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Un amplio menú de forrajes

En el marco de la vinculación entre el Ayuntamiento de Tulancingo, el Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico (CIDT) —de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedagroh) de Hidalgo— y el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se realizó un evento demostrativo para presentar a los productores locales cultivos alternativos y prácticas sustentables de utilidad para ellos.

En la zona el maíz es el cultivo predominante y se destina para la alimentación del ganado bovino productor de leche, aunque ha tenido bajos rendimientos debido al mal temporal, la insuficiente asesoría técnica y la prevalencia de prácticas convencionales inadecuadas. Por esto, se presentaron los resultados de tres cultivos establecidos previamente: triticale, cebada y sorgo, que son alternativas para la alimentación del ganado.

El triticale es un cereal híbrido producto de la cruza entre el trigo y el centeno, y su nombre es una mezcla de los géneros de los que procede: Triticum (trigo) y Secale (centeno). Su calidad nutritiva es similar a la del trigo y se desarrolla bien en suelos pobres. Además, es tolerante a las bajas temperaturas y, por su capacidad de rebrote luego del pastoreo, es una excelente opción para los animales.

A la cebada se le conoce principalmente por ser un insumo básico en la elaboración de cerveza, pero también es una buena alternativa como forraje, pues su cáscara es un producto que induce la lactancia debido a sus altos niveles de proteína y fibra (por lo que se recomienda suministrarlo solo cuando el ganado tiene deficiencias proteicas).

Por su parte, el sorgo es una especie de rápido crecimiento tolerante a la sequía. En México prácticamente la totalidad de su producción es destinada al consumo animal. De hecho, existe una confusión cuando se habla de «sorgo forrajero» y «sorgo grano». Se trata de la misma planta, y el «sorgo grano» es considerado también un producto forrajero. La diferencia radica en que el «sorgo forrajero» hace referencia a que se utiliza toda la planta en la alimentación del ganado.

Estas tres plantas amplían el menú de forrajes en la región. Además, su cultivo bajo el sistema de Agricultura de Conservación permite tener mayores rendimientos y reducir los costos de producción. Durante el evento demostrativo se expusieron las ventajas de implementar innovaciones agrícolas (como el diseño de siembra a doble hilera) para hacer más rentables los sistemas de producción.

Los productores que asistieron (provenientes de las localidades de San Rafael, Santa Rosa, Santa Ana Hueytlalpan, Ejido Tulancingo, San Nicolás Cebolletas y Zapotlán de Allende) —junto con autoridades locales, técnicos y proveedores de maquinaria e insumos— recorrieron las parcelas demostrativas y, mediante la explicación de los ingenieros María Antonieta Morgado y Jaime Ortega —colaboradora de MasAgro y responsable del CIDT, respectivamente—, conocieron los detalles de los cultivos establecidos.

Cabe destacar que, a pesar de las condiciones climáticas desfavorables (falta de lluvias) que impidieron que los cultivos tuvieran el desarrollo óptimo esperado, las parcelas de triticale, cebada y sorgo establecidas con Agricultura de Conservación tuvieron mejores rendimientos que las cultivadas con labranza convencional.

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Agricultura Sustentable, fundamental en la formación de nuevos agrónomos

Torreón, Coah.- La práctica es la mejor manera de formar a los futuros profesionistas del país. Por eso, cerca de 200 alumnos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), Unidad Laguna, participaron en el taller ‘Manejo agronómico del cultivo del maíz bajo condiciones de Agricultura de Conservación’, impartido por colaboradores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El taller, desarrollado en las instalaciones de la UAAAN, forma parte de las acciones del programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT. A través de este programa, se busca desarrollar capacidades y transferir conocimientos a todos los actores involucrados en las cadenas de valor de maíz, trigo y cultivos asociados.

Actualmente, 12 catedráticos de la UAAAN participan activamente en acciones promovidas por la vinculación con el programa MasAgro, por medio del cual —desde 2016— se ha apoyado el proceso formativo de los estudiantes de esa casa de estudios que cuenta con una población de más de 2,000 alumnos de carreras agropecuarias.

Después de conocer los fundamentos teóricos de la Agricultura de Conservación, los estudiantes que participaron en el taller recorrieron el campo experimental de la UAAAN —donde está el módulo MasAgro La Universidad, dedicado a la transferencia de conocimientos hacia los productores de la región— para realizar algunos ejercicios prácticos.

Víctor Martínez Cueto, director regional de la UAAAN, señaló que la práctica es la mejor manera de construir una red de agrónomos con mentalidad y formación orientadas hacia la sustentabilidad”. Por esto, durante el taller se difundieron prácticas sustentables que permiten elevar la productividad y la competitividad, así como cuidar los recursos naturales.

A través del programa MasAgro, la investigación colaborativa permite extender los beneficios de la ciencia no sólo en términos territoriales, sino también temporales. Con talleres como este —dirigidos a universidades y bachilleratos—, se puede sembrar la semilla de la sustentabilidad en los futuros agrónomos.

En un mundo donde la investigación científica es una ventaja competitiva para la economía de los países, la formación de nuevos profesionistas es fundamental. Complementar la educación de jóvenes agrónomos y fomentar el desarrollo de las ciencias agrarias a través de una vinculación directa entre los actores del sector, como lo hace MasAgro, representa un beneficio directo para la productividad y la competitividad nacionales.

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La sustentabilidad agrega valor a los productos del campo

Recientemente, fue inaugurado un punto de venta de productores agropecuarios de Chiapas dedicados al cultivo de maíz, café y hortalizas; la producción de miel; y la elaboración de artesanías de ámbar. Durante el acto inaugural, se resaltó que las prácticas sustentables —como las que promueven el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) a través del programa MasAgro— pueden agregar valor a los productos del campo.

Los dirigentes de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) —organización a la que están vinculados los productores— hablaron sobre las condiciones y los procesos de transformación de los productos comercializados en la tienda Incusa. A través de este punto de venta, se busca que las familias productoras de alimentos y artesanías puedan comercializar de una manera más directa y justa.

Con más de 34,000 agremiados, la CIOAC es una de las organizaciones con mayor presencia en Chiapas. Impulsa diversos proyectos para la producción, industrialización y comercialización de miel, maíz, café, hortalizas y productos derivados, por lo que está en constante búsqueda de vinculaciones y prácticas que permitan a sus productores mejorar sus procesos y sus condiciones de vida.

Federico Ovalle, secretario nacional de la CIOAC, resaltó la importancia de la vinculación con instituciones dedicadas a la investigación y la transferencia de prácticas sustentables para la producción agrícola, como el CIMMYT. Para él, la información científica y el fortalecimiento de las capacidades de su personal técnico y sus agremiados son una vía para mejorar tanto la producción y la comercialización de maíz y frijol como las condiciones de vida y la economía de las familias productoras.

Actualmente, el consumo nacional e internacional está cambiando. Los compradores demandan, cada vez más, alimentos producidos de manera sustentable (sin agotar los recursos o perjudicar el medioambiente), por lo que —en un futuro próximo— las tiendas como Incusa y los productores que adopten prácticas sustentables incrementarán sus posibilidades de posicionarse en el mercado.

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Semillas para la autosuficiencia

La vida en el campo comienza con las semillas. Por eso, su disponibilidad es fundamental para garantizar alimentos a la población, lo cual es particularmente importante si se considera que en 10 años México vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria, ya que si continúa con su tendencia de producción y consumo, tan sólo en el caso del maíz necesitará importar un poco más de 18 millones de toneladas. Construir una industria semillera nacional sólida y justa que favorezca particularmente a los pequeños y medianos productores resulta ser entonces un asunto de suma importancia.

El programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, además de realizar acciones con productores en favor del incremento de sus rendimientos, ha propiciado que se caracterice la diversidad genética del maíz, dando origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en el programa.

¿Cómo puede la conservación e investigación de la biodiversidad favorecer el desarrollo de la industria semillera nacional? MasAgro ha ayudado al desarrollo y la ampliación del Atlas Molecular de Maíz, una herramienta que hace posible conocer la información contenida en las diferentes razas y variedades de maíz (material que México resguarda en el Banco de Germoplasma que se encuentra en las instalaciones del CIMMYT en Texcoco, Estado de México) a fin de identificar características que permitan, por ejemplo, generar variedades más resistentes a las enfermedades o tolerantes a las nuevas condiciones climáticas.

Con nuevas variedades mejoradas, la industria semillera nacional puede contar con semillas mexicanas adecuadas para las distintas regiones del país. Recientemente, la investigación científica impulsada por MasAgro ha permitido entender —para agilizar su uso— la diversidad de 15,384 variedades nativas de maíz e ingresar más de 100 millones de nuevos datos al Atlas Molecular de Maíz, lo cual deriva en maíces con mayor tolerancia al calor y la sequía y resistentes a enfermedades como el complejo de la mancha de asfalto, que puede reducir el rendimiento del maíz hasta en 70%.

Las semilleras nacionales que se fortalecieron o surgieron con MasAgro han introducido al mercado 129 nuevos híbridos y registrado 36 nuevas variedades ante el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). Este posicionamiento de semillas de alto rendimiento, así como las más de 3 toneladas de semilla básica y precomercial de maíz distribuidas recientemente para producciones a gran escala son ejemplos claros de cómo MasAgro incrementa la competitividad de las empresas semilleras nacionales.

Uno de los principales objetivos de las acciones que realiza MasAgro para impulsar la industria semillera nacional es el año 2030, fecha crucial en la cual se proyecta que el incremento de la población y el cambio climático amenazarán seriamente la seguridad alimentaria de los países. Si las sociedades no implementan estrategias que les permitan ser autosuficientes en la generación de los alimentos que requieren y si la biodiversidad de las especies cultivadas (y cultivables) se pierde, entonces el futuro de las naciones y la humanidad entera estarán en riesgo.

En este contexto, MasAgro es un programa estratégico para que México avance hacia su autosuficiencia alimentaria y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el cual —como parte de sus metas— promueve el acceso a los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos y su distribución justa y equitativa. Por eso, para MasAgro es fundamental continuar apoyando a las pequeñas y medianas empresas semilleras nacionales a través de la investigación científica.

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Pequeña pero muy perjudicial: la mosca blanca que ataca al cultivo de frijol

Venustiano Carranza, Chis.- Chiapas es uno de los principales productores de grano de frijol (en condiciones de temporal) a nivel nacional. Las plagas y enfermedades, sin embargo, son un factor que pone en riesgo la producción agrícola de ese cultivo en la entidad, pues disminuyen su calidad y rendimiento. El frijol, particularmente, puede ser atacado por diversos insectos y varias especies de ácaros y moluscos. Los daños pueden ocurrir desde la siembra hasta después de la cosecha; por eso es fundamental tomar medidas preventivas y disponer de soluciones eficaces y sustentables.

El acompañamiento técnico a los productores locales es una de las acciones que se desarrollan en el marco del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— para que los productores de Chiapas puedan hacer un manejo adecuado de las plagas, particularmente de la mosquita blanca (Bemisia tabaci), que causa severos daños al cultivo de frijol.

La mosquita blanca es un insecto chupador que se alimenta de la savia de la planta. Al igual que otros insectos, como las chicharritas —o lorito verde— y los pulgones (áfidos), puede transmitir diversos virus. En esto radica su potencial peligrosidad, pues el daño físico que causa a los cultivos no es de importancia económica, pero el virus del mosaico dorado del frijol que transmite sí causa grandes pérdidas.

La aplicación de los insecticidas adecuados (en el tiempo, la forma y la cantidad precisos) permite hacer un manejo de plagas más eficaz y minimizar el impacto ambiental. En el caso de la mosquita blanca que afecta a los cultivos de frijol en Chiapas, además de estos productos, se recomienda hacer rotación de cultivos e implementar prácticas agroecológicas.

En conjunto, estas prácticas agrícolas permiten a los productores obtener granos de calidad para el autoconsumo y para lograr la seguridad alimentaria de sus familias. Además, el programa MasAgro promueve otras prácticas sustentables, como las soluciones herméticas poscosecha, con las cuales se combaten otras plagas que —al igual que la mosquita blanca, pero en distinta etapa— ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las familias.

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¿Puede la agricultura ser el motor del desarrollo nacional?

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos. Su impacto positivo en más de 300,000 productores y más de 1 millón de hectáreas explica su permanencia en el tiempo y el interés internacional que ha despertado para replicar la estrategia en países con riesgo de hambruna y como vía para mitigar la migración forzada, pues MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores, sino que —por su enfoque social y ambiental— ha contribuido al desarrollo de las comunidades rurales y la preservación del medioambiente y la biodiversidad.

Los resultados más recientes del programa —correspondientes al año 2018— muestran que la apuesta por la generación y transferencia de conocimientos, así como por la investigación colaborativa y la articulación de esfuerzos y capacidades, rinde frutos. De acuerdo con estos resultados, las investigaciones desarrolladas en 40 plataformas de investigación y la difusión de prácticas agronómicas sustentables —a través de más de 1,000 módulos con parcelas demostrativas— permitieron sumar más de 3,000 nuevas áreas de extensión en todo el país (es decir, parcelas donde los productores deciden implementar alguna de las innovaciones promovidas por MasAgro).

Este dato es relevante porque significa que son los propios productores quienes están tomando decisiones informadas y responsables para beneficio de sus parcelas, familias y comunidades. El acompañamiento técnico que reciben (en 2018 se capacitó a más de 5,000 técnicos y actores clave del sector agroalimentario) y el soporte científico del programa propician precisamente que los productores sean la pieza central en la transición de una agricultura convencional a una basada en el conocimiento, sustentable y climáticamente inteligente.

Por su enfoque social e incluyente, su base científica y su operación en redes colaborativas, MasAgro ha sido considerado un programa clave para impulsar y acelerar el desarrollo del campo mexicano. Su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 contribuye además a los esfuerzos del Gobierno federal para lograr la seguridad alimentaria. Esta sinergia reafirma que MasAgro es una “iniciativa exitosa e innovadora de desarrollo rural sostenible, alimentación saludable, erradicación de la pobreza y resiliencia climática y ambiental que puede ser replicada en diversos territorios rurales y a múltiples escalas”, como mencionó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2018, cuando reconoció al programa por su labor.

El mejor reconocimiento, sin embargo, es el de los propios productores cuando ven los resultados de implementar las prácticas sustentables que promueve MasAgro. “Me di cuenta de que es necesario abandonar las prácticas convencionales y adoptar otras sustentables. Yo invito a los productores a que hagan Agricultura de Conservación; van a mejorar su producción, pero —sobre todo— van a detener los daños que se le siguen ocasionando al medioambiente con el uso excesivo de agroquímicos y las quemas sin control”, comentó Víctor Artemio Díaz González, productor cooperante de Chamula, Chiapas. Este es uno de muchos testimonios que avalan el programa y que se replican cada ciclo. Por esto, MasAgro ha permitido trazar el camino de Maíz para México, el plan estratégico más completo —generado por especialistas y actores clave del ámbito científico, gubernamental, empresarial y social— para transformar el escenario del maíz en México.

¿Por qué es importante impulsar programas como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México? Porque, si las tendencias se mantienen, en tan sólo 10 años el país vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria: necesitará importar un poco más de 18 millones de tonelas de maíz. Esa es la razón por la cual entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está la de duplicar para el año 2030 la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos de pequeña escala. MasAgro y Maíz para México son iniciativas que contribuyen al logro de esta meta.

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El titular de la SADER participó en el Diálogo Borlaug del Premio Mundial de Alimentación

El titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), Víctor Villalobos Arámbula, ofreció una conferencia magistral sobre agricultura, migración y paz en el marco del Simposio Internacional Diálogo Borlaug, organizado por la Fundación del Premio Mundial de Alimentación (WFP, por sus siglas en inglés) en Des Moines, Iowa.

Esta fundación convoca a líderes y representantes de los sectores agroalimentarios públicos y privados de todo el mundo a participar en consultas, mesas redondas y conferencias que abordan diferentes asuntos, retos y perspectivas relacionados con la seguridad alimentaria a escala global. El Diálogo Borlaug es, además, el marco de la ceremonia de entrega del Premio Mundial de Alimentación —considerado el “Premio Nobel de la Agricultura”—, que se celebra cada año en el Capitolio de Iowa, estado del que era originario Norman Borlaug, ganador del Premio Nobel de la Paz en 1970.

En el encuentro, el secretario Víctor Villalobos subrayó que la agricultura, el bienestar, la prosperidad y la paz están estrechamente vinculados y que cualquier respuesta definitiva a la degradación ambiental, la violencia, el hambre y la migración forzada exige un esfuerzo colectivo de la comunidad internacional.

El titular de la SADER señaló que la respuesta a estos problemas requiere un enfoque de desarrollo integrado, con base en la innovación, la ciencia y la tecnología, como el que trabaja MasAgro —programa de la SADER y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organismo internacional fundado por el doctor Borlaug con sede en Texcoco, Estado de México—, esfuerzo que fue reconocido con el Premio Borlaug en 2014, auspiciado por la Fundación del Premio Mundial de Alimentación y la Fundación Rockefeller.

“México busca replicar la experiencia de MasAgro en el Triángulo Norte de Centroamérica para contribuir a elevar los niveles de vida, promover la paz y reducir la migración forzada de esa región, por lo que invito a los participantes de este diálogo a combatir el aislacionismo y a asumir juntos los retos de la seguridad alimentaria global y de nuestro futuro compartido en este planeta”, expresó el secretario.

El ganador del Premio Mundial de Alimentación 2019 fue Simon Groot, de los Países Bajos, por desarrollar una industria de semillas mejoradas de diferentes vegetales para los pequeños productores de las zonas tropicales del sureste asiático que actualmente opera en más de 60 países de Asia, África y América Latina, generando dietas mejoradas y diversificadas para millones de familias.

Dos mexicanos que trabajaron en el CIMMYT han ganado el Premio Mundial de Alimentación: en el año 2000 la doctora Evangelina Villegas fue galardonada por desarrollar variedades de maíz de alto contenido proteico que ayudan a combatir la desnutrición materna e infantil, y en 2014 lo recibió el doctor Sanjaya Rajaram por continuar el trabajo de mejoramiento de trigo de Norman Borlaug y desarrollar más de 480 variedades de alto rendimiento que se sembraron —y continúan sembrándose— en todo el mundo.

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Cómo obtener mayores rendimientos y disminuir el impacto ambiental desde la agricultura

José Manuel Gómez Custodio es un productor de maíz del ejido Pedro Cornelio Colorado, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco. Cultiva maíz desde hace más de 15 años, pero comenta que antes de conocer las propuestas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) sobre Agricultura Sustentable, realizaba las actividades en sus tierras de acuerdo con su experiencia al observar las prácticas convencionales que predominan en la región.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT—, recibió capacitación por parte de especialistas del CIMMYT; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); y el despacho Seicader. Y se dio cuenta de que podía mejorar muchas actividades de su sistema de producción. Así, hace apenas un par de años empezó a trabajar con el enfoque de la Agricultura de Conservación, y comenta que ha logrado incrementar 30% sus rendimientos.

José Manuel cuenta con una superficie de cultivo de 2.5 hectáreas. Las malezas eran uno de sus problemas principales, por lo cual realizaba hasta tres aplicaciones de herbicidas. Con la intención de solucionar este problema, y gracias al acompañamiento técnico que ha recibido a través de MasAgro, comenzó a hacer cambios innovadores en su sistema de producción: inició conservando el rastrojo de la cosecha anterior para dejarlo sobre la superficie de siembra y después sembró frijol para hacer rotación de cultivos, ya que anteriormente sembraba maíz.

Las malezas prosperan en suelos en monocultivo y en los que quedan descubiertos. Por eso, el rastrojo sobre la superficie contribuye a que las semillas de maleza no lleguen al suelo (perdiendo así su viabilidad de germinar) y la rotación de cultivos ayuda a romper los ciclos de malezas y plagas. Además, estas prácticas —que constituyen dos de los principios de la Agricultura de Conservación— permiten hacer más productivas las parcelas y, consecuentemente, incrementan las posibilidades de ingreso de los productores.

Para José Manuel Gómez, los beneficios de la Agricultura de Conservación son visibles. Con la asistencia que le han brindado los colaboradores del CIMMYT y especialistas como el doctor Fernando Bahena, no sólo ha disminudo significativamente la aplicación de herbicidas e incrementado sus rendimientos, sino que está contribuyendo al cuidado del medioambiente y a la recuperación de la calidad productiva de los suelos de Tabasco. Por todo esto, José Manuel no duda en invitar a otros productores a acercarse a las actividades de difusión y capacitación que promueve el programa MasAgro.

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Maíz, frutas y sustentabilidad: los vínculos entre MasAgro y Sembrando Vida

Las labores agrícolas en los terrenos con pendientes pronunciadas suelen complicarse debido a la inclinación y a que los suelos, normalmente superficiales, son muy susceptibles a la erosión y al desprendimiento de tierras. Chiapas tiene grandes extensiones con relieves de este tipo, y la población que vive en ellas con frecuencia tiene dificultades para lograr cosechas que cubran sus necesidades de alimentación.

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), junto con sus colaboradores, promueve diversas prácticas y sistemas orientados a elevar la productividad y conservar los suelos en terrenos de ladera. Uno de estos es la Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF), desarrollado por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y mejorado por productores que deciden innovar —mediante un proceso de integración de la ciencia y el conocimiento tradicional— a través de programas como MasAgro.

El programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT, brinda soporte técnico y metodológico a diversas estrategias y proyectos en el país. En Chiapas su vinculación con el programa Sembrando Vida (del Gobierno federal) ha permitido desarrollar diversas acciones de capacitación, como el taller ‘El sistema MIAF: manejo agronómico y sustentabilidad’, que recientemente se impartió a técnicos, facilitadores y otros operadores de Sembrando Vida.

La sinergia entre ambos programas es producto de los objetivos que tienen en común, entre los cuales están conservar los suelos, producir sustentablemente y —sobre todo— cuidar el medioambiente. Durante los dos días del taller, se abordaron temas como las alternativas para el manejo de pequeñas unidades de producción en laderas; el sistema MIAF, su diversificación y las experiencias de su adopción en los municipios de Ocosingo y Rayón; el manejo del muro vivo en el sistema MIAF; la dinámica de la formación y las podas del árbol frutal; y los cultivos del sistema MIAF, entre otros.

El taller, realizado en la plataforma Larráinzar, da continuidad al diagnóstico de necesidades de capacitación con facilitadores de Sembrando Vida y se suma a otras capacitaciones impartidas en el marco de la vinculación con MasAgro. Próximamente, se impartirán nuevas capacitaciones en temas como Manejo Agroecológico de Plagas, fitomejoramiento participativo de maíces nativos, Agricultura de Conservación y soluciones herméticas poscosecha.

De acuerdo con los técnicos participantes, este taller les permitirá brindar un mejor acompañamiento a los productores de la región, emitir recomendaciones puntuales a los grupos que tienen a su cargo, alcanzar los objetivos del programa Sembrando Vida y —a través de la implementación de innovaciones agrícolas sustentables derivadas de la investigación científica— mitigar los efectos del cambio climático que tanto han afectado a los productores de Chiapas.

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MasAgro en la Península de Yucatán, una red de innovación en constante crecimiento

Yucatán.- Están siendo implementadas unas prácticas innovadoras y sustentables para incrementar el rendimiento del cultivo del maíz y lograr la seguridad alimentaria de las familias productoras en 10 localidades de los estados de la Península de Yucatán. Agricultura de Conservación, arreglo topológico, siembra de variedades adecuadas, fertilización integral, Manejo Agroecológico de Plagas y opciones pertinentes de mecanización son algunas de las prácticas que actualmente se realizan y difunden a través del programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

En la Península de Yucatán MasAgro toma fuerza gracias a nuevas vinculaciones que se han establecido con actores clave de las regiones representativas del sistema de producción del maíz (tanto para autoconsumo como para comercialización). Gobiernos municipales, organizaciones de productores, sociedades de producción rural, asesores independientes e —incluso— estudiantes de carreras afines a la agricultura que se encuentran en proceso de formación técnica se han sumado a la red de innovación que impulsa MasAgro.

En la Península de Yucatán el programa MasAgro tiene, entre otros, el objetivo de apoyar a los productores para que logren sus cosechas e incrementen sus rendimientos de manera sustentable. Esto es necesario si se considera, por ejemplo, que el rendimiento de grano en Yucatán, en promedio, es de sólo 0.8 t/ha, cifra que se reduce en parcelas de temporal debido a la escasez de lluvias y distribución heterogénea. Por esta razón, en el ciclo primavera verano 2019 fueron establecidos los siguientes módulos agronómicos con el apoyo de diversos aliados.

 

Aliado Localidades Asesores técnicos vinculados Módulos establecidos Prácticas sustentables implementadas
Apromasy Opichén, Santa Elena, Tekax, Peto, Tahdziú, Tzucacab 2 2 Densidades adecuadas, fertilización integral
SIIGATI Kaua 1 1 Densidades adecuadas
Ecomunnis Abalá 1 1 Fertilización integral
Ayuntamiento de Peto en conjunto con la Universidad Tecnológica del Mayab Peto 1 1 Variedades adecuadas
Sac Catzin Peto 1 2 Fertilización integral, mecanización inteligente
Rodolfo Adrián Dzul Moo José María Morelos 1 1 Fertilización integral
Erik Humberto Naal Cauich Peto 1 1 Densidades adecuadas, Fertilización integral
Fernando Cauich Collí Maxcanú 1 1 Fertilización integral
Hopelchén 2
Campeche 2
Totales 10 9 13

 

Cabe destacar que las prácticas implementadas en cada módulo están encaminadas no sólo al incremento de los rendimientos, sino a la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, ya que en la región estos hicieron que el periodo de lluvias se retrasara, ocasionando que los productores de la región sembraran a finales de julio –e incluso en agosto y septiembre–. Don Rafael Chimal, del municipio de Peto, comenta que “es preocupante que no llueva; por eso, este año sembramos variedades de ciclo corto, para minimizar el riesgo de la canícula”.