El programa Agricultura Sustentable Bajío (Agriba Sustentable), de la mano del Grupo Trimex y CIMMYT tiene como objetivo fomentar la adopción de prácticas agrícolas regenerativas entre productores de trigo del Bajío de México, ubicados en los estados mexicanos de Guanajuato y Michoacán.
Representantes del Gobierno de Quintana Roo y del CIMMYT durante la firma del convenio de colaboración para impulsar una agricultura sustentable en el estado. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Representantes del Gobierno de Quintana Roo y del CIMMYT durante la firma del convenio de colaboración para impulsar una agricultura sustentable en el estado. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Este 7 de junio el Gobierno de Quintana Roo y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un acuerdo de colaboración con la finalidad de mejorar la productividad agrícola y fortalecer la conservación de los maíces nativos para el autoconsumo de las comunidades del estado, así como para la preservación y vitalización del sistema agrícola milenario de la milpa maya.
En Quintana Roo, 74 % de las unidades productivas agrícolas usa semillas de maíz nativo o criollo (SIAP, 2021), siendo el mayor porcentaje de los estados que integran la Península de Yucatán. Esto reafirma que en el estado el maíz nativo es parte fundamental de la identidad de las comunidades mayas y es fuente principal de autoconsumo para las familias que producen a pequeña escala.
No obstante, en el estado también prevalecen diversas problemáticas que amenazan la seguridad alimentaria de estas comunidades, tales como los altos costos de insumos y servicios agrícolas, dificultades para comercializar las cosechas, así como alta susceptibilidad a fenómenos meteorológicos derivados del cambio climático que, con frecuencia, hacen que la disponibilidad de semillas nativas sea escasa.
“Considerando la importancia del maíz y de la población maya presentes en el estado, las actividades contempladas en esta colaboración abarcan fundamentalmente el mejoramiento de la productividad y la conservación de los maíces nativos, así como la vinculación con el sector privado para mejorar la comercialización de la producción”, mencionó Artemio Santos, jefe de la oficina de la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, durante su intervención.
La colaboración, que busca fortalecer la seguridad alimentaria de la población rural del estado impulsando la agricultura sustentable y la conservación y valoración de la biodiversidad de los maíces nativos, contempla el establecimiento y manejo de casas de semillas comunitarias, parcelas de multiplicación de semilla de maíz criollo y cultivos asociados, así como el establecimiento de parcelas para evaluar y transmitir innovaciones enfocadas en la productividad de los maíces nativos.
Con respecto a la vinculación a mercados y organización de grupos de productores, se contempla impulsar la asociatividad de grupos de productores y la comercialización de excedentes de producción de maíz criollo y cultivos asociados a fin de generar ingresos económicos adicionales para las familias de productores que se vinculan con mercados locales y regionales y comercializan parte de sus cosechas.
Para lograr que tanto la preservación de la biodiversidad y la vinculación con el sector privado derive en beneficios para las comunidades, “se contempla un importante componente de capacitación dirigida a productores. Esto es, el desarrollo de capacidades agronómicas, organizativas y comerciales que le permita a los agricultores continuar mejorando sus sistemas de producción y su calidad de vida y, adicionalmente, contribuir al cuidado del medioambiente debido a que al mejorar la productividad agrícola también es posible reducir la ampliación de la frontera agrícola”, señaló Jelle Van Loon, representante del CIMMYT en América Latina.
Las actividades contempladas en el acuerdo de colaboración se desarrollarán en la zona Maya y la zona Sur, que son zonas de importancia agrícola en el estado, específicamente en los municipios de José María Morelos, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar y Othón P. Blanco.
Cabe mencionar que la colaboración entre el Gobierno de Quintana Roo y el CIMMYT también contempla la evaluación de maíces biofortificados con miras a contribuir al mejoramiento de la nutrición de la población rural, por lo que se establecerán vitrinas para evaluar y transmitir diferentes materiales biofortificados, entre ellos maíces QPM.
Los maíces QPM (Alta Calidad Proteica, en inglés) son producto de la investigación colaborativa conducida por el CIMMYT en conjunto con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP). Se trata de maíces biofortificados por métodos naturales (no transgénicos) y representan uno de los logros científicos más relevantes de la historia moderna de la humanidad y una aportación de México al mundo por el que la doctora Evangelina Villegas, investigadora del CIMMYT, ganó el Premio Mundial de la Alimentación en el año 2000.
Esta colaboración del CIMMYT en Quintana Roo se suma a la visión del Gobierno del estado de empoderar a las familias más vulnerables de la región, particularmente en lo referente a la seguridad alimentaria y temas de género. En este sentido, el trabajo conjunto entre el Gobierno del estado y el centro de investigación contribuye a potenciar los esfuerzos de la Agencia para la Seguridad Alimentaria, el Instituto para Economía Social y el Programa Mujer es Poder, iniciativas de la administración estatal que son coincidentes con la misión global del CIMMYT para mejorar los medios de vida de los productores.
Firma de convenio de colaboración entre el gobierno de Zacatecas y el CIMMYT para la impartición del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)
Firma de convenio de colaboración entre el gobierno de Zacatecas y el CIMMYT para la impartición del curso Técnico Certificado en Agricultura Sustentable. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)
Para afrontar los retos del campo zacatecano, la Secretaría del Campo del Gobierno del Estado de Zacatecas y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) firmaron un acuerdo de colaboración para formar técnicos certificados enagricultura sustentable quienes podrán brindar un acompañamiento especializado a productores.
El curso de Técnico Certificado en Agricultura Sustentable es una estrategia de capacitación impulsada por el CIMMYT para formar técnicos especializados en sustentabilidad agrícola al más alto nivel, cuya función es contribuir a la resolución de tres importantes retos en el país: seguridad alimentaria, pobreza y cambio climático.
El curso incluye sesiones teóricas y prácticas a cargo de destacados especialistas para proporcionarle a los participantes diversas herramientas en gestión para la innovación, técnicas agronómicas sustentables y herramientas para la formación y la comunicación que, en conjunto, permiten acelerar la adaptación, adopción y difusión de las tecnologías que responden a los retos actuales que enfrentan los productores y la agroindustria.
Durante el acto, estuvieron presentes Jesús Padilla, titular de la Secretaría del Campo de Zacatecas; Juan Manuel Martínez, Subsecretario Agrícola; Jaime Morales, director de Riesgos Agrícolas: Jelle Van Loon, director asociado del programa de Sistemas Agroalimentarios Sustentables del CIMMYT; y Alberto Cabello, gerente del Hub Intermedio del CIMMYT.
“Estos técnicos estarán capacitados para difundir prácticas sustentables pertinentes a cada contexto biológico y cultural en que se desenvuelven los productores de Zacatecas”, señaló el gerente del Hub Intermedio, quien enfatizó en que “disponer de más técnicos certificados contribuirá al crecimiento y escalamiento de las innovaciones agronómicas que se requieren en el estado”.
Evaluación de forrajes en la Mixteca de Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
Evaluación de forrajes en la Mixteca de Oaxaca, México. (Foto: Hub Pacífico Sur-CIMMYT)
“Aquí estamos probando qué mezclas de cultivo de forrajes permiten incrementar el rendimiento bajo el sistema de agricultura de conservación”, comenta Leodegario Osorio Alcalá, investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y responsable del campo de experimentación del INIFAP en Santo Domingo Yanhuitlán, ubicado en la región de la mixteca oaxaqueña, en el sur de México.
Con financiamiento del proyecto CLCA —impulsado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) e implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores— el investigador ha centrado su labor en el establecimiento de siete tratamientos de diferentes especies forrajeras para identificar con cuáles se produce forraje de mejor calidad para el ganado ovino, caprino, vacuno o de otros tipos.
CLCA es un proyecto que promueve el uso de la agricultura de conservación en sistemas agropecuarios en zonas áridas para mejorar la eficiencia en el uso de agua, la fertilidad del suelo y la productividad.
A diferencia de la siembra convencional de cereales donde se destina una superficie para un solo tipo de cultivo, Leodegario refiere que las prácticas sustentables que se impulsan a través del proyecto permiten obtener mejores resultados. El investigador ha comprobado, por ejemplo, que en una siembra en surcos y “en el mismo momento” de avena mezclada con triticale es posible cosechar 24,5 toneladas por hectárea materia verde y 7,8 toneladas en materia seca, además de que “la calidad de forraje es mayor a que si se sembrara avena sola”.
Si se combina la siembra de ebo junto con canola, avena, girasol y cebada se logra un doble propósito: proporcionar proteína para el forraje y fijar nitrógeno atmosférico, “el cual va a estar disponible en el suelo, para que el cultivo que se siembre posteriormente pueda nutrirse”.
Para identificar qué mezcla de forraje nutre de mejor manera a los animales, en el campo de experimentación donde está Leodegario se hace un manejo controlado de 21 cabezas de ganado que pastorean “directamente en el cultivo”.
Con ayuda de un cerco eléctrico móvil que funciona mediante un sistema alimentado por un panel solar, por tres días los 21 borregos pastan en un área de 720 metros cuadrados, en donde el 50 % es una siembra de mezcla de especies como la avena, cebada y triticale, mientras que en el resto hay arbustos y árboles de guaje que les proporcionan sombra y una fuente de proteína.
“Eso hace que la alimentación de este ganado sea más balanceada, más completa comparado con un sistema convencional en donde el ganado va a pastorear lo que encuentra”, resalta Leodegario.
Que el ganado llegue al terreno a comer la avena le permite consumir “lo más digerible, lo más suave: el grano” y “la parte más lignificada del tallo, es decir, la parte más leñosa” se queda en la superficie sembrada como una cobertura que ayuda a conservar humedad, además de la descomposición que se logra con el tiempo “puede contribuir con materia orgánica”.
Los investigadores que participan en el proyecto han comprobado que este sistema de pastoreo controlado “también permite controlar la maleza porque los borregos la comen, reducimos así el uso de herbicidas, a la vez de que se reducen gastos al no requerir de una persona que les cuide todo el día, ya que este cerco eléctrico se va moviendo de acuerdo con la cantidad de pastura que haya y al número de animales”.
La investigación colaborativa que promueve el CIMMYT con instituciones como el INIFAP es parte de la vinculación para implementar con éxito el proyecto CLCA, permitiendo enlazar los sistemas agropecuarios de agricultura de conservación con alternativas viables para los productores que necesitan forraje para sus animales.
Los resultados de esta plataforma de investigación cobran más relevancia ante la discusión de si es mejor retirar el rastrojo —conjunto de tallos y hojas que quedan tras la cosecha— para que lo consuma el ganado o dejarlo en la parcela como cobertura para retener humedad y proteger al suelo de la erosión.
Son “alternativas que nos van a permitir entonces mostrar cómo podemos hacer un uso equilibrado del rastrojo, tanto para los animales como para el suelo y de esta manera ir viendo cómo podemos acelerar la adopción de la agricultura de conservación, que por una parte mejora la estructura del suelo y por otra hace sostenible la producción pecuaria de ovinos con un manejo mucho más adecuado que si solo hiciéramos pastoreo extensivo”.
Productores bolivianos en vivero destinado a la reproducción de especies nativas para su uso como barreras vivas. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Productores bolivianos en vivero destinado a la reproducción de especies nativas para su uso como barreras vivas. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
A 3 653 metros sobre el nivel del mar, en la región altiplánica de la cordillera de los Andes, se encuentra una costra de sal tan extensa (más de 10 mil kilómetros cuadrados) y llana que el cielo mismo se refleja en ella. Conocido también como “el espejo del mundo”, el Salar de Uyuni, en Bolivia, es el mayor desierto de sal del planeta, posiblemente la mayor reserva de litio a nivel global y una maravilla geológica y natural excepcional.
Al norte, a más de cinco mil kilómetros de ahí, otro paisaje yermo se extiende con una inusual y desértica belleza, con páramos que han sido comparados con paisajes lunares o de Marte y que constituyen la base de un geoturismo único que permite comprender los procesos que modelan la superficie terrestre. Se trata de la Mixteca Alta oaxaqueña, en México, otro sitio excepcional.
Más allá de sus paisajes desérticos, de sus características geológicas únicas y de su potencial turístico y para la producción de recursos o energía, ¿qué tienen en común estos dos sitios tan distantes uno del otro?
Desafortunadamente, es la degradación de los suelos y la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas las que conectan a estos dos lugares emblemáticos: en Bolivia, la blancura del salar, que atrae a miles de turistas cada año, está siendo oscurecida por el suelo que el viento arrastra de los sitios agrícolas cercanos. Los exóticos paisajes de la Mixteca, por su parte (que en algún momento albergaron bosques), fueron forjados a fuerza de un mal uso de la tierra por generaciones.
Además del tema relacionado con el paisaje, muchas familias productoras de las zonas áridas del altiplano boliviano y de la mixteca oaxaqueña siguen teniendo dificultades para obtener una producción suficiente para subsistir. Los suelos degradados y la poca disponibilidad de agua son dos de los principales obstáculos que, por si fuera poco, se tornan aún más graves debido a los efectos del cambio climático.
Para aumentar de manera sostenible la producción y mejorar la resiliencia climática de las comunidades de agricultores de pequeña escala y sus sistemas de producción en estas dos regiones de Bolivia y México, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversos colaboradores en ambos países, impulsan el proyecto CLCA.
CLCA (Uso de la Agricultura de Conservación en sistemas agropecuarios en zonas áridas para mejorar la eficiencia en el uso de agua, la fertilidad del suelo y la productividad en países del norte de África y Latinoamérica) inició operaciones en 2018 y, desde entonces, impulsa acciones específicas y adaptadas para cada contexto particular, aunque con un objetivo común: mejorar las condiciones de los agricultores locales.
En Bolivia, por ejemplo, el proyecto incluye la capacitación para redoblar esfuerzos en la identificación e implementación de barreras vivas, es decir, cultivos que actúan como obstáculos físicos para reducir el efecto erosivo del viento, particularmente en zonas donde el cultivo intensivo de la quinoa empobreció drásticamente los suelos.
“El CIMMYT nos ha permitido mejorar la experiencia sobre barreras vivas y hemos ampliado nuestro trabajo de capacitación, también nos ha ayudado a multiplicar más plantas de especies nativas (aptas para establecerse como barreras vivas) y hemos enseñado a los agricultores sobre este tema en comunidades fundamentalmente cercanas a Uyuni”, comenta Genaro Aroni, agrónomo de la Fundación PROINCA que colabora para el proyecto CLCA.
“La necesidad es tremendamente inmensa, son más de 100 comunidades que han cultivado quinoa y nosotros estamos trabajando solo con algunas, pero es una experiencia muy, muy importante, riquísima por los conocimientos y el manejo que se ha hecho con especies nativas porque nos permite ofrecer una perspectiva de cómo se puede solucionar el problema medioambiental en en el altiplano sur y abre la posibilidad de que, con el tiempo, podamos recuperar estos ecosistemas”, comenta Aroni.
Tanto en Bolivia como en México el proyecto también contempla acciones para mejorar los sistemas agrícola-ganaderos característicos de cada región. En el país sudamericano suelen ser las llamas y, en la mixteca oaxaqueña, destaca el ganado ovino y caprino. En este sentido se desarrollan diversas investigaciones.Por ejemplo, en la plataforma de investigación de Santo Domingo Yanhuitlán, en Oaxaca, investigadores del CIMMYT y del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) evalúan diferentes especies forrajeras para identificar con cuáles se produce forraje de mejor calidad para el ganado.
Separadas por más de cinco mil kilómetros, pero unidas por un fin común, el altiplano boliviano y la mixteca oaxaqueña están permitiendo sentar las bases para implementar acciones que permitan mejorar la eficiencia en el uso de agua, la fertilidad del suelo y la productividad en zonas áridas donde, día a día, cientos de familias productoras buscan su alimento y su sustento.
El productor Emiliano Melchor, de Oaxaca, México, mostrando su parcela en la que ha diversificado cultivos para mejorar la actividad biológica y la rentabilidad de su sistema, evitando así la deforestación del bosque. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
El productor Emiliano Melchor, de Oaxaca, México, mostrando su parcela en la que ha diversificado cultivos para mejorar la actividad biológica y la rentabilidad de su sistema, evitando así la deforestación del bosque. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
En la producción actual de alimentos prevalece un alto uso de insumos —como fertilizantes, pesticidas, energía, tierra y agua— y prácticas insostenibles —como el monocultivo, la labranza intensiva y la deforestación— que contribuyen a incrementar el riesgo de extinción de especies nativas, al deterioro de las especies de plantas cultivadas, al calentamiento global y a la pérdida y contaminación de suelo y agua. Además, favorecen dietas poco diversas e ingresos menos estables.
En la agricultura se produce una gran cantidad de desechos, lo que da como resultado que se desperdicie más de un tercio de los alimentos producidos a nivel global. También suelen desaprovecharse los residuos de cultivos y otros recursos que pueden reciclarse en lugar de desperdiciarse. Una agricultura más respetuosa de la naturaleza incluye la adopción de prácticas que protegen, gestionan, restauran la naturaleza y reciclan los nutrientes. Este tipo de agricultura puede apoyar una producción de alimentos más sostenible y brindar servicios ecosistémicos.
Soluciones Positivas para la Naturaleza es una iniciativa que busca, precisamente, promover una agricultura basada en la gestión y protección del medioambiente y la agrobiodiversidad para que, desde una perspectiva regenerativa, no agote ni destruya los recursos naturales.Su orientación es implementar sistemas agroalimentarios que brinden alimentos y bienestar y, al mismo tiempo,hacer de la agricultura un elemento que contribuya a permanecer dentro de los límites planetarios.
La iniciativa, impulsada por el CGIAR —alianza global que agrupa a centros de investigación de todo el mundo—, incluye a Colombia, Burkina Faso, India, Kenia y Vietnam, donde tienen presencia el Centro Internacional de la Papa (CIP), la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT-Bioversity), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), el Instituto Internacional del Manejo del Agua (IWMI), y el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI).
En el marco de esta iniciativa, el pasado 21 y 22 de septiembre se realizó, en Palmira Colombia, un taller de planeación para discutir un marco común, definir sitios específicos de trabajo y metas factibles para la iniciativa e identificar vínculos potenciales con actores clave. En este taller se contó con la participación de organizaciones como Agrosavia, el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt de Colombia, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (WCS), FORESTPA, CORPOAMAZONIA, Refocosta, entre otras.
La iniciativa contempla cinco paquetes de trabajo que responden a la estrategia de investigación e intervención: conservación in situ y ex situ de la agrobiodiversidad, manejo sustentable de los recursos naturales (agrobiodiversidad, agua, suelo), restauración del suelo, reciclaje y manejo de los residuos, y fomento de un ambiente político y socioeconómico para la promoción de las soluciones positivas para la naturaleza desde una perspectiva de inclusión social.
A través de Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT—, el CIMMYT ha acumulado experiencia en el uso de tecnologías y prácticas sustentables en diferentes regiones agroecológicas y con diferentes tipos de productores —como el uso de la diversificación de cultivos, cero labranza, feromonas para el control de plagas, uso de tecnologías herméticas para la conservación de granos, compostaje para un manejo menos intensivo y amigable con el planeta—, de manera que a través de Soluciones Positivas para la Naturaleza se busca llevar esta experiencia a Colombia en colaboración con los centros del CGIAR y las instituciones públicas y privadas de ese país.
Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)
Rastrojo como cobertura del suelo en cultivo de cebada. (Foto: CIMMYT)
En el municipio de Cuerámaro, San José de Ramales, en el estado de Guanajuato, se siembra principalmente trigo y cebada en el ciclo otoño-invierno. A pesar de las limitaciones de agua en la región, destaca el cultivo de Esperanza de Heineken, una variedad de cebada que ha ido creciendo en superficie cada año debido a que el ciclo biológico de la cebada es más corto, comparado con el trigo.
Refugio Botello Rodríguez es uno de los productores de cebada de San José. Debido a la necesidad de hacer un uso más eficiente del agua en la región y con la intención de mejorar sus costos de producción, optó por poner en práctica la agricultura de conservación «esperando tener la humedad suficiente debajo de los rastrojos para que la planta llegue a cosecha sin dificultad», comenta el productor.
Fue a través del proyecto Cultivando un México Mejor —de HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— que el señor Refugio recibió capacitación y acompañamiento técnico para establecer este sistema de producción sustentable basado en un mínimo movimiento del suelo y en su cobertura con rastrojo para protegerlo de la erosión, mejorar su estructura, su capacidad de infiltración de agua y de retención de humedad.
«Hasta la fecha se han aplicado dos riegos, el de nacencia y el primer auxilio. Lleva ahorrado, en promedio, 1 300 metros cúbicos de agua por hectárea que bien pueden servir para otro riego. La cebada se encuentra en mejores condiciones de porte y se ha desarrollado más que con la agricultura convencional basada en movimiento continuo del suelo y sin dejar rastrojo sobre la superficie», puntualiza el equipo técnico de Cultivando un México Mejor que asesora al señor Refugio.
Optar por una agricultura sustentable ha tenido otros beneficios. Refugio hace cuentas: lleva ahorrados tres pasos de rastra más el surcado, lo que asciende a aproximadamente a 2 800 pesos (MXN) por hectárea.
Por cómo se ve su cultivo, el señor Refugio ahora está convencido de que la agricultura de conservación es una buena alternativa: «la semilla sí nace entre la paja (rastrojo) y el agua avanza bien», menciona. Incluso ya está pensando cómo mejorar algunos aspectos el siguiente ciclo en el que tiene la intención de desvarar después de sembrar o sembrar sin desvarar y solo reformar el surco a poca profundidad.
Las prácticas que ahora hace el señor Refugio también le han representado mayor tiempo y recursos disponibles para dedicarlos a su familia: “Mi hijo está enfermo y he visto cómo esta práctica me puede hacer ahorrar tiempo y dinero. A veces me siento cansado para andar arriba del tractor a vuelta y vuelta. Mi hijo me ayudaba, pero ahora necesita atención médica y le digo «vámonos a descansar, hijo, y a cuidarnos». También le digo «¿ves hijo?, no necesitamos mover el suelo» porque ahora vemos que la cebada está bien desarrollada donde solo se ha sembrado entre los rastrojos”.
Directivos de Nestlé y el CIMMYT en las instalaciones del centro de investigación en mención, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Directivos de Nestlé y el CIMMYT en las instalaciones del centro de investigación en mención, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
En el marco del Día Nacional del Maíz, Nestlé México, en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), robustecen su compromiso de apoyar el desarrollo de los agricultores en México, a través de la iniciativa Plan Maíz, que alineada con metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), buscan potenciar la productividad, incrementar y mejorar las prácticas de Agricultura Regenerativa para incidir positivamente en la seguridad alimentaria, el impacto ambiental y la inclusión social del campo mexicano.
En México, el maíz no solo se trata de un alimento básico, sino de un componente fundamental del patrimonio gastronómico, cultural y de la identidad de los mexicanos. Por ello, desde 2017, Nestlé México y el CIMMYT firmaron un acuerdo de colaboración para trabajar de manera conjunta y contribuir no solamente a mejorar la calidad de vida de los agricultores, sino a cuidar de los recursos con los que se produce uno de los granos más importantes para nuestro país, para el mundo y para el sector agroalimentario.
El evento “Plan Maíz, compromiso por la agricultura regenerativa y la sustentabilidad”, contó con la participación del Dr. Bram Goavaerts, director general del CIMMYT; Julieta Loaiza, Vicepresidenta de Comunicación y Asuntos Corporativos de Nestlé México, así como de representantes y directivos deambas instituciones, con el propósito de presentar avances y ratificar los acuerdos rumbo al futuro, con la finalidad de seguir conjuntandorecursos y acciones en pro del desarrollo de la agricultura en México.
“En Nestlé estamos comprometidos con la sustentabilidad y el desarrollo del campo mexicano. Tenemos en este hermoso país más de 90 años de trabajo, compromiso y experiencia, por lo que ampliaremosnuestro impulso al desarrollo y la capacitación de los agricultores para mejorar sus procesos productivos a través de prácticas de agricultura regenerativa, para el cuidado de los recursos naturales y de la seguridad alimentaria de México”, comentó Julieta Loaiza, Vicepresidenta de Comunicación y Asuntos Corporativos.
Por su parte, el Dr. Bram Govaerts, dijo: “En CIMMYT estamos muy comprometidos con los productores de maíz y trigo de México por lo que esta alianza Nestlé – CIMMYT nos permitemultiplicar el impacto para proteger y conservar los recursos agrícolas de México y fortalecer la seguridad alimentaria de las y los mexicanos.”
Los resultados de “Plan Maíz” obtenidos hasta la fecha son significativos: el número de agricultores beneficiados es de 400, quienes han adoptado prácticas sustentables para la producción tanto de maíz como de trigo, puesto que asistieron a capacitaciones y eventos demostrativos en los que se promueve un modelo de producción comercial más sustentable.
Gracias a las capacitaciones del acuerdo, el volumen producido de maíz y de trigo creció a un volumen total acumulado de más de 193,000 ton de maíz y 21,690 ton de trigo. El proyecto impactó en más de 9,000 hectáreas de maíz y trigo. En total, y durante 8 ciclos productivos, el acumulado de hectáreas impactadas ascendió a más de 19,000, donde se tiene registro de al menos la adopción de una práctica sustentable como: fertilidad integral, manejo integral y responsable de fertilizantes y fitosanitarios, entre otras.
Nestlé ha encaminado sus acciones a lograr cero emisiones netas en sus operaciones para 2050. En ese sentido, centra sus esfuerzos en actuar sobre el cambio climático a partir del apoyo y ampliación a la Agricultura Regenerativa. Eso significa perfeccionar y hacer crecer programas de sostenibilidad agrícola en las principales materias primas.
Para lograrlo, intensifican su compromiso con los agricultores para que las soluciones que crean para y con ellos logren un cambio positivo y sostenible tanto en sus procesos agrícolas como en las principales materias primas. Por ello,se buscaque el 20% del maíz y trigo proveniente de “Plan Maíz” provenga de prácticas de agricultura regenerativa para 2025 y el 50% para 2030 y así seguir construyendo en el compromiso de desarrollar todo el poder de la alimentación para mejorar la calidad de vida, hoy y para las futuras generaciones.
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Acerca de Grupo Nestlé México
Nestlé es la compañía de alimentos y bebidas más grande del mundo. Está presente en 187 países de todo el mundo, y sus 300,000 empleados están comprometidos con el propósito de Nestlé de mejorar la calidad de vida y contribuir a un futuro más saludable. Nestlé ofrece una amplia cartera de productos y servicios para personas y sus mascotas a lo largo de sus vidas. Sus más de 2000 marcas van desde iconos globales hasta favoritos locales. El rendimiento de la empresa está impulsado por su estrategia de nutrición, salud y bienestar. Nestlé tiene su sede en la ciudad suiza de Vevey, donde fue fundada hace más de 150 años. Con 90 años de presencia en México, Nestlé también es la empresa líder en Nutrición, Salud y Bienestar en el país, contando con el respaldo de 32 Centros de Investigación globales, 17 fábricas en 7 estados y 16 centros de distribución, en los cuales se generan 13,000 empleos. Visite: www.nestle.com.mx
Sobre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es una organización internacional enfocada en la investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro que empodera a los agricultores a través de la ciencia y la innovación para nutrir al mundo en medio de una crisis climática. Aplicando ciencia de alta calidad y alianzas sólidas, el CIMMYT trabaja para lograr un mundo con personas más sanas y prósperas, libres de crisis alimentarias mundiales y con sistemas agroalimentarios más resilientes. La investigación del CIMMYT aporta una mayor productividad y mejores ganancias a los agricultores, mitiga los efectos de la crisis climática y reduce el impacto ambiental de la agricultura.
El CIMMYT es miembro del CGIAR, una alianza mundial de investigación para un futuro con seguridad alimentaria dedicada a reducir la pobreza, mejorar la seguridad alimentaria y nutricional y mejorar los recursos naturales.
Sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento, del 23 de agosto de 2022. (Foto: Jelle Van Loon/CIMMYT)
Sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento, del 23 de agosto de 2022. (Foto: Jelle Van Loon/CIMMYT)
La Semana Mundial del Agua (del 23 de agosto al primero de septiembre) es una iniciativa de diversas organizaciones a nivel global —coordinada por el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo— para explorar nuevas formas de gestionar el agua y abordar los mayores desafíos de la humanidad que la implican: desde la seguridad alimentaria y la salud hasta la agricultura, la tecnología, la biodiversidad y el clima.
Como en muchos otros lugares del mundo, en México, la grave situación del agua también ha llevado el tema a las mesas de debate más importantes del país, incluyendo diversos espacios y foros gubernamentales.
El pasado 23 de agosto, por ejemplo, se desarrolló una sesión de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento —por primera vez fuera de la Cámara de Diputados— de la LXV Legislatura en el Tecnológico Nacional de México (TECNM) campus Pabellón de Arteaga, en Aguascalientes, México, a la que fue convocada el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para exponer, desde la óptica científica, las posibilidades para optimizar el uso del agua en el campo mexicano.
Durante su intervención, Jelle Van Loon, investigador del CIMMYT, enfatizó que “Sí es posible reducir el consumo de agua sin perder la productividad”. En este sentido, el científico del CIMMYT expuso la amplia evidencia que se ha generado desde las distintas plataformas de investigación, misma que confirma que la agricultura sustentable es clave para la gestión del agua en México.
De acuerdo con la evidencia científica, para países como México la tecnificación del riego no sería una solución que deba priorizarse sobre otras, pues la gestión agrícola es mucho más importante: “vemos que hay menos erosión en parcelas donde se han implementado mejores prácticas, eso hace que haya menos contaminación en los ríos, que el agua esté más limpia cuando llega a los pozos para ser utilizada. A nivel de cuenca las prácticas sustentables permiten que haya más infiltración y por lo tanto una mayor recarga de los acuíferos”, señaló el investigador del CIMMYT.
Finalmente, Jelle Van Loon habló de la diversidad de proyectos que el CIMMYT impulsa junto con colaboradores de los sectores público, privado, académico y social. Entre ellos, por el papel central del agua, destaca la iniciativa Aguas Firmes, un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el CIMMYT y diversas organizaciones, cuyo objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.
Irene Lerma, directora general de Grupo SAFINSA. (Foto: CIMMYT)
Irene Lerma, directora general de Grupo SAFINSA. (Foto: CIMMYT)
“Queremos conservar suelos fértiles para el futuro, para nuestros hijos”, dice con énfasis Irene Lerma Chin y aclara que no solo es el futuro lo que le debe preocupar a la sociedad, sino también el presente: “Si queremos seguir viviendo, tener una vida sana, definitivamente necesitamos cultivar con prácticas sustentables, no podemos seguir trabajando con agricultura convencional. Esto es indispensable”.
Irene es la directora general del Grupo SAFINSA, un grupo de empresas con diferentes giros basados en agricultura: “tenemos una parafinanciera, damos créditos de avío —para financiar necesidades de capital de trabajo— a productores, les compramos el grano, hacemos la comercialización, tenemos un fondo de aseguramiento agrícola y sembramos, también somos agricultores”.
La organización cuenta con más de ocho años de operación y, desde su creación, se ha involucrado en diferentes actividades para mejorar el medioambiente y la calidad de vida de los productores: “cuando empezó SAFINSA siempre esa fue la idea, trabajar con agricultura sustentable y responsabilidad social. Y así nos acercamos al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ya hace como seis o siete años. Desde entonces hemos estado trabajando con ellos de la mano en diferentes actividades”, comenta Irene.
Para SAFINSA una agricultura con responsabilidad es aquella en la que el productor puede cultivar a un menor costo, con buenos rendimientos, mejores ingresos y menor impacto ambiental, pero también donde se producen alimentos más sanos para la sociedad. Por esta razón “la colaboración con Grupo Bimbo ha sido un apoyo enorme”, comenta Irene sobre el proyecto de abastecimiento responsable que impulsa el Grupo Bimbo con el soporte científico del CIMMYT.
El CIMMYT ha compartido “nuevas tecnologías a nuestros técnicos de campo y ellos las han implementado junto con todos los productores que traemos dentro de nuestra base”, comenta la representante de SAFINSA, agregando que sumado al conocimiento “la comercialización para nosotros es importante. Y por eso la participación de Grupo Bimbo en esto le da seguridad a todo el esquema que queremos tener como agricultores”.
Un ejemplo de cómo las prácticas de agricultura sustentable y la vinculación a mercados pueden generar grandes oportunidades es el cultivo de ajonjolí que, en el caso de los productores del Valle del Carrizo y las zonas donde opera SAFINSA, se propuso como una opción para evitar el monocultivo de cereales.
“Ahora el ajonjolí es cultivado con todas las prácticas sustentables. Desde ahí ya valoramos cómo va a llegar a la mesa de los consumidores. Eso es lo más importante y realzo la labor de Grupo Bimbo que vieron la oportunidad y nos dijeron «mira, aquí podemos tener una planta (para procesar el ajonjolí), una industria», que hoy es la primera que hay en todo Sinaloa. Eso motivó también a los productores a hacer rotación de cultivos, a sembrar ajonjolí. Además, promovemos que no se queme la soca y sobre eso siembran el ajonjolí”.
Con mejores prácticas agrícolas y empresas que valoran la producción sustentable las oportunidades se multiplican: “Como productores estamos contentos porque nos están dando la oportunidad de una comercialización segura en su momento. Además, los productores van a reducir costos, van a tener una mejor producción y los recursos naturales se van a cuidar. Eso es de lo más importante que llevan estos esquemas de trabajo para ellos”, finaliza Irene.