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Catalizando la agricultura a pequeña escala en México

Los científicos del CIMMYT, fundado en México en 1966, han llevado a cabo décadas de investigación participativa con los agricultores a pequeña escala de maíz de México para mejorar sus variedades locales en rasgos como el rendimiento y la resistencia a insectos, toda vez que preservan su calidad especial de grano, así como para probar y promover prácticas de conservación de recursos como la siembra directa y otras.

La agricultora María Luisa Gordillo Mendoza cosecha una parcela de maíz cultivado con técnicas de agricultura de conservación en su campo de Nuevo México, Chiapas. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Las operaciones agrícolas de pequeños productores representan más del 80% de todas las propiedades agrícolas del mundo y producen cerca de 35% del alimento del mundo, según datos del censo de la FAO y estudios de seguimiento.

Se estima que dos terceras partes de los agricultores en México son pequeños productores que comúnmente trabajan agroecologías difíciles dispersas por el terreno montañoso del país y aplican prácticas de subsistencias generacionales para cultivar variedades de maíz de bajo rendimiento.

Los sistemas antiguos de cultivo múltiple de milpas pueden elevar el presente y el futuro

El sistema de cultivo múltiple de milpa, en el que el maíz se cultiva junto con frijoles, calabazas u otras hortalizas, tiene una historia milenaria en América y puede proporcionar un suministro vital de alimentos y nutrientes para las comunidades marginadas y de escasos recursos.

Una hectárea de una milpa compuesta de maíz, frijol común y papas puede proporcionar las necesidades anuales de carbohidratos de más de 13 adultos, suficiente proteína para casi 10 adultos y cantidades adecuadas de varias vitaminas y minerales, según un estudio reportado en Nature Scientific Reports en 2021 y liderado por el CIMMYT en las tierras altas occidentales de Guatemala, una región aislada y empobrecida.

Sin embargo, las milpas generalmente se cultivan en tierras de extensión mucho menores que una hectárea, por lo que los hogares no pueden depender solo de este cultivo intercalado para satisfacer sus necesidades. ¿Una solución? Milpas personalizadas que fusionen la sabiduría y las prácticas ancestrales con la innovación basada en la ciencia.

Un ejemplo es la siembra de árboles frutales como la guayaba, el aguacate, mangos, duraznos o limas, entre otros, entre los cultivos de las milpas en líneas perpendiculares a las laderas de los cerros. El Instituto Nacional de Investigación Forestal, Agrícola y Pecuaria (INIFAP) y el Colegio de Postgraduados (ColPos) de México probaron y promueven está práctica en la región de Los Tuxtlas en el estado de Veracruz; además, ha sido perfeccionada por agricultores en otras áreas por medio de redes de innovación lideradas por el CIMMYT.

Cultivos de milpa plantados en líneas perpendiculares a la pendiente en una ladera empinada en Chiapas, México. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

En Los Tuxtlas la práctica generó ingresos y nutrición adicionales, redujo la erosión de forma drástica, mejoró la eficiencia del uso de tierras y agua en alrededor de 50% y aumentó la salud y fertilidad del suelo.

En el estado de Puebla y otras partes del sur y suroeste de México, los cultivos intercalados de milpa y árboles frutales han funcionado bien en laderas empinadas. En el estado de Oaxaca, por ejemplo, versiones de la práctica han mejorado de forma notable la agricultura de comunidades en las regiones Mixe y Mazateca con el respaldo de la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable de las Laderas (AMDSL), un socio en un cento de investigación del CIMMYT en la región.

Investigaciones realizadas por la AMDSL y el CIMMYT en parcelas de pequeños productores en dos municipios de Oaxaca que han combinado milpas con la producción de durazno y aguacate, así como prácticas de agricultura de conservación durante más de una década han encontrado que la diversificación de cultivos, junto con el uso de la labranza cero y mantener el rastrojo en el suelo en lugar de removerlo o quemarlo aumentó los rendimientos anuales hasta en 1.7 toneladas por hectárea y redujo el riesgo de pérdidas catastróficas de cultivos debido a sequías u otros extremos climáticos.

El maíz azul agrada a comensales y genera ganancias

Las variedades locales de maíz rinden menos que los híbridos, pero todavía se cultivan porque brindan una calidad grano ideal para los alimentos tradicionales, así como hojas y tallos comercializables para alimentar animales de granja y hojas de maíz para envolver tamales, por nombrar algunos productos.

Con base en largas colaboraciones con INIFAP y la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) para mejorar variedades locales y preservar la diversidad genética de México, los mejoradores del CIMMYT recientemente desarrollaron híbridos de maíz azules y variedades de polinización abiertas.

El maíz azul, que tanto buscan los restauranteros de todo el mundo por su sabor y belleza, normalmente viene de variedades nativas sembradas por agricultores en pequeñas parcelas con bajos rendimientos y calidad variable.

Las variedades nuevas del CIMMYT derivan de razas guatemaltecas, mexicanas y peruanas y proporcionan mayores rendimientos, una calidad de grano más consistente y una mayor resistencia a enfermedades comunes del maíz, lo cual ofrece a agricultores de pequeña escala y otros agricultores mexicanos un producto rentable para la creciente industria restaurantera del país y para las cadenas de exportación.

Selección de variedades de maíz para el estado de Morelos, México. (Foto: ACCIMMYT)

Las líneas parentales endogámicas de los híbridos nuevos se han distribuido a socios privados y públicos, quienes desarrollan sus propios híbridos y variedades de polinización abiertas en México. El CIMMYT sigue probando los nuevos híbridos en diversos sistemas agrícolas para asegurar que produzcan rendimientos estables cuando se cultivan en los campos de agricultores.

Extensión impulsada por datos

Por medio de los sistemas de datos de vanguardia, el CIMMYT ha aprovechado los datos de cerca de 200 mil parcelas, lo que representa más de 26 mil hectáreas en diversas agroecologías, para ofrecer a agricultores mexicanos, incluyendo a productores de pequeña escala, recomendaciones específicas para sus propias tierras que ayudan a que sus sistemas agrícolas sean más productivas, resilientes y sustentables. Esta iniciativa fue respaldada por MasAgro, una colaboración integral de desarrollo entre México y CIMMYT durante 2010-21 y financiada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) de México.

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Esto es lo que debes saber sobre la humedad del grano si piensas comercializar maíz

Chiapas.- En muchas zonas de Chiapas están por iniciar las cosechas y surgen preguntas como: ¿cuál es el mejor momento de cosechar?, ¿qué grado de humedad debe tener el grano para ser comercializado?, ¿cómo puedo saber cuánta humedad tiene mi grano? 

El Hub Chiapas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) recomienda cosechar temprano para garantizar el máximo rendimiento de grano y para reducir pérdidas debido a daños por humedad, altas temperaturas o plagas (insectos, roedores, pájaros, entre otros). 

La humedad máxima en el grano de maíz para la comercialización es de 14% y se puede determinar desde campo empleando equipos portátiles, pero es necesario que estos equipos estén debidamente calibrados para tener datos que le permitan a los productores y técnicos tomar la decisión del momento oportuno para poder cosechar.

SEGALMEX, por ejemplo, recibe granos con un contenido máximo de 13.5% de humedad sin que esto represente deducciones; sin embargo, por cada décima (0.1) en el porcentaje de humedad que supere a este valor se realiza un descuento en el pago equivalente a 1.6 kg de grano por tonelada (factor de deducción). Entonces, si se entrega grano con el 14% de humedad (valor máximo aceptado), el productor tiene una deducción o descuento de $32.530, equivalente a 5.8 kg por tonelada de grano entregado con este contenido de humedad. 

Por su parte, MASECA recibe el grano con un máximo de humedad del 14% sin que este represente una deducción. En caso de que la humedad contenida en el grano que se comercializa fuera mayor a este valor, se realiza un descuento equivalente a 2 kg de grano por tonelada. Es decir, que si el grano que se recibe contuviera un 15% de humedad, el descuento equivaldría a 20 kg por tonelada. 

Considerando estos aspectos, el equipo del hub Chiapas del CIMMYT se dio a la tarea de calibrar los equipos portátiles de medición de humedad en granos. Esto, a través de la vinculación GRUMA-CIMMYT que permitió realizar la gestión y desarrollar esta actividad el 28 de noviembre pasado en las instalaciones de MASECA en Ocozocoautla, Chiapas. 

Con la calibración de los equipos de medición de humedad, los datos que se tomen en campo serán más precisos y permitirán que los productores cosechen con la certeza de que su grano no será rechazado por un alto contenido de humedad.

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La Agricultura Sustentable les permite obtener ingresos cuatro veces mayores

San Luis Potosí.- La plataforma de investigación Soledad de Graciano Sánchez está ubicada en el estado de San Luis Potosí, en el Campo Experimental San Luis del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), en un lote experimental que se inició en el año de 1995 bajo el sistema de Agricultura de Conservación y se incorporó al programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— en 2012. 

Actualmente, en la plataforma se realiza una rotación de cultivos maíz-avena bajo condiciones de riego. A partir de 2014 se incorporó el cultivo de triticale en el ciclo otoño-invierno para evaluar otra alternativa de producción de forraje más resistente a las bajas temperaturas del altiplano en invierno. Esto, porque en la zona el rastrojo tiene un alto valor debido a su uso como forraje y, por esta razón, es más complicado que los productores adopten el sistema de Agricultura de Conservación, ya que implica dejar una parte del rastrojo como cobertura del suelo. 

Ante este escenario donde es importante reforzar la promoción de prácticas sustentables, la plataforma busca determinar el efecto de una menor labranza del suelo y la cantidad mínima de rastrojo que se debe dejar para asegurar el funcionamiento del sistema de Agricultura de Conservación y generar la mayor ganancia al productor (aunque una menor labranza implica una reducción del costo de producción, existe el consenso general entre los productores que es necesario realizar algún nivel de labranza para asegurar la producción). 

Con 17 años de haber impletado el sistema de Agricultura de Conservación, en la plataforma la diferencia en fertilidad de suelo ya es muy marcado y los rendimientos de Agricultura de Conservación son mucho mayores en comparación con la labranza convencional (basada en el excesivo movimiento del suelo): los rendimientos en Agricultura de Conservación son mayores en promedio en más de 4 toneladas por hectárea (t/ha) en comparación con la labranza convencional (esto es, en promedio, 6.1 y 10.2 t/ha para labranza convencional y Agricultura de Conservación, respectivamente) y no hay diferencias entre diferentes niveles de rastrojo, por lo que podría asumirse que el sistema funciona con una mínima cantidad de rastrojo dado que hay una cobertura permanente de los cultivos en pie en la mayor parte del año agrícola. 

Las diferencias más notables en el rendimiento se pueden atribuir a una suma de factores. Con labranza convencional el riego por inundación satura el suelo y entonces el agua tarda hasta cuatro días en infiltrarse por completo, mientras que con Agricultura de Conservación la misma cantidad de agua se infiltra en pocas horas, reduciendo las perdidas por evaporación. Por otro lado, las características físicas y químicas del suelo difieren considerablemente entre tratamientos, principalmente en el contenido de materia orgánica que influye positivamente en la disponibilidad de nutrientes.   

De manera general, en la plataforma Soledad de Graciano Sánchez los tratamientos con Agricultura de Conservación han obtenido mayor rendimiento de avena y triticale que con la labranza convencional y, en suma, el sistema de Agricultura de Conservación ha sido más rentable por una reducción de más de $2,100 por concepto de labranza (además, la incidencia de malezas es menor), de manera que este sistema ha permitido que el ingreso sea hasta cuatro veces mayor en comparación con la labranza convencional de la zona.

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Con milpa y frutales disminuyen hasta 80% la erosión del suelo

La región de Los Tuxtlas, Veracruz, se caracteriza por la producción agrícola de temporal y por una ganadería extensiva, destinada mayormente a la alimentación familiar y de la comunidad. Esto ha contribuido significativamente a la deforestación y al deterioro de los suelos. Además, la topografía accidentada, el manejo inadecuado del suelo y el efecto de la lluvia propician la  degradación de los recursos naturales en los ecosistemas ubicados en laderas de esa región. 

El manejo convencional de los productores de la región de Los Tuxtlas (que consiste principalmente en el uso intensivo del suelo, la quema de residuos, el control químico de plagas y malezas, y el monocultivo) ha favorecido que haya rendimientos menores de dos toneladas por hectárea de maíz por ciclo de cultivo; disminución de la fertilidad del suelo; pérdidas de suelo por erosión de hasta 200 toneladas por hectárea al año; y producción de altas cantidades de sedimentos en los escurrimientos (los cuales azolvan cuerpos de agua y afectan la pesca). 

El sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) es una alternativa para los productores de Los Tuxtlas. El sistema fue desarrollado en terrenos planos de la zona templada del país para hacer un uso óptimo del suelo en tiempo y espacio —la práctica fue estructurada desde hace alrededor de treinta años por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y mejorada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional—; en terrenos de ladera del trópico húmedo de México funciona como un sistema agroforestal que integra cultivos básicos, árboles frutales tropicales y forestales, los cuales proporcionan beneficios en el corto, mediano y largo plazos. 

El sistema MIAF también integra componentes tecnológicos de la terraza de muro vivo, como la roturación unidireccional del suelo (con tracción animal o mecánica al contorno de la ladera para favorecer la formación paulatina de una terraza) y el filtro de escurrimientos que consiste en colocar en la parte alta de la hilera de frutales un cordón o camellón con residuos de cosecha de maíz, frijol, o ramas eliminadas en la poda de los árboles.

Gracias a los trabajos realizados en la plataforma de investigación de Los Tuxtlas —en el marco del programa MasAgro de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —, se encontró que en terrenos de ladera manejados de manera convencional se pierden 35.5 kg de suelo por cada kilogramo de grano de maíz producido. En cambio, con la tecnología de terrazas de muro vivo  (base para el diseño del sistema MIAF en laderas) solamente se pierden 0.40 kg de suelo. 

Resultados de investigaciones recientes en la plataforma también aportan nuevas evidencias de los beneficios del sistema MIAF como tecnología agroecológica particularmente útil para la agricultura de temporal en laderas. Entre estos beneficios están la reducción de hasta 46% de los escurrimientos; la disminución de la erosión hasta en 80%; la reducción de la fuga de nitrógeno en 73.4%, la de fósforo en 49.2%, la de potasio en 49.33%, la de calcio en 82.35% y la magnesio en 76.2% (en comparación con el manejo convencional).

Las experiencias de difusión y promoción del sistema MIAF en Los Tuxtlas indican que se trata de una tecnología con amplios beneficios, pero que puede resultar compleja para algunos productores, por lo que  se requiere de un constante acompañamiento técnico al menos los primeros dos años. Actualmente, en la plataforma de investigación se estudian mecanismos más especializados del sistema, tales como  la colocación de filtros de escurrimiento y la roturación del suelo. 

Por: Andrés Zambada Martínez, Víctor Manuel Mejía Rodríguez y Sofonías Domínguez Azamar, Odeco

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Investigación a la medida

Epitacio Huerta, Mich.- En el oriente del estado de Michoacán el sistema de producción se basa en el riego de punteo (o de nascencia, que es un riego de apoyo ligero para ayudar a germinar el cultivo) donde el agua proviene de presas y bordos. Sin embargo, los efectos del cambio climático han afectado a la región en los últimos años debido a que  algunas veces las lluvias se retrasan o son breves e intensas y con una distribución irregular. 

Además de la disponibilidad de agua, otras limitantes para la agricultura en la región son la acidez del suelo,  las malezas y la prevalencia del monocultivo de maíz. Por esta razón, la plataforma de investigación Epitacio Huerta —en donde colaboran el despacho de gestión agropecuaria SPIIGA y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el marco de MasAgro, programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— se evalúa el efecto económico y productivo tanto de la labranza convencional que predomina en la región (que consiste en barbechar, rastrear y retirar todo el rastrojo para forraje), como de la Agricultura de Conservación (cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo y la rotación de cultivos).  

Los tratamientos de Agricultura de Conservación donde se estableció el sistema de siembra en camas permanentes (surcos elevados que forman largas hileras y que permiten hacer un manejo más eficiente del agua) han reportado los mayores rendimientos cada año desde 2014 que se estableció la plataforma. Además, debido a la reducción de la labranza, esta modalidad ha permitido tener ahorros de hasta $796 por hectárea.

Ya que la mayoría de los productores de la región realiza la práctica conocida como “año y vez” (o rotación bienal, donde las tierras no se cultivan durante un ciclo agrícola) debido a que han observado que el cultivo de maíz produce más después de esa práctica, en la plataforma de investigación se hace rotación de cultivos como una alternativa que permite lograr ese mismo efecto y, además, otros beneficios tanto para el suelo, la seguridad alimentaria y la economía de las familias productoras. 

La rotación de cultivos que se ha implementado en la plataforma incluye frijol y algunas especies como triticale, trigo y avena. Esto, debido a que en la región hay una alta demanda de forrajes. Entre los resultados de diversos análisis realizados en la plataforma destaca que el monocultivo de maíz ha obtenido menor rendimiento que los tratamientos donde se realiza rotación con avena o frijol —los análisis de dos ciclos indican que, en promedio, el aumento en rendimiento de maíz fue de 1.7 toneladas en la rotación con frijol y 2.3 toneladas en la rotación con avena—.

Otra opción de alternancia de cultivos que la plataforma ha validado y compartido con los productores locales es el aprovechamiento de la humedad residual después de la madurez fisiológica de maíz para establecer un cultivo de relevo. En la plataforma se ha implementado el cultivo de ebo. 120 días después de la siembra de este cultivo se ha obtenido hasta cuatro toneladas por hectárea de forraje, así como una importante reducción en el desarrollo de las malezas.  

Las anteriores, son algunos ejemplos de prácticas sustentables que se validan y promueven en la plataforma Epitacio Huerta. Los productores interesados en estas prácticas pueden acercarse el equipo técnico responsable de la plataforma que está ubicada en el Ejido El Salitrillo, municipio Epitacio Huerta, Michoacán. 

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Imparten curso introductorio al Manejo Agroecológico de Plagas

Texcoco, Edo. Méx.- En un contexto embargado por la contingencia sanitaria actual es fundamental generar estrategias que permitan mantener la comunicación y el desarrollo de capacidades para promover y acelerar la adopción de tecnologías que contribuyan a lograr una agricultura más sustentable.

Apegados a estos principios, el pasado 18 de octubre concluyó la segunda edición del curso Introducción al Manejo Agroecológico de Plagas impartido por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a través de la plataforma CIMMYT Academy.

El curso ha sido un parteaguas en las estrategias de formación desarrolladas por el Programa de Desarrollo Estratégico (a través del Capítulo de Capacitación) del CIMMYT, al implementar una estrategia e-learning de acompañamiento y formación con la intervención de tutores.

Con la participación de 15 tutores especializados en Manejo Agroecológico de Plagas y recursos didácticos, 125 participantes cursaron cinco módulos de estudio y revisaron tópicos como: impactos de la agricultura convencional, uso irracional de plaguicidas, insectos benéficos e insectos dañinos, entre otros.

Los medios digitales son un gran apoyo en los procesos de formación y, al ser complementados con la experiencia y asesoría de los tutores, videos tutoriales y especializados, lecturas de apoyo, preguntas interactivas y evaluaciones, permiten generar un aprendizaje colaborativo y un conocimiento colectivo que trasciende lo digital.

El curso Introducción al Manejo Agroecológico de Plagas es un ejemplo de cómo el esfuerzo conjunto del CIMMYT y sus colaboradores permite construir equipos interdisciplinarios y generar comunidades de aprendizaje.

De la mano del doctor Fernando Bahena, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), los tutores que hicieron posible esta segunda edición del curso son: Juan Antonio Villanueva Jiménez, Aldrin Quevedo Guerrero, Agustín Aragón García, Pedro Castillo Vargas, José Manuel Rivera Mendoza, Susano Ruíz Soto, Baldomero Mazcorro Hernández, Laura Hernández Martínez, Jaime Ortega Bernal, Juan Cruz Romero, Juan José Hernández Terrón, Linaxi Rafael Agustín, Helios Escobedo Cruz, Benancio Jiménez Gómez y Felipe De Jesús Peña Soto.

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Controlan la erosión con árboles frutales

Epitacio Huerta, Mich.- En el oriente del estado de Michoacán se cultiva principalmente maíz en temporal. En la zona predominan los lomeríos con pendiente y prevalece un sistema de producción basado en remociones excesivas del suelo. En conjunto, las pendientes, el excesivo movimiento del suelo y las condiciones agroecológicas, hacen que el suelo sea muy vulnerable a la erosión por viento y lluvias.

El equipo técnico de SPIIGA —colaborador del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Michoacán— ha evaluado, junto con productores locales, el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) como una alternativa para este conjunto de problemáticas al que se suma la dificultad para el manejo de malezas debido a los ciclos de producción largos.

El sistema MIAF es una práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT (el sistema retoma saberes tradicionales de agricultores indígenas de Huejotzingo, Puebla).

Los principales objetivos del sistema son contribuir a la seguridad alimentaria de las familias rurales, incrementar el ingreso neto familiar (principalmente por la producción de fruta), incrementar el contenido de materia orgánica, controlar la erosión hídrica y eólica del suelo y favorecer un uso más eficiente del agua de lluvia en el corto, mediano y largo plazo.

En localidades como Tejocote Polvillas, del municipio Epitacio Huerta, Michoacán, donde el equipo técnico de SPIIGA ha promovido el sistema MIAF con variedades frutales de valor económico en el mercado (como el durazno y la manzana), se ha visto que la diversificación de cultivos permite un mayor aprovechamiento de los terrenos, una disminución de la pérdida de suelo (los árboles actúan como una barrera viva), y la generación de un ingreso económico adicional por la cosecha de frutas (estas se comercializan generalmente en la misma localidad).

Los sistemas convencionales que aún prevalecen en la zona (como el monocultivo) no generan estos beneficios económicos y ambientales, por lo que promover el sistema MIAF entre productores que trabajan en laderas es una opción rentable (en el caso de los frutales se ha obtenido un promedio de 18 kg de fruta por árbol) y, sobre todo, sustentable.

 

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Reduciendo el movimiento del suelo incrementan la producción de forrajes

Aguascalientes.- En la región centronorte de México hay muchas zonas productoras de leche. Allí, los forrajes son la base de la alimentación del ganado por ser la fuente más barata de nutrientes y fibra.

Para compartir con los productores de Aguascalientes las mejores prácticas para la producción de forrajes, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) evalúan el efecto de diferentes sistemas de labranza y el manejo de residuos en el rendimiento del triticale, que es un cultivo común durante el ciclo otoño-invierno.

El triticale (X Triticosecale Wittmack) es un cereal de grano pequeño, resultado de la cruza de trigo y centeno. Se trata de un cultivo tolerante al frío y que puede crecer en suelos salinos, por lo que los productores lo consideran una buena alternativa para la alimentación del ganado productor de leche.

De entre los estudios realizados en la plataforma de investigación en Aguascalientes donde colaboran investigadores del INIFAP y el CIMMYT, hay uno donde se estableció triticale en asociación con ebo (otro cultivo forrajero) desde el año 2015.

Después de varios ciclos de cultivar triticale con diferentes sistemas de labranza y manejo de rastrojo, los mayores rendimientos se obtuvieron con la labranza mínima. Las variaciones en el rendimiento registradas se deben principalmente a la variación en la fecha de siembra: los mayores rendimientos se obtuvieron cuando se sembró entre octubre y diciembre, mientras que los menores se obtuvieron con fechas de siembra tardías (enero y febrero).

En cuanto a los costos de producción, los principales factores que han determinado las diferencias entre tratamientos se encuentran la preparación de suelo y el control de malezas. El tratamiento con mejor relación costo-beneficio en este aspecto fue también la labranza mínima.

Si bien aún es necesario seguir investigando, los resultados de la plataforma de investigación muestran que potencial de producción de biomasa verde del triticale (además de su valor nutritivo), lo hace una buena alternativa como forraje de invierno para el ganado lechero.

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Efecto multiplicador

Hace ocho años Alberto López Milian se acercó a la Agricultura Sustentable por inquietud personal. Hoy, es el director de Desarrollo Rural del municipio de Huiramba, Michoacán, desde donde ha impulsado acciones con otros 10 municipios del distrito Pátzcuaro-Zirahuén para fomentar innovaciones agrícolas sustentables, particularmente en la producción de granos básicos en temporal.

Ya que para él es importante sensibilizar a más productores y técnicos sobre la importancia de producir alimentos más sanos cuidando el medioambiente, él mismo comparte sus experiencias en cada oportunidad: en el año 2011, comenta, técnicos certificados en Agricultura Sustentable por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) lo asesoraron para aprovechar el rastrojo como cobertura del suelo, hacer mínima labranza y diversificar cultivos (componentes básicos de la Agricultura de Conservación). Por los buenos resultados que obtuvo, en 2014 decidió establecer un módulo (parcela demostrativa) para difundir las prácticas innovadoras que ha aprendido.

Alberto considera que es fundamental producir el propio alimento para evitar comprarlo a precios elevados o con tratamientos tóxicos. Por esta razón, además de la Agricultura de Conservación que le ha ayudado a reducir la incidencia de plagas, Alberto también ha implementado alternativas agroecológicas como las trampas con feromonas sexuales, los extractos vegetales y el control biológico —ha liberado parasitoides como avispillas del género Trichogramma y ha aplicado hongos entomopatógenos como Metarhizium spp.—. Estas medidas han sido muy útiles pues en la zona hay presencia de plagas como la gallina ciega, el gusano cogollero, el gusano de alambre, la mosca blanca y la chicharrita.

En lo que respecta a las malezas, la rotación de cultivos ha sido fundamental para disminuir ese problema, incluso en el caso de la grama (Cynodon dactylon), una de las malezas más problemáticas en la zona debido a que hay condiciones favorables para su desarrollo y pocas alternativas probadas para su control. Por esta razón, la rotación de cultivos es una de las principales prácticas que Alberto promueve en el módulo que estableció junto con el equipo técnico de Red_InnovAC y el CIMMYT.

Es necesario mencionar que, con el tiempo, la Agricultura de Conservación ha permitido que el suelo de las parcelas de Alberto mejore su estructura y sus propiedades químicas, físicas y biológicas. Ha aumentado la materia orgánica, ha disminuido la erosión, ha mejorado la fertilidad e incluso ha aumentado la diversidad de especies del suelo y las poblaciones de insectos benéficos.

Antes de iniciar con el sistema de Agricultura de Conservación —recuerda Alberto—, su rendimiento promedio era de tres toneladas por hectárea (con prácticas convencionales) y ahora ha logrado subir a un promedio de seis toneladas por hectárea (en la parcela donde ha implementado las innovaciones sustentables). Incluso ha registrado una mayor rentabilidad en su producción (ha reducido sus costos de producción y su utilidad prácticamente se ha duplicado).

En el módulo que se estableció con el productor se han desarrollado diversos eventos demostrativos. Año con año recibe técnicos, productores, representantes de empresas y funcionarios (tanto locales como de otras zonas de Michoacán, e incluso de Guanajuato y Querétaro) interesados en conocer las prácticas sustentables que ha implementado. 

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Ayudan a prevenir desastres desde sus parcelas

Cecilia Guadalupe Nepamuceno, revisando las trampas con feromonas para el monitoreo del Agrotis ipsilon en Turicuaro, Mpio., de Nahuatzen Michoacán. (Foto: José Isidro Nepamuceno Reyes)
Cecilia Guadalupe Nepamuceno, revisando las trampas con feromonas para el monitoreo del Agrotis ipsilon en Turicuaro, Mpio., de Nahuatzen Michoacán. (Foto: José Isidro Nepamuceno Reyes)

Michoacán.- El 13 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. La pandemia por COVID-19 hace que esta fecha adquiera particular relevancia y que la sociedad se encuentre más sensibilizada sobre la necesidad de implementar estrategias basadas en evidencia científica que incluyan acciones en áreas como el uso de la tierra, la salud, la educación, la sustentabilidad medioambiental, la energía, la adaptación al cambio climático y, por supuesto, la agricultura.

¿Por qué es importante prevenir riesgos desde la agricultura? Como ejemplo se pueden mencionar casos recientes (2016) en los que, tras su paso por los cultivos de Benín, Camerún, República Democrática del Congo, Etiopía, Ghana, Malawi, Mozambique, Nigeria, Uganda, Tanzania, Zambia y Zimbabue, un pequeño insecto ocasionó pérdidas estimadas entre 2.5 y 6.2 mil millones de dólares, dejando a las comunidades de estos países en grave riesgo de padecer hambre por la pérdida de los cultivos.

Ese pequeño, pero devastador insecto, es el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda). Aunque es una plaga que ataca principalmente al maíz, se puede alimentar de más de 80 especies de plantas, por lo que es crucial controlarlo desde que es detectado en las parcelas. Además, es importante hacerlo mediante prácticas de bajo impacto ambiental, pues el uso excesivo e inadecuado de pesticidas tiene diversas consecuencias, entre ellas la contaminación de cuerpos de agua.

En la Meseta Purépecha, en Michoacán —por ejemplo—, se ha identificado que muchos productores de maíz tienen bajos rendimientos debido a la incidencia de plagas, pero la mayoría de ellos desconoce los posibles daños a la salud a los que están expuestos de forma inmediata o a largo plazo debido al mal uso y manejo de los plaguicidas.

Para prevenir desastres locales y a gran escala, el Instituto Nacional de Investigaciones, Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueven el Manejo Agroecológico de Plagas, capacitando a técnicos y productores con una visión integral de todo el agroecosistema para no generar desequilibrios al erradicar al gusano cogollero (y otras plagas), sino usar la biodiversidad funcional para controlar la población de ese insecto y que así no cause daños económicos.

La Meseta Purépecha es una región boscosa con gran número de especies nativas. Sin embargo, la modernización de la región y la intrusión del comercio ilegal de madera han provocado, entre otras cosas, la desaparición de los bosques y consigo la diversidad de insectos y plantas. Para evitar que los productores locales apliquen pesticidas potencialmente tóxicos se han hecho demostraciones en campo sobre el uso de feromonas sexuales para el gusano cogollero y el gusano cortador (Agrotis ipsilon).

Compartiendo estos conocimientos con los productores (y sus familias, particularmente niños y jóvenes) de la Meseta Purépecha se busca que esta zona se mantenga libre de pesticidas tóxicos. Además, se ha promovido el uso de plantas para controlar plagas, como el chicalote (Argemone mexicana), la higuerilla (Riccinus communis), el “paraíso” (Melia azedarach), la ortiga (Urtica L.), el toloache (Datura ferox), entre otras (algunas endémicas de la región).

También se promueve la diversificación de cultivos como una alternativa tanto para mejorar suelos erosionados, como para atraer insectos benéficos (parasitoides y depredadores que son enemigos naturales del gusano cogollero y otras plagas). Algunos de ellos son ebo, girasol, canola, garbanzo, grass pea, lenteja y haba.