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Siendo sustentables han bajado sus costos de producción

Parcela de productor del bajío quien participa en Agriba Sustentable. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Parcela de productor del bajío quien participa en Agriba Sustentable. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable con muchos beneficios: «La agricultura de conservación es un enfoque en la producción agrícola que se centra en la conservación del suelo, el agua y la biodiversidad, así como en la reducción del uso de insumos químicos», explica el equipo técnico de Agriba Sustentable —una colaboración entre PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT—, el cual enfatiza en que este enfoque utiliza técnicas que maximizan el uso eficiente de los recursos naturales y minimizan el impacto ambiental.

En Irapuato, uno de los municipios de Guanajuato donde se desarrolla el proyecto, los productores han adoptado varias prácticas de agricultura de conservación, logrando una significativa reducción en los costos de producción. «Allí, las prácticas adoptadas por los productores han logrado disminuir los costos de producción hasta en 12 % solo en la preparación mecánica del suelo», puntualizan los técnicos del proyecto, agregando que ese ahorro se debe en gran parte a la reducción de la labranza y al mantenimiento de la cubierta del suelo.

La labranza reducida y el uso de cubiertas vegetales no solo disminuyen los costos de preparación del suelo, sino que también contribuyen a mantener los rendimientos al mismo nivel o incluso superiores al manejo convencional. «Al realizar labranza vertical en el fondo de la cama de siembra y mantener la cubierta vegetal del cultivo anterior se logra que la humedad del suelo se mantenga, previniendo que se presente estrés hídrico en el cultivo», mencionan.

Además de la reducción de costos, la agricultura de conservación ofrece varios beneficios adicionales:

  • Ahorro de tiempo y esfuerzo: Al no tener que preparar el suelo mediante el arado, se requiere menos trabajo y tiempo.
  • Ahorro de combustible: La mínima labranza reduce el consumo de combustible y la emisión de gases contaminantes.
  • Mayor conservación del suelo: Ayuda a mantener la estructura del suelo y a prevenir la erosión, mejorando también la vida del suelo al promover la actividad de microorganismos beneficiosos y la retención de humedad.
  • Mayor rendimiento: Se logran rendimientos más altos que con la siembra tradicional, debido a que el suelo se mantiene más húmedo y se reduce el crecimiento de malezas.

La agricultura de conservación no solo es económicamente ventajosa, sino que también es ambientalmente sostenible. Estas prácticas ayudan a preservar los recursos naturales y a reducir el impacto ambiental de la agricultura. Mantener la estructura del suelo y prevenir la erosión son fundamentales para la sostenibilidad a largo plazo.

A pesar de sus numerosos beneficios, la agricultura de conservación también presenta desafíos, como la necesidad de un mayor conocimiento y habilidades por parte de los agricultores. Por ello, «el equipo técnico de Agriba se enfoca en capacitar y asesorar a los productores de la región Bajío que estén dispuestos a colaborar y contribuir a la adopción de prácticas sostenibles».

Con el apoyo de PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT, los agricultores del Bajío están aprendiendo a implementar prácticas que no solo reducen los costos y mejoran los rendimientos, sino que también protegen el medioambiente. Esta combinación de beneficios económicos y ambientales hace de la agricultura de conservación una opción atractiva y viable para el futuro de la agricultura en México.

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Su parcela ahora es un ejemplo de por qué no quemar el rastrojo es mejor

Abigail, productora guanajuatense que participa en Agriba Sustentable. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Abigail, productora guanajuatense que participa en Agriba Sustentable muestra los efectos positivos de la agricultura sustentable que ha notado en su parcela. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

Uno de los impactos medioambientales negativos atribuido a la agricultura es su contribución al cambio climático por el uso de combustibles fósiles y la persistencia de prácticas como las quemas agrícolas. En años recientes, el calentamiento global se ha hecho más notorio, reflejándose en el incremento de la temperatura y en la mayor variabilidad del régimen de lluvias que generalmente incide de manera negativa sobre la agricultura y la ganadería, sectores altamente dependientes del clima.

El Bajío es una de las zonas productoras de grano más afectadas por quemas agrícolas. En este sentido, son notables esfuerzos como los que PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT realizan a través de la iniciativa Agriba Sustentable, una alianza estratégica que promueve entre los productores prácticas sustentables con el objetivo de que los productores mitiguen y se adapten a las nuevas circunstancias impuestas por el cambio climático.

“Al participar en este proyecto he reducido los costos de producción en muy buena medida, se ha reducido el tiempo en la preparación del suelo y además tenemos la satisfacción de ser parte de la reducción de quemas agrícolas y en la reducción de emisiones de gases que contaminan el ambiente”, comenta Abigail, productora de Purísima de Ramírez, en Pénjamo, quien participa en Agriba Sustentable.

Abigail siempre ha estado interesada por el cuidado del medioambiente, así que se acercó a los técnicos de Agriba Sustentable para conocer alternativas que le permitieran evitar la quema del rastrojo de sus cosechas y aprovecharlo a la vez.

Actualmente en sus parcelas estamos trabajando con la siembra sobre el 100 % de rastrojo, la siembra en camas permanentes, usos de agentes biológicos para el control de enfermedades (Trichoderma harzianum) y una fertilización integral.

La productora Abigail muestra los residuos de cosecha que ahora usa como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
La productora Abigail muestra los residuos de cosecha que ahora usa como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

“El seguimiento técnico que me han brindado ha sido muy importante para hacer estas nuevas prácticas. También ha sido muy importante que haya herramientas adaptadas para estas labores, sobre todo al momento de la preparación del suelo y siembra”, señala Abigail.

Los buenos resultados que ha obtenido la han hecho una productora referente de la zona. De hecho, “productores vecinos a mi parcela han adoptado algunas de las prácticas que yo ahora hago, y de aquí de localidad me han llegado a preguntar sobre el manejo que le doy al trigo porque tienen la intención de replicar lo que estoy haciendo”.

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En un pueblo de Salamanca

Parcela participante en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío mexicano. (Foto: Hub Bajío-CVIMMYT)
Parcela participante en el proyecto Agriba Sustentable en el Bajío mexicano. (Foto: Hub Bajío-CVIMMYT)

Desde joven, Óscar había mostrado un gran interés por la tecnología y la ingeniería, y tras graduarse de la universidad, comenzó su carrera en la industria manufacturera. Durante dos décadas trabajó en diversas empresas y, aunque disfrutaba su trabajo y tenía un éxito innegable, siempre sintió una conexión especial con la tierra y la agricultura.

La historia de Óscar está fuertemente ligada a las parcelas de su padre en una región altamente productiva de Salamanca, Guanajuato. “Mi padre fue un agricultor apasionado toda su vida y me enseñó las técnicas de labranza de suelo desde que era un niño. Juntos, cultivamos maíz, frijoles, hortalizas y muchas otras cosechas”, relata Óscar, rememorando que las horas que pasó en el campo con su padre son algunos de los momentos más felices que tengo de su infancia.

A medida que Óscar se sumergía en su carrera en la industria, su tiempo en las parcelas familiares se reducía cada vez más. Sin embargo, nunca dejó de pensar en ese lugar y en la sensación de paz y plenitud que experimentaba allí.

Un día, mientras visitaba a su padre, Óscar se encontró frente a un dilema. «Mi padre estaba envejeciendo y ya no podía cuidar las parcelas como antes. Las tierras estaban descuidadas y necesitaban atención urgente. Supe que debía tomar una decisión importante y elegir continuar con mi carrera en la industria o regresar a las raíces y revivir las parcelas de mi padre”.

Tras noches de reflexión y conversaciones con su familia, Óscar decidió dejar su exitosa carrera en la industria y dedicarse a la agricultura en las parcelas de su padre. Sabía que sería un desafío, pero también sentía que era el camino que debía seguir.

“Con el mismo enfoque que había aplicado en la industria, comencé a revitalizar las parcelas. Implementé técnicas modernas de agricultura y sistemas de riego eficientes”, cuenta, relatando que también se dedicó a la investigación de prácticas agrícolas sustentables y orgánicas, a fin de ejercer una agricultura más respetuosa del medioambiente.

“Los primeros años fueron difíciles”, pero Óscar nunca se rindió y, a medida que las parcelas cobraban vida nuevamente, comenzó a producir cosechas de alta calidad que atrajeron la atención de los mercados locales. Su compromiso con la agricultura sustentable y su amor por la tierra se convirtieron en su sello distintivo.

Con el tiempo, Óscar no solo restauró las parcelas de su padre, sino que las expandió y modernizó. Desde entonces, es un defensor apasionado de la agricultura responsable y actualmente promueve prácticas sostenibles en toda la región en el marco de proyectos como Agriba Sustentable (una alianza estratégica entre Pepsico, Grupo Trimex y CIMMYT), en el que participa con la satisfacción de compartir con la sociedad la profunda satisfacción que experimenta en su nueva vida como agricultor, con la que descubrió que la conexión con la tierra y la herencia de su padre le brindan una riqueza y plenitud sin par.

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Implementos que facilitan la adopción de la agricultura de conservación

Cincel roturador. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)
Cincel roturador. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)

Uno de los beneficios de implementar agricultura de conservación es que al reducirse el laboreo del suelo se tienen ahorros en ese proceso. Sin embargo, la poca disponibilidad de maquinaria especializada para este sistema de producción es una de las principales limitantes para su adopción.

Por lo anterior, a través de Agriba Sustentable se brindan alternativas para que los productores que participan en esta iniciativa de PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT dispongan de alternativas para adoptar la agricultura de conservación, donde la mínima remoción del suelo —o labranza mínima— favorece la calidad, estructura y cantidad de materia orgánica del suelo.

Si bien la maquinaria convencional no está diseñada para hacer agricultura de conservación, es posible hacer adaptaciones a la maquinaria convencional. Así, “a través del acompañamiento técnico se les facilita a los productores la adopción de este tipo de agricultura con la utilización de implementos con los que ellos mismos cuentan”, comenta el equipo técnico de Agriba en Guanajuato.

“Uno de los principales implementos que hemos utilizado es el molino que traen las trilladoras. Lo estamos utilizando para trozar el rastrojo y esparcirlo homogéneamente sobre la parcela. Otro implemento que estamos usando es la desmenuzadora o desvaradora. Esta tiene el mismo objetivo: facilitar el manejo de los residuos de cosecha”, señalan los técnicos de Agriba, enfatizando en que esto ha sido particularmente útil para que los agricultores observen “la importancia o ventaja que les da el manejo de los rastrojos”, particularmente en lo referente a conservar la humedad del suelo.

“Otra herramienta de gran utilidad, sobre todo en el ciclo primavera-verano, es el rastrillo de cuatro aros en forma de V, el cual ayuda a acordonar el rastrojo del ciclo otoño-invierno (trigo o cebada) en el centro de la cama ancha permanente, dejando libre las líneas de siembra para el maíz o sorgo y favoreciendo la colocación de la semilla en el suelo”, continúan los técnicos.

Desmenuzadora (izquierda) y rastrillo de cuatro aros (derecha). (Fotos: Hub Bajío-CIMMYT)
Desmenuzadora (izquierda) y rastrillo de cuatro aros (derecha). (Fotos: Hub Bajío-CIMMYT)

“Una de las herramientas que sí fueron diseñadas —por CIMMYT en colaboración con la Sembradoras Dobladenses en el marco de un proyecto estatal— especialmente para este tipo de agricultura es el cincel roturador, el cual permite hacer un mínimo laboreo del suelo, preparar las camas de siembra y hacer más eficiente la siembra en una misma pasada, logrando un mayor porcentaje de germinación y mayor captación de agua con ayuda del subsuelo”, explican.

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT cuyo propósito de impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano mediante tecnologías pertinentes y sostenibles, entre ellas la mecanización a escala adecuada y con enfoque climáticamente inteligente.

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Producción sustentable de trigo con dosis adecuadas de nitrógeno

Uso de sensores ópticos para la determinación de dosis de nitrógeno. (Foto: Hub Bajío / CIMMYT)
Uso de sensores ópticos para la determinación de dosis de nitrógeno. (Foto: Hub Bajío / CIMMYT)

La producción del trigo depende, entre otros factores, del manejo de la fertilidad de los suelos. Así, independientemente de la fuente utilizada, se deben suministrar nutrientes en cantidades adecuadas para obtener los rendimientos esperados. La manera más adecuada para conseguir estos rendimientos se basa en cuatro principios básicos de fertilización: fuente, dosis, momento y lugar. La aplicación de estos cuatro pasos permite incrementar y mantener la producción.

Otro aspecto a considerar en la fertilización es que los requerimientos nutritivos de las plantas no son fijos, sino que cambian con las diferentes etapas de crecimiento de la planta, las características físicas y químicas del suelo, la disponibilidad de agua, luz, temperatura y otros factores. En este sentido es importante tener claro cuál es la dosis adecuada que debemos aplicar al cultivo dependiendo su etapa fenológica y su requerimiento de algún nutriente en específico.

En el caso del nitrógeno, que es un elemento indispensable en la producción de granos, su correcta aplicación y dosificación depende de diversos factores, principalmente abióticos —es decir, los elementos no vivos que interactúan con los cultivos, como el suelo, el clima, el agua—, lo que contribuye a que los productores no logren aplicar en la mayoría de los casos una dosis adecuada de este elemento, derivando muchas veces en una sobre dosificación que, además de encarecer los costos de producción, no se refleja en un aumento del rendimiento.

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y CIMMYT cuyo propósito es impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano, particularmente en los estados de Guanajuato y Michoacán. En Valle de Santiago, Guanajuato, por ejemplo, se está brindando acompañamiento técnico a 15 productores de trigo de riego de diversas localidades, entre ellas La Isla, Charco de Pantoja, Cerro Colorado y San Isidro del Pitayo, donde se establecieron módulos demostrativos en colaboración con productores locales que son reconocidos en la zona por su apertura a la innovación y altos rendimientos de producción.

Con prácticas sustentables, se logró bajar hasta un 20% la cantidad de nitrógeno a aplicar, sin afectar el rendimiento de trigo” comenta Arturo Buenavista, especialista técnico de Agriba Sustentable. De esta forma se puede mejorar tanto la sustentabilidad como la rentabilidad para los productores.

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Enlace 64: Mecanización agrícola sustentable

Desde el año 2019 el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve la mecanización agrícola en países de Asia y África con el objetivo de aumentar la productividad agrícola y la creación de oportunidades de empleo, adaptando y adoptando innovaciones técnicas y organizativas en las cadenas de valor agroalimentarias.

Recientemente, en el marco del programa de los Centros de Innovación Verde para el Sector Agrícola y Alimentario (GIC) —que la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ, por sus siglas en alemán) ha puesto en marcha en 14 países africanos, India y Vietnam—, expertos en del CIMMYT han desarrollado un amplio trabajo sobre mecanización agrícola sostenible. Sobre estos esfuerzos da cuenta la edición 64 de la Revista EnlACe.

A través del proyecto Centros de Innovación Verde, financiado por el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ) de Alemania y ejecutado por la GIZ, el CIMMYT contribuye a modernizar e innovar una gran cantidad de cultivos y cadenas de valor agrícolas. Los expertos del CIMMYT asesoran y apoyan a los GIC individuales para anclar de manera sostenible las innovaciones de mecanización poscosecha y cuestiones amigables con el género, fomentar las relaciones comerciales Sur-Sur y fortalecer las estructuras de desarrollo de competencias y capacidades en ambos continentes.

El número 64 de la Revista Enlace también incluye contenidos sobre proyectos innovadores que el CIMMYT y sus colaboradores impulsan en territorio nacional, como Aguas Firmes, con Grupo Modelo y GIZ; Agriba Sustentable, con Pepsico México y Grupo Trimex; y el proyecto con Walmart Foundation que en el sur-sureste de México busca mejorar la sustentabilidad, el liderazgo comunitario y la asociatividad como base para el desarrollo de los agricultores de pequeña escala.

La edición XIV (64) de la Revista Enlace del CIMMYT está disponible en línea para su descarga gratuita en el siguiente enlace:

Revista Enlace - Edición XIV (64)
Revista Enlace – Edición XIV (64). CLIC EN LA IMAGEN PARA DESCARGAR.

Te animamos a revisar las páginas de esta revista y explorar las perspectivas y soluciones innovadoras que están impulsando la agricultura sustentable a nivel global. No dudes en compartir esta edición con colegas, amigos y todos aquellos interesados en la agricultura sustentable y el mejoramiento de cultivos. Juntos, podemos construir un futuro más sustentable. ¡Feliz lectura!

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Soluciones ambientales desde la agricultura

Técnicos de Agriba Sustentable durante asesoría a productores. (Foto: CIMMYT)
Técnicos de Agriba Sustentable durante asesoría a productores. (Foto: CIMMYT)

En un contexto de cambio climático, donde la preservación de los recursos naturales se posiciona como tarea fundamental para garantizar la alimentación de la humanidad, la agricultura brinda la oportunidad de generar un impacto positivo en el medioambiente del que dependemos todos. Aunque es cierto que el sector agrícola ha contribuido a las emisiones de gases de efecto invernadero, este hecho también constituye una ocasión valiosa para implementar cambios significativos y sostenibles.

De acuerdo con el Informe sobre la Brecha de Emisiones 2022 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la transformación en todos los sectores y a todos los niveles puede conducir a una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030. Consolidar sistemas productivos sustentables es, en ese sentido, una tarea clave para todas las sociedades.

“En las parcelas involucradas en el proyecto las emisiones de CO2 fueron 17,7 % menores. Estas parcelas emitieron 2,32 toneladas por hectárea (t/ha), mientras que las del testigo regional (con prácticas convencionales) fueron de 2,82 t/ha”, señala el equipo técnico de Agriba Sustentable, proyecto a través del cual PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) están impulsando en el Bajío mexicano la transición hacia una agricultura sustentable, productiva y resiliente.

El pilar de las prácticas sustentables promovidas por el proyecto es la agricultura de conservación. Con este sistema los residuos agrícolas, o rastrojos, son aprovechados en lugar de ser quemados, evitando así la contaminación por quemas agrícolas y favoreciendo la captura de carbono debido al aumento de la materia orgánica. También se minimiza la labranza y de esta manera se ayuda a que el suelo recupere importantes funciones ecosistémicas —como la regulación del clima y la continuidad del ciclo del agua gracias a que mejora la infiltración—, reduciendo además el número de pasos de maquinaria, lo que significa un menor uso de combustibles fósiles y, en consecuencia, menos emisiones de GEI.

Adicionalmente, los técnicos del proyecto promueven análisis de suelos, prácticas de fertilidad integral y el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada. Esto es muy relevante porque si bien el nitrógeno es esencial para las plantas, una importante cantidad de este nutriente se pierde por escurrimientos, erosión o volatilización, potenciando el riesgo de contaminación ambiental, sobre todo de cuerpos de agua. De hecho, se estima que en México y otros países en desarrollo las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18 %.

“El sensor GreenSeeker® es una herramienta de diagnóstico que nos permite conocer la cantidad exacta de unidades de nitrógeno requerida por el cultivo establecido. Esta práctica está siendo de gran ayuda para los productores del proyecto porque les permite reducir los costos en producción. En este ciclo, por ejemplo, han logrado reducir entre 80 y hasta 150 kilogramos de urea —una de las fuentes más habituales de nitrógeno en agricultura— por hectárea, lo que equivale un ahorro de entre $1 326 a $2 475 por cada hectárea sembrada”, señala el equipo técnico de Agriba.

Por sus beneficios económicos y ambientales, las prácticas promovidas por Agriba Sustentable contribuyen a que el campo mexicano transite hacia esquemas de abasto responsable y producción sostenible, haciendo que la agricultura pase de ser un problema a una solución ante los retos derivados del cambio climático y las coyunturas socioeconómicas que impactan a los sistemas agroalimentarios en todo el mundo.

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Ahorrar cultivando sustentablemente

Trigo sobre rastrojo de maíz en parcela participante en Agriba Sustentable en Guanajuato, México. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)
Trigo sobre rastrojo de maíz en parcela participante en Agriba Sustentable en Guanajuato, México. (Foto: Hub Bajío-CIMMYT)

De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria, cerca del 74 % de las unidades de producción en México tienen como principal problemática los altos costos de insumos y servicios, seguida de la dificultad para la comercialización, la falta de capacitación y asistencia técnica, así como la pérdida de la fertilidad del suelo.

Existen iniciativas que, a partir de este contexto, están impulsando nuevos esquemas de abastecimiento basados en una producción sostenible de granos básicos. Agriba Sustentable, por ejemplo, es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que está impactando positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano.

De acuerdo con los resultados del primer año de Agriba Sustentable, los productores de las parcelas involucradas en el proyecto tuvieron ahorros de alrededor del 22 % en los costos de producción por hectárea.

“El proyecto favorece la vinculación con otros productores y organizaciones de la zona para replicar los manejos agronómicos más pertinentes para cada parcela. Con el productor Óscar González, por ejemplo, se implementó la siembra en camas permanentes —las cuales permiten optimizar el manejo del agua y controlar el tráfico de la maquinaria—, el uso de maquinaria especializada en agricultura de conservación y la inoculación de la semilla con agentes biológicos que previenen enfermedades y plagas”, menciona Humberto Olvera, del equipo técnico de Agriba Sustentable.

“Con Óscar utilizamos el cincel roturador, un nuevo implemento —desarrollado por especialistas en mecanización inteligente del CIMMYT en vinculación con Sembradoras Dobladenses, dedicada a la fabricación de maquinaria agrícola— con el que logramos reducir las prácticas de preparación del terreno y con ello el consumo de combustible”, precisa Humberto.

Para Óscar los ahorros en los costos de producción fueron notables: ahorro en el consumo de agua, menos pasos de maquinaria y menos combustible, incluso optimizó el tiempo dedicado a las labores en su parcela. Como él, otros productores que participan en Agriba Sustentable también han optado por prácticas innovadoras para mantener su rentabilidad, pero con el beneficio adicional de saber que el impacto va más allá de sus bolsillos y también beneficia al medioambiente y a la sociedad en general al promover una cadena de valor basada en una producción sustentable.

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¿Por qué optar por prácticas innovadoras en agricultura?

Cultivo de maíz en cero labranza rotación trigo, lado izquierdo removiendo rastrojo, lado derecho con retención. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de maíz en cero labranza rotación trigo, lado izquierdo removiendo rastrojo, lado derecho con retención. (Foto: CIMMYT)

Hace más de tres décadas (desde 1991) que en esta plataforma de investigación se evalúa el efecto del tipo de labranza, manejo de rastrojo y rotación de cultivos en condiciones de temporal. Específicamente “el sistema convencional de barbecho, monocultivo de maíz y remoción de rastrojo se compara con prácticas innovadoras como cero labranza, camas permanentes, retención de rastrojo y rotación con trigo, frijol o cebada con chícharo forrajero”, mencionan los responsables de la plataforma de investigación Texcoco I, en el estado de México.

Hacer este tipo de evaluaciones es importante en un contexto donde la adopción de prácticas agrícolas sustentables sigue siendo baja y los desafíos que el cambio climático y diversos fenómenos socioeconómicos imponen a la producción global de alimentos van en aumento.

“Con una sequía inicial en mayo, junio y la primera quincena de julio que redujo el desarrollo de los cultivos, más una granizada que dañó al maíz a mediados de julio”, señalan los investigadores, es importante identificar los sistemas de producción más resilientes, es decir, aquellos que le permitan a los agricultores locales minimizar los daños por los distintos eventos climatológicos adversos.

La agricultura convencional de la zona, basada en un movimiento continuo y excesivo del suelo, así como en la remoción de los rastrojos, ya no es una opción: en el ciclo primavera-verano los rendimientos promedio del maíz con este tipo de labranza fueron de tan solo 3.8 toneladas por hectárea (t/ha). En contraste, aquellas parcelas donde se han aplicado una o varias prácticas de agricultura de conservación, o sus combinaciones, reportaron desde las 6.2 t/ha —rotación con trigo—, hasta las 7.6 t/ha —cero labranza o camas permanentes con rotación y suficiente rastrojo en la superficie—.

Con respecto al cultivo de trigo, con labranza convencional sus rendimientos fueron menores, contrario a los rendimientos obtenidos con cero labranza, donde el rendimiento fue más alto con alguna rotación y dejando todo o de manera parcial el rastrojo. Así, “con rotación de cultivo en cero labranza, el rendimiento es menor donde se remueve el rastrojo (1.6 t/ha) que cuando se deja todo sobre la parcela (5.2 t/ha) o de manera parcial (promedio de 4.6 t/ha)”, puntualizan los investigadores.

La plataforma de investigación Texcoco I forma parte de la red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores, la cual es una de las redes de investigación agrícola más grandes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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De la vista nace la sustentabilidad

Presentación del proyecto Agriba Sustentable en La Piedad, Michoacán, México. (Foto: Arturo Ortiz)
Presentación del proyecto Agriba Sustentable en La Piedad, Michoacán, México. (Foto: Arturo Ortíz)

“Ahora que miré cómo le hicieron ya voy a saber cómo hacerlo yo en mi parcela, porque no solo es por el ahorro económico, es la recuperación del suelo de las parcelas si no, ¿qué le vamos a dejar a las próximas generaciones a las que les tocará alimentar al mundo en el futuro?”, comenta Martín, productor de trigo de la comunidad de Cárdenas, en Salamanca, Guanajuato.

Como Martín, otros productores de trigo del Bajío mexicano han conocido e implementado la agricultura de conservación a partir de su asistencia a recorridos por las parcelas de otros productores que ya han adoptado ese sistema de producción sostenible en el marco del proyecto Agriba Sustentable, impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Estos recorridos por las parcelas donde ya se han adoptado innovaciones sustentables son clave para que otros productores no solo conozcan las prácticas y estrategias promovidas por el proyecto, sino que puedan interactuar con ellas y conocer de viva voz la experiencia de los productores que ya realizan agricultura sustentable”, menciona Humberto Olvera, quien forma parte del equipo que brinda acompañamiento técnico a los productores participantes.

Gracias a estrategias como los recorridos por parcelas, y otras acciones de difusión, durante el primer año del proyecto Agriba Sustentable en la región del Bajío mexicano se benefició a 202 productores, impactando en más de dos mil hectáreas en las cuales se implementaron prácticas sustentables basadas en la agricultura de conservación, un sistema enfocado a la conservación del suelo, el uso eficiente del agua y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

La agricultura de conservación tiene como componentes tres prácticas básicas: no mover el suelo o moverlo lo menos posible —esto favorece su estructura—, cubrirlo con rastrojos —así se protege al suelo de la erosión y se le aporta materia orgánica—, y diversificar los cultivos —esto ayuda a romper ciclos de plagas y enfermedades, además de favorecer una diversificación productiva o comercial—.

Ahora que miré el trigo entre el rastrojo se ve mejor que antes”, manifiesta Candelario, otro productor que está implementando tecnologías innovadoras en sus parcelas, mismas que conoció recorriendo parcelas como la de Marcelino (La Piedad, Michoacán), la cual “tiene más de 10 ciclos ininterrumpidos en el sistema de agricultura de conservación, incluyendo veza (Vicia sativa) como cultivo de servicio en los tres ciclos recientes, dando como resultado una tonelada más de grano en la zona del cultivo de la veza”, puntualiza Arturo Ortiz, también del equipo técnico de Agriba.

Agricultura de conservación, curvas de nivel, fertilidad integral, manejo agroecológico de plagas, son algunas de las tecnologías y prácticas sustentables que los productores pueden conocer durante los recorridos.

“En el recorrido de La Piedad visitamos la parcela de Jesús, la cual está en el primer ciclo bajo el sistema de agricultura de conservación, pero en comparación con el resto de las parcelas del productor donde hace un manejo convencional —se retira el rastrojo y hay movimiento continuo del suelo—, se nota un desarrollo óptimo del cultivo. También visitamos las parcelas de otros productores, como la de Ignacio, quien ha mejorado notablemente sus suelos, ya que en su zona hay problemas de sodicidad, suelos delgados y degradados. De hecho, en su parcela había zonas donde no se desarrollaban los cultivos y ahora ni se notan”, comenta Arturo Ortiz.

Así, de la misma voz de los productores participantes, Agriba Sustentable es un proyecto que impacta positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano, para quienes la adopción de prácticas y tecnologías sustentables propuestas representa además la posibilidad de integrarse a una cadena de valor sostenible, rentable y resiliente ante los efectos del cambio climático y las coyunturas socioeconómicas que impactan a los sistemas agroalimentarios en todo el mundo.