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CONVOCATORIA Curso Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos de Quintana Roo. Grupo 2

Se convoca a mujeres y hombres, recién egresados, técnicos agrícolas, asesores de agricultores, extensionistas y/o profesionistas del área afín, del Estado de Quintana Roo, interesados en capacitarse a través del curso integral “Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos de Quintana Roo” coordinado por CIMMYT.

Da clic aquí o en la imagen para descargar la convocatoria.

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Soluciones poscosecha

La poscosecha se refiere al conjunto de técnicas y procesos utilizados para preservar y manejar los productos agrícolas después de su cosecha, con el fin de mantener su calidad y prolongar su vida útil. Este es un aspecto crucial en la cadena de suministro agrícola que juega un papel fundamental en la seguridad alimentaria, la economía y el medioambiente.

La poscosecha desempeña un papel fundamental en la garantía de la seguridad alimentaria al reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos. Se estima que aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o desperdician cada año, y una parte significativa de estas pérdidas ocurre durante la etapa de poscosecha debido a la falta de infraestructura adecuada, técnicas inadecuadas de manejo y almacenamiento, y problemas de transporte.

Además de contribuir a la seguridad alimentaria, la poscosecha también tiene un impacto económico significativo. La implementación de prácticas adecuadas de poscosecha puede ayudar a los agricultores a obtener mejores precios por sus productos al mantener su calidad y prolongar su vida útil. Esto a su vez puede mejorar los ingresos de los agricultores y fortalecer la economía local y nacional.

En el marco del proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, de la Agencia de Seguridad Alimentaria de Quintana Roo (ASAQROO) y el CIMMYT, compartimos los siguientes materiales de divulgación para que técnicos y productores adopten y difundan buenas prácticas poscosecha en beneficio de ellos, sus familias y sus comunidades. Da clic sobre la imagen o el link de descarga, guárdalos y compártelos.

Infografía poscosecha
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Don Crecencio Poscosecha
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Plagas de almacén
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Poscosecha para pequeños productores
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De aprendiz a maestro

Hilario Bolio durante el taller de fabricación de silos. (Foto: Jesús López)
Hilario Bolio durante el taller de fabricación de silos. (Foto: Jesús López)

En una comunidad de la Península de Yucatán, el sonido del martilleo y el zumbido de soldaduras marcan el compás del cambio. Hilario Bolio, un herrero de Tzucacab, Yucatán, se ha convertido en un referente de la seguridad alimentaria y el uso de tecnologías sustentables gracias a su participación en una red de herreros impulsada por el CIMMYT y potenciada por iniciativas como Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, proyecto de la Agencia de Seguridad Alimentaria de Quintana Roo (ASAQROO) y el CIMMYT.

Recientemente, Hilario participó como capacitador en un taller para la fabricación de silos metálicos herméticos, una tecnología que permite reducir significativamente las pérdidas poscosecha, mismas que llegan a ser de hasta el 40 % en lugares cálidos, afectando seriamente la disponibilidad de alimentos para las familias.

Así, con la intención de mejorar la seguridad alimentaria de las familias productoras, este curso tuvo como objetivo formar a una nueva generación de herreros comprometidos con el bienestar de sus comunidades. “La capacitación en tecnologías herméticas no solo garantiza granos más sanos y seguros, sino que también reduce el uso de pesticidas como el fosfuro de aluminio, protegiendo así la salud de las familias agricultoras”, explicó Jesús López Gómez, especialista del CIMMYT quien también participó como capacitador en el taller.

La historia de Hilario Bolio y las tecnologías herméticas poscosecha comenzó hace varios años, cuando participó en su primer curso sobre fabricación de silos en la sede global del CIMMYT en Texcoco, Estado de México. En aquel momento, era uno de los pocos participantes con un taller de herrería propio, lo que le permitió poner en práctica lo aprendido y consolidar su especialización en la fabricación de silos herméticos. Desde entonces, se ha dedicado a perfeccionar su técnica y a compartir su conocimiento con otros herreros, tanto en México, como en el extranjero.

“Domino varios oficios, entre ellos la herrería, por lo cual los silos metálicos herméticos fueron parte de mi catálogo de productos. Aparte de todas mis actividades participo como ponente para facilitar talleres, particularmente para cálculo, trazo, corte y ensamble de silos metálicos herméticos. Por esto, en 2019 facilité en dos talleres. Uno en Yucatán y otro en Laos. Y este año (2024), aquí en Chetumal, Quintana Roo».

«Me siento muy contento de participar en estos talleres que son muy importantes para que otras personas desarrollen sus habilidades y capacidades en la fabricación de estos equipos. Me siento muy afortunado al saber que los granos de maíz son almacenados en equipos que garantizan su conservación, ya que cuentan con la garantía de la hermeticidad y de esta forma se busca garantizar la salud de las familias, por eso me siento contento y agradecido de participar en esta estrategia», comenta Hilario, cuyo taller en Tzucacab es hoy un punto de fabricación y distribución clave de esta tecnología para toda la región.

El reciente curso-taller convocó a herreros de los tres estados de la Península: Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Durante tres días, los participantes aprendieron desde los principios teóricos de la tecnología hermética hasta la fabricación práctica de silos, utilizando herramientas básicas que garantizan que el conocimiento adquirido pueda replicarse en comunidades con recursos limitados.

El taller también abordó la importancia de diversificar los servicios que los herreros ofrecen. “Queremos que ellos no solo fabriquen silos, sino que los integren como un producto más en su oferta, ampliando así las posibilidades de sus negocios y fomentando la adopción de esta tecnología en sus comunidades”, agregó Jesús López Gómez.

La actividad culminó con un ejercicio práctico donde cada equipo fabricó su propio silo, bajo la guía experta de Hilario quien, más allá de sus habilidades como herrero, se ha convertido en un líder y mentor gracias a su disposición de compartir el conocimiento. Así, sus esfuerzos por formar a nuevos fabricantes de silos no solo están transformando las cadenas poscosecha en la región, sino que también están inspirando a otros a ser parte del cambio.

“Con este taller esperamos ampliar la red de herreros y la difusión de las tecnologías herméticas poscosecha en beneficio de las comunidades rurales de Quintana Roo”, destacó Alberto Ignacio Perera Medina, Director General de la Agencia de Seguridad Alimentaria del Estado de Quintana Roo (ASAQROO).

Gracias a personas como Hilario y a iniciativas como este taller, se avanza en la consolidación de una red de innovación que impacta directamente en la seguridad alimentaria y el bienestar de las comunidades rurales de México. Este esfuerzo representa un paso importante hacia un futuro donde las soluciones sustentables sean accesibles para todos, desde el campo hasta la mesa.

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Innovaciones que transforman comunidades rurales

Taller de agricultura sustentable en Bacalar, Quintana Roo. (Foto: Hub Península de Yucatán-CIMMYT)
Taller de agricultura sustentable en Bacalar, Quintana Roo. (Foto: Hub Península de Yucatán-CIMMYT)

En el marco del proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, implementado por el Gobierno del Estado en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), se están llevando a cabo acciones transformadoras que buscan mejorar las prácticas agrícolas y promover la sustentabilidad en comunidades rurales de la región. Este proyecto tiene como objetivo principal garantizar la seguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia de las familias agricultoras mediante el uso de tecnologías innovadoras y sustentables.

En comunidades del municipio de Bacalar, técnicos del proyecto han impartido talleres sobre el uso de insumos orgánicos, destacando prácticas agroecológicas para mejorar la calidad del suelo, fertilizantes orgánicos y trampas de feromonas para el control biológico de plagas. Estas capacitaciones responden a la necesidad urgente de cambiar paradigmas en el manejo agrícola, en una región históricamente marcada por la tumba, roza y quema, prácticas que han degradado los suelos y contribuido a la deforestación de las selvas de la Península de Yucatán.

Felipe Sánchez Olán, productor de Bacalar, expresó los beneficios de estas innovaciones: “He aplicado las prácticas que los técnicos nos han enseñado y he comparado contra lo que regularmente hacíamos en la región. He obtenido mejores resultados y mejor rendimiento”.

En el ciclo de siembra verano-otoño-invierno 2024, se han introducido estrategias que combinan semillas criollas —probadas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), una de las instituciones que colabora con el Hub Península de Yucatán—, análisis de suelos y aplicaciones de insumos específicos para el control de malezas. Estas innovaciones, sumadas a las técnicas de siembra ordenada, están orientadas a incrementar el rendimiento del maíz y a establecer bancos de semillas que aseguren la replicación de estas prácticas en el futuro.

La meta es clara: reducir el impacto ambiental de la agricultura mientras se fortalecen las bases para una seguridad alimentaria sostenible. Los talleres también han sido una oportunidad para reforzar la importancia de la conservación del medioambiente, alineándose con los principios de la agricultura de conservación promovidos por el CIMMYT y que son el eje del menú tecnológico que se promueve con esta iniciativa.

Un aspecto central del proyecto es el papel de las mujeres rurales como promotoras de estas tecnologías. En Quintana Roo, donde las mujeres desempeñan un papel crucial en la producción de alimentos, se están impulsando sus capacidades para liderar la adopción de estas prácticas. Como destaca el equipo técnico que impartió los talleres recientes, las mujeres tienen el potencial de ser “agentes de cambio en sus comunidades, fortaleciendo la seguridad alimentaria y promoviendo la agricultura sustentable”.

El proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo no solo busca mejorar los rendimientos agrícolas, sino también transformar las vidas de las familias rurales mediante la capacitación, el acceso a innovaciones y el empoderamiento de sus productores. Estas acciones son un ejemplo del impacto que se puede lograr cuando la ciencia y el conocimiento se combinan con la experiencia local y la participación comunitaria.

Con estas iniciativas, el CIMMYT y el Gobierno del Estado de Quintana Roo están marcando un camino hacia un modelo agrícola más sustentable, capaz de garantizar alimentos saludables, proteger los recursos naturales y fortalecer la economía de las comunidades rurales.

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En el campo, no te mueres de hambre

El agricultor Jaime Varguez en su parcela, mostrando parte de su cosecha de frutales. (Foto: Alexis Eduardo Varguez)
El agricultor Jaime Varguez en su parcela, mostrando parte de su cosecha de frutales. (Foto: Alexis Eduardo Varguez)

«En el campo, no te mueres de hambre», dice Jaime Varguez, un agricultor de la comunidad de Nicolás Bravo, en el municipio de Othón P. Blanco, Quintana Roo. Nos recibe una mañana cálida y húmeda en su parcela, como parte de una visita al programa de seguridad alimentaria que impulsa el gobierno de Quintana Roo junto con el CIMMYT. Este programa busca fortalecer la capacidad de producción local y mejorar la seguridad alimentaria de comunidades rurales a través de técnicas de manejo sustentable y diversificación de cultivos.

Jaime Varguez Canul nos cuenta sobre su vida en el campo y la importancia de esta estrategia. Lo encontramos trabajando en su parcela, un lugar que cuida todos los días desde hace 43 años. “En tiempos de hambruna, mi padre decía que sembrando de todo en la parcela siempre había algo para comer”, recuerda mientras nos muestra su terreno. Uno de los mayores orgullos de don Jaime es el ñame, cuya semilla ha pasado de generación en generación. La sabiduría ancestral es evidente: “Aquí seguimos sembrando como nos enseñaron nuestros abuelos”.

La parcela de don Jaime está ubicada a 18 kilómetros de la comunidad de Nicolás Bravo, en plena selva subtropical. El clima cálido y con lluvias intensas durante el verano exige una planificación cuidadosa de las siembras para aprovechar la humedad del suelo. En un sistema agroforestal, sus plantas de cinco años ya alcanzan entre tres y cinco metros de altura, formando hileras que permiten intercalar hasta tres cultivos entre los surcos.

En su terreno de dos hectáreas y media, don Jaime siembra maíz, frijol, calabaza y ocoro, y ha logrado integrar árboles frutales y maderables. La diversidad de su parcela le garantiza un suministro de alimentos durante todo el año y una fuente de ingresos extra para su familia. Dependiendo de la temporada, vende pepino, calabaza, tomate, chiles, ñame, sandía, yuca, frijol xpelon, elotes, melón, albahaca, camote y más. Esta diversificación es clave para su seguridad alimentaria y económica.

Parcela del señor Jaime Varguez Canul, en Othón P. Blanco, Quintana Roo. (Foto: Alexis Eduardo Varguez)
Parcela del señor Jaime Varguez Canul, en Othón P. Blanco, Quintana Roo. (Foto: Alexis Eduardo Varguez)

Ante los retos actuales de la agricultura, don Jaime comenta que necesita cultivar dos ciclos de maíz: uno rápido, para el consumo familiar, y otro tradicional con el maíz “crema”, una variedad que ha heredado de su padre. “Este año, con el apoyo técnico del programa, planté un maíz híbrido en julio para cosecharlo en noviembre, y así dejar espacio para el maíz crema que siembro cada año”, explica. Por primera vez, también está utilizando un sistema de siembra en hileras, aprovechando el espacio entre sus árboles agroforestales.

Don Jaime enfrenta además el aumento de plagas, como la mosca pinta y el gusano cogollero, que en años anteriores han devastado sus cultivos. “Gracias a las recomendaciones técnicas, logré salvar mi maíz del gusano cogollero; en otros años me ha hecho perder toda la siembra,” comparte. También ha incorporado nuevas prácticas, como el entierro del fertilizante, lo cual ha notado que fortalece sus plantas, que lucen de un verde intenso y saludable. “Estoy emocionado por ver los resultados,” añade, confiado en el equipo técnico que lo asesora y en la planificación adaptada a sus necesidades. “El conocimiento es para compartirse,” dice con orgullo, y asegura que está listo para ayudar a otros agricultores con lo que ha aprendido.

Este proyecto de seguridad alimentaria y nutricional es una colaboración entre el CIMMYT y el gobierno de Quintana Roo, y tiene el objetivo de mejorar la autosuficiencia de las familias rurales a través de prácticas agrícolas sostenibles. Al igual que don Jaime, muchos agricultores en el estado están integrando estas estrategias en sus parcelas para mejorar sus cultivos y obtener una mayor calidad de vida.

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En la parcela me siento feliz

La señora Guadalupe Mo Alvarado, agricultora de Quintana Roo. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
La señora Guadalupe Mo Alvarado, agricultora de Quintana Roo. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

En el marco del proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, impulsado por el gobierno de este estado en colaboración con el CIMMYT, agricultoras de diversas localidades están accediendo a herramientas y tecnologías que no solo mejoran su producción, sino que también garantizan la conservación segura de sus cosechas, contribuyendo así a la seguridad alimentaria de sus comunidades.

Una de las principales innovaciones que están aprendiendo a utilizar son las bolsas plásticas herméticas para el almacenamiento de granos, una tecnología poscosecha que permite reducir significativamente las pérdidas sin necesidad de recurrir a químicos como las pastillas de fosfuro de aluminio.

La señora Guadalupe Mo Alvarado, una de las agricultoras que participa en el proyecto, comparte su experiencia con esta tecnología y cómo ha transformado su labor diaria en el campo: “Es difícil cuidar el maíz por los animales. Cuando empieza a espigar, ahí tiene que estar uno en la mañana, en la noche, en la tarde, porque los animales se lo acaban. Los pájaros, los tejones, todos esos se acaban toda la milpa. Y por eso hay que estar cuidando. Y después con esas bolsas para conservar el maíz, para que no se pique, porque hace poco nos vinieron a enseñar cómo vamos a utilizar esas bolsas para que no se pique el maíz, porque el maíz que se pone en la bolsa, pues, se conserva”, comenta.

Las pérdidas poscosecha son un problema constante para los pequeños productores, además de algunos animales, las plagas de almacén, como el gorgojo, llegan a reducir considerablemente las cosechas. «Antes pues echábamos el maíz en pomos, en frascos, y comprábamos una pastilla, y metíamos el maíz, los ibes, los frijoles, para que no saliera gorgojo, pero se conserva mejor en la bolsa. Sin veneno, sin nada, sí se conserva, solo hay que secarlo bien, bien, como nos dijeron, hay que secarlo para que no tenga humedad para echarlo en la bolsa.»

La capacitación impartida por el equipo del proyecto ha permitido a las agricultoras adquirir conocimientos prácticos y comprobar los beneficios de estas nuevas técnicas de conservación: “Los que vinieron a visitarnos, nos vinieron a enseñar cómo se puede conservar las semillas. Y esos compañeros que vinieron, pues, hicieron una junta acá y muchos vinieron a verlo y muchos aprendieron. Hicieron una demostración con varias formas de conservar los granos. A los tres meses se abrió para ver si tenían gorgojos. En tambo no funcionó. Con cal no funcionó. Con la pastilla huele mal, huele a ajo. Lo que funcionó es lo que se selló con las bolsas. Las bolsas verdes. Se sellan así con ese como cierre. Y sí quedó bien. No tiene mal olor, ni mal sabor, nada”.

La señora Guadalupe Mo en su parcela. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
La señora Guadalupe Mo en su parcela. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Guadalupe reflexiona sobre la importancia de estas innovaciones en la vida de las mujeres rurales, quienes, además de ser responsables de la producción de alimentos, también enfrentan los desafíos del hogar y la crianza de animales: «Ahora conservamos así el maíz, en bolsas con cierre. Nos ayudan mucho porque, ¿qué tal si no nos da una cosecha un año? ¿Qué voy a hacer? Voy a sufrir como otros que sufren, que van y lo tienen que comprar. Y luego no hay. Y andan buscando maseca, andan buscando, preocupados por sus animales. Y yo lo que no quiero es preocuparme de lo que consumimos, de lo que comemos. Por eso este maíz es consumo para mis cochinitos, y para comer nosotros. Porque nosotros vivimos de la masa, del maíz».

El testimonio de Guadalupe Mo Alvarado refleja el compromiso y la resiliencia de las mujeres rurales, que no solo cultivan la tierra, sino también la esperanza de una vida mejor para sus familias. Estas mujeres, que pasan sus días en el campo, están construyendo un futuro más seguro para sus comunidades, garantizando que la producción agrícola sea sostenible y que las prácticas mejoradas contribuyan a una mejor calidad de vida.

«Yo paso todo mi día en la milpa. Todo el día paso allá sembrando. Tengo mucho ánimo para trabajar. Porque la verdad, solamente el campo es lo que nos enseñó mi papá. Mi papá en vez de que nos diera estudios, nos enseñó el campo. Y me gustó el campo y ya no quiero quedarme solo en la cocina. Voy en la mañana, voy en las tardes. Mi marido se queda medio día en la casa. Porque nos ayudamos entre ambos. Ya crió sus pollitos, su pavito, su cochinito. Riega las plantas que tenemos acá.

“Aquí sembramos chile habanero, tomate, pepino, sandía, melón; sembramos maíz, de todo tipo de maíz, Xmejen nalblanco, amarillo… Sembramos un montón. Sembramos para la vida, para comer. Me gusta el monte. Quiero ir cuando amanece, cuando dan las cuatro ya quiero ir. Me gusta sembrar. Ya me acostumbré. En la parcela siento que no me canso ni me siento enferma. Nada. Allí me siento feliz”.

En el Día Internacional de las Mujeres Rurales, celebramos a mujeres como Guadalupe, que son la columna vertebral de la seguridad alimentaria en sus comunidades. Con proyectos como el que desarrolla el gobierno de Quintana Roo y el CIMMYT, ellas continúan empoderándose con conocimientos y tecnologías que transforman sus vidas y fortalecen la capacidad de sus comunidades para enfrentar los desafíos alimentarios del futuro.

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Poscosecha, qué es y algunas recomendaciones iniciales

Capacitación en poscosecha. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Capacitación en poscosecha. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La poscosecha se refiere al conjunto de técnicas y procesos utilizados para preservar y manejar los productos agrícolas después de su cosecha, con el fin de mantener su calidad y prolongar su vida útil. Este es un aspecto crucial en la cadena de suministro agrícola que juega un papel fundamental en la seguridad alimentaria, la economía y el medioambiente.

La poscosecha desempeña un papel fundamental en la garantía de la seguridad alimentaria al reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos. Se estima que aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o desperdician cada año, y una parte significativa de estas pérdidas ocurre durante la etapa de poscosecha debido a la falta de infraestructura adecuada, técnicas inadecuadas de manejo y almacenamiento, y problemas de transporte.

Además de contribuir a la seguridad alimentaria, la poscosecha también tiene un impacto económico significativo. La implementación de prácticas adecuadas de poscosecha puede ayudar a los agricultores a obtener mejores precios por sus productos al mantener su calidad y prolongar su vida útil. Esto a su vez puede mejorar los ingresos de los agricultores y fortalecer la economía local y nacional.

Si bien la poscosecha es un proceso muy amplio, los agricultores que buscan comenzar a implementar buenas prácticas poscosecha pueden iniciar con estas recomendaciones iniciales:

El manejo adecuado de la temperatura y la humedad es fundamental porque, al mantener los granos en condiciones óptimas de temperatura y humedad se evita la proliferación de microorganismos y la pérdida de calidad. Almacenar granos secos es esencial prolongar la vida útil de los productos.

Con respecto al almacenamiento, especialistas en poscosecha de CIMMYT señalan que en la actualidad existen diversas herramientas y técnicas que pueden mejorar significativamente la eficiencia y la calidad en este proceso. Entre estas tecnologías destacan los sistemas de atmósfera controlada, como las bolsas plásticas herméticas y los silos metálicos herméticos.

Las tecnologías herméticas destacan porque permiten eliminar el uso de pastillas de fosfuro de aluminio que regularmente se colocan en los costales llenos de granos, pero que representan un grave riesgo a la salud humana.

Una alternativa de almacenamiento hermético es el uso de envases de PET, bajo ciertas condiciones pues, para darles un uso adecuado como contenedores de semillas, previamente se debe realizar una inspección y verificar que tanto el recipiente como la tapa (esta debe conservar en buen estado —preferentemente— el sello plástico que normalmente tiene) estén en óptimas condiciones para seguir brindando hermeticidad.

Las tecnologías herméticas poscosecha y las buenas prácticas poscosecha son parte de las innovaciones que se contemplan en el marco del proyecto Seguridad alimentaria y nutricional para comunidades rurales del Estado de Quintana Roo, impulsado por el gobierno de Quintana Roo y CIMMYT.

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CONVOCATORIA Curso Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos de Quintana Roo

Se convoca a mujeres y hombres, técnicos agrícolas, asesores de agricultores, extensionistas y/o profesionistas del área afín, del Estado de Quintana Roo, interesados en capacitarse a través del curso integral “Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos” coordinado por CIMMYT.

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Convocatoria Curso Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos de Quintana Roo
Convocatoria Curso Agricultura Sustentable en los Sistemas de Maíz y Cultivos Básicos de Quintana Roo

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Y después de la cosecha, ¿qué?

Productora de Santa María Teopoxco, Oaxaca, desgranando maíz. (Foto: CIMMYT)
Productora de Santa María Teopoxco, Oaxaca, desgranando maíz. (Foto: CIMMYT)

La seguridad alimentaria en regiones tropicales de México enfrenta desafíos significativos en términos de poscosecha. Si se considera que en estas regiones las pérdidas poscosecha pueden alcanzar el 40 % de las cosechas, entonces reducir este tipo de pérdidas es sumamente importante porque permitiría aumentar la cantidad de alimento disponible para el consumo humano y mejorar la seguridad alimentaria.

Las pérdidas poscosecha, entendidas como la disminución en cantidad y calidad de productos agrícolas después de la cosecha, son resultado de factores como condiciones climáticas adversas, plagas, enfermedades y prácticas inadecuadas; abarcan todos los productos que se pueden comer, pero que no fueron consumidos en toda la cadena de suministro de alimentos.

Por lo anterior, desarrollar e implementar tecnologías y prácticas adecuadas para la conservación y el almacenamiento de granos es una de las mejores formas de reducir las pérdidas poscosecha. Esto es parte de una adecuada gestión poscosecha, la cual abarca desde la cosecha hasta el consumo o procesamiento e incluye operaciones como secado, desgrane, limpieza, almacenamiento y transporte.

De entre de los primeros pasos para una adecuada gestión poscosecha está cosechar oportunamente porque así se reducen las posibilidades de daño por plagas y enfermedades. Así, establecer un calendario de cosecha eficiente, considerando las condiciones climáticas y las particularidades de los cultivos locales, se vuelve fundamental.

Otro aspecto esencial de un buen manejo poscosecha de los granos es el secado adecuado, ya que la humedad puede dar lugar a mohos y hongos, afectando la calidad y seguridad del producto. De hecho, especialistas en poscosecha de CIMMYT enfatizan que el secado forma parte sustancial de la llamada regla de oro del almacenamiento de granos, la cual dice que un grano fresco, seco y limpio se conserva mejor durante su almacenamiento.

 

De acuerdo con los resultados de diversas investigaciones, señalan los especialistas de CIMMYT, un buen manejo poscosecha estaría iniciando incluso antes de la cosecha puesto que al manejar los cultivos de manera adecuada se previene la infestación de los granos con insectos y hongos. Una cosecha oportuna, un secado adecuado y el uso de tecnologías herméticas poscosecha para el almacenamiento serían los complementos ideales de este enfoque.

Al preguntarles sobré cuáles serían los primeros pasos para que los productores comiencen a hacer un buen manejo poscosecha, los investigadores enfatizan: “Cosechen su grano en el momento apropiado y séquenlo adecuadamente. Desgranen de manera eficiente y almacenen con tecnologías de costo accesible, procurando tener una infraestructura de almacenamiento adecuada”.