH y el CIMMYT para “evaluar la producción de maíz nativo e híbrido bajo sistemas de cultivo basados en agricultura de conservación en comparación con la agricultura convencional. Esto, a fin de recomendar los sistemas más adecuados a los productores del área; es decir, detectar sistemas de producción más resilientes que pueden contribuir a incrementar los rendimientos y a mejorar la salud del suelo ante los efectos del cambio climático”, comenta Raúl. 

Entre las principales innovaciones que se estudian y promueven en la plataforma están la agricultura de conservación, la fertilización integral, la rotación de cultivos, cultivos alternativos y la evaluación de algunas variedades mejoradas. 

Así, en el ciclo primavera-verano 2022 se evaluaron los rendimientos de maíz grano de siete tratamientos, cinco de ellos basados en agricultura de conservación —con maíz nativo e híbrido y dos niveles de rastrojo dejado sobre el suelo (50 y 100 %)— y dos tratamientos testigo bajo labranza convencional —sin rastrojo—. Cabe señalar que la comparación se realizó a partir del año dos de agricultura de conservación a fin de tener un ciclo previo de rastrojo dejado sobre el suelo, así como un ciclo de rotación de cultivo. 

El mayor rendimiento observado se obtuvo con siembra directa de maíz híbrido en rotación con triticale y ebo establecidos bajo labranza mínima e incorporando el 50% de rastrojo de maíz, por lo que es una buena alternativa para producir grano y forraje manteniendo rendimientos sostenibles”, señala Raúl quien, además, recomienda implementar este sistema haciendo roturación vertical del suelo. 

“Las evaluaciones que realizamos en las plataformas de investigación son importantes porque los sistemas de producción y las variedades se comportan de manera diferente en diferentes regiones”, puntualiza Raúl, para quien “el beneficio que se ha generado a través de las investigaciones realizadas en la plataforma es que por medio de ellas se evalúan todos los conocimientos generados en el CIMMYT y son transmitidos a los productores de la zona”. 

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, AgribaSustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Cómo cuidar a las abejas desde las parcelas

Abeja transportando polen en una parcela diversificada con girasol en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Abeja transportando polen en una parcela diversificada con girasol en Guanajuato, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

La  principal función de las abejas en los ecosistemas es la polinización, por lo que se considera que la reducción de las colonias de abejas es un problema de particular importancia para la agricultura porque se afecta la polinización de plantas cultivadas y la producción de miel, lo que no representa necesariamente un problema de conservación, ya que las principales especies productoras de miel no están en riesgo de extinción, e incluso su presencia en altas densidades puede tener efectos negativos en las abejas nativas. 

Las abejas adultas se alimentan principalmente de néctar y algo de polen. En este proceso, las flores de ciertas especies de plantas ofrecen como recompensas aceites o fragancias que recolectan algunos grupos de abejas. La diversidad de flores y fragancias se refleja también en la diversidad de aromas y sabores de la miel.

Por lo anterior, son dos las principales acciones que los agricultores pueden realizar para no afectar a este insecto benéfico y, por el contrario, aumentar su población y beneficiarse de su presencia y su acción polinizadora: la primera está referida a un manejo de plagas con enfoque agroecológico; y la segunda a la diversificación de cultivos, particularmente con especies atrayentes de las abejas. 

Una de las alternativas al control convencional de plagas que tienen alto efecto tóxico en humanos, animales e insectos benéficos, como las abejas, es el manejo agroecológico de plagas, una alternativa sustentable que permite regular la población de insectos plaga sin necesidad de exterminarla. 

La diversificación de cultivos, por su parte, representa una gran oportunidad para que los agricultores mejoren su producción; disminuyan el uso de plaguicidas; reduzcan la degradación de sus suelos; obtengan alimentos más variados; y —adicionalmente— comercialicen los excedentes, apoyando así a la economía de sus familias.

La rotación de cultivos, una de las formas de diversificación de cultivos que existen, mejora el balance de nutrientes y permite aumentar la materia orgánica en los suelos; ayuda a aprovechar mejor el agua; y tiene un efecto regulatorio sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades.

Hay especies, como el girasol (Helianthus annuus), que representan una buena opción para diversificar cultivos. Además de ser un cultivo con beneficios agronómicos —sobre todo por su buena respuesta a condiciones de lluvia limitada—, las flores del girasol proveen de néctar a cientos de insectos. Esto es particularmente útil en un contexto de cambio climático porque, en tiempos de sequía —cuando no hay flores disponibles en el entorno natural—, los girasoles cultivados se convierten en auténticos oasis para las abejas.

Por supuesto, existen otras alternativas: muchas especies de leguminosas también presentan floración atrayente para las abejas y, con su diversidad de flores y fragancias, aportan diversidad de olores, sabores y colores en la miel. 

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Rotación de cultivos, una práctica que cuida la salud del suelo y las familias productoras

Frijol ayocote en sistema de cultivos diversificados en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Frijol ayocote en sistema de cultivos diversificados en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

El principal objetivo de la agricultura es obtener alimentos de buena calidad de forma sustentable para el autoconsumo o la comercialización. La diversificación de cultivos mediante la rotación es una forma de acercarse a este objetivo. Además, al rotar cultivos se contribuye a solucionar diversos problemas, como la pérdida de fertilidad del suelo o infestaciones por plagas y enfermedades en el plano agronómico, y el incremento de la seguridad alimentaria de las familias productoras. 

El concepto de rotación de cultivos se refiere a la práctica de cultivar más de un tipo de cultivo de forma rotativa en una misma superficie durante el ciclo productivo (primavera-verano y/o otoño-invierno). La importancia de esta práctica radica en que así es posible obtener más de un producto en los periodos de cultivo y aprovechar los momentos en los que el cultivo principal no está generando producción. Esto es muy útil para la economía de los productores. 

Además, entre los principales beneficios de la rotación de cultivos se encuentra la fijación de nitrógeno, la optimización del gasto, la protección del suelo, el aumento de la infiltración y retención de agua, la reducción del uso de pesticidas, el aumento de la producción, la reducción de la incidencia de pudrición de mazorcas, y el incremento de la actividad biológica del suelo.

Recientemente, debido al aumento de los costos de los fertilizantes nitrogenados se ha producido un renovado interés por la rotación de cultivos como una fuente de nitrógeno. Y es que esta práctica permite recuperar y mantener la fertilidad del suelo. Las leguminosas, por ejemplo, ayudan a reponer los niveles de nitrógeno en las parcelas y plantas como el cempasúchil apoyan en la solubilización del fósforo —es decir, ayudan a que se disuelva y sea aprovechado por las plantas—. 

Con esta práctica hay beneficios adicionales, pues es posible aumentar la biomasa —materia orgánica que se genera tras un proceso biológico, como los residuos de la cosecha, por ejemplo—, misma que puede contribuir a disminuir la presencia de malezas, bajando así las dosis o eliminando el uso de herbicidas.

Otro efecto de la rotación es que, gracias a los diferentes sistemas de raíces de las plantas empleadas se pueden mejorar las condiciones del suelo —reduciendo la compactación e incrementando la infiltración, por ejemplo—. Esto también tiene un efecto positivo en la biodiversidad de los microoganismos que viven en el suelo y que, a su vez, apoyan las funciones del mismo y la salud de la planta.

La inclusión de diferentes tipos de cultivos es una efectiva forma de controlar enfermedades y plagas: cuando se incluye un cultivo que no es susceptible a una determinada plaga o enfermedad, se reduce el inóculo —microorganismos o sus partes, como esporas, que pueden provocar la infección o contaminación— presente en el suelo, ya sea por carencia de alimento, depredación o deterioro natural. Así, por ejemplo, con relación a los problemas de enfermedades de la mazorca en el cultivo de maíz, el girasol o el cempasúchil son una buena opción para reducir estos problemas.

Para comenzar con esta práctica es importante tener la parcela ya acondicionada y tener un plan de cultivo. La secuencia de establecimiento de cultivos a largo plazo debe determinarse antes de que el plan entre en acción —todo plan de rotación de cultivos que se maneje deberá ser lo suficientemente flexible para mantener al mismo tiempo la salud del suelo y la economía del sistema de producción agrícola—. Por norma general, leguminosas y gramíneas se van alternando para reponer nutrientes y evitar la consolidación de plagas. 

Aunque cada agricultor puede establecer los cultivos que más se adapten a sus condiciones, en diferentes regiones de Oaxaca, Chiapas y Campeche se han establecido diversos cultivos en rotación o en asociación al maíz con buenos resultados para la región, entre ellos: canavalia (Canavalia sp.), dólicos (Dolichos lablab), chícharo gandúl (Cajanus cajan), girasol (Helianthus annuus), cempasúchil (Tagetes erecta), frijol mungo (Vigna radiata) y otras vignas locales, ibes o patashete (Phaseolus lunatus L.), bótil o ayocote (Phaseolus coccineus), trigo (Triticum), triticale (×Triticosecale), haba (Vicia faba) y frijol (Phaseolus vulgaris). 

En suma, la rotación de cultivos tiene un impacto positivo sobre la salud del suelo, pero también sobre la nutrición de las familias productoras ya que la variedad de leguminosas, por ejemplo, contribuye a una dieta más completa y nutritiva debido a los altos niveles de proteína y otros nutrientes que aportan. Por supuesto, la rotación de cultivos también beneficia a los productores que cuentan con ganado, porque la dieta de los animales también se ve enriquecida. 

Esta información forma parte de la Campaña de sensibilización sobre inocuidad alimentaria y micotoxinas, que se desarrolla en el marco del proyecto ‘Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche’, desarrollado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).