Capacitación en poscosecha en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Capacitación en poscosecha en Oaxaca, México. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
La pobreza rural es una problemática persistente en México. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) de 2022, el 57.7 % de la población en las áreas rurales enfrenta condiciones de pobreza, en comparación con el 36.6 % en las zonas urbanas.
Para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores, la agricultura sustentable es una herramienta fundamental en la lucha contra la pobreza rural. Por ello, a través de diversos proyectos se ha enfocado en los agricultores de pequeña escala, particularmente mujeres y jóvenes, empoderándolos para mejorar sus sistemas de producción y elevar su calidad de vida.
¿Cómo las prácticas de agricultura sustentable pueden mejorar las condiciones de vida en el medio rural? De acuerdo con el Banco Mundial, en 2020, aproximadamente el 60% de la población rural en los países en desarrollo dependía de la agricultura para su sustento. Si se considera que la dependencia de la agricultura es una característica común en las áreas rurales de todo el mundo (y la pobreza rural está intrínsecamente ligada a esta realidad), entonces mejores prácticas agrícolas (sustentables) significan mayores oportunidades de consolidar sistemas agroalimentarios productivos, rentables y resilientes.
Además, el CIMMYT y sus colaboradores han establecido plataformas de investigación que favorecen el desarrollo comunitario en áreas rurales. Estas plataformas permiten la colaboración entre agricultores, investigadores y otros actores relevantes para abordar desafíos específicos en la agricultura y encontrar soluciones prácticas. Este enfoque, con un énfasis en la investigación participativa, promueve la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles y efectivas.
De acuerdo con la FAO, la inversión en educación y capacitación agrícola puede aumentar la productividad agrícola en un 20% o más. En este sentido, el desarrollo de capacidades es fundamental para romper el ciclo de pobreza en el medio rural, cuyas comunidades son, a menudo, las más afectadas por el cambio climático debido a su dependencia de la agricultura y la ganadería.
Las sequías, inundaciones y eventos climáticos extremos pueden destruir cultivos y ganado, agravando aún más la pobreza rural. La adopción amplia de sistemas como la agricultura de conservación, que permite conservar mayor humedad en el suelo, constituye una alternativa viable para que los agricultores puedan hacer frente a esta variabilidad y por eso el CIMMYT y sus colaboradores consideran a este sistema herramienta fundamental en los distintos proyectos que impulsan y el eje para sumar otras prácticas y tecnologías sustentables, como las tecnologías herméticas poscosecha.
De acuerdo con el Banco Mundial, la falta de infraestructura de transporte y almacenamiento adecuada en muchas áreas rurales puede llevar a pérdidas poscosecha que ascienden a más del 20% de la producción agrícola total. Este hecho genera dificultades en el acceso a mercados eficientes y la capacidad de comercializar productos agrícolas de manera efectiva, limitando los ingresos de los agricultores. Por esta razón, las tecnologías herméticas poscosecha y el fomento de la asociatividad son esenciales.
Así, a través de la investigación, la capacitación y la colaboración comunitaria, el CIMMYT y sus colaboradores están trabajando para empoderar a los agricultores de pequeña escala, en particular a mujeres y jóvenes, para que superen los desafíos de la pobreza y construyan un futuro más prometedor en las zonas rurales del país.
En medio de la transición a One CGIAR y los confinamientos debido a la pandemia del COVID-19, la comunidad de la organización de investigación de maíz y trigo líder en el mundo encontró el momento para frenar y sopesar los éxitos y los cuellos de botella de este año complicado. Más de 400 personas distribuidas en las 13 oficinas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en todo el mundo se reunieron para un evento virtual para cerrar 2020.
Con la ayuda de la vasta experiencia del economista de renombre mundial Jeffrey Sachs en desenredar las crisis mundiales, el desarrollo sostenible y el alivio de la pobreza, el personal reflexionó sobre el papel que desempeñan dentro del CGIAR y para ayudar al CIMMYT a aumentar su impacto en la seguridad nutricional, el alivio de la pobreza y un mundo mejor.
Al conectarse desde su casa en Nueva York, Sachs instó al CGIAR a ver más allá de las prioridades de investigación que se propuso lograr hace medio siglo. Con el 50 aniversario del CGIAR en 2021, Sachs alentó al CGIAR a pensar en las prioridades de investigación para los próximos 50 años. «Nos enfrentamos a un conjunto de desafíos probablemente más sistémicos e incluso más complejos en la alimentación en 2021, de lo que quizás fue el caso en 1971», dijo.
“Necesitamos expandir la agenda de investigación más allá del aún importante enfoque en mejores rendimientos y variedades para considerar el sistema alimentario de manera integral. Nuestro objetivo es un sistema alimentario global que permita dietas saludables, uso sostenible de la tierra, resiliencia al cambio ambiental y buenos medios de vida para las familias agrícolas”.
“Nuestro objetivo es un sistema alimentario global que permita dietas saludables, uso sostenible de la tierra, resistencia al cambio ambiental y buenos medios de vida para las familias agricultoras”.
Aunque no es tan famoso como sus organizaciones colegas, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP), Bill Gates ha calificado al CGIAR de “esencial para alimentar nuestro futuro”. Sachs recalcó este sentimiento e instó al CGIAR a asumir su papel vital en «lograr una agricultura sostenible y dietas saludables para todos».
Los próximos 50 años
A medida que el CIMMYT se traslada a One CGIAR, capitalizará sus más de 50 años de experiencia, impacto y pericia en innovaciones genéticas, transformación de sistemas y herramientas para sistemas agroalimentarios resilientes y adoptará plenamente la misión de One CGIAR de ofrecer ciencia e innovación que promuevan la transformación de los sistemas alimentarios, terrestres y hídricos en una crisis climática.
A lo largo de 2020, el COVID-19 y los conflictos mundiales han ejercido una presión casi imposible sobre la producción agrícola, los medios de vida de los pequeños agricultores y las cadenas de suministro mundiales, que ya estaban abrumados. Como con cualquier sistema, requiere resiliencia para su sostenibilidad a largo plazo. “Por supuesto, el objetivo central del CGIAR ha sido anticipar las necesidades futuras de la producción de alimentos y áreas de nueva resiliencia como la resiliencia a las inundaciones o la sequía”, dijo Sachs.
“Yo agregaría [para que su estrategia futura también considere] la resistencia a las interrupciones sociales y las interrupciones en las cadenas de suministro globales, como experimentamos con el COVID-19 pero también con las tensiones geopolíticas”, aconsejó.
Jeffery Sachs citado en el evento virtual del CIMMYT en diciembre de 2020 (Gráfico: CIMMYT)
Mantener los cereales en la ecuación
Si bien la diversificación es importante para la dieta humana y la sostenibilidad de la producción agrícola, no podemos permitirnos ignorar los principales cereales. El maíz, el arroz y el trigo proporcionan un valor nutricional básico, macro y micronutrientes que muchas personas en todo el mundo pueden obtener.
Sachs pidió al CGIAR que examinara profundamente la cuestión de la pobreza económica y la pobreza alimentaria, tanto en las zonas rurales como urbanas. “El CGIAR tiene más conocimiento sobre cómo viven los pequeños agricultores y cómo sus vidas están cambiando que cualquier otra institución de investigación en el mundo. Y creo que, por lo tanto, su trabajo puede brindar una gran orientación sobre la lucha general contra la pobreza y sobre la anticipación de una mayor urbanización en los años futuros, a medida que la agricultura se vuelva más mecanizada y los pequeños agricultores o los hijos de los pequeños agricultores de hoy se vayan a las zonas urbanas en la próxima generación.
“El CGIAR tiene más conocimiento sobre cómo viven los pequeños agricultores y cómo sus vidas están cambiando que cualquier otra institución de investigación en el mundo. Y creo que, por lo tanto, su trabajo puede brindar una gran orientación sobre la lucha general contra la pobreza».
Sachs reconoció la gran e importante tarea que enfrenta el CGIAR en su futuro. “Todo esto es increíblemente difícil. […] Creo que los desafíos del sistema alimentario son los más complejos de todos los desafíos de sostenibilidad que enfrentamos”.
Sachs habló de la tarea en cuestión con urgencia y de que no hay mayor desafío intelectual que la transformación hacia una agricultura sostenible: “El papel del CGIAR será único e indispensable para ayudarnos a guiarnos a través de esas transformaciones. Creo que este es el momento indispensable para que el CGIAR diseñe su nueva agenda de investigación para los próximos 50 años para que sea la que nos ayude a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París”.
Sidameika Tura village market, Arsi Negele, Ethiopia, 2015. Photographer: CIMMYT/ Peter Lowe.
Una mujer vende maíz en el mercado de Sidameika Tura, Arsi Negele, Etiopía. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)
Disclaimer: Las opiniones expresadas en este artículo son las de los autores y no reflejan necesariamente la política oficial o la posición del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
Si bien todos los ojos están puestos en Lombardía, Madrid, Nueva York y Wuhan, ¿qué sabemos sobre el impacto del COVID-19 en las personas de bajos recursos en áreas rurales y en la seguridad alimentaria en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo se puede moderar el impacto de la crisis? ¿Qué avances positivos podría provocar este choque para llevarnos a una “nueva normalidad” mejorada? ¿Qué pueden hacer los donantes y las organizaciones para apoyar a los países de bajos y medianos recursos durante y después de esta crisis?
Los miembros del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural de la comunidad de escalamiento Scaling Up celebraron una reunión virtual para discutir estas preguntas y cómo las innovaciones del escalamiento podrían ayudar a la recuperación de la crisis actual y mitigar las futuras.
Las comunidades rurales de bajos recursos son particularmente vulnerables
Cuando se trata de una enfermedad altamente contagiosa, estar en una zona rural suena mejor que estar en una ciudad, pero esa es una impresión engañosa. Los pequeños agricultores a menudo son personas mayores que el promedio y, por lo tanto, son más vulnerables al virus y tienen menos acceso a los servicios de salud.
También dependen de los trabajadores de campo que no pueden viajar desde las comunidades circundantes para ayudarlos a plantar, deshierbar y cosechar. Para procesar los cultivos, los pequeños agricultores necesitan transportar los cultivos a los centros de procesamiento, que pueden estar cerrados, al igual que los mercados donde obtienen insumos o venden productos agrícolas. Las grandes empresas internacionales de agronegocios, que suministran insumos y compran productos locales de los agricultores, pueden retirarse, al menos temporalmente, de las economías rurales. Ya hay informes de agricultores que alimentan al ganado con fresas y brócoli en India, ya que no pueden llevar sus productos al mercado.
La mayoría de los agricultores también dependen de actividades no agrícolas para su sustento, ya que pueden ser trabajadores de campo para otros agricultores, trabajar en la industria del procesamiento o en la construcción. La interrupción del transporte y los cierres plantean serios desafíos para mantener la continuidad segura del negocio en toda la economía rural. El riesgo no es solo que la producción rural inmediata, las entregas de alimentos, las exportaciones, el empleo y los ingresos colapsen, sino también que la siembra para las cosechas del próximo año se verá interrumpida.
Es clave diferenciar entre las cadenas de suministro globales y locales, que sufrirán de diferentes maneras. Por ejemplo, en Uganda, los supermercados están abiertos, pero son pequeños, los mercados informales están cerrados. En crisis pasadas, los gobiernos se han centrado en la supervivencia de las cadenas de valor globales sobre las locales. Las pequeñas empresas rurales tienen más probabilidades de cerrar permanentemente en comparación con las empresas internacionales grandes.
A nivel mundial, el apoyo internacional para la agricultura y el desarrollo rural se ha retrasado en los últimos años. Hoy en día, el apoyo internacional de las agencias de ayuda y las ONG está siendo interrumpido, ya que los viajes están restringidos y las reuniones comunitarias están prohibidas. Con una mayor atención de los donantes a una crisis de salud nacional e internacional, la ayuda para las comunidades rurales puede caer precipitadamente.
Hombres transportan paja de trigo en el distrito Dodula de Etiopía. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)
Oportunidades para una “nueva normalidad” mejorada a medida que respondemos a la crisis
La respuesta a corto plazo para ayudar a minimizar el impacto de la crisis del COVID-19 en la población rural de escasos recursos es crítica, pero también debemos apoyar la formación de una “nueva normalidad” en la que los sistemas alimentarios rurales sean resilientes, rentables e inclusivos para la población rural de escasos recursos. Los miembros de la comunidad de escalamiento Scaling Up exploraron varias ideas.
En primer lugar, la pandemia del COVID-19 podría presentar oportunidades para romper silos y mostrar cuán estrechamente relacionados están la salud y la agricultura.
“El COVID-19 atraviesa sectores y jurisdicciones de manera que las organizaciones individuales y las estructuras de gobierno establecidas están mal equipadas para adaptarse”, dijo Larry Cooley, experto en escalamiento y fundador y presidente emérito de Management Systems International (MSI).
Por ejemplo, las redes de extensión agrícola rural podrían usarse para difundir información sobre la concientización y educación en salud en torno al COVID-19 y recopilar datos sobre los impactos locales. Esto puede causar y proporcionar alivio a corto plazo, pero también puede brindar oportunidades de colaboración a largo plazo.
“Nuestras redes agrícolas se adentran en las áreas rurales y estamos capacitando a nuestros empresarios agrícolas en la India para difundir mensajes, productos y servicios de salud para ayudar a abordar el COVID-19”, dijo Simon Winter, Director Ejecutivo de la Fundación Syngenta.
“En el Banco Africano de Desarrollo estamos brindando financiamiento de ayuda de emergencia y cambiando el propósito de los fondos para tener un vínculo con el COVID-19”, dijo Atsuko Toda, Director de Finanzas Agrícolas y Desarrollo Rural del banco.
En segundo lugar, una “nueva normalidad” también podría significar una independencia aún más fuerte de los proyectos, soluciones financiadas con fondos externos para una mayor propiedad local y experiencia en áreas rurales, algo que la comunidad de escalamiento Scaling Up ha estado promoviendo fuertemente. Podríamos ayudar a apoyar una mayor autonomía del agricultor, un mercado local fuerte y el escalamiento de las cadenas de valor locales. Fortalecer la capacidad de las pequeñas y medianas empresas que vinculan a los agricultores con los mercados urbanos podría ayudar a garantizar la estabilidad en los futuros choques económicos.
Los proyectos liderados por los gobiernos y los donantes analizaron demasiado las cadenas de valor globales y de exportación. Veo grandes oportunidades para ampliar las cadenas de valor de entrada y salida locales y regionales que benefician a los agricultores locales y las pequeñas y medianas empresas”, dijo Margret Will, experta en cadenas de valor.
En tercer lugar, la pandemia del COVID-19 presenta una oportunidad para acelerar la ampliación de las innovaciones.
“La falta de acceso a la mano de obra podría interrumpir la cosecha y la siembra en nuestros países Feed the Future, acelerando una tendencia ya predominante de migración, especialmente entre los jóvenes, a las áreas urbanas. Vemos una inminente necesidad de mecanización de granjas, utilizando maquinaria pequeña para arar, sembradoras, cosechadoras y otros equipos que ahorran tiempo y mano de obra”, dijo Mark Huisenga, Gerente Sénior de Programas de la Oficina de Resiliencia y Seguridad Alimentaria de USAID.
Masimba Mawire recolecta mazorcas de maíz después de quitar el grano usando un descascarador de maíz mecánico en Zimbabue. (Foto: Matthew O’Leary/CIMMYT)
Las comunidades rurales que usan prácticas más ecológicas intensivas, como la agricultura de conservación y la agricultura de empuje o las prácticas de almacenamiento seguro dependen menos de insumos externos y mano de obra.
La crisis actual nos obliga a usar sistemas de comunicación digital, reemplazar el trabajo humano con herramientas digitales siempre que sea posible y usar tecnología para ayudar a dirigir las intervenciones. Tanto el sector público como el privado podrían aprovechar esta oportunidad para invertir en un mayor acceso a internet, electricidad y otros recursos digitales, incluso en áreas empobrecidas. Todas estas innovaciones tecnológicas pueden ayudar a los agricultores a enfrentar mejor las limitaciones provocadas por el COVID-19 y cualquier crisis o estrés futuro para el sistema alimentario, al tiempo que la agricultura se vuelve más productiva y más atractiva para los jóvenes.
“La pandemia crea una oportunidad para acelerar el uso de las tecnologías digitales en la agricultura a pequeña escala, no solo para brindar asesoramiento de extensión sino también para obtener información sobre los impactos del COVID-19”, dijo Julie Howard, asesora principal del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).
Por último, el COVID-19 cambiará nuestro sistema de gobernanza global, y el sector agrícola, de investigación y desarrollo tiene un papel que desempeñar en esta transformación. Un cambio de sistemas debe centrarse en la diversidad y la seguridad alimentaria, prestando atención a la población rural de escasos recursos de los países de bajos y medianos ingresos. Podemos trabajar juntos para escalar plataformas intersectoriales para construir redes sólidas e innovaciones de escalamiento para fortalecer sistemas alimentarios sostenibles y resilientes.
Los sistemas cambian más allá del sector agrícola, la sostenibilidad a través de la propiedad local y la adopción de innovaciones que apoyan actividades agrícolas y relacionadas con la agricultura rentables y resilientes son componentes clave de cómo la comunidad de escalamiento Scaling Up se acerca al escalamiento. Un cambio de sistemas es inminente, y es importante apoyar una transformación en una dirección en la que los mercados locales, el trabajo rural y las economías regionales se fortalezcan a largo plazo. Esto requiere visión, experiencia, movilización de recursos, intercambio de información y liderazgo de crowdsourcing, y la red de expertos en escalamiento puede contribuir a esto.
El grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural de la comunidad de escalamiento Scaling Up está compuesto por más de 100 donantes oficiales, fundaciones, grupos de expertos, organizaciones de investigación y desarrollo unidos por su interés en aumentar el impacto de las innovaciones en la seguridad alimentaria y la pobreza rural. Las áreas de particular interés para el grupo incluyen el diseño para el escalamiento, el uso de marcos de escalamiento, el aprendizaje sobre el escalamiento, el escalamiento responsable, la sostenibilidad y el pensamiento sistemático. Los miembros del grupo de trabajo incluyen profesionales con vasta experiencia en el campo, y el grupo intenta explícitamente aprender de la aplicación de conceptos complejos tales como sostenibilidad, cambio de sistemas y escalamiento en entornos del mundo real por parte de actores locales. Además de las reuniones virtuales trimestrales, el grupo de trabajo fomenta y apoya los intercambios entre sus miembros sobre una variedad de temas. La participación y la gestión del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural se realiza de forma puramente voluntaria.
Sobre los autores:
Lennart Woltering — Catalizador de escalamiento en el CIMMYT y presidente del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural.
Johannes Linn — Miembro principal no residente de Brookings y ex vicepresidente del Banco Mundial.
Maria Boa — Coordinadora de escalamiento en el CIMMYT y secretaria del grupo de trabajo de Agricultura y Desarrollo Rural.
Mary Donovan — Consultora de comunicaciones en el CIMMYT.
La agricultora Dhansa Bhandari (izquierda) siembra semillas de maíz mientras que Bikram Daugi (derecha) ara con sus bueyes en Ramghat, Surkhet, Nepal. (Foto: P. Lowe/CIMMYT)
Aunque el pensamiento convencional en las comunidades rurales del sur de Asia es que los hombres son los principales responsables de sacar a sus familias de la pobreza, nuestro reciente estudio demostró que la verdad es más sutil y femenina.
En nuestro nuevo artículo profundizamos en grupos focales e historias de vida en 32 comunidades agrícolas de cinco países del sur de Asia. Aunque preguntamos sobre los roles de los hombres y las mujeres, los grupos focales de ambos sexos enfatizaron a los hombres en sus respuestas, ya sea explicando cómo las familias salieron de la pobreza o por qué continuaron siendo pobres.
«Las mujeres generalmente no pueden generar un gran cambio, pero pueden ayudar a los hombres a mejorar», explica un miembro del grupo focal de hombres pobres de la comunidad de Ismashal (un seudónimo) de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa de Pakistán.
Los testimonios de los grupos focales presentaron abundantes ejemplos de la fuerte influencia de las normas de género: las reglas sociales que dictan roles y conductas diferenciales para hombres y mujeres en su sociedad. Estas normas influyeron significativamente en cómo la gente concibió los movimientos dentro y fuera de la pobreza en su comunidad y en sus propias vidas.
Según el grupo focal de mujeres del distrito de Rangpur en Bangladesh, las mujeres «no pueden trabajar fuera del hogar por temor a perder su reputación y respeto».
Sin embargo, en estas mismas comunidades, los roles productivos de hombres y mujeres demostraron ser mucho más variables en los procesos de movilidad de sus familias que los transmitidos por los grupos focales. Encontramos muchos hogares con hombres que realizaban contribuciones irregulares o muy limitadas al mantenimiento de la familia. Esto ocurre por varias razones, incluyendo la migración laboral de los hombres, la discapacidad, los conflictos y separaciones familiares, el envejecimiento y la muerte.
Además, al compartir sus historias de vida en entrevistas individuales, casi todas las mujeres testificaron sobre sus propios esfuerzos persistentes para ganarse la vida, cubrir los gastos del hogar, lidiar con las deudas y, cuando las condiciones lo permitieron, proporcionar una vida mejor para sus familias. De hecho, nuestra investigación encontró a 12 mujeres que declararon haber hecho contribuciones sustanciales para sacar a sus familias de la pobreza.
Promotoras e impulsoras
Nos sorprendió de manera particular la cantidad de mujeres «promotoras» que empleaban tecnologías y prácticas agrícolas innovadoras para expandir su producción y sus ganancias.
«En 2015, utilizando máquinas de labranza cero, comencé a cultivar maíz, obtuve un buen rendimiento y grandes ganancias», comenta una mujer de 30 años y madre de dos hijos de Matipur, Bangladesh, que sacó a su familia de la pobreza.
Otra promotora de 30 años, agricultora y madre de dos hijos de la comunidad de Thool en Nepal, apoya la diversificación y adopción de prácticas mejoradas de cultivo: “Recibí capacitación en agricultura de hortalizas. Al principio, la oficina de agricultura también proporcionó algunas semillas de hortalizas. Y comencé a cultivar verduras junto con cereales como trigo, arroz, maíz, avena. […] Aprendí a arar la tierra».
Entre las mujeres que salieron adelante, una gran mayoría acreditó a un hombre importante en su vida por dejar a un lado las costumbres locales y apoyarlas directamente para innovar en sus medios de vida agrícolas y sacar a sus familias de la pobreza.
A través de las historias de las «promotoras», las mujeres obtuvieron acceso a recursos familiares que les permitieron intensificar sus actividades de subsistencia. Por ejemplo, las tres cuartas partes de las mujeres «promotoras» hablaron de esposos o hermanos que los apoyaban para alcanzar objetivos importantes en sus vidas.
La relación más importante de las mujeres ayudándolas a alcanzar objetivos en la vida: mujeres «promotoras» (a la izquierda) versus «mujeres en pobreza extrema» (derecha).
Sufia, de una comunidad en el distrito Rajshahi de Bangladesh, describe cómo superó la gran resistencia de su esposo para acceder a una parcela agrícola proporcionada por su hermano. La parcela permitió a Sufia cultivar betel y arroz con cáscara, y con esos beneficios y ganancias adicionales de las actividades ganaderas, compró más tierra y diversificó con berenjenas, chiles y calabaza. El esposo de Sufia había luchado por mantener a la familia y poco después de que Sufia comenzó a prosperar, sufrió un derrame cerebral y requirió años de tratamientos médicos antes de fallecer.
Cuando Sufia reflexiona sobre su vida, considera que la relación más importante en su vida ha sido estar con su hermano. “Gracias a él ahora puedo sostenerme”.
También estudiamos a las mujeres y familias que no salieron de la pobreza. Estas mujeres en pobreza extrema rara vez mencionaron el acceso a innovaciones o la obtención de beneficios significativos en sus medios de vida. En estas historias de vida, encontramos muchos menos testimonios sobre hombres que apoyaron financieramente a una esposa o hermana para ayudarla a alcanzar un objetivo importante.
La normativa restrictiva en gran parte del sur de Asia refleja que la capacidad de las mujeres para permitir el cambio en sus medios de vida rara vez es reconocida o alentada por la comunidad en general como una forma de prosperidad para una familia pobre. Aun así, las historias de vida de estas «promotoras» abren una ventana a las posibilidades cuando las mujeres tienen la oportunidad de asumir roles domésticos más equitativos y pueden acceder a innovaciones agrícolas.
Las mujeres promotoras y los hombres que las apoyan, brindan información sobre las vías de un cambio agrícola más equitativo. Lo que podemos aprender de estas experiencias tiene un gran potencial para programas destinados a moderar las normas de género, catalizar la innovación agrícola y desbloquear transiciones más rápidas hacia la igualdad de género y la reducción de la pobreza en la región. Sin embargo, desafiar las normas sociales puede ser arriesgado y puede provocar reacciones violentas por parte de la familia u otros miembros de la comunidad. Para abordar esto, los modelos de investigación colaborativa son prometedores. Estos enfoques involucran a investigadores, mujeres y hombres locales en acciones de aprendizaje para desarrollar la comprensión y el apoyo al cambio agrícola inclusivo. Nuestra investigación sugiere que tales intervenciones, que combinan las dimensiones sociales, institucionales y técnicas de la innovación agrícola, pueden ayudar a diversos tipos de familias a abandonar la pobreza.