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Sensores ópticos, aliados del medioambiente y del bolsillo

Sinaloa es el principal productor de maíz a nivel nacional; sin embargo, bajo condiciones intensivas, la agricultura del estado demanda una gran cantidad de insumos agrícolas (agroquímicos), predominantemente fertilizantes nitrogenados que contribuyen a la degradación ambiental por su uso excesivo, aumentan los costos de producción y ocasionan una disminución significativa de la rentabilidad. 

Las pérdidas de nutrientes de las plantas hacia el ambiente son preocupantes. Estas se originan a través de la lixiviación —proceso por el cual los nutrientes y minerales son arrastrados por el agua— hacia aguas subterráneas y las emisiones a la atmósfera. Además, los nutrientes aplicados a los cultivos y no utilizados constituyen una pérdida financiera para el agricultor y una considerable pérdida económica en el ámbito nacional.

Una de las alternativas para hacer más eficientes las adiciones de nitrógeno es el uso de sensores ópticos. Con ellos, se puede calcular el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI, por sus siglas en inglés) —que es una estimación del “verdor” de las plantas, es decir, de su actividad fotosintética y su estado de nutrición— y así determinar el requerimiento de fertilizante nitrogenado más adecuado.

Si bien esta tecnología ya se trabaja en algunas zonas de Sinaloa, no hay referencia de la calibración de sensores específicamente para el Valle de Culiacán, de tal manera que mediante la colaboración de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en la plataforma de investigación de Culiacán —ubicada en los terrenos de la Facultad de Agronomía de la UAS— se trabaja para lograr este propósito. 

Recientemente en parcelas con distintas dosis de nitrógeno —de 0 hasta 350 kg por hectárea— e híbridos de maíz amarillo (DK 1050 y P3201) y blanco (DK 4050 y P 3289) —ocho tratamientos con tres repeticiones cada uno—, se tomaron lecturas con el sensor GreenSeeker® en distintas etapas de crecimiento de las plantas —desde V4 hasta la etapa reproductiva VT, o espigamiento—, se observó su población y su rendimiento.

El objetivo de este estudio es analizar todos los datos que surjan y elaborar un modelo matemático que permita generar recomendaciones de fertilización nitrogenada adecuadas y específicas para los agricultores del Valle de Culiacán. Aunque actualmente se plantea continuar con los ensayos para acumular más datos y desarrollar una mejor calibración del sensor óptico, el estudio ha arrojado datos de utilidad para los productores de la zona. 

Estadísticamente las dosis que oscilan entre los 250, 300 y 350 kilogramos de  nitrógeno por hectárea (kg N/ha) no presentaron diferencias significativas en el rendimiento de grano, aunque el tratamiento con 300 kg N/ha registró el mayor rendimiento en general para los cuatro híbridos evaluados —para el resto de los tratamientos se observaron diferencias significativas conforme disminuyó la dosis de nitrógeno—. 

Con relación al rendimiento de grano se observó que el maíz amarillo DK 1050 obtuvo el mayor rendimiento. Su comportanmiento fue estadísticamente significativo en la mayoría de los tratamientos con diferentes niveles de nitrógeno —incluso en los tratamientos con 0 y 50 Kg N/ha su rendimiento fue aceptable y superior al resto de los materiales (figura 1)—. No obstante, en términos generales, los híbridos amarillos y blancos presentaron comportamientos muy similares, esto significa que se pueden usar los sensores ópticos para lograr una mejor eficiencia en el uso del nitrógeno en ambos maíces sin necesidad de realizar un modelo matemático específico para cada uno.

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Figura 1. Rendimiento de grano obtenido en los diferentes tratamientos e híbridos evaluados

 

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Soluciones integrales para problemas complejos

La región Ciénega es una de las más productivas de Jalisco. Su alto potencial productictivo, sin embargo, se ve limitado por diversas circunstancias: el manejo ineficiente del suelo, del agua de riego, de plagas y de malezas, así como aplicaciones y dosis inadecuadas de fertilización y de agroquímicos que repercuten en el alto costo de producción —adicionalmente, la agricultura intensiva de esta región ha contribuido a agravar el problema de contaminación de la cuenca del Río Lerma Santiago—.

Para brindar a los productores de la región alternativas que contribuyan a reducir el uso de agroinsumos sin afectar el rendimiento sus cultivos, en la plataforma de investigación Ocotlán —establecida en 2017 como parte de la colaboración entre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y Syngenta— se evalúan prácticas y tecnologías sustentables como la Agricultura de Conservación —sistema cuyos componentes son la cobertura del suelo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos—, fertilización adecuada, Manejo Agroecológico de Plagas, entre otras. 

Entre los resultados destaca que la siembra en camas permanentes anchas —surcos elevados que forman hileras y que permiten hacer un manejo más eficiente del agua— ha obtenido mayor rendimiento (más de una tonelada por hectárea) en comparación con la siembra en plano —labranza convencional—. De hecho, a pesar de las adversidades climáticas y por plagas, el rendimiento promedio de maíz en camas anchas se ha mantenido superior al de la labranza convencional, e incluso ha llegado a ser superior al rendimiento reportado bajo condiciones de riego.

Las camas permanentes anchas también han contribuido a disminuir la erosión del suelo y a bajar los costos de producción por la reducción de la labranza; la cobertura del suelo con rastrojo ha derivado en una menor incidencia de malezas; y con respecto a la diversificación de cultivos —en la región hay pocos cultivos que se han presentado como opciones para la rotación con maíz, por lo que se evaluó una serie de cultivos para identificar posibles candidatos a implementarse en la región—, el girasol se ha identificado como una buena opción por ser un cultivo de ciclo más corto que el maíz, tener buena respuesta a condiciones limitadas de lluvias, mayor tolerancia a la sequía que los cultivos básicos y adaptarse a las condiciones tanto del ciclo primavera-verano como del otoño-invierno.

Destacan también los resultados del Manejo Agroecológico de Plagas, sistema con el que se ha logrado reducir (de 5 a 2) las aplicaciones de insecticidas, priorizando el uso de productos de bajo impacto y alternativas bioracionales para el manejo de las principales plagas de la región como son el gusano cogollero, el gusano elotero y la gallina ciega. Cabe señalar que, en el caso de maíz, los insecticidas sintéticos de amplio espectro (como el clorpirifos) en ocasiones no logran un control adecuado de las plagas, por lo que estas evaluaciones son fundamentales. 

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Soluciones herméticas poscosecha: salud y seguridad alimentaria

El municipio de Puruándiro se localiza al norte de Michoacán y forma parte de la región denominada El Bajío. En el municipio, la mayoría de los productores de temporal destinan una gran parte del grano para el autoconsumo y la ganadería de traspatio. Sin embargo, durante el periodo de almacenamiento (diciembre-agosto) se pueden generar pérdidas superiores a 30% de la producción a causa de los daños ocasionados por el barrenador y el gorgojo (aunque en regiones más altas se presenta también la palomilla). 

El almacenamiento se realiza en tambos de metal o costales de polipropileno y se aplican pastillas de fosfuro de aluminio, producto que es potencialmente tóxico para humanos y que es absorbido rápidamente por inhalación, contacto o ingestión. Sumado a esto, el producto presenta limitantes, como el largo periodo de exposición requerido para garantizar su efecto y la resistencia que desarrollan algunos de los insectos o plagas objetivo.  

Ya que las pérdidas poscosecha contribuyen a la inseguridad alimentaria de las familias más vulnerables, el ingeniero Francisco Garcilazo, director de Desarrollo Rural de Puruándiro se vinculó al Hub Bajío del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para capacitar a técnicos y productores del municipio en prácticas poscosecha adecuadas. 

La estrategia para promover tecnologías herméticas poscosecha (particularmente del silo metálico hermético) como una herramienta eficiente y accesible para conservar granos básicos, minimizar el uso de productos químicos y reducir la afectación por plagas de almacén fue la instalación de módulos y áreas de extensión poscosecha. 

Los módulos son espacios donde investigadores, técnicos y productores almacenan granos con distintas prácticas o tecnologías a fin de compararlas lado a lado e identificar las más adecuadas para las condiciones locales; por su parte, en las áreas de extensión los productores reciben acompañamiento técnico para implementar  las prácticas que ya fueron validadas. 

Así, durante 2019 y 2020 se establecieron dos módulos poscosecha y 13 áreas de extensión. Gracias a esto, se capacitó a 222 productores en el uso del silo metálico hermético y las condiciones adecuadas para el almacenamiento del grano (desde la humedad óptima y la limpieza del grano hasta las pruebas de hermeticidad). Cabe mencionar que los talleres de capacitación se desarrollaron en la casa de los mismos productores para que pudieran observar el comportamiento de las tecnologías en sus propias condiciones.

Después de ver los beneficios de las tecnologías herméticas poscosecha, varios participantes decidieron convertirse en sus promotores, tal es el caso de Reynaldo Hernández, técnico adscrito a la Dirección de Desarrollo Rural de Puruándiro, quien asumió la responsabilidad de continuar capacitando a más productores en el uso del silo metálico hermético. 

Adicionalmente, la vinculación con un herrero capacitado por el CIMMYT para la elaboración de silos metálicos herméticos de acuerdo a la norma oficial mexicana NMX-FF-123-SCFI-2015, permitió que un grupo de 15 productores del municipio adquirieran silos con capacidad para 0.5 y 1 tonelada. Esto es particularmente relevante porque el proceso de adopción de las tecnologías es complejo y requiere la articulación de diversos actores: desde el comisariado ejidal hasta los técnicos locales, pues se trata de desarrollar capacidades en la propia localidad y que estas puedan seguir siendo replicadas. 

La red de colaboradores del CIMMYT comparte la visión de llevar conocimiento a los productores mediante procesos participativos bajo la filosofía de aprender haciendo. Puruándiro vive hoy este proceso y las comunidades de San Lorenzo y Huatajo —donde se encuentran los módulos—, El Granjenal, La Barranca, Los Reyes, El Pilar, El Pueblito, El Reparo, El Sabino, Las Letras, La Quemada, Janamuato, Las tortugas, La Cofradia y La Excusa —donde están las áreas de extensión— son ejemplo de esta suma de esfuerzos.

Fuentes:

Chaudhry, M. Q. (1997). Review A Review of the Mechanisms Involved in the Action of Phosphine as an Insecticide and Phosphine Resistance in Stored‐Product Insects. Pest Management Science, 49(3), 213-228.

Moghadamnia, A. A. (2012). An update on toxicology of aluminum phosphide. DARU journal of Pharmaceutical Sciences, 20(1), 25.

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Es tiempo de adaptarse a nuevas condiciones climáticas

Los escenarios de cambio climático para Chiapas indican que los periodos de sequía más severos y extensos serán más recurrentes en toda la entidad, lo cual hace necesario promover prácticas sustentables y reducir así el riesgo de fenómenos catastróficos. 

La vinculación entre la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), a través de la asociación civil Cuenca Baja Santo Domingo, busca precisamente que los productores chiapanecos se adapten a las nuevas condiciones climáticas mediante la adopción de prácticas agrícolas sustentables. 

La vinculación entre las organizaciones inició en enero del 2020 con el fin de contribuir al desarrollo de proyectos sostenibles y mejorar el nivel de vida de los productores de maíz, frijol y cultivos asociados del estado. Además, busca mejorar la asesoría técnica para la administración, operación y conservación de la infraestructura hidrológica (y el agua de uso agrícola en general), así como la relacionada con la maquinaria y equipo a cargo del grupo de productores de la asociación civil.

Después del diagnóstico participativo con el grupo de productores (para identificar las necesidades de sus sistemas de producción) se realizaron análisis de suelo a tres parcelas en las que posteriormente se establecieron módulos agronómicos. Allí, se han implementado diversas prácticas de Agricultura Sustentable, fertilización integral y tecnologías poscosecha. 

Con todas las medidas de seguridad necesarias debido a la pandemia, durante 2020 se lograron realizar recorridos en campo, talleres de capacitación y giras de intercambio de experiencias con la plataforma de investigación establecida en las instalaciones de la Secretaría Agricultura Ganadería y Pesca (SAGyP) de Chiapas. 

 Durante la presentación de resultados que se realizó recientemente a un poco más de un año de establecida la vinculación, el grupo de productores manifestó su interés por continuar participando con el CIMMMYT. De acuerdo con el ingeniero Óscar Arguijo Guerrero, jefe del distrito de temporal tecnificado 020-Margaritas-Pijijiapan (Conagua), para este ciclo agrícola primavera-verano 2021 se buscará establecer más parcelas con prácticas sustentables que hagan mas eficiente el uso de los recursos naturales, en especial del agua.

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¿Cuál es la mejor opción de almacenamiento de grano para pequeños productores?

En la región Centro de Chiapas las pérdidas poscosecha pueden alcanzar 30% del volumen total de la producción. Las tecnologías empleadas actualmente, particularnete a nivel de los pequeños agricultores, facilitan el deterioro de los granos: se dejaron de utilizar las trojes para el almacenamiento de mazorcas y lo que se hace es desgranarlas y guardar los granos en costales de yute o polipropileno, a los cuales se les adiciona pastillas de fosfuro de aluminio o malathion deodorizado, un plaguicida que puede afectar el sistema nervioso. 

Para conocer la efectividad y la rentabilidad de distintas tecnologías de almacenamiento, en la plataforma de poscosecha Venustiano Carranza, en Chiapas, se almacenaron granos de maíz de siete formas distintas (siete tratamientos y tres repeticiones para cada uno): en costal de polipropileno con malathion deodorizado, en costal de polipropileno solo (la forma más habitual en la zona), en silo metálico hermético, en bolsa plástica hermética con ziper, en bolsa plástica hermética de amarre, en costal de polipropileno con cal micronizada y en tambo de plástico.

Luego de seis meses de almacenamiento se encontró que el mayor daño causado por insectos plaga (sobre todo gorgojos y barrenadores) correspondió al del costal de polipropileno (32% de daños por insectos), mientras que para el resto de tratamientos el daño fue menor al 1%, excepto para el caso del silo metálico hermético, donde no se presentó ningún daño por insectos (figura 1). 

Al comparar costos (figura 2), es decir las ganancias y las pérdidas después de seis meses de almacenamiento, el costal de polipropileno con plaguicida (que además  constituye un riesgo para la salud humana) resultó ser el menos rentable, mientras que el costal de polipropileno con cal micronizada y el silo metálico hermético fueron los tratamientos más rentables —si se considera que el costo de un silo metálico para una tonelada de grano es de $3,500, pero tiene una vida útil de 15 años, entonces el costo anual es de $233 pesos—.

Con base en los resultados obtenidos en esta plataforma se concluye que:

  • La cal micronizada para almacenar granos es una tecnología que conserva muy bien al grano de maíz, siendo la opción más barata y rentable en el caso particular de la plataforma. Además, no tiene efectos nocivos para la salud de las personas.
  • El silo metálico hermético puede resultar costoso en un principio por la inversión inicial, pero tiene una vida útil de 15 años que se amortiza el costo y además es una tecnología que que conserva las propiedades del grano.
  • La bolsa plástica hermética es otra tecnología que conserva muy bien las propiedades de los granos, pero a diferencia de las anteriores, esta es más difícil de conseguir en el mercado local.

Por supuesto, es necesario continuar con nuevas evaluaciones con otros materiales para seguir brindando opciones de fácil acceso para los agricultores. No obstante, los resultados aquí mostrados y otros de las varias plataformas poscosecha de Cultivos para México, muestran que sí es posible evitar el uso indiscriminado de producto químicos en la conservación del grano para consumo humano. 

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Investigación a nivel nacional brinda esperanza al campo mexicano

Científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); de la Universidad Autónoma Chapingo; del Instituto Tecnológico de Roque; del Instituto Tecnológico de Comitán y otras 12 instituciones y organizaciones que desarrollan ciencia colaborativa con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), realizaron una investigación que aporta evidencia de primer orden de importancia para el campo mexicano. 

En un contexto generalizado de suelos degradados que afectan la productividad en gran parte del territorio nacional, este nuevo estudio sobre la salud del suelo realizado en 20 plataformas de investigación (de MasAgro Productor y MasAgro Guanajuato) de Campeche, Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí confirma que con prácticas agrícolas sustentables se puede aumentar la materia orgánica del suelo, mejorar su estructura y aumentar 0.85 toneladas por hectárea el rendimiento del maíz de manera general. 

Si bien existen diversos estudios sobre suelos y la Agricultura de Conservación, sigue existiendo una falta de información acerca de los efectos de este sistema de labranza sobre la salud del suelo en diversas condiciones agroecológicas en México —la amplia geografía nacional y la falta de articulación entre iniciativas e instituciones lo había dificultado—. En este sentido, el estudio es particularmente relevante por el número de instituciones colaborando y por la gran diversidad de agroecologías que aborda y que van desde sistemas tradicionales de temporal sembrados a mano hasta sistemas intensivos con riego. 

Por supuesto, los resultados no quieren decir que la implementación de la Agricultura de Conservación deba ser igual para todas las zonas agroecológicas del país, sino que este sistema sustentable puede ser un marco común para la agricultura nacional, por lo que debe seguir siendo investigado, adaptado y complementado con otros sistemas integrados para brindar soluciones adecuadas para cada productor en su propio contexto. 

El estudio señala también que existen otros efectos benéficos de la Agricultura de Conservación en la calidad del suelo, pero precisa que los resultados varían dependiendo del sistema de producción, el clima, el tipo de suelo, etcétera. Esto demuestra el valor de la red de plataformas que el CIMMYT impulsa con iniciativas como Cultivos para México —liderada por la Secretaría de Agricultura y con el soporte científico del CIMMYT—, pues por un lado permite hacer estudios a nivel país —lo que no es posible con ensayos individuales—, y por otro reafirma que sigue siendo necesario hacer investigación bajo las condiciones locales para generar buenas recomendaciones para los productores. 

Los detalles del estudio, cuyo artículo ha sido incluido en el acervo de la plataforma Wiley Online Library, pueden ser consultados aquí: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ldr.3894

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La rotación de cultivos es clave para mejorar el rendimiento del maíz

En el municipio de Indaparapeo, Michoacán, se siembran más de 5,700 hectáreas de maíz, principalmente bajo riego. Sin embargo, con rendimientos menores a cuatro toneladas por hectárea (t/ha), los productores de temporal son los más vulnerables ante las dinámicas del mercado y ante fenómenos como el cambio climático que, en la zona, es notable por las lluvias que se presentan de forma cada vez más irregular, disminuyendo los rendimientos año tras año.

Para ofrecer alternativas que permitan a los productores de temporal de Indaparapeo y alrededores incrementar sus rendimientos y hacer más rentable su actividad agrícola, la plataforma de investigación Indaparapeo —donde colaboran Red_innovAC, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) — promueve el desarrollo y adaptación de la Agricultura de Conservación y otras prácticas sustentables. 

La labranza convencional que predomina en la zona se basa en prácticas que no favorecen la salud de los suelos, tales como su movimiento excesivo (mediante barbecho y rastra), la fertilización con base en criterios empíricos, el uso excesivo de agroquímicos para controlar plagas y malezas, la “siembra en plano” (que tiene un menor rendimiento) y el monocultivo de maíz. Por esto, desde 2013 que fue instalada la plataforma, se han evaluado prácticas y tecnologías como las camas permanentes, la rotación de cultivos y cultivos alternativos, variedades adecuadas, así como la fertilización balanceada.  

De entre las prácticas sustentables implementadas destacan la siembra en camas permanentes y la rotación de cultivos, la cual tiene un efecto positivo en el rendimiento del maíz. La rotación no es una práctica común en la región (incluso el frijol que sí es cultivado se siembra en baja proporción), por lo que ha sido necesario identificar cultivos que puedan ser buenas opciones para los productores y, sobre todo, sensibilizarlos sobre la importancia de esta práctica (que además de beneficiar el cultivo de maíz ayuda a romper los ciclos reproductivos de diversas plagas).

De entre los cultivos identificados que se adaptan a las condiciones locales están la linaza, la chía, la soya y el girasol, los cuales muestran una buena respuesta a las condiciones agroecológicas de la región y tienen buen potencial productivo, aunque la falta de mercado y maquinaria para su cosecha limitan su implementación.

Una opción para lograr la rotación de cultivos es incentivar el cultivo del frijol, el cual además tiene un mercado asegurado con buen precio. Aunque una limitante de este cultivo en la zona es que la cosecha se realiza de forma manual y demanda mucha mano de obra, en tres años de evaluación la rotación de maíz con frijol produjo en promedio 0.7 t/ha más que el monocultivo de maíz. 

En Indaparapeo y sus alrededores, la elección de la variedad es determinada principalmente por la demanda en el mercado. Los estudios hechos en la plataforma de investigación de Indaparapeo muestran que la variedad Pinto Saltillo se adapta bien a las condiciones de la región y su rendimiento es más estable, por lo que es una buena alternativa para temporal. 

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Acceso a mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social

La línea entre la transmisión de conocimientos y el trabajo infantil es muy delgada. Con Agricultura Sustentable es posible contribuir a la generación de tiempo para promover una convivencia familiar de mayor calidad, sin que medien las actividades productivas.

“Hace falta mano de obra”. Esta, es una expresión común en diversas regiones del país. En la Sierra Norte de Puebla se escucha constantemente porque, en su búsqueda por lograr mejores condiciones de vida, los jóvenes y los adultos jóvenes optan cada vez más por migrar a las ciudades o al extranjero para trabajar en diversas actividades (la construcción, servicio doméstico u otras).

Hay muchos factores que propician la migración y el abandono del campo, entre los relacionados específicamente con los sistemas de producción se encuentran la baja productividad asociada a la degradación de las tierras (producto de años de prácticas agrícolas inadecuadas) y la falta de acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas, particularmente sobre opciones para disminuir los costos de producción.

“Casi todo se va en preparar el suelo, se pagan muchos jornales”, también es una expresión común en Cuautempan y Tetela de Ocampo, municipios donde predomina la labranza convencional y cuyas actividades manuales demandan una gran cantidad de jornales.

Para brindar a los productores locales alternativas que les permitan equilibrar la dinámica económica de sus sistemas de producción, en la plataforma de investigación Cuautempam, Puebla, se hizo un análisis comparativo de jornales necesarios para una producción manual  (labranza convencional con movimiento excesivo del suelo) y una producción basada en la Agricultura de Conservación (con mínima labranza).

De acuerdo con los registros históricos de la plataforma, los costos de producción del sistema de labranza convencional (con actividades completamente manuales) van de los $20,000 a los $25,000 en promedio. De estos, entre el 81% y el 86% se destina a pago de jornales. En contraste, los costos de la Agricultura de Conservación van de los $13,000 a los $17,000 en promedio, destinándose entre un 58% y 70% al pago de jornales. 

Si se considera que para un ciclo productivo son necesarios alrededor de 152 jornales para los tratamientos de labranza convencional, mientras que para los tratamientos con Agricultura de Conservación bastan 74 jornales en promedio; significa que con el sistema sustentable a penas se requiere un poco menos de la mitad de jornales con respecto a los necesarios para un sistema de labranza convencional. 

Al reducir la necesidad de jornales, la Agricultura de Conservación es un modelo de producción que permite ahorrar costos y tiempos (y que incluso ha permitido obtener un mayor volumen de producción de grano en la zona), favoreciendo las condiciones para que la agricultura sea más rentable para los pequeños productores y así encuentren en ella un estímulo para permanecer en sus comunidades. 

Por supuesto, existen muchos factores relacionados con la migración y el abandono del campo, pero el acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social indispensable para la consecución y el mantenimiento de la paz y el tejido social. En el marco del Día Mundial de la Justicia Social (20 de febrero), resultados como los de la plataforma de investigación Cuautempan contribuyen a una #AgriculturaParaLaPaz.

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Opciones para la agricultura en el semidesierto

En la región del semidesierto queretano (que abarca los municipios de Cadereyta, Ezequiel Montes, Colón, Peñamiller y Tolimán) el agua es uno de los principales problemas para los agricultores locales, no solo cuando escasea (que es la mayor parte del año), sino también cuando hay lluvias, pues estas suelen presentarse en forma de fuertes aguaceros que propician que el suelo se erosione (erosión hídrica por arrastre) y que el agua no se infiltre. 

Ya que los rendimientos en la zona son muy bajos debido a la problemática del agua y a la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, los productores de la región complementan su actividad agrícola (el maíz y el frijol son los cultivos prrincipales) con la ganadería extensiva. 

Para brindarles alternativas que les permitan mejorar su sistema de producción (incluyendo propuestas de manejo de cultivo para incrementar rendimientos, así como cultivos alternativos para la producción de forraje de buena calidad), en la plataforma de investigación Cadereyta se evalúan prácticas para disminuir la erosión, conservar la humedad de las escasas lluvias y disminuir los costos de producción.

Analizando los datos de cuatro años de la plataforma se ha podido observar que el uso de rastrojo como cobertura del suelo tiene un efecto notable en el rendimiento de maíz (esta práctica es uno de los principios de la Agricultura de Conservación). La labranza convencional, en cambio, ha arrojado los rendimientos más bajos. Esta tendencia a favor de las prácticas sustentables es más notable a partir de 2018 (figura 1), como resultado de un efecto acumulado. 

También se encontró que el sistema de labranza afecta las características físicas y químicas del suelo: mientras que se observa un mayor pH en labranza convencional (7.2), en Agricultura de Conservación el pH fue menor (6.7) —este pH más bajo es más favorable para el desarrollo del cultivo— y, con respecto al contenido de materia, se notó un ligero incremento en los tratamientos con Agricultura de Conservación (cuadro 2). 

Los mejores resultados de la producción de maíz y frijol se han observado con la retención de residuos sobre la superficie del suelo (destacan los resultados de frijol en camas permanentes). Sin embargo, en la región alrededor a la plataforma esta práctica se ve limitada debido al valor que tienen los rastrojos para la alimentación animal y la poca disponibilidad de estos en la temporada de estiaje. Una alternativa es la producción de cultivos forrajeros como la avena, que puede aportar aproximadamente 4.6 toneladas por hectárea (t/ha) de forraje achicalado con un costo de alrededor de 7 mil pesos por hectárea.  

Debido al escaso temporal en la región y a que en los últimos años las lluvias se han presentado al final del ciclo primavera-verano, los cultivos que crecen con humedad residual son una alternativa para producción de grano y forraje. Cuando se presentan lluvias en octubre después de la cosecha de frijol o avena, se puede aprovechar la humedad residual para sembrar ebo, garbanzo o alberjón forrajero (Lathyrus sativus), el cual ha mostrado buena adaptación a las condiciones de temporal, produciendo hasta 9.2 t/ha de materia seca y 2.2 t/ha de grano. 

Figura 1. Características del sistema de producción de la región en torno a la plataforma Cadereyta, Querétaro.

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Figura 1. Rendimiento de maíz bajo diferentes sistemas de labranza y rotación de cultivos en la plataforma Cadereyta, de 2016 a 2019. CCA=camas anchas con labranza convencional; CP= camas permanentes angostas; CPA= camas permanentes anchas; CM: camas anchas reformación con subsuelo; MM= monocultivo de maíz; AM= rotación anual de maíz y avena; FM: rotación anual de maíz y frijol.
Variable Agricultura de Conservación Labranza convencional
Profundidad del muestreo 0-5 cm 5-30 cm 0-5 cm 5-30 cm
Materia orgánica 1.92 1.82 1.85 1.90
pH 6.75 6.81 7.25 7.19
Densidad aparente 0.73 0.72 0.72 0.78
Cuadro 2. Características fisicoquímicas del suelo en tratamientos de Agricultura de Conservación y labranza convencional.

 

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Mínima labranza aumentó el rendimiento del maíz en Oaxaca

En México, se estima que la degradación del suelo podría estar afectando a cerca del 70% del territorio nacional. Entre los factores que la provocan se encuentra el uso persistente de prácticas agrícolas convencionales con base en la labranza excesiva, especialmente cuando se combinan con el retiro o quema de los residuos del cultivo. También se ha estimado que la actividad humana es responsable de la pérdida de 26 mil millones de toneladas de la capa superficial del suelo por año, lo cual es 2.6 veces superior a la tasa natural de degradación del suelo. 

La plataforma de investigación San Juan Cotzocón —donde colaboran la Unión de Productores Agrícolas y Pecuarios de Cotzocón y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se estableció en el año 2014 en la localidad de San Felipe Zihualtepec, municipio de San Juan Cotzocón, Oaxaca. El predio donde se ubica se dedica a la siembra de maíz y también tiene actividad ganadera, de manera que allí se evalúan prácticas de Agricultura de Conservación que permitan reducir la degradación del suelo.

El equipo técnico de esta plataforma tomó datos de cinco años y evaluó los siguientes componentes: tipos de labranza (camas permanentes angostas, cero labranza y labranza convencional), manejo del rastrojo (dejar, retirar y dejar más pastoreo), fertilidad (aplicación de cal en 2014, fertilización regional, fertilización integral). Los sistemas de siembra en camas permanentes angostas con una fertilización integral son los que tuvieron mejores rendimientos de maíz (hasta 7.2 toneladas por hectárea). El menor rendimiento (3.55 toneladas por hectárea) se obtuvo en la siembra directa en plano, con retiro de rastrojo y fertilización regional (figura 1). 

Las camas permanentes son una forma de facilitar la mínima labranza y reducir el riesgo de erosión, ya que ayudan a controlar el agua y el paso de maquinaria. De acuerdo con lo observado en esta plataforma, esta forma de cultivar ofrece una oportunidad de mejora en el rendimiento comparado con siembras en plano. Así, el tratamiento de maíz en relevo con mucuna, camas permanentes y cobertura con rastrojo es el que mejor se ha comportado en los ciclos agrícolas evaluados.

Se ha documentado que la Agricultura de Conservación muestra mejores impactos en climas secos o cuando se presentan periodos de sequía en el desarrollo del cultivo. Sin embargo, los resultados de la plataforma de San Juan Cotzocón demuestran que al adaptar los componentes de la Agricultura de Conservación a las condiciones locales, este sistema de labranza también puede aumentar los rendimientos en sistemas de producción con alta precipitación, como la cuenca de Papaloapan donde está ubicada la plataforma

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Figura 1. Rendimiento del cultivo de maíz en 5 ciclos agrícolas en la plataforma de investigación San Juan Cotzocón, Oaxaca.
Abreviaturas:
M=Maíz, Mu=Mucuna, F=Frijol, LC=Labranza Convencional, CL=Cero Labranza, CP=Camas Permanentes Angostas, DP=Dejar residuo y Pastorear, R=Remover residuos, D=Dejar residuos.
Notas:
* En el tratamiento T8 y T9, durante el ciclo PV-2014, se aplicó cal dolomita con una dosis de 2 t / ha
1 Practica convencional en la región. Aclaratoria: Durante el ciclo PV se siembra el maíz, para la rotación se siembra en OI.

Fuentes

Cameron M. Pittelkow, Xinqiang Liang, Bruce A. Linquist, Kees Jan van Groenigen, Juhwan Lee, Natasja van Gestel, Johan Six, Rodney T. Venterea, Chris van Kessel, Mark E. Lundy. 2014. Productivity limits and potentials of the principles of conservation agricultura. doi: 10.1038/nature13809. 6 pages.

Verhulst, N., Govaerts, B., Verachtert, E., Castellanos-Navarrete, A., Mezzalama, M., Wall, P., Deckers, J., Sayre, K.D., 2010. Conservation agriculture, improving soil quality for sustainable production systems?, in: Lal, R., Stewart, B.A. (Eds.), Advances in Soil Science: Food Security and Soil Quality. CRC Press, Boca Raton, FL, USA, pp. 137–208.