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2020, un año de transformación

Texcoco, Edo. Méx.- La crisis mundial por la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de los sistemas agroalimentarios y la necesidad de renovarlos a través de la ciencia a fin de que la sociedad disponga siempre de dietas asequibles, suficientes y saludables producidas de forma sustentable, señala el Reporte Anual 2020 del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) publicado recientemente. 

El informe reúne los avances de la comunidad del CIMMYT durante 2020: desde la consolidación de MasAgro-Cultivos para México hasta el lanzamiento histórico de cultivos biofortificados en Nepal, el reporte brinda datos y testimonios de cómo la investigación colaborativa del CIMMYT impactó a nivel global en un año tan crítico y decisivo año en que la resiliencia, la renovación y la transformación han sido fundamentales.

A nivel global, y solo como ejemplo de los esfuerzos realizados, durante 2020 se lanzaron 63 variedades únicas de trigo y 48 de maíz —derivadas de la colaboración entre diversos centros de investigación del CGIAR, del cual forma parte el CIMMYT—en África, Asia y América Latina; se publicaron 405 artículos científicos; se hicieron más de 1,500 envíos de semillas de maíz y trigo para investigación a más de 100 países; se caracterizaron genéticamente 79,191 muestras de trigo; y un equipo internacional —dirigido por la Universidad de Saskatchewan y científicos del CIMMYT— secuenció los genomas de 15 variedades de trigo que abren la posibilidad de generar nuevos programas de mejoramiento en todo el mundo.

En el campo específico del mejoramiento del maíz, destaca que durante 2020 se lanzó una nueva categoría de líneas de maíz —llamadas Líneas de recursos genéticos de maíz del CIMMYT (CMGRL)—, algunas con tolerancia a la sequía durante la floración y el llenado de granos (cinco líneas adaptadas subtropicales) y otras resistentes al complejo de la mancha de asfalto (cuatro líneas adaptadas tropicales). 

En Etiopía, Kenia, Zimbabue, China, India, Nepal, México y otras latitudes, la comunidad del CIMMYT y sus colaboradores han trabajado intensamente durante 2020, particularmente para desarrollar medidas de prevención y contención de las amenazas de enfermedades que enfrentan los sistemas agroalimentarios globales. 

En el camino hacia estos objetivos, las herramientas informáticas y de análisis de datos han sido fundamentales y por eso destaca también el Premio a las Aplicaciones Innovadoras en Analítica 2020 (IAAA), otorgado al CIMMYT, la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), y el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), que describe el sistema de monitoreo, evaluación, rendición de cuentas y aprendizaje de MasAgro-Maíz para México.

Los invitamos a leer el informe que está disponible en: https://annualreport2020.cimmyt.org.

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Análisis de parcela, la base para un campo más productivo y sustentable

San Luis Potosí.-  La Agricultura de Conservación es un sistema de producción sustentable que ofrece amplias ventajas a los agricultores —permite tener ahorros considerables en los costos de producción, permite conservar el suelo y optimizar el uso de agua, entre muchos otros beneficios—, sin embargo, cuando no es manejado o implementado adecuadamente puede no dar los resultados esperados y esto puede desalentar a los productores a seguir con él. De ahí la importancia de un diagnóstico de parcela.  

El diagnóstico de parcela consiste en determinar si la parcela tiene o no las condiciones previas para el establecimiento de la Agricultura de Conservación y, en cualquier caso, brinda información útil para determinar cómo se debe proceder, es decir, los datos recabados en la parcela permiten diseñar un plan agronómico, que no es otra cosa que el plan de acción en las parcelas a intervenir. Este diagnóstico es particularmente útil en el llamado año inicial o año cero, en donde se prepara la parcela para tener las condiciones adecuadas para su establecimiento. 

Dada la importancia de este paso para la adecuada implementación de la Agricultura de Conservación, en San Luis Potosí se desarrollaron en mayo pasado talleres de diagnóstico de parcela. En estos participaron técnicos y productores de diversos programas —como Producción para el Bienestar y Sembrando Vida—, instituciones —como la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) e instituciones académicas— y técnicos independientes del estado. 

Los talleres, impartidos en el marco de MasAgro-Cultivos para México —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, tuvieron la finalidad de brindar una formación práctica a los participantes para que estos aprendieran a realizar diagnósticos agrícolas y desarrollar planes de cultivo pertinentes.

A través del diagnóstico de parcela se pueden identificar los factores que limitan la producción. Por esta razón, durante las prácticas se realizaron o, en su caso, se identificaron aspectos como la frecuencia de abonado, la infraestructura de riego y fertilización, el relieve del terreno, los cultivos establecidos en ciclos anteriores —así como rendimientos previos—, las plagas y enfermedades, los plaguicidas utilizados, el muestreo de suelo para análisis de fertilidad, la toma de muestra de agua para análisis, así como otros referentes a la nivelación, el drenaje de parcela, la compactación y textura del suelo, las malezas presentes, la cobertura del suelo, etcétera. 

Las prácticas se desarrollaron en tres regiones del estado: Centro, Media y Altiplano, programándose visitas a diversas parcelas donde, en algunos casos, se lograron acuerdos con productores para priorizar acciones derivadas del diagnóstico e incluso para la compra de materiales e insumos. Los talleres, además, permitieron que varios de los técnicos y productores de los diferentes programas iniciaran la planeación de las actividades del ciclo primavera-verano 2021 con base en estos diagnósticos. 

Finalmente, un tema surgió como prioritario a partir de los distintos diagnósticos fue la necesidad de implementar acciones inmediatas para mitigar los efectos de la sequía que se presentó en la zona en 2020. En este aspecto, en condiciones de temporal limitado, se ha observado consistentemente que la roturación del suelo con arado de cinceles de tres ganchos (a una profundidad de 45 cm), junto con el 100% de cobertura del suelo con residuos del ciclo anterior, permite conservar más humedad en el suelo y ayudando así al desarrollo del cultivo.

En términos generales, estos talleres también permitieron observar que en la zona será conveniente adoptar prácticas como el Manejo Agroecológico de Plagas, la roturación vertical —para permitir una mayor infiltración de agua— y el establecimiento de curvas a nivel. 

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10 años de innovación

Etchojoa, Son.- El trigo es el principal cultivo del estado de Sonora —en el ciclo otoño-invierno 2019-2020 se sembraron 230,087 hectáreas con un rendimiento promedio de 6.6 toneladas por hectárea (SIAP, 2020)— y una de las regiones agrícolas más productivas del estado es el Valle del Yaqui y Valle del Mayo, considerados un referente internacional en la producción de trigo por la aplicación de tecnología para su producción. 

Sin embargo, en años recientes la superficie de siembra de trigo ha disminuido a causa de los bajos precios internacionales. Esto ha despertado en los agricultores un mayor interés por la siembra de maíz. Así, en el ciclo otoño-invierno 2019-2020 se sembraron 51,008 hectáreas de maíz con un rendimiento promedio de 11.9 toneladas por hectárea. 

En ambos cultivos, trigo y maíz, predomina un sistema de producción intensivo mediante el uso de equipos de labranza, variedades mejoradas, fertilizantes sintéticos, riego y pesticidas que representan altos costos de producción —alrededor de $24,000 y $31,000 por hectárea, respectivamente—. El uso de los fertilizantes sintéticos, de hecho, representa entre el 20 y el 25 % de los costos de producción total en ambos cultivos. 

El uso de grandes cantidades de fertilizantes sintéticos y las prácticas convencionales que prevalecen han contribuido además a la degradación del suelo, modificando sus características físicas, químicas y biológicas. Por esta razón, a través de MasAgro-Cultivos para México —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se promueven diversas prácticas sustentables orientadas a fomentar una alta productividad, pero cuidando los recursos naturales, particularmente suelo y agua. 

Agricultura de Conservación, Fertilidad Integral, Manejo Agroecológico de Plagas, Manejo Integral de Malezas, biofertilizantes, tecnologías de riego y manejo de poscosecha son algunas de las prácticas sustentables que pueden ser alternativas para incrementar el rendimiento de los cultivos y la rentabilidad de los agricultores en la región. 

Germán Campoy Ibarra, por ejemplo, es un productor originario de Etchojoa, Sonora, quien practica la Agricultura de Conservación desde hace más de 10 años. En su constante búsqueda para optimizar su sistema de producción, Germán también ha incursionado en la aplicación de lixiviados de lombriz como una uso de biofertilizantes como una alternativa a los fertilizantes sintéticos y como complemento a la diversidad de prácticas que implementa, las cuales incluyen riego por aspersión (mediante pivote central) —ya que de esta manera logra mayor eficiencia en el consumo de agua y tiene la ventaja de aplicar los lixiviados de lombriz con el agua de riego—, la adaptación de una cosechadora para distribuir uniformemente los rastrojos y el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada —con el apoyo del ingeniero Juan Antonio Beltrán, quien le brinda acompañamiento técnico—.

Con el uso de estas tecnologías, Germán Campoy ha observado mejoras en su terreno y también ha aumentado su rentabilidad. Actualmente, por hectárea, sus rendimientos van de las 5.7 a las 6.5 toneladas con un costo de producción de $27,350 y una utilidad de $7,500 a $8,000.00. En comparación con las prácticas convencionales —donde los rendimientos por hectárea han sido como máximo de 5.8 toneladas con un costo de producción de $34,900 y una utilidad de $4,300—, las prácticas sustentables que ha implementado el productor tienen beneficios evidentes. 

Otro de los beneficios por el tiempo que lleva aplicando prácticas sustentables en su terreno es que, con el paso de los años, Germán ha visto pasar de 0.8 de materia orgánica a 1.84 en el suelo de su parcela. Por esta razón, Germán recomienda a otros productores “evitar la introducción de ganado en la parcela para evitar compactación y contaminación con especies de malezas, realizar la siembra en fechas óptimas, basarse en el análisis de suelo y usar adecuadamente las herramientas para fertilizar y evitar así desperdicios de fertilizantes, principalmente nitrógeno”, concluye. 

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Capacitar hoy para tener alimentos mañana

Tahdziú, Yuc.- Este año el mundo alcanzó la cifra de 7,875 millones de habitantes. Tan solo hace 10 años era de 7,000 millones y en menos de 10 años más rebasará los 8,500 millones (UNFPA, 2021). Los retos de este panorama incluyen asegurar el acceso a servicios de salud, empleo y, por supuesto, una alimentación suficiente y nutritiva para todos. 

México actualmente tiene 130.3 millones de habitantes (UNFPA, 2021). De mantenerse las tendencias, hacia 2030 podría ser el noveno país con mayor número de habitantes del planeta. En este sentido, en México y el mundo es urgente transitar hacia una agricultura más productiva y sostenible pues, además, la extensión de tierras cultivables se seguirá reduciendo cada vez más. 

Existen retos adicionales, como la baja productividad, la alta dependencia de insumos agrícolas, los suelos degradados, la escasa capacitación a los productores y, en general, la prevalencia de una agricultura no sustentable. ¿Cómo cambiar este panorama? 

La Agricultura Sustentable que promueve MasAgro —metodología impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que actualmente contribuye a la estrategia nacional Cultivos para México del Gobierno Federal— es una alternativa para reducir la presión sobre los recursos naturales en la producción agrícola frente a los retos del crecimiento poblacional. 

En el municipio de Tahdziú, Yucatán, por ejemplo, la familia Valle —como muchas otras en el sur y sureste mexicano— ha tenido dificultades para lograr una buena producción que le permita comercializar y cubrir las necesidades de autoconsumo del maíz, papaya, tomate y otras hortalizas que constituyen la base de la economía familiar. 

El cambio climático quizá no sea una palabra de uso común para la familia Valle, pero sus efectos —entre ellos la mayor incidencia de plagas— sí son notorios para sus integrantes: “Se ha visto mucha plaga en lo que sembramos, pero ahora ya no porque ya no estamos echando químicos que maten a los insectos que ayudan a controlar las plagas. Vemos que la forma de trabajo ha dado buenos resultados”, comenta David Valle. 

Gracias a la colaboración de la Universidad Autónoma de Yucatán —a través del Proyecto Agencias de Desarrollo Humano Local—, el grupo de productores Guardianes de las Semillas, la Sociedad de Producción Rural  Sac Catzin y el Hub Península de Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), la familia Valle se ha capacitado y aplicado conocimientos de Agricultura de Conservación y Manejo Agroecológico de Plagas en su parcela —la cual consta de seis hectáreas entre cultivos anuales y perennes—, mejorando así su sistema de producción. 

Para David, el beneficio de dejar el rastrojo en la parcela y sin quemar es notorio luego de cinco años de haber iniciado con prácticas sustentables: “Las plantas crecen con más vigor, como si se les hubiera echado fertilizante químico, pero todo es orgánico. No hemos visto que la producción baje”, comenta el productor haciendo referencia a que ha notado el efecto del ciclaje de nutrientes gracias que han dejado de quemar la parcela, aplican biofertilizantes hechos con microorganismos del monte y a que han reducido el uso de herbicidas. 

En vista de los resultados obtenidos, la familia Valle está entusiasmada por continuar implementando innovaciones sustentables en su sistema de producción. Actualmente, de hecho, David y su padre son promotores entusiastas de las prácticas agrícolas que han incorporado a su acervo cultural e invitan continuamente a más productores de su municipio a adoptar una agricultura más sustentable, productiva y resiliente.

Es a través de la colaboración entre los diversos sectores —público, privado, social y académico— que la producción agrícola podrá superar los retos que implica el continuo crecimiento poblacional. Y es a través de la Agricultura Sustentable que la sociedad podrá llegar al 2030 con la seguridad que su sistema agroalimentario estará a la altura de esos tiempos, cada vez más cercanos. 

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La importancia de las semillas certificadas

San Pedro del Gallo, Dgo.- En el año 2006 fui a verificar al municipio de San Pedro del Gallo, Durango, un cultivo de maíz totalmente afectado por las malezas —a tal grado, que las plantas de maíz no se apreciaban—. Entonces le pregunté al productor, don Felipe Cossío Compean, cuál era la semilla que había sembrado. Don Felipe me contestó: “La que venden en la tienda del pueblo. Total, la sequía no deja hacer nada”. 

Esta anécdota ilustra parte de la complejidad de la agricultura en las zonas áridas de México y la importancia de contar con semilla certificada en lugares como el Semidesierto Lagunero de Durango, donde los esfuerzos por potenciar la agricultura en áreas de temporal se remontan 15 años atrás. 

Entre estos esfuerzos destaca la apuesta por semilla certificada Cafime que, en 2015, fue sembrada en 150 hectáreas bajo condiciones de temporal con extrema sequía, obteniendo resultados muy favorables con relación a los rendimientos de maíz grano. Este logro fue posible gracias a la colaboración entre el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Hub Escala Intermedia del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que trabajaron permanentemente con los productores. 

A partir de entonces se han incrementado notoriamente las compras de semillas de variedades certificadas por parte de los productores del Semidesierto Lagunero de Durango para los cultivos de maíz, sorgo, avena, triticale y cebada, logrando diferencias notables con respecto a hace 15 años. Ahora, conscientes de los beneficios de las semillas certificadas, los productores de la zona incluso están estableciendo cultivos como el girasol y el frijol ayacote para mejorar diversas condiciones de biodiversidad. 

La semilla certificada es la que conserva un grado adecuado y satisfactorio de identidad genética y pureza varietal —parámetros de calidad que certifican que pertenece a la variedad deseada—. Además, la semilla certificada tiene una procedencia verificable y es producida y multiplicada de acuerdo con la normatividad establecida por el Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS). 

Además, una semilla de variedad certificada permite obtener una buena calidad de cosecha, mayor eficiencia en el uso del fertilizante, incremento de la productividad en general y una sanidad óptima —ya que se les aplica un tratamiento que elimina en gran medida las plagas y enfermedades más comunes—. 

Ya que la semilla es homogénea y tiene un alto porcentaje de germinación incluso en condiciones adversas (90% mínimo), es posible usar una dosis menor en las tareas de siembra. A largo plazo y aún considerando el monto de la inversión, los costos se reducen (ya que las producciones son mejores), al igual que se reduce el tiempo invertido en la preparación de la semilla.

La semilla certificada es el fruto de la investigación orientada a lograr una agricultura más competitiva. Solo las semillas de alta calidad genética, fisiológica, física y fitosanitaria son certificadas —estas características se corroboran a través de inspecciones de campo y análisis de laboratorio realizados por personal técnico especializado— por ello es importante combinar su uso con prácticas agrícolas sustentables —lo que permite que expresen su mayor potencial— y, sobre todo, no dejarse engañar por aquellas personas que venden “semilla pirata”. Para verificar que una semilla esté auténticamente certificada recomendamos leer el siguiente artículo: https://idp.cimmyt.org/ten-cuidado-con-las-semillas-pirata/

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Un nuevo cultivo tolerante a las condiciones del desierto

Cuatrociénegas, Coah.- Con sus manantiales que forman auténticos oasis en medio del desierto, su gran biodiversidad y especies endémicas —es decir, que solo se encuentran allí y en ningún otro lugar del mundo—, la reserva de la Biosfera de Cuatrociénegas es el lugar emblemático del municipio del mismo nombre, Cuatrociénegas, en el norte de Coahuila.

En esa región desértica —la Región Centro Desierto conformada también por los municipios de Abasolo, Monclova, Frontera, Castaños, Nadadores y San Buenaventura— se pensaría que no crece nada fuera de los manantiales de Cuatrociénegas y, sin embargo, la agricultura es una actividad relevante. Aunque, por supuesto, no todos los cultivos son adecuados para esas condiciones extremas por lo que es importante encontrar siempre nuevas opciones.

La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueven en Cuatrociénegas cultivos alternativos que pueden ser opción para los agricultores locales. El frijol guar (Cyamopsis tetragonoloba), por ejemplo, es una leguminosa originaria de las zonas cálidas y secas de la India y Paquistán, por lo que tolera bien las altas temperaturas y crece con poca agua. 

El guar tiene múltiples usos y es demandado por varios mercados ya que sirve tanto para elaborar gomas o espesantes naturales para la industria alimentaria —insumo básico para obtener helados cremosos, por ejemplo—, como para la producción de papeles, para la producción de gas natural en el sector petrolero y en otros procesos de obtención de recursos energéticos. 

En el terreno agronómico, el guar es una planta que aporta una interesante cantidad de nitrógeno al suelo (hasta 30 kilogramos por hectárea) y, al provenir de zonas áridas, resulta una muy buena opción para la rotación de cultivos en esta zona de México. Además, su desarrollo es corto (de 110 a 120 días), lo que permite sembrar en julio y cosechar en noviembre, dejando el espacio listo para comenzar el ciclo otoño-invierno con otro cultivo.

Para aprovechar estar cualidades, durante el ciclo primavera-verano 2021 se estableció guar en una superficie de 1,700 hectáreas en diversos predios de Cuatrociénegas —con la supervisión constante de la empresa que va a acopiar la producción— y, recientemente, durante un recorrido de campo, el equipo técnico del Hub Intermedio del CIMMYT junto con otros especialistas de la SADER y el INIFAP, verificaron la siembra de esta oleaginosa.

Desde el punto de vista comercial, el cultivo de guar es una buena oportunidad para los productores de la región, pero también lo es desde el punto de vista de la sustentabilidad ya que es una opción para la rotación de cultivos con gramíneas como el trigo del ciclo otoño-invierno en el caso de los productores de Cuatrociénegas.

El Hub Intermedio del CIMMYT brindará un seguimiento puntual para analizar el comportamiento y los resultados tanto a nivel agronómico como comercial y técnico del guar, cultivo que ya ha despertado el interés de los productores locales quienes esperan que sea un cultivo viable para esta emblemática región árida de México. 

Fuentes: 

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Ten cuidado con las semillas “pirata”

La disponibilidad de semillas es fundamental para garantizar alimentos a la población mexicana. Por eso es importante consolidar una industria semillera nacional, sólida y justa. Lamentablemente, los esfuerzos en mejoramiento de semillas para lograr la seguridad alimentaria y para consolidar una industria semillera nacional —puede leer Semillas para la autosuficiencia—, son socavados por la venta oportunista de semillas de mala calidad o “piratas”. 

Las semillas mejoradas son producto de muchos años de investigación, son tratadas para protegerlas de plagas y enfermedades y, habitualmente, se pintan para que las personas las identifiquen. Las semillas “pirata” son todas aquellas que no cumplen con los estándares de sanidad, inocuidad y calidad, así como los elementos de identificación del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS).

Lamentablemente, existen defraudadores que utilizan envases o costales usados de semillas mejoradas para rellenarlos con semillas “pirata” —incluso las pintan para que realmente parezcan semillas mejoradas— y así engañan a los productores, afectándolos, ya que los riesgos de sembrar con semillas de mala calidad y no certificadas son bajos rendimientos, disminución en la cantidad de la cosecha, mala calidad del producto, generación de plagas y contaminación del suelo.

Para evitar problemas con estas semillas y prevenir que los productores pierdan su inversión, el SNICS recomienda comprar las semillas en lugares formalmente establecidos o con proveedores confiables —las semillas “pirata” suelen ser ofertadas a bajos precios por personas ambulantes—. Para este propósito, se puede consultar el directorio de proveedores de semillas certificadas del SNICS.

Finalmente, es sumamente importante que al momento de comprar se revise que el sello del empaque no esté alterado o dañado y que la etiqueta tenga las características básicas que indican su autenticidad, tales como el escudo nacional, la marca de agua, la marca registrada del SNICS, la leyenda que indica categoría del producto y la que señala la garantía, los símbolos y palabras de advertencia, el año de emisión (serie) y número de folio, entre otras.

Para más información, el SNICS pone a disposición el número (55) 38711000, extensiones 47010 y 47016, o a través de su página de internet: www.gob.mx/snics

Con información de la Agencia de Servicios a la Comercialización​ y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA)

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Maíces nativos para una gastronomía sostenible

Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oax.- El 18 de junio es el Día de la Gastronomía Sostenible. Las Naciones Unidas promueven esta conmemoración para fomentar que la cocina tenga en cuenta el origen de los ingredientes —cómo se cultivan y cómo llegan a las mesas donde se sirven—, y esto implica celebrar la gastronomía como expresión cultural de la diversidad natural y social del mundo (preservando las tradiciones culinarias y aprovechando los productos locales y de temporada), así como enfatizar la necesidad de transformar las dietas para transformar los sistemas agroalimentarios, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad y el medioambiente en general. 

Para muchas comunidades en México, los maíces nativos encarnan esa riqueza biocultural que es a la vez sustento, tradición y sabor. Por esta razón, para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores ha sido importante promover la investigación, el rescate y el aprovechamiento de los maíces nativos. 

En Oaxaca, por ejemplo, la Integradora Agroempresarial del Río Verde —con la que se promueven prácticas sustentables en aquella entidad y que está conformada por alrededor de 80 productores— trabaja en cuatro ejes fundamentales: conservación de los maíces nativos, evaluación de cultivos resistentes a la sequía, utilización de sistemas de riego adecuados para la región y la comercialización de las cosechas de pequeños productores y su capacitación en prácticas sustentables. 

José Esteban Sotelo Mariche, representante de la organización, comenta que “dentro de las acciones que impulsamos está la gastronomía con maíces nativos para hacer promoción de nuestros sabores originarios. Esto se trabaja con cocineras tradicionales y con chefs gourmet para fusionar sabores y conocimientos, desde la parte ancestral hasta las nuevas tendencias gastronómicas”. 

“Los maíces nativos de colores, particularmente los rojos y azules, son materiales difíciles de conseguir porque muchos se perdieron o dejaron de usarse y de consumirse en esta zona por la idea de que eran maíces no adecuados para la alimentación humana, prevaleciendo la preferencia por el maíz blanco. Por eso ahora estamos trabajando con las comunidades indígenas que resguardaron estos materiales para impulsar la producción y el consumo de los maíces nativos de colores, reintroduciéndolos tanto en las cocinas tradicionales como en la alta cocina”, señala José Esteban. 

“El centro de acopio de maíces nativos está en el municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oaxaca. Fomentamos el desarrollo local, pero también procesamos para el mercado de exportación. Se está comercializando a Nueva York, Los Ángeles y Pensilvania, en los Estados Unidos y actualmente estamos trabajando otra propuesta para generar valor agregado en la región de la costa y sierra sur de Oaxaca”, comenta José Esteban Sotelo, quien además explica que estos consumidores pueden tener la certeza de que estos maíces han sido cultivados con prácticas amigables con la naturaleza, como la Agricultura de Conservación que se promueve junto con el CIMMYT. 

“Estamos trabajando con maíces de las variedades Tuxpeño, Olotillo, Conejo y Bandeño. El grano que hasta ahorita hemos mandado más es el blanco, un 95% aproximadamente, un 3% grano amarillo y un 2% morado o de otros colores. Desde el año 2018 hemos implementado una estrategia de rescate y conservación de los maíces pigmentados, principalmente rojos y morados con los que hemos estado tratando también de fortalecer la economía de los pequeños productores”. 

“Queremos fortalecer el mercado local, también queremos que nuestros paisanos disfruten de estos alimentos y por eso estamos aprovechando los mercados turísticos que tenemos en nuestra región. En el caso de Puerto Escondido vamos a procurar la vinculación con un restaurante donde se va a ofertar gastronomía elaborada por cocineras tradicionales, afromexicanas, mixtecas, chatinas, zapotecas y, a través de molino del Puerto, vamos a estar procesando el maíz y teniendo venta directa de grano, tortilla, tostadas y otros productos derivados del sistema milpa”, finaliza José Esteban Sotelo Mariche.

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Una metodología para beneficiar a la sociedad desde el campo

Texcoco, Edo. Méx.- Los problemas del campo son complejos. No se reducen al tema de las prácticas agrícolas, sino que trascienden a las prácticas socio organizativas, a las políticas públicas e incluso a la influencia histórica y la herencia cultural. En este contexto, ¿cómo diseñar estrategias adecuadas para que las sociedades tengan mejores sistemas agroalimentarios?, ¿cómo articular esfuerzos, incluidos los de propios agricultores?, ¿cómo facilitar la participación entre los sectores público, privado, social y académico?

Para apoyar el desarrollo de acciones coordinadas entre los sectores en beneficio del sistema agroalimentario nacional, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrollaron y validaron una metodología integral y multisectorial denominada Iniciativa del Sistema Agroalimentario Integrado (IASI, por sus siglas en inglés). 

La metodología IASI permite explorar los escenarios actuales y futuros, identificar líneas de acción y definir estrategias. Esto es particularmente útil en contextos donde hay múltiples actores involucrados pues permite unificar criterios y esfuerzos en torno a objetivos comunes. Además, no se trata solo de un planteamiento teórico, pues esta metodología ya ha sido aplicada en México y replicada en Colombia con éxito. 

En el caso de México, la aplicación de la metodología permitió que se gestara y consolidara Maíz para México, iniciativa encabezada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural con el soporte científico del CIMMYT y la participación de organismos públicos, universidades, empresas y sociedad civil. Una colaboración parecida se desarrolló en Sudamérica dando paso a Maíz para Colombia. 

Más allá de ser solo una guía para el desarrollo de propuestas conjuntas, la metodología IASI es un marco que permite la interacción, el análisis y la suma de esfuerzos. Esto se ve reflejado en la pertinencia de las acciones que derivan de su implementación. 

“Soy parte de un programa del Gobierno Federal que está apoyando a los jóvenes. Por ese programa es que llegué aquí con el ingeniero de MasAgro-Cultivos para México. Aquí he aprendido a no quemar la tierra para producir más. Al no quemar se abona la tierra. Aquí es muy común que quemen, pero yo ya no lo hago y ahora estoy trabajando con mi propia parcela y el ingeniero la viene a revisar cada ocho días y así estoy aprendiendo. Yo les diría a otros productores que hagan estas nuevas prácticas, porque yo ya las probé y sí funcionan, se produce más maíz y se puede producir año con año porque tiene más abono”, comenta Ezequiel García García, de la comunidad Santa María Limón, en Oaxaca. 

Como Ezequiel, muchos otros productores en todo el territorio nacional se pueden beneficiar de programas, proyectos y otras iniciativas surgidas del consenso que propician metodologías como IASI, la cual aprovecha el análisis de las situaciones específicas, modela predicciones y escenarios para sincronizar la acción pública y privada a nivel nacional hacia la sostenibilidad, la equidad, y sistemas agroalimentarios inclusivos. 

A través de esta propuesta, México está contribuyendo al desarrollo de los sistemas agroalimentarios del mundo al aportar una metodología que puede ser calibrada y aplicada a los más diversos contextos para escalar prácticas agrícolas innovadoras y atraer inversiones públicas y privadas. 

Para saber más de este enfoque y de su potencial para transformar las actividades agrícolas contaminantes y vulnerables en sistemas alimentarios incluyentes, sostenibles y resilientes, se puede leer el artículo completo elaborado por científicos del CIMMYT y de la Alianza de Bioversity Internacional-Centro Internacional de Agricultura Tropical. El documento está disponible en la plataforma de la revista científica PLOS ONE, en el siguiente enlace: 

Govaerts B, et al. (2021). Un CGIAR y la Iniciativa de Sistemas Agroalimentarios Integrados: del cortoplacismo a la transformación de los sistemas alimentarios del mundo. PLOS ONE 16 (6): e0252832. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0252832 

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Retos y oportunidades para la mecanización orientada a productores de baja escala

Oaxaca.- El maíz es el cultivo más importante en México, no solo por la superficie productiva que ocupa (que es cercana al 39% de la superficie sembrada), sino porque, además, es fuente del 30% de la proteína y 40% de la energía en la dieta de los mexicanos, siendo el cultivo con mayor base social y arraigo entre la población indígena. 

Por diversas circunstancias sociopolíticas, en el devenir histórico de México los productores en condiciones más desfavorables para la producción (muchos de ellos indígenas) fueron quedando en desventaja con respecto a los grandes productores de granos. Ante esta circunstancia, hoy es prioritario que las políticas públicas incluyan la transición del sistema de producción a un sistema sostenible y resiliente como medio para beneficiar a toda la sociedad y particularmente a las familias más vulnerables. 

Actualmente los productores de maíz de pequeña escala enfrentan serios problemas de productividad, altos costos de producción, pérdida de fertilidad de los suelos y riesgos de salud por el uso de agroquímicos altamente tóxicos. 

En los sistemas de autoconsumo en el Bajo Mixe del estado de Oaxaca, por ejemplo, se estima que las actividades manuales llegan a representar hasta 90% de los costos de producción y, al revisar cada proceso, se puede identificar que la cosecha, la preparación del terreno y la siembra representan el 95% de los costos, siendo la cosecha el proceso más costoso en este tipo de sistemas de producción (Agrotecnia Campo y Desarrollo, 2018).

Existen entonces amplias oportunidades para disminuir los costos de producción en las actividades de cosecha y siembra; sin embargo, cuando se revisan de manera detallada las condiciones de producción de estos productores, las opciones de mecanización se van reduciendo de manera importante. Con respecto a la cosecha (que en el caso referido en esta nota incluye hasta el desgrane), por ejemplo, existen opciones para que los productores inviertan menos tiempo en el desgrane de su producción, empleando el tiempo ahorrado en otras actividades productivas (Gráfica 1). 

Existen innovaciones que los productores han generado para optimizar su tiempo como el uso de desgranadoras de olote o grapas y requieren una inversión mínima para su construcción. Hay otras opciones que ya están disponibles en el mercado como las desgranadoras manuales; sin embargo, por la dispersión de estas comunidades no está disponible ni accesible a sus posibilidades económicas.

Con respecto al proceso de siembra existen alternativas como el uso de sembradoras manuales; aunque se ha encontrado que este tipo de alternativas son viables en terrenos laboreados y superficies menores a media hectárea. El uso de sembradoras de tiro animal también es una buena alternativa, pero particularmente para terrenos con pendientes menores al 15% (es decir, que al recorrer 100 metros se suben 15 metros o menos) y donde la población tenga arraigo al uso de animales de tiro. 

La mecanización es un proceso que debe prestar atención a muchas variables para que cada productor encuentre una opción pertinente a sus propias condiciones. En este sentido, instituciones como el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en los estados continuan investigando y desarrollando tecnología apropiada para productores de pequeña escala que siembran en terrenos con pendientes muy pronunciadas, es decir, mayores al 15%.

Gráfica 1. Eficiencia de desgrane de algunas desgranadoras en el Bajo Mixe, Oax., Méx.

Nota: esta texto forma parte de las ponencias impartidas durante el simposio Diálogos para una Agricultura Sustentable, desarrollado en noviembre de 2020 por el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y que se puede ver completo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=qUgXKoAwtqs