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Glomalina, un bioindicador del efecto de la agricultura de conservación sobre la calidad del suelo

Rastrojo de maíz como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Rastrojo de maíz como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La materia orgánica tiene un papel fundamental en la calidad y la salud del suelo. Los niveles de carbono, la presencia de ácidos húmicos —sustancias que resultan de la descomposición de la materia orgánica y favorecen el crecimiento de las plantas—, y la glomalina, por ejemplo, son algunos indicadores del estado de los suelos que están relacionados con la presencia de materia orgánica.

La glomalina, específicamente, es una proteína implicada en la simbiosis entre las plantas y algunos hongos benéficos. La glomalina tiene efectos positivos sobre las propiedades físicas y químicas de los suelos, ya que esta sustancia pegajosa favorece la formación de conglomerados o agregados, una etapa fundamental en la creación del suelo.

El contenido de glomalina es un bioindicador del mejoramiento en la calidad del suelo que promueve la agricultura de conservación”, señalan los investigadores responsables de la plataforma de investigación Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí, donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Para evaluar el efecto de la agricultura de conservación en el contenido de glomalina en el suelo, los investigadores evaluaron siete tratamientos: barbecho más rastra, rastra, multiarado, labranza cero sin rastrojos, labranza cero con 33 % de rastrojo como cobertura, labranza cero con 66 % de rastrojo como cobertura y labranza cero con la totalidad de los rastrojos como cobertura del suelo.

El efecto acumulado de 25 años continuos con agricultura de conservación permitió incrementar en un 34 % la glomalina total con respecto al barbecho más rastra —práctica convencional que prevalece en la zona—. Al incrementarse la glomalina, se mejoró la estructura del suelo y se facilitó un mejor desarrollo de la raíz del cultivo para lograr rendimientos de maíz superiores a las 10 toneladas por hectárea contra 6.5 toneladas por hectárea que se obtuvieron con el método tradicional de barbecho más rastra”, puntualizan los responsables de la plataforma.

El incremento de la glomalina como resultado de los efectos acumulados de la agricultura de conservación es relevante porque, además de lo descrito, esta proteína está asociada al almacenamiento de carbono en el suelo. De hecho, existen programas de investigación que la estudian como una opción para indicar la cantidad del elemento en programas de comercio de créditos de carbono.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores —de la que forma parte la plataforma Soledad de Graciano Sánchez— es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Alternativas para una agricultura sustentable en el Valle del Mezquital

Agricultores de Hidalgo siendo asesorados por técnicos del Hub Valles Altos del CIMMYT. (Foto: Hub Valles Altos-CIMMYT)
Agricultores de Hidalgo siendo asesorados por técnicos del Hub Valles Altos del CIMMYT. (Foto: Hub Valles Altos-CIMMYT)

El Valle del Mezquital es considerado el granero de Hidalgo. A pesar de ser una zona árida tiene una importante producción agrícola debido a la presencia de canales de riego de aguas residuales provenientes de la Zona Metropolitana del Valle de México.

En esta región alrededor de 60% de la población —con notable presencia de la comunidad otomí— se dedica a la agricultura. Los productores, sin embargo, enfrentan numerosos problemas, como la poca rentabilidad, la pérdida de la calidad de los suelos y la consecuente disminución del tonelaje de producción.

“La agricultura en el Valle del Mezquital se basa en la labranza convencional donde se utiliza una cantidad excesiva de maquinaria debido a la escasez de mano de obra en la región. Esto ha provocado la compactación de los suelos y el incremento en los costos de producción por hectárea cultivada”, comentan los responsables de la plataforma de investigación Francisco I. Madero, en el estado mexicano de Hidalgo, donde colaboran la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Además de la compactación del suelo, el riego en la zona es por inundación —una de las formas de riego donde más agua se desaprovecha— y se utilizan aguas residuales provenientes del Valle de México —lo cual implica riesgos sanitarios potenciales—, así que se unen varios efectos adversos que hacen necesario impulsar una agricultura sustentable para mantener o incrementar el rendimiento, generar el bienestar en la región y conservar los recursos naturales”, enfatizan los responsables de la plataforma.

Para brindar alternativas a los productores a fin de que adopten las prácticas sustentables más adecuadas para sus sistemas productivos, en la plataforma se validan distintas tecnologías. Recientemente, por ejemplo, se evaluó el efecto de la rotación de los cultivos, la práctica de labranza y el manejo del rastrojo.

En el año 2021 el tratamiento que reportó el mayor rendimiento de maíz —16.6 toneladas por hectárea (t/ha)— fue el de la rotación de maíz en primavera-verano y avena en otoño-invierno, con cero labranza y dejando la totalidad de rastrojos sobre la superficie como cobertura; el tratamiento con el menor rendimiento (14 t/ha) fue el de maíz en primavera-verano y un cultivo de cobertura en otoño-invierno, con labranza convencional y removiendo todos los rastrojos.

En el año 2022 los resultados fueron similares, observándose que el tratamiento con la rotación de maíz-avena con cero labranza y cobertura del suelo con rastrojos tuvo un rendimiento de alrededor de dos toneladas por hectárea superior al del tratamiento de maíz con cultivo de cobertura, labranza convencional y sin rastrojos —21.1 y 18.8 t/ha, respectivamente—.

Con estos resultados, los responsables de la plataforma señalan que “la implementación de la agricultura de conservación permite incrementar y mantener el rendimiento del maíz. Dejar los cultivos de cobertura sobre el suelo permite que año con año el rendimiento se mantenga”.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores —de la que forma parte la plataforma Francisco I. Madero— es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Cultivos alternativos para mejorar la fertilidad de los suelos

Cultivo de dólicos, 28 de octubre del 2021, en la plataforma de investigación Comitán. (Foto: Rivas, Solís, Espinosa, Márquez)
Cultivo de dólicos, 28 de octubre del 2021, en la plataforma de investigación Comitán. (Foto: Rivas, Solís, Espinosa, Márquez)

La Meseta Comiteca es una región en el estado mexicano de Chiapas que destaca por su diversidad cultural y riqueza natural —allí se encuentra, por ejemplo, la Reserva de la Biosfera Lagunas de Montebello—. En esta región, la agricultura se desarrolla en condiciones de temporal, siendo el maíz y el frijol los cultivos principales cuyos esquilmos o rastrojos suelen quemarse o removerse total o parcialmente, o bien, sirven de alimento para ganado. 

Además de la poca diversidad de cultivos —el maíz y el frijol se establecen regularmente como unicultivos o intercalados—, el hecho de quemar o remover los residuos de cosecha contribuye a la disminución de contenido de la materia orgánica del suelo y, a largo plazo, repercute en la disminución de la fertilidad y la productividad. De hecho, este agotamiento de los suelos constituye actualmente una de las limitantes para la agricultura de la región. 

Para ofrecer soluciones a los productores locales, en la plataforma de investigación Comitán —donde colabora el Instituto Tecnológico de Comitán y el CIMMYT— se evalúan diversos sistemas de producción y tecnologías agrícolas. Recientemente, por ejemplo, se evaluó el aporte de biomasa seca (residuos de cosecha) de distintos cultivos alternativos a fin de identificar aquellos que representen opciones viables para incrementar el contenido de materia orgánica de las parcelas de forma natural.  

Los cultivos establecidos fueron dólicos, chícharo gandul rojo, chícharo gandul negro, girasol, grasss pea, garbanzo y veza. Durante el ciclo agrícola, las condiciones de precipitación que se presentaron en la región afectaron negativamente el crecimiento y desarrollo de las plantas, lo que se manifestó en bajos rendimientos de grano y de biomasa. No obstante, uno de los cultivos que sobresalió en producción de biomasa seca bajo las condiciones prevalecientes fueron los dólicos”, señalan los responsables de la plataforma.  

Los dólicos (Dolichos lablab) son una leguminosa que sirve a diversos propósitos: puede usarse como cultivo de cobertura para controlar la erosión del suelo, como abono verde para incrementar su fertilidad, contribuye al control de malezas, sirve como forraje —permitiendo más de un corte— y crece en suelos de todas las texturas. Además, al ser una leguminosa contribuye a la fijación de nitrógeno en el suelo.  

De acuerdo con los resultados del ensayo, para la región el girasol también es una opción viable, seguido del chícharo gandul. No obstante, mencionan los investigadores, aún es necesario continuar con las evaluaciones de cultivos alternativos para la región.  

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes. 

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La apropiación social de la ciencia en las plataformas de investigación agrícola

Vista general de la plataforma de investigación Molcaxac, Puebla, instalada en el CBTA No. 305. (Foto: Torres y Nieves, 2023)
Vista general de la plataforma de investigación Molcaxac, Puebla, instalada en el CBTA No. 305. (Foto: Torres y Nieves, 2023)

La agricultura en el municipio de Molcaxac, en el estado mexicano de Puebla, se caracteriza por la prevalencia de prácticas convencionales —principalmente una labranza excesiva— bajo condiciones de temporal en suelos con un alto índice de degradación. Como consecuencia, los productores de la zona obtienen bajos rendimientos.

Para brindar soluciones a los productores locales, en la plataforma de investigación Molcaxac se buscan las mejores prácticas agrícolas para hacer frente a los efectos de la constante degradación del suelo. En esta plataforma, que cuenta con más de una década de promover sistemas sustentables, colaboran el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario no. 305 (CBTA 305) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

“En el ciclo primavera-verano 2021 se desarrolló un experimento bajo condiciones de temporal en el que se evaluó el efecto de la agricultura de conservación en comparación con la labranza convencional. Los 10 tratamientos establecidos incluyeron distintas combinaciones de estos sistemas: camas permanentes o labranza, cobertura del suelo o remoción del rastrojo, monocultivo de maíz o rotación con leguminosas, etcétera”, comentan los responsables de la plataforma.

“A pesar de las condiciones climáticas adversas, los tratamientos bajo agricultura de conservación mostraron los mejores resultados. El tratamiento bajo agricultura de conservación —camas permanentes, rotación de maíz criollo-frijol y cobertura del suelo con rastrojo—, en particular, mostró el rendimiento de maíz más alto en comparación con el tratamiento bajo labranza convencional en monocultivo”, puntualizan los investigadores.

Ensayos como el descrito confirman que la agricultura de conservación permite mejorar los rendimientos y hacer frente a los efectos del cambio climático en la producción de maíz. Además, reafirman el importante papel de las plataformas de investigación para brindar soluciones a las problemáticas de los productores locales.

Además de desarrollar y validar prácticas útiles que contribuyen a la solución de los problemas que los productores plantean, esta plataforma de investigación ha permitido desarrollar capacidades entre los jóvenes estudiantes de las carreras técnicas de Agricultura Sustentable y Producción Industrial de Alimentos que se imparten en el CBTA 305. Así, la plataforma impacta positivamente en la formación de los alumnos quienes contribuyen a difundir entre los productores locales (a veces sus propias familias) prácticas agrícolas sustentables e innovadoras.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Reducir costos sin sacrificar productividad

Maíz cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Maíz cultivado con agricultura de conservación. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

“La plataforma de investigación Ahome tiene diez años trabajando en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Nuestro objetivo es desarrollar, validar y promover sistemas sustentables con base en agricultura de conservación, con la finalidad de mejorar la productividad, la sustentabilidad y la rentabilidad de la agricultura de la zona a través de un buen manejo del suelo, agua y de los recursos naturales”, comenta Diego de Jesús Herrera Eguino, de la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sinaloa (AARFS), quien es responsable de dicha plataforma de investigación.

En esta plataforma, que surgió de la apuesta de los agricultores sinaloenses por la ciencia aplicada al campo, se evalúan diversas prácticas sustentables con el fin de identificar aquellas que permitan disminuir los costos sin reducir la productividad. Durante el ciclo otoño-invierno 2021-2022, por ejemplo, se establecieron ensayos para comparar agricultura de conservación y labranza convencional, validar un programa de riego en tiempo real, observar el efecto de la liberación de controladores biológicos de plagas (Trichogramma pretiosum, Crisoperla carnea y Coleomegilla maculata), optimizar la fertilización nitrogenada mediante uso del sensor GreenSeeker®, entre otros.

“En el comparativo por tipo de labranza se obtuvo un rendimiento de 18.4 toneladas por hectárea con labranza convencional y 18 toneladas por hectárea con agricultura de conservación. Aunque se observa una diferencia en favor de la labranza convencional, la mayor rentabilidad la obtenemos con la agricultura de conservación por el ahorro en costos en la preparación del suelo, principalmente. Además, el rendimiento es muy similar”, señala Diego.

Con una diferencia de más de 3 mil pesos por hectárea (3,443 MXN) y un menor impacto ambiental, el tratamiento con agricultura de conservación aporta evidencia de la viabilidad de este sistema de producción: “a través de varios ciclos agrícolas la plataforma ha demostrado las ventajas del manejo sustentable en el cultivo de maíz mediante la agricultura de conservación, sistema que nos permite reducir costos sin sacrificar productividad y, además, aplicando un manejo eficiente y racional de insumos y tecnologías en favor del medioambiente”, concluye el responsable de la plataforma.

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Avena y ebo, una alternativa que brinda servicios al medioambiente

Rebrote del cultivo avena-eso en la plataforma de investigación Acámbaro. (Foto: Mandujano-Ibáñez)
Rebrote del cultivo avena-eso en la plataforma de investigación Acámbaro. (Foto: Mandujano-Ibáñez)

En las áreas de riego de Guanajuato, México, se demanda gran cantidad de forraje, particularmente durante el ciclo otoño-invierno. La alfalfa y la avena son los cultivos forrajeros por excelencia en esta zona —se siembran un poco más de 44 mil hectáreas de alfalfa y cerca de nueve mil de avena (SIAP, 2021)—; no obstante, la alfalfa es perenne —su ciclo es muy largo, pudiendo crecer durante todo el año—, demanda gran cantidad de agua y reduce su producción en otoño-invierno. La avena, por su parte, a pesar de ser buena alternativa forrajera, es más nutritiva para los animales al mezclarse con ebo.

Ante este panorama en que se requieren alternativas de cultivo que puedan rotarse con el maíz y el sorgo producidos en primavera-verano, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) cultivaron avena y ebo bajo condiciones de riego y mediante agricultura de conservación a fin de validar si dicho cultivo es una opción viable para la producción de forraje en el contexto de la zona.

Con camas anchas permanentes y el 100 % del rastrojo de maíz sobre la superficie, la investigación se desarrolló durante el ciclo otoño-invierno 2020-2021 en la plataforma de investigación Acámbaro, en Guanajuato.

“Cuando el ebo llegó a floración y la avena a llenado de grano se realizó un corte a cuatro centímetros del suelo para inducir el rebrote de estos cultivos. Después del primer corte el rebrote de avena-ebo se utilizó como cultivo de cobertura y la siembra del maíz se realizó sobre el 100 % de dicho rebrote. Todos los datos sobre costos de producción, rentabilidad, producción de forraje y los asociados a los servicios ecosistémicos fueron registrados en una bitácora”, señalan los responsables de la plataforma de investigación.

“El costo total de producción hasta el empacado fue de cerca de 22 mil pesos (22 153 MXN), donde la fertilización y la cosecha corresponden al 42 y 25 %, respectivamente. Con respecto a la producción de forraje, el rendimiento de materia de avena-ebo achicalada con un 30 % de humedad fue de un poco más de 13 mil kilogramos por hectárea (13 089 kg/ha), lo cual, al empacarse en pacas de 40 kilogramos en promedio, resultó en 327 pacas por hectárea”.

Para los productores, la venta de las pacas significaría un beneficio económico, pero más allá de este, “el rebrote de avena-ebo contribuye a lograr la cobertura del suelo, lo cual impide la erosión y la emergencia de malezas. Además, al ser una leguminosa, el ebo ayuda a la fijación de nitrógeno, por lo que para el siguiente ciclo es posible obtener un mayor rendimiento de maíz”.

Cabe mencionar que en el ciclo primavera-verano 2019, en la misma plataforma, se sembró maíz sobre el 100 % de la biomasa de avena-ebo, entonces el rendimiento de maíz en ese tratamiento superó 16 % el rendimiento obtenido en el tratamiento de labranza convencional (15.13 t/ha) y en 1,6 % al tratamiento con agricultura de conservación donde no se realizó la práctica de sembrar sobre el 100 % de la biomasa de avena-ebo.

Por lo anterior, los investigadores de la plataforma concluyen que el cultivo de avena-ebo bajo condiciones de riego y mediante agricultura de conservación es una alternativa viable y rentable para la producción de forraje, siendo una opción de rotación en otoño-invierno con maíz o sorgo en primavera-verano. “De igual manera, la siembra de avena-ebo es una alternativa de cultivo de servicio que sirve como cobertura del suelo, impide la emergencia de maleza y contribuye a la fijación de nitrógeno atmosférico”.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Ante el cambio climático apuestan por agricultura de conservación

Validación de maíz híbrido en parcela experimental. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Validación de maíz híbrido en parcela experimental. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

“Aquí se realiza la comparación entre la labranza convencional y cero labranza; entre monocultivo de maíz y rotación maíz-arvejón; entre dejar el 100 % de los  residuos de cosecha, dejarlos parcialmente y retirarlos por completo; también se compara el efecto que tiene la sola fertilización nitrogenada y el que se logra aportando los tres macroelementos principales para los cultivos (nitrógeno, fósforo y potasio); se comparan los resultados al usar semilla de maíz híbrido y semilla de maíz criollo local; entre otros aspectos relevantes para los agricultores de la zona”, comentan los responsables de la plataforma de investigación Cuautempan, en Puebla, México.

La red de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes. Su intención es generar y validar prácticas y tecnologías sustentables que le permitan a los agricultores del mundo hacer frente a desafíos como los que impone el cambio climático.

Muchos agricultores no lo llaman cambio climático, pero lo reconocen: lluvias torrenciales o fuera de ciclo, inundaciones, sequías más prolongadas, etc. Aquí y allá estos fenómenos ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las comunidades, por eso es que para la red de plataformas que impulsa el CIMMYT la investigación colaborativa es esencial. En la plataforma Cuautempan, por ejemplo, colaboran el CIMMYT y la Unión Rural de Productores de Cuautempan y Tetela.

En un año con disminución de lluvia en los primeros cinco meses, como fue en el que se desarrolló el ciclo primavera-verano 2021, la agricultura de conservación confirmó su mejor margen de rendimiento y de utilidad, así como el cultivo invernal y la cobertura de rastrojos”, señalan los investigadores de la plataforma quienes puntualizan que “los tratamientos de agricultura de conservación fueron los que presentaron una mejor rentabilidad. El arvejón, uno de los cultivos de rotación, continúa siendo una alternativa para mejorar la rentabilidad pese a que ha disminuido su producción en la zona”.

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Milpa, frutales y cultivos diversificados en las zonas de ladera de Oaxaca

Sistema milpa intercalada con árboles frutales con cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno 2022 en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, México. (Foto: AMDSL)
Sistema milpa intercalada con árboles frutales con cultivos de rotación en el ciclo otoño-invierno 2022 en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, Oaxaca, México. (Foto: AMDSL)

La Sierra de Flores Magón, en el estado mexicano de Oaxaca, se caracteriza por su accidentado relieve. Allí se encuentra la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl, en la cual colaboran la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para identificar y validar las mejores prácticas para los agricultores de la región.

En la plataforma se están generando técnicas adaptativas bajo el sistema de milpa intercalada con arboles frutales (MIAF) y con prácticas agronómicas sustentables mediante la rotación de cultivos de invierno y diversificación de cultivos”, comentan los investigadores responsables de la plataforma.

El sistema MIAF es una práctica estructurada por investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y optimizada por productores innovadores mediante un proceso de integración de ciencia y conocimiento tradicional a través de la red de innovación que impulsa el CIMMYT. En la base de este sistema están los saberes tradicionales de agricultores indígenas de Huejotzingo, Puebla, donde ha sido muy útil para la agricultura en laderas de ese estado y de varios más del sur-sureste mexicano, como en el caso de las zonas de ladera de Oaxaca.

“La parcela MIAF consiste en dos subparcelas: una, aguas arriba —para reducir la velocidad de los escurrimientos del agua de lluvia— y, otra, debajo de la línea de árboles. La preparación de suelo se realizó con el sistema roza, tumba y pica, que es una opción a la roza, tumba y quema y la cual consiste en incorporar materia orgánica al suelo en lugar de quemarla”, puntualizan los investigadores.

“Al ser una parcela en rehabilitación después de 10 años de producción, se tiene alto contenido de materia orgánica (5,54%) y muy baja fertilidad del suelo. En estas condiciones se produjeron 680 kilogramos por hectárea (kg/ha) de haba y 590 kg/ha de trigo con un costo de producción de $16 726 (MXN) y $15 150 (MXN), respectivamente”.

Con respecto a la validación de la canola como un cultivo melífero favorable para la producción de miel, los investigadores señalan que “El néctar abundante de la canola tiene un buen perfil de azúcar para la producción de miel, con una producción de 670 kg/ha a un costo de $12 560 (MXN)”.

Así, en la plataforma de investigación San Jerónimo Tecóatl se está generando conocimiento útil que es compartido con las comunidades a través de los distintos proyectos y acciones que impulsa el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y sus distintos colaboradores en el estado.

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Agricultura de conservación para trigo y cártamo

Trigo en plataforma Cajeme II, Sonora, 17 de marzo de 2022. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Trigo en plataforma Cajeme II, Sonora, 17 de marzo de 2022. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

La plataforma de investigación Cajeme II se estableció en 2013 y, desde entonces, en ella se evalúan diferentes prácticas agronómicas dentro de un sistema de producción de trigo en condiciones de riego, atendiendo las necesidades de los productores del Valle del Yaqui y del Valle del Mayo, zonas altamente productivas del estado de Sonora, en el norte de México.

“Entre los aspectos que se estudian en esta plataforma están distintas prácticas de labranza, manejo de rastrojo, número de riegos de auxilio, rotación de cultivos y número de hileras del cultivo de trigo”, puntualizan los investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) responsables de la plataforma.

Al ser una zona altamente productiva, el uso de insumos es elevado y también lo es el costo de la producción y el impacto ambiental. En este sentido, en la plataforma de Cajeme II se buscan opciones que permitan mantener una alta productividad, pero de forma sustentable y rentable.

En el ciclo otoño-invierno 2021/22 se establecieron diversos tratamientos donde “los mayores rendimientos de trigo (promedio de 9.2 t/ha) fueron obtenidos después de cártamo, sea en rotación anual o en primer año después de cártamo en rotación de tres años”, comentan los responsables de la plataforma para ilustrar los beneficios de la diversificación de cultivos (en este caso mediante rotaciones), uno de los componentes básicos de la agricultura de conservación.

“Se entiende por agricultura de conservación al sistema de producción basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. En esta plataforma este sistema es evaluado para brindar a los agricultores de la zona las mejores recomendaciones para su implementación y adopción, dados los amplios beneficios que ofrece, particularmente para el manejo y conservación de suelo y agua”, señalan.

“Con cuatro riegos de auxilio el rendimiento de monocultivo de trigo con labranza convencional fue de 7,3 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que con camas permanentes (que permiten la cero o mínima labranza) aumentó 0,3 t/ha. Con tres riegos de auxilio, que es la práctica del agricultor con labranza convencional, tuvo el rendimiento más bajo (6.7 t/ha), mientras que, al convertir a camas permanentes el rendimiento fue mayor (7.1 t/ha)”, puntualizan los responsables de la plataforma.

Para el caso del cártamo los resultados más notables también están asociados a aquellos tratamientos con diversificación de cultivos, lo que suma razones para que los productores opten por la agricultura de conservación como opción viable y pertienente para reducir el impacto ambiental y lograr producciones más sostenibles y rentables.

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Fortaleciendo el sistema milpa

Estimación de rendimiento de maíz en la plataforma Ocosingo, tras cuatro años de intervención. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)
Estimación de rendimiento de maíz en la plataforma Ocosingo, tras cuatro años de intervención. (Foto: Hub Chiapas-CIMMYT)

La región de Ocosingo juega un papel importante para el estado mexicano de Chiapas y, en general, para el sur de México. Ahí se encuentra la Reserva de la Biosfera Montes Azules, la reserva ecológica de selva alta perennifolia —que se caracteriza por tener el tipo de vegetación más exuberante de todos los ecosistemas existentes— que constituye el principal pulmón para la producción de oxígeno de la región.

En el plano cultural la región es rica y diversa: habitan diferentes grupos étnicos, como lacandones, tzeltales, tzotziles, choles y tojolabales, principalmente. Para estos grupos el maíz y la milpa son fundamentales para su alimentación, sin embargo, prevalece la práctica de la roza, tumba y quema con notables efectos, como la degradación de los suelos y la contaminación ambiental.

Un reto adicional para la agricultura en Ocosingo es que el 90 % de los terrenos se ubican en laderas con pendientes mayores a 20 % —es decir que por cada 100 metros que se avanza horizontalmente, se suben 20 metros—, ocasionando erosión por las fuertes lluvias y dejando suelos con baja fertilidad que resultan en bajos rendimientos que, en muchas ocasiones, no cubren las necesidades de alimento para las familias productoras.

Para incrementar la sustentabilidad y contribuir a la seguridad alimentaria de estas familias, en la plataforma de investigación Ocosingo —ubicada en el rancho San José, comunidad de San Miguel El Grande del municipio en mención— se buscan alternativas para fortalecer el sistema milpa. Así, en 2022, y luego de cuatro años de intervención, se evaluó la respuesta de diversos sistemas de producción a través de agricultura de conservación y otras prácticas sustentables.

“La plataforma se diseñó con el enfoque de la milpa biodiversificada —con asociaciones de maíz y leguminosas como dolichos y chícharo gandul de ciclo corto y ciclo largo— bajo el esquema de agricultura de conservación y milpa intercalada con árboles frutales. El diseño experimental incluyó la siembra de monocultivo de maíz, que es la práctica convencional en la región y que funcionó como testigo para ser contrastado con las innovaciones sustentables en donde no se quema, sino que se deja la totalidad del rastrojo”, señalan los investigadores responsables de la plataforma.

Al comparar los rendimientos de cuatro años de ser implementadas, la agricultura de conservación y la milpa intercalada con árboles frutales confirmaron ser “una buena alternativa para fortalecer el sistema milpa, sobre todo para las familias de escasos recursos económicos”, señalan los investigadores quienes puntualizan que el tratamiento con monocultivo de maíz con quema de rastrojos reportó un rendimiento de 1,18 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que el tratamiento de maíz en rotación con chícharo gandul de ciclo corto en franjas de doble hilera reportó 3,38 t/ha.

“Los ensayos que se están evaluando nos indican que sí es posible mejorar la producción de alimentos con el sistema milpa, beneficiar la biodiversidad tanto superficial como la del subsuelo, generar ingresos, capturar de carbono y, sobre todo, practicar una agricultura amigable con el medioambiente”, concluyen los investigadores.

La red de plataformas de investigación del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.