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Una práctica sencilla que marca la diferencia

Incendio forestal. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)
Incendio forestal. (Ilustración: FMG/OpenAI, 2024)

La quema de rastrojo, una práctica común en muchas regiones agrícolas de México, representa una amenaza significativa no solo para el medioambiente, sino también para la vida humana. En el marco del Día Nacional del Combatiente de Incendios Forestales, es crucial reflexionar sobre la importancia de adoptar prácticas agrícolas más sostenibles y seguras, como el aprovechamiento del rastrojo como cobertura del suelo.

De acuerdo con estadísticas de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, durante 2023, México registró 7,611 incendios forestales que afectaron una superficie de más de un millón de hectáreas (lo que equivale aproximadamente a dos tercios del territorio de la Ciudad de México), la mayor superficie afectada en la última década.

Los estados más afectados fueron Jalisco, México, Ciudad de México, Michoacán, Chihuahua, Chiapas, Puebla, Durango, Guerrero y Veracruz. Además, entidades como Jalisco, Chihuahua, Guerrero, Nayarit, Durango, Sonora, Chiapas, Oaxaca, Sinaloa y Michoacán concentraron el 84 % de la superficie afectada a nivel nacional.

El combate de estos incendios implicó un poco más de 315 mil días-persona, de los cuales el 8.48 % correspondió a voluntarios. Lamentablemente, un 27.29 % de los incendios se debieron a quemas fuera de control relacionadas con actividades agrícolas y pecuarias. Este dato resalta la necesidad urgente de adoptar prácticas agrícolas más sustentables y seguras.

Una de las principales prácticas que contribuyen a los incendios forestales es la quema de los residuos agrícolas o rastrojos. Sin embargo, estos pueden ser aprovechados como una valiosa cobertura del suelo, reduciendo significativamente el riesgo de incendios, y aportando beneficios a largo plazo para la salud del suelo y la productividad agrícola.

En palabras de la señora Abigail, una productora guanajuatense que ha adoptado esta práctica: “Al hacer agricultura sustentable he reducido los costos de producción en muy buena medida, se ha reducido el tiempo en la preparación del suelo y además tenemos la satisfacción de ser parte de la reducción de quemas agrícolas y en la reducción de emisiones de gases que contaminan el ambiente”.

La experiencia de la señora Abigail es un ejemplo claro de los beneficios de esta práctica y de cómo pequeños cambios pueden tener un gran impacto. Entre los beneficios de aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo en lugar de quemarlo se encuentran:

  1. Mejora la calidad del suelo: El rastrojo actúa como una capa protectora, reduciendo la erosión y mejorando la retención de humedad en el suelo. Esto es especialmente crucial en regiones propensas a sequías.
  2. Aumenta la biodiversidad del suelo: La materia orgánica del rastrojo proporciona alimento y hábitat para organismos benéficos del suelo, mejorando su fertilidad y estructura.
  3. Ayuda a reducir costos: Al no quemar el rastrojo, se reducen los costos asociados a la preparación del terreno y se disminuye la necesidad de fertilizantes químicos.
  4. Contribuye a mitigar el cambio climático: Al evitar la quema del rastrojo, se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
  5. Seguridad y salud: La reducción del riesgo de incendios no solo protege el medioambiente, sino que también salva vidas humanas. Cada año, numerosos combatientes de incendios forestales arriesgan su vida para controlar los incendios, y algunas veces, lamentablemente, pierden la vida en el proceso.

El CIMMYT hace un llamado a los agricultores y a las comunidades rurales para que adopten prácticas agrícolas más seguras y sostenibles. Aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo es una acción simple que puede salvar vidas y propiciar una agricultura más sostenible y rentable. Este Día Nacional del Combatiente de Incendios Forestales, recordemos la importancia de proteger nuestros recursos naturales y a las personas que trabajan incansablemente para combatir los incendios.

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Mejores milpas sin quemas agrícolas

Tratamiento con rastrojo como cobertura en comparación con quema agrícola. (Foto: Castillo, Vilchis, Santos, Balam, Couoh, Itzá, Escalante)
Tratamiento con rastrojo como cobertura en comparación con quema agrícola. (Foto: Castillo, Vilchis, Santos, Balam, Couoh, Itzá, Escalante)

La roza, tumba y quema es un sistema de cultivo “nómada” que consiste en alternar el uso intensivo de un terreno con periodos de descanso (cada vez menores). Este sistema se da principalmente en el sistema milpa y en regiones como la Península de Yucatán sigue siendo común. Generalmente se empieza tirando la vegetación (incluyendo árboles) para dejar que se seque. Le sigue la tumba y después la quema.

Muchos productores que aún queman consideran que el fuego tiene un efecto positivo: algunos siguen quemando porque creen que así se controlarán las malezas —aunque en realidad muchas especies de malezas se hacen resistentes al fuego—, otros queman porque consideran que es la forma más rápida y económica de preparar el suelo y otros más lo hacen simplemente porque es la forma de trabajar la tierra que aprendieron.

“Nosotros trabajamos como nos enseñaron los abuelos, pero eran tiempos diferentes, las lluvias y las tierras eran diferentes, se lograba la cosecha. Ahora con las sequías que hay tenemos dificultades para sacar la cosecha y lo que hoy vimos en esta plataforma de investigación nos ayudará a mejorar la milpa”, fueron las palabras de uno de los productores que asistieron al recorrido por una de las plataformas de investigación de donde colaboran la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La roza, tumba y quema es un método actualmente asociado a la deforestación, a la pérdida de biodiversidad y a los incendios forestales. No obstante, también es un método que se ha transformado profundamente con el tiempo, de manera que los periodos de descanso para que los suelos se regeneren y las medidas cautelares para evitar que el fuego se salga de control que estaban asociados originalmente a la práctica han quedado, muchas veces, en el olvido.

Uno de los principales problemas asociados con las continuas quemas agrícolas es la pérdida de la fertilidady de las funciones ecosistémicas del suelo. Para muchas familias de la Península de Yucatán estos efectos se reflejan en la baja produción de los cultivos. Además, existen otros factores que actualmente están afectando el buen funcionamiento de la milpa y por eso es importante evaluar opciones para mejorar su productividad y sostenibilidad.

Así, en la plataforma de investigación de Peto, en Yucatán (donde colaboran investigadores de la UADY y el CIMMYT) se evaluaron los efectos que las quemas agrícolas tienen sobre el rendimiento del maíz, comparándolos con los efectos de la cobertura del suelo con los rastrojos, es decir, aprovechando los residuos de la cosecha anterior que regularmente son objeto de las quemas agrícolas.

Los ocho tratamientos considerados para el experiemento, que inició desde el año 2017, incluyen rotaciones con maíz y mucuna; así como maíz, ibes —una variedad de frijol muy característico de la Península— y calaza, con distintos arreglos topológicos.

De acuerdo con los investigadores responsables de la plataforma de investigación, los factores evaluados hasta el año 2022 (efecto del manejo de rastrojo, tipo de cobertura y arreglo topológico) han presentado, en general, resultados similares en el rendimiento del grano de maíz debido a que las prácticas de agricultura de conservación implementadas (como dejar el rastrojo como cobertura del suelo) se manifiestan en el mediano y largo plazo, por lo que continúan con las investigaciones en la plataforma.

Por supuesto, independientemente de los rendimientos, otros beneficios derivados de la implementación de prácticas sustentables como dejar el rastrojo en lugar de quemarlo son notorios, incluso a simple vista: un mejor desarrollo de las plantas, una mejor calidad del suelo (ya que el rastrojo sobre la superficie del suelo le brinda materia orgánica y protección contra la erosión) y, muy importante para los productores: ahorros significativos en los costos de producción.

Si a estos beneficios por dejar de quemar el rastrojo se suma el hecho de que las prácticas sustentables contribuyen a que el mismo espacio sea más eficiente (con una mejor distribución de las plantas y cultivos diversos), entonces la agricultura sustentable se reafirma como una opción viable y pertinente para revitalizar la milpa, conservando su herencia de cultivo y evitando que se sigan liberando gases de efecto invernadero por las quemas agrícolas que solo degradan los suelos.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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En Sinaloa el rastrojo vale

Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Productor de Sinaloa muestra el rastrojo de su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Sinaloa no quema #EnSinaloaElRastrojoVale es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, la campaña busca que los productores comprendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.

Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas.

Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios.

¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo.

Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1,5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos.

Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, el Ayuntamiento de Salvador Alvarado, CIMMYT, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, AARFS,  AARSP, AARC, SAFINSA y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!

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Quemas agrícolas ponen en riesgo vidas humanas

Quema de rastrojos en agricultura convencional. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Quema de rastrojos en agricultura convencional. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El avance del cambio climático incrementará en todo el mundo el riesgo de incendios forestales devastadores en las décadas por venir, señala el estudio “Propagándose como un incendio forestal” del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) donde se proyecta que esos fenómenos se incrementarán un 30 % para 2050 y más de un 50 % para fin de siglo.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, casi la totalidad de los incendios forestales en México son provocados por actividades humanas y un poco más del 30 % de estos se produce por actividades agropecuarias, siendo las quemas agrícolas una de las principales causas. 

Además de la afectación al medioambiente, los incendios tienen un costo social muy alto: el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en México los incendios son responsables del 31 % de los desastres en el país y ocasionan cerca del 27 % de la totalidad de la mortalidad asociada (humo, gases tóxicos, etcétera).

El registro histórico indica, además, que durante la década de 2010 a 2020 cerca de 100 personas perdieron la vida combatiendo incendios forestales (esto sería un promedio de 10 personas por año), por lo que es urgente minimizar el riesgo de incendios forestales en distintos frentes. En el terreno agrícola, la adopción de prácticas de agricultura sustentable contribuye no solo a combatir el cambio climático, sino también a reducir la posibilidad de incendios que ponen en riesgo vidas humanas. 

Yo ya no quemo porque se pierde la materia orgánica y se contamina. Aquí en la comunidad eso es constante, cada que alguien tira su guamil (tierra que estaba en descanso) o roza, quema la vegetación seca y no, no debe ser así porque estás dejando pobre a la tierra”, comenta Alan Brian Ríos, un productor de maíz de San Pedro Pochutla, Oaxaca, quien a través de los proyectos que promueve el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) aprendió a trabajar con agricultura de conservación. 

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable que permite reducir los costos de producción, mejorar las condiciones del suelo, optimizar el consumo de agua, entre otros beneficios. Uno de sus componentes básicos es la cobertura del suelo con residuos de la cosecha anterior. Aprovechar los residuos (conocidos como rastrojos, paja, cañuela, etc.), en lugar de quemarlos, permite nutrir y proteger el suelo contra la erosión. 

Ya no quemamos la cañuela, ahora la dejamos sobre la tierra para que la abone y ya luego sembramos. Y nos ha dado resultado, ahí se ve. En donde no se deja la cañuela la matita está muy chiquita, no produce mucho el frijolito, pero donde tiene cañuela crece y ahí da más. Ya no es como antes que la juntábamos y a echarle lumbre porque según que estorbaba. Ahora cuando vemos a muchachos juntándola para sacarla les enseñamos esta parcela”, comenta Bernarda Ojeda, productora de Oaxaca.

Los incendios forestales extremos suelen ser devastadores para la biodiversidad y para las personas, particularmente para aquellos que los combaten. También aceleran el cambio climático y, como señala el PNUMA en su informe, afectan de manera desproporcionada a los países más pobres del mundo, con impactos que se prolongan mucho tiempo después de que el fuego se apaga.

En el marco del Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales (4 de mayo) hacemos un recordatorio de cómo, con acciones simples como dejar el rastro sobre la superficie de las parcelas, se puede contribuir al cuidado del medioambiente y, además, a disminuir los riesgos de incendios forestales, reduciendo también las posibilidades de pérdidas de vidas humanas. 

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Emprenden en Sinaloa campaña para darle valor al rastrojo

Sinaloa NO QUEMA #EnSinaloaElRastrojoVale, es una campaña de concientización orientada a prevenir las quemas agrícolas y dar valor a los restos de cultivo (llamados rastrojos o socas). Promovida por un amplio conjunto de organizaciones, actualmente la campaña se desarrolla en los municipios sinaloenses de Angostura, Guasave, Mocorito, y Salvador Alvarado. 

Rosalinda Cruz Huitrón, coordinadora de Desarrollo Urbano y Ecología del Ayuntamiento de Salvador Alvarado, refiere que la campaña tiene la finalidad de hacer conciencia entre la población sobre las consecuencias de las quemas agrícolas y, sobre todo, la afectación que tienen las tierras de cultivo con estas prácticas. En este sentido, comenta que la intención es que los productores entiendan que lo mejor es aprovechar el rastrojo, ya que eso genera bondades para sus tierras y las hace más fértiles y productivas.

Si bien la quema de restos de cultivo ha sido una práctica común en Sinaloa, esta altera el medioambiente local y provoca problemas de salud en los humanos. Una mejor opción es aprovechar las socas en lugar de quemarlas. 

Al incorporar las socas al suelo se incrementa su contenido de materia orgánica, mejora su estructura física, se reducen costos de aplicación de fertilizantes químicos, se evita la contaminación ambiental y se mejora la actividad biológica del suelo. Es decir, al no quemar se conservan los microorganismos del suelo y su amplios beneficios. 

¿Por qué es importante la vida microscópica del suelo? Porque numerosos tipos de organismos microscópicos que conviven en el suelo, como bacterias y hongos, pueden ofrecer grandes beneficios a los agricultores ya que, al participar en la degradación de la materia orgánica y en los ciclos de elementos (como el carbono, nitrógeno, oxígeno, azufre, fósforo, hierro, y otras sustancias que aportan a la fertilidad del suelo), también contribuyen a la formación del suelo. 

Se estima que en un centímetro cúbico de suelo sano hay cerca de 600 millones de organismos vivos y en una hectárea de suelo puede haber hasta 1.5 millones de lombrices. Además, muchos de los microorganismos del suelo viven alrededor de las raíces de las plantas e influyen en su crecimiento pues les ayudan a absorber nutrientes y las protegen o evitan el ataque de microorganismos patógenos. 

Sinaloa NO QUEMA es una campaña impulsada por SADER, SENASICA, CESAVESIN, SAyG, CIMMYT, AARC, AARFS, AARSP, SAFINSA, Club de Agricultores de Conservación del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle de Culiacán, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Fuerte, Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Carrizo y otras organizaciones que se unen a este esfuerzo para hacer que la agricultura de Sinaloa sea más rentable, productiva y sustentable. ¡Súmate!

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Chilpancingo libre de humo

Chilpancingo, Gro.- El gobierno de Chilpancingo, Guerrero, dio a conocer la campaña #ChilpancingoLibreDeHumo, una iniciativa en favor del medioambiente, la salud y la producción agrícola del municipio. Esto, en virtud de que el número de incendios forestales con repercusiones graves se ha incrementado notablemente en años recientes en la entidad y en Chilpancingo particularmente. 

Guerrero es una de las 10 estados con mayor número de incendios en el país —al año se registran alrededor de 2,800 en promedio, requiriendo de aproximadamente 20 mil personas para controlarlos— y Chilpancingo ha sido uno de los municipios más afectados debido a un triple impacto negativo de los incendios: pérdida de bosques y biodiversidad, incremento de intoxicaciones y enfermedades asociadas, y reducción de la fertilidad de los suelos agrícolas. 

A nivel nacional más del 90% de los incendios son causados por acciones humanas y las quemas agropecuarias no controladas son causantes del 40% de incendios forestales. En este sentido, la campaña —a cargo del gobierno de Chilpancingo con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la delegación estatal de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural— busca concientizar a la población de que los incendios son una problemática que afecta e implica a todos. 

Por lo anterior, esta campaña pone énfasis en la promoción de sistemas agrícolas sustentables y alternativas al uso del fuego para inhibir las quemas agrícolas. Con estas acciones se busca mejorar los medios de vida de los productores, procurar la salud de la población y preservar los recursos naturales de Chilpancingo. 

Cabe mencionar que en Chilpancingo la roza, tumba y quema sigue siendo una práctica común; sin embargo, se ha documentado que la quema sistemática de los residuos agrícolas disminuye la capacidad del suelo para retener agua y reduce su fertilidad en más de 30%. Por esta razón, a través de la campaña se promueven opciones que reducen la incidencia de incendios y permiten mejorar los suelos agrícolas: al mantener el rastrojo como cobertura del suelo en lugar de quemarlo, por ejemplo, se retiene más humedad, se reduce la incidencia de malezas, se mantiene sano el suelo y los agricultores pueden reducir sus costos de producción sin afectar los rendimientos.

#ChilpancingoLibreDeHumo se desarrolla en sintonía con la iniciativa nacional #MiParcelaNoSeQuema —en la que además participan la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED)— y además de mejorar la producción agrícola, también busca mejorar la salud pública de la población de Chilpancingo —debido a los incendios en el municipio se ha registrado un incremento de las intoxicaciones y padecimientos respiratorios—, prevenir tragedias durante el combate a los siniestros —miles de personas, incluyendo voluntarios, ponen en riesgo su vida año con año para controlar los incendios—, y preservar la biodiversidad y los recursos naturales de la región —los incendios favorecen la contaminación de los cuerpos de agua, afectando la disponibilidad del líquido tanto para uso humano como agropecuario—.

Bajo el lema de Chilpancingo no quema, Chilpancingo saludable, la campaña #ChilpancingoLibreDeHumo busca combatir el fuego y aprovecha la experiencia de organismos como el CIMMYT y sus colaboradores que promueven sistemas agroalimentarios sustentables, resilientes y climáticamente inteligentes frente a fenómenos como el cambio climático que incrementan la probabilidad de sequías e incendios.

Para más información sobre las acciones para evitar quemas agrícolas o referente a la campaña, se puede contactar al Hub Pacífico Centro del CIMMYT o al gobierno de Chilpancingo a través de la Secretaría de Desarrollo Rural (SEDER), la Secretaría de Salud (SALUD) y Dirección de Recursos Naturales y Ecología (DRNyE). 

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¿Podría Chiapas convertirse en un desierto?

Chiapas.- El título de esta nota podría sonar controversial, pero brinda la oportunidad para aclarar algunos aspectos importantes sobre el tema de la desertificación. Esto, a propósito del Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía que cada año se conmemora el 17 de junio para hacer énfasis en la urgencia de restaurar las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas que se encuentran degradadas por la convergencia de diversos factores climáticos y las actividades humanas. 

Aunque la palabra desertificación propicia imaginar la formación de un desierto o su avance, en realidad hace referencia a un proceso de degradación del suelo muy particular donde intervienen los cambios en los patrones climáticos (principalmente asociados a la humedad y la precipitación) y la sobreexplotación del suelo por la actividad agrícola, el sobrepastoreo, la deforestación, el uso de sistemas de irrigación inadecuados y el manejo forestal inapropiado.

Esta convergencia entre los efectos del cambio climático y el desequilibrio entre la demanda de servicios de los ecosistemas y lo que estos pueden proporcionar se presenta y afecta de un modo particular a las tierras secas que, en México, ocupan un poco más de la mitad del territorio nacional (128 millones de hectáreas) y abarcan las zonas muy áridas y áridas (que se encuentran principalmente en Baja California, Baja California Sur, Coahuila, Chihuahua y Sonora), las zonas semiáridas (distribuidas en su mayoría en el desierto Sonorense y en el altiplano), y las zonas subhúmedas secas de Campeche y Yucatán, el Golfo de México y las costas del Océano Pacífico desde Sinaloa hasta Chiapas (Semarnat, 2008).

La desertificación entonces puede presentarse incluso allí en los estados donde aparentemente no habría problemas mayores con los recursos hídricos.  Y es que, si bien Chiapas se caracteriza, en general, por la presencia de amplias zonas de bosque, una alta precipitación y numerosos cuerpos de agua (de hecho, se estima que abastece de agua a 30% del país), en décadas recientes ha perdido un poco más de la mitad de sus bosques (principalmente por deforestación para actividades agropecuarias) y registra alrededor de 6,600 incendios al año, muchos de ellos causados por quemas agropecuarias. 

Además, Chiapas es uno de los estados donde se han documentado algunos de los primeros casos de modificación climática basada en registros (en Tapachula y Malpaso, por ejemplo, las precipitaciones anuales han disminuido en más de 300 milímetros y las temperaturas se han elevado de forma consistente) (Consejo Consultivo de Cambio Climático en Chiapas, 2018). 

En este contexto, no es que Chiapas vaya a convertirse en un desierto (no al menos en el futuro inmediato, ya que los procesos geológicos de la Tierra sí abren esa posibilidad, aunque en algunos millones de años), pero sí es susceptible de padecer los efectos de la desertificación en sus zonas subhúmedas secas. De hecho, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el nivel de desetificación en esas zonas de Chiapas (figura 1) es severo (esta estimación se obtiene al considerar el estado de los hídricos, cobertura vegetal, erosión del suelo y aridez).

¿Es posible detener la desertificación? Considerando que en este proceso están involucrados numerosos factores relacionados con las actividades humanas (particularmente prácticas agrícolas inadecuadas), la respuesta no solo es que sí es posible, sino que es necesario hacer frente a este proceso. La adopción amplia de prácticas agrícolas sustentables para adaptarse y mitigar el cambio climático están en el centro de estas acciones. 

Chiapas, por ejemplo, es un estado pionero en tomar medidas para mitigar y adaptarse al cambio climático gracias a los esfuerzos coordinados entre diversas organizaciones —como la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), entre otras— que conforman la Mesa Técnica Agroclimática de Chiapas.

A través de esta colaboración se emiten periódicamente boletines agroclimáticos con recomendaciones claras y puntuales para que los productores del estado puedan tomar mejores decisiones en sus tierras de cultivo. En el boletín más reciente (correspondiente a mayo-junio-julio), por ejemplo, se detallan los pronósticos de lluvias para cada región de Chiapas, así como recomendaciones para los distintos cultivos (en general, se esperan buenas lluvias por lo que es viable sembrar maíces rendidores). El boletín puede ser consultado y descargado en el siguiente enlace: https://idp.cimmyt.org/download/boletin-agroclimatico-chiapas-no-3/

Figura 1. Nivel de desertificación en las tierras secas de México. Semarnat, 2003.