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Presentan resultados de investigación participativa con agricultores de Todos Santos Cuchumatán

Por: Nadia Waleska Rivera. Fotografías de: Cristian Reyna.
6 de diciembre de 2017.

Huehuetenango, Guatemala.- Desde el Proyecto Buena Milpa, en coordinación con universidades nacionales y extranjeras, se han establecido acciones puntuales para realizar estudios y proyectos de investigación que den soluciones a problemas que se encuentran en el campo agrícola de los municipios donde éste tiene intervención, siendo Todos Santos Cuchumatán, Huehuetenango, uno de los municipios priorizados en este proceso. En esta ocasión, un grupo de reconocidos académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Universidad de Wageningen, han realizado un estudio minucioso con agricultores de la comunidad de Todos Santos.

Cristian Reyna, candidato a doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, nos comentó que la investigación inició con base en un proyecto que se planteó en la universidad para generar nuevas alternativas y metodologías para que los estudiantes en Agronomía o Ciencias Aplicadas a la Agricultura buscaran opciones para generar desarrollo dentro de las comunidades. Es un grupo de trabajo formado con gente de las universidades de México (UAM Xochimilco) y Holanda (Universidad de Wageningen). Esta propuesta se planteó hace tres años como parte de una estrategia; se buscaron zonas donde se podría aplicar la metodología con pequeños agricultores que pudieran buscar alternativas de manejo —como hacer intervenciones que tuvieran impacto en las comunidades— y adoptar ciertas tecnologías que se implementan en las universidades o algunas que ellos mismos generaran, y que después pudieran compartirlas. Todos Santos fue el municipio elegido para realizar esta investigación; en el siguiente resumen se encuentran sus resultados más relevantes.

En la actualidad, el desarrollo de las unidades de producción familiar (UPF) implica tener herramientas que nos permitan entender la problemática en diferentes escalas y que respondan a diversos aspectos socioeconómicos y ambientales, esto con el fin de que las propuestas de rediseño, tecnológicas o políticas, sean acordes a las problemáticas identificadas dentro de su contexto.

Este estudio se llevó acabo en un municipio en la región del altiplano de Guatemala y constó de diferentes momentos: 1) caracterización mediante talleres, encuestas, métodos multivariados y construcción de tipología de las UPF; 2) diagnóstico mediante la evaluación de cada tipo de UPF con base en el modelo Farm Design; y 3) elaboración de propuestas o estrategias a experimentar con el fin de rediseñar las UPF.

Los resultados obtenidos nos permitieron entender la diversidad de las UPF; en la zona de estudio se clasificaron las unidades en cinco tipos:
• Tipo 1. Unidades de producción tradicionales (UPT).
• Tipo 2. Unidades de producción con cultivos para el mercado (UPCM).
• Tipo 3. Unidades de producción con cultivos para el mercado, con baja superficie y trabajo fuera de la unidad (UPCMBSTF).
• Tipo 4. Unidades de producción con actividad agrícola y pecuaria (UPAAP).
• Tipo 5. Unidades de producción con ingreso principalmente fuera de la unidad (UPIPFU).

En estos tipos se encontraron problemáticas similares, como baja capacidad de ahorro, por debajo de los Q 6,500.00; desbalance en el uso de fertilizantes, por ejemplo los nitrogenados, donde se observaron pérdidas de 41 a 169 kg/ha, dependiendo del tipo de UPF; exceso de pesticidas con aplicaciones de 11 a 25 kg/ha; baja capacidad de producir kcal y vitaminas, en donde sólo se cubre hasta 55% de las necesidades calóricas, y como la vitamina A, de la que sólo se cubre 50% de los requerimientos; y baja capacidad para satisfacer las necesidades proteicas de los animales, pues lo máximo que se cubre es 70%.

Las propuestas para resolver estas problemáticas son mejorar los ingresos mediante cultivos para la comercialización que también sean de autoconsumo, como la papa; mejorar la utilización de N con el uso racional en cultivos como el maíz y la papa; establecer sistemas agroforestales con diversidad de frutales; y producir cultivos con alto valor proteico para el consumo de animales. Sin embargo, las estrategias de experimentación necesitan ser construidas, discutidas y evaluadas de la mano de las comunidades y otros actores sociales que puedan contribuir a mejorarlas, evaluarlas y practicarlas.

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Potencial de tecnologías herméticas para reducir pérdidas poscosecha por insectos: resultados de módulos poscosecha en 2016

Por: Ariel Rivers, Jessica González Regalado, Rodolfo Vilchis Ramos, Luis Castillo Villaseñor, Nele Verhulst, Programa de Intensificación Sustentable, Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)

Los insectos pueden causar daños significativos en la cantidad y calidad de granos básicos durante el almacenamiento, con pérdidas hasta de 40% en distintas partes de México cuando los productores usan prácticas tradicionales, como costales, para guardar su grano. Las tecnologías herméticas, que no permiten la entrada o salida de aire o agua al recipiente, son una buena opción para prevenir estas pérdidas. Los insectos no pueden entrar a los recipientes herméticamente cerrados, ni desarrollarse dentro si se introdujeron con el grano, debido a la la falta de oxígeno en el interior. Sin embargo, es necesario entender el comportamiento de diferentes tecnologías en lugares con diversas condiciones en México. El CIMMYT trabaja con colaboradores en módulos poscosecha para validar tecnologías herméticas, demostrar su uso y manejo a productores, y colectar datos de la incidencia de insectos y las pérdidas que estos causan a granos almacenados.

Presentamos aquí los resultados de nueve módulos poscosecha que se instalaron en 2016 como un caso de estudio (tabla 1), para demostrar la variabilidad tanto en el comportamiento de las prácticas tradicionales para almacenar granos, como en el comportamiento de las tecnologías herméticas. En cada módulo, los colaboradores compararon un recipiente de al menos una tecnología hermética con la práctica tradicional del productor. Se cerraron los recipientes con el grano adentro y los dejaron al menos tres meses sin abrir. Después, se tomó una submuestra representativa de grano de cada recipiente y se identificaron y contaron todos los insectos vivos y muertos en la submuestra. También se cuantificó el porcentaje de granos dañados por insectos en la submuestra.

Los nueve módulos poscosecha evaluaron un costal de polipropileno (COS). En ocho módulos poscosecha se incluyó un silo metálico hermético (SMH), en ocho una bolsa plástica hermética (BPHA: cierre con un nudo; BPHZ: cierre con zíper), y en dos un costal con pastillas de fosfuro de aluminio (COS, PAS). Se almacenaron diferentes cantidades de grano en cada módulo (entre 60 kg en total en Tantoyuca, Veracruz, y 450 kg en total en Zongolica, Veracruz), dependiendo de la práctica local y la disponibilidad de grano del productor cooperante. En los dos módulos en el municipio de Teotitlán de Flores, el colaborador almacenó diferentes tipos de maíz, siempre haciendo la comparación de un testigo (un costal) y una tecnología hermética, resultando en un total de 12 comparaciones en los nueve módulos poscosecha.

En todas las comparaciones, después del almacenamiento, el tratamiento tradicional (el costal, COS) presentó grano dañado por insectos, con un rango entre 20% con un criollo en Tantoyuca I en Veracruz, hasta 100% con criollos en Agua Blanca Iturbide, Hidalgo y Tantoyuca II, Veracruz (tabla 2). En siete de 12 comparaciones, el daño por insectos fue de 60% o más en el tratamiento tradicional (COS). Las tecnologías herméticas (las bolsas plásticas, BPH, y los silos, SMH) presentaron grano dañado por insectos en algunos casos; sin embargo, el porcentaje fue menor que en el costal en todos los casos y no mayor a 5%.

El número total de insectos fue alto en los costales (COS), siempre con más insectos vivos que muertos (tabla 7). En todos los otros casos donde se identificaron insectos, el número de insectos vivos siempre fue más bajo que el número de insectos muertos. En algunos lugares se presentó una incidencia alta de insectos en poco tiempo. Por ejemplo, en Zongolica, Veracruz, donde se almacenó el grano durante tres meses, se encontraron 391 insectos vivos en medio kilogramo de grano en el costal (COS). En otros casos se presentaron menos insectos en un tiempo más largo de almacenamiento; por ejemplo, en Agua Blanca Iturbide, Hidalgo, donde se almacenó el grano por ocho meses, se encontraron 138 insectos vivos en medio kilogramo de grano en el costal (COS).

Los resultados de los módulos poscosecha confirman que las tecnologías herméticas tienen gran potencial para disminuir pérdidas asociadas con insectos durante el almacenamiento, en ambientes diferentes, y con diferentes tipos de maíz. Es importante continuar este trabajo para cuantificar daños sufridos en diferentes prácticas en la gran variedad de condiciones y ambientes que existen para pequeños productores en México. Esto permitirá dar recomendaciones sólidas a los productores y, al mismo tiempo, los módulos poscosecha darán oportunidad de demostrar los resultados a productores y técnicos, y capacitarlos en el uso y manejo de las tecnologías.

Agradecimientos

Martha Reyes Zavala y Gerardo Ramírez Martínez ayudaron en la gestión de módulos y la recolección de datos. Este trabajo se realizó en conjunto con varios colaboradores y todos los hubs donde se instalaron los módulos poscosecha.

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Presentan resultados de la vinculación MasAgro-PESA en Puebla

El programa MasAgro y su equipo facilitaron capacitación, captura de parcelas en la bitácora electrónica (BEM) y análisis de costos de producción, entre otros.
Por: Anhel Jeanethe Martínez, formadora MasAgro en Puebla
25 de enero de 2017.

Tehuacán, Pue.- A finales de enero de 2017 se presentaron en Puebla los resultados obtenidos a través de la vinculación MasAgro-PESA, las agencias de desarrollo rural: Admex, Surcos y Mextlali mostraron los resultados obtenidos a lo largo del año 2016, así como las acciones por realizar en 2017. El programa MasAgro y su equipo facilitaron capacitación, visitas a las parcelas de los productores, la captura de parcelas en el sistema BEM (bitácora electrónica MasAgro); los aspectos relevantes fueron costos de producción, análisis económicos como ingresos, rentabilidad y relación costo-beneficio.

Algunas actividades por realizar en 2017 serán la instalación de un ensayo de poscosecha en el municipio de Tlacotepec de Benito Juárez, donde se probará el silo hermético y las súperbolsas con capacidad de 50 kg, así como la instalación de una parcela demostrativa donde se realizará selección masal desde la siembra.

Con estos eventos se pudieron encontrar áreas de mejora, puntos estratégicos en los que se pueden trabajar para lograr una óptima rentabilidad en la parcela del productor. Las experiencias obtenidas se extenderán para desarrollar capacidades y perfeccionar tácticas para alcanzar objetivos en la transferencia de tecnologías sustentables, ya que esto cimienta bases de confianza para seguir trabajando en conjunto.

Los resultados y la actividad en conjunto son de enorme valor para los productores, pues son los actores principales para la adopción de nuevas tecnologías, que brindan un impacto positivo para el agro poblano. También se benefician las instituciones, ya que el acompañamiento técnico resulta muy puntual y acorde con las necesidades de los productores. Un aporte central es para los formadores, porque se constituyen en verdaderos agentes de cambio que llevan las tecnologías probadas a zonas con potencial productivo.