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Pionero de la Agricultura de Conservación

El señor José Antonio Hernández vive en la colonia Agrícola México, en Angostura, Sinaloa. Actualmente cultiva maíz, frijol y garbanzo con prácticas de Agricultura de Conservación, sistema de producción sustentable que conoció en su búsqueda por mantener rentable su actividad: “En el 94-95 mi hermano y yo empezamos a buscar una sembradora o formas para bajar los costos, disminuir la labranza, el trabajo, todo lo que se pudiera bajar, pero para que aumentara la producción al mismo tiempo”, relata el productor. 

“Entonces una compañía de ahí de Guamúchil nos invitó a un viaje para los Estados Unidos, al estado de Nebraska, y pues nos trajimos algunas ideas y las empezamos a adaptar. Los implementos que nosotros ya teníamos aquí empezamos a adaptarlos y también compramos algunos que ya son para Agricultura de Conservación”, comenta el señor José, don Pepe como lo conocen en su localidad, donde es pionero en la implementación de la Agricultura de Conservación. 

“Entre don Silvano —un vecino de don Pepe— y yo empezamos en las mismas fechas, de hecho, fuimos juntos al viaje. Don Silvano ha ido a Argentina, yo fui a Brasil. Y así hemos ido aprendiendo porque todos los años son diferentes. Este año la sequía es la que nos está dañando, estamos batallando con el agua. De hecho, aquí ya tenemos dos ciclos, el pasado y este, que hemos tenido muy restringida el agua y las presas están muy bajas”, comenta el productor. 

Debido a las variaciones climáticas, don Pepe ha optado por cultivos de menor demanda hídrica como el garbanzo, el cártamo y el ajonjolí. Además, con Agricultura de Conservación señala que “sí se nota la diferencia porque la soca (rastrojos) sobre el suelo incrementa la materia orgánica y retiene más la humedad. Mucha gente en la agricultura convencional hace todo el laboreo precisamente para eso, para que supuestamente capte más agua el suelo, pero no es así, yo lo noto porque yo no muevo el suelo y tengo la misma producción que ellos. Sí, la soca siempre retiene el agua y no se erosiona tanto el suelo”.

En los lotes de don Pepe se puede ver la diferencia entre la labranza convencional y la Agricultura de Conservación. De hecho, recibe a otros agricultores que sienten curiosidad por las prácticas que ha implementado: “Sí, han venido de otras partes a ver la siembra. Y los mismos vecinos de aquí. Porque yo tengo una tierra que le doy más seguimiento que a todas, es un lote de 11 hectáreas que tiene 15 años que no se ha movido el suelo, entonces la gente que pasa por ahí ve que se pone muy bonito el maíz, el garbanzo y todo, sin mover nada del suelo, nada más fertilizar, sembrar y la desmenuzada de la paja (rastrojos)”.

Sobre la reacción de los otros productores don Pepe comenta que “se sorprenden, nada más que mucha gente tiene el temor de que como es grande la inversión que se hace a veces y no tienen los equipos adaptados para eso, pues no le quieren entrar muy bien por el temor de perder la inversión. Algunos sí han hecho como yo, pero poco a poquito porque los agricultores así somos, somos muy desconfiados, hasta no ver bien bien al vecino es que nos animamos; hasta para cambiar de cultivo o de variedad necesitamos verlo. No porque llegue alguien y nos diga, cambiamos. Necesitamos ver físicamente”. 

Don Pepe, en ese sentido, juega un rol muy importante para difundir con otros productores prácticas sustentables, pero también para validar nuevas prácticas: “Con el ingeniero Leonardo Lugo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) hemos hecho unas pruebas para mejorar la fertilización con nitrógeno. Trajeron un sensor y ahí anduvimos viendo eso. Yo de vez en cuando le hablo para preguntarle cosas y opiniones porque ya hay confianza. De hecho, el año pasado me entregaron un reconocimiento como productor innovador”, comenta don Pepe.

Finalmente, don Pepe se dirige a otros agricultores, a quienes invita a implementar prácticas sustentables para cuidar recursos como el suelo y el agua: “Es importante para seguir sembrando. En primer lugar, no tenemos nada seguro en la cuestión del clima. Necesitamos cuidar el agua porque no sabemos cómo venga el clima en el futuro. Poco a poco tienen que ir cambiando. Yo les digo que ahora casi va a ser de a fuerzas que le entren, así como están de caro todo, como los fertilizantes. Así que va a ser casi de a fuerzas entrarle a la Agricultura de Conservación”. 

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Con cultivos alternativos hicieron frente a la devastación ocasionada por el huracán Grace

En agosto de 2021 el huracán Grace tocó tierras mexicanas dos veces: primero atravesó la Península de Yucatán como huracán de categoría 1 y después tocó tierra en la costa del Golfo de México como huracán de categoría 3, convirtiéndose en uno de los ciclones tropicales más fuertes registrados para el estado de Veracruz.

El devastador paso de Grace afectó seriamente a los agricultores del Totonacapan —zona al norte de Veracruz— quienes perdieron sus cultivos de temporal pues el fenómeno meteorológico llegó en plena temporada de floración del cultivo de maíz, el cual se acamó —cuando las plantas se “recuestan” o se “tienden” hacia el suelo— en un 90%, sin esperanza de lograr una cosecha decente del grano. 

El huracán Grace no solo impactó la economía de los agricultores, también su estado de ánimo ya que, al ver perdida su inversión, sintieron desesperanza y decepción. Muchos de ellos manifestaban que no esperaban algo tan fuerte y, sin embargo, el impacto fue de tal magnitud que afectó la mayoría de los cultivos de temporal y anuales, como los cítricos que son una importante fuente de ingreso en la zona. 

La investigación agronómica en esa región también se vio afectada, ya que los módulos agronómicos y la plataforma de investigación que Citricultores Tihuatecos Asociados y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han establecido en colaboración también fueron siniestrados por el huracán.

Dadas estas circunstancias se realizó un ajuste al protocolo de investigación, buscando alternativas de cultivos para cubrir los meses restantes y llegar a la siembra del ciclo otoño-invierno 2021 —que comúnmente se realiza entre los últimos días de octubre y todo noviembre—.

Así, buscando una estrategia sustentable que permitiera adaptarse a las nuevas circunstancias, se optó por sembrar cultivos alternativos como soya forrajera, frijol negro Michigan y un girasol criollo mejorado (Icamex 14-B) proporcionado por el CIMMYT con el objetivo de despertar el interés de los productores —ya que en esa zona no es un cultivo común— y fortalecer la biodiversidad al generar espacios para las abejas que, debido al uso desmedido de agroquímicos, han visto reducidos los lugares donde obtener polen.

Así, después del paso del huracán Grace se retomaron las actividades en la plataforma para preparar el terreno donde se estableció tanto el frijol Michigan como una asociación de girasol con soya forrajera como cobertura —previamente en la plataforma ya se evaluaba la soya como cobertura, pero asociada con maíz—. 

El girasol ha mostrado una buena adaptación a la zona y, por su parte, la soya forrajera se ha confirmado como una leguminosa que, aparte de mantener las condiciones de humedad en el suelo, es una excelente fijadora de nitrógeno, tiene una alta capacidad de captura de CO2, y un alto aporte de materia orgánica que contribuye a generar una capa que cubre al suelo y lo protege de la erosión. 

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Cosechando a tiempo 

Si bien el rendimiento del maíz (y en general de todos los cultivos) ya no se altera una vez que la planta alcanzó su madurez fisiológica, es necesario sacar la producción del campo oportunamente para mantenerla hasta su consumo o comercialización. No hacerlo significa un deterioro en la cantidad y calidad del grano. Por esta razón, la cosecha es muy importante.

La cosecha es el proceso que permite separar las mazorcas de la planta. Se recomienda que los granos se cosechen tan pronto como lleguen a su madurez fisiológica (cuando el grano llega a su máximo contenido de materia seca) y que se apliquen métodos de secado porque en ese momento los granos siguen estando demasiado húmedos (alrededor de 35% en el caso del maíz) y requieren alcanzar niveles seguros de humedad para ser almacenados.

Además, dejar los granos en el campo durante mucho tiempo los hace más vulnerables a las pérdidas por plagas, daños causados por aves u otros animales, lluvias inesperadas que favorecen el desarrollo de hongos, e incluso pérdidas por robo. 

Se debe tomar en cuenta que las plantas deben permanecer el mayor tiempo posible en el campo antes de cosecharlas (de tal modo que se produzca un secado natural del grano a través de una pérdida gradual y uniforme de humedad), pero considerando que la cosecha debe hacerse antes de que los granos se sequen demasiado y haya pérdidas por desgrane. Si cosechan demasiado tiempo después de la madurez fisiológica los granos estarán más secos, pero tendrán muchos daños causados por insectos, aves, hongos, roedores, etc. 

Por lo anterior, es importante identificar la madurez fisiológica de los granos. En el caso del maíz, se puede observar que ha llegado a su madurez fisiológica porque la planta se vuelve color paja (marrón claro) y las hojas que cubren la mazorca se secan. También se puede identificar este momento porque algunas de las mazorcas se caen y en la base de los granos (donde se conectan con el olote) se forma una capa negra.

El trigo llega a su madurez cuando la planta cambia su color verde por el blanquecino o amarillento, hay una pérdida completa del color verde de las glumas (hojitas que rodean las espiguillas) y el grano es duro, firme y no es posible partirlo transversalmente con la uña. En el caso del frijol, este llega a la madurez fisiológica cuando el color de la planta cambia de verde a amarillo; las vainas se vuelven amarillas, quebradizas y las hojas inferiores empiezan a caerse. 

Otras recomendaciones son cosechar en un momento soleado, colocar las mazorcas y las vainas de frijol sobre lonas limpias o directamente en costales (para evitar la absorción de humedad del suelo, la generación de manchas o el crecimiento de hongos) y doblar las plantas de maíz para evitar la entrada de agua en las mazorcas en caso de que la cosecha se retrase por la lluvia (aunque es muy importante no dejar las plantas en esta condición durante mucho tiempo y cosechar lo más pronto posible después de la lluvia).

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Comunidad académica internacional reconoce la agricultura sustentable y generadora de paz desarrollada en México

La Universidad Cornell, una de las mejor posicionadas a nivel global por su excelencia académica ―entre sus docentes y egresados figura una lista de 56 laureados con el Premio Nobel―, recibió esta semana al doctor Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), institución científica a través de la cual México ha aportado materiales de cultivo de los que se derivan el 70% de las semillas de trigo y más del 50% del maíz sembrado en todo el mundo. 

Por sus contribuciones al desarrollo de sistemas agroalimentarios sustentables en México y el mundo, el doctor Govaerts fue distinguido como Professor-at-Large por la Universidad de Cornell. En el marco de este reconocimiento, la visita del doctor Govaerts contempló una serie de actividades para nutrir la vida académica de dicha institución y, de acuerdo con el representante del CIMMYT, para posicionar entre la comunidad académica internacional el mensaje de lo urgente que es transitar hacia una Agricultura Sustentable como medio para lograr sociedades más prósperas, resilientes y pacíficas. 

“Quiero agradecer a la Universidad de Cornell por haberme dado esta gran distinción que, más que ser un reconocimiento de mi trayectoria o de mi trabajo, es un reconocimiento al trabajo desarrollado por los colaboradores en México y los países donde el CIMMYT tiene presencia”, comentó el doctor Bram Govaerts. 

El doctor Govaerts, nacido y formado en Bélgica, se ha desarrollado profesionalmente en países como Etiopía, India, el norte de África y más recientemente en México donde impulsa la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, considerada a nivel internacional una gran innovación en el movimiento de la agro sostenibilidad al centrarse en el desarrollo de capacidades de los agricultores e integrar las prácticas modernas con el conocimiento y los esfuerzos tradicionales. 

Govaerts es impulsor de la excelencia en ciencia para el impacto y es pionero en la promoción del desarrollo agrícola sostenible mediante equipos multidisciplinarios, estrategias intersectoriales y de múltiples partes interesadas: “Su liderazgo en iniciativas científicas y de desarrollo ha inspirado colaboraciones novedosas y ha dado como resultado una mejor nutrición, conservación de la naturaleza y resiliencia y seguridad alimentaria nacionales e internacionales”, destacó la Universidad Cornell.

“Este reconocimiento también es un reto para hacer aún más en el futuro. Ese reto ha crecido con la crisis que se está viviendo entre Rusia y Ucrania, conflicto que puede generar pobreza y falta de alimento a millones de personas, no solo en la zona de conflicto, sino también en países del norte de África y el Medio Oriente que utilizan el grano producido en Uzbekistán y Rusia; o en Centroamérica y el Sur de Asia, donde el alza de precios afecta a los más pobres”, señaló el doctor Govaerts quien, en este sentido, dictó la conferencia pública Seguridad Alimentaria: un legado convertido en un desafío futuro de paz, prosperidad y empoderamiento.  

Así, frente a los grandes desafíos de la actualidad, el doctor Govaerts hizo un llamado a la comunidad internacional para mantener la investigación científica en agricultura: “Necesitamos mantener la investigación del CIMMYT, que es una investigación que ha permitido que los sistemas de maíz y trigo sigan funcionando pese al cambio climático, pese a los impactos de enfermedades y la falta de agua. Juntos podemos hacer más, necesitamos transitar a sistemas eficientes, a sistemas resilientes a partir de las inversiones en planes estratégicos, tácticos y operativos”. 

A propósito de inversión en ciencia y partir de la metodología colaborativa desarrollada en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México ―que se ha replicado con éxito en otros países―, recientemente el CIMMYT bajo la dirección del doctor Govaerts ha iniciado el desarrollo de nuevos proyectos mediante alianzas con instituciones y organizaciones de países como Bangladés, Turquía y Zimbabue, así como diversos países de Asia y América Latina. 

Los nuevos proyectos que México impulsa a través del CIMMYT contribuirán a transformar el modo en que se ejecuta la investigación y extensión agronómica y, además, contribuyen para seguir posicionando al país como ejemplo para integrar la adopción de prácticas y tecnologías de Agricultura Sustentable y de Conservación, el avance de los sistemas de semillas, y las actividades de transferencia de tecnología y desarrollo de capacidades. 

Como señala el doctor Bram Govaerts a partir de una visión inspirada en el lema «Llévelo al agricultor» del Premio Nobel de la Paz Norman Borlaug ―uno de los fundadores del CIMMYT―, la sociedad y los gobiernos deben tomar conciencia de que los alimentos llegan a las mesas del mundo gracias al trabajo de miles de agricultores y, por esa razón, más que nunca, se les debe apoyar impulsando sistemas agroalimentarios sustentables, resilientes y generadores de paz social. 

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Métodos de secado

El secado es una operación muy costosa en energía y se puede necesitar una gran inversión de dinero para tener un sistema de secado, lo que la mayoría de los productores de pequeña escala no pueden pagar. Sin embargo, tomando los factores que influyen en el secado, hay métodos que requieren poca inversión y que se pueden usar para alcanzar un contenido de humedad en el grano segura para el almacenamiento.

El secado natural en campo es el método más usado por los pequeños productores. Este tipo de secado se realiza directamente en la planta. En algunos lugares se colocan las plantas en montones (mogotes). Aunque este método es muy simple y no necesita inversión, se sugiere monitorear (cada semana) los granos en campo y cosecharlos tan pronto sea posible si se nota una infestación importante para evitar pérdidas, por lo que se sugiere complementar el secado natural en el campo con los siguientes métodos:

  • Secado en patio (piso de secado). Se puede usar un piso de ladrillos, de concreto o de tierra muy compactada para secar más rápidamente los granos. Este método natural de secado se realiza con la acción del viento y del Sol y consiste en esparcir el producto sobre un piso, en capas generalmente de menos de 2-4 centímetros de espesor. Su manejo es muy simple y se pueden secar productos a granel, espigas o mazorcas. Se necesita mezclar los productos regularmente para que el secado sea uniforme. Las condiciones climáticas tienen un gran impacto en la efectividad de este método, pero puede ser una buena alternativa especialmente en lugares soleados. Además, al momento de las lluvias, se necesita cubrir la cosecha con una lona o recoger rápidamente para evitar que se moje.
  • Secado en lona de plástico. Una alternativa al secado en patio que funciona con el mismo principio es el uso de una lona grande de plástico, varias lonas pequeñas o bolsas de plástico que se pueden superponer para obtener una gran área cubierta. Este método tiene la ventaja de recoger rápidamente los granos en el caso de lluvia. Se recomienda usar una lona negra para obtener un secado más rápido.
  • Secado en caseta de madera. Se puede usar casetas de madera para secar apropiadamente los granos de maíz y otros cultivos. Las casetas son construcciones que se pueden realizar cerca de una vivienda, construido a favor del viento predominante y utilizando materiales de recuperación para promover el secado. Las casetas recomendadas para secar son largas y estrechas, con tablillas de madera, lados de malla de gallinero que permiten una ventilación libre y un techo que protege contra la lluvia. Las patas de la caseta se manejan mejor con campanas que mantienen alejados a los roedores.

Después del secado se necesita saber cuándo los granos están suficientemente secos para un almacenamiento. Con experiencia, se puede identificar con el sonido si el grano está seco para el almacenamiento. Sin embargo, hay métodos más objetivos y fácil de implementar que se puede usar sin duda para saber si los granos tienen una humedad adecuada para el almacenamiento: el método de la sal y el método del Sol. Aquí te compartimos un video sobre este método.

 

 

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La investigación actual en calidad del trigo, parte del legado de Norman Borlaug

Actualmente el 70% de los trigos a nivel global provienen de las investigaciones hechas en México desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Esta contribución a la seguridad alimentaria mundial es parte del legado del doctor Norman Borlaug (nacido el 25 de marzo de 1914), científico reconocido por haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1970 por sus trabajos de mejoramiento de trigo que permitieron incrementar la producción mundial de este cereal y evitar que más de mil millones de personas murieran a causa del hambre.

El doctor Norman Borlaug consideraba que para lograr la seguridad alimentaria de la humanidad se requiere contar con personas capacitadas para el mejoramiento de la agricultura. Por esta razón fomentó la creación de los primeros institutos de investigación y capacitación internacionales —entre ellos el CIMMYT— y apoyó decididamente la formación de nuevos científicos, a quienes solía decir que “la medida por la cual juzgaremos nuestro trabajo será el impacto en los campos de los agricultores y no las publicaciones científicas”. De esa forma instaba a los investigadores a luchar, desde sus campos de acción, en contra del hambre y la pobreza. 

María Itria Ibba es parte de una nueva generación de científicos del CIMMYT que continúan con el legado del doctor Norman Borlaug. De origen italiano, la doctora Itria se especializó en ciencias de cultivos y actualmente dirige los trabajos del Laboratorio de Calidad del Trigo del CIMMYT, ubicado en Texcoco, Estado de México, el cual es parte del programa de mejoramiento de trigo harinero y cristalino del CIMMYT, y desde donde se desarrollan trigos para las diferentes partes del mundo.

“Nuestro trabajo es importante para los productores mexicanos porque todas las líneas que se desarrollan, analizan y seleccionan aquí en el CIMMYT después se proporcionan a los investigadores (de instituciones como el INIFAP) o a otros productores y desarrolladores de líneas y variedades mexicanas que utilizan esta información para seleccionarlas y desarrollar al final variedades que sean mejores para la producción en diferentes lugares del país”, comenta la doctora Itria. 

A partir de las investigaciones del CIMMYT se han desarrollado muchas variedades de trigo, comenta la doctora Itria. Una de estas es la variedad Borlaug, llamada así precisamente en honor al doctor Norman Borlaug y que, de acuerdo con productores del norte de México, se trata de una semilla con excelente características agronómicas, calidad y reacción a enfermedades. “Es una variedad de trigo harinero muy común aquí en México y es básicamente una línea que desarrollamos nosotros y que fue liberada por el INIFAP y el Gobierno de México”, puntualiza la doctora Itria. 

Nosotros trabajamos mucho en la selección, en el mejoramiento de la calidad productiva, de la calidad de las proteínas, en el mejoramiento de la calidad panadera, de la calidad nutritiva del grano. Actualmente, por ejemplo, estamos trabajando mucho en el desarrollo e identificación de variedades que tengan un mayor contenido de fibra, así como en el desarrollo de líneas de trigo que tengan un mayor contenido de micronutrientes como hierro y zinc, fundamentales para el completo y apto desarrollo de nuestro sistema inmunológico, de nuestro sistema nervioso y de nuestra salud en general. De hecho, una variedad que tenía una mayor capacidad de acumular zinc en la semilla se liberó recientemente aquí en México”.

Como era la perspectiva del doctor Borlaug, “con el trabajo de este laboratorio se busca disminuir la pobreza y el hambre, aumentar la producción de cereales y de cultivos que sean amigables con el medioambiente. Este es un trabajo gradual, no es un trabajo que se obtiene de un día para otro, se requieren años en investigación, en la selección, desarrollo y al final liberación de estas variedades. Por eso, mi responsabilidad es seguir haciendo buena ciencia, seguir haciendo un buen trabajo que tenga un efecto en los productores y en la sociedad”, concluye la investigadora. 

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El efecto de las tecnologías de almacenamiento en la calidad del grano

Independientemente de los métodos o tecnologías de almacenamiento de granos que usen, regularmente las familias productoras seleccionan cuidadosamente el grano que consumen, eligiendo aquel sin daño aparente, es decir, el mejor grano en función de aspectos visuales, descartando aquellos con daños visibles de insectos, hongos o roedores.

Se sabe que las tecnologías de almacenamiento tienen efectos sobre la viabilidad de las semillas o los atributos de calidad visibles, pero, más allá de estos, ¿podrían las tecnologías de almacenamiento tener efectos sobre aquellas cualidades que no se ven, pero que influyen directamente en su calidad y propiedades nutricionales?

Para responder a esta pregunta, durante dos años un grupo de científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) realizó experimentos de almacenamiento en seis sitios con distintas condiciones agroclimáticas, analizando muestras de grano que había sido almacenado ―sin daño aparente― con diferentes tecnologías de almacenamiento. 

Las tecnologías de almacenamiento comparadas fueron las que convencionalmente usan los productores —costal de polipropileno y costal de polipropileno con una pastilla de fosfuro de aluminio por cada 50 kg— y las siguientes innovaciones de almacenamiento: 

  • Tecnologías herméticas: silos metálicos herméticos, bolsa plástica hermética con sistema de amarre y bolsa hermética con sistema de cierre tipo zipper.
  • Polvos inertes: cal estándar y cal micronizada combinadas con costales de polipropileno.
  • Tecnologías herméticas alternativas: botellas y garrafones de plástico (PET) y bolsas de plástico para ensilaje.

Después de seis meses de almacenamiento se recogieron muestras, libres de plagas, provenientes de Texcoco, Estado de México; San Juan Cotzocón, San Pedro Pochutla y Santo Domingo Yanhuitlán, Oaxaca; Zacualtipán de Ángeles, Hidalgo; y Peto, Yucatán ―sitios que van de los 36 a los 2,282 metros sobre el nivel del mar (msnm) y de condiciones templadas a sabanas tropicales y tropicales húmedas―. 

Las muestras fueron analizadas en el Laboratorio de Calidad de Maíz “Evangelina Villegas” del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México, para determinar, entre otros aspectos, la composición del grano, algunos parámetros fisicoquímicos, densidad, color y germinación. En este sentido, se trata del primer estudio que recopila datos sobre la pérdida de calidad de grano y semilla de maíz en diferentes agroecosistemas mexicanos para prácticas de almacenamiento.

El doctor Sylvanus Odjo, investigador del CIMMYT, comenta que el estudio muestra cómo “las tecnologías de almacenamiento asociadas con la pérdida poscosecha —como el costal de polipropileno— también pueden reducir la calidad de los granos aparentemente intactos almacenados en las mismas condiciones, aumentando la acidez de las grasas y el índice de flotación y reduciendo la densidad del grano y la capacidad de germinación de las semillas”. 

El índice de flotación es un parámetro indirecto de la dureza del grano y se utiliza en México como indicador de la calidad de la nixtamalización. Así, las muestras con un alto índice de flotación tienden a tener rendimientos de tortilla más bajos. Por su parte, la acidez de las grasas refleja cambios bioquímicos durante el almacenamiento y su aumento indica hidrólisis de triglicéridos ―proceso asociado al enranciamiento de ciertos alimentos― como resultado de malas condiciones de almacenamiento. 

De acuerdo con el estudio, los costales de polipropileno con o sin insecticida o cal dieron como resultado una pérdida de hasta el 95% de la germinación de las semillas ―particularmente por debajo de los 500 msnm―, así como una reducción de la calidad del grano. Por el contrario, las tecnologías herméticas —incluidos las botellas de plástico recicladas— mantuvieron la calidad de la semilla y minimizaron las pérdidas de calidad del grano, independientemente de las condiciones de almacenamiento. 

Este estudio aporta evidencia adicional de la efectividad de las tecnologías de almacenamiento hermético para minimizar las pérdidas cuantitativas y cualitativas en los sistemas agrícolas de productores de pequeña escala. Te invitamos a leerlo completo en:

Odjo, S., Palacios, N., Burgueño, J., Corrado, M., Ortner, T., & Verhulst, N. (2022). Hermetic storage technologies preserve maize seed quality and minimize grain quality loss in smallholder farming systems in Mexico. Journal of Stored Products Research96, 101954.

https://doi.org/10.1016/j.jspr.2022.101954

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El potencial de los drones en la agricultura

El uso de drones —o vehículos aéreos no tripulados (VANT)— está creciendo continuamente en la agricultura, principalmente en países asiáticos como Corea, Japón y China. De acuerdo con un análisis de Goldman Sachs Research, dedicada a la gestión de inversiones, para el periodo de 2016 a 2020 el sector agrícola fue el segundo mayor usuario de drones en el mundo, solo después de la construcción. 

Los drones son una tecnología desarrollada para fines militares, pero actualmente sus aplicaciones son muy amplias. En el sector agrícola los drones se usan para mapeo de campos; vigilancia y monitoreo de cultivos, plagas y enfermedades; irrigación más eficiente; y aplicación de productos de una forma más segura —por el menor riesgo de contaminación del usuario— y precisa en áreas de difícil acceso. Además, su uso no implica compactación del suelo. 

Si bien los beneficios del uso de drones son amplios, también existen riesgos, como la deriva hacia cultivos no objetivo, cuerpos de agua y transeúntes; contaminación del equipo e interferencia con el control del operador. 

Para minimizar estos riesgos y aprovechar todo el potencial de los drones es fundamental entonces que los pilotos de los drones sean capacitados —y de ser posible certificados—, pero no solo en el uso de la tecnología, sino también —preferentemente— en lo referente al conocimiento y uso responsable de los productos químicos.

Para contribuir a este propósito, en la plataforma de investigación San Pedro, ubicada en la localidad de El Retiro, en San Pedro, Coahuila —donde colaboran la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México—, se desarrolló el evento demostrativo “Herramientas tecnológicas y su influencia en las prácticas agrícolas sustentables” con la puesta en campo de drones. 

Cabe mencionar que el uso de drones brinda la posibilidad de acceder a datos de calidad procesables en tiempo real, lo que facilita la toma de decisiones en el marco de la generación de sistemas agrícolas más sustentables y eficientes. 

En suma, los drones representan una alternativa más dentro de la gama de soluciones tecnológicas para una Agricultura Sustentable, por esta razón es importante que cada vez más productores y técnicos conozcan esta tecnología y la consideren para sus propios sistemas de producción.

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México sirve como ejemplo global del apoyo a las industrias locales de semillas de maíz

En las últimas décadas, los mejoradores de maíz han avanzado considerablemente en el desarrollo y despliegue de nuevos híbridos. Éstos ofrecen un mayor rendimiento en comparación con las variedades más antiguas y reducen los riesgos a los que se enfrentan los agricultores debido al clima cambiante y las nuevas amenazas de plagas y enfermedades. Pero, para que los pequeños agricultores adopten a gran escala los nuevos híbridos de maíz mejorados, resistentes al clima y al estrés, primero deben estar disponibles y ser accesibles, y sus beneficios deben ser ampliamente comprendidos y apreciados. Aquí es donde las vibrantes industrias nacionales de semillas pueden desempeñar un papel importante.

Antes de la década de 1990, las agencias gubernamentales solían desempeñar el papel principal en la producción y distribución de híbridos. Desde entonces, se espera que el sector privado —en particular las pequeñas empresas de semillas de propiedad local— produzca híbridos de maíz y los distribuya a los agricultores. Cuando tienen éxito, las industrias locales de semillas son capaces de producir nuevos híbridos de calidad y comercializarlos eficazmente entre los agricultores, de manera que los nuevos híbridos sustituyen a los más antiguos en los almacenes de los agrodistribuidores en periodos de tiempo relativamente cortos. Si las pequeñas empresas de semillas carecen de capacidad o de incentivos para comercializar agresivamente los nuevos híbridos, los beneficios obtenidos por el fitomejoramiento no se materializarán en los campos de los agricultores. Mediante el seguimiento de las ventas de semillas, los mejoradores del CIMMYT y de otros lugares, así como los propietarios de empresas de semillas, obtienen información sobre las preferencias y demandas de los pequeños agricultores.

Una reciente publicación en Food Security evalúa la capacidad de 22 pequeñas y medianas empresas de semillas en México para producir y comercializar nuevos híbridos de maíz. El estudio se basa en la experiencia del proyecto MasAgro, un desarrollo de una década de duración mediante el cual el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en asociación con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) de México, se comprometió con docenas de empresas de semillas de propiedad local para ampliar su cartera de híbridos de maíz.

Los autores, dirigidos por el economista sénior del CIMMYT Jason Donovan, destacan el papel fundamental que desempeñó el proyecto MasAgro en la revitalización de las carteras de semillas de maíz producidas por pequeñas y medianas empresas. MasAgro «llenó un vacío que había existido durante mucho tiempo en los programas de mejoramiento con apoyo público» al proporcionar un fácil acceso a nuevos cultivares, disponibles para las empresas locales de semillas sin regalías ni condiciones de marca, y sin necesidad de certificación de semillas. Las empresas, por su parte, mostraron una capacidad notablemente alta para adoptar nuevas tecnologías de semillas, lanzando 129 productos comerciales entre 2013 y 2017.

«Sin duda, el proyecto MasAgro puede considerarse un éxito por su capacidad de introducir nuevo germoplasma de maíz en las carteras de productos de las pequeñas empresas de semillas de todo México», dijo Donovan.

Los autores también profundizan en los retos a los que se enfrentaron estas empresas de maíz al tratar de ampliar las nuevas tecnologías en un mercado competitivo que ha estado dominado durante mucho tiempo por las empresas de semillas multinacionales. Observaron una falta de acceso al capital físico, que a su vez evidenciaba una falta de capital financiero o de acceso al crédito, así como conocimientos técnicos de comercialización limitados y capacidad para integrar las innovaciones de comercialización en sus operaciones. Aunque la mayoría de las empresas de maíz identificaron la necesidad de ampliar las ventas de nuevos productos comerciales, «los signos de innovación en la comercialización de semillas eran limitados» y la mayoría de ellas dependían en gran medida de las ventas a los gobiernos locales y estatales.

Según Donovan, «la experiencia de MasAgro también demuestra que es necesario centrarse en el lado de la demanda de los sistemas formales de semillas si se quiere que los programas de mejoramiento tengan un mayor impacto en menos tiempo. Esto implica prestar más atención a la forma en que los agricultores deciden qué semillas comprar y a la forma en que las empresas y los minoristas de semillas las comercializan entre los agricultores. También implica una fuerte coordinación entre el sector público para hacer de la construcción de la industria local de semillas un imperativo nacional».

Más allá del contexto mexicano, las conclusiones del documento pueden ser de especial interés para las organizaciones de desarrollo que pretenden abastecer a las industrias locales de semillas que se enfrentan a la fuerte competencia de las empresas regionales y multinacionales. Un ejemplo es el esfuerzo por apoyar a las pequeñas empresas de semillas de Nepal, que se enfrentan a la fuerte competencia de empresas de India más grandes con un largo historial de participación en los mercados de semillas nepalíes. También hay lecciones importantes para los responsables políticos de África oriental y meridional, donde los estrictos controles sobre la liberación y la certificación de semillas pueden dar lugar a mayores costos de producción y a un menor ritmo de introducción de nuevos productos por parte de las empresas locales de semillas de maíz.

Lea el artículo completo en inglés aquí.

Este artículo se complementa con dos publicaciones dirigidas por el CIMMYT en un número especial de Outlook on Agriculture que destaca las experiencias en el África subsahariana. Este número especial surgió de la Comunidad de Excelencia del CGIAR para el Desarrollo de Sistemas de Semillas, donde el CIMMYT dirigió el debate sobre las cadenas de valor de las semillas y los vínculos con el sector privado.

Imagen de portada: Agricultores de México asisten a un taller organizado por el CIMMYT para aumentar su capacidad de producción de semillas. (Foto: X. Fonseca/CIMMYT)

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Conserva tu cosecha

Se estima que cada año se pierde una tercera parte de los alimentos que se producen en el mundo. Una de las estrategias para disminuir las pérdidas de alimentos es un manejo poscosecha adecuado.

Se entiende por poscosecha todos los pasos y operaciones que se realizan después de la producción primaria en campo hasta llegar a la comercialización o el procesamiento del producto. Incluye procesos como la cosecha, el secado, el desgrane, la criba, la limpieza, el almacenamiento y el transporte.

Las pérdidas poscosecha abarcan todos los productos que se pueden comer, pero que no fueron consumidos en toda la cadena de suministro de alimentos, a partir de la cosecha del cultivo hasta su comercialización, procesamiento o consumo. Reducir las pérdidas poscosecha permitiría aumentar la cantidad de alimento disponible para el consumo humano y mejorar la seguridad alimentaria mundial.

En México las pérdidas poscosecha de los granos básicos pueden ser de hasta 50% de la producción en las regiones tropicales. Desarrollar e implementar tecnologías y prácticas adecuadas para la conservación y el almacenamiento de granos es una de las maneras más seguras de reducirlas y contribuir al bienestar de los productores. En este sentido, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) junto con organizaciones de diversos sectores promueven la campaña #ConservaTuCosecha. 

Las prácticas y tecnologías que la campaña promueve tienen un sustento científico. Recientemente, por ejemplo, un grupo de investigadores del CIMMYT desarrolló evaluaciones en diferentes zonas agroecológicas de México en 109 diferentes localidades de 15 estados (Chiapas, Chihuahua, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Veracruz y Yucatán) —Puedes saber más sobre esta investigación en ¿Es posible reducir las pérdidas poscosecha en México?—.

La regla de oro de la conservación de los granos dice que un grano fresco, seco y limpio se conserva mejor durante su almacenamiento, que un grano caliente, húmedo o con alta cantidad de impurezas (Mena et al., 2013). Partiendo de esto, la iniciativa #ConservaTuCosecha busca que los productores: 

  • Manejen su cultivo en campo de manera sustentable para prevenir la infestación del grano con insectos y hongos.
  • Cosechen su grano en el momento apropiado y lo sequen adecuadamente con tecnología de bajo costo.
  • Desgranen de manera eficiente y con tecnología accesible, reduciendo el tiempo de trabajo.
  • Almacenen el grano en tecnologías de costo accesible que mantienen la cantidad y calidad de este y no tienen efectos adversos sobre su salud.
  • Tengan acceso a infraestructura de almacenamiento y vinculación con mercados formales de alta demanda a través de la asociatividad y la integración comercial.

Las tecnologías herméticas poscosecha —como los silos metálicos herméticos y las bolsas plásticas herméticas—, y los polvos inertes —minerales pulverizados de baja o nula toxicidad para los organismos benéficos y el ser humano, tales como la cal micronizada o la tierra de diatomeas—, son un ejemplo de las alternativas sustentables que se difunden a través de la campaña. Estas, además, son una opción ante los riesgos a la salud humana que representa el uso de tecnologías de almacenamiento convencionales como el costal de polipropileno o las pastillas de fosfuro de aluminio.

Te invitamos a conocer más sobre la campaña #ConservaTuCosecha a través de los canales de ACCIMMYT.