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Con terrenos nivelados hay mejores resultados

La nivelación de suelos agrícolas es muy importante para optimizar el riego, mejorar los rendimientos y conseguir mayores beneficios en los cultivos en general. Esto, debido a que las irregularidades en el suelo afectan el suministro de agua, lo que puede propiciar una maduración inadecuada de los cultivos, la aparición de zonas con maleza y, eventualmente, la reducción de los rendimientos y la calidad de la cosecha.

Además, las desigualdades en el nivel de la tierra incrementan los costos de producción porque se utiliza más cantidad de agua, lo que en zonas de baja precipitación como Zacatecas exige implementar prácticas que permitan aprovechar al máximo la poca lluvia que cae. 

“En la región prevalece el riego rodado —el cual requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad y tiene una eficacia baja en el uso del agua—, entonces la pérdida de agua es muy fuerte”, comenta Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Cuando mezclamos Agricultura de Conservación junto con la tecnificación del riego —riego por goteo— entonces el ahorro de agua es mucho mayor. Además, iniciamos con nivelaciones láser. Se les ha ofrecido a los agricultores y hay interés. Algunos, por falta de agua y otras situaciones no tienen cultivos de invierno y entonces se han animado a nivelar en ese periodo. La nivelación ha tenido buen efecto y ahora se ve muy clara la diferencia entre los lotes nivelados y los que no lo están”, señala Alberto Cabello sobre las acciones que desde la agricultura se están impulsando para conservar el acuífero de Calera, en Zacatecas, mediante el proyecto Aguas Firmes.

El proyecto Aguas Firmes es impulsado por el Grupo Modelo, la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ), el CIMMYT y diversas organizaciones públicas y privadas que buscan mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo.

En el caso de Zacatecas, la nivelación láser forma parte de un amplio menú de prácticas y tecnologías sustentables que se están impulsando para mejorar los sistemas de producción de los agricultores. La intención es que los cambios positivos perduren en el tiempo y, por ello, se apuesta a la capacitación de los productores brindándoles además un acompañamiento técnico constante. 

“Ya caminando con los agricultores durante el ciclo se ven muchas deficiencias en los sistemas de producción, cae uno en cuenta que antes de promover el uso de drones, agricultura de precisión, fertilizantes de liberación lenta y esas tecnologías, hacen falta cosas básicas para consolidar una Agricultura Sustentable”, comenta Julio César González, colaborador del CIMMYT para el proyecto.

“Ha habido bastante asistencia a los eventos de capacitación. Más de 180 personas nos han acompañado al menos en los primeros 10 eventos del año y vamos a continuar. Estamos en el proceso de detectar las necesidades de capacitación para el segundo año de operación y para buscar esos espacios estratégicos que faciliten que el productor pueda apropiarse más rápido y de mejor manera del conocimiento”, concluye el gerente del Hub Intermedio del CIMMYT, Alberto Cabello. 

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Desde su parcela está ayudando a que los acuíferos no se sequen

Aquí ha habido años de mucha sequía, una sequía bastante extrema; es decir, puede no llover muchos años seguidos. De 2018 a 2020, por ejemplo, prácticamente no llovió nada, fueron lluvias muy aisladas, muy precarias, pero el año pasado cayó muchísima agua, en un solo año cayó lo que no había caído en quince años dijeron los expertos, y eso fue muy perjudicial porque a parte hubo granizadas, muy atípicas para esta zona; y esas lluvias pues dañaron bastante los cultivos y el granizo devastó también superficies muy grandes y eso vino a acabar con la economía de muchos productores”. 

Con estas palabras, José Luis Muro Rodarte, productor agrícola de Calera, Zacatecas, expresa cómo viven muchos productores mexicanos el cambio climático. Sus palabras también ilustran la importancia que tienen los acuíferos pues, ante la sequía y los temporales erráticos, el agua subterránea se vuelve indispensable para muchas zonas agrícolas y, de hecho, se estima que alrededor del 70% del agua que se utiliza en las ciudades y el agua de riego que se usa en un poco más de la tercera parte de la superficie agrícola del país proviene de los acuíferos.  

Después de los mantos de hielo en los polos, los acuíferos subterráneos albergan la mayor cantidad de agua dulce del planeta, manteniendo el flujo de muchos ríos incluso cuando la sequía disminuye sus caudales. Lamentablemente, la extracción de esos embalses subterráneos está conduciendo a una desecación lenta de muchos ecosistemas. Tan solo en México, 105 de los 653 acuíferos existentes se encuentran sobreexplotados, siendo el de Calera, Zacatecas, uno de los más afectados.

Los suelos y la cobertura vegetal influyen en la captación de agua y son determinantes para la recarga de los acuíferos, por eso es fundamental contar con suelos sanos. “Los mantos freáticos no están recargados. Se supone que este año se debieron haber recargado, pero en la práctica no es así porque las tierras están duras, están muy compactadas y eso no permite la filtración del agua. El hecho de que llueva no garantiza que los mantos freáticos se recarguen o que ya vaya a haber más agua en los pozos, (si no hay buenos suelos) el agua solo se va por los arroyos”, comenta José Luis. 

Ante este panorama, Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas están uniendo esfuerzos a través del proyecto Aguas Firmes para mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo.

“La primera propuesta que me hicieron por parte del proyecto fue comenzar con los análisis de suelo. Ese fue el primer paso. Y para mí fue el primer choque porque dije «pues para qué hacer eso si yo ya sé lo que tengo que poner». Pero accedí y me ayudó porque esos análisis de suelo me guiaron a lo que la tierra realmente necesitaba. El segundo paso fue la propuesta de poner una parcela de un cultivo alternativo que era el girasol. Y yo el girasol en algún momento lo había visto sobre la carretera, pero como algo panorámico, que se veía bonito, pero no me imaginaba el beneficio que podía tener tanto económico como agronómico”, comenta el productor. 

José Luis es un productor que también cultiva chile, ajo, maíz, frijol, avena y, desde hace seis años, cebada maltera para el Grupo Modelo. “Desde que comencé con el cultivo de la cebada, al momento de cosecharla yo veía que daba mucha materia orgánica y al voltear la tierra veía que quedaba muy “esponjosa”. Y el siguiente cultivo yo veía que la filtración de agua era mejor que en donde no había esos residuos de rastrojo. Y así me fui fijando que eso era muy benéfico para la tierra y para las plantas”. 

“Ahora que he recibido capacitación por parte del proyecto me he dado cuenta de que hay más cultivos que ayudan a que la tierra no se compacte (como el girasol, que además requiere menos agua), a que haya mejor fijación de nitrógeno y otros beneficios.  Aquí se cultiva sobre todo el ajo, el chile y el frijol también, pero el precio ha decaído mucho y por eso necesitamos romper un poco eso de seguir con un solo cultivo; falta esa concientización de que se necesita un cambio porque las tierras también están muy agotadas, muy explotadas por estos cultivos. Necesitamos regenerarlas”. 

Esto de la Agricultura de Conservación que promueve Aguas Firmes nos viene muy bien para regenerar las tierras. Sobre todo ahora que como agricultores estamos entrando en una etapa económicamente difícil por el aumento bastante considerable de los insumos, fertilizantes, agroquímicos y también de materiales como la cintilla para riego, el acolchado, las tuberías que conducen el agua al campo”, enfatiza José Luis. 

Para José Luis el cambio de prácticas convencionales a innovaciones sustentables se vuelve más urgente cada vez: “Aquí todavía la práctica cotidiana es voltear la tierra con un arado, arrastrarla varias veces hasta que queda hecha polvo. Aquí en el mes de febrero, marzo, hace mucho aire y es cuando se preparan las parcelas y es cuando el aire se lleva toda la tierra. No nos hemos puesto a pensar si habrá alguna otra opción, o por qué nuestros suelos están ya más delgados. No hemos tenido esa cultura de dejar materia orgánica, pero en los talleres nos llevan a parcelas donde ya se está haciendo Agricultura de Conservación y vemos la diferencia y que realmente es cierto”. 

Todo esto que he aprendido me ha llevado a reducir costos. Ahora ya no volteo la tierra, es una mínima labranza la que se da y así ya no hay que hacer todo ese gasto de diésel. Otro son los insumos. Con el análisis de suelo ya no pongo la cantidad de fertilizante que ponía, ahora compro solo lo que realmente se requiere, reduzco costos y mucha mano de obra también”. 

En cuanto a la conservación del agua y suelo, yo con estas prácticas utilizo menos agua y puedo regar más. Además, estoy asegurando más años de seguir trabajando, de que la tierra siga siendo productiva porque a como veo las cosas en cinco o 10 años las tierras posiblemente lleguen a ser inservibles porque de seguir con la labranza convencional la capa arable va a disminuir y disminuir hasta que lleguemos a un momento que sea, como decimos en Zacatecas, que sea puro caliche, que lleguemos a una parte que ya no sea fértil”, concluye el productor.  

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Prácticas de conservación del suelo suman a la preservación de acuíferos

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), los acuíferos sobreexplotados indican el uso no sustentable de las aguas subterráneas y representan un riesgo para el abasto humano y de las actividades agropecuarias e industriales de las regiones en donde se encuentran, pudiendo elevar los costos de extracción del líquido e incluso ocasionar hundimientos del terreno.

El acuífero de Calera, en Zacatecas, está considerado uno de los más sobreexplotados. Reportes de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) muestran que tan solo en 2021 de ese acuífero se extrajeron un poco más de 162 mil millones de litros de agua —162.47 hm3 (hectómetros cúbicos)—, pero solo se recargó 56% de esa cantidad —91.1 hm3—.

Para contribuir a la preservación y manejo sustentable del acuífero de Calera, recientemente se puso en marcha el proyecto Aguas Firmes, impulsado por el Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), con la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas. 

En el caso de la iniciativa Aguas Firmes, la Agricultura Sustentable es fundamental para la preservación y manejo de los acuíferos. La razón es muy sencilla: sin suelos sanos el agua de lluvia difícilmente podría infiltrarse y alimentar a los acuíferos. Por esto, el CIMMYT promueve la adopción de prácticas sustentables basadas en Agricultura de Conservación: el ciclo pasado fueron 562 hectáreas en las que se implementaron prácticas sustentables, este ciclo ya son cerca de mil hectáreas y se espera alcanzar las cuatro mil en futuros ciclos. 

¿Qué prácticas y tecnologías son las que se están promoviendo de forma específica? Alberto Cabello —gerente del Hub INGP del CIMMYT— y Julio César González —técnico de Aguas Firmes—, comentan que entre los productores que recién se acercan a la Agricultura Sustentable se están fomentando inicialmente acciones de acondicionamiento del predio y fertilidad integral, con recomendaciones basadas en diagnósticos de suelo. 

Dentro del proyecto incluimos la posibilidad de apoyar agricultores, al menos 120, con el costo del análisis de suelo para hacer un programa de nutrición enfocado a una meta de rendimiento porque muchos fertilizan sin tener una base del por qué toman la decisión de usar determinada cantidad de fertilizante”, señala Alberto Cabello. 

“El elevado costo de los fertilizantes ha sensibilizado al agricultor en la importancia de basar su aplicación en una base técnica. A partir de ahí se han implementado otras prácticas como el manejo agroecológico de plagas —enfoque que ha tenido un efecto positivo en las hortalizas donde ya se presentaban fuertes problemas fitosanitarios que orillaban a los productores a buscar nuevas parcelas constantemente—”, comenta Julio César. 

“También se han promovido mejores arreglos topológicos —la disposición de las plantas en el terreno—. El ciclo pasado se movilizaron unas sembradoras del CIMMYT hacia la zona. Aquí es común que se siembre al voleo —arrojando la semilla a puñados por el aire—, lo que demanda mucha semilla y agua, a diferencia de la siembra en hileras con la cual algunos productores han reducido a la mitad las horas de riego. Eso se refleja además en el pago de la luz —necesaria para la extracción del agua—”, comenta Alberto Cabello.

“El proyecto incluye todo un sistema de nivelación láser para optimizar el riego y el drenaje del terreno. Inicialmente el CIMMYT trasladó dos niveladoras láser. Estas permitieron mostrar a los agricultores cómo funciona la tecnología y, gracias al proyecto, ya fue posible incorporar una niveladora láser adicional”, agrega el gerente del Hub INGP del CIMMYT.

Algunos productores que han decidido explorar más allá han hecho siembra directa —sobre los residuos de cosecha del ciclo anterior—, observando amplios beneficios: “no aplicaban tanta agua y todavía se mantenía húmedo el suelo cuando sembraron sobre rastrojo de cebada”, comenta Alberto Cabello, quien agrega que el proyecto contempla un “programa de manejo de rastrojos, el cual busca construir la fertilidad del suelo además de una nutrición exacta del cultivo para buscar así rendimientos superiores”. 

En esta zona de Zacatecas donde la precipitación pluvial es baja, este tipo de prácticas permite aprovechar al máximo la poca agua disponible. Así, combinando Agricultura de Conservación, tecnificación del riego (riego por goteo) y otras prácticas como las descritas, entonces el ahorro de agua y el aprovechamiento de los recursos es mucho mayor. 

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La importancia de los acuíferos y su gestión sustentable

Los acuíferos son formaciones subterráneas naturales que absorben y almacenan el agua de lluvia. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), alrededor del 70% del agua que se utiliza en las ciudades y el agua de riego que se usa en un poco más de la tercera parte de la superficie agrícola del país proviene de acuíferos. 

Aguas Firmes es uno de los proyectos más relevantes que actualmente se desarrollan en México para la preservación y manejo del agua de los acuíferos. Es impulsado por Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones públicas y privadas que están uniendo esfuerzos para mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo.

Los de Calera y Apan son dos de los acuíferos más sobreexplotados en el país (de los 653 existentes, se considera que 105 están sobreexplotados). Así que mejorar la sustentabilidad del agua proveniente de estos acuíferos no es una tarea menor. De hecho, es una tarea colosal y por ello el proyecto Aguas Firmes contempla entre sus pilares la Agricultura Sustentable. 

La agricultura es importante para la recarga de acuíferos no solo porque gran parte de las extracciones de estas reservas de agua es para riego agrícola, sino por el tema del suelo: los acuíferos se alimentan con el agua de lluvia, pero esta no pasa directamente a los acuíferos, lo hace a partir del suelo que permite su infiltración. Lamentablemente, años de prácticas inadecuadas han hecho que gran parte de los suelos agrícolas del país disminuyan drásticamente su capacidad de infiltrar agua.  

La promoción de la Agricultura Sustentable es clave entonces para optimizar el consumo de agua y para mejorar la capacidad de infiltración de los suelos. En el caso de Calera, Zacatecas, los retos son grandes porque las prácticas convencionales que prevalecen no solo afectan la salud del suelo, sino que muchas veces disminuyen la rentabilidad de los cultivos. 

En Calera una parte considerable de la superficie agrícola se siembra con hortalizas. El manejo que prevalece, en general, es uno donde “subsolean, barbechan o voltean y luego rastrean, pasan destorrenadores varias veces y prácticamente mullen el suelo, lo pulverizan completamente al pasar rotavatores (máquinas que pulverizan el suelo), así forman camas mullidas y sin terrones prácticamente. Después todavía pasan una máquina marcadora. Esto además es mucha mano de obra. En cultivos como el ajo o el chile son entre 100 y 120 jornales por hectárea por ciclo”, comenta Julio César González, colaborador del CIMMYT para el proyecto. 

En contraste con este exceso de movimientos que destruye la estructura del suelo (y que en el caso de las hortalizas ha contribuido a que crezcan los problemas de sanidad vegetal), Aguas Firmes promueve la mínima labranza (uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación) para recuperar dicha estructura, pero esto también contribuye a mejorar la rentabilidad.

Los productores locales traen unos costos de producción promedio de unos $26,000 por hectárea de maíz, con rendimiento promedio de entre ocho y nueve toneladas. Esto con labranza convencional. El año pasado, con la Agricultura de Conservación que estamos fomentando, tuvimos un costo de producción de $17,000 y un rendimiento de nueve toneladas; es decir, una rentabilidad mayor que de forma convencional. Por esto y por optimizar el consumo de agua es que migrar hacia Agricultura de Conservación es lo que nos llevaría por mucho a cumplir los objetivos del proyecto”, señala Julio César. 

Migrar hacia sistemas de producción agrícola más eficientes está permitiendo avanzar en el largo camino para la gestión sustentable de acuíferos. Una de las ventajas que ofrece el proyecto es que las soluciones que propone no son recetas universales, sino una gama amplia de prácticas sustentables que se pueden adaptar a las más diversas condiciones. 

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Suelos sanos, fundamentales para el cuidado del agua

Calera, Zac.- Se estima que la agricultura es responsable de alrededor del 70% de las extracciones de agua a nivel global. Con el cambio climático ejerciendo presión adicional al recurso, muchos agricultores están buscando prácticas que les permitan optimizar el uso del agua.

En estados como Zacatecas, donde el agua es un recurso escaso, es necesario aprovechar cada gota, pero esto difícilmente puede suceder si antes no se trabaja en la restauración y el mejoramiento de los suelos agrícolas ―en Zacatecas, el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado―.

¿Por qué es importante la salud del suelo para cuidar el agua? Cuando un suelo está sano tiene una estructura que le permite desempeñar diversos procesos, como la infiltración del agua, la retención de humedad, el desarrollo de raíces, la aireación, entre otros. Por el contrario, un suelo degradado pierde esa estructura y su capacidad de sostener una adecuada actividad biológica, afectando la productividad y la rentabilidad de los cultivos. 

Partiendo de esta estrecha relación entre la calidad de los suelos agrícolas y el aprovechamiento y cuidado del agua, el proyecto Aguas Firmes ―impulsado por el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― está capacitando a productores zacatecanos para que, a partir de la implementación de prácticas agrícolas sustentables, se recuperen los suelos y así se avance en el manejo sostenible del agua. 

Aguas Firmes, comenta el biólogo Carmen Martínez García ―consultor para el proyecto― busca reducir el gasto del agua en las unidades de producción en el acuífero de Calera, Zacatecas. Esto es posible, señala, “mediante la recuperación de los suelos, con la implementación de la Agricultura de Conservación para ayudar al desarrollo de una Agricultura Sustentable en la zona donde se desarrolla el proyecto en el que, actualmente, participan 53 productores zacatecanos que están impactando en 603 hectáreas”. 

El proyecto Aguas Firmes apuesta por el desarrollo de capacidades: “recientemente hicimos una práctica de diagnóstico de parcela y también la «práctica del terrón», donde los productores observaron que los terrones provenientes de parcelas con Agricultura de Conservación duran más al sumergirse en agua, a diferencia de los terrones de las parcelas con labranza convencional que se desintegran con facilidad porque han perdido su estructura”, comenta el ingeniero Julio César González, consultor para el proyecto. 

También se realizó la práctica de infiltración, donde se demostró cómo el suelo donde se dejó rastrojo o paja del ciclo anterior permitió una infiltración más rápida y de más agua al suelo; con la práctica del penetrómetro se observó el grado de compactación; el resultado fue de 10 cm de profundidad, lo cual indica que el suelo está muy degradado y erosionado, además de que le hace falta materia orgánica”, señala Julio César. 

Prácticas como estas ayudan a explicar lo que sucede en las parcelas cuando se riega o llueve: si se ha destruido la estructura del suelo y su contenido de materia orgánica es pobre a causa de un movimiento continuo y de no dejar rastrojo, entonces los agregados del suelo tienden a destruirse, provocando que los pocos poros presentes se obstruyan y haciendo que la velocidad de infiltración sea muy lenta. Con Agricultura de Conservación, en cambio, la estructura y porosidad del suelo mejoran, ya que no son destruidos por el barbecho o las rastras ―la mínima labranza es uno de los componentes básicos de este sistema, junto con la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos―.

Los beneficios de hacer un mínimo movimiento del suelo son notables: “en la siembra de siempre ya se le han aplicado dos riegos de auxilio y en la parcela con Agricultura de Conservación apenas le aplicamos el primer riego, además hemos ahorrado por no realizar la preparación del terreno”, comenta Omar García Jordán, uno de los productores que participan en Aguas Firmes y en cuya parcela ―donde se realizó siembra directa de frijol Pinto Saltillo con rastrojo de cebada y mínimo movimiento de suelo― se ha establecido un módulo de innovación. 

Así, la reciente capacitación, desarrollada en el módulo establecido con el señor Omar,  permitió que 18 agricultores de Calera y sus alrededores observaran directamente los beneficios de incorporar residuos de cosecha a los suelos y de hacer siembra directa: se mejora la infiltración, se reduce la presencia de malezas, se guarda más humedad y por más tiempo, se disminuyen los costos de producción y se optimiza el uso del agua, aspecto fundamental para un estado como Zacatecas donde cada gota es de gran valor para la agricultura. 

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Renovando el campo en Zacatecas

Guadalupe, Zac.- En Zacatecas el 93% de la superficie cultivable tiene problemas de erosión en alto y muy alto grado, también hay problemas serios de disponibilidad y uso del agua ―particularmente asociados con el manejo de acuíferos―, problemas relacionados con el cambio climático ―las sequías son cada vez más prolongadas y las lluvias más erráticas―, la migración y el envejecimiento del campo.

El campo envejece junto con nosotros y las nuevas generaciones no tienen interés en seguirnos al ver que este es un trabajo muy pesado, de mucho esfuerzo y sacrificio; al mismo tiempo no es una fuente de ingreso segura”, comentó uno de los productores que asistieron al Curso-taller de fertilidad del suelo, realizado recientemente en la comunidad de Noria de los Gringos, en el municipio de Morelos, Zacatecas, el cual  forma parte del proyecto Aguas Firmes, impulsado por Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La preocupación por los diversos problemas que aquejan al campo zacatecano ha hecho que los productores busquen opciones para que su actividad agrícola siga siendo rentable y, al mismo tiempo, les permita conservar sus suelos. En esta búsqueda de sustentabilidad y rentabilidad, los productores que participan en Aguas Firmes están aprendiendo a implementar Agricultura de Conservación, un sistema que permite mejorar y conservar los suelos.

La fertilidad del suelo es un tema fundamental en Zacatecas porque se necesita que los productores conozcan qué nutrientes son los necesarios y recomendables para sus cultivos, el análisis de suelo y su interpretación, el efecto que tiene el pH del suelo en la disponibilidad de los nutrientes, cómo fertilizar, en qué tiempo y forma, identificar las necesidades de los suelos agrícolas y las prácticas sustentables más pertinentes según cada sistema de producción”, comentó Julio César González Márquez, especialista que participa en el proyecto, durante la apertura del curso-taller. 

Entre las inquietudes de los productores que participaron en la capacitación destaca la necesidad de contar con un acompañamiento técnico más cercano y con variedades de semilla más adecuadas al nuevo contexto climático pues, comentan, la que ellos cosechan ya no es redituable. En este sentido se mostraron entusiasmados por innovaciones como la rotación de cultivos con especies tolerantes a la sequía que se está promoviendo en el marco proyecto. Te invitamos a leer Siembran girasoles para cuidar el acuífero de Calera.

El equipo técnico del proyecto Aguas Firmes, además de resolver las dudas de los productores, enfatizó en que “es necesario tener una mayor difusión de los beneficios que conlleva cuidar los sistemas de producción y hacerlos más eficientes, por eso se necesita de productores, como ustedes, con una mente abierta y ganas de cambiar las cosas para que comprueben por ustedes mismos la utilidad de las innovaciones que les proponemos y, con hechos, le muestren a otros productores de la zona y así cada vez más productores se unan a esta nueva forma de hacer agricultura, productiva y sustentable, y potencialmente atractiva para las generaciones nuevas”. 

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Siembran girasoles para cuidar el acuífero de Calera

Calera, Zac.- Zacatecas es un estado donde el agua tiene una gran importancia. La precipitación media anual es de a penas 514 milímetros, cuando la media nacional es de 779 milímetros. Aquí, cada gota cuenta y por eso el proyecto Aguas Firmes, que impulsan el Grupo Modelo, la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), es de particular importancia para la gestión de los recursos hídricos del estado en favor de una producción agrícola más sustentable. 

El proyecto Aguas Firmes busca un mejor aprovechamiento del agua del acuífero de Calera a través del uso de sistemas de riego por goteo y la conservación del suelo mediante la implementación de sistemas sustentables como la Agricultura de Conservación y prácticas asociadas. 

La diversificación de cultivos —mediante asociaciones, relevos, rotaciones, etcétera—, por ejemplo, es uno de los componentes básicos de la Agricultura de Conservación. Sus benéficios en lugares con sequías recurrentes, como Zacatecas, son amplios. Contribuyen en la ampliación de la porosidad del suelo y esto aumenta la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo.

Elegir el cultivo adecuado para una rotación es fundamental. En el municipio de Calera y comunidades aledañas, comenta el biólogo Carmen Martínez García —quien colabora con el CIMMYT y participa en el proyecto—, el girasol es una excelente opción porque tolera la sequía —su raíz pivotante puede llegar hasta los 2 metros de profundidad, lo que ayuda a la planta a obtener humedad del suelo con más facilidad a diferencia de otras especies— y además rompe el ciclo de vida de diversas plagas y enfermedades. 

Hemos observado la disminución de la presencia de plagas durante el siguiente ciclo en cualquier cultivo que se establezca en el predio rotado con girasol, ya que al ser un cultivo nuevo en la zona no se ve afectado por ninguna de estas. Al mismo tiempo se ve disminuida la presencia de malezas, ya que la planta de girasol presenta alelopatía —influencia directa de un compuesto químico liberado por una planta sobre el desarrollo y crecimiento de otra planta—. Esto se puede comprobar al siguiente ciclo de cultivo ya que disminuye considerablemente la presencia de malezas en el siguiente cultivo establecido”, refiere el biólogo.  

Ya que uno de los principales objetivos de Aguas Firmes es el aprovechamiento del agua, es muy importante extender más la superficie sembrada con esta oleaginosa. Para avanzar en este propósito el pasado 21 de octubre se desarrolló un recorrido demostrativo en el predio del productor José Luis Muro Rodarte, quien participa en el proyecto y aceptó que su parcela se convirtiera en un módulo de rotación de cultivos, con mínimo movimiento de suelo y cobertura con rastrojo de cebada (práctica que ayuda a conservar la humedad del suelo y disminuir la erosión). 

Hasta el predio del señor José Luis, en la comunidad de Llano Blanco, en Calera, Zacatecas, llegaron otros 40 productores de ese y otros municipios vecinos. También estuvieron presentes los ingenieros Jesús Pérez Gómez y Raúl Alam Martínez García, apoyando el recorrido, así como el licenciado Alejandro López Anaya, gerente de compras de la empresa Aceites Especiales, TH, quien habló sobre el esquema de agricultura por contrato de girasol alto oleico.

De acuerdo con la norma de calidad que regula la recepción del grano de girasol, para no tener deducciones este no deberá contener más de 2% de impurezas y 10% de humedad; señaló el representante de  Aceites Especiales, TH, recalcando que para este tipo de grano no es necesario tener un tamaño específico, ni si está pelado o quebrado. Agregó que la empresa puede comprar hasta 15 mil toneladas por ciclo y que el tiempo máximo de pago son 15 días después de la entrega.

Además de tener buenas perspectivas de comercialización y ser un cultivo tolerante a la sequía, el girasol tiene otros beneficios relacionados con el mejoramiento de la estructura del suelo debido a que su raíz principal, que es robusta y crece en línea recta hacia abajo, rompe la capa de arado —suelo compactado—que se encuentra generalmente a 30 cm de profundidad. Además, sus raíces secundarias se encargan de aflojar el suelo y le aportan materia orgánica. 

Finalmente, el señor José Luis Muro habló de su experiencia en el proyecto: “Estoy dispuesto a sembrar más superficie el año entrante. Para mí el girasol es un cultivo muy noble ya que la planta presenta muy buen desarrollo y sin ningún problema de plagas y enfermedades, a diferencia de otros cultivos que generalmente se ven atacados severamente. Ahí está, el cultivo está completamente sano y además ayuda a la disminución de malezas. Yo solo escardé una vez y no hay presencia alguna de mala hierba. Es una muy buena alternativa de rotación en la zona, ya que las parcelas estan cansadas de los mismos cultivos”, comentó. 

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¿Qué falta por hacer en materia de sustentabilidad agrícola en Zacatecas?

Después de un mes de actividades que incluyeron cinco mesas de análisis e igual número de recorridos de campo, el Seminario Agricultura Sostenible en Zacatecas concluyó el pasado 22 de octubre. Entre las conclusiones generales destaca la necesidad de formar más capital humano especializado en Agricultura Sustentable, diversificar cultivos de acuerdo con las condiciones climáticas del estado, así como fortalecer las cadenas de valor y las alianzas público-privadas. 

El seminario se desarrolló gracias al esfuerzo conjunto de diversas instituciones ―la Representación de la SADER en Zacatecas, la Secretaría del Campo de Zacatecas; la Universidad Autónoma de Zacatecas; el Centro Regional Universitario Centro Norte de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh); y el Hub Intermedio del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)― y buscó responder ¿qué se está haciendo?, y ¿qué falta por hacer en materia de agricultura sostenible en Zacatecas?

Con respecto a la primera pregunta destacan varias acciones que se desarrollan actualmente en Zacatecas, como la promoción de enfoques agroecológicos a través del programa Producción para el Bienestar, que implementa la SADER a través de su representación estatal; los programas de capacitación del INCA Rural; la oferta académica con orientación a la Agricultura Sustentable de la Universidad para el Bienestar en Pánfilo Natera; la formación técnica con orientación a la Agricultura de Conservación, así como acciones de recuperación de suelos ácidos y validación de variedades de maíz que realiza el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA) 137. 

Destacan también las labores de investigación, docencia y la oferta académica orientada a la agricultura sostenible que ofrece la UACh en la entidad; la red de innovación que impulsa el Hub Intermedio del CIMMYT a través de la cual se establecen plataformas de investigación y módulos de exhibición de prácticas sustentables, así como procesos de certificación de técnicos especializados en Agricultura Sustentable y proyectos como Aguas Firmes, que se desarrolla en el centro del estado e incluye la participación de organizaciones como el Grupo Modelo y la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ).

De igual manera sobresalen los esfuerzos de diversos despachos de profesionistas ―como Agrocime, Agroservicios el Palmar y MICI Sombrerete― que promueven en la práctica la diversificación productiva con cultivos alternativos, nuevas variedades mejor adaptadas a las condiciones climáticas del estado, cultivos de ciclo corto para aprovechar las pocas precipitaciones de la entidad, y la implementación de granjas integrales tanto agrícolas, pecuarias y acuícolas.

¿Qué falta por hacer? De acuerdo con las reflexiones de las mesas de trabajo del seminario, en materia de medioambiente es necesario poner énfasis en la restauración forestal, el rescate de la biodiversidad, el uso de energías limpias y la recuperación de la aptitud productiva de los ecosistemas zacatecanos. 

Específicamente sobre el tema del agua, prioritario en Zacatecas donde predominan los ambientes áridos y semiáridos, se consideró que es oportuno reformular el marco normativo que regula la extracción, almacenamiento y uso del agua. Asimismo, es fundamental considerar el manejo integrado de cuencas para la recarga de acuíferos, la inversión en infraestructura para cosechar agua y tecnificar el riego, así como implementar acciones para reducir la huella hídrica en sistemas de producción agropecuaria. 

En lo relacionado con la agrotecnología, los especialistas que participaron en el seminario coincidieron que es necesario transitar hacia sistemas de producción agroecológicos; formar más capital humano y multiplicar las escuelas de campo; así como generalizar la Agricultura de Conservación con mejores prácticas de mecanización, diversificación productiva, cultivos de ciclo corto, manejo integral de plagas y enfermedades.

También es necesario, señalaron los especialistas, desarrollar circuitos cortos de comercialización, impulsar esquemas de economía social, poner énfasis en el trabajo conjunto con agricultores y fomentar la cooperación entre los sectores público, privado, académico y social. 

Con información de Guillermo Libreros González.