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Acciones frente a la escasez de agua

La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial y se prevé que este porcentaje aumente si no se adoptan medidas urgentes. En México, aunque la cobertura nacional de agua potable es de 96.1% (CONAGUA, 2021), cada vez más comunidades experimentan una disminución en el abasto y, de hecho, se estima que cerca del 30% de los que sí reciben el líquido no lo tienen en calidad ni cantidad suficiente (UNAM, 2019). 

De acuerdo con el Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, situación que pone en el centro del debate al sector agropecuario porque a la vez que es uno de los más afectados por la escasez de agua, también es el que más utiliza el agua extraída de los ríos, lagos y acuíferos (a nivel global el 70% del agua extraída se usa para riego. En México este porcentaje se estima entre 76 y 78%).

Ante este contexto, proyectos como Cultivando un México Mejor, impulsado por HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), contribuyen a la gestión sostenible del agua en la agricultura gracias a prácticas como la Agricultura de Conservación (sistema donde, a grandes rasgos, se hace mínima labranza y el suelo se cubre con rastrojo) y el riego por goteo. 

Con estas prácticas sustentables, durante 2020 (año particularmente seco de acuerdo con los registros históricos de CONAGUA) se notó un ahorro de más de un millón doscientos mil litros de agua (1,205 m³) en el volumen total aplicado por hectárea mediante riego en el cultivo de cebada. Esto representa un ahorro de un poco más de 20% en el consumo de agua en comparación con la agricultura convencional.

El potencial de las prácticas promovidas; sin embargo, puede ser todavía mayor: al comparar el uso de agua y el rendimiento de grano en la agricultura convencional y la Agricultura de Conservación promovida por el proyecto (tanto con riego por surcos como por goteo) se observó que, si bien los rendimientos no difirieron significativamente entre los sistemas de producción, el uso del agua de riego sí fue significativamente menor con prácticas sustentables. 

En promedio, el experimento de campo de cebada-maíz (desarrollado de 2016 a 2020 con comparaciones en paralelo en parcelas de agricultores) mostró que el uso del agua de riego fue 17% menor con Agricultura de Conservación que con labranza convencional; aproximadamente 36% menor con el riego por goteo que con el riego por surcos en la labranza convencional; y 40% menor con riego por goteo y Agricultura de Conservación combinados en comparación con la agricultura convencional con riego por surcos.

En un contexto de escasez de agua a nivel global, cada gota cuenta y proyectos como este, que acercan el conocimiento científico a los productores mediante prácticas simples y efectivas, contribuyen a cuidar los valiosos recursos naturales de los que depende la subsistencia de las sociedades. 

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Prácticas de conservación del suelo suman a la preservación de acuíferos

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los acuíferos sobreexplotados indican el uso no sustentable de las aguas subterráneas y representan un riesgo para el abasto humano y de las actividades agropecuarias e industriales de las regiones en donde se encuentran, pudiendo elevar los costos de extracción del líquido e incluso ocasionar hundimientos del terreno.

El acuífero de Calera, en Zacatecas, está considerado uno de los más sobreexplotados. Reportes de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) muestran que tan solo en 2021 de ese acuífero se extrajeron un poco más de 162 mil millones de litros de agua —162.47 hm3 (hectómetros cúbicos)—, pero solo se recargó 56% de esa cantidad —91.1 hm3—.

Para contribuir a la preservación y manejo sustentable del acuífero de Calera, recientemente se puso en marcha el proyecto Aguas Firmes, impulsado por el Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas. 

En el caso de la iniciativa Aguas Firmes, la Agricultura Sustentable es fundamental para la preservación y manejo de los acuíferos. La razón es muy sencilla: sin suelos sanos el agua de lluvia difícilmente podría infiltrarse y alimentar a los acuíferos. Por esto, el CIMMYT promueve la adopción de prácticas sustentables basadas en Agricultura de Conservación: el ciclo pasado fueron 562 hectáreas en las que se implementaron prácticas sustentables, este ciclo ya son cerca de mil hectáreas y se espera alcanzar las cuatro mil en futuros ciclos. 

¿Qué prácticas y tecnologías son las que se están promoviendo de forma específica? Alberto Cabello —gerente del Hub INGP del CIMMYT— y Julio César González —técnico de Aguas Firmes—, comentan que entre los productores que recién se acercan a la Agricultura Sustentable se están fomentando inicialmente acciones de acondicionamiento del predio y fertilidad integral, con recomendaciones basadas en diagnósticos de suelo. 

Dentro del proyecto incluimos la posibilidad de apoyar agricultores, al menos 120, con el costo del análisis de suelo para hacer un programa de nutrición enfocado a una meta de rendimiento porque muchos fertilizan sin tener una base del por qué toman la decisión de usar determinada cantidad de fertilizante”, señala Alberto Cabello. 

“El elevado costo de los fertilizantes ha sensibilizado al agricultor en la importancia de basar su aplicación en una base técnica. A partir de ahí se han implementado otras prácticas como el manejo agroecológico de plagas —enfoque que ha tenido un efecto positivo en las hortalizas donde ya se presentaban fuertes problemas fitosanitarios que orillaban a los productores a buscar nuevas parcelas constantemente—”, comenta Julio César. 

“También se han promovido mejores arreglos topológicos —la disposición de las plantas en el terreno—. El ciclo pasado se movilizaron unas sembradoras del CIMMYT hacia la zona. Aquí es común que se siembre al voleo —arrojando la semilla a puñados por el aire—, lo que demanda mucha semilla y agua, a diferencia de la siembra en hileras con la cual algunos productores han reducido a la mitad las horas de riego. Eso se refleja además en el pago de la luz —necesaria para la extracción del agua—”, comenta Alberto Cabello.

“El proyecto incluye todo un sistema de nivelación láser para optimizar el riego y el drenaje del terreno. Inicialmente el CIMMYT trasladó dos niveladoras láser. Estas permitieron mostrar a los agricultores cómo funciona la tecnología y, gracias al proyecto, ya fue posible incorporar una niveladora láser adicional”, agrega el gerente del Hub INGP del CIMMYT.

Algunos productores que han decidido explorar más allá han hecho siembra directa —sobre los residuos de cosecha del ciclo anterior—, observando amplios beneficios: “no aplicaban tanta agua y todavía se mantenía húmedo el suelo cuando sembraron sobre rastrojo de cebada”, comenta Alberto Cabello, quien agrega que el proyecto contempla un “programa de manejo de rastrojos, el cual busca construir la fertilidad del suelo además de una nutrición exacta del cultivo para buscar así rendimientos superiores”. 

En esta zona de Zacatecas donde la precipitación pluvial es baja, este tipo de prácticas permite aprovechar al máximo la poca agua disponible. Así, combinando Agricultura de Conservación, tecnificación del riego (riego por goteo) y otras prácticas como las descritas, entonces el ahorro de agua y el aprovechamiento de los recursos es mucho mayor. 

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Innovaciones en forrajes mejoran la agricultura familiar

En México la parcela y el huerto familiar, donde se desarrollan actividades tanto agrícolas como pecuarias, forman parte esencial de la agricultura familiar. Estos dos sistemas generalmente se complementan, no compiten entre sí, ya que los diferentes procesos de producción (parcela y solar) establecen flujos de productos de uno hacia otro. La producción de ambos espacios se complementa y la familia decide sobre su destino final, ya sea para autoconsumo o para venta. 

En regiones como la Mixe, en Oaxaca, es común complementar la alimentación de los animales de traspatio con rastrojo de maíz o pastos cultivados (Pennisetum purpureum). Ya que el rastrojo aporta mayores beneficios como cobertura del suelo que como forraje, es importante buscar alternativas de manejo y producción de especies forrajeras cultivadas en clima templado frío, para evaluar su adaptabilidad y aceptación por los pequeños productores para la alimentación de sus animales. 

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Tamazulápam del Espíritu Santo, en la región Mixe, se continúa con las evaluaciones de una mezcla de forrajes cultivados en temporal —compuesta por el 60% de avena (Avena sativa) y 40% de ebo (Veza sativa)— como alternativa para la alimentación de animales de traspatio. La finalidad de estas evaluaciones es que los productores aprovechen el rastrojo de maíz como cobertura del suelo, amplíen el menú de forrajes para sus animales y mantengan protegido el suelo al mismo tiempo. 

El ebo es una leguminosa anual de ciclo intermedio, es tolerante a enfermedades, propicia la fijación de nitrógeno en el suelo, es una excelente opción para climas templado frío y, por sus propiedades, puede ser usado en mezclas para obtener forraje con alto contenido de proteína y de almidones similar a la de la alfalfa. Además, es una especie que brinda gran cobertura al suelo, por lo que se puede utilizar para su conservación y mejoramiento —la floración del ebo comienza a los 60 días después de la siembra; sin embargo, se sugiere cortar a los 80-100 días después de la siembra para obtener buen rendimiento y forraje con calidad nutritiva para el ganado—. 

Por su parte, el grano de avena es un excelente pienso ―alimento seco para ganado― para bovinos, ovinos, caballos y mulas, aunque la planta también es utilizada en pastoreo. Es un excelente alimento para animales dedicados a la reproducción y animales de trabajo ya que tiene altos niveles de proteína y vitamina E ―para maximizar la cantidad de forraje se recomienda el corte en los estados lechoso y masoso del grano; sin embargo, si el propósito es la calidad, la mejor etapa de corte es el embuche (80 días después de la siembra), ya que se llega a obtener hasta 24% de proteína de la mezcla―. 

Al mezclar ebo con avena ―es decir, una leguminosa con una gramínea― se obtiene una fuente rica en proteína y energía con niveles apropiados de fibra, rica en calcio y de alta palatabilidad —la aceptación o placer que provoca el alimento en el animal—. En esta innovación, la avena funciona como un tutor del ebo y proporciona el complemento de fibra; al mismo tiempo, el ebo ofrece alta proteína y digestibilidad al forraje. Además, en comparación con el rastrojo de maíz, esta mezcla tiene mayor potencial de producción en materia seca. 

De acuerdo con lo observado en la plataforma de investigación, el cultivo de la mezcla forrajera ha requerido de mínimos cuidados ya que no presenta enfermedades ni plagas de relevancia ―más que conejos silvestres que se comen las plantas cuando están en desarrollo―. La planta de avena ha logrado desarrollarse hasta un metro de altura y el ebo, al ser rastrero, se extiende e inhibe el desarrollo de las malezas. 

Con la evaluación de dos periodos de cultivo bajo temporal ―primavera-verano 2020 y primavera-verano 2021― la producción de materia seca en la mezcla de forraje se ha estimado en 8.10 y 8.23 toneladas por hectárea, respectivamente. Si una familia tiene en promedio 12 cabezas de ganado menor y estas consumen 14.4 kg de materia seca por día, entonces en una hectárea de milpa se puede destinar el 10% de la superficie para el forraje, así se podrá producir alrededor de 823 kg de materia seca que alcanzará para alimentar aproximadamente 57 días a la docena de animales de traspatio ―considerando ovinos y caprinos, por ejemplo―. 

Cabe mencionar que esta mezcla forrajera se puede aprovechar verde o conservar en forma de heno y ensilaje para ser suministrada en época seca ―periodo en el cual la producción de alimentos escasea―. Además, es posible cultivar el forraje dos veces al año. Así, para las unidades familiares que tienen animales de traspatio se puede recomendar ampliamente esta mezcla de forraje que, entre otros beneficios, permite aprovechar el rastrojo de maíz como cobertura del suelo.

Fuente:

Flores Nájera, M. D. J., Sánchez Gutiérrez, R. A., Echavarría Cháirez, F. G., Gutiérrez Luna, R., Rosales Nieto, C. A., & Salinas González, H. (2016). Producción y calidad de forraje en mezclas de veza común con cebada, avena y triticale en cuatro etapas fenológicas. Revista mexicana de ciencias pecuarias7(3), 275-291.

 

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Todo empezó a mejorar al no quemar

Con un terreno accidentado a más de mil 700 metros sobre el nivel del mar, Tapalapa es uno de los municipios de la zona montañosa del norte de Chiapas con mayor altitud. Allí, en el Cerro de Gallo —en el tramo carretero San Antonio—, un grupo de productores que solía quemar sus parcelas hoy da testimonio de cómo conservar el rastrojo y diversificar cultivos les ha dado mejores resultados. 

“Antes quemábamos mucho, antes hacíamos la rozadura y luego se quemaba, yo creo que por eso se daba la erosión de la tierra, ya no daban los frutos del maíz. Entonces ahorita ya no se quema, ahorita ya es diferente toda la plantación, todo lo que va quedando lo dejamos ahí para que se nutra el suelo que prácticamente está mejorado hoy en día”, comenta el señor Macario Díaz Rodríguez.

“Yo anteriormente lo chaporreaba —cortar con machete— y lo quemaba, y sembraba así nomás por costumbre, pero después de que vino el ingeniero del proyecto con Walmart y el CIMMYT ya nos dieron un poco de orientación de como trabajar el rastrojo, y pues la verdad hay cambio”, menciona al respecto el señor Félix Orquín Rodríguez

Macario y Félix son dos de los productores de Tapalapa que participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

El proyecto que impulsan Walmart Foundation y el CIMMYT se basa en el desarrollo de capacidades, en la transmisión de conocimientos, tecnologías y prácticas sustentables para que sean los propios productores quienes transformen sus sistemas de producción de forma integral. 

Antes aplicábamos herbicida, pero desde que recibimos la capacitación ya no lo usamos; hemos aprendido a colocar el manojo de rastrojo para que ahí se genere lo que es el abono. Hemos aprendido muchas cosas en los talleres,  y no solamente sobre el campo”, comenta Benjamín García Vázquez, otro de los productores participantes en referencia a los temas de asociatividad que también promueve el proyecto.

Además del aprovechamiento del rastrojo como cobertura del suelo y la diversificación de cultivos —dos de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación—, los técnicos del proyecto brindan a los productores un acompañamiento constante, compartiéndoles otras prácticas asociadas —como los enfoques agroecológicos y el compostaje— para mejorar sus sistemas. 

Los aprendizajes que estos productores han obtenido a través del proyecto con Walmart y el CIMMYT les han permitido incluso aprovechar de mejor manera algunos programas gubernamentales y, sobre todo, tener la certeza de que esos aprendizajes benefician directamente a sus familias. 

“Muchas de las veces el producto no era muy bueno, no nos daba mucho, era muy poco el tonelaje en realidad. Entonces ahorita con los ingenieros vamos superando todo eso, es mejor el producto ahorita, es de mejor calidad. Por eso agradezco por darnos la enseñanza para la plantación de muchas cosas en los cultivos”, concluye el señor Benjamín García Vázquez. 

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Cómo evitar los daños al suelo causados por quemas agrícolas

La agricultura, vista como el conjunto de técnicas agronómicas para cultivar la tierra y obtener cosechas, se ha convertido en la base de la alimentación y el desarrollo de la sociedad; sin embargo, con el paso del tiempo, de esta actividad se han derivado prácticas que generan un impacto no tan favorable al medioambiente, como la generación de gases de efecto invernadero derivados de la quema de residuos agrícolas —pastos, tallos, hojas, cáscaras, etcétera—.

Históricamente el fuego ha sido considerado una “herramienta” y aún en la actualidad es ampliamente usado en la preparación de las tierras para la siguiente siembra, aunque con consecuencias: de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las miles de hectáreas quemadas anualmente no solo emiten contaminantes, sino que son en gran medida la causa de numerosos incendios forestales. 

De acuerdo con datos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), en México se registran en promedio 8 mil incendios forestales cada año, ocasionando pérdidas de flora, fauna, económicas, así como la erosión y daño del suelo. Además, esta práctica emite una gran cantidad de dioxinas a la atmósfera. Estas partículas derivadas de la presencia de cloro y agroquímicos, así como fertilizantes sintéticos, señala la organización Mundial de la Salud, tienen elevada toxicidad y se acumulan en la cadena alimentaria.

Para contrarrestar esto, actualmente organizaciones como Grupo Ceres y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) impulsan la migración de los agricultores hacia sistemas de producción sustentables como la Agricultura de Conservación. Esto, a fin de evitar daños a corto y mediano plazo en los suelos agrícolas como, por ejemplo: pérdida de nutrientes, muerte de organismos y microorganismos que descomponen materia orgánica, pérdida de producción de gases nitrogenados y carbonados, así como la falta de humedad.

A la par, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, en coordinación con el Centro CIMMYT, la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) y otras organizaciones, fomentan la reducción de la quema de pajas o rastrojos en predios de cultivo posterior a las cosechas. 

Entre las recomendaciones que plantean seguir, están las siguientes:

  • Reincorporar el rastrojo en las parcelas como medio para reducir el uso de insumos como fertilizantes o herbicidas.
  • Emplear estos residuos como forraje para el ganado de modo que se disminuye el gasto en alimentos para animales.
  • Distribuir los remanentes de cosechas anteriores para así aumentar la fertilidad, el porcentaje de materia orgánica, proteger el suelo de rayos solares y mejorar el pH del suelo.
  • Complementar el aprovechamiento del rastrojo usándolo para hacer composta o como abono.

Es importante mencionar que, aunque hay especificaciones técnicas establecidas para realizar las quemas agrícolas, el aprovechamiento de los residuos agrícolas tiene mayores beneficios que su quema. Esto, por supuesto, requiere de capacitar a los agricultores en técnicas de manejo de los restos agrícolas, de tal manera que conozcan otras alternativas que no involucren usar fuego y, de esa manera generen valor agregado durante el levantamiento de sus cosechas y sobre todo cuando preparan el suelo para el siguiente ciclo agrícola.

Si tienes interés en el manejo de rastrojos y su aprovechamiento, los equipos técnicos de Grupo Ceres y del CIMMYT pueden asesorarte, contáctalos. 

Fuente:

Programa Mi parcela no se quema: https://www.gob.mx/agricultura/acciones-y-programas/miparcelanosequema 
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Chilpancingo libre de humo

Chilpancingo, Gro.- El gobierno de Chilpancingo, Guerrero, dio a conocer la campaña #ChilpancingoLibreDeHumo, una iniciativa en favor del medioambiente, la salud y la producción agrícola del municipio. Esto, en virtud de que el número de incendios forestales con repercusiones graves se ha incrementado notablemente en años recientes en la entidad y en Chilpancingo particularmente. 

Guerrero es una de las 10 estados con mayor número de incendios en el país —al año se registran alrededor de 2,800 en promedio, requiriendo de aproximadamente 20 mil personas para controlarlos— y Chilpancingo ha sido uno de los municipios más afectados debido a un triple impacto negativo de los incendios: pérdida de bosques y biodiversidad, incremento de intoxicaciones y enfermedades asociadas, y reducción de la fertilidad de los suelos agrícolas. 

A nivel nacional más del 90% de los incendios son causados por acciones humanas y las quemas agropecuarias no controladas son causantes del 40% de incendios forestales. En este sentido, la campaña —a cargo del gobierno de Chilpancingo con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la delegación estatal de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural— busca concientizar a la población de que los incendios son una problemática que afecta e implica a todos. 

Por lo anterior, esta campaña pone énfasis en la promoción de sistemas agrícolas sustentables y alternativas al uso del fuego para inhibir las quemas agrícolas. Con estas acciones se busca mejorar los medios de vida de los productores, procurar la salud de la población y preservar los recursos naturales de Chilpancingo. 

Cabe mencionar que en Chilpancingo la roza, tumba y quema sigue siendo una práctica común; sin embargo, se ha documentado que la quema sistemática de los residuos agrícolas disminuye la capacidad del suelo para retener agua y reduce su fertilidad en más de 30%. Por esta razón, a través de la campaña se promueven opciones que reducen la incidencia de incendios y permiten mejorar los suelos agrícolas: al mantener el rastrojo como cobertura del suelo en lugar de quemarlo, por ejemplo, se retiene más humedad, se reduce la incidencia de malezas, se mantiene sano el suelo y los agricultores pueden reducir sus costos de producción sin afectar los rendimientos.

#ChilpancingoLibreDeHumo se desarrolla en sintonía con la iniciativa nacional #MiParcelaNoSeQuema —en la que además participan la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED)— y además de mejorar la producción agrícola, también busca mejorar la salud pública de la población de Chilpancingo —debido a los incendios en el municipio se ha registrado un incremento de las intoxicaciones y padecimientos respiratorios—, prevenir tragedias durante el combate a los siniestros —miles de personas, incluyendo voluntarios, ponen en riesgo su vida año con año para controlar los incendios—, y preservar la biodiversidad y los recursos naturales de la región —los incendios favorecen la contaminación de los cuerpos de agua, afectando la disponibilidad del líquido tanto para uso humano como agropecuario—.

Bajo el lema de Chilpancingo no quema, Chilpancingo saludable, la campaña #ChilpancingoLibreDeHumo busca combatir el fuego y aprovecha la experiencia de organismos como el CIMMYT y sus colaboradores que promueven sistemas agroalimentarios sustentables, resilientes y climáticamente inteligentes frente a fenómenos como el cambio climático que incrementan la probabilidad de sequías e incendios.

Para más información sobre las acciones para evitar quemas agrícolas o referente a la campaña, se puede contactar al Hub Pacífico Centro del CIMMYT o al gobierno de Chilpancingo a través de la Secretaría de Desarrollo Rural (SEDER), la Secretaría de Salud (SALUD) y Dirección de Recursos Naturales y Ecología (DRNyE). 

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Cuidar sus suelos les ha abierto la puerta a nuevos mercados

Villaflores es uno de los municipios más representativos de la Frailesca. Esta región llegó a ser conocida como el “granero de Chiapas”, pero por diversas circunstancias actualmente la región tiene suelos degradados, una superficie agrícola más reducida y una creciente vulnerabilidad de los pequeños agricultores cuyas organizaciones, con frecuencia, tienen dificultades de capital, capacitación organizativa y técnica, acceso a crédito, liderazgo, información de mercados y migración. 

Para contribuir a cambiar esta situación, el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), impulsa en Villaflores la adopción de prácticas de Agricultura Sustentable —particularmente la diversificación de cultivos— y promueve la asociatividad. 

“Trabajo el campo con mi familia, con mis hijos. Antes lo que hacíamos era levantar el rastrojo y luego meter ganado. Ahora ya cambiamos, ya no movemos la tierra. Entre menos movimiento es mejor. Hacemos camas permanentes y dejamos el rastrojo como cobertura. A mucha gente le ha gustado la forma cómo vamos trabajando porque cosechamos más y nos queda un poquito más de recurso. Así ya hasta podemos hacernos de otra maquinaria, aunque sea año con año, ya tenemos una seguridad para irla pagando”, comenta don Víctor Manuel Martínez Durán, productor de El Rancho El Vergel, en Villaflores, Chiapas, quien participa en el proyecto. 

“Nos llamó mucho la atención las compras consolidadas —un esquema de compras en conjunto que permite obtener precios más bajos—, que eso nos vino a beneficiar mucho, nos dieron buen precio”, comenta don Víctor, quien también ha encontrado ahorros significativos en la nueva forma de trabajar la tierra: “En lo que es Agricultura de Conservación sí es un buen beneficio para nosotros como campesinos, porque ya no aramos, solo hacemos camas una vez y les damos mantenimiento los siguientes años. Así ya no gastamos en el arado que es caro, que nosotros lo hacemos, pero es un costo”. 

La salud del suelo también es fundamental para asegurar que los beneficios se sostengan en el tiempo y por eso “los ingenieros del proyecto vinieron con la mira de que nosotros hiciéramos el análisis de suelo, y aquí nadie lo hace, porque nosotros no sabíamos para qué podría ser útil. Se hacía la agricultura convencional, sin ningún estudio. Ya con el análisis de suelo ya nos dieron el resultado y vimos cómo íbamos a fertilizar y qué es lo que les hacía falta a los suelos. Ahora pues el cultivo es más sano, más uniforme. Esa es una ventaja pues se ve el cambio que ha tenido la tierra”, señala el productor. 

Muy cerca de El Rancho El Vergel, en el Ejido Villa Hidalgo, miembros de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas —quienes también participan en el proyecto— coinciden en la utilidad de apostar por la salud de los suelos. Don Rigoberto Alfaro Rosales, por ejemplo, comenta que “la conservación de suelos nos ha dado muchos resultados porque hemos invertido menos y hemos producido más; la materia orgánica que estamos dejando nos ayuda a que la maleza no salga. Hemos visto el beneficio que nos ha dado estos cursos, de todo lo que es asociatividad, subsoleo —una técnica que permite aflojar el suelo, pero sin removerlo— que es primordial, porque los terrenos estaban muy compactados”.

El proyecto impulsado por Walmart Foundation y el CIMMYT busca desarrollar y fortalecer las capacidades de los productores: “los ingenieros nos apoyan no solo en la teoría, también en la práctica. Gracias a ese apoyo lo que hoy este grupo está haciendo es cuidar los suelos. La materia orgánica se queda en el terreno, así brota menos ‘monte’ y hay más productividad” —los rendimientos de la sociedad pasaron de alrededor de cuatro a siete y media toneladas por hectárea gracias a la diversificación de cultivos con leguminosas, comentan—, comenta Adaín Vázquez Sánchez, miembro de la sociedad Las Casitas. 

“Eso impacta más porque no es solo una familia, sino un grupo de compañeros y amigos y nuestras familias los que estamos siendo beneficiados y que llevamos una vida mejor porque otro de los beneficios que hemos obtenido como Sociedad de Producción Rural ha sido el acceso a nuevos mercados. El impacto del proyecto es una mejor economía y más salud por consumir alimentos menos contaminados”, enfatiza Adaín. 

Finalmente, Hermilo González Gómez y Eliobenay López Cruz, también parte de la Sociedad de Producción Rural Las Casitas, expresan que es importante estar dispuestos al cambio: “Estamos en toda la disponibilidad de seguir adelante con el proyecto y que nos sigan asesorando, queremos avanzar, queremos innovar más que nada, tener nuevos conocimientos para que esto mejore y que el día de mañana las nuevas generaciones tengan esto como una plataforma de cambio”.

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Hacia la reactivación de la agricultura en los Valles Altos

Los Valles Altos son una región en la Mesa Central que abarca parte del Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. Se encuentra entre los 2,200 y los 2,600 metros sobre el nivel del mar (msnm), lo que la hace una de las regiones de mayor altitud del país y de Norteamérica. Además, la región ha jugado un papel fundamental en la evolución y domesticación del maíz. 

“En esta región se originaron dos de las cuatro razas indígenas antiguas: el Palomero Toluqueño y el Arrocillo Amarillo; a partir de ellas se originó el resto de las razas presentes en el centro de México, como el Chalqueño, el Cónico, los Elotes Cónicos y el Cacahuacintle, muy apreciadas en la actualidad como maíces de especialidad y como fuentes de genes de alto rendimiento”, señala la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que, a través del Colegio de Postgraduados (COLPOS), desarrolla trabajos para reactivar la agricultura en tierras ejidales de dicha región. 

Debido al acelerado proceso de urbanización, así como por la prevalencia de prácticas agrícolas poco sustentables, los rendimientos y la diversidad genética del maíz en los Valles Altos ha disminuido notablemente. Además, el dinamismo demográfico entre esta región y la Zona Metropolitana del Valle de México, también ha impactado al campo en los Valles Altos. 

Los trabajos para reactivar la vocación agrícola de las tierras ejidales de Atenco, Acuexcomac, Francisco I. Madero, Ixtapan y Nexquipayac, en el Estado de México —en donde se desarrollan inicialmente los trabajos— integra además los esfuerzos de instituciones como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Comité Estatal de Sanidad Vegetal, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Distrito de Desarrollo Rural Texcoco, Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Con 20 bolsas de insecticida ecológico Granim proporcionado por el COLPOS —producto por el cual el doctor Ángel Lagunes recientemente recibió el Premio Cargill-CIMMYT a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad en la categoría Investigador— el equipo técnico del CIMMYT ha establecido módulos demostrativos en los municipios de Teotihuacán, Apaxco, Jilotepec, San Jerónimo Amanalco, Acolman, Atenco y Lerma, en el Estado de México. 

Con prácticas de Agricultura de Conservación —sistema sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos— y opciones agroecológicas, el CIMMYT contribuye a estos esfuerzos por reactivar la actividad agrícola en los Valles Altos. Entre los objetivos de estos trabajos está incrementar gradualmente los rendimientos del maíz, los cuales, de acuerdo con datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), se encuentran estancados desde hace tiempo —4.3 toneladas por hectárea en riego y 3.8 en temporal— y están por debajo del promedio estatal. 

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2022: La Niña podría prolongar la temporada de huracanes

Texcoco, Edo. Méx.- La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos actualizó recientemente su pronóstico para la Oscilación del Sur de El Niño (ENSO, por sus siglas en inglés, o simplemente El Niño). De acuerdo con los datos más recientes se anticipa el desarrollo del fenómeno de La Niña (fase fría del ENSO) para el pico de la temporada ciclónica del Atlántico.

¿Qué significa lo anterior? Significa que es altamente probable que 2022 tenga una temporada de huracanes bastante activa en el Atlántico (la cual va de finales de agosto a principios de octubre), ya que La Niña podría reducir los cambios de dirección y fuerza de los vientos (el viento cortante) y ayudar así a prolongar la temporada de huracanes. 

Lo anterior no es indicativo de que 2022 será, necesariamente, un año húmedo para México ya que con frecuencia La Niña provoca que el sur de Estados Unidos y la mayor parte de México experimenten condiciones más secas y menos frías de lo normal, por lo que se puede incrementar la presencia y expansión de los incendios forestales.

El Servicio Meteorológico Nacional de México, de hecho, anticipa que La Niña afectará las temperaturas y precipitaciones en el país en los próximos meses. Con temperaturas por arriba de lo normal y precipitaciones por debajo de lo normal en la mayor parte del territorio nacional (excepto en el sureste del país, donde no predomina ninguna de las categorías) será fundamental tomar medidas precautorias, particularmente en sectores como la agricultura. 

El manejo de rastrojos, por ejemplo, puede ser clave para afrontar años donde La Niña impone condiciones adversas para la mayoría de los agricultores. Diversos estudios del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) confirman que en los años más secos los suelos cubiertos con rastrojo tienen mejores resultados que aquellos que quedan sin cobertura (te recomendamos leer Rastrojo, el héroe en los años secos).

Con respecto a la probabilidad de que el ENSO entre a su fase cálida (El Niño) hacia finales de 2022, los observatorios climáticos señalan que aún no se puede decir con certeza, pero ya que ambos fenómenos impactan las condiciones climáticas de todo el mundo, es importante continuar promoviendo, más que nunca, acciones de adaptación y mitigación del cambio climático. 

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Suelos sanos, fundamentales para el cuidado del agua

Calera, Zac.- Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 70% de las extracciones de agua a nivel global. Con el cambio climático ejerciendo presión adicional al recurso, muchos agricultores están buscando prácticas que les permitan optimizar el uso del agua.

En estados como Zacatecas, donde el agua es un recurso escaso, es necesario aprovechar cada gota, pero esto difícilmente puede suceder si antes no se trabaja en la restauración y el mejoramiento de los suelos agrícolas ―en Zacatecas, el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado―.

¿Por qué es importante la salud del suelo para cuidar el agua? Cuando un suelo está sano tiene una estructura que le permite desempeñar diversos procesos, como la infiltración del agua, la retención de humedad, el desarrollo de raíces, la aireación, entre otros. Por el contrario, un suelo degradado pierde esa estructura y su capacidad de sostener una adecuada actividad biológica, afectando la productividad y la rentabilidad de los cultivos. 

Partiendo de esta estrecha relación entre la calidad de los suelos agrícolas y el aprovechamiento y cuidado del agua, el proyecto Aguas Firmes ―impulsado por el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― está capacitando a productores zacatecanos para que, a partir de la implementación de prácticas agrícolas sustentables, se recuperen los suelos y así se avance en el manejo sostenible del agua. 

Aguas Firmes, comenta el biólogo Carmen Martínez García ―consultor para el proyecto― busca reducir el gasto del agua en las unidades de producción en el acuífero de Calera, Zacatecas. Esto es posible, señala, “mediante la recuperación de los suelos, con la implementación de la Agricultura de Conservación para ayudar al desarrollo de una Agricultura Sustentable en la zona donde se desarrolla el proyecto en el que, actualmente, participan 53 productores zacatecanos que están impactando en 603 hectáreas”. 

El proyecto Aguas Firmes apuesta por el desarrollo de capacidades: “recientemente hicimos una práctica de diagnóstico de parcela y también la «práctica del terrón», donde los productores observaron que los terrones provenientes de parcelas con Agricultura de Conservación duran más al sumergirse en agua, a diferencia de los terrones de las parcelas con labranza convencional que se desintegran con facilidad porque han perdido su estructura”, comenta el ingeniero Julio César González, consultor para el proyecto. 

También se realizó la práctica de infiltración, donde se demostró cómo el suelo donde se dejó rastrojo o paja del ciclo anterior permitió una infiltración más rápida y de más agua al suelo; con la práctica del penetrómetro se observó el grado de compactación; el resultado fue de 10 cm de profundidad, lo cual indica que el suelo está muy degradado y erosionado, además de que le hace falta materia orgánica”, señala Julio César. 

Prácticas como estas ayudan a explicar lo que sucede en las parcelas cuando se riega o llueve: si se ha destruido la estructura del suelo y su contenido de materia orgánica es pobre a causa de un movimiento continuo y de no dejar rastrojo, entonces los agregados del suelo tienden a destruirse, provocando que los pocos poros presentes se obstruyan y haciendo que la velocidad de infiltración sea muy lenta. Con Agricultura de Conservación, en cambio, la estructura y porosidad del suelo mejoran, ya que no son destruidos por el barbecho o las rastras ―la mínima labranza es uno de los componentes básicos de este sistema, junto con la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos―.

Los beneficios de hacer un mínimo movimiento del suelo son notables: “en la siembra de siempre ya se le han aplicado dos riegos de auxilio y en la parcela con Agricultura de Conservación apenas le aplicamos el primer riego, además hemos ahorrado por no realizar la preparación del terreno”, comenta Omar García Jordán, uno de los productores que participan en Aguas Firmes y en cuya parcela ―donde se realizó siembra directa de frijol Pinto Saltillo con rastrojo de cebada y mínimo movimiento de suelo― se ha establecido un módulo de innovación. 

Así, la reciente capacitación, desarrollada en el módulo establecido con el señor Omar,  permitió que 18 agricultores de Calera y sus alrededores observaran directamente los beneficios de incorporar residuos de cosecha a los suelos y de hacer siembra directa: se mejora la infiltración, se reduce la presencia de malezas, se guarda más humedad y por más tiempo, se disminuyen los costos de producción y se optimiza el uso del agua, aspecto fundamental para un estado como Zacatecas donde cada gota es de gran valor para la agricultura.