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Los resultados de la Agricultura Sustentable hablan por sí mismos

Con la colaboración de la Dirección de Desarrollo Agropecuario de Tepalcingo, Morelos, formadores del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— capacitaron, en una primera etapa, a tres técnicos municipales en temas de Agricultura de Conservación, Manejo Agroecológico de Plagas y prácticas poscosecha. Los técnicos capacitados han replicado el conocimiento adquirido con 100 productores locales.

Entre los resultados positivos que los técnicos y los productores han observado de forma más inmediata, está el cambio del uso de plaguicidas a la utilización de trampas con feromonas sexuales para el control de los gusanos cogollero y elotero (se realizaban de cinco a siete aplicaciones de plaguicidas por hectárea en cada ciclo productivo, y ahora solo instalan cuatro trampas por hectárea cada 30 días por ciclo productivo).

Al respecto, algunos productores comentaron: “ahora que hagamos Agricultura de Conservación, nuestros costos de producción van a disminuir más. Y como vendemos elote para exportación, sí va con mucho químico, y ya no nos compran nuestro producto. Ahora que nos están dando esta alternativa y capacitaciones, pues vamos a mejorar nuestra forma de producir y podremos exportar”.

Después de ver estos resultados iniciales, René Benítez —director de Desarrollo Agropecuario de Tepalcingo— manifestó: “los productores de este municipio y del país necesitamos un cambio en la forma de producir. No nos damos cuenta del daño a nuestra salud y de la afectación al medioambiente que provocamos. Hace tiempo, cuando surgió internet, todos tuvimos que actualizarnos; ahora pasa lo mismo en la agricultura: tenemos que pasar del sistema convencional al sustentable”.

El impacto positivo y la buena aceptación que tuvieron las prácticas promovidas por MasAgro dieron pie a nuevas actividades, como un recorrido por la estación experimental de Tlaltizapán —del CIMMYT—, en Morelos. Ahí los productores reforzaron sus aprendizajes y conocieron la importancia de ya no hacer quemas agrícolas, las opciones más pertinentes para incrementar la fertilidad de los suelos, el impacto del cambio climático en la agricultura y las alternativas para mitigarlo.

Además de los enfoques agroecológicos para el manejo de plagas, una de las opciones para mitigar los efectos de la variabilidad climática (como las sequías prolongadas o el calor más intenso) es evitar la quema de rastrojos para aprovecharlos como cobertura del suelo. Al respecto, uno de los productores que recorrieron la plataforma de investigación Tlaltizapán comentó que ese tipo de prácticas ahora son una necesidad, porque “si continuamos como ahorita, vamos a terminar con nuestro suelo”.

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Alumnos de bachillerato en Zacatecas fomentan la Agricultura Sustentable

El año 2019 fue difícil para el campo de Zacatecas debido a la fuerte sequía (fenómeno atípico producto del cambio climático) que azotó a la entidad. A causa de esta, cerca de un cuarto de la superficie cultivable del estado no tuvo condiciones para ser sembrado, y el resto dispuso de poca o muy poca humedad.

Para que los productores desarrollen las capacidades y adopten las prácticas agronómicas que les permitan hacer frente a este tipo de fenómenos, el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— articula la colaboración de diversos actores y organizaciones.

Recientemente, por ejemplo, se estableció vinculación con el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) no. 20, de Río Grande, Zacatecas. Producto de ese acercamiento se acordó que ocho alumnos de esa institución educativa darán seguimiento a productores de la región —donde el cultivo principal es el frijol— que ya realizan Agricultura de Conservación (sistema sustentable que permite disminuir los costos de producción, incrementar los rendimientos y conservar los recursos naturales).

La participación de los jóvenes del CBTA no. 20 será fundamental para la obtención y el registro de datos que alimentarán a la Bitácora Electrónica MasAgro, la cual permite procesar información de utilidad para técnicos y productores de todo el país.

De manera inicial, un formador de MasAgro abordó con los alumnos temas como los principios y la importancia de la Agricultura de Conservación, la estructura y el funcionamiento de los nodos de innovación de MasAgro, los datos que se generan en las parcelas y la georreferenciación.

Entre las acciones futuras para dar continuidad a la colaboración, destaca que los alumnos participarán en diversas capacitaciones que impartirá el CIMMYT sobre temas como el muestreo y análisis de suelo, el cual es importante para tomar decisiones certeras sobre la aplicación de mejoradores de suelo, la fertilización, la cosecha de agua, etc.

De acuerdo con Jorge Contreras García, encargado del Departamento de Vinculación del CBTA no. 20, la participación de los alumnos de bachillerato en proyectos como MasAgro permitirá que un mayor número de productores se beneficie de la información generada localmente.

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La ciencia de los insectos, de gira por Veracruz

Las plagas son un problema que afecta a toda la sociedad. Además de las pérdidas millonarias que pueden causar en el sector agrícola, ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades (de acuerdo con la FAO, estas hacen que se pierda 40% de los cultivos, mientras que investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) estiman que en la entidad estas pérdidas son de hasta 50%).

Debido a la variabilidad climática y los monocultivos, en años recientes la incidencia de las plagas se ha agudizado en diversas regiones de Veracruz, por lo que el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve diversas prácticas sustentables para manejar plagas mediante enfoques agroecológicos.

La difusión de estas prácticas, además, se realiza de forma directa, principalmente a través del acompañamiento que brindan los técnicos de MasAgro, pero también mediante la interacción entre científicos y productores. Recientemente, por ejemplo, el doctor Fernando Bahena ―investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y colaborador del CIMMYT— sostuvo reuniones e impartió conferencias a productores, técnicos y estudiantes de las regiones Alta Montaña y Huasteca en Veracruz.

El doctor Bahena es un científico especializado en Manejo Agroecológico de Plagas, un sistema integrado por diversas prácticas que no buscan exterminar a las plagas, sino mantener sus poblaciones en niveles tales que no causen afectaciones económicas. Para lograr este efecto, los enfoques agroecológicos recurren a la conservación, el incremento o la introducción de enemigos naturales de las plagas y se apoyan en la rotación de cultivos (como normalmente cada plaga se alimenta de plantas diferentes, esta práctica ayuda a romper su ciclo de vida).

Además, el Manejo Agroecológico de Plagas permite que las poblaciones de insectos benéficos se fortalezcan y se cree un equilibrio natural durante el desarrollo de los cultivos (su implementación parte de la identificación de las causas que dan origen a la presencia de las plagas), lo cual contribuye a incrementar la biodiversidad y a minimizar el uso de plaguicidas químicos, sobre todo de aquellos que afectan la salud de los productores (esto impacta en la disponibilidad de alimentos más sanos para los consumidores).

En total, con estas actividades en campo se lograron difundir el Manejo Agroecológico de Plagas y otras prácticas sustentables entre más de 250 participantes. Para generar este impacto, se contó con la colaboración de la Universidad Veracruzana (campus Peñuela) y la Asociación de Citricultores Tihuatecos. Ambas instituciones —que contribuyen con el Hub Golfo Centro, del CIMMYT— desarrollan proyectos de investigación afines al tema.

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En Veracruz se suman esfuerzos para apoyar a productores de bajos ingresos

De acuerdo con el Índice de Riesgo Climático Global 2020 de la organización Germanwatch, entre 1999 y 2018 murieron 495,000 personas como consecuencia directa de más de 12,000 fenómenos meteorológicos extremos. En el caso de Veracruz, los riesgos climáticos son potenciados debido a que su amplio litoral está expuesto a los ciclones tropicales, los cuales han aumentado su número e intensidad debido al cambio climático.

El reporte de riesgos indica también que las regiones más pobres son las más vulnerables a los riesgos climáticos, viendo amenazada incluso su seguridad alimentaria. En los ciclos agrícolas recientes, por ejemplo, los productores de Cotaxtla —donde 66.4% de la población está en situación de pobreza— han tenido pérdidas económicas considerables debido a la variabilidad climática (sequías más prolongadas y lluvias más intensas y fuera de ciclo).

Para mitigar los efectos del cambio climático en Cotaxtla, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la asociación civil Educampo sumaron esfuerzos, conocimientos y experiencias para apoyar a los productores de ese municipio. Y durante el último bimestre de 2019 el CIMMYT brindó una capacitación a productores que subsisten bajo condiciones de alta marginación y que participan con Educampo.

El objetivo central de la capacitación —impartida por un técnico certificado en Agricultura Sustentable— fue mostrar a los productores las herramientas necesarias para conocer los principales problemas que enfrentan en sus sistemas de producción, para así identificar las innovaciones agronómicas que pueden resolverlos o controlarlos.

Debido al cambio climático, es fundamental que los productores adopten prácticas agronómicas y variedades vegetales tolerantes al calor y el estrés hídrico (falta de agua). Por esto, entre las opciones brindadas por el CIMMYT destaca el cultivo de leguminosas —como canavalia, mucuna, crotalaria y soya, entre otras— para mejorar las condiciones del suelo y mitigar el aumento de la temperatura, que es uno de los principales efectos del cambio climático.

La suma de esfuerzos de organizaciones como el CIMMYT y Educampo, así como la disposición de los productores para adoptar innovaciones agronómicas que les permitan adaptarse a la variabilidad climática, brinda la posibilidad de que las comunidades reduzcan los riesgos inherentes del clima actual y futuro, asegurando la alimentación de sus familias, sus ingresos y sus recursos naturales.

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Y después de la cosecha, ¿qué?

Se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas o se estropea por las malas prácticas de transporte y cosecha. En México se estima que las pérdidas poscosecha pueden ascender a 40%.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, se promueven tecnologías herméticas poscosecha como una solución eficiente y accesible para almacenar granos básicos, minimizar el uso de productos químicos durante el almacenamiento y reducir la afectación por plagas de almacén (como insectos, hongos y roedores).

En el norte de Oaxaca, por ejemplo, la organización Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja —que colabora con el CIMMYT— promueve la instalación de módulos poscosecha. Estos consisten en el almacenamiento simultáneo de granos en silos metálicos herméticos y en costales de polipropileno, y en abrir ambos tratamientos después de tres meses para contrastar los resultados.

Por la ausencia de oxígeno, los silos metálicos herméticos cortan el ciclo de vida de las plagas, mientras que los costales —que son la práctica convencional local— no lo hacen, por lo que requieren la aplicación de productos químicos potencialmente nocivos para la salud humana (como las pastillas o tabletas de fosfuro de aluminio).

Agua de Tierra —del municipio de San Felipe Jalapa de Díaz, Oaxaca— es una de las comunidades donde se han instalado módulos poscosecha. Ahí se reunió, luego de tres meses, el grupo de productores que fue testigo de la instalación del módulo Los Canales para hacer el levantamiento correspondiente, en el cual obtuvieron los siguientes resultados:

  • Del total de grano almacenado en silos metálicos herméticos se logró conservar 98%.
  • Del grano almacenado de forma convencional (en costal de polipropileno) solo se logró conservar 57%.
  • En ambos casos, la mayor parte de los daños fue ocasionada por gorgojos (que en el caso de los silos metálicos herméticos murieron por falta de oxígeno).

Cabe mencionar que estos resultados corresponden al segundo ciclo de evaluación en el módulo Los Canales, y los porcentajes han sido similares, por lo que ahora es importante extender el uso de esta tecnología a un mayor número de productores para contribuir a que estas comunidades logren su seguridad alimentaria (en este municipio 90% de ellos produce para autoconsumo).

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Sin datos, no hay impacto

Una bitácora electrónica y un sistema de información geográfica de vanguardia fueron las herramientas digitales que un grupo de técnicos y colaboradores de MasAgro —programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— del estado de Tlaxcala aprendieron a manejar con mayor pericia a través de una serie de capacitaciones.

‘Manejo y Análisis de Base de Datos’ y ‘Manejo y Uso del Sistema de Información Geográfica QGIS’ fueron los talleres impartidos durante el último trimestre de 2019 en instalaciones de la Fundación Produce Tlaxcala por el ingeniero Emiliano Vázquez, formador MasAgro en Tlaxcala, con el apoyo del ingeniero José Manuel Rivera, coordinador de formadores MasAgro del Hub Valles Altos del CIMMYT.

La Bitácora Electrónica MasAgro (BEM) es una herramienta digital que permite ingresar y analizar cientos de datos obtenidos directamente en las parcelas (fecha de siembra, zona agroecológica, costos e insumos, entre muchas otras variables del cultivo). La cantidad de información que se genera a través de esta herramienta es tan grande que es necesario que quienes la manejan aprendan también a realizar curación y limpieza de la base de datos, usar adecuadamente las funciones informáticas y generar tablas dinámicas y gráficas.

Por su parte, el sistema QGIS (de código abierto) permite hacer proyecciones cartográficas y generar mapas —útiles para realizar una agricultura más precisa—, por lo cual es necesario que los técnicos y colaboradores de MasAgro manejen datos vectoriales (atributos matemáticos útiles para indicar dirección, sentido y posición), simbología específica y el sistema de coordenadas que emplea la herramienta.

En conjunto, estas herramientas permiten generar información concisa y de calidad, útil para elaborar los reportes y análisis que se requieren para la toma de decisiones, tanto por parte del productor como de las organizaciones y dependencias gubernamentales relacionadas con las acciones de MasAgro en la entidad. Otra de las utilidades de estas herramientas digitales es que permiten a los técnicos brindar un acompañamiento de calidad a los productores.

Cada nuevo dato ingresado a la Bitácora Electrónica MasAgro (BEM) representa la posibilidad de contar con información precisa y confiable para visualizar patrones o tendencias en distintos niveles y —a partir de esta información— elaborar recomendaciones agronómicas que impacten positivamente en las parcelas. En otras palabras, la información que se obtiene directamente en las parcelas y es registrada adecuadamente regresa a ellas en beneficio de técnicos y productores.

Según manifestaron los participantes, esta serie de capacitaciones será de utilidad para presentar con mayor contundencia y con el soporte estadístico adecuado los resultados y los beneficios de la Agricultura Sustentable en Tlaxcala.

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Monocultivo, pérdida de biodiversidad y cambio climático

En la región de Tierra Blanca, Veracruz, el monocultivo —sistema que dedica toda la extensión disponible al cultivo de una sola planta— es una práctica común. Este sistema tiene muchas consecuencias, entre ellas el aumento de la incidencia de plagas y malezas, lo que hace que los productores vean reducidas sus ganancias, pues tienen que utilizar una mayor cantidad de insumos para controlarlas.

Además del incremento en los costos de producción, los monocultivos hacen que los suelos y la biodiversidad se pierdan. Debido a que capturan mucho menos carbono que los bosques y los sistemas de producción con cultivos diversificados, los monocultivos favorecen el calentamiento global, reducen la materia orgánica y —consecuentemente— disminuyen la rentabilidad de las parcelas.

Ante este panorama, el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve alternativas para que los productores ya no recurran al monocultivo, incrementen su rentabilidad y —al mismo tiempo— mitiguen o se adapten a los efectos del cambio climático.

En el caso de Tierra Blanca se observan grandes extensiones de monocultivo de caña de azúcar y pastizales, y en años recientes se ha incrementado sustancialmente la superficie sembrada con limón. Sin embargo, la extensión de terreno que los productores poseen —ya sea ejidal o pequeña propiedad— les permite cultivar maíz tanto en el ciclo primavera-verano como en el otoño-invierno.

Además, la incorporación de maíz favorece la dinámica de las familias (en su mayoría dedican el traspatio o solar a la producción de aves y cerdos), pues complementa sus ingresos y su alimentación. En el plano agronómico, la diversificación y rotación de cultivos permite disminuir la incidencia de plagas y malezas, y —dependiendo de los cultivos introducidos— es posible mejorar la fertilidad y la disponibilidad de nutrientes en el suelo.

Para evitar afectaciones importantes en los casos en que el temporal es errático y las precipitaciones bajas —consecuencia del cambio climático—, el programa MasAgro promueve en la zona prácticas diversas, como el Manejo Agroecológico de Plagas, la rotación de cultivos, la introducción de leguminosas de cobertura y la siembra de cultivos asociados (todo bajo los principios de la Agricultura de Conservación).

Por: Integración y Desarrollo CESUR SC.

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Maquinaria para una agricultura incluyente

Por mucho tiempo se ha pensado que mecanizar el campo es introducir a las parcelas máquinas agrícolas grandes, pesadas y sofisticadas. Esta idea es errónea. Mecanizar el campo es aplicar procedimientos para optimizarlo de la manera más adecuada y pertinente posible, y esto puede lograrse incluso con máquinas simples y de tracción animal.

Además, la mecanización con tractores de cuatro ruedas no siempre es sinónimo de mejores resultados. Hay terrenos que están en zonas tan inaccesibles —como los que tienen pendientes muy pronunciadas— o en ecosistemas tan frágiles —como en la Península de Yucatán— que introducir un tractor de cuatro ruedas es impensable. Por esto, se revisan opciones de equipos agrícolas que sean más adecuados a la escala y a las condiciones de producción, es decir, a la medida de los productores.

Un tema importante en este proceso es que las herramientas —o equipos agrícolas— sirven para trabajar bajo los principios de la Agricultura Sustentable; son máquinas precisas en la aplicación de insumos y eficientes en el consumo de energía, y ofrecen la oportunidad de disminuir el impacto negativo al medioambiente.

Ante este panorama, el programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve una mecanización inteligente del campo, que sea incluyente y trabaje hombro a hombro con los productores y los herreros locales para generar en ellos las capacidades que les permitan tomar las mejores decisiones.

Recientemente, a través de MasAgro se lograron establecer 21 puntos de maquinaria especializada en Agricultura Sustentable, distribuidos en ocho estados del país: Estado de México, Sonora, Sinaloa, Zacatecas, Michoacán, Chiapas, Guanajuato y Oaxaca. Esto fue posible gracias a la ampliación de una red de herreros que asegura que la tecnología adecuada siempre esté disponible para los productores de cada región, incentivando la economía local.

Se trata de una transferencia de tecnología basada en la cooperación comunitaria, en la que el CIMMYT —a través de MasAgro— diseña, adapta, mejora y valida modelos de máquinas y herramientas adecuadas para los diversos escenarios socioeconómicos y agroecológicos del país: desde sembradoras manuales y sembradoras-fertilizadoras de tiro animal hasta discos cortadores para un manejo adecuado del rastrojo.

Gracias al acompañamiento técnico de MasAgro, se garantiza llevar la tecnología adecuada a cada productor o grupo de productores. Además, los puntos de maquinaria permiten que se difundan y adopten las tecnologías más pertinentes en cada región, promoviendo una mejor dinámica de intercambio entre los actores del sistema de producción y distribución de maquinaria y equipos. También hacen posible identificar oportunidades de optimización de las tecnologías o nuevas necesidades. De hecho, cada herramienta se valida en campo a través de evaluaciones agrotécnicas con productores.

A la fecha, con esta estrategia de mecanización inteligente impulsada por MasAgro se ha logrado desarrollar más de 40 prototipos de maquinaria agrícola diseñados para construirse con la red de herreros. Estos prototipos vienen con materiales didácticos para facilitar la transferencia de tecnología (ensambles interactivos en 3D, fichas técnicas, planos de construcción estandarizados, etc.).

Para conocer más de estas acciones promovidas por MasAgro, te recomendamos leer:

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MasAgro genera impacto científico en el mundo

México está generando un impacto científico en el mundo. A través de la investigación colaborativa que promueve MasAgro —programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, científicos del CIMMYT y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) desarrollaron un estudio sobre Agricultura de Conservación en San Luis Potosí. Por su relevancia, la revista científica internacional Agronomy publicó este mes los resultados de ese estudio.

En el artículo, los investigadores del CIMMYT y el INIFAP describen cómo los rendimientos aumentaron con Agricultura de Conservación (bajo condiciones de riego) en la plataforma Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí (una de las plataformas de investigación de MasAgro). Entre los aspectos destacados del estudio está que, incluso en suelos de mala calidad, la Agricultura de Conservación puede mejorar la calidad del suelo, tanto que —aún bajo condiciones de riego— se observó un incremento de 3 toneladas por hectárea en el rendimiento.

Simon Fonteyne, Miguel Ángel Martínez, Abel Saldivia y Nele Verhulst son los científicos que realizaron la investigación de la cual se deriva el artículo “La Agricultura de Conservación mejora el rendimiento a largo plazo y la calidad del suelo en la rotación de avena y maíz con irrigación”. En él se detalla que la Agricultura de Conservación —sistema basado en la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos— se ha implementado (y estudiado) principalmente en condiciones de temporal, donde ayuda a capturar y retener la humedad, por lo que se consideraba improbable que en condiciones de riego mejorara los rendimientos.

La investigación es doblemente relevante porque sus resultados no solo benefician al ámbito agrícola nacional, sino que tienen un impacto científico en el mundo. Las condiciones en las tierras altas mexicanas —como las de San Luis Potosí, en donde se desarrolló el estudio— son representativas de las tierras altas tropicales de todo el mundo (las cuales también están densamente pobladas e intensamente cultivadas), lo cual significa que la Agricultura de Conservación —que fomenta MasAgro— podría ayudar a reducir la degradación y los problemas de fertilidad del suelo en amplias regiones del planeta.

Con Agricultura de Conservación, variedades de maíz adecuadas y camas elevadas permanentes —arreglo del suelo que permite un mejor aprovechamiento del agua— no solo se obtuvieron mayores rendimientos y ganancias (poco más de $18,000 por hectárea en promedio), sino que además se aumentó el carbono orgánico del suelo en un promedio de 63%.

Estos y otros detalles pueden ser consultados directamente en la revista Agronomy mediante el siguiente enlace: https://www.mdpi.com/2073-4395/9/12/845/htm

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El potencial de la milpa y de los maíces nativos

La milpa —con toda la riqueza que le otorgan los climas, las altitudes y las prácticas culturales locales— se caracteriza por su diversidad y asociación de cultivos. Existe desde hace por lo menos 4,500 años y, debido a las nuevas dinámicas socioeconómicas y la paulatina pérdida de su productividad (por diversos factores, entre ellos la persistencia de prácticas inadecuadas), hoy está siendo abandonada, hecho que fomenta fenómenos migratorios y pérdida de diversidad biológica.

Además, es el sistema de producción que ha dado origen a la gran diversidad de maíces nativos (se han identificado 64 grandes grupos o razas de maíces originarios de México, pero solo se han aprovechado menos de 10 para el mejoramiento de maíz). A pesar de su amplia variedad, en el país el maíz nativo representa apenas 0.8% de las hectáreas sembradas de maíz y su consumo solo alcanza 0.3% del total, destinándose primordialmente al autoconsumo de las comunidades campesinas e indígenas, las cuales son 80% de los productores de este cereal (según el IICA en 2019).

Ante este panorama, han surgido diversas iniciativas para proteger los maíces nativos y rescatar la milpa (algunas desde la normatividad y otras desde la investigación). Aunque estos esfuerzos son fundamentales en el camino para mantener la diversidad genética de las semillas y las plantas cultivadas, es necesario que los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos sean distribuidos justa y equitativamente, como señalan las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que busca revitalizar la milpa y ampliar la investigación y el consumo de maíces nativos, pues —en conjunto— la milpa y los maíces nativos tienen el potencial de contribuir significativamente a que toda la población mexicana tenga acceso a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.

Así, recientemente se desarrollaron 158 ensayos y viveros de maíz nativo y de cultivos de la milpa en Oaxaca, Michoacán y Estado de México. La intención es consolidar un esquema que eleve la productividad sustentable y el bienestar de las comunidades milperas, tal como ocurre en la Península de Yucatán, donde el CIMMYT y su red de colaboradores —mediante el mismo enfoque de intensificación sustentable de MasAgro— han afianzado acciones que han sido reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas como una de las soluciones más innovadoras para fomentar el desarrollo de las comunidades rurales y los grupos indígenas.

Debido a que se adaptaron a las más diversas condiciones geográficas y a distintos usos, en los maíces nativos podría haber importantes pistas para desarrollar variedades resistentes a las enfermedades, la sequía y otras condiciones extremas derivadas del cambio climático. El potencial de estos maíces, sin embargo, no se limita a su valor biológico, sino que se extiende al terreno de la economía, pues aunque actualmente 99.7% del consumo total de maíz en México corresponde a maíz blanco y amarillo, los maíces de colores han despertado recientemente el interés en varios nichos del mercado que demandan productos nutritivos de alta calidad (y diferentes) producidos artesanalmente y con inocuidad y bajo impacto.

Con la experiencia de MasAgro —que también ha aportado opciones de mecanización adecuadas y tecnologías poscosecha para incrementar la productividad y lograr la seguridad alimentaria de los productores que trabajan la milpa—, se ha logrado desarrollar Maíz para México, el plan estratégico más completo generado por especialistas y actores clave de los ámbitos científico, gubernamental, empresarial y social para transformar el escenario del maíz en México. En este plan, la milpa ocupa un papel preponderante como patrimonio cultural intangible y como clave para erradicar el hambre.

Entre las acciones que propone, destacan la creación de bancos de semillas comunitarios a nivel nacional, el acompañamiento técnico a productores milperos para mejoramiento participativo, el desarrollo de un observatorio de maíz con las propiedades de los maíces nativos (así como su disponibilidad comercial y distribución geográfica a nivel nacional), las acciones para fomentar una economía justa y equitativa en torno a los maíces nativos y las acciones para reivindicar el papel histórico del sistema milpa y preservar su legado biocultural.