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Mejoran sus ingresos familiares con un enfoque medioambiental

Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el primero de los 17 objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU. Este año, el tema del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza aborda el desafío de lograr la justicia social y medioambiental para todas las personas.

¿Cuál es la relación entre la pobreza y el medioambiente? La pobreza va más allá de la falta de ingresos, desencadena impactos sobre el ambiente. Las poblaciones empobrecidas son las que más dependen de los recursos de los que les proveen los ecosistemas, pero también son las más vulnerables ante los impactos negativos derivados de los problemas ambientales.

Las poblaciones vulnerables también tienen una gran capacidad para contribuir positivamente en las soluciones ambientales y para la superación de las condiciones económicas adversas. Por esta razón, la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueven prácticas agrícolas que permiten a productores de la Región Mixe, en el estado de Oaxaca, mejorar sus ingresos familiares con un enfoque medioambiental.

El centro de difusión de las prácticas sustentables es la plataforma de investigación localizada en el paraje Puente Ardilla, en el municipio de Tamazulápam del Espíritu Santo. En la zona donde se ubica la plataforma predomina el sistema de producción milpa-jornaleo-servicios, con rendimientos insuficientes incluso para el autoconsumo (de apenas 1.1 toneladas por hectárea). Adicionalmente, los terrenos en laderas que caracterizan a la zona presentan baja fertilidad y están erosionados por la lluvia.

En la plataforma de investigación se han implementado y evaluado diversas innovaciones, comparándolas siempre con la labranza convencional de la zona a fin de que las ventajas de innovar sean visibles para todos. También se han realizado estudios para generar técnicas adaptativas para el mejoramiento productivo de la milpa, reducir la erosión del suelo y mejorar la fertilidad en laderas.

Entre los estudios destaca uno realizado por un periodo de cinco años (iniciando en 2015) donde se estableció un módulo con Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) —sistema que integra saberes tradicionales, investigación de científicos del INIFAP y mejoras continuas de los técnicos y productores que han participado en el programa MasAgro, de la SADER y el CIMMYT—.

El módulo consiste en tres franjas contiguas. En la parte media de la primera franja se ubica una hilera de árboles de durazno sembrados siguiendo el contorno de la pendiente. En cada franja lateral a la de los árboles se sembraron tres surcos de maíz y frijol (paralelos a la hilera de los árboles frutales). De esta forma, el maíz y el frijol ocupan el 57% de la superficie y los árboles frutales el 43% restante.

En ese módulo con milpa y árboles frutales se evaluó tanto la labranza convencional de la región (con continuo movimiento del suelo y sin dejar rastrojo) como Agricultura de Conservación (cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo con rastrojos), así como diversos tratamientos de fertilización, descanso del suelo, etc.

Después de cinco años de observar el desarrollo de los cultivos en el módulo con MIAF la labranza convencional fue la que menor rendimiento tuvo, mientras que la Agricultura de Conservación aportó los mejores resultados (particularmente el tratamiento con la combinación milpa-leguminosa, cero labranza y remoción parcial de rastrojo), permitiendo que hubiera suficiente maíz para la alimentación de la familia más un excedente para venta.

Con respecto a los frutales, estos registraron ganancias positivas y utilidades. La suma de los ingresos por el cultivo del maíz y frijol, otros productos de la milpa más los frutales, permite comprobar que el sistema MIAF es de gran utilidad para los terrenos en ladera. Particularmente el frutal juega un papel muy importante en el aspecto económico, pero también en el cuidado del suelo, ya que actúan como barreras vivas disminuyendo la erosión hídrica.

Por: Columba Silva Avendaño, Zenaida López Martínez, Juan Pablo Torres Zambrano, AMDSL.

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Parasitoides, insectos que defienden al maíz del gusano cogollero

El gusano cogollero (Spodoptera frugiperda) es la principal plaga del cultivo de maíz y puede generar pérdidas económicas considerables; sin embargo, tiene enemigos naturales que la mayoría de las veces pasan desapercibidos por el productor y cuyas poblaciones se reducen por la aplicación de insecticidas altamente tóxicos que no son selectivos (es decir, que matan a insectos plaga e insectos benéficos por igual).

Entre los enemigos naturales del gusano cogollero hay una gran diversidad de insectos entomófagos (que se alimentan de otros insectos); estos pueden ser depredadores o parasitoides (cuyas larvas se alimentan y crecen en el interior o en la superficie de un insecto huésped), en cuyo caso las hembras son las encargadas de depositar sus huevecillos en el huésped, después las larvas se alimentan del insecto parasitado y al final le causan la muerte o forman una pupa o crisálida (una especie de cápsula) al interior o fuera de él para emerger como adulto.

Los enemigos naturales pueden ser usados como control biológico en agricultura de dos maneras: introducción de enemigos naturales por el hombre (denominado control biológico aplicado); y control espontáneo en la naturaleza (control biológico natural), el cual constituye un fenómeno ecológico que es uno de los principales componentes del control natural que mantiene a todas las especies vivientes en un estado de equilibrio.

El uso de insecticidas no selectivos y la pérdida de cierta vegetación que usan como refugio han provocado la pérdida de diversidad de insectos benéficos y un desequilibrio entre los insectos plaga y sus enemigos naturales. Para explorar si en una zona o en una parcela determinada hay enemigos naturales del gusano cogollero se puede hacer un ejercicio, como el desarrollado en la plataforma de investigación de Iguala, Guerrero, (en 2018) gracias a la colaboración entre la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Ambientales de la Universidad Autónoma de Guerrero, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Para el muestreo se colectaron 125 larvas de gusano cogollero (aunque solo 91 fueron útiles para medir el parasitismo), cada una se colocó en vasos individuales transparentes perforados y con tapa (fueron alimentadas con hojas de maíz tiernas cada dos días) y los registros de movilidad y presencia de parásitos se realizaron cada tercer día.

Con 21 larvas de gusano cogollero parasitadas (que representan 23% de parasitismo), los insectos benéficos (parasitoides) detectados fueron la Avispita (Chelonus insularis) y el Cameron (Campoletis sonorensis). Estos dos insectos son de los parasitoides más importantes por su distribución, frecuencia y porcentaje de parasitismo causado en el gusano cogollero; particularmente la Avispita se reporta como la especie con mayor frecuencia ya que se ha identificado en 27 de los 32 estados de México, con un porcentaje de parasitismo de 60%. En el caso del Cameron, este se ha identificado en menos estados (al menos 9), pero su porcentaje de parasitismo ha sido mayor, con 98%.

Cabe mencionar que en las condiciones climáticas de Iguala, Guerrero, se detectaron ocho larvas de gusano cogollero momificadas por los hongos Beauveria bassiana y Metarhizium spp., así como por la bacteria Bacillus thuringiensis. Estos microorganismos actúan de diferente forma a los parasitoides, pero también causan la muerte del gusano cogollero y pueden ser usados como control biológico.

Los enemigos naturales de gusano cogollero están presenten en condiciones climáticas diversas; sin embargo, su frecuencia y parasitismo depende del manejo del cultivo y la aplicación de insecticidas que puedan provocar la muerte tanto del gusano cogollero como del parasitoide.

Por: Fernando Flores Ferino (Universidad Autónoma de Guerrero), Rocío Toledo Aguilar, Fernando Bahena Juárez y David H. Noriega Cantú (INIFAP).

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Mejorando el rendimiento de los maíces nativos

Venustiano Carranza, Chis.- México es el centro de origen del maíz. La diversidad climática del país favoreció la diferenciación de las variedades y el surgimiento de razas. El estudio científico no solo ha confirmado que la evolución del maíz inició hace cerca de 10 mil años (mediante la selección artificial por parte de los antiguos mexicanos), sino que este proceso evolutivo continua hasta nuestros días.

En otras palabras, las razas de maíz no son estáticas, siguen cambiando debido a las múltiples interacciones entre el medioambiente y las prácticas agronómicas a las que son sometidas. Las razas que actualmente conocemos no siempre han existido, sino que son el resultado de un complejo proceso de evolución biocultural. De hecho, en los últimos 500 años (es decir, desde los aztecas) el maíz ha evolucionado principalmente por la cruza entre razas.

Actualmente se estima que en alrededor del 80% de la superficie cultivada en el país se trabaja alguna variedad de maíz nativo. Estos cultivos se encuentran principalmente en condiciones de temporal y, dependiendo de muy diversos factores, brindan rendimientos muy variables a los productores, por lo que es fundamental continuar investigando tanto sus características genéticas como las prácticas agronómicas que más les favorecen.

En Chiapas se calcula que el 75% de la superficie cultivada es de maíces nativos (18 razas) y de generaciones avanzadas de variedades mejoradas (variedades “acriolladas”, como dicen algunos productores). En la región de los Llanos la mayoría de los productores cultivan maíz nativo bajo condiciones de temporal, pero sus rendimientos no superan las 1.5 toneladas por hectárea.

Para ofrecer a los productores locales información útil para el mejor aprovechamiento de sus maíces, en la plataforma de investigación Venustiano Carranza, Chiapas, se desarrolló un estudio (durante el ciclo agrícola primavera-verano 2017) a través del cual se evaluó la respuesta a diferentes dosis de fertilización de cinco maíces nativos que sobresalen por sus rendimientos y adaptabilidad en la región de los Llanos de Chiapas.

Los genotipos que obtuvieron los rendimientos más altos (5.4 y 5.3 toneladas por hectárea, respectivamente) fueron San Gregorio y Zapatista con solo una fertilización (el resto de variedades no superó la media de 4 toneladas por hectárea). Aunque se alcanzaron rendimientos favorables similares a los de un maíz híbrido, aun es necesario seguir investigando la eficiencia en el uso de los fertilizantes en maíces nativos así como las efectos de otras prácticas agronómicas a fin de encontrar soluciones a las problemáticas locales que enfrentan los productores con sus propios materiales nativos.

Si bien las variedades nativas sobresalen por su adaptabilidad a condiciones adversas y por sus características particulares de color, sabor, textura, tamaño, etc., es necesario brindar opciones sustentables para incrementar los rendimientos de estos maíces, ya que muchos productores al observar bajos rendimientos deciden ya no seguir cultivándolos. De ahí la importancia de investigaciones como esta que realiza el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en los estados.

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Embellecerán parques de forma sustentable

Río Grande, Zac.- El programa MasAgro de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve la adopción de prácticas sustentables para que los productores agrícolas incrementen sus rendimientos de forma amigable con el medioambiente. Sin embargo, también apoya y fomenta la vinculación entre instituciones para lograr la sustentabilidad en otros ámbitos.

En este sentido, debido a la vinculación que el Ayuntamiento de Río Grande, Zacatecas, tiene con el equipo de MasAgro en la región —a través de la cual se han instalado módulos demostrativos para promover innovaciones agrícolas sostenibles con los productores locales—, se han apoyado diversos trabajos para la producción de composta a partir de los desechos orgánicos de bovinos (bazofia) generados en el rastro de Río Grande.

El objetivo de esta colaboración entre el rastro municipal y otras dependencias locales —entre las que se encuentra el Instituto Municipal de Ecología y Medio Ambiente de Río Grande (Imemarg), que colabora con el CIMMYT a través de MasAgro— es dar un manejo adecuado a los residuos generados en el rastro y de esta manera reducir el impacto medioambiental.

Así, se instalaron tres montículos para la producción de composta, se acondicionó la bazofia para incorporar la sangre de los bovinos —que contiene algunos macronutrientes, como el nitrógeno—, se agregó un activador N-2 (microorganismos nitrogenados), se colocó una cubierta plástica y se acondicionó para generar un sistema hermético.

Este compostaje ayudará a disminuir los altos índices de nitrógeno en las aguas residuales (el nitrógeno es un potencial contaminante de los mantos acuíferos) y evitará la acumulación de bazofia en el relleno sanitario. El producto que se obtendrá después del proceso de composteo se empleará para la regeneración y mantenimiento de parques y jardines municipales. Además, se espera que derivado del crecimiento de la iniciativa se puedan utilizar otros residuos orgánicos para incentivar el uso y venta de composta.

Cabe mencionar que los trabajos se realizaron los días 19, 25 y 31 de agosto en coordinación y colaboración con Gabino Díaz Mireles, director del rastro municipal; Víctor Espinoza Leyva, director del Sistema Municipal de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Río Grande (Simaparg) y José Gerardo Hidrogo Calderón, del Instituto Municipal de Ecología y Medio Ambiente de Río Grande (Imemarg).

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Innovaciones agrícolas en la Meseta Purépecha

Colaboración de técnico del Hub Bajío y los estudiantes del Instituto Tecnologico Superior Purépecha. (Foto: José Isidro Nepamuceno Reyes)
Colaboración de técnico del Hub Bajío y los estudiantes del Instituto Tecnologico Superior Purépecha. (Foto: José Isidro Nepamuceno Reyes)

Michoacán.- La Meseta Purépecha es una de las cuatro regiones del estado de Michoacán, es rica en recursos naturales y alberga lagunas emblemáticas como la de Pátzcuaro, la de Cuitzeo y la de Zirahuén. Además, tiene una fuerte presencia de la comunidad purépecha que se dedica principalmente a la agricultura.

A pesar de tener condiciones agroclimáticas favorables, la producción en la región es escasa debido a varios factores, entre ellos los bajos rendimientos, los altos costos de producción y el manejo inoportuno de plagas y enfermedades.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se han establecido módulos (parcelas donde se implementan innovaciones agrícolas sustentables y se contrastan con “testigos”, es decir áreas trabajadas de forma convencional) donde se han implementado prácticas como el Manejo Agroecológico de Plagas, el mejoramiento de suelos mediante aplicaciones de cal agrícola, la conservación y mejoramiento de maíces nativos, entre otras.

El trabajo de los técnicos que brindan el acompañamiento técnico es fundamental, pues deben diagnosticar las problemáticas de los sistemas de producción y brindar alternativas adecuadas. Además, trabajan en conjunto con productores e investigadores. Este año, por ejemplo, en la región se ha trabajado con el doctor Alfredo Carrera Valtierra —investigador del Centro Regional Universitario Centro Occidente de la Universidad Autónoma Chapingo— en el tema del mejoramiento de maíces nativos de la Meseta Purépecha.

Para conservar y aprovechar el potencial de los maíces nativos se hace una selección masal (es decir, se selecciona semilla de plantas individuales con características deseables la cual se mezcla y utiliza para producir la siguiente generación) para conseguir plantas con altura adecuada, buen vigor, resistencia a determinadas condiciones climáticas, así como a plagas y enfermedades.

A través de este método se han obtenido rendimientos favorables con semillas nativas, pero también se han realizado ensayos con semillas híbridas (desarrolladas a partir de los maíces nativos), esto debido a que se han presentado fenómenos climáticos adversos (heladas) que han ocasionado incluso pérdidas totales. En estos casos de siniestros las variedades de ciclo corto y resistentes a bajas temperaturas son una gran alternativa.

Cabe mencionar que también se están evaluando prácticas como la aplicación de mejoradores del suelo y fertilizantes orgánicos y foliares. Del mismo modo, en el módulo Uanajchuni se ha establecido una vitrina (parcela donde se evalúa el desarrollo de un cultivo particular) de maíces de ciclo intermedio. Además, también se ha involucrado a alumnos del Instituto Tecnológico Superior Purépecha, varios de ellos de origen purépecha y quienes están interesados en potenciar la agricultura de su comunidad.

* José Isidro Nepomuceno Reyes es consultor y colaborador del Hub Bajío del CIMMYT, egresado de la ingeniería en Innovación Agrícola Sustentable por el Instituto Tecnológico Superior Purépecha. Es originario de la Meseta Purépecha y hablante de la lengua originaria de la región. Siendo hijo de campesinos, conoce bien las necesidades de los productores locales a quienes brinda acompañamiento técnico.

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El chicalote y su utilidad agrícola

Michoacán.- Con flores amarillas o blancas que parecen de papel, y con hojas y tallos espinosos de color verde grisáceo, el chicalote (Argemone spp.) es una planta que crece de forma silvestre, por lo que generalmente es considerada una maleza y, sin embargo, para la Agricultura Sustentable esta planta es de mucha utilidad.

También conocida como cardo santo, adormidera o amapola mexicana, el chicalote es una planta de la familia Papaveraceae ―cuyo género está conformado por más de 35 especies―. Es de ciclo anual y se desarrolla en climas secos y templados, en suelos arenosos y ligeros con tendencia a la desertificación.

Por sus diversas propiedades metabólicas y su morfología, brinda una amplia gama de beneficios, uno de ellos es que ayuda descompactar el suelo. Esto es muy útil pues, para quienes trabajan con Agricultura de Conservación, las capas del suelo endurecidas son una limitante para la implementación de este sistema, para el que la mínima labranza ―que favorece la estructura y calidad del suelo― es uno de sus componentes básicos.

Muchas veces, con la justificación de romper la capa de arado —también llamada “suela de labor” o “pie de arado”, que es una capa del suelo tan compactada que impide la infiltración del agua y la penetración de las raíces de las plantas— se genera el paradigma de que es necesario mover el suelo, pero aprovechar las propiedades de plantas como el chicalote puede ser una alternativa.

El chicalote, morfológicamente, tiene una raíz pivotante ―es robusta y crece en línea recta hacia abajo― y profunda que ayuda a generar esa rotura vertical de manera natural, evitando así el endurecimiento de los suelos y permitiendo implementar la Agricultura de Conservación en las regiones de temporal.

Al ser propia de regiones semidesérticas y desarrollarse en suelos con baja fertilidad, el chicalote genera durante su desarrollo mecanismos de defensa que pueden tener diferentes efectos ―se han identificado más de 18 compuestos químicos distribuidos desde la raíz hasta las semillas―, de tal manera que puede ser utilizado como insecticida ―con su extracto vegetal se puede hacer manejo agroecológico de algunas plagas―.

Además, los extractos vegetales hechos con chicalote pueden inhibir el desarrollo de la red de filamentos de los hongos Colletotrichum gloeosporioides —que causa la antracnosis en frijol, la cual es una enfermedad que aparece como lesiones de color marrón y luego suelen transformarse en lesiones más severas o chancros— y Penicillium digitatum —que causa el moho verde y azul en algunas frutas y granos de almacén—. Esta propiedad fungicida debe usarse solo de manera preventiva.

Tradicionalmente, el principal uso del chicalote ha sido en el campo de la herbolaria y ha sido estudiada también desde la farmacología, pues se trata de una planta con propiedades analgésicas, antiespasmódicas, sedantes, purgantes, vulnerarias (ayuda a cicatrizar) y alucinógenas, por lo cual su uso medicinal debe dejarse en manos de expertos.

Se estima que en el mundo hay alrededor de 298,000 especies de plantas, aunque solo están registradas alrededor de 215,000. El conocimiento de esas especies es fundamental, pues solo así se pueden aprovechar —y preservar—. Incluso las denominadas malezas, como el chicalote, poseen características útiles para la alimentación, la salud, la industria y, en este caso, la propia agricultura.

Es importante entonces evitar prácticas, como el monocultivo, que reducen la biodiversidad y favorecen el desplazamiento de especies vegetales. Algunas de estas plantas pueden aprovecharse para diversos usos, favoreciendo además la funcionalidad de los ecosistemas —al asegurar el alimento y brindar protección a diversos insectos benéficos— y la sustentabilidad de los cultivos.

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MasAgro impulsa la cadena productiva de la carne de res en Durango

Las sequías son un elemento normal y recurrente del clima, pero se consideran atípicas cuando se mantienen por periodos prolongados (una estación, un año o varios años seguidos). Además, debido al cambio climático ahora son más severas y frecuentes. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tanto en África como en América Latina, la sequía es el tipo de desastre más costoso, causando grandes pérdidas en los cultivos y el ganado.

En Durango, uno de los estados que por su ubicación geográfica es frecuentemente afectado por las sequías, se desarrolla el proyecto ‘La potencialización de las áreas de temporal con innovaciones MasAgro en la producción de granos y forrajes para el fortalecimiento de la cadena agroalimentaria del bovino carne’, orientado al desarrollo económico del Semidesierto lagunero y el norte de Durango, donde la ganadería es la principal actividad económica.

En los municipios donde se desarrolla el proyecto —San Pedro del Gallo, San Luis del Cordero, Nazas, Mapimi, Indé, El Oro, Guanacevi, San Bernardo, Villa Ocampo, Villa Hidalgo y Tlahualilo, que en conjunto tienen un total de 2,274 productores agropecuarios, 643,947 cabezas de ganado y 45,723 hectáreas de superficie de temporal— la ganadería se realiza bajo condiciones de sequía con lluvias raquíticas y erráticas (de 100 a 250 milímetros anuales). Aun con esas condiciones, MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— ha permitido incrementar significativamente la producción y la rentabilidad del maíz, el triticale y la cebada.

Antes de MasAgro —el cual inició operaciones en la región hace más de ocho años—, la producción en la zona era de una tonelada por hectárea (t/ha). Actualmente, con las innovaciones que promueve el programa se cosechan 3.2 t/ha. Además, gracias al manejo sustentable de las parcelas —con variedades de forraje adecuadas, fertilización orgánica y otras prácticas— se ha incrementado el porcentaje de partos (hasta en 90%) y la finalización del ganado (de 120 a 400 kg/carne/animal) —etapa donde son necesarios granos y forrajes de calidad, y donde la Agricultura de Conservación que promueve MasAgro es útil para producirlos bajo condiciones de sequía—.

Con más de 2,000 productores involucrados se han obtenido impactos positivos en cerca de 644,000 cabezas de ganado y 45,723 hectáreas de temporal trabajadas con prácticas sustentables. Este proyecto se ha convertido en una estrategia que las organizaciones de productores solicitan se replique en sus comunidades: durante la reunión anual de la Asociación Ganadera de San Pedro del Gallo —realizada en febrero de 2020 con la participación de más de 150 productores agropecuarios—, Arnoldo Amaya Carrete —presidente de la Unión Ganadera Regional del Norte de Durango— solicitó que MasAgro ampliara su cobertura al resto de los municipios que abarca la organización que encabeza.

Con el apoyo del CIMMYT, que brinda soporte científico a MasAgro; la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (Unidad Laguna), con la que se han trabajado los temas referentes a la ganadería; y las direcciones de desarrollo rural municipal y las organizaciones de productores, en Durango se podrán ampliar los impactos de MasAgro para asegurar la producción de granos y forrajes en el semidesierto de Durango de una forma sustentable.

Cuadro 1. Resultados obtenidos con la aplicación de las innovaciones MasAgro.

Con información de Raymundo Corchado, tesorero de la Unión Ganadera del Norte de Durango.

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Con Agricultura Sustentable, alumnos de Zacatecas logran generar grandes cambios sociales

General Pánfilo Natera, Zac.- Julio César González Márquez es profesor de la Universidad para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) en el municipio General Pánfilo Natera, Zacatecas. Junto con 25 de sus alumnos de Ingeniería en Procesos Agroalimentarios, él está cambiando el panorama de la agricultura en su municipio y, poco a poco, en los municipios vecinos.

Recientemente, a través de la vinculación con el Grupo Agrocime —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Zacatecas— y el Hub Intermedio Grano Pequeño —del CIMMYT—, Julio César y sus alumnos comenzaron a instalar módulos demostrativos (parcelas donde han implementado innovaciones agrícolas). Originalmente, iban a instalar 11, pero —debido a su buena recepción— ya han instalado 14.

“La colaboración tiene dos vertientes: el desarrollo de capacidades en los estudiantes (sobre temas de Agricultura Sustentable orientada a las condiciones agroclimáticas locales, donde la precipitación es muy escasa) y la instalación de módulos demostrativos orientados a los productores, donde los estudiantes brindan acompañamiento técnico permanente en todas las etapas de la producción”, explica el profesor de la recién creada universidad.

Algunos de los alumnos participantes son productores, otros son hijos de productores y varios más tienen vínculo con ellos, de manera que entienden las necesidades y la complejidad de la agricultura local. Aunque actualmente los productores acuden a ellos por asesoría, el inicio del proyecto no fue fácil. Daniel Becerra, uno de los alumnos, comenta: “empezamos a generar un pequeño cambio en nuestra comunidad, pero siempre existe la resistencia al cambio. Algunos han dicho «¿cómo personas jóvenes van a venir a cambiar lo que se ha hecho de la misma forma por décadas?». No nos queda más que llevarlo a la práctica y demostrarlo con hechos”.

Daniel es productor y para él los cambios han comenzado en su propia parcela. “Yo trabajaba el campo de una forma convencional. Ahora estoy viendo las cosas de diferente forma, y a partir de esto, cada vez más gente de nuestro entorno se está interesando en esta forma de producir. Vecinos, e incluso gente que uno se encuentra en la calle, se acercan y nos ofrecen sus terrenos para producir como lo estamos haciendo en los módulos. El interés es cada vez mayor”, cuenta.

Ya que los productores aceptan el cambio más fácilmente cuando miran resultados, los estudiantes de la UBBJ han procurado tener el mayor número de testigos posible. Así han logrado que “los módulos ya no estén solo dentro de la cabecera, sino que se extendieran a otros municipios; tal es el caso de Villa González y Noria de Ángeles. Este sistema de módulos es una buena alternativa para difundir prácticas que ayudan a producir en medio de las condiciones tan escasas de agua que hay aquí; las curvas a nivel, por ejemplo, son una de estas prácticas”, manifiesta Irma Cordero, alumna participante.

Las Universidades para el Bienestar brindan la oportunidad no solo a jóvenes, sino a todo aquel que desee cursar estudios universitarios. Esto ha favorecido que madres de familia, como Marina Espino, de 38 años, se involucren en colaboraciones como esta: “ha sido una experiencia muy agradable llevar a mis hijos a las parcelas y que me ayuden en las labores. Es una forma de que tomen amor al estudio y también al campo. Es una forma de mejorar como personas, también como comunidad. Ahora se nos están acercando los vecinos de las milpas y traen a sus hijos porque ven que mis hijos están en el módulo”.

Alejandra López es una estudiante y productora que está reconfigurando el rostro de la agricultura en su localidad. “Hace poco un vecino me dijo que él no necesitaba ingenieros o técnicos para producir, pero al ver los resultados en el módulo, fue a buscarme para que lo ayudara con sus cultivos. Si yo no hubiera puesto en práctica las trampas para el manejo de plagas, no hubiera tenido resultados para mostrarle a los productores. Con el ejemplo y con resultados es como se puede cambiar la forma convencional y traer la innovación a nuestras comunidades”, comenta.

La innovación que estos estudiantes están promoviendo mediante la vinculación entre la UBBJ, el Grupo Agrocime y el CIMMYT también está generando un cambio social más allá de las parcelas, pues está haciendo que la comunidad confíe en sus jóvenes. Hace unas semanas, por ejemplo, en Unión de San Antonio cayó una fuerte granizada (fenómeno que no se había visto en la comunidad) y en algunos casos se perdieron los cultivos por completo. Cristian Díaz, uno de los alumnos participantes, manifiesta que “en un par de minutos se destruyeron los cultivos. Como estudiantes, quisimos ayudar y contactamos a las dependencias que pueden emitir apoyos. Hoy la comunidad confía más en nosotros”.

De esta manera, los pequeños grandes cambios que pueden surgir de una parcela tienen la capacidad de transformar a toda una comunidad. En este caso, el diálogo intergeneracional y la Agricultura Sustentable están siendo los motores de ese cambio positivo.

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Nunca es tarde para cambiar

Villamar, Mich.- Marco Antonio Yépez Oregel busca alternativas para mejorar sus rendimientos de maíz. Debido a la buena disposición del productor y a la ubicación de sus tierras, se instalará un módulo MasAgro en sus parcelas para que él y su comunidad conozcan los beneficios de la Agricultura de Conservación y la fertilidad integral.

Originario de la localidad San Antonio Guaracha, este productor se dedica a la agricultura en condiciones de temporal desde hace más de 20 años. Durante este lapso, sometió sus tierras a un laboreo excesivo y la aplicación intensiva de agroquímicos con la esperanza de cosechar más, pero lo único que consiguió fue incrementar sus costos de producción y degradar sus suelos.

En su región no se utilizan los residuos agrícolas (rastrojo) como cobertura del suelo y tampoco se practica la diversificación de cultivos, lo cual afecta la fertilidad del suelo e impacta negativamente en los rendimientos.

En 2018 tuvo un primer acercamiento al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y las prácticas que sus colaboradores promueven a través de MasAgro, programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT. Como producto de esa experiencia, ahora realiza mínimo movimiento del suelo y conserva 60% del rastrojo sobre sus tierras, lo cual le ha permitido obtener resultados favorables.

“Siempre me ha gustado probar cosas nuevas; algunas salen bien, y otras, no tanto. Con la implementación del módulo MasAgro podré contar con una guía para mejorar rendimientos y adoptar tecnologías de producción amigables con el ambiente. La tierra es la herencia de nuestros padres; es nuestro deber cuidar de ella”, afirma Marco Antonio.

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INIFAP-CIMMYT, ciencia colaborativa para el campo mexicano

Texcoco, Edo. Méx.- Este año se conmemora el 35 aniversario de la fundación del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), institución que —desde la conformación del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), antecedente directo del actual instituto— ha estado, y está, estrechamente vinculada con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Como ejemplo reciente de los resultados de la colaboración científica entre estas dos instituciones, destaca que el año pasado lograron identificar 24 líneas de alto potencial para el mercado nacional de trigo.

Cada uno con metas y un papel específico dentro del escenario nacional, el INIFAP y el CIMMYT son un claro ejemplo de cómo la ciencia coloborativa y la articulación de esfuerzos pueden sumar conocimientos y capacidades para aterrizarlos en un país heterogéneo que requiere una particular atención a sus sistemas y modelos de producción para poder incrementar sus rendimientos e ingresos y también mantener sus costumbres. Hoy la vinculación entre ambas instituciones es clave para dar atención a los productores mexicanos en la pospandemia.

El programa MasAgro ha sido el escenario principal, aunque no el único, para la sinergia entre el INIFAP y el CIMMYT. A través de él, ambas instituciones promueven prácticas agrícolas sustentables que han permitido a productoras y productores de México lograr mejores cosechas; producir alimentos nutritivos, sanos y variados; reducir el impacto ambiental; aumentar la diversidad de los agroecosistemas; reducir sus costos de producción; mejorar su seguridad alimentaria mediante tecnologías poscosecha; vincularse a mercados; y ―en general― ser resilientes ante contextos adversos.

En abril pasado ―en el marco de la reunión del Consejo Directivo Internacional del CIMMYT― el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el doctor Víctor Villalobos Arámbula, expresó la importancia de esta colaboración y el inicio de una nueva etapa entre estas instituciones para desarrollar esquemas productivos que tengan un importante impacto en México y el resto del mundo.

Conjuntamente, el INIFAP y el CIMMYT han desarrollado una extensa serie de estudios sobre fertilidad integral, Manejo Agroecológico de Plagas, conservación de suelos y Agricultura de Conservación, entre otros, que se han llevado a cabo en diferentes regiones y en diversos estados, como Sonora, San Luis Potosí, Chiapas, Oaxaca, Morelos, Campeche, Quintana Roo y Yucatán.

El INIFAP cuenta con alrededor de 900 investigadores de alto nivel científico y posee seis Centros Nacionales de Investigación Disciplinaria, ocho Centros de Investigación Regional, 77 campos y sitios experimentales, 42 laboratorios y 67 bancos de germoplasma. Además, participa en diversos programas e iniciativas del Gobierno de México, como Fertilizantes, Sembrando Vida y Producción para el Bienestar, así como Maíz para México, Frijol para México y Cultivos para México ―liderados por la SADER―, que constituyen un hito en la historia del país en términos de seguridad y soberanía alimentaria a corto plazo y hacia el año 2030.

La relación INIFAP-CIMMYT deriva en ciencia aplicada al campo, favorece directamente a los productores y ―en suma― se trata de una vinculación que va más allá de lo meramente interinstitucional. Es un gran esfuerzo conjunto en el que la investigación, la ciencia y el conocimiento constituyen un paso adelante y central para un desarrollo integral sustentable que permita acompañar a todos los sectores productivos ―en especial a los más vulnerables― y alimentar a todo México y el mundo.