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¿Cuál es la cantidad ideal de rastrojo que se debe dejar en las parcelas?

Irapuato, Gto.- La plataforma de investigación Irapuato I, en Guanajuato, se estableció en el año 2011 en las instalaciones del Distrito de Riego 011 “Alto Río Lerma”. Allí colaboran investigadores del despacho  Consultores y Asesores para la Sustentabilidad Agrícola (CyASA), el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y  Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para evaluar la sustentabilidad del sistema de producción de maíz y trigo de riego bajo diferentes prácticas de labranza y manejo de rastrojos.

Al analizar los datos de 2011 a 2018 se encontró un hecho contundente: el uso de camas permanentes permite mantener o aumentar el rendimiento de los cultivos (se evaluaron tres tipos de labranza: convencional, que consiste en preparar el suelo cada ciclo; híbrido, que consiste en preparar el suelo en otoño-invierno y hacer siembra directa en primavera-verano; y camas permanentes, donde solo se hace la reformación de camas al iniciar el ciclo). 

Los beneficios de las camas permanentes también se reflejan en la utilidad: al revisar datos de 2014 a 2018, por jemplo, se vio que al mover el suelo se tuvieron pérdidas en cuatro de los cinco años. Tomando en cuenta este y otros análisis, la recomendación para los productores es usar camas permanentes anchas, ya que se mejoran el rendimiento del trigo (0.7 toneladas por hectárea) y del maíz (0.4 toneladas por hectárea), en comparación con mover el suelo. 

Además, las camas permanentes ayudan a reducir los costos de producción ($3,255 por hectárea para primavera-verano y $3,485 por hectárea para otoño-invierno), a aumentar la utilidad anual de las parcelas ($22,293 por hectárea en promedio) y a evitar que el cultivo se sometiera a estrés hídrico por exceso de agua en la época de lluvias (esto ocurre en las camas angostas).

El estudio de los registros históricos de esta plataforma de investigación también permite brindar información útil a los productores de la región que constantemente se preguntan: ¿cuánto rastrojo debo dejar en mi parcela? Para responder este cuestionamiento, en esta plataforma se evaluaron tres manejos de rastrojo: en el primero se dejó 100% de rastrojo en ambos ciclos, en el segundo se dejó 100% de rastrojo de otoño-invierno y 50% de primavera-verano, y en el último se dejó 50% de rastrojo en ambos ciclos. Los rendimientos se compararon con los de la labranza convencional donde se incorporó 50% de rastrojo en cada ciclo. 

Al promediar los rendimientos de 2011 a 2018 se observó nuevamente que los mejores rendimientos fueron con camas permanentes, de manera que la recomendación para los productores es dejar el 50% de rastrojo en ambos ciclos, preferentemente usando camas anchas; con esto se mantienen los beneficios de la cobertura con rastrojo y pueden usar una parte para alimentar a su ganado o para venderlo. Algunos de los beneficios de la cobertura son la mejora de la calidad del suelo, el tener un mejor aprovechamiento de agua y reducir la incidencia de malezas.

Al ser una de las plataformas con más años de haber implementado la Agricultura de Conservación en el estado de Guanajuato, la plataforma de investigación Irapuato I (ubicada en Carretera Irapuato-Salamanca No. 5690, Predio B, Fracción Ex Hacienda Buena Vista, en Irapuato, Guanajuato) permite brindar información útil y debidamente validada a los productores de la región, quienes pueden visitar la plataforma si desean conocer más detalles sobre las prácticas sustentables que allí se desarrollan y evalúan. 

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Investigación a nivel nacional brinda esperanza al campo mexicano

Científicos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); de la Universidad Autónoma Chapingo; del Instituto Tecnológico de Roque; del Instituto Tecnológico de Comitán y otras 12 instituciones y organizaciones que desarrollan ciencia colaborativa con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), realizaron una investigación que aporta evidencia de primer orden de importancia para el campo mexicano. 

En un contexto generalizado de suelos degradados que afectan la productividad en gran parte del territorio nacional, este nuevo estudio sobre la salud del suelo realizado en 20 plataformas de investigación (de MasAgro Productor y MasAgro Guanajuato) de Campeche, Chiapas, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Querétaro y San Luis Potosí confirma que con prácticas agrícolas sustentables se puede aumentar la materia orgánica del suelo, mejorar su estructura y aumentar 0.85 toneladas por hectárea el rendimiento del maíz de manera general. 

Si bien existen diversos estudios sobre suelos y la Agricultura de Conservación, sigue existiendo una falta de información acerca de los efectos de este sistema de labranza sobre la salud del suelo en diversas condiciones agroecológicas en México —la amplia geografía nacional y la falta de articulación entre iniciativas e instituciones lo había dificultado—. En este sentido, el estudio es particularmente relevante por el número de instituciones colaborando y por la gran diversidad de agroecologías que aborda y que van desde sistemas tradicionales de temporal sembrados a mano hasta sistemas intensivos con riego. 

Por supuesto, los resultados no quieren decir que la implementación de la Agricultura de Conservación deba ser igual para todas las zonas agroecológicas del país, sino que este sistema sustentable puede ser un marco común para la agricultura nacional, por lo que debe seguir siendo investigado, adaptado y complementado con otros sistemas integrados para brindar soluciones adecuadas para cada productor en su propio contexto. 

El estudio señala también que existen otros efectos benéficos de la Agricultura de Conservación en la calidad del suelo, pero precisa que los resultados varían dependiendo del sistema de producción, el clima, el tipo de suelo, etcétera. Esto demuestra el valor de la red de plataformas que el CIMMYT impulsa con iniciativas como Cultivos para México —liderada por la Secretaría de Agricultura y con el soporte científico del CIMMYT—, pues por un lado permite hacer estudios a nivel país —lo que no es posible con ensayos individuales—, y por otro reafirma que sigue siendo necesario hacer investigación bajo las condiciones locales para generar buenas recomendaciones para los productores. 

Los detalles del estudio, cuyo artículo ha sido incluido en el acervo de la plataforma Wiley Online Library, pueden ser consultados aquí: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/ldr.3894

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Mínima labranza aumentó el rendimiento del maíz en Oaxaca

En México, se estima que la degradación del suelo podría estar afectando a cerca del 70% del territorio nacional. Entre los factores que la provocan se encuentra el uso persistente de prácticas agrícolas convencionales con base en la labranza excesiva, especialmente cuando se combinan con el retiro o quema de los residuos del cultivo. También se ha estimado que la actividad humana es responsable de la pérdida de 26 mil millones de toneladas de la capa superficial del suelo por año, lo cual es 2.6 veces superior a la tasa natural de degradación del suelo. 

La plataforma de investigación San Juan Cotzocón —donde colaboran la Unión de Productores Agrícolas y Pecuarios de Cotzocón y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se estableció en el año 2014 en la localidad de San Felipe Zihualtepec, municipio de San Juan Cotzocón, Oaxaca. El predio donde se ubica se dedica a la siembra de maíz y también tiene actividad ganadera, de manera que allí se evalúan prácticas de Agricultura de Conservación que permitan reducir la degradación del suelo.

El equipo técnico de esta plataforma tomó datos de cinco años y evaluó los siguientes componentes: tipos de labranza (camas permanentes angostas, cero labranza y labranza convencional), manejo del rastrojo (dejar, retirar y dejar más pastoreo), fertilidad (aplicación de cal en 2014, fertilización regional, fertilización integral). Los sistemas de siembra en camas permanentes angostas con una fertilización integral son los que tuvieron mejores rendimientos de maíz (hasta 7.2 toneladas por hectárea). El menor rendimiento (3.55 toneladas por hectárea) se obtuvo en la siembra directa en plano, con retiro de rastrojo y fertilización regional (figura 1). 

Las camas permanentes son una forma de facilitar la mínima labranza y reducir el riesgo de erosión, ya que ayudan a controlar el agua y el paso de maquinaria. De acuerdo con lo observado en esta plataforma, esta forma de cultivar ofrece una oportunidad de mejora en el rendimiento comparado con siembras en plano. Así, el tratamiento de maíz en relevo con mucuna, camas permanentes y cobertura con rastrojo es el que mejor se ha comportado en los ciclos agrícolas evaluados.

Se ha documentado que la Agricultura de Conservación muestra mejores impactos en climas secos o cuando se presentan periodos de sequía en el desarrollo del cultivo. Sin embargo, los resultados de la plataforma de San Juan Cotzocón demuestran que al adaptar los componentes de la Agricultura de Conservación a las condiciones locales, este sistema de labranza también puede aumentar los rendimientos en sistemas de producción con alta precipitación, como la cuenca de Papaloapan donde está ubicada la plataforma

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Figura 1. Rendimiento del cultivo de maíz en 5 ciclos agrícolas en la plataforma de investigación San Juan Cotzocón, Oaxaca.
Abreviaturas:
M=Maíz, Mu=Mucuna, F=Frijol, LC=Labranza Convencional, CL=Cero Labranza, CP=Camas Permanentes Angostas, DP=Dejar residuo y Pastorear, R=Remover residuos, D=Dejar residuos.
Notas:
* En el tratamiento T8 y T9, durante el ciclo PV-2014, se aplicó cal dolomita con una dosis de 2 t / ha
1 Practica convencional en la región. Aclaratoria: Durante el ciclo PV se siembra el maíz, para la rotación se siembra en OI.

Fuentes

Cameron M. Pittelkow, Xinqiang Liang, Bruce A. Linquist, Kees Jan van Groenigen, Juhwan Lee, Natasja van Gestel, Johan Six, Rodney T. Venterea, Chris van Kessel, Mark E. Lundy. 2014. Productivity limits and potentials of the principles of conservation agricultura. doi: 10.1038/nature13809. 6 pages.

Verhulst, N., Govaerts, B., Verachtert, E., Castellanos-Navarrete, A., Mezzalama, M., Wall, P., Deckers, J., Sayre, K.D., 2010. Conservation agriculture, improving soil quality for sustainable production systems?, in: Lal, R., Stewart, B.A. (Eds.), Advances in Soil Science: Food Security and Soil Quality. CRC Press, Boca Raton, FL, USA, pp. 137–208.

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Más rentabilidad y menos impacto ambiental con sensores ópticos

Sinaloa.- Hace ocho años la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente (AARSP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) establecieron una plataforma de investigación con la finalidad de que el conocimiento científico allí generado se difunda entre los productores y así puedan tomar decisiones apropiadas con respecto a sus cultivos.

La plataforma de investigación permite que los productores adopten innovaciones agrícolas con mayor confianza y rapidez, ya que pueden observar los resultados directamente en la plataforma, ahorrando tiempo y dinero en el proceso de adopción de prácticas sustentables.

Entre las tecnologías que recientemente se han validado y promovido en la plataforma de investigación está el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada. Esta tecnología, al igual que la Agricultura de Conservación que ya se maneja, se ha estudiado y validado no solo para obtener mayores utilidades, sino para minimizar el impacto ambiental.

Debido a diversos factores, una importante cantidad de fertilizantes nitrogenados se pierde durante su aplicación (se estima que en México y otros países en desarrollo las pérdidas promedio de nitrógeno por volatilización son de 18%), potenciando el riesgo de contaminación ambiental, sobre todo de cuerpos de agua.

¿Es posible reducir el uso de fertilizantes nitrogenados sin que se afecte el rendimiento? En la plataforma de investigación los resultados de diversos estudios indican que con el uso del sensor GreenSeeker® es posible ahorrar entre 150 y 180 unidades de nitrógeno (equivalente a ahorrar un poco más de $3,000 por hectárea) sin afectar los rendimientos.

Junto con el uso de sensores ópticos, la Agricultura de Conservación (sistema de producción sustentable que tiene a la cobertura del suelo con rastrojo y a la mínima labranza entre sus componentes básicos) contribuye a la obtención de una mayor utilidad: ha permitido reducir los costos de producción en al menos 15% (para el caso particular de la plataforma de investigación y su zona de influencia) manteniendo los rendimientos.

 

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Mejoran sus ingresos familiares con un enfoque medioambiental

Poner fin a la pobreza en todas sus formas es el primero de los 17 objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de la ONU. Este año, el tema del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza aborda el desafío de lograr la justicia social y medioambiental para todas las personas.

¿Cuál es la relación entre la pobreza y el medioambiente? La pobreza va más allá de la falta de ingresos, desencadena impactos sobre el ambiente. Las poblaciones empobrecidas son las que más dependen de los recursos de los que les proveen los ecosistemas, pero también son las más vulnerables ante los impactos negativos derivados de los problemas ambientales.

Las poblaciones vulnerables también tienen una gran capacidad para contribuir positivamente en las soluciones ambientales y para la superación de las condiciones económicas adversas. Por esta razón, la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueven prácticas agrícolas que permiten a productores de la Región Mixe, en el estado de Oaxaca, mejorar sus ingresos familiares con un enfoque medioambiental.

El centro de difusión de las prácticas sustentables es la plataforma de investigación localizada en el paraje Puente Ardilla, en el municipio de Tamazulápam del Espíritu Santo. En la zona donde se ubica la plataforma predomina el sistema de producción milpa-jornaleo-servicios, con rendimientos insuficientes incluso para el autoconsumo (de apenas 1.1 toneladas por hectárea). Adicionalmente, los terrenos en laderas que caracterizan a la zona presentan baja fertilidad y están erosionados por la lluvia.

En la plataforma de investigación se han implementado y evaluado diversas innovaciones, comparándolas siempre con la labranza convencional de la zona a fin de que las ventajas de innovar sean visibles para todos. También se han realizado estudios para generar técnicas adaptativas para el mejoramiento productivo de la milpa, reducir la erosión del suelo y mejorar la fertilidad en laderas.

Entre los estudios destaca uno realizado por un periodo de cinco años (iniciando en 2015) donde se estableció un módulo con Milpa Intercalada con Árboles Frutales (MIAF) —sistema que integra saberes tradicionales, investigación de científicos del INIFAP y mejoras continuas de los técnicos y productores que han participado en el programa MasAgro, de la SADER y el CIMMYT—.

El módulo consiste en tres franjas contiguas. En la parte media de la primera franja se ubica una hilera de árboles de durazno sembrados siguiendo el contorno de la pendiente. En cada franja lateral a la de los árboles se sembraron tres surcos de maíz y frijol (paralelos a la hilera de los árboles frutales). De esta forma, el maíz y el frijol ocupan el 57% de la superficie y los árboles frutales el 43% restante.

En ese módulo con milpa y árboles frutales se evaluó tanto la labranza convencional de la región (con continuo movimiento del suelo y sin dejar rastrojo) como Agricultura de Conservación (cuyos componentes básicos son el mínimo movimiento del suelo, la diversificación de cultivos y la cobertura del suelo con rastrojos), así como diversos tratamientos de fertilización, descanso del suelo, etc.

Después de cinco años de observar el desarrollo de los cultivos en el módulo con MIAF la labranza convencional fue la que menor rendimiento tuvo, mientras que la Agricultura de Conservación aportó los mejores resultados (particularmente el tratamiento con la combinación milpa-leguminosa, cero labranza y remoción parcial de rastrojo), permitiendo que hubiera suficiente maíz para la alimentación de la familia más un excedente para venta.

Con respecto a los frutales, estos registraron ganancias positivas y utilidades. La suma de los ingresos por el cultivo del maíz y frijol, otros productos de la milpa más los frutales, permite comprobar que el sistema MIAF es de gran utilidad para los terrenos en ladera. Particularmente el frutal juega un papel muy importante en el aspecto económico, pero también en el cuidado del suelo, ya que actúan como barreras vivas disminuyendo la erosión hídrica.

Por: Columba Silva Avendaño, Zenaida López Martínez, Juan Pablo Torres Zambrano, AMDSL.

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La investigación sigue en MasAgro Guanajuato

Guanajuato.- Con la siembra de frijol en la plataforma de temporal de Ocampo (realizada del 1 al 3 de julio) concluyó el establecimiento del ciclo primavera-verano 2020 en las plataformas de investigación de MasAgro Guanajuato. Para dicho ciclo fueron diseñados los protocolos de investigación (ensayos, componentes, etc.) de siete plataformas a fin de conocer y buscar soluciones a las principales problemáticas de los productores guanjuatenses.

MasAgro Guanajuato es un programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que busca incrementar la productividad y cuidar los recursos naturales por medio de prácticas sustentables desarrolladas y validadas a través de la investigación científica, por lo que las plataformas son espacios clave para la generación y difusión del conocimiento que se requiere en los sistemas de temporal y riego del estado.

Las plataformas de investigación de MasAgro Guanajuato están orientadas a diversos propósitos: en Acámbaro y Villagrán actualmente se estudian densidades de siembra y arreglos topológicos (distribución de las plantas en el terreno); en Pénjamo (y también en Acámbaro) se estudian cultivos de servicio (aquellos que ayudan en el control de malezas y en la conservación y protección del suelo); en León, Villagrán, Apaseo el Alto e Irapuato I se han establecido vitrinas de maíces híbridos para diversos propósitos; y en Ocampo se estudia la fertilidad del frijol.

La mayoría de los cultivos en las plataformas de investigación actualmente se encuentran en etapa vegetativa (de crecimiento), en la cual es fundamental el control de plagas. Por esta razón en las plataformas de León y Villagrán se están realizando monitoreos para adulto de diabrótica (una especie de escarabajo) y pulgón; en Acámbaro se han aplicado productos de bajo impacto ambiental y se han liberado avispillas trichogramma para control de gusano cogollero; y en Apaseo el Alto se instalaron trampas de feromonas también para gusano cogollero y trampas pegajosas para mosquita blanca.

Además de las actividades de investigación, en las plataformas se han desarrollado actividades de vinculación institucional y académica: en la plataforma Irapuato I, por ejemplo, hace unos meses se recibió al grupo de coordinación para el cambio climático en el sector agropecuario, acuícola y pesquero de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (con la finalidad de conocer en campo innovaciones sustentables que reducen la vulnerabilidad ante el cambio climático) y a estudiantes de la Universidad El Zamorano (de Honduras) y de la Universidad Autónoma Chapingo.

 

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El suelo, recurso limitado que debe protegerse

La Joya, Ver.- Como el agua, el suelo es un recurso que aparentemente es abundante en la Tierra, pero en realidad es muy limitado. De los 15,000 millones de hectáreas de la superficie sólida del planeta, únicamente 29% son aptas para la agricultura. Además, cerca del 60% de esas hectáreas no está disponible para cultivarse debido a que están cubiertas por bosque, son zonas protegidas o hay asentamientos humanos, así que solo una porción de esas tierras puede ser empleada efectivamente para la producción agrícola.

Una problemática en el suelo es la degradación. En México algunas causas de degradación de los suelos involucran actividades de diversa índole: actividades agrícolas y pecuarias no sustentables, pérdida de la cubierta vegetal, urbanización, sobreexplotación de la vegetación y actividades industriales. Los principales procesos de degradación de suelos en la superficie nacional son la erosión hídrica y los desgastes químico, físico y eólico.

Comprender cómo son los procesos de degradación y la interacción suelo-planta permitirá avanzar en el camino a la resolución de problemáticas que se presentan en la producción agrícola. Por esta razón, la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad Veracruzana (UV) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desarrollaron diversos estudios en una plataforma de investigación que se instaló en La Joya, Chocamán, Veracruz, para desarrollar trabajos de ciencia colaborativa de temporalidad específica (los cuales concluyeron en 2019).

Uno de estos trabajos consistió en evaluar las propiedades físicas del suelo en la plataforma de investigación, con el fin de conocer el grado de compactación y la pérdida de suelo para, en conjunto, determinar el riesgo de erosión. Para este fin, se realizó una práctica de resistencia a la penetración del suelo (con un penetrómetro de impacto) y se cuantificó la pérdida de suelo causada por erosión hídrica (mediante el uso de varillas que se insertaron en el suelo a una profundidad de 30 cm y que se iban midiendo cada mes para, finalmente, hacer el cálculo de la pérdida de suelo con fórmulas matemáticas).

Por último, para complementar la investigación, se realizaron seis lecturas de infiltración de agua durante el tiempo que duró el experimento. La estimación de la resistencia a la penetración del suelo permitió determinar las áreas localizadas que se deben considerar en la etapa previa a la siembra y las etapas posteriores, debido a que una mayor resistencia a la penetración en los primeros 30 cm del suelo dificultaría el crecimiento de las raíces y la retención de agua.

Cabe señalar que con los resultados de pérdida de suelo se pudieron seleccionar las mejores prácticas de conservación de este, principalmente el aprovechamiento del rastrojo para evitar la erosión hídrica y eólica, pues aunque la erosión es un proceso natural, el problema sucede cuando la cantidad de suelo que se pierde por la erosión es mayor de la que se produce.

El suelo es un cuerpo natural que consiste en capas (horizontes del suelo) compuestas de materiales de minerales, materia orgánica, aire y agua. Es el producto final de la influencia del tiempo (millones de años) y el efecto del clima, la topografía y los organismos vivos. Una importante aportación del suelo es que contiene más carbono que el que se encuentra en la vegetación y dos veces más que el de la atmósfera; es decir, al absorber este elemento, reduce uno de los principales gases de efecto invernadero (CO2).

La Agricultura de Conservación (cuyos principios básicos son la cobertura del suelo, la mínima labranza y la diversificación de cultivos) mejora la calidad del suelo y su productividad, aumenta la infiltración de agua, reduce la evaporación y la erosión, aumenta el contenido de materia orgánica y contribuye —en ciertas condiciones— al relleno de acuíferos y a mejorar la calidad del agua.

Por: Liliana Martínez Aguilar, Juan del Rosario Arellano, Víctor Medina Martínez, Otto Raúl Leyva Ovalle, Miguel Merino Valdés, Joaquín Murguía González, Miguel Cebada Merino, José Luis del Rosario Arellano, María Elena Galindo Tovar, Arcimiro Vargas Colohua, Axel Aldahir Hernández Atilano, Ricardo Serna Lagunes y Carlos Llarena Hernández (Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, Universidad Veracruzana), con la colaboración del productor Pablo Andrés Meza.

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Totomoxtle con calidad de exportación

Veracruz.- Para las poblaciones o las familias que viven de lo que producen, lograr la sustentabilidad para el autoconsumo no es una meta más, pues implica la necesidad de desarrollar capacidades y oportunidades productivas. Para los productores totonacos y huastecos del norte de Veracruz, la hoja de maíz —o totomoxtle— es un subproducto del maíz que les proporciona ingresos económicos debido a la importancia que tiene en el mercado nacional y al interés que ha adquirido en el internacional (productores de esta región han logrado exportar a ciudades como Houston, San Diego o Chicago).

En algunos casos, es la hoja —y no el grano— la fuente principal de ingreso para los productores: en la zona, la retribución económica del grano oscila entre $3,000 y $3,500 por hectárea, mientras que el recurso obtenido por la hoja de maíz (si se consigue una producción de calidad) puede alcanzar los $9,500.

Para apoyar a estas comunidades (de los municipios de Tihuatlán, Álamo, Tuxpan y Papantla) a fin de que produzcan maíz de calidad —tanto para el autoconsumo como para la obtención de derivados con potencial económico— y conserven sus recursos naturales, la cooperativa Citricultores Tihuatecos Asociados y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran en la zona mediante una plataforma de investigación.

En esta se estudian, validan y promueven prácticas agronómicas que favorecen una mayor producción y calidad de maíz, como la diversificación de cultivos, el movimiento mínimo de suelo, la incorporación del rastrojo del ciclo anterior al suelo (para conservar humedad), el Manejo Agroecológico de Plagas y la fertilización fraccionada.

Cabe destacar que a través de la plataforma se brinda capacitación a los productores en la implementación de las prácticas antes mencionadas. Estas, además, les han permitido mitigar los efectos del cambio climático que año con año se presentan en la región en forma de lluvias erráticas, periodos de sequía más prolongados, etcétera (motivos adicionales por los que es muy importante para ellos lograr una producción de calidad, pues de ello depende la obtención de ingresos adicionales para sus familias).

Para los productores totonacos y huastecos de la región, implementar prácticas de Agricultura Sustentable ha sido una experiencia satisfactoria y ha contribuido a generar conciencia en la comunidad sobre la importancia de este tipo de prácticas para hacer de la agricultura de autoconsumo una alternativa económica.

Así, con la colaboración de la cooperativa Citricultores Tihuatecos Asociados y el CIMMYT, la agricultura de autoconsumo en la zona norte del estado de Veracruz está encontrando alternativas y también oportunidades productivas que fortalecen el desarrollo social y económico de una región donde el cultivo del maíz no es solo eso, sino que también reúne historia e identidad que, además, se comparten con el mundo.

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Transformando suelos salinos en suelos fértiles

En las jornadas de capacitación que brinda la plataforma de investigación Francisco I. Madero (ubicada en el municipio del mismo nombre, perteneciente al Valle del Mezquital) a través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, los productores de la región han manifestado tener un problema de parcelas salinas (visualmente se identifican por tener una “costra blanca” en la superficie del suelo, la cual propicia bajos rendimientos y pérdida de fertilidad).

El problema se ha generado por diversas circunstancias. Entre ellas se encuentran el riego por inundación, ya que los productores llevan más de 100 años inundando sus suelos hasta 25 cm por más de cuatro horas; la falta de cobertura en los suelos, lo que propicia un mal drenaje y la acumulación de ciertas sales solubles que pueden provocar toxicidad en las plantas; y un mal uso de fertilizantes, pues no se tiene la cultura de hacer una fertilización con base en análisis preliminares del suelo.

La Agricultura de Conservación es un sistema de producción cuyos componentes básicos (mínimo movimiento del suelo, diversificación de cultivos y cobertura del suelo) permiten reducir el problema de los suelos salinos. Para promover sus beneficios en el Valle del Mezquital, la plataforma Francisco I. Madero ha hecho diversos estudios en los que compara los efectos en el suelo tanto de este sistema sustentable como de la labranza convencional.

En los estudios de la plataforma de investigación se ha encontrado que los suelos trabajados con Agricultura de Conservación presentan una menor concentración de las principales sales que dan origen a los suelos salinos (las formadas a partir de sodio, calcio, magnesio y fósforo), por lo que al usar este sistema los productores evitarían la presencia de la “costra blanca” sobre la superficie de los suelos agrícolas. De acuerdo con los análisis de muestras de suelo de distintas profundidades, estos efectos son más notorios en los primeros cinco centímetros del suelo (tabla 1).

El mismo efecto es notorio con los carbonatos —sales que resultan de la combinación con un metal—, pues se reportan menores concentraciones en comparación con la labranza convencional. En otras palabras, dejar rastrojo sobre la superficie de las parcelas evita la presencia de encostramientos sobre el terreno y, de acuerdo con estas evidencias, puede haber tendencia hacia reducir las probabilidades de salinización en las parcelas.

La labranza convencional de la región (con riego por inundación) propicia una mayor salinidad del suelo y, por consiguiente, los productores tienen que efectuar gastos extras en la compra de yeso agrícola para ajustar la alcalinidad de este y equilibrarlo. En cambio, con Agricultura de Conservación las concentraciones salinas son bajas y las parcelas no requieren de inversión para la integración de yeso o cal agrícola, siendo visibles sus efectos en la nivelación de las propiedades del suelo.

 

¿Cómo actúan los tres componentes básicos de la Agricultura de Conservación?

El manejo de rastrojo contribuye a que las partículas minerales individuales del suelo formen agregados estables, mejorando así la estructura del suelo; aumenta la capacidad de retener agua, por lo que disminuyen el número de riegos y la erosión; y posibilita la formación de complejos orgánicos-metálicos, estabilizando de este modo los micronutrientes del suelo y reduciendo el riesgo de que se forme la “costra blanca”.

Por su parte, la diversificación de cultivos mejora la nutrición mineral de estos; actúa como agente amortiguador, pues disminuye la tendencia hacia un cambio brusco en el pH del suelo al aplicar sustancias de reacción ácida o alcalina; y regula la actividad microbiana, principalmente de plagas y enfermedades.

Finalmente, el mínimo movimiento del suelo disminuye la erosión de este. Al no voltear el suelo, se altera menos su orden, evitando su mineralización y compactación.

Tabla 1. Parámetros que originan la salinidad en suelos agrícolas. *Las unidades de medición de sodio (Na), calcio (Ca), magnesio (Mg) y fósforo (P) son partes por millón (ppm), y el fósforo fue extraído con el método de Bray.
Tabla 1. Parámetros que originan la salinidad en suelos agrícolas. *Las unidades de medición de sodio (Na), calcio (Ca), magnesio (Mg) y fósforo (P) son partes por millón (ppm), y el fósforo fue extraído con el método de Bray.

Por: plataforma de investigación Francisco I. Madero.

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Ciencia aplicada al campo del Valle del Carrizo

Ahome, Sin.- En la plataforma de investigación Ahome II colaboran la organización de productores Servicios Agrofinancieros del Norte (Safinsa) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Ahí se investigan y validan prácticas agrícolas que permiten a los productores del Valle del Carrizo hacer más rentable su actividad de una manera sustentable.

Establecida en la región norte de Sinaloa —que se caracteriza por un microclima apto para el cultivo de trigo, maíz, ajonjolí y soya—, la plataforma está en su segundo año de operación y genera conocimiento mediante diversos ensayos con tecnologías de precisión, como el sensor óptico GreenSeeker®, útil para establecer dosis más adecuadas de fertilizantes.

Daniel Valenzuela Portillo, coordinador del área técnica de Safinsa, señaló que durante el primer año de operación se obtuvieron resultados positivos con los ensayos comparativos entre alta y baja densidad de siembra y que este año se están usando diversas dosis de fertilización y densidades de siembra para mostrarle a los productores que en estos procesos se pueden utilizar tecnologías de precisión para hacer más eficiente la actividad.

El técnico mencionó que los resultados de los diversos estudios con tecnologías de precisión indican que cultivar “con más conciencia al momento de realizar la siembra permite tener un ahorro desde el inicio, disminuyendo la densidad de siembra”.

Con respecto al desarrollo del trigo y el maíz con Agricultura de Conservación y labranza convencional, comentó que son similares, pero que la Agricultura de Conservación ha permitido a los productores que han adoptado el sistema tener ahorros significativos al disminuir sus costos de producción.

Destacó que Safinsa ha conformado un padrón de productores que están aprovechando el conocimiento que genera la plataforma de investigación e invitó a los productores del Valle del Carrizo a acercarse y conocer diversas técnicas de siembra con las que pueden obtener buenos resultados.

Finalmente, Valenzuela Portillo destacó la importancia de la investigación colaborativa en el desarrollo de una #AgriculturaConCiencia para la región. Señaló que con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) se estableció un proyecto de investigación para desarrollar nuevas variedades de trigo duro y trigo harinero, y que con el CIMMYT se tiene interés por iniciar ensayos con cultivos de cobertura para terrenos en descanso.