Quema de residuos agrícolas. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Quema de residuos agrícolas. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Cada año en México se registra un promedio de un poco más de 7 mil incendios forestales que afectan a cerca de 271 mil hectáreas. El Estado de México, Michoacán, Jalisco y Chiapas se encuentran entre los estados con mayor incidencia y afectación por los incendios que, de acuerdo con los registros históricos, son causados principalmente por actividades ilícitas (32%) y por actividades agrícolas (27%).
Las quemas agrícolas no controladas, o que se salen de control, son peligrosas en términos ambientales porque generalmente coinciden con los momentos más secos en el territorio nacional, marcando así la presencia de dos temporadas de mayor incidencia: la primera inicia en enero y concluye en junio (en las zonas centro, norte, noreste, sur y sureste del país); y la segunda inicia en mayo y termina en septiembre (en el noroeste del país).
Además de la afectación a los ecosistemas, los incendios forestales tienen un costo adicional muy grave y lamentable: la pérdida de vidas humanas. Y es que controlar un incendio forestal es una actividad de alto riesgo que requiere de una gran cantidad de personas y esfuerzo: tan solo en lo que va de este año se han requerido más de 288 mil días/persona para combatir los incendios.
Entre el personal participante en el combate a los incendios se encuentran propietarios y poseedores de terrenos forestales, combatientes oficiales de la Comisión Nacional Forestal de México (CONAFOR), una gran cantidad de voluntarios, personal de Protección Civil, militares, combatientes rurales, entre otros.
Lamentablemente, de 2010 a 2020, cerca de 100 personas han perdido la vida combatiendo incendios forestales (esto sería un promedio de 10 personas por año). A este costo social se le suman los lesionados y también el potencial incremento del riesgo de mortalidad atribuible a la contaminación relacionada con incendios forestales.
Ante este contexto, dejar de quemar los rastrojos se convierte en un acto de responsabilidad ambiental y humana. Por ello, para preservar la vida de bomberos y voluntarios hay que aprovechar los rastrojos en lugar de quemarlos.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en las distintas regiones del país impulsan campañas, como Sinaloa No Quema, para que los productores conozcan los múltiples beneficios de dejar el rastrojo como cobertura del suelo en lugar de quemarlo.
El productor Aquilino García en su parcela en Santa Catarina Tecoatl, Oaxaca, México. (Foto: Nadia Altamirano)
El productor Aquilino García en su parcela en Santa Catarina Tecoatl, Oaxaca, México. (Foto: Nadia Altamirano)
Con pendientes en contra por encontrarse en laderas, productores como Aquilino García Reyes que intercalan la milpa con los árboles frutales, han demostrado que se puede elevar la producción si se opta por prácticas sustentables.
Alejandrina García Dávila es colaboradora del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) e implementa en la región de la Cañada el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, que impulsa Walmart Foundation.
Alejandrina reconoce a Aquilino como un productor que ha implementado con éxito el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales, práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias de México (INIFAP) a partir del conocimiento tradicional y mejorada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT.
Su ejemplo ha ayudado a que otros productores se motiven a implementar este sistema porque les permite cosechar los granos básicos como maíz y fríjol, al mismo tiempo que frutales que les dan ingresos adicionales.
A los árboles de durazno, el ejote, calabaza, frijol y maíz que suele sembrar en su parcela que tiene en la ladera de un cerro, hace dos años Aquilino sumó el girasol porque ha implementado el sencillo método de curvas a nivel.
Esta práctica que implementa Aquilino y demás productores de Santa Catarina Tecóatl impide que el suelo se erosione y en vez de eso retenga agua, elevando la producción.
Los factores a favor aumentan porque dejó prácticas agrícolas que degradaban el suelo, como quemar el rastrojo que ahora utiliza como una cobertura vegetal que aporta nutrientes al suelo.
“La ingeniera (Alejandrina) nos ha apoyado, nos ha dicho cómo sembrar, nos orienta en lo qué hay que hacer, las podas y evitar la erosión de la tierra, no quemar el rastrojo que sirve como abono”, expresa Aquilino.
Sabe que por estar en laderas es preferible cosechar si la tierra cuenta con curvas a nivel porque su parcela está en una ladera con mucha inclinación.
El trabajo productivo de Aquilino se complementa con el vivero que tiene, donde comercializa árboles frutales como los que él siembra.
La colaboradora de CIMMYT se ha encargado de difundir los beneficios de utilizar el sistema de Milpa Intercalada con Árboles Frutales, el cual estaría incompleto si no se impulsa la asociatividad.
“Al terminar de cosechar él puede vender sus productos a otras personas que los transforman y le dan el valor agregado”, un impulso para recuperar la idea de que el trabajo en el campo es redituable si se hace de manera agroecológica.
En los 15 años recientes la superficie agrícola de Chihuahua ha tenido un crecimiento muy importante, impulsado en buena medida por la comunidad menonita que ha generado, principalmente en el norte del estado, nuevas “colonias y campos agrícolas”, como ellos llaman a sus centros de población.
Los menonitas son un grupo étnico-religioso que tiene raíces en Alemania y Holanda y que, por diversos factores sociopolíticos —entre ellos la Primera Guerra Mundial—, llegaron a México entre 1922 y 1940 provenientes sobre todo de Canadá y Estados Unidos, y estableciéndose principalmente en el estado de Chihuahua.
El fuerte vínculo con la tierra es característico de la comunidad menonita. Muchas de sus áreas de cultivo actualmente se distinguen por tener una tecnología vanguardista debido, en gran parte,a que los integrantes de estas unidades de producción son jóvenes agricultores, más abiertos al uso de la computadora, internet y a dispositivos electrónicos encaminados a practicar la agricultura de precisión.
Así, en sus tierras de cultivo es fácil encontrar sistemas GPS instalados en tractores para hacer las labores culturales más precisas, también se pueden encontrar equipos que, instalados en las cosechadoras, les permiten medir la producción con gran exactitud.
En la “Colonia Pestañas”, ubicada en el municipio de Buenaventura, al noreste del estado, conocí a un joven productor menonita: Ronny Enns quien, junto con su esposa, inició una empresa familiar hace nueve años y, ahora, con dos hijos, Ronny cuenta cómo se dio cuenta de que quemar los rastrojos no era una buena idea.
“Hace 25 años mi papá compró estos terrenos, que eran parte de un rancho ganadero. Tuvo que trabajar mucho para convertirlos en terrenos agrícolas porque originalmente estaban muy pedregosos y poco a poco fue quitando las piedras de encima pues no podía cultivar el terreno. Se usaba el subsoleo, arado y rastra y las piedras volvían a salir una y otra vez hasta que dejo de usar esas herramientas. Fue el inicio para encaminar sus esfuerzos para hacer menos daño al suelo y poder sacar cultivos buenos y rentables”, relata Ronny.
“Mi papá fue dejando poco a poco los trabajos agrícolas para dedicarse de lleno al comercio y yo tuve que tomar las riendas del rancho casi al mismo tiempo que me casaba, y con mi familia recién formada nos dedicamos cien por ciento al campo, que es mi pasión”.
El joven productor comenta que las tareas no fueron sencillas al comienzo, primero transitaron de un riego rodado a un riego por aspersión y, después de muchos intentos, lograron una producción que les permitió cubrir los gastos de operación: “Con trabajo y esfuerzo fuimos haciendo ahorros para tener mejores resultados y creo que esto puede lograrse con sistemas de producción que nos permita hacer mejor uso de los recursos y que no desperdiciemos nuestros esfuerzos; así que se compró un equipo GPS y compramos una estación meteorológica para tomar decisiones y alcanzar mayores producciones”, comenta Ronny.
Actualmente este productor cultiva maíz, trigo, sorgo, algodón, frijol, centeno y triticale. Además, trabaja la tierra de forma sustentable: “Por pláticas que tuvimos con otros agricultores llegamos a la conclusión que no es bueno hacer las quemas del rastrojo. Así comenzamos a hacer un manejo más cuidadoso del suelo. En principio no volvimos a quemar y ahora hemos estado platicando con gente de MasAgro-Cultivos para México, ellos nos explican que es mejor dejarlo encima”.
“Visitamos a otros agricultores con la gente de MasAgro-Cultivos para México y vimos que tienen un magnífico resultado dejando encima el rastrojo, teniendo ahorros de dinero, agua y esfuerzo. También hemos estado haciendo unos ensayos para manejar el sensor GreenSeeker®, que es un aparato desconocido para nosotros pero que nos permitirá tener ahorros en el fertilizante y con producciones semejantes a las que hemos tenido”.
De esta manera, la Agricultura Sustentable que se impulsa a través de MasAgro-Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha ido permeando entre la comunidad menonita del norte de Chihuahua. Como concluye Ronny, es importante “conservar los recursos que nos fueron prestados con mucha responsabilidad para que por mucho tiempo podamos seguir siendo agricultores”.
Sinaloa NO QUEMA #EnSinaloaElRastrojoVale, es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, actualmente la campaña se desarrolla en los municipios sinaloenses de Angostura, Guasave, Mocorito, y Salvador Alvarado.
Rosalinda Cruz Huitrón, coordinadora de Desarrollo Urbano y Ecología del Ayuntamiento de Salvador Alvarado, refiere que la campaña tiene la finalidad de hacer conciencia entre la población sobre las consecuencias de las quemas agrícolas y, sobre todo, la afectación que tienen las tierras de cultivo con estas prácticas. En este sentido, comenta que la intención es que los productores entiendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.
Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas.
Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios.
¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo.
Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1.5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos.
Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, CIMMYT, AARC, AARFS, AARSP, SAFINSA, Club de Agricultores de Conservación del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!
Guanajuato.- Representantes de PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) realizaron una gira de trabajo en los municipios de Pénjamo e Irapuato, en Guanajuato, donde visitaron a productores que participan en AGRIBA Sustentable, un proyecto que impulsan estas organizaciones para promover prácticas sostenibles que permiten cuidar el suelo y facilitan que los productores tengan mayores beneficios en comparación con las prácticas convencionales.
Christian Cortés ―Latam Grains Lead― y Liliana Jonapá ―Global Procurement Manager-LATAM Wheat Flour― de PepsiCo; Mar Gutiérrez ―gerente de Sustentabilidad y Responsabilidad Social― y Adolfo Ruiz ―Operaciones Agro Bajío―, de Grupo Trimex; junto con personal del Hub Bajío del CIMMYT y productores que participan en AGRIBA Sustentable observaron, directamente en las parcelas, la implementación del modelo de gestión del conocimiento ylos beneficios de las acciones que impulsa el proyecto para generar materia prima para la industria de manera sostenible.
En Pénjamo los asistentes contrastaron los resultados de la Agricultura de Conservación con respecto a la agricultura convencional. Allí, otros productores interesados en producir sustentablemente para tener mejores oportunidades de vincularse con la agroindustria expresaron su inquietud sobre si dejar el rastrojo como cobertura del suelo impide la germinación de la semilla u obstaculiza de alguna manera al cultivo de interés comercial.
Uno de los productores que participa en AGRIBA Sustentable explicó que, en su experiencia y debido a que han contado con la asesoría del equipo técnico del proyecto, al implementar Agricultura de Conservación ha visto únicamente beneficios: menos gasto de diésel, uso más eficiente del agua y mejor llenado de grano. En cambio, mencionó el productor, en el espacio con agricultura convencional que dejó para tener un punto de comparación observó mayor nivel de evaporación del agua y presencia de malezas.
Con la práctica convencional, agregó el productor, se suman los gastos por el uso de maquinaria para realizar labores adicionales de “preparación del suelo” por lo que, a la hora de hacer cuentas, tuvo una diferencia en rendimiento de más de 40% a favor de la Agricultura de Conservación, con la que además tuvo un ahorro de $5,000 por hectárea, que le representa una mayor utilidad. Con base en estos resultados, comentó el productor, el próximo año establecerá Agricultura de Conservación en todas sus parcelas.
En las instalaciones del Distrito de Riego Irapuato, por su parte, se pudieron observar los resultados de una plataforma donde se estudian los efectos de la Agricultura de Conservación sobre el cultivo de trigo ―en comparación con la agricultura convencional―. También se dieron a conocer los avances de las investigaciones iniciales que se realizan con cultivos de servicio (para el cultivo de trigo) como la vicia y el rábano.
Los alcances de la Agricultura de Conservación ―y el resto de prácticas validadas para el cultivo del trigo y promovidas mediante el menú tecnológico del proyecto― generan confianza entre los productores y técnicos involucrados, quienes también señalan que una mayor disponibilidad de sembradoras permitiría avanzar aún más en la implementación de las innovaciones agronómicas.
El desarrollo de recorridos como este permiten encontrar áreas de oportunidad y reforzar alianzas estratégicas, como la que da lugar a AGRIBA Sustentable, para beneficio de los agricultores, la agroindustria y los consumidores porque, al cultivar con prácticas sustentables, se beneficia a toda la sociedad.
Con el objetivo de compartir alternativas para hacer frente al alza en los costos de los insumos, combustibles y particularmente el precio de los fertilizantes —que son recursos clave para la producción— se realizó el sexto Foro regional MasAgro Guanajuato, denominado en esta edición “Estrategia para mejorar la competitividad en la producción de granos básicos en Guanajuato”.
El foro, realizado en Salamanca, Guanajuato, contó con la participación de 350 asistentes, entre ellos más de 230 productores, así como autoridades municipales de Abasolo, Acámbaro, Apaseo El Alto, Apaseo El Grande, Celaya, Comonfort, Huanímaro, Irapuato, León,Ocampo, Salamanca, Salvatierra, San Felipe,San Miguel de Allende, Tarimoro y Valle de Santiago; así como de La Piedad, Numarán y Zamora del vecino estado de Michoacán.
También se contó con la participación de actores clave de la red de innovación que impulsa MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— con quienes se estableció un área comercial. En ella participaron empresas de diversos rubros, proveedores de semillas, fertilizantes foliares, maquinaria, fabricantes de silos herméticos, proveedores de tecnologías herméticas, servicios de fumigación con drones, proveedores de feromonas, etc.
Entre las organizaciones que participaron están: AgroNutrex, AGROSEN, Avex, BIOFOM, BIOKRONE, BREVANT, CESAVEG, Fertilizantes ALDASE , Grain Pro, Grupo Agrícola Servibajio, Icuchem (IQ lab), Innovación Agrícola, Módulo de Riego Valle de Santiago,NOVASEM, Nutrimax, Provivi®, Sembradoras del Bajío, Sembradoras Dobladenses, Semillas La Fuerte, Semillas Majo, Semillas Rica, SEMTEK, ServiBajío, Silos del Norte.
El foro se desarrolló en la parcela del señor Roberto Páramo, un agricultor que, comenta, tenía dudas sobre las tecnologías promovidas por MasAgro Guanajuato. Ahora, sin embargo, cultiva todas sus parcelas con Agricultura de Conservación y, con su testimonio, anima a otros productores a aprovechar el acompañamiento técnico que brinda el programa, el cual está sustentado en resultados de plataformas de investigación, módulos demostrativos y áreas de extensión, donde la participación activa de productores como él, es fundamental.
Las actividades del foro iniciaron con una conferencia dictada por Erick Ortíz Hernández, gerente del Hub Bajío del CIMMYT, denominada: “Estrategias para hacer frente a los retos del ciclo primavera-verano”, compartiendo una serie de recomendaciones técnicas para la implementación de la Agricultura de Conservación con resultados manifiestos en alta competitividad.
El equipo de agentes técnicos de MasAgro Guanajuato diseñó estaciones de trabajo donde los visitantes pudieron conocer de cerca de qué se tratan las estrategias:
#RetoRastrojo. Manejo del rastrojo como cobertura del suelo para reducir los costos en movimiento de suelo y protegerlo, evitar la evaporación del agua y favorecer la actividad microbiana del suelo.
#CosechandoAgua. Diseño de curvas a nivel y rotura vertical para captar la mayor cantidad de agua de lluvia en la parcela y dejar cobertura para disminuir la evaporación y conservar la humedad —a lo que se le llama cosecha de agua—.
#FertilidadIntegral. Aplicar el elemento mineral adecuado en el momento más oportuno es fundamental, pero aplicarlo de forma correcta con el instrumento más recomendado, es estratégico.
En cada una de estas estaciones se desarrolló un diálogo directo con los productores, donde el equipo técnico de MasAgro Guanajuato escuchó las inquietudes y las experiencias de aquellos productores que ya se dieron la oportunidad de poner en marcha las innovaciones propuestas por MasAgro Guanajuato para luego, pasar a una fase práctica con el uso de maquinaria recomendada y pruebas sencillas.
El hecho de que los productores conocieran o fortalecieran sus aprendizajes en el tema, teniendo como escenario una parcela en la que los rendimientos han alcanzado ocho toneladas de trigo por hectárea —cuando los rendimientos con prácticas convencionales en la misma zona solo son de 5.5 toneladas— fue impactante para muchos de ellos.
“¿Entonces sí nace la semilla sobre un suelo cubierto por rastrojo?”, fue una pregunta recurrente. La respuesta es sí, particularmente con el uso de maquinaria adecuada que permite cortar el rastrojo al momento de la siembra porque hacer Agricultura de Conservación, comentaron los técnicos de MasAgro Guanajuato, implica implementar de manera correcta una serie de pasos ordenados para tener los resultados esperados.
Los asistentes al foro pudieron escuchar también la participación de Provivi®, startup de innovación agroecológica que compartió los principios de acción de las feromonas de confusión sexual, un instrumento fundamental para el manejo agroecológico de plagas en las parcelas. Como esta, MasAgro Guanajuato promueve prácticas sustentables en alianza con una gran red de innovación que, en el estado, cuenta con la participación de más de 90 actores clave, entre ellos 21 gobiernos municipales.
Agradecemos la presencia del arquitecto Rodolfo Ponce Ávila, subsecretario de Desarrollo y Competitividad alimentaria de la SDAyR, quien acudió en representación del ingeniero Paulo Bañuelos Rosales, titular de dicha dependencia, y todos quienes hicieron posible este foro.
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
La zona centro norte de Sinaloa unificará esfuerzos para disminuir la quema de rastrojo o soca que se da luego de las cosechas de garbanzo, maíz y trigo, tal como se realizó con éxito durante 2021.
En conferencia de prensa, Carlos Beltrán, presidente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora informó que, con esta coordinación, se logró disminuir estas prácticas nocivas en hasta un 96% a través de una campaña de concientización en cuatro municipios: Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado y Guasave.
Dijo que la quema de rastrojos afecta la fauna microbiana del suelo, así como a la capa de ozono, favoreciendo al cambio climático. Además, el suelo pierde fertilidad, productividad y nutrientes naturales como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, entre otros.
Con presencia de representantes del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), así como del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora y la Fundación Produce Sinaloa, Beltrán Astorga señaló que de la misma forma se pretende promover prácticas agrícolas sustentables.
El líder agrícola pidió a la policía ambiental tener criterio en las acciones de los productores, esto con relación a las labores de control de malezas con fuego en regaderas que realizan alrededor de sus predios y, además, señaló que mayormente son pepenadores quienes queman los rastrojos después de las cosechas.
“La tierra es vida, tiene muchos insectos benéficos y al quemar los rastrojos empobrecemos nuestros suelos, el rastrojo representa nutrientes para nuestro suelo y, a medida que lo vayamos integrando, vamos a ir mejorando la calidad del terreno”, concluyó.
En ese sentido, destaca la labor del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora que, desde hace mas de 30 años en Sinaloa, y principalmente en la región del Évora, promueve prácticas sustentables como el manejo de los rastrojos, la mínima labranza, el uso de abonos orgánicos, entre otras.
En sintonía con la Agricultura Sustentable planteada en esta actividad, destaca la estrategia del CIMMYT para disminuir el uso de fertilizantes sintéticos. Esta se enfoca en dejar los residuos de la cosecha como cobertura, hacer análisis de suelos, diagnosticar las cantidades de nitrógeno que necesita por medio de sensores ópticos y prácticas de manejo de fertilizantes, entre otros.
Leonardo Lugo Gaxiola, representante del CIMMYT en Sinaloa, detalló que dicho organismo contribuye a la campaña de difusión #EnSinaloaElRastrojoVale enfocándose a darle valor al rastrojo, cuyos beneficios lo convierten en un insumo más que un residuo.
Recordó que, al atravesar una crisis por los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa; “si le damos un valor al rastrojo, de un maíz que da 10 o 12 toneladas por hectárea, hablamos de 10 a 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor”, consideró.
Agregó que, ante el alza en el costo de los combustibles, una opción es reducir sus trabajos de campo cuidando y conservando el rastrojo, también evitando afectar el medioambiente y, por último, señaló que con Agricultura de Conservación también es posible conservar y almacenar la humedad de las lluvias y aprovechar de mejor manera la humedad de los riegos.
En el continente americano se han contabilizado alrededor de 300 razas de maíz y 64 de ellas están en México. De estas, 59 se consideran nativas y 35 tienen presencia en Oaxaca.
Cayetano Limón Sánchez, un productor de maíces nativos en Santa Ana Zegache, Oaxaca, siembra cuatro variedades: Negrito —que se cultiva en zonas altas de la Mixteca y en Valles Centrales—, Belatove —que se identifica por su color rojo—, así como una variedad amarilla y otra blanca.
Además de la relevancia que los maíces nativos tienen para la biodiversidad mexicana y para la seguridad alimentaria, Cayetano se comienza a beneficiar del interés gastronómico que estos maíces están despertando. Actualmente, por ejemplo, cada vez más restaurantes incluyen en sus menús platillos hechos con maíces de colores.
Hoy, Cayetano selecciona su semilla, utiliza abonos orgánicos e intercala cultivos que elevan la cantidad de nutrientes en el suelo, pero esto no siempre fue así: “No tenía la capacitación para preparar la tierra”, admite al mostrar su parcela y enlistar diversas prácticas que ha adoptado como participante del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Antes Cayetano sembraba el maíz junto con el frijol, pero ahora lo hace por separado, entre un ciclo y otro. “Cuando siembro el frijol se queda abono para cuando siembro maíz y una chulada que se da, estoy agarrando la experiencia de sembrar puro frijol y al otro año maíz”, describe.
La producción mejora si la tierra de su parcela la nutre con abono que obtiene de la composta, la gallinaza —esa mezcla de excremento de gallinas ponedoras junto con desperdicios de alimentos y a veces también plumas— o el biol que obtiene de la fermentación del estiércol.
“Me han enseñado a trabajar los abonos orgánicos o con estiércol de animal que requiere la milpa cuando está chica, sin necesidad de ponerle químico, como antes”, expresa con la claridad de que antes de la asesoría del proyecto sembraba el maíz sin saber cómo combatir las plagas.
Es un trabajo paciente, añade, pues desde que se siembra hay que “tirarle biol a la planta, después a la hoja, dos veces por semana, de preferencia temprano o por la tarde cuando abre sus poros”.
Así, de una hectárea sembrada puede obtener de dos a tres toneladas de maíz nativo, “pero bien dado”, lo que antes no lograba por falta de capacitación que ahora le permite “preparar la tierra bien y fortalecer el suelo” para que el rastrojo conserve la humedad, sobre todo cuando no llueva lo suficiente.
“Este año no llovió mucho y aguantó la milpa, por eso no se dieron muy bien las cosechas”, resalta Cayetano quien, además ha aprendido a guardar sus granos en silos herméticos que impiden que se piquen y puedan permanecer hasta tres años frescos.
El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor.
“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación.
“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor.
Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.
En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.
Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”.
Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.
Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”.
“La escuela no era para las niñas, solo los hombres estudiaban, los que podían. Pero yo siempre fui feliz en la parcela, allá me siento tranquila, feliz, en paz”, relató la señora María Estela Zúñiga —productora de Loma de Ancón, en Salamanca, Guanajuato— durante una visita a su parcela por parte de la doctora Sieglinde Snapp —directora del Programa de Sistemas Agroalimentarios (SAS, por sus siglas en inglés) del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y diversos representantes de organizaciones del sector agrícola de Guanajuato.
Doña Estela creció acompañando a su padre a la parcela, de él aprendió mucho y, apenas pudo, ayudó con diversas actividades, incluyendo arriar la yunta. “Cuando mi papá murió, me dejó los derechos de la parcela a mí y no a mis hermanos porque yo siempre lo acompañé en las actividades del campo”, continuó relatando la agricultora al pie de su parcela.
Actualmente la parcela de doña Estela es una de las áreas de extensión de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, es decir, una parcela donde gracias a un acompañamiento técnico permanente que reciben los productores por parte de los técnicos de MasAgro Guanajuato se han implementado prácticas sustentables previamente validadas por investigadores.
“Cuando vino el ingeniero de MasAgro y me propuso hacer curvas a nivel en mi parcela para mejorar el suelo y retener el agua de lluvia, la verdad sí me dio miedo porque eso no se había visto por acá y mi parcela está a lado del camino donde todos pasan, así que si salía mal pues todos se burlarían de mí, pero me animé y le hice caso. Hicimos las curvas a nivel, dejamos el rastrojo sobre el suelo y metimos el cincel en los fondos de los surcos, Cosechando agua le dicen los ingenieros,y mi sorgo fue una chulada desde un principio, parecía de riego”, comenta doña Estela.
“Antes yo producía seis toneladas y este año logré nueve toneladas. Al ver tan chula mi parcela yo iba a verla hasta dos veces al día, no me importaba caminar con tal de llenarme los ojos con ella.También aprendí a eliminar el estrés de mis cultivos mediante la recolección de agua, y eso también es un `desestrés´ para mí pues me da mucho gusto cada vez que visito mi parcela y como ahora mucha gente está visitándola, me hace sentir muy contenta”.
“Antes yo le preguntaba a mi vecino que cómo le hacía para producir mucho y nunca me quiso decir. Ahora es a mí a quien me preguntan «¿pues qué hiciste en tu parcela?» y yo sí les digo: curvas a nivel para que el agua de lluvia no se vaya de mi parcela. Me siento muy contenta con los resultados que hemos logrado y más contenta porque mi vecino, el que no me decía cómo hacerle, me dijo que mi parcela y mi rendimiento había sido mejor que el de él”.
De este modo, y directamente de la voz de sus protagonistas, la doctora Sieglinde Snapp y los representantes de organizaciones públicas y privadas que le acompañaron atestiguaron cómo a través de los proyectos que impulsa el CIMMYT en la entidad y a nivel global —como con la iniciativa Excelencia en Agronomía (Excellence in Agronomy) del CGIAR, del que la señora María Estela es un caso de éxito—, y a través del Hub Bajío y sus colaboradores, cada día se abren más puertas para trabajar de forma conjunta por un campo más sustentable que impacte positivamente entre las agricultoras y los agricultores. #ExcellenceInAgronomy #ExcelenciaEnAgronomía