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Mejores suelos para las próximas generaciones

Parcela con cobertura de rastrojo en el Bajío. (Foto: Hub Bajío / CIMMYT)
Parcela con cobertura de rastrojo en el Bajío. (Foto: Hub Bajío / CIMMYT)

De acuerdo con las Naciones Unidas, a causa de la desertificación, la degradación de las tierras y la sequía cada año se pierden más de 12 millones de hectáreas de tierra —superficie similar a la de Corea del Norte— afectando a más de 3 mil millones de personas, particularmente en comunidades pobres y rurales. Con estos números, se estima que en los próximos 25 años la degradación de las tierras podría reducir la productividad agrícola hasta en un 12 %, haciendo que los precios de los alimentos aumenten hasta en 30 %. 

En este contexto, donde más de la mitad de los terrenos agrícolas del mundo presenta algún tipo de daño, y donde la conversión de terrenos en tierras de cultivo y la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas favorece la liberación a la atmósfera de gases de efecto invernadero, es urgente impulsar acciones que permitan tener suelos sanos y alimentos de mejor calidad de manera sostenible. 

Agriba Sustentable es una alianza estratégica entre PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A través de esta iniciativa se promueve entre los productores del Bajío mexicano prácticas sustentables —como la agricultura de conservación— que permiten cuidar el suelo y facilitan que el productor tenga mayores ganancias en comparación con las prácticas convencionales.

“Yo creo que es nuestra responsabilidad como agricultores dejarles a las próximas generaciones un mejor suelo. Con agricultura de conservación yo he estado viendo que el cultivo sufre menos, es más natural la fertilización, la nutrición del cultivo como que se hace más natural”, comenta Manuel Valerio, uno de los productores del Bajío que participa en el proyecto. 

La agricultura de conservación es un sistema sustentable que tiene como componentes básicos la mínima labranza, la cobertura del suelo con residuos agrícolas (rastrojos) y la diversificación de cultivos. Al implementar este sistema se pueden observar diversos beneficios: menos gasto de diésel, uso más eficiente del agua, menos malezas, suelos más sanos —con mejor estructura, mejor infiltración de agua y más materia orgánica— y ahorros en costos de producción en general. 

En el primer ciclo de Agriba Sustentable han participado más de doscientos productores, implementando en un poco más de dos mil hectáreas prácticas sustentables enfocadas a la conservación del suelo, el uso eficiente del agua y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero —al reducirse la labranza se favorece que los suelos cumplan con funciones ambientales importantes como la captura de carbono, y también se disminuye el número de pasos de maquinaria, lo que permite reducir el uso de combustibles fósiles—. 

En las parcelas que participaron en Agriba Sustentable durante este primer ciclo se redujo casi en 18 % la emisión de gases de efecto invernadero y se contribuyó a la optimización del consumo de agua. Además, los productores participantes tuvieron ahorros del 22 % en los costos de producción por hectárea. 

En un escenario donde el cambio climático se acelera, la degradación de los suelos aumenta y el suministro de agua es incierto, y donde además los medios de subsistencia y la capacidad de hacer frente a los desastres naturales y los fenómenos meteorológicos extremos también son afectados, proyectos como Agriba Sustentable contribuyen a hacer un uso más eficiente de los recursos (particularmente suelo y agua) en la producción de alimentos, permitiendo además que los productores participantes tengan ahorros en sus costos de producción. 

“Me gustó lo que hice con agricultura de conservación y voy a seguir implementando esa parte e invitando a otros productores a que prueben este sistema y verán que se ahorran y económicamente les va a ir mejor”, concluye Carlos Verdín, otro de los productores que participan en Agriba Sustentable.

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El campo mexicano ante los retos de la seguridad alimentaria global

Productores durante campaña para promover una agricultura sustentable y de alta productividad en Sinaloa, México, en el marco de las alianzas estratégicas que promueve la metodología de Cultivos para México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
Productores durante campaña para promover una agricultura sustentable y de alta productividad en Sinaloa, México, en el marco de las alianzas estratégicas que promueve la metodología de Cultivos para México. (Foto: Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

El año 2023 es decisivo para la humanidad. De acuerdo con cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el final de 2022 reportó casi un millón de personas en riesgo de inanición —casi el doble que en 2021— y 222 millones de personas que están experimentando niveles elevados de inseguridad alimentaria aguda.

Los efectos de la pandemia, los conflictos, el cambio climático y la recesión económica mundial han abonado a este grave retroceso en materia de seguridad alimentaria. Por supuesto, México no está exento de los efectos de esta situación mundial y, de hecho, en el país es posible observar cómo estos factores han interactuado para generar un panorama complejo donde la migración, la pobreza, y la falta de autosuficiencia alimentaria en cultivos clave señalan amplias oportunidades para el sector agrícola nacional.  

En México, debido a la pandemia la inseguridad alimentaria afectó a cerca del 60% de los hogares. Adicionalmente, con años cada vez más cálidos y con menos lluvias —la década de 2011-2020 registró 4,1 % menos lluvias y 0,9° C más que la década anterior— los impactos del cambio climático se manifiestan con sequías más prolongadas, pérdida de cultivos, más incendios forestales, más eventos meteorológicos extremos y más migración. 

Además, el costo de los fertilizantes sigue siendo elevado, complicando el camino hacia la autosuficiencia alimentaria. Ante este contexto se vuelve prioritario promover prácticas simples, pero significativas y eficaces, para mitigar los efectos del cambio climático y avanzar en materia de seguridad alimentaria. En este sentido, es fundamental articular esfuerzos entre sectores —público, privado, social y académico—, desarrollar capacidades en los agricultores y consolidar redes de innovación para construir sistemas agroalimentarios estables, resilientes y sustentables. 

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve junto con sus colaboradores diversos proyectos que están orientados a incrementar la productividad en las parcelas de los pequeños productores, a la vez que abordan el tema de los recursos naturales para incrementar la productividad sin incrementar la superficie agrícola. 

Con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, por ejemplo, se ha impulsado Cultivos para México, iniciativa que ha impactado positivamente en más de 500 mil productores y más de un millón de hectáreas; también ha desarrollado el Atlas Molecular del Maíz y ha contribuido a la preservación de las variedades nativas y el desarrollo de variedades mejoradas. De hecho, la iniciativa fue reconocida por impulsar la industria semillera nacional mediante sitios de evaluación que han permitido identificar variedades que duplican los promedios actuales de rendimiento de maíz, lo cual contribuye a su vez a una menor dependencia de las importaciones.

Las semillas adecuadas son, sin embargo, solo la mitad del trabajo, “la otra mitad la hacen los agricultores que resguardan el conocimiento tradicional y, al mismo tiempo, asumen el reto de innovar para mejorar sus sistemas productivos y sus condiciones de vida en forma sostenible”, comenta el doctor Bram Govaerts, director general del CIMMYT con relación al conjunto de prácticas y tecnologías agrícolas sustentables que se promueven desde el CIMMYT para facilitar además la transición agroecológica para la producción de alimentos de calidad e inocuos que sirvan como base para la salud pública. 

El enfoque de la iniciativa ha permitido obtener mayores rendimientos en comparación con prácticas convencionales, reducir la cantidad de aplicación de fertilizantes por tonelada producida, y hacer en general un mejor aprovechamiento de los recursos. Por sus resultados, la metodología de Cultivos para México ha sido replicada en otros países de América Latina y Asia y, recientemente, está siendo llevada a África, contribuyendo a posicionar a México como líder en innovación agrícola que hace de la agricultura sustentable y generadora de paz una embajadora de los mexicanos ante los pueblos del mundo. 

Como señala el director general del CIMMYT sobre las innovaciones generadas en el país, “este es un proyecto de los productores de grano y de semilla, de la sociedad civil organizada, de las instituciones públicas de investigación y educación superior, de la industria, del Gobierno mexicano, pero, sobre todo, del pueblo de México”.

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Técnicos certificados en Agricultura Sustentable contribuyen al desarrollo del campo en la Península de Yucatán

Egresados del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable de la Península de Yucatán. (Foto: Hub Península de Yucatán/CIMMYT)
Egresados del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable de la Península de Yucatán. (Foto: Hub Península de Yucatán/CIMMYT)

El pasado 2 de abril en la ciudad de Mérida, Yucatán, se entregaron certificados a los egresados de la segunda generación de Técnicos Certificados en Agricultura Sustentable del Hub Península Yucatán del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), como parte del proceso formativo que promueven la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el citado organismo internacional.

Provenientes de los estados de Campeche, Yucatán y Quintana Roo, los técnicos egresados también participaron en un conversatorio para intercambiar experiencias sobre sus trabajos actuales y cómo han impactado en ellos los conocimientos que adquirieron durante su proceso de certificación. En este sentido, compartieron los retos a los que se han enfrentado como agentes de cambio, sus contribuciones personales así como sus proyectos actuales y futuros. 

La aplicación de los conocimientos y experiencia es una actividad fundamental del proceso formativo de los técnicos certificados en Agricultura Sustentable, un programa de vanguardia y de alta exigencia profesional que en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —que impulsa la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—busca desarrollar y fortalecer sistemas de producción sustentables y resilientes en beneficio de los productores de las diferentes regiones del país.

Actualmente algunos de los egresados están directamente vinculados y colaboran con el Hub Península de Yucatán del CIMMYT, el cual busca fortalecer y sumar más colaboraciones que contribuyan tanto a los objetivos de los diferentes actores y proyectos que impulsa, como a su estrategia para  incrementar y estabilizar la productividad mediante el uso eficiente de recursos —genéticos, humanos, económicos, naturales y culturales—, fortalecer la resiliencia de los sistemas de producción de maíz y cultivos asociados y contribuir a la seguridad alimentaria a través de la gestión del conocimiento y la integración de innovaciones, el fortalecimiento de la red de actores y el desarrollo de capacidades de las comunidades rurales de la región.

En la entrega de certificados estuvo presente el equipo técnico del Hub Península de Yucatán que participó en la planeación y ejecución del programa de capacitación: Suelen Torres Mota, coordinadora de Capacitación y responsable del seguimiento de los egresados; Carolina Santiago Valenti, asistente administrativa; Eugenio Telles Mejía, coordinador técnico del Hub —quien también es técnico certificado en Agricultura Sustentable y compartió sus experiencias al respecto—; y Eduardo Tovar López, gerente del Hub.

El evento, cargado de emotividad —uno de los egresados, por ejemplo, recitó poesía dedicándola a sus compañeros y a su coordinadora—, dio cuenta de la importante labor que los técnicos certificados realizan en campo, así como de su compromiso por seguirse formando y de la relevancia de seguir vinculados y trabajando con la amplia red de innovación del CIMMYT y con el grupo de técnicos certificados en Agricultura Sustentable egresados a nivel nacional. 

Agradecemos la colaboración de todos los investigadores y expertos que contribuyeron como facilitadores del curso, así como a los tutores por su valioso asesoramiento práctico, seguimiento y evaluación de los participantes en todo el proceso formativo: Martín Jerezano Orduña, Milton Carlos Tolosa Poot, Jorge Luis Ucán Chí y German Felipe Galera Albornoz.

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El lado humano de MasAgro Guanajuato

Comonfort, Gto.- Mi nombre es Diego Guadalupe Cárdenas García y, orgullosamente, soy agente técnico de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, asignado a los municipios de Comonfort y San Miguel de Allende. 

Soy originario del municipio de San Luis de la Paz, al noreste del estado, y he visto de cerca la manera de producir alimentos y los grandes retos a los que día con día se enfrentan los productores agrícolas, eso me motivó a estudiar la carrera de agrónomía en la Universidad Autónoma Chapingo, donde me especialicé en parasitología agrícola.

Promover prácticas sustentables para producir alimentos implica un gran esfuerzo porque, si bien la formación académica es importante, para un proyecto que fomenta la innovación, como MasAgro Guanajuato, es necesario que desarrollemos otras capacidades y por ello recibimos capacitación teórica y práctica de manera constante, dirigida al desarrollo de habilidades y conocimientos para la toma de decisiones con soluciones basadas en la ciencia que le permitan a los productores alcanzar una mayor productividad haciendo uso eficiente de los recursos, con la menor degradación posible del suelo y preservando el medioambiente.

Para respaldar las prácticas y estrategias que sugerimos a los productores y otros actores clave vinculados a la cadena productiva, contamos con plataformas de investigación donde se ensayan y validan las diferentes tecnologías, adaptadas a las necesidades y retos de la región. Posteriormente, junto con los productores, se establecen parcelas llamadas módulos demostrativos, donde se implementan tanto las innovaciones propuestas por MasAgro (en una fracción del terreno) como el manejo convencional del agricultor (en otra fracción del terreno, al lado de la innovación y a manera de “testigo”), para que al final del ciclo se puedan evaluar y comparar. 

También están las áreas de extensión, que son las superficies donde las innovaciones son implementadas por los agricultores con los que trabajamos directamente, y áreas de impacto, que son las parcelas donde se adopta alguna innovación sin intervención directa de un agente técnico. 

Toda esta estructura toma sentido y se materializa desde que proponemos al agricultor realizar un diagnóstico de parcela, el cual consiste en una evaluación inicial de las condiciones físicas y químicas de su suelo —por ejemplo: nivelación, drenaje, compactación, dureza, materia orgánica, textura, equidistancia de surcos o camas, profundidad de raya, cobertura y cantidad de rastrojo, pH e infraestructura del colaborador—. Dependiendo de este análisis podemos determinar si es posible implementar inmediatamente Agricultura de Conservación o son necesarios trabajos de manera gradual (a estos trabajos previos se les denomina año cero). 

Agradezco a la SDAyR y al CIMMYT que, en colaboración con el Gobierno de Guanajuato, me han dado la oportunidad de participar en este proyecto siendo un recién egresado y así compartir mi conocimiento. También agradezco a quienes han sido mis mentores durante el proceso de inducción y a mis compañeros con quienes comparto el entusiasmo de contribuir, a través de MasAgro Guanajuato, a que la actividad agrícola en el estado sea más productiva y, sobre todo, a que sean los propios productores quienes se fijen nuevas metas, alcancen objetivos, sean innovadores, hagan uso eficiente de los recursos, optimicen sus procesos y preserven su mayor patrimonio que es “su tierra”: el suelo. 

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Cuatro historias de producción sustentable de alimentos 

Texcoco, Edo. Méx.- Agricultura de subsistencia y con variedades nativas abriéndose paso al mercado gourmet, mapas de fertilidad que contribuyen a reducir el uso de fertilizantes hasta en 40%, un bionsecticida con potencial de aumentar la seguridad alimentaria de las familias campesinas de bajos recursos y la difusión de prácticas sustentables que han permitido incrementar 54% la productividad en maíz y ahorrar 24 millones de metros cúbicos de agua anuales son —a grandes rasgos— las acciones que impulsan los proyectos ganadores de la sexta edición del Premio Cargill-CIMMYT a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad. 

El pasado 17 de noviembre Cargill México, en coordinación con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), reconoció con 30 mil dólares a los proyectos más innovadores que han desarrollado soluciones para aumentar la producción sostenible de alimentos en México. Helios Escobedo Cruz, José Francisco Romo López, Ángel Lagunes Tejeda y Alma Delia Ruíz Mendoza fueron los galardonados en esta edición, pero ¿quiénes son ellos y cuáles son las historias que dan forma a sus proyectos? 

Helios y la promoción de Agricultura de Conservación para mejorar los medios de vida

Helios, quien ganó en la categoría Líder de opinión, es ingeniero agrónomo fitotecnista y lleva 15 años promoviendo la Agricultura Sustentable; trabaja en el despacho Red_InnovAC, cuya conformación impulsó y desde donde “Hemos articulado esfuerzos con cerca de 8,700 actores clave, principalmente agricultores, estudiantes, técnicos e investigadores. Asimismo, hemos tenido la oportunidad de incrementar la productividad (del maíz en temporal) de 5.5 toneladas (línea base) a 8.5 toneladas, lo cual ha sido un incremento del 54%”, comenta el también técnico certificado en Agricultura Sustentable —programa formativo en el marco de MasAgro-Cultivos para México, iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT en la que también ha colaborado Helios—.

El proyecto que impulsa Helios ha logrado un crecimiento en la escala nacional llegando a más de 20 estados del país con capacitaciones en temas diversos. En la parte de rentabilidad, comenta el técnico, los productores que han implementado las innovaciones sustentables promovidas ahora tienen un ingreso adicional de hasta 35%. Esto es una contribución al mejoramiento de la calidad de vida de esos productores, pero también una contribución notable al medioambiente porque, apunta Helios, con las acciones implementadas en 20 mil hectáreas “hemos logrado ahorrar alrededor de 24 millones de metros cúbicos de agua anuales y también hemos reducido las quemas agropecuarias evitando que se liberen hasta 948 kg por hectárea de gases de efecto invernadero”. 

José Francisco y los mapas de fertilidad que están mejorando la agricultura de Guanajuato

José Francisco, el ganador en la categoría Jóvenes, es parte del equipo técnico de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el CIMMYT—. Desde allí promueve una innovadora estrategia de fertilidad integral: “Esto surgió porque como técnicos de la zona ubicamos que uno de los principales problemas de los productores es la sobrefertilización o su aplicación en momentos inadecuados. Primero nos dirigimos con las sociedades de producción rural y luego se sumaron gobiernos municipales, empresas de venta de fertilizantes y otros colaboradores con los que se desarrolló el proyecto de fertilidad integral que actualmente ha impactado en 150 mil hectáreas de nueve municipios de Guanajuato”, comenta José Francisco.  

Además de optimizar el fertilizante, el proyecto que impulsa José Francisco les ha permitido a los productores participantes reducir costos de producción, aumentar su productividad y minimizar los impactos negativos al medioambiente: “se han generado mapas de fertilidad, mezclas de fertilizantes acordes a las características de los suelos de la zona, así como recomendaciones de fertilización muy puntuales para los productores. Los resultados han sido el aumento en 15% de los rendimientos en promedio; y también se logró detectar que es posible reducir hasta 40% el uso de fertilizantes, lo cual es un gran apoyo a la economía de los productores”.

El doctor Ángel y el bioinsecticida de alta efectividad y bajo costo

Ángel, el ganador en la categoría Investigador, cuenta con un posgrado en fitosanidad-entomología y acarología, es especialista en control químico y profesor-investigador titular en el Colegio de Posgraduados (COLPOS) —institución que impulsa, junto con el CIMMYT, una Agricultura Sustentable en el marco de proyectos como MasAgro-Cultivos para México— desde donde ha impulsado la investigación que llevó al desarrollo del Granim, un insecticida ecológico hecho a partir del árbol de Nim (o Neem), el cual es el eje del proyecto que lo hizo merecedor del Premio Cargill-CIMMYT.

“Con los frutos del Nim elaboramos un bioinsecticida que protege significativamente al maíz almacenado del daño producido por los gorgojos. Se fabrica despulpando los frutos y secando las semillas, las cuales se muelen y se agrega polvo abrasivo, polvo higroscópico y cal para obtener un insecticida ecológico que se ha evaluado exitosamente en el campo para combatir a los gorgojos. 5 kg del bioinsecticida protegen 500 kg de maíz, cantidad suficiente para el consumo anual de una familia campesina promedio. Esto se realiza una sola vez en el año y es de bajo costo. Esperamos que su uso contribuya a la seguridad alimentaria de familias campesinas de bajos recursos”, comenta el doctor Ángel. 

Alma Delia, las productoras de la comunidad Mixe y el potencial de la milpa 

Finalmente —pero no menos relevante—, la ganadora en la categoría Productor, Alma Delia, cuenta su inspiradora historia gestada en el seno de la comunidad Mixe: “Represento a un grupo de mujeres productoras del sistema milpa con frutales criollos denominada ‘Los frutos del Kamptunp’. Esta propuesta —que inició con recursos propios del grupo— nació en El Portillo Matagallina, en el municipio de San Pedro y San Pablo Ayutla, Oaxaca, con el objetivo de fomentar la economía local, el arraigo de los y las jóvenes a nuestras comunidades y principalmente de valorar la participación fundamental de las mujeres en el sistema milpa, como guardianas de las semillas nativas, gastronomía y medioambiente”, comenta la galardonada. 

“Esta agricultura denominada de subsistencia, a pesar de los grandes desafíos, ha permitido obtener algunos excedentes que estamos aprovechando de manera eficiente y que ha permitido desarrollar productos para el mercado gourmet y orgánico. Nuestra misión como grupo es valorar esta agricultura desde una perspectiva humanitaria, ambiental y cultural para fomentar la diversidad, la gastronomía y principalmente la seguridad alimentaria para nuestras comunidades”, comenta Alma Delia, quien también ha brindado acompañamiento técnico en diversas comunidades, impulsando el sistema Milpa Intercalada con Árboles Frutales, como parte de la red de innovación impulsada por MasAgro-Cultivos para México.  

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México promueve prácticas ejemplares para mitigar el cambio climático

Texcoco, Edo. Méx.- El cambio climático es un fenómeno real y cada vez es más perceptible. Sin embargo, sus efectos no se reducen a la variabilidad climática en sí misma, sino que trascienden hasta manifestarse en la inhabitabilidad de extensas áreas alrededor del mundo y en la inseguridad alimentaria para millones de personas. 

De acuerdo con el más reciente informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la precipitación anual ha disminuido en el noreste de México, las aguas subtóxicas (con bajos niveles de oxígeno disuelto) se han expandido frente a las costas mexicanas, donde también se han registrado tormentas más intensas. 

Además, en las regiones áridas del norte del país el número de días cálidos ha aumentado y el número de días fríos ha disminuido (lo que afecta a cultivos como el trigo, que requiere un determinado número de horas frío para su adecuado desarrollo). Es decir que, en general, México se vuelve más seco, haciendo que las condiciones climáticas propicias para los incendios forestales también aumenten. 

Por supuesto, la agricultura es uno de los sectores que está en el centro del debate global sobre cambio climático por ser responsable de un significativo porcentaje de las emisiones de gases de efecto invernadero (alrededor del 24%), pero también por su potencial para mitigar los efectos del cambio climático a través de la adopción amplia de prácticas agrícolas sostenibles. 

En este sentido, durante el diálogo Nuevas fronteras de la ciencia: la agricultura de América del Norte, caminando hacia sistemas alimentarios globales más sostenibles, que formó parte del el Diálogo Internacional Norman E. Borlaug, en el marco de la entrega del Premio Mundial de la Alimentación 2021, el doctor Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, destacó la importancia de promover prácticas simples, pero significativas y eficaces (como la cobertura de los suelos con residuos agrícolas), en el cuidado de suelos y agua para mitigar los efectos del cambio climático. 

“Este programa (MasAgro-Cultivos para México) no solo está orientado a incrementar la productividad en las parcelas de los pequeños productores en situación de pobreza, sino también aborda de manera muy importante el tema de los recursos naturales: cómo podemos hacer un mejor uso del agua y cómo podemos, con prácticas simples, incorporar materia orgánica al suelo y así retener humedad y proveer de nutrientes a los cultivos”, mencionó el Secretario Villalobos sobre las acciones promovidas junto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para incrementar la productividad en cultivos estratégicos y, al mismo tiempo, conservar los recursos naturales. 

Frente al impacto del cambio climático en la agricultura, la combinación y complementación de prácticas locales más la incorporación de nuevas e innovadoras prácticas de las que nos provee la ciencia es posible abordar el desafío del cambio climático, añadió el titular de Agricultura, enfatizando en que es fundamental “incrementar la productividad para proveer alimentos a la población sin incrementar la superficie agrícola. Tenemos que producir más, en la misma superficie y con menos agua”.

Adicionalmente, con acciones como las promovidas por MasAgro-Cultivos para México es posible propiciar mejores condiciones sociales en América Latina, donde la migración forzada es un reflejo de un complejo contexto sociocultural en el que los sistemas agroalimentarios se han deteriorado, por lo que fomentar su resiliencia y productividad de forma sostenible será clave para un futuro donde el cambio climático amenaza con exacerbar el fenómeno migratorio en todo el mundo.  

Cabe mencionar que el Diálogo Internacional Norman E. Borlaug reúne a expertos, líderes políticos, empresarios y agricultores a nivel global para abordar cuestiones clave en materia de seguridad alimentaria y nutrición. Toma su nombre del científico Norman E. Borlaug, uno de los fundadores del CIMMYT quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970 por sus trabajos de mejoramiento de cultivos que permitieron salvar a millones de personas del hambre y la inanición.

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Inicia plan de capacitación de técnicos mexiquenses para producción sustentable de maíz

Texcoco, Edo. Méx.- En el marco de la colaboración del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Secretaría del Campo del Estado de México (SECAMPO), dio inicio el Plan de Capacitaciones en Temas Específicos para fortalecer la formación de más de 100 técnicos en el manejo del sistema de granos básicos, principalmente el maíz con base en la Agricultura Sustentable.

Durante la inauguración del evento, Mercedes Colín Guadarrama, titular de la Secretaría del Campo del Gobierno Estado de México, sostuvo que este esfuerzo conjunto tiene como objetivo desarrollar y fortalecer las competencias del personal de la dependencia para favorecer la implementación de tecnologías sustentables en la cadena agrícola y proporcionar una mayor y mejor vinculación con el productor.

Celebro la participación de los 114 técnicos del Programa “Más Maíz Mexiquense” y de los siete técnicos de la Dirección General de Comercialización Agropecuaria. El día de hoy materializamos un esfuerzo que comenzó hace algunos meses cuando firmamos el convenio de colaboración entre la SECAMPO y el CIMMYT en el cual coincidimos que la capacitación debe ser el detonante de las acciones que juntos emprendamos. Nos han proporcionado un traje a la medida con este programa de capacitación para el desarrollo de las actividades de los productores mexiquenses”.

Los temas de los cursos virtuales que se desarrollarán durante los próximos dos meses y que serán impartidos por personal del CIMMYT en diferentes módulos son: Manejo Integrado de Malezas; Manejo Agroecológico de Plagas; Modelo de Negocios y Asociatividad; Selección Masal; Manejo básico de maíz híbrido y nativo; Estimación de rendimiento; Manejo poscosecha; Principios de Agricultura de Conservación; Fertilización Integral y Calibración de equipos.

La titular de la SECAMPO agregó que, para el gobierno mexiquense, es prioridad la sustentabilidad del campo, garantizar mejores condiciones para los más de 375 mil productores agropecuarios de la entidad “todos estos esfuerzos nos consolidan como el cuarto productor más importante del país con una producción de más de 1 millón 700 mil toneladas de maíz”.

Comentó además que los técnicos de la Secretaría del Campo acuden a esta capacitación con la instrucción de adquirir el conocimiento con la consigna de ser multiplicadores y transmitir los aprendizajes: “Reitero además el reconocimiento al CIMMYT, pues solo unidos podemos hacer del campo una tierra de mayores oportunidades y mejores condiciones de vida para las y los productores mexiquenses”. 

Durante la inauguración, el doctor Jelle Van Loon, Representante Regional para las Américas del CIMMYT, comentó que esta colaboración que hoy inicia tiene el objetivo de capacitar a técnicos con prácticas agronómicas sustentables para mejorar y utilizar el sistema productivo de maíz “esta serie de cursos sobre el desarrollo de capacidades —que inicia con el Manejo Integrado de Malezas—, ofrece a los técnicos y a los agricultores la posibilidad de lograr una mayor productividad en el campo, este es el reto que el CIMMYT y la Secretaría del Campo han iniciado con esta colaboración”.

Por su parte, Edgar Díaz Álvarez, Director General de Agricultura del Gobierno del Estado de México, agradeció al CIMMYT la oportunidad de tener esta capacitación para los extensionistas que les permitirá contribuir a la adaptación de soluciones en el campo con los productores de maíz: “Si bien estamos terminando ya el ciclo agrícola 2021, estamos preparándonos para enfrentar con éxito el ciclo 2022, en sus manos señores agrónomos, señores técnicos, está no solamente ocupar un lugar más en el pódium de productores de maíz como entidades federativas, en sus manos está que la productividad tenga éxito”.

Agregó que en el Estado de México se requieren casi cinco toneladas anuales de maíz para cubrir las necesidades per cápita de cada uno de los mexiquenses “ahí está el reto, tenemos que producir un poco más para que así hagamos de la seguridad alimentaria una realidad”.

Durante el primer curso impartido sobre Manejo Integrado de Malezas, el ingeniero Francisco López Olguín, Coordinador Técnico del Hub Valles Altos del CIMMYT y facilitador de este tema, destacó la importancia de conocer las características biológicas y ecológicas de las malezas predominantes en los campos, sobre todo durante sus fases de crecimiento y desarrollo. Habló además de los métodos más comunes para el manejo de malezas como los preventivos, mecánicos, culturales, químicos y biológicos.

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Un suelo sano, el mejor aliado del productor

Texcoco, Edo. Méx.- En México, se estima que hay 5.8 millones de personas dedicadas al trabajo agrícola. Esto significa que, en términos generales, uno de cada 20 mexicanos se dedica al campo. Independientemente de su papel específico dentro de la amplia gama del trabajo agrícola, el suelo es su recurso fundamental y por ello es importante brindarles alternativas para que logren una agricultura sustentable y rentable. 

De todos los factores de la producción agrícola, el suelo es el más importante (y muchas veces también el más olvidado), pues solo con un suelo sano es posible que la agricultura sea efectivamente sustentable y rentable. Un suelo sano funciona como un ecosistema vivo que mantiene la productividad biológica, la calidad de aire y agua y promueve la salud de plantas, animales y humanos. Un suelo sano aporta gran cantidad de los nutrientes que las plantas necesitan, protege a la planta contra condiciones adversas como sequía, plagas o enfermedades y asegura la producción de alimentos.

Para lograr que los suelos estén sanos es importante asegurar que el sistema con que se manejan no los degrade (como  ocurre con muchos sistemas convencionales). Hay varias maneras de lograr un suelo sano, pero lo más importante es asegurar que el suelo tenga un alto contenido de materia orgánica pues así tendrá un buena estructura, buena infiltración, buena aireación, buena capacidad de almacenar agua, tendrá biodiversidad y tendrá un alto contenido de nutrientes. 

La materia orgánica se puede incrementar al añadir abonos orgánicos o al tener grandes cantidades de raíces vivas en el suelo; sin embargo, es muy fácil perderla por erosión, labranza excesiva, mala fertilización y otras prácticas agronómicas inadecuadas. ¿Cómo pueden entonces los agricultores mejorar la salud de sus suelos?, ¿qué prácticas pueden funcionar mejor en sus propias condiciones?

Para compartir con los agricultores las mejores prácticas el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha instalado, en colaboración con muchas instituciones a lo largo del país, plataformas de investigación y módulos de innovación para comprobar prácticas agrícolas sustentables y generar los datos sobre su competitividad y sustentabilidad en comparación con los sistemas convencionales. 

Gracias a esta experiencia de trabajar de forma conjunta con técnicos y productores de diversas zonas se ha comprobado que la Agricultura de Conservación es un camino efectivo para generar suelos sanos. La Agricultura de Conservación tiene tres componentes básicos: 

  1. reducir la labranza al mínimo para evitar erosión, compactación, pérdida de materia orgánica y costos excesivos por el laboreo; 
  2. cobertura permanente del suelo para protegerlo del viento, lluvia, Sol y para impedir evaporación y germinación de malezas y 
  3. diversificación de cultivos para aumentar la biodiversidad y reducir la incidencia de malezas, plagas y enfermedades. 

Estos tres compontes son bastante amplios y se tienen que adaptar a las necesidades de los productores y las realidades de los agroecosistemas. No son una receta, más bien una guía para el diseño de un sistema productivo sustentable. En otras palabras, la Agricultura de Conservación no es un remedio mágico, ni es la única solución para mejorar la salud del suelo, pero si es una alternativa comprobada para avanzar en esa vía. De hecho, se le pueden sumar otras prácticas (como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización integral, el diseño del riego, etcétera) para generar un sistema más integral y adecuado a cada necesidad (todo bajo un pensamiento sistémico en vez de un enfoque de tecnología por tecnología). 

En el Día del Trabajador Agrícola en México (15 de mayo), el CIMMYT y sus colaboradores extienen un amplio reconocimiento y agradecimiento a todos los agricultores que día día se esfuerzan para mantener productivo el campo mexicano. Las plataformas de investigación y módulos de innovación tienen el propósito de apoyarlos permanentemente. En todos esos espacios o a través de nuestros medios de contacto, siempre tienen las puertas abiertas. 

Nota: esta texto forma parte de las ponencias impartidas durante el simposio Diálogos para una Agricultura Sustentable, desarrollado en noviembre de 2020 por el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y que se puede ver completo aquí.



Efecto de un suelo sano en la producción de maíz bajo condiciones adversas. La parcela de la izquierda se maneja bajo Agricultura de Conservación y la parcela de la derecha se manejo bajo agricultura convencional. Todos los otros factores son iguales, la diferencia es que el suelo sano de la izquierda almacena agua y permite que la planta sobreviva a fenómenos como la canícula, mientras que el suelo degradado de la derecha le genera estrés.

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Recuperarán cuenca hidrológica con Agricultura Sustentable

Santo Domingo, Villa Juárez, S.L.P.- La agricultura, el equilibrio ecológico global y la supervivencia humana están estrechamente relacionados. Sin un manejo adecuado de los recursos disponibles, probablemente los 8,500 millones de habitantes de la Tierra que se estima habrá en menos de 10 años —hacia 2030 se prevé un aumento de cerca de mil millones de habitantes, lo que equivale a casi ocho veces la población actual de México— se enfrentarán a un planeta severamente degradado y con muchas limitaciones para producir alimentos suficientes y de calidad.  

Actualmente la agricultura utiliza cerca del 70% del agua dulce disponible a nivel global, por esto es urgente transitar a una Agricultura Sustentable que optimice el uso de los recursos naturales. Esta es una tarea compleja porque, en el nivel local, hay muchas prácticas inadecuadas que están fuertemente arraigadas entre los agricultores. Mostrarles las ventajas de prácticas sustentables, en un marco de respeto y fomento de sus capacidades, es esencial. 

En la zona donde corre el río Choy, en San Luis Potosí —por ejemplo—, es común observar agricultores cultivando con riego rodado —el cual requiere una pendiente para distribuir el agua por efecto de la gravedad y tiene una eficacia baja en el uso del agua—, quemando rastrojo y removiendo el suelo constantemente, ya que consideran que estas prácticas son necesarias para aprovechar mejor el riego. 

La suma de todas las prácticas inadecuadas — también se pastorea en las parcelas, lo cual favorece la compactación del suelo y dificulta la infiltración del agua— ha contribuido a que el agua, cada vez más escasa —se ha reportado incluso que tramos de caudales del río Choy han desaparecido— sea insuficiente para cubrir las necesidades de la agricultura, la ganadería y el uso humano en la zona. Lo anterior ha traído como consecuencia afectaciones al sector agropecuario y se pone en riesgo la propia disponibilidad de agua de las comunidades.

Ante esta situación, agricultores usuarios de las aguas del río Choy asistieron a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) con la finalidad de buscar posibles soluciones a la problemática. La Conagua, a su vez, se vinculó con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) a fin de capacitar a técnicos y productores —en un inicio— en temas de conservación de suelo y agua.

A través de este esfuerzo conjunto, recientemente se desarrollaron talleres sobre Agricultura de Conservación, un sistema de producción sustentable que gracias a la cobertura del suelo con rastrojo —uno de sus componentes básicos— contribuye a hacer un uso más eficiente del agua. Derivado de esta vinculación se determinó además establecer módulos demostrativos de prácticas sustentables en cuatro ejidos del municipio de Villa Juárez. Además, a través de la Conagua serán apoyados para tecnificar el riego. 

Así, a través de la Agricultura Sustentable los productores están trabajando para mitigar los efectos acumulados de años de prácticas inadecuadas, para aumentar su productividad, usar de manera eficiente el agua, disminuir los problemas de salinidad y para apoyar en la recuperación de la cuenca hidrológica a través de un plan en el que se incluye: la reforestación en la zona, la promoción de la biodiversidad y la implementación de obras de conservación de agua y suelo. 

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Acceso a mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social

La línea entre la transmisión de conocimientos y el trabajo infantil es muy delgada. Con Agricultura Sustentable es posible contribuir a la generación de tiempo para promover una convivencia familiar de mayor calidad, sin que medien las actividades productivas.

“Hace falta mano de obra”. Esta, es una expresión común en diversas regiones del país. En la Sierra Norte de Puebla se escucha constantemente porque, en su búsqueda por lograr mejores condiciones de vida, los jóvenes y los adultos jóvenes optan cada vez más por migrar a las ciudades o al extranjero para trabajar en diversas actividades (la construcción, servicio doméstico u otras).

Hay muchos factores que propician la migración y el abandono del campo, entre los relacionados específicamente con los sistemas de producción se encuentran la baja productividad asociada a la degradación de las tierras (producto de años de prácticas agrícolas inadecuadas) y la falta de acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas, particularmente sobre opciones para disminuir los costos de producción.

“Casi todo se va en preparar el suelo, se pagan muchos jornales”, también es una expresión común en Cuautempan y Tetela de Ocampo, municipios donde predomina la labranza convencional y cuyas actividades manuales demandan una gran cantidad de jornales.

Para brindar a los productores locales alternativas que les permitan equilibrar la dinámica económica de sus sistemas de producción, en la plataforma de investigación Cuautempam, Puebla, se hizo un análisis comparativo de jornales necesarios para una producción manual  (labranza convencional con movimiento excesivo del suelo) y una producción basada en la Agricultura de Conservación (con mínima labranza).

De acuerdo con los registros históricos de la plataforma, los costos de producción del sistema de labranza convencional (con actividades completamente manuales) van de los $20,000 a los $25,000 en promedio. De estos, entre el 81% y el 86% se destina a pago de jornales. En contraste, los costos de la Agricultura de Conservación van de los $13,000 a los $17,000 en promedio, destinándose entre un 58% y 70% al pago de jornales. 

Si se considera que para un ciclo productivo son necesarios alrededor de 152 jornales para los tratamientos de labranza convencional, mientras que para los tratamientos con Agricultura de Conservación bastan 74 jornales en promedio; significa que con el sistema sustentable a penas se requiere un poco menos de la mitad de jornales con respecto a los necesarios para un sistema de labranza convencional. 

Al reducir la necesidad de jornales, la Agricultura de Conservación es un modelo de producción que permite ahorrar costos y tiempos (y que incluso ha permitido obtener un mayor volumen de producción de grano en la zona), favoreciendo las condiciones para que la agricultura sea más rentable para los pequeños productores y así encuentren en ella un estímulo para permanecer en sus comunidades. 

Por supuesto, existen muchos factores relacionados con la migración y el abandono del campo, pero el acceso a información y capacitación sobre mejores prácticas agrícolas es un acto de justicia social indispensable para la consecución y el mantenimiento de la paz y el tejido social. En el marco del Día Mundial de la Justicia Social (20 de febrero), resultados como los de la plataforma de investigación Cuautempan contribuyen a una #AgriculturaParaLaPaz.