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Sistemas agroalimentarios productivos contribuyen a consolidar la paz social

Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)
Sistema de milpa intercalada con árboles frutales en terrenos de ladera. (Foto: CIMMYT)

Las perturbaciones y tensiones ambientales, demográficas, socioeconómicas, biológicas, e incluso sociopolíticas y jurídicas, afectan los sistemas agroalimentarios. Las perturbaciones —como la pandemia— tienen una repercusión inmediata. Las tensiones —como la migración forzada—, que son procesos más lentos, alteran gradualmente a los sistemas agroalimentarios y disminuyen su capacidad de afrontar los cambios, haciéndolos más vulnerables paulatinamente (Estado Mundial de la Alimentación, 2021). 

Cuando las personas del medio rural, particularmente los más jóvenes, no encuentran rentable dedicarse a la agricultura, entonces buscan otras opciones y la dinámica social se trastoca. Tensiones sociales como la migración, e incluso el conflicto o la violencia, se convierten en riesgos latentes y síntomas de sistemas agroalimentarios disfuncionales.

Considérese por ejemplo la región de Los Tuxtlas, en Veracruz —uno de los principales estados expulsores de migrantes hacia otras partes del país o del extranjero—, donde se han estimado pérdidas de suelo de hasta 199 toneladas por hectárea al año que han afectado la producción e ingresos de los pequeños agricultores de granos básicos, principalmente de maíz y frijol (SADER, 2020).

Mientras en los terrenos de ladera de la región, manejados de manera convencional —donde la quema de rastrojos es una práctica común—, se pierden alrededor de 35.5 kg de suelo por cada kilogramo de grano de maíz producido, con la tecnología de terrazas de muro vivo —que fue base para el diseño del sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales, o MIAF, en laderas— solamente se pierden 0.40 kg de suelo. 

El sistema MIAF consiste en establecer hileras de árboles frutales en la milpa y consta de tres componentes: el primero son los árboles que se establecen en sentido perpendicular a la pendiente; posteriormente la instalación de los cultivos anuales en franjas y, finalmente, el maíz, sembrado en franjas cada dos surcos arriba y debajo de los árboles frutales.

El sistema MIAF también integra componentes tecnológicos de lo que se denomina terraza de muro vivo, tales como la roturación unidireccional del suelo —con tracción animal o mecánica al contorno de la ladera— para favorecer la formación paulatina de una terraza; y el filtro de escurrimientos que se adapta a este sistema, y que consiste en colocar un cordón o camellón con residuos de cosecha de maíz, frijol, o ramas eliminadas en la poda de frutales, en la parte alta de la hilera de frutales.

A pesar de sus amplios beneficios para controlar la erosión del suelo y apoyar la economía de las familias productoras, el sistema MIAF aún es considerado por muchos productores de la región como una tecnología compleja. Se ha observado, además, que demanda acompañamiento técnico constante —al menos los dos primeros años— para que el productor tenga una comprensión adecuada del funcionamiento del sistema. 

Para identificar los elementos que permitan hacer más fácilmente adoptable el sistema —y evaluar específicamente su capacidad para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua— el Consejo de Colonias Populares de Veracruz, en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) estableció una plataforma de investigación del sistema MIAF en el Ejido Ahuacapan, en San Andrés Tuxtla, Veracruz. 

La plataforma, instalada en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— fue establecida en la parcela de un productor que estableció el sistema MIAF desde 2017 y desde donde se busca atender los componentes de mayor dificultad para la adopción del sistema, como es la colocación del filtro de escurrimientos. 

Antes del establecimiento del MIAF y de la plataforma de investigación, en la parcela del productor se roturaba el suelo con rastra después de la quema de rastrojos; se sembraba yuca, maíz, frijol y jícama, aunque con bajos rendimientos; y, durante 10 años, antes de establecer el MIAF, se mantuvo el terreno con praderas de pasto, donde el tránsito de maquinaria, el efecto de la lluvia y el pisoteo de los animales compactaron el suelo.

Actualmente en la parcela, que ahora funciona como plataforma de investigación de MasAgro-Cultivos para México, se ha observado la capacidad del sistema MIAF para disminuir el escurrimiento superficial, controlar la erosión hídrica e incrementar la infiltración de agua, lo que ha redundado en un mayor rendimiento del cultivo de maíz.

Con las podas realizadas al limón que se introdujo y su acomodo dentro de la parcela se ha observado también un aumento de la calidad y, con respecto a la adopción del filtro de escurrimiento con rastrojo, este ha favorecido un incremento en la productividad del cultivo. 

Los estudios sobre MIAF en esta plataforma aún siguen su curso, pero a la fecha la experiencia ha sido considerada exitosa tanto para el productor, como para los investigadores y técnicos a quienes los datos generados les están ayudando a la adopción de componentes específicos del MIAF entre otros productores, sobre todo porque los avances de esta plataforma se están compartiendo con diversos productores de la región y técnicos de Sembrando Vida, quienes han expresado sorpresa por la productividad que se presenta en esta parcela.

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Tiene Zacatecas tres nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable

Egresados del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable en Zacatecas. (Foto: Hub Intermedio/CIMMYT)Zacatecas tiene tres nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable y este 28 de abril recibieron su certificación de la mano del ingeniero José María Llamas Caballero, Representante de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en Zacatecas, quien estuvo acompañado por Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT); y de Guillermo Libreros González, Jefe de Programa en la Representación de Agricultura en Zacatecas.

“Una felicitación a Eloy Mireles Hernández, Jorge Luis Ojeda García y Santiago Flores Espino, a quienes la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural del Gobierno de México y el CIMMYT otorgaron esta certificación”, expresó el ingeniero José María Llamas. 

El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable es una estrategia de capacitación para formar técnicos especializados en sustentabilidad agrícola al más alto nivel, cuya función es contribuir a la resolución de tres importantes retos en el país: seguridad alimentaria, pobreza y cambio climático.

El curso incluye sesiones teóricas y prácticas a cargo de destacados especialistas para proporcionarle a los participantes diversas herramientas en gestión para la innovación, técnicas agronómicas sustentables y herramientas para la formación y la comunicación que, en conjunto, permiten acelerar la adaptación, adopción y difusión de las tecnologías que responden a los retos actuales que enfrentan los productores y la agroindustria.

“La certificación me ha servido mucho para mis proyectos actuales porque en este momento hago un poco de docencia, soy productor y también doy asistencia técnica. Lo que se aprende en el curso te permite proponer tecnologías sustentables para cada una de las fases del proceso productivo y eso te da muchísimas ventajas con relación a otros técnicos”, comenta Jorge Luis Ojeda, uno de los certificados. 

Sobre la importancia de que Zacatecas cuente con técnicos certificados, Jorge comenta: “para nosotros es un compromiso muy grande ya que gran parte de la superficie agrícola del estado tiene suelos muy degradados, pobres en materia orgánica, además de las condiciones climáticas que no son muy favorables debido a las pocas precipitaciones. Este es el gran reto que tenemos que enfrentar y se nos dieron las herramientas para hacerlo”. 

Por su parte, Eloy Mireles señala que el curso le ha brindado herramientas importantes para promover cambios en el campo, aunque, considera, “hacer una agricultura diferente es un reto grandísimo, pero en el curso me dieron las herramientas y dentro de los proyectos que he ido haciendo por acá ya he ido implementando cambios en las formas de hacer las cosas. La Agricultura de Conservación, por ejemplo, es una herramienta que nos permite rescatar los suelos deteriorados”. 

“Me gusta el contacto con los productores y por eso, en donde estoy, en el territorio en que me muevo, poco a poco vamos sensibilizando esa parte del humano que es tan difícil cambiar: el pensamiento para aceptar los cambios. Es ahí donde uno como técnico certificado tiene que estar al tanto, acompañando al productor para que venza el temor al cambio. Por eso esta ha sido una gran experiencia, un gran curso y sería bueno que se replicara para que después podamos estar hablando de una mejor producción y autosuficiente en todos los cultivos”, enfatiza Eloy.  

“El impacto de los técnicos certificados es notable,  su enfoque de acompañamiento técnico permite que la adopción de prácticas sustentables sea más rápida, debido a la mejor interacción entre el técnico y el productor, lo que se traduce en un nivel de innovación más alto en el campo”, comenta Alberto Cabello sobre las razones por las que se ha observado un interés creciente por la certificación en la entidad.

El CIMMYT, señala el gerente del Hub Intermedio, tiene la mayor disposición de seguir brindando soporte científico a cualquier iniciativa que fomente la formación de profesionistas especializados en Agricultura Sustentable. “Disponer de más técnicos certificados ayudaría mucho en el crecimiento y escalamiento de las innovaciones agronómicas que se requieren en el estado”, concluye el representante del CIMMYT en Zacatecas. 

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Inspirados por Rajaram, instituciones y centros de investigación fortalecen la seguridad alimentaria

De izquierda a derecha: Bram Govaerts, Víctor Villalobos y Marcelo Ebrard develan placa en honor a Sanjaya Rajaram. (Foto: CIMMYT)
De izquierda a derecha: Bram Govaerts, Víctor Villalobos y Marcelo Ebrard develan placa en honor a Sanjaya Rajaram. (Foto: CIMMYT)

La colaboración entre instituciones y organismos de investigación ha contribuido en los últimos años a mejorar la producción mundial de granos, en beneficio de miles de agricultores y de la seguridad alimentaria de los países, destacaron autoridades e investigadores durante la ceremonia de Reconocimiento Internacional Norman E. Borlaug y homenaje póstumo a Sanjaya Rajaram, Premio Mundial de Alimentación 2014.

En el encuentro, celebrado en la Estación Experimental del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Toluca, Estado de México, se informó que este sitio llevará el nombre de Rajaram para rendir tributo y honrar su memoria, como uno de los científicos que más ha contribuido a la seguridad alimentaria, convirtiéndose en enemigo del hambre en el mundo.

El investigador nacido en India y nacionalizado mexicano dejó un gran legado: el desarrollo del trigo que ha alimentado al mundo durante décadas  desde el centro de investigación agrícola sin fines de lucro más importante de México, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

De acuerdo con el director general de CIMMYT, Bram Govaerts, Rajaram fue la tercera persona del CIMMYT en recibir el Premio Mundial de Alimentación y, en su caso, el comité de selección lo escogió por haber desarrollado más de 480 variedades de trigo de alto rendimiento y capacidad de adaptación que se han sembrado en, aproximadamente, 58 millones de hectáreas alrededor del mundo.

“Por este impresionante logro, que parece fácil resumir en una sola frase, Raj se convirtió en un gigante del derecho a la alimentación y en uno de los más feroces enemigos del hambre en el mundo”, señaló Govaerts.

Premios a la cooperación internacional en seguridad alimentaria

El organismo internacional entregó reconocimientos a los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, por su promoción de la seguridad alimentaria e inclusión social en México y América Latina.

El canciller mexicano agradeció el reconocimiento Norman E. Borlaug -que fue entregado por el director general del Centro, Bram Govaerts- y reafirmó su compromiso de “trabajar en el ámbito internacional como lo hemos hecho, pero ahora tendremos que trabajar más, con mayor intensidad”.

“Pensemos el gran pasado que tenemos en este centro y pongamos manos a la obra para resolver los siguientes problemas,” puntualizó durante el evento.

Expuso que se tiene por delante el peligro de que millones de personas padezcan hambre por primera vez desde la Revolución Verde, debido al cambio climático y el conflicto geopolítico en Europa del Este, por lo que es necesario que el Centro siga adelante y ampliar sus posibilidades y perspectivas tecnológicas.

En ese sentido, Ebrard Casaubón se refirió a la importancia del trabajo de Norman E. Borlaug, fundador del CIMMYT y Premio Nobel de la Paz 1970.

“Con su trabajo (…) hizo posible que sobrevivieran millones de personas, ¿qué número de personas? Difícil estimarlo, pero probablemente estemos hablando de la mayor aportación a la humanidad en el siglo XX (…) Y lo hizo sin afán de lucro, no fue su motivación; su motivación era ayudar a otros.”

“Sobre la relación entre México e India, el canciller refirió que son países que comparten retos comunes, principalmente el hambre y las contradicciones de la riqueza y la pobreza. Somos dos democracias muy grandes, tenemos multiétnicas, recuerden que México tiene 62 lenguas vivas, hoy; la India es un continente; somos de los países más avanzados y que más crecemos en manufactura, en nuevas tecnologías”, anotó.

Un legado duradero

El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, señaló que la contribución de Sanjaya Rajaram significó el desarrollo de 480 variedades de trigo de alto rendimiento y capacidad de adaptación, sembradas en 51 países, que han permitido a los productores de todo el mundo cosechar más de 200 millones de toneladas.

Precisó que las variedades derivadas de la investigación del CIMMYT y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Áridas (ICARDA), ambos pertenecientes a la alianza global CGIAR, se siembran hoy día en más de 100 millones de hectáreas y generan beneficios económicos estimados en tres mil 800 millones de dólares anualmente.

A lo largo de esta administración, dijo, hemos diseñado, ejecutado y afinado, a través de la colaboración entre Agricultura y el CIMMYT, estrategias de desarrollo sostenible con un enfoque sistémico que facilita la participación de los productores en cadenas de valor más integradas y eficientes tanto en México como en otros países.

El titular de Agricultura subrayó que México, América Latina y el CIMMYT juegan un rol importante en la lucha por mejorar las condiciones de los agricultores de pequeña escala y la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.

Refirió que hoy en día, más de 300 mil agricultores cultivan maíz, trigo y cultivos asociados con tecnologías sustentables de MasAgro-Cultivos para México, en más de un millón de hectáreas en todo el territorio rural del país.

Aseguró que así como en su momento, Norman Borlaug y Sanjaya Rajaram trabajaron para combatir el hambre a nivel mundial, habrá que retomar el liderazgo del CIMMYT y de los científicos nacionales para trabajar juntos, dar prioridad a la agricultura y construir una paz duradera basada en la seguridad alimentaria mundial.

Villalobos Arámbula destacó que para el presidente Andrés Manuel López Obrador, el maíz es México y México es maíz, por lo que es de fundamental relevancia para el país que la sede del CIMMYT se mantenga en territorio nacional y sus prioridades de investigación y recursos continúen siendo administrados por el propio centro.

Se trata del centro de investigación de mayor envergadura en el mundo en su tipo y es el resultado de uno de los más exitosos y duraderos programas de colaboración internacional, puntualizó.

El embajador de India en México, Pankaj Sharma, destacó que su nación debe una gran parte de su Revolución Verde a la variedad de trigo “Sonora”, que se desarrolló en México, país que es considerado una de las cunas de la agricultura a nivel global, con una tierra arable del 15 por ciento del total de la tierra dedicada a la agricultura en el mundo.

Señaló la importancia del trigo, toda vez que el Banco Mundial ha proyectado que para poder satisfacer la demanda futura en 2050, con nueve mil 600 habitantes, la producción global del cereal se tendrá que incrementar 60 por ciento con respecto al volumen alcanzado en el año 2000.

Informe de resultados de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México

La curadora del banco de germoplasma de trigo y especialista en genotipado del CIMMYT, Carolina Sansaloni, resaltó que MasAgro-Cultivos para México es el principal proyecto de cooperación entre el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Agricultura y el organismo internacional, clasificado como una iniciativa insignia en la aplicación de tecnologías en la agricultura sostenible y una referencia para otras naciones.

Este proyecto lleva más de una década en operación, en 28 estados, con la colaboración de más de 100 aliados nacionales e internacionales, y de instancias del sector privado y público, en 12 regiones que ofrecen infraestructura de investigación y desarrollo de capacitación para prácticas agronómicas sostenibles, explicó.

Informó que los resultados de 40 plataformas, 500 módulos demostrativos y dos mil áreas de extensión tienen impacto en más de un millón de hectáreas y benefician a 300 mil productores de maíz, trigo y frijol, con el uso de variedades de alto rendimiento.

La agricultora de maíz en Amacuzac, en el estado mexicano de Morelos, Rosalinda Muñoz Tafolla, expuso que su iniciativa de producir alimentos sanos la llevó a participar en Cultivos para México, donde el acompañamiento y asesoramiento del CIMMYT le ha permitido obtener resultados de alto impacto productivo.

Detalló que con el sistema de agricultura de conservación aprendió a no quemar el rastrojo y mejorar las condiciones del suelo, sembró una nueva variedad de maíz, y fue apoyada para la comercialización de su cosecha, a buen precio.

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Técnicos certificados en Agricultura Sustentable contribuyen al desarrollo del campo en la Península de Yucatán

Egresados del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable de la Península de Yucatán. (Foto: Hub Península de Yucatán/CIMMYT)
Egresados del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable de la Península de Yucatán. (Foto: Hub Península de Yucatán/CIMMYT)

El pasado 2 de abril en la ciudad de Mérida, Yucatán, se entregaron certificados a los egresados de la segunda generación de Técnicos Certificados en Agricultura Sustentable del Hub Península Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), como parte del proceso formativo que promueven la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el citado organismo internacional.

Provenientes de los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los técnicos egresados también participaron en un conversatorio para intercambiar experiencias sobre sus trabajos actuales y cómo han impactado en ellos los conocimientos que adquirieron durante su proceso de certificación. En este sentido, compartieron los retos a los que se han enfrentado como agentes de cambio, sus contribuciones personales así como sus proyectos actuales y futuros. 

La aplicación de los conocimientos y experiencia es una actividad fundamental del proceso formativo de los técnicos certificados en Agricultura Sustentable, un programa de vanguardia y de alta exigencia profesional que en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—busca desarrollar y fortalecer sistemas de producción sustentables y resilientes en beneficio de los productores de las diferentes regiones del país.

Actualmente algunos de los egresados están directamente vinculados y colaboran con el Hub Península de Yucatán del CIMMYT, el cual busca fortalecer y sumar más colaboraciones que contribuyan tanto a los objetivos de los diferentes actores y proyectos que impulsa, como a su estrategia para  incrementar y estabilizar la productividad mediante el uso eficiente de recursos —genéticos, humanos, económicos, naturales y culturales—, fortalecer la resiliencia de los sistemas de producción de maíz y cultivos asociados y contribuir a la seguridad alimentaria a través de la gestión del conocimiento y la integración de innovaciones, el fortalecimiento de la red de actores y el desarrollo de capacidades de las comunidades rurales de la región.

En la entrega de certificados estuvo presente el equipo técnico del Hub Península de Yucatán que participó en la planeación y ejecución del programa de capacitación: Suelen Torres Mota, coordinadora de Capacitación y responsable del seguimiento de los egresados; Carolina Santiago Valenti, asistente administrativa; Eugenio Telles Mejía, coordinador técnico del Hub —quien también es técnico certificado en Agricultura Sustentable y compartió sus experiencias al respecto—; y Eduardo Tovar López, gerente del Hub.

El evento, cargado de emotividad —uno de los egresados, por ejemplo, recitó poesía dedicándola a sus compañeros y a su coordinadora—, dio cuenta de la importante labor que los técnicos certificados realizan en campo, así como de su compromiso por seguirse formando y de la relevancia de seguir vinculados y trabajando con la amplia red de innovación del CIMMYT y con el grupo de técnicos certificados en Agricultura Sustentable egresados a nivel nacional. 

Agradecemos la colaboración de todos los investigadores y expertos que contribuyeron como facilitadores del curso, así como a los tutores por su valioso asesoramiento práctico, seguimiento y evaluación de los participantes en todo el proceso formativo: Martín Jerezano Orduña, Milton Carlos Tolosa Poot, Jorge Luis Ucán Chí y German Felipe Galera Albornoz.

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De 10 a 15 mil pesos es el valor del rastrojo por hectárea

Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)
Representantes del CIMMYT, de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora y Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora (de izquierda a derecha) durante la presentación de la campaña Sinaloa No Quema. (Foto: colaborador del Hub Pacífico Norte/CIMMYT)

La zona centro norte de Sinaloa unificará esfuerzos para disminuir la quema de rastrojo o soca que se da luego de las cosechas de garbanzo, maíz y trigo, tal como se realizó con éxito durante 2021.

En conferencia de prensa, Carlos Beltrán, presidente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora informó que, con esta coordinación, se logró disminuir estas prácticas nocivas en hasta un 96% a través de una campaña de concientización en cuatro municipios: Angostura, Mocorito, Salvador Alvarado y Guasave.

Dijo que la quema de rastrojos afecta la fauna microbiana del suelo, así como a la capa de ozono, favoreciendo al cambio climático. Además, el suelo pierde fertilidad, productividad y nutrientes naturales como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, entre otros.

Con presencia de representantes del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), así como del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora y la Fundación Produce Sinaloa, Beltrán Astorga señaló que de la misma forma se pretende promover prácticas agrícolas sustentables.

El líder agrícola pidió a la policía ambiental tener criterio en las acciones de los productores, esto con relación a las labores de control de malezas con fuego en regaderas que realizan alrededor de sus predios y, además, señaló que mayormente son pepenadores quienes queman los rastrojos después de las cosechas.

“La tierra es vida, tiene muchos insectos benéficos y al quemar los rastrojos empobrecemos nuestros suelos, el rastrojo representa nutrientes para nuestro suelo y, a medida que lo vayamos integrando, vamos a ir mejorando la calidad del terreno”, concluyó.

En ese sentido, destaca la labor del Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora que, desde hace mas de 30 años en Sinaloa, y principalmente en la región del Évora, promueve prácticas sustentables como el manejo de los rastrojos, la mínima labranza, el uso de abonos orgánicos, entre otras. 

En sintonía con la Agricultura Sustentable planteada en esta actividad, destaca la estrategia del CIMMYT para disminuir el uso de fertilizantes sintéticos. Esta se enfoca en dejar los residuos de la cosecha como cobertura, hacer análisis de suelos, diagnosticar las cantidades de nitrógeno que necesita por medio de sensores ópticos y prácticas de manejo de fertilizantes, entre otros.

Leonardo Lugo Gaxiola, representante del CIMMYT en Sinaloa, detalló que dicho organismo contribuye a la campaña de difusión #EnSinaloaElRastrojoVale enfocándose a darle valor al rastrojo, cuyos beneficios lo convierten en un insumo más que un residuo.

Recordó que, al atravesar una crisis por los altos precios de los fertilizantes, el sector agrícola debe integrar el rastrojo a sus tierras debido a la productividad que representa; “si le damos un valor al rastrojo, de un maíz que da 10 o 12 toneladas por hectárea, hablamos de 10 a 15 mil pesos por hectárea, mismos que se estaría ahorrando el productor”, consideró.

Agregó que, ante el alza en el costo de los combustibles, una opción es reducir sus trabajos de campo cuidando y conservando el rastrojo, también evitando afectar el medioambiente y, por último, señaló que con Agricultura de Conservación también es posible conservar y almacenar la humedad de las lluvias y aprovechar de mejor manera la humedad de los riegos.

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Variedades de frijol para los Valles Centrales de Oaxaca

Los frijoles han formado parte importante de la dieta de los mexicanos y de su economía desde tiempos prehispánicos, por lo que forman parte de la cultura gastronómica del país y, aunque México cubre la mayor parte de su demanda de frijol, entre 2003 y 2019 ha tenido que importar alrededor de 123 mil toneladas anuales para complementar la demanda interna. 

El frijol se cultiva en prácticamente todo México, sin embargo, son ocho las entidades que producen tres cuartas partes de la producción nacional: Zacatecas, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Chiapas, Nayarit, Guanajuato y San Luis Potosí.

En Oaxaca se siembran en promedio unas 38 mil hectáreas al año, pero su rendimiento es bajo —únicamente se cosechan cerca de 700 kilos por hectárea—, por lo cual la leguminosa se produce básicamente para autoconsumo. 

Los problemas que enfrentan los productores de frijol de temporal en regiones como Valles Centrales —que a nivel estatal ocupa el segundo lugar en superficie sembrada de frijol— son bajos rendimientos por falta de agua, densidades de siembra inadecuadas, fertilización inoportuna o deficiente, desconocimiento de los métodos de control de plagas y enfermedades, así como el bajo contenido de materia orgánica de los suelos —por la falta de incorporación de residuos de cosecha—.

Como respuesta a esta problemática el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural,  a través de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México, impulsa la adopción de prácticas sustentables y, recientemente, estableció un ensayo en la localidad de San Miguel Tlanichico donde se evaluaron nueve variedades de frijol mejorado y siete materiales de frijoles nativos criollos con el objetivo de conocer su potencial productivo.

La variedad RB-200 alcanzó su madurez fisiológica a los 81 días, seguido de las variedades Criollo Delgado, Criollo Morado de San Miguel Tlanichico y Verdín, las tres con 82 días. Por el número de granos por planta destacaron las variedades Negro Guanajuato y Comapa; por el número de vainas por planta sobresalieron el Negro Guanajuato, Comapa y Criollo Morado de San Miguel Tlanichico; y por el peso de 100 granos destacaron las variedades Flor de mayo y Negro Otomí —lo que quiere decir que son granos más grandes—.

Con respecto al rendimiento, los materiales más rendidores fueron Comapa, seguido de Flor de Mayo y Negro Otomí (gráfica 1).

Cabe mencionar que el manejo agronómico para todas las variedades fue el mismo. Así, de todas las variedades evaluadas, dos no germinaron —Negro 8025 y Negro Primavera— y de tres no se obtuvieron rendimientos —Criollo Vaina Blanca, Criollo Tiltepec y Criollo Rojo de Guía— porque son de zonas con ciclos de lluvias más largos y el temporal de lluvia en la zona evaluada es muy corto.

Cabe mencionar que las variedades con mayor aceptación fueron Criollo Piñero y RB-200. Los productores mencionan que estas les gustaron por su precocidad y, sobre todo, por que su cocción es rápida y su caldo es negro espeso.

Independientemente de los criteriores que intervienen en la adopción de las variedades, la instalación de este tipo de trabajos es muy importante porque se muestran alternativas a los productores y abren la posibilidad de instalar parcelas que funcionen como módulos demostrativos o áreas de impacto para que más productores adopten prácticas sustentables y variedades acordes a sus propios gustos o necesidades. 

Gráfica 1. El material más rendidor fue el Comapa con 1.87 ton/ha, seguido de Flor de Mayo con 1.83 ton/ha y Negro Otomí con 1.82 ton/ha.

 

Fuentes:

  • Sangerman-Jarquín, D. M., Acosta-Gallego, J. A., Schwenstesius de Rindermann, R., Damián Huato, M. Á., & Larqué Saavedra, B. S. (2010). Consideraciones e importancia social en torno al cultivo del frijol en el centro de México. Revista mexicana de ciencias agrícolas1(3), 363-380.
  • SIAP. (2020) Avances de siembras y cosechas. Resumen por cultivo. México: Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera.
  • CEDRSSA. (2020). Mercado del frijol, situación y prospectiva. México: Cámara de Diputados-Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria.
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Recordando a doña Lola, una agricultora ejemplar

La comunidad del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) envía condolencias a los familiares y amigos de la señora Dolores Robles González, «Doña Lola», quien falleció el pasado 1 de abril, a los 81 años (cumplidos el mismo día de su fallecimiento).

Doña Lola fue una agricultora ejemplar del municipio de Teúl de González Ortega, en Zacatecas. En su comunidad, La Lobera, ella fue la primera en adoptar e implementar Agricultura de Conservación, pero no solo eso, su convicción y compromiso fueron determinantes para que otros productores de la zona adoptaran las prácticas sustentables de MasAgro (hoy MasAgro-Cultivos para México).

Cuando en 2014 los ingenieros llegaron a La Lobera para proponer una nueva forma de hacer agricultura nadie se animó, solo ella lo hizo: “Cuando los ingenieros doblaron sus cosas (para irse) yo me quedé pensando: vienen con tanta voluntad, estudian tanto y para que vengan acá a dárselo a la gente que no tiene, analfabeta, que no sabemos nada, y que les digan «no, aquí no queremos nada, váyanse». Ya se iban a ir y les dije: «no se vayan, yo tengo un pedazo de tierra; vamos, yo les voy a dar un pedazo de tierra»”. Y así, gracias a doña Lola, la agricultura en La Lobera comenzó a cambiar.

Además de que los otros productores comenzaron a ver los buenos resultados en la parcela de doña Lola, ella, convencida de la nueva forma de cultivar la tierra, se convirtió en una incansable promotora de la Agricultura de Conservación: “Yo les dije: tenemos que levantar este rancho, trabajar para que la gente viva, para que no se vaya y esté feliz en su tierra”. Y así, La Lobera incrementó notablemente el número de productores trabajando Agricultura de Conservación.

Muy probablemente doña Lola no imaginó en ese momento que su apuesta por una mejor agricultura cambiaría vidas, pero así fue porque, finalmente, las innovaciones en el campo benefician a las familias productoras y por eso es que sin ella sería imposible entender el éxito de la Agricultura Sustentable en su localidad (y en otras localidades de la zona porque solidariamente asistía a diversos foros donde brindaba su testimonio sobre la pertinencia de la Agricultura Sustentable). 

Hoy, ante su partida, se le recuerda como esa agricultora tenaz que miraba con entusiasmo el paisaje de la sierra y contaba, al pie de su parcela, cómo migró a Estados Unidos y después de 30 años de estar allá regresó para reencontrarse e impulsar el campo que la vio nacer. Gracias doña Lola. Descanse en paz. 

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Malezas, labranza y rendimiento de maíz

Las malezas son la limitación biológica número uno en los rendimientos de maíz en todo el mundo. Se estima que en Norte América pueden causar pérdidas de más del 50% y, de hecho, de acuerdo con un estudio reciente de un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en lugares como Oaxaca, donde hay agroecologías tan diversas, las malezas pueden reducir el rendimiento del maíz hasta en 63% en la región cálida y húmeda del Papaloapan; hasta en 65% en la región semiárida de Valles Centrales y hasta en 92% en región templada de la Mixteca. 

Aunque existe evidencia sólida de que es posible reducir la presión de malezas con Agricultura de Conservación, aún se desconoce mucho sobre los mejores métodos de manejo de malezas, particularmente si se considera que los cambios en la labranza podrían requerir cambios en el manejo de malezas. 

En este sentido, el estudio en mención evaluó la dinámica de las malezas y el rendimiento del maíz en temporal bajo cinco tratamientos de manejo de malezas ―herbicida de preemergencia, herbicida de postemergencia, herbicida de preemergencia más postemergencia, control manual de malezas y sin control― y tres métodos de labranza —convencional, mínima y labranza cero— en tres regiones agroecológicamente distintas de Oaxaca ―la Mixteca, Valles Centrales y el Papaloapan―.

El estudio, que se desarrolló en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT, señala que en la zona templada de la Mixteca las aplicaciones de herbicidas de postemergencia fueron muy importantes, en el cálido y húmedo Papaloapan las aplicaciones de preemergencia fueron cruciales y en los Valles Centrales semiáridos no hubo diferencia entre los métodos de manejo de malezas, ya que todos tuvieron efectos menores en el rendimiento del maíz. 

Si bien los resultados no son concluyentes y muestran que no hay una única o mejor opción para el manejo de malezas en los sitios o sistemas de labranza evaluados, sí señalan que el beneficio económico del manejo de malezas fue mayor con labranza reducida ―labranza mínima o cero―. Así, para obtener los beneficios a largo plazo de la Agricultura de Conservación, señala el estudio, es clave un manejo adecuado de malezas en los primeros años. 

Los científicos concluyen que se necesita más investigación para determinar el nivel óptimo de labranza en cada región ya que, dependiendo de las condiciones locales, la labranza cero o una forma de labranza mínima ―como la labranza vertical o camas elevadas permanentes― podría funcionar mejor, o podría ser necesario practicar labranza mínima en las primeras temporadas de crecimiento para preparar el terreno para la implementación exitosa de la Agricultura de Conservación. 

En Oaxaca, donde los agricultores con frecuencia manifiestan una falta de conocimiento sobre el manejo de malezas, especialmente bajo labranza reducida, se debe usar un enfoque flexible, aplicando herbicidas antes y después de la emergencia y controles manuales según sea más adecuado para cada caso porque las poblaciones de malezas y su dinámica cambian con sistemas como la Agricultura de Conservación ―a mediano y largo plazo, con un manejo adecuado, las poblaciones de malezas pueden disminuir con este sistema― y por eso los métodos de control deben ajustarse, concluye el estudio. 

Te invitamos a leer este estudio en el siguiente enlace:

Verhulst, N., Fonteyne, S., Leal González, A. J., Osorio Alcalá, L., Villa Alcántara, J., Santos Rodríguez, C., … & Singh, R. G. (2022). Weed management and tillage effect on rainfed maize production in three agro‐ecologies in Mexico. Weed Research. https://doi.org/10.1111/wre.12530

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Limpieza de granos, clave para reducir pérdidas

Las pérdidas poscosecha constituyen uno de los grandes retos que enfrentan los productores de México. De acuerdo con las estimaciones de la FAO, cada año se pierde más de un tercio de las cosechas debido a un mal manejo del grano y por las plagas poscosecha. 

Las tecnologías herméticas minimizan las pérdidas cuantitativas y cualitativas de granos y semillas. El buen uso de estas tecnologías incluye el almacenamiento de grano seco (humedad menor a 14%), fresco, sano y limpio que se obtiene a través de la limpieza y el cribado.

En el sistema poscosecha de los productores de pequeña escala es frecuente que el grano venga desde el campo con infestaciones de plagas o también con residuos de cosecha —pedazos de olote, tamo, hojas y tallos—, material extraño —semilla silvestre, otras plantas, tierra, piedras, etcétera—, o que los granos vengan quebrados. 

Al remover esas impurezas, que son foco de infestaciones, la limpieza contribuye a reducir el desarrollo de plagas y las mermas de granos durante el almacenamiento. Además, al eliminar los granos contaminados la limpieza también reduce la presencia de micotoxinas. La falta de limpieza del grano está asociada con una baja eficacia de los métodos de control de plagas.

Los agricultores generalmente limpian su grano de forma manual usando el viento para un pre limpiado —así eliminan el material ligero, seco o voluminoso— y para una limpieza más rigurosa una zaranda con malla, que puede medir entre 2 y 5 milímetros (0.8 a 2 pulgadas) dependiendo del tipo y tamaño de grano. 

La limpieza en el sector rural es una práctica que a menudo no es remunerada porque se realiza por los integrantes de la familia —especialmente mujeres y niños—, así que frecuentemente estos costos no se reconocen en el sistema de producción, siendo actividades extras a los quehaceres domésticos que pueden contabilizarse en tiempo por 3.6 horas por tonelada de maíz, así que suele ser una actividad dura y agotadora. 

Ya que la limpieza es una actividad importante para toda la cadena de valor de los cultivos de granos básicos —para productores, consumidores, transformadores—, se requiere encontrar opciones fáciles y accesibles para realizar esta actividad. En este sentido, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) busca opciones de mecanización que faciliten la operación de limpieza para favorecer la calidad de los granos y así los productores obtengan mayor ganancia por el precio de venta durante la comercialización. 

En Guanajuato, por ejemplo, a través de los puntos de maquinaria especializados en servicios poscosecha —implementados en colaboración con la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) que impulsa con el CIMMYT el programa MasAgro Guanajuato—, técnicos y productores han conformado centrales de servicios de limpieza con maquinaria (cribadora-seleccionadora, bazuca y cocedora de costales) para obtener granos limpios y seleccionados por tamaños. 

Con esta iniciativa se busca apoyar a pequeños productores —que siembran entre 2 y 3 hectáreas— de frijol y maíces nativos e híbridos. De forma específica se busca que los productores puedan limpiar y clasificar su grano por tamaño de manera más eficiente, así como facilitar la interacción con programas gubernamentales y empresas transformadoras locales para propiciar un mayor ingreso económico por la venta de granos sanos.

Estos puntos de maquinaria especializados se encuentran en zonas estratégicas del estado, donde la cribadora-seleccionadora, bazuca y cocedora de costales se entrega a productores en comodato para que ofrezcan el servicio a precios accesibles ($200 por tonelada de maíz y $10 por costal de frijol) —esto incluye los jornales que hacen la limpieza y encostalan—. Con estos ingresos los productores dan mantenimiento a la maquinaria y eventualmente pueden capitalizarse y adquirir su propia maquinaria. 

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Chiapas tiene nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable

Este 26 de marzo 15 chiapanecos recibieron la constancia que los acredita como técnicos certificados en Agricultura Sustentable. Con estos nuevos profesionistas formados al más alto nivel en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se busca implementar y difundir sistemas de producción sustentables en beneficio de los productores de las regiones Frailesca, Centro, Meseta Comiteca y Selva.

En la reunión estuvieron presentes el maestro José Antonio Hernández, subsecretario de Agricultura y Ganadería —en representación de la maestra Zaynia Andrea Gil, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) de Chiapas—, el ingeniero Celestino Huesca —en representación del ingeniero Rodrigo Javier Córdova, Presidente Estatal de FIRA en Chiapas—, la ingeniera Adriana Guerrero, coordinadora del programa Educampo Granos Chiapas; así como Luis Enrique Abadía, representante de Agroproductores del Sureste. 

Procedentes de Comitán, Tuxtla Gutiérrez, Venustiano Carranza, Villa Corzo y Villaflores, se prevé que los nuevos técnicos certificados en Agricultura Sustentable contribuyan al desarrollo y fortalecimiento de sistemas agroalimentarios sustentables desde muy diversos campos de acción, ya que varios de ellos están vinculados a sistemas de extensionismo de programas como Producción para el Bienestar y Sembrando Vida, o a actividades de organizaciones como Educampo, Segalmex y el Hub Chiapas del CIMMYT. 

Se trata de la cuarta generación de técnicos certificados en Agricultura Sustentable en Chiapas. Se formaron de marzo de 2018 a junio de 2019 en distintas áreas de innovación agrícola para fortalecer su formación teórica, técnica y práctica en la implementación de sistemas de producción de granos básicos —maíz, trigo y cultivos asociados— con base en una intensificación sustentable.

Entre los temas en los que se formaron estos profesionistas destacan: Agricultura de Conservación, diagnóstico de parcela, manejo integral de malezas, manejo integral de plagas y enfermedades, cosecha y manejo de residuos, manejo de agua y suelo, poscosecha y calidad de grano, configuración y adaptación de maquinaria especializada para Agricultura de Conservación, monitoreo y análisis de datos, manejo integrado de cuencas, entre otros. 

De esta manera, con los técnicos certificados en Agricultura Sustentable se contribuye a los esfuerzos para la resolución de tres importantes retos en el país: seguridad alimentaria, pobreza y cambio climático que, en el caso de Chiapas, son además temas fundamentales de la agenda social en un contexto donde los movimientos migratorios reflejan la necesidad de impulsar decididamente la construcción de sistemas agroalimentarios sustentables.