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El rastrojo, una oportunidad para recuperar la fertilidad de los suelos

Jalisco.- En la región Ciénega, en Jalisco, es poco común que el rastrojo (residuo que queda en la parcela después de la cosecha) de maíz sea incorporado con intención de mejorar el suelo; generalmente, se empaca y destina a la alimentación del ganado, sobre todo en épocas de estiaje. Por otro lado, los residuos del trigo comúnmente se queman para iniciar la preparación de la tierra del siguiente ciclo agrícola, lo que además de ocasionar pérdida de organismos benéficos, materia orgánica y nutrientes del suelo, contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero.

Como parte de la colaboración entre Xochicentli AC y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —a través del Hub Bajío—, se promueve la Agricultura de Conservación (sistema en que el manejo de los rastrojos juega un papel importante) como alternativa para evitar prácticas de la agricultura convencional que degradan los suelos.

Se estima que los cereales son los cultivos que generan la mayor cantidad de rastrojos. El cultivo de maíz, en particular, genera grandes volúmenes.

En Agricultura de Conservación los rastrojos se emplean como mejoradores de suelo al dejarlos como cobertura. Esta práctica disminuye el efecto de la erosión, conserva la humedad del suelo y contribuye a controlar malezas. Y también brinda a las personas dedicadas a la producción agrícola la oportunidad de incrementar a mediano plazo el contenido de materia orgánica del suelo y hacerlo más fértil (al devolverle parte de los elementos que son extraídos por los cultivos). Por esto, la recomendación es dejar al menos 30% de los residuos de cosecha como cobertura.

Gracias al manejo de rastrojos y la difusión de diversas prácticas sustentables —a través de la infraestructura del Hub Bajío en la región—, las productoras y los productores pueden observar cambios positivos tanto en el suelo como en los cultivos. Asimismo, concuerdan en que el sistema genera ahorros por evitar los pasos de maquinaria (necesarios en el sistema convencional) y por la disminución de herbicidas (de tres a una sola aplicación), además de los beneficios que esto conlleva para la salud y el ambiente.

En el caso del trigo, también se observa una disminución en el volumen de agua y el tiempo invertido en el riego: para regar 1.5 hectáreas se tardan aproximadamente dos días bajo el sistema convencional, pero este tiempo se ha reducido a un solo día con Agricultura de Conservación. Además, comentan que —debido a la presencia del rastrojo— se conserva la humedad por más tiempo en la parcela.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

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Trigo sustentable: pan de calidad

Para Heraclio Rivera López la adopción de prácticas de Agricultura de Conservación ha sido una solución para ser más eficiente y rentable en sus cultivos de trigo, pues gracias a algunos pequeños pero significativos cambios ahora aprovecha mejor el fertilizante; ahorra agua; y también ha reducido el número de pasos de maquinaria, disminuyendo así el impacto ambiental.

Don Heraclio es uno de los productores que participa en el proyecto de abastecimiento responsable de trigo en Sinaloa y Sonora, que es impulsado por Grupo Bimbo —empresa multinacional de origen mexicano— y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). El objetivo de este proyecto es impulsar una producción local sustentable que mejore la productividad y el medioambiente.

En un recorrido en campo, acompañado por representantes de Grupo Bimbo, el productor explicó que usa el rastrojo del ciclo pasado como cobertura del suelo, pues así evita su erosión y favorece la acumulación de materia orgánica. Para este propósito, aprovechó los equipos que ya tenía, adaptándoles un disco para cortar los rastrojos (sin que necesite hacer mayor preparación del suelo).

Con labranza mínima y cobertura del suelo, don Heraclio ha hecho más rentables sus parcelas. Al llevar ocho años realizando agricultura con prácticas sustentables, está convencido de los beneficios de la Agricultura de Conservación, la cual le ha permitido formar parte de este proyecto.

Según don Heraclio, su objetivo es contribuir a que los mexicanos tengan alimentos sanos y de calidad, producidos de forma sustentable. “Mi trigo se lo voy a vender a Grupo Bimbo para que haga buen pan y se aproveche el trigo sinaloense de calidad y establecido bajo prácticas sustentables”, comentó.

De acuerdo con su experiencia, al trabajar con el sistema de Agricultura de Conservación el esfuerzo físico es menor y los costos de producción se reducen significativamente. Y mencionó que, gracias al conjunto de prácticas sustentables, ha logrado producir hasta 7.5 toneladas por hectárea; esto es 1.5 toneladas más que el promedio local.

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Control biológico de Fusarium, el diminuto enemigo de los cultivos

Fusarium spp. es un género de hongos que vive en el suelo y se desarrolla en asociación con las plantas. Está distribuido por todo el mundo, y varias de sus especies producen enfermedades en una amplia gama de cultivos, incluyendo cereales básicos como maíz y trigo. Estas enfermedades afectan el rendimiento y la calidad de los granos, debido a pérdidas del valor nutrimental y a la frecuente contaminación con micotoxinas (compuestos tóxicos producidos por el hongo durante la infección) causantes de enfermedades en humanos y animales.

Todas las especies de Fusarium que infectan cereales son capaces de sobrevivir alimentándose de los rastrojos, los cuales sirven como sustrato —medio en el que se desarrolla una planta o animal— para que el hongo sobreviva en ausencia del hospedante principal (los cultivos). Los rastrojos son considerados el principal medio para hospedar al inóculo de Fusarium —es decir, el fragmento de hongo destinado a generar la infección—, por lo que la rotación de maíz-trigo provee abundante cantidad de rastrojos sobre los cuales se puede producir el inóculo.

Una de las formas más utilizadas para reducir el efecto de las enfermedades causadas por estos hongos es el uso de variedades resistentes. Sin embargo, no existen variedades inmunes a las enfermedades causadas por Fusarium, y los mecanismos de resistencia pueden perderse o modificarse a medida que los organismos evolucionan.

Diversos estudios se han enfocado en el desarrollo de herramientas para el control biológico de dichas enfermedades, lo cual involucra el uso de organismos benéficos —sus genes o productos— que reducen el efecto negativo de dichos hongos y promueven una serie de respuestas en la planta. En algunas ocasiones, sin embargo, el uso de estos organismos no es suficiente; su falta de adaptación al sistema en el cual son introducidos es común y —ya que no pueden incrementar su población en suelos a los que no se han adaptado— sus efectos benéficos son inconsistentes cuando se evalúan en condiciones de campo.

Por lo anterior, es necesario implementar estrategias complementarias para un manejo adecuado de las enfermedades causadas por Fusarium. Como parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío —que impulsa el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se promueven y difunden diversas alternativas para el control de estas enfermedades. Una de ellas es una forma de control biológico que se focaliza en el manejo de las estructuras de reproducción del Fusarium. Esta forma de inhibir al hongo funciona cuando se practica el laboreo reducido o la labranza mínima —como en la Agricultura de Conservación—, ya que así se promueve el incremento de materia orgánica y, por lo tanto, una comunidad microbiana más estable y activa.

Actualmente, existen en el mercado una amplia oferta de formulaciones comerciales con agentes de control biológico y otros microorganismos promotores del crecimiento vegetal (ver tabla 1). Para asegurar su eficacia, los técnicos y productores que opten por este tipo de control deben estar atentos al control de calidad y el manejo de los productos, ya que se trata de organismo vivos (se recomiendan aplicaciones como tratamiento a la semilla y en drench, con buena humedad en el suelo). Para su almacenamiento, se aconseja mantenerlos en ambientes frescos y no exponerlos al sol de forma directa. Lo ideal es que sean usados en el menor tiempo posible después de adquirirse.

Finalmente, para controlar mejor la enfermedad es preferible usar combinaciones de múltiples organismos de control biológico, en lugar de organismos individuales. Es mejor usarlos en grupo, pues así se multiplican los mecanismos de acción, se genera una comunidad microbiológica más estable en la zona que rodea a las raíces y se tiene mayor eficacia en una amplia gama de condiciones ambientales.

Tabla 1. Agentes de control biológico disponibles en el mercado y sus mecanismos de acción

Agente de control biológico Mecanismos de acción descritos
Trichoderma harzianum, T. viride, T. astroviridae, T. koningii, T. asperellum y T. hamatum. Competencia, micoparasitismo, inducción de resistencia, promoción del crecimiento y antibiosis.
Pseudomonas putida y Pseudomonas fluorescens. Antibiosis, solubilización del fósforo, producción de fitohormonas, competencia por el hierro e inducción de resistencia.
Bacillus subtilis, Bacillus amyloliquefaciens y Bacillus megaterium. Competencia, inducción de resistencia, promoción del crecimiento y antibiosis.
Azotobacter. Fijación del nitrógeno y antibiosis.
Gliocladium. Competencia y antibiosis.
Streptomyces. Antibiosis e inducción de resistencia.
Rhizobium (Rhizobium, Mesorhizobium, Bradyrhizobium, Azorhizobium, Allorhizobium y Sinorhizobium). Fijación de nitrógeno e inducción de resistencia.

Fotografía: Pupa de lepidóptero afectada por un hongo entomopatógeno en un sistema de Agricultura de Conservación. San Juan del Río, Querétaro.

Por: Hub Bajío.

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Una historia de rastrojo, ganado y Agricultura de Conservación

Osval Melendrez Soto es un ganadero y productor de temporal del Valle de Culiacán, Sinaloa. Por la cantidad de lluvias que se presentan en su zona, no alcanza a producir granos; solo cosecha forrajes. Por esto, la ganadería es la actividad económica principal de Osval, quien ha incrementado su rentabilidad gracias a la Agricultura de Conservación.

Para él, la Agricultura de Conservación en temporal no tenía sentido, pero cuando —por la necesidad de reducir sus costos de producción— buscó la forma de disminuir los pasos de maquinaria, decidió probar ese sistema, ya que uno de los principios de la Agrícultura de Conservación es la labranza mínima.

Debido a que la maquinaria convencional no está diseñada para cortar el rastrojo y mantenerlo como cobertura del suelo, Osval adaptó unos discos cortadores a la sembradora que ya tenía. “Esta es una máquina sencilla pero eficiente, hecha en los talleres de Costa Rica, Sinaloa. Está adaptada por técnicos mexicanos”, comentó.

Ahora este productor ya no utiliza rastras o arados, ni gasta en la preparación del suelo. De hecho, hace un mejor manejo de la maleza y ha optimizado el uso de la semilla. “Hemos tenido asesoría para hacer cero labranza, y aquí pueden observar cómo estamos aprovechando el rastrojo del año pasado”, señaló.

El rastrojo —paja o soca, como también son llamados los residuos agrícolas— es una excelente cobertura del suelo, pues aumenta su humedad . Al degradarse, contribuye a incrementar la materia orgánica del suelo y, por lo tanto, mejora su estructura y calidad.

Por muchos años, explica Osval, ha alternado la agricultura con la ganadería; por eso suele establecer pastos perennes o sorgo de doble propósito al iniciar las lluvias. Previo a la siembra, lo único que hace en su parcela es mantener bajo control la presencia de malezas. Así “no tenemos ningún problema en el desarrollo del cultivo. La mínima labranza nos ha ayudado a bajar el costo de nuestra producción, y esta máquina no le pide nada a ninguna otra con equipos de doble rastreo”, mencionó.

Osval Melendrez Soto concluye un largo día de siembra, esperando que el temporal sea benévolo y suficiente para que el forraje crezca y alimente al hato ganadero, actividad que desde hace muchos años realiza y en la cual —con ayuda de la Agricultura de Conservación— ha logrado incrementar su rentabilidad.

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que se puede adaptar a muy diversos contextos de producción, brindando buenos resultados tanto en sistema de riego como de temporal. En conjunto con otras prácticas sustentables asociadas o derivadas, forma parte de la Agricultura Sustentable y climáticamente inteligente que se promueve a través del movimiento #AgriculturaConCiencia. ¡Súmate!

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Por un 2020 sin quemas agrícolas

El año 2020 inició con mala calidad del aire en las principales zonas urbanas del centro del país (resultado de la pirotecnia y de incendios de naturaleza diversa). En el Valle de Toluca, por ejemplo, se tuvo que activar la fase II de contingencia ambiental atmosférica. Y en Puebla una densa nube de humo hizo recordar la contingencia ambiental que hubo en mayo de 2019 en esa y muchas otras entidades, la cual fue producto de incendios forestales derivados —muchos de ellos— de quemas agrícolas que se salieron de control (de acuerdo con Conafor, del 10 al 16 de mayo hubo 348 incendios —32% por actividades agropecuarias—, afectando alrededor de 36,000 hectáreas).

Aunque hubo menos incendios en 2019 que en 2018, la superficie afectada fue mucho mayor, por lo que el año pasado será recordado por esta crisis ambiental, que ha sido la más notable de los últimos 14 años en el país.

México tiene dos temporadas de incendios. La primera comienza en enero y termina en junio (afecta a las zonas centro, norte, noreste, sur y sureste del país), y la segunda principia en mayo y concluye en septiembre (afectando a la zona noroeste). Las altas temperaturas, la baja humedad en el ambiente y la presencia de áreas con material vegetal seco son condiciones propicias para los incendios, aunque ninguna es tan determinante como la intervención humana.

Si bien existe la Norma Oficial Mexicana NOM-015-SEMARNAT/SAGARPA-2007 —de la ahora Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)—, que establece las especificaciones técnicas de los métodos de uso del fuego en los terrenos forestales y en aquellos de uso agropecuario, es necesario redoblar esfuerzos para cambiar el paradigma de las quemas agrícolas.

La apuesta de la SADER y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), a través del programa MasAgro, es el desarrollo de capacidades y la transferencia de conocimientos para que los productores que realizan quemas agrícolas tomen conciencia de la importancia de no realizarlas más y conozcan alternativas agronómicas para el manejo del rastrojo.

La articulación de esfuerzos entre la SADER y el CIMMYT ha hecho posible que un poco más de 200,000 hectáreas que antes se quemaban ya no sean objeto de esa práctica. Con ciencia orientada a la resolución de los problemas más inmediatos y urgentes del campo, el CIMMYT ha documentado los amplios beneficios de evitar las quemas agrícolas.

Entre los beneficios más notables de no quemar el rastrojo y en cambio usarlo como cobertura del suelo están la reducción de los costos de producción, el mejoramiento de la estructura y la calidad del suelo, menor incidencia de malezas, la conservación de la humedad e ―incluso― mayores rendimientos.

Lo fundamental es, entonces, promover estos beneficios para lograr una cultura de prevención que educa y ofrece alternativas para que todos los actores involucrados, particularmente los productores, sean partícipes del cuidado del ambiente.

Con actividades de difusión de buenas prácticas agrícolas, el programa MasAgro es también una acción por el clima que —en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— mejora la educación, la sensibilización y la capacidad humana e institucional para mitigar los efectos del cambio climático.

Por supuesto, se requiere que más organizaciones y personas sumen sus esfuerzos y voluntades para que México tenga un 2020 sin quemas agrícolas. Sigue al CIMMYT en sus redes sociales y conoce los diversos programas (como MasAgro), proyectos e iniciativas ―desarrollados con diversos colaboradores― que promueven un medioambiente limpio y sistemas agroalimentarios sustentables.

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Con Agricultura Sustentable este productor ha incrementado 300% sus rendimientos

Después de escuchar una plática sobre Agricultura de Conservación en la plataforma de investigación San Juan del Río I (Querétaro), visitar la plataforma Indaparapeo (Michoacán) y escuchar los testimonios de los productores de esos lugares, el señor Miguel Enrique Cruz Corona decidió —hace tres años— comenzar trabajos de Agricultura Sustentable en su parcela de temporal.

Inició con la siembra de variedades adecuadas de maíz, para el tipo de suelo y las condiciones agroclimáticas de su parcela, y un mejor manejo de fertilizantes; después comenzó a dejar el rastrojo como cobertura del suelo —actualmente deja 40% del rastrojo sobre la superficie—; luego emprendió acciones de fertilización con estiércol; y ahora hace rotación de cultivos con frijol y Manejo Agroecológico de Plagas (recientemente ha instalado trampas con feromonas para el control del gusano cogollero).

Sobre los resultados, comenta que “hace años que no se veía un cultivo con ese porte y con rendimientos tan altos” (pasaron de 1 a 3.5 y 4 toneladas por hectárea). Visualmente, los beneficios de implementar innovaciones agrícolas sustentables son notorios. El cambio del sistema convencional al de Agricultura Sustentable aumentó sus rendimientos en más de 300%, abriendo la posibilidad de escalar estas prácticas innovadoras en toda la región.

Los resultados han convencido al señor Miguel de que la Agricultura Sustentable es el camino para obtener producción en condiciones de temporal, particularmente en su zona, donde hay suelos muy degradados y las lluvias son escasas (en el ejido Arcila —San Juan del Río—, donde se ubica la parcela del productor, 90% de los suelos son calcáreos, los cuales son pobres en materia orgánica y nitrógeno; tienen poca profundidad; y están erosionados, en buena medida, por el exceso de laboreo).

Para este productor innovador, una de las prácticas sustentables más útiles en su parcela ha sido el mantenimiento del rastrojo como cobertura del suelo. En lugar de quemarlo, ahora aprovecha el rastrojo para incorporar poco a poco materia orgánica al suelo y ‒sobre todo‒ para conservar la humedad en su parcela (la precipitación en la zona es de 400 a 600 milímetros anuales, aunque en lo que va de 2019 solo han sido 250 milímetros).

Por la disposición de don Miguel para compartir sus aprendizajes y su experiencia con las prácticas innovadoras que el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y sus colaboradores promueven en la región —con campañas como #CultivosSustentablesBajío—, se han realizado dos eventos demostrativos en su parcela, a los que han asistido alrededor de 60 productores de la región.

El productor platica a quienes acuden a ver su parcela que los buenos resultados no son solo cosechas más abundantes y suelos de mejor calidad, sino también alimentos más sanos y nutritivos que, finalmente, benefician tanto la salud propia y de su familia como la de aquellos que consumen los alimentos que él produce. Por esto, invita permanentemente a sus compañeros productores a comenzar con pequeños cambios, como él lo hizo, hasta lograr un sistema de producción rentable y ambientalmente sustentable.

Estas acciones forman parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, del Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. En San Juan del Río, por ejemplo, existe un grupo de nueve productores que han comenzado a adoptar diferentes prácticas sustentables (en 36 hectáreas) con buenos resultados y un potencial de crecimiento en la región; con el apoyo de los ejidos, la cobertura potencial sería de 1,500 hectáreas o más.

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El rastrojo, aliado de la milpa en tiempos de cambio climático

“Vimos que el rastrojo conservó más la humedad, y lo vamos a hacer igual este ciclo que viene”, fueron las palabras de uno de los productores que asistió al recorrido por la plataforma de investigación Peto —en la cual colaboran especialistas de la Universidad Autónoma de Yucatán y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, realizado en el marco del programa Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, que impulsan la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex y el CIMMYT.

Los productores, técnicos y estudiantes de carreras afines al ámbito agrario que asistieron al recorrido conocieron diversas prácticas derivadas de la Agricultura de Conservación, sistema que permite disminuir los costos de producción e incrementar los rendimientos de una forma sustentable.

Ubicada en la localidad de Xoy, en el municipio de Peto, Yucatán, la plataforma de investigación fue el espacio donde se explicó en qué consisten y cómo se pueden implementar las prácticas sustentables (como el Manejo Agroecológico de Plagas y el manejo de los residuos agrícolas), poniendo particular énfasis en cómo se puede aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo. El doctor José Castillo Caamal, responsable científico de la plataforma, comentó a los asistentes que dicha práctica (el mantenimiento del rastrojo en la superficie del cultivo) constituye uno de los principios de la Agricultura de Conservación.

Las prácticas sustentables permiten incrementar los rendimientos y cuidar los suelos y el agua, así lo constató el señor Nicasio Díaz Ché, productor local que habló de su experiencia trabajando con Agricultura de Conservación. Para él, mostrar sus parcelas y compartir los aprendizajes que ha adquirido de la mano del equipo del Hub Península de Yucatán, del CIMMYT, fue motivo de alegría. De esta manera, y de la voz de sus protagonistas, los asistentes —productores, estudiantes, técnicos y autoridades locales— pudieron ver de forma directa los beneficios de la Agricultura Sustentable.

Además del testimonio del señor Nicasio, los asistentes observaron los efectos de los tratamientos en cada estación de la plataforma de investigación, así como los resultados parciales de su tercer ciclo de cultivo. Al finalizar el recorrido, los productores comentaron: “pudimos observar cómo hacer un mejor manejo de la milpa; así podemos sacar conclusiones en nuestra propia zona. Gracias a estas investigaciones, podemos saber cómo producir más”.

Para otros productores, conocer los beneficios del mantenimiento del rastrojo fue fundamental para interesarse en la Agricultura de Conservación, particularmente los del contexto actual, en el que los efectos del cambio climático generan incertidumbre entre los productores. Al respecto, uno de ellos mencionó que “donde se dejó el rastrojo hay más humedad, el maíz está mejor. Lo vamos a probar el año que viene. Pasa igual con la fertilización; tenemos que venir a ver la estimación de rendimiento para conocer los resultados”.

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Cómo obtener mayores rendimientos y disminuir el impacto ambiental desde la agricultura

José Manuel Gómez Custodio es un productor de maíz del ejido Pedro Cornelio Colorado, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco. Cultiva maíz desde hace más de 15 años, pero comenta que antes de conocer las propuestas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) sobre Agricultura Sustentable, realizaba las actividades en sus tierras de acuerdo con su experiencia al observar las prácticas convencionales que predominan en la región.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT—, recibió capacitación por parte de especialistas del CIMMYT; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); y el despacho Seicader. Y se dio cuenta de que podía mejorar muchas actividades de su sistema de producción. Así, hace apenas un par de años empezó a trabajar con el enfoque de la Agricultura de Conservación, y comenta que ha logrado incrementar 30% sus rendimientos.

José Manuel cuenta con una superficie de cultivo de 2.5 hectáreas. Las malezas eran uno de sus problemas principales, por lo cual realizaba hasta tres aplicaciones de herbicidas. Con la intención de solucionar este problema, y gracias al acompañamiento técnico que ha recibido a través de MasAgro, comenzó a hacer cambios innovadores en su sistema de producción: inició conservando el rastrojo de la cosecha anterior para dejarlo sobre la superficie de siembra y después sembró frijol para hacer rotación de cultivos, ya que anteriormente sembraba maíz.

Las malezas prosperan en suelos en monocultivo y en los que quedan descubiertos. Por eso, el rastrojo sobre la superficie contribuye a que las semillas de maleza no lleguen al suelo (perdiendo así su viabilidad de germinar) y la rotación de cultivos ayuda a romper los ciclos de malezas y plagas. Además, estas prácticas —que constituyen dos de los principios de la Agricultura de Conservación— permiten hacer más productivas las parcelas y, consecuentemente, incrementan las posibilidades de ingreso de los productores.

Para José Manuel Gómez, los beneficios de la Agricultura de Conservación son visibles. Con la asistencia que le han brindado los colaboradores del CIMMYT y especialistas como el doctor Fernando Bahena, no sólo ha disminudo significativamente la aplicación de herbicidas e incrementado sus rendimientos, sino que está contribuyendo al cuidado del medioambiente y a la recuperación de la calidad productiva de los suelos de Tabasco. Por todo esto, José Manuel no duda en invitar a otros productores a acercarse a las actividades de difusión y capacitación que promueve el programa MasAgro.

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Coberturas vegetales, la mejor opción con Agricultura Sustentable

El manejo de las arvenses y leguminosas con restos de rastrojo favorece al productor en la disminución de costos y la producción del cultivo.
Por: Fermín Martínez, profesor-investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo.
Noviembre de 2017.

San Miguel Tlacamama, Oax.- En la región Costa del estado de Oaxaca, el uso de Agricultura de Conservación en laderas —por medio de la cobertura de suelo—, trae grandes beneficios, principalmente con arvenses, leguminosas y rastrojo.

El manejo de las arvenses y leguminosas con restos de rastrojo permite la conservación de suelo y agua, al contar con una cobertura natural que al descomponerse favorece el desarrollo de materia orgánica, lo cual permite la captura de carbono —que apoya a la estructura del suelo—, promoviendo de esta manera cambios físicos, químicos y biológicos. La conservación del agua se logra por la buena filtración a los mantos acuíferos, ayudando a que los arroyos tengan agua por más tiempo.

Los productores de maíz de temporal en laderas de las zonas aledañas a la plataforma de investigación han evitado el efecto erosivo de la escorrentía mediante el manejo de la cobertura, la cual funciona como una trampa de humedad durante la canícula, ya que retiene el agua de rocío y evita que se pierda por evaporación.

Esta tecnología es importante para la preservación del suelo, pues al no quemar el rastrojo se protege el suelo contra la erosión; además, la cobertura aporta nutrientes al descomponerse, y cuando se prefieren leguminosas, hay un beneficio por la fijación biológica del nitrógeno, ya que este no se volatiliza tal como pasa con los fertilizantes nitrogenados como la urea o el sulfato de amonio. Adicionalmente, existe un control de arvenses, lo que resulta en un ahorro significativo de herbicida.

Para el manejo de coberturas se requiere de una secuencia de actividades que incluye el chapeo y la aplicación de herbicidas. El primero se inicia en el mes de mayo; consiste en cortar los arbustos y restos de cosecha y extenderlos de manera uniforme sobre el suelo, esto con el propósito de que las semillas de las plantas de cobertura germinen con la humedad de las primeras lluvias del temporal.

La conjunción de factores ambientales como la humedad y temperatura, estimula la germinación de las semillas de arvenses y leguminosas, las cuales se desarrollan en un periodo de 20 a 30 días o hasta que el suelo queda 100% protegido con cobertura viva.

El manejo de coberturas se inicia con una combinación de dos herbicidas: glifosato y 2-4 D. La aplicación se efectúa de forma manual con bombas aspersores y boquillas de cuatro hoyos; para lograr una óptima aplicación y un buen manejo de la cobertura, se delimitan las áreas con varas o balizas.

Por otro lado, para la siembra de los cultivos se dejan pasar de 7 a 15 días para que los herbicidas sequen las hierbas y leguminosas, y la cobertura se asiente y permita realizar la actividad.

El uso de esta técnica aumenta el número de jornales en un 30%, porque el agricultor tiene que descubrir el suelo para poder hacer el hoyo y depositar la semilla, pero el beneficio principal está en la baja proliferación de hierbas en las primeras etapas del cultivo, lo que se traduce en la disminución de aplicaciones de herbicida: menos jornales y menos producto, lo cual favorece al productor con la disminución de costos.

Finalmente, es necesaria la difusión de nuevas herramientas, técnicas y usos que permitan elevar la sustentabilidad de los sistemas de producción y, con ello, mejorar la calidad de vida de los productores vecinos a las plataformas.

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Reducción de costos de producción y más beneficios de la adopción de AC en Veracruz

Prácticas tecnológicas sustentables favorecen a los productores y su calidad de vida.
Por: Ignacio Flores Sarabia.
5 de octubre de 2017.

Veracruz.- En la zona centro del estado de Veracruz, en los municipios de Nogales, Ciudad Mendoza y Acultzingo (Valle de Acultzingo), se encuentra una gran variedad de parcelas agrícolas, desde planas hasta lomeríos de baja pendiente, además de una gran diversidad de productores, de acuerdo al objetivo de su producción y a sus condiciones de producción agrícola.

El centro de asesoría Tecnología Agropecuaria Aplicada al Campo S.C. de R.L. de C.V. (TAAC) inició la promoción de actividades agrícolas de Agricultura de Conservación (AC) en el año 2014, estableciendo módulos de innovación en AC y realizando capacitaciones y días demostrativos en la zona. Las actividades agrícolas que, respetando los principios de la AC, han logrado mayor impacto y adopción son siguientes:

1.- Mínimo movimiento del suelo.
2.- Manejo del rastrojo como cobertura vegetal.
3.- Rotación de cultivos.

Se ha logrado la adopción y adaptación de realizar la siembra directa sobre las camas del cultivo anterior, realizando un eficiente control de malezas por medio de control químico (herbicidas), y con ello se ha obtenido la reducción de los costos de producción hasta en $3,200.00, de manera general.

Una práctica cada vez más común en esta zona es el empleo del rastrojo como cobertura vegetal de protección para el terreno, en este caso se ha hecho la labor de concientización de que se debe cubrir al menos 30% del terreno para que se logre un impacto positivo en disminución de la erosión (eólica e hídrica), mejoramiento de la estructura del terreno, mayor retención de humedad y mayor cantidad de materia orgánica (MO).

Con la rotación de cultivos en las zonas donde se tienen riegos de auxilio se han promovido las siembras de frijol en el ciclo OI, ya que este cultivo es de ciclo corto y, al ser una leguminosa, nos ayuda en la aportación de N al suelo. En algunos casos este cultivo lo intercalan con el maíz elotero.

Otras innovaciones agrícolas que se han promovido en Agricultura de Conservación son el manejo agroecológico de plagas (MAP), específicamente el control de gusano cogollero (Spodoptera Frugiperda) con trampas de feromonas, y la conservación de granos con tecnologías herméticas en poscosecha.