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Desde la agricultura suman esfuerzos para evitar sobreexplotación del acuífero de Apan, en Hidalgo

Productor de Apan, en Hidalgo, México, muestra su parcela donde cultiva cebada con agricultura de conservación. (Foto: Pilar Vázquez Martínez)
Productor de Apan, en Hidalgo, México, muestra su parcela donde cultiva cebada con agricultura de conservación. (Foto: Pilar Vázquez Martínez)

En el año 2016 un acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación de México daba a conocer el resultado de los estudios técnicos de las aguas del acuífero de Apan, en el estado de Hidalgo. De acuerdo con el estudio, la extracción total del acuífero era de 14,8 millones de metros cúbicos anuales, mientras que la recarga que recibía estaba cuantificada en 30,3 millones de metros cúbicos anuales. Hoy, solo seis años después, la extracción ya está cuantificada en el orden de los 30 millones de metros cúbicos anuales, haciendo que la disponibilidad de agua sea cercana a cero y el acuífero se aproxime peligrosamente a niveles que lo harían ser considerado sobreexplotado.

“Nuestro objetivo primordial es contribuir a conservar los mantos acuíferos de la zona y mejorar la calidad de agua que se infiltra. Como en esta zona la agricultura es de temporal, lo que buscamos es ayudar a mejorar la infiltración en cada una de las regiones en las que trabajamos”, comenta María del Pilar Vázquez Martínez, consultora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para el proyecto Aguas Firmes en la zona de Apan. 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

“Somos diferentes colaboradores, algunos están trabajando en temas como reforestación, presas de gavión, de piedra encimada; el caso es ayudar a retener el agua y aprovechar las lluvias. En el caso específico del CIMMYT lo que buscamos es ayudar principalmente a mejorar la estructura del suelo, su calidad y capacidad para infiltrar agua. Al ayudar a que un mayor porcentaje de agua se infiltre contribuimos a la recarga de los mantos acuíferos. Eso es lo que buscamos, ayudar a una mayor captación e infiltración”. 

Apan, en el sur del estado de Hidalgo, posee amplias llanuras y pastizales con un clima templado subhúmedo. Estas características han permitido que la ganadería y la agricultura sean las actividades económicas predominantes. Sin embargo, años de prácticas inadecuadas han contribuido a que los suelos de Apan actualmente sean “muy pobres de materia orgánica, estamos hablando que están todos están por debajo del 1 % de materia orgánica —cuando idealmente debería ser entre 3 y 5 %—, así que se trata de suelos sumamente degradados, con una estructura muy raquítica”, puntualiza Pilar. 

Ante el reto de mejorar suelos que por años han sido objeto de prácticas inadecuadas, el CIMMYT está promoviendo prácticas sustentables con agricultores de los municipios de Apan, Almoloya, Emiliano Zapata, Tepeapulco y Tlanalapa. “Estos son los municipios que directamente inciden en el acuífero. Todos estos productores cultivan cebada y son proveedores directos de Grupo Modelo. Lo primero que les hemos pedido es que nos ayuden integrando el rastrojo, la paja del ciclo anterior, integrarlo a su terreno”. 

Cubrir el suelo con rastrojos es uno de los componentes básicos de la agricultura de conservación, un sistema de producción sustentable que, entre otros beneficios, permite mejorar la calidad del suelo y la retención de humedad. Por esta razón, es el sistema que se promueve entre los productores de Hidalgo que participan en Aguas Firmes.

“Actualmente estamos trabajando con cerca de 40 productores. Con ellos hemos instalado seis módulos de innovación en la zona —parcelas de productores donde se comparan, lado a lado, las prácticas convencionales y las innovaciones sustentables— y diversas áreas de extensión —parcelas donde los productores adoptan las prácticas y tecnologías sustentables validadas—. También realizamos capacitaciones, con ellas estamos beneficiando a más productores que están dentro del área de interés”. 

En este contexto donde la limitada disponibilidad de agua del acuífero de Apan pone en riesgo el desarrollo de actividades productivas, el equilibrio ecológico, la sustentabilidad ambiental y el abastecimiento para los habitantes de la región, proyectos como Aguas Firmes adquieren relevancia. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es

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Ahorrar tiempo, dinero y agua con prácticas sustentables

Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)
Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)

En el municipio de Cuerámaro, San José de Ramales, en el estado de Guanajuato, se siembra principalmente trigo y cebada en el ciclo otoño-invierno. A pesar de las limitaciones de agua en la región, destaca el cultivo de Esperanza de Heineken, una variedad de cebada que ha ido creciendo en superficie cada año debido a que el ciclo biológico de la cebada es más corto, comparado con el trigo. 

Refugio Botello Rodríguez es uno de los productores de cebada de San José. Debido a la necesidad de hacer un uso más eficiente del agua en la región y con la intención de mejorar sus costos de producción, optó por poner en práctica la agricultura de conservación «esperando tener la humedad suficiente debajo de los rastrojos para que la planta llegue a cosecha sin dificultad», comenta el productor. 

Fue a través del proyecto Cultivando un México Mejor —de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que el señor Refugio recibió capacitación y acompañamiento técnico para establecer este sistema de producción sustentable basado en un mínimo movimiento del suelo y en su cobertura con rastrojo para protegerlo de la erosión, mejorar su estructura, su capacidad de infiltración de agua y de retención de humedad. 

«Hasta la fecha se han aplicado dos riegos, el de nacencia y el primer auxilio. Lleva ahorrado, en promedio, 1 300 metros cúbicos de agua por hectárea que bien pueden servir para otro riego. La cebada se encuentra en mejores condiciones de porte y se ha desarrollado más que con la agricultura convencional basada en movimiento continuo del suelo y sin dejar rastrojo sobre la superficie», puntualiza el equipo técnico de Cultivando un México Mejor que asesora al señor Refugio. 

 Optar por una agricultura sustentable ha tenido otros beneficios. Refugio hace cuentas: lleva ahorrados tres pasos de rastra más el surcado, lo que asciende a aproximadamente a 2 800 pesos (MXN) por hectárea. 

Por cómo se ve su cultivo, el señor Refugio ahora está convencido de que la agricultura de conservación es una buena alternativa: «la semilla sí nace entre la paja (rastrojo) y el agua avanza bien», menciona. Incluso ya está pensando cómo mejorar algunos aspectos el siguiente ciclo en el que tiene la intención de desvarar después de sembrar o sembrar sin desvarar y solo reformar el surco a poca profundidad.

Las prácticas que ahora hace el señor Refugio también le han representado mayor tiempo y recursos disponibles para dedicarlos a su familia: “Mi hijo está enfermo y he visto cómo esta práctica me puede hacer ahorrar tiempo y dinero. A veces me siento cansado para andar arriba del tractor a vuelta y vuelta. Mi hijo me ayudaba, pero ahora necesita atención médica y le digo «vámonos a descansar, hijo, y a cuidarnos». También le digo «¿ves hijo?, no necesitamos mover el suelo» porque ahora vemos que la cebada está bien desarrollada donde solo se ha sembrado entre los rastrojos”. 

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Mayor retención de humedad con prácticas eficientes en Chiapas

Se dio seguimiento a la parcela de 2 hectáreas del productor Orlando Albores Torres con la siembra de maíz semilla mejorada. Dicha parcela está ubicada en el ejido Cristóbal Obregón, municipio de Villaflores, Chiapas, y en ella se utilizan innovaciones que permiten al productor mejorar las prácticas agronómicas en la producción del cultivo de maíz mediante la formación de camas anchas. Esto con la finalidad de que, en condiciones de temporal, cuando se tenga poca o limitada precipitación, las camas anchas permitan captar una mayor cantidad de agua, conservándola mejor. Las camas tienen las rayas del fondo para drenar el excedente de lluvia.

Se proporcionó la capacitación sobre diagnóstico de parcela y se determinó el tipo de cama a utilizar de acuerdo con los datos evaluados. La parcela tiene un suelo franco arenoso de más de 60 cm de profundidad sin problemas de compactación, por lo que se recomendó la utilización de cama ancha de 1.6 m para la siembra de maíz, la cual se formó en mayo de 2018. La siembra manual se realizó el 8 de junio de 2018 a una distancia de 40 cm entre puntos y con una densidad de 60 semillas/ha.

Son recomendables las camas anchas para suelos de textura franca o arenosa, o bien con poco contenido de materia orgánica, para facilitar la retención de humedad homogéneamente en la parcela.

A través de la implementación de prácticas sustentables y tecnologías MasAgro, el productor Orlando ha podido ahorrar insumos y tener mejores rendimientos, lo cual beneficia a su familia. Además, ha logrado difundir sus conocimientos para impulsar la economía de la región.

Con información de: Octavio Zarate, formador MasAgro.