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SEFADER y CIMMYT refuerzan su compromiso para fortalecer el sistema agroalimentario en Oaxaca

Autoridades de la SEFADER y el CIMMYT durante la reunión para delinear nuevas líneas de acción para el proyecto que ambas instituciones impulsan en Oaxaca. (Foto: SEFADER / CIMMYT)
Autoridades de la SEFADER y el CIMMYT durante la reunión para delinear nuevas líneas de acción para el proyecto que ambas instituciones impulsan en Oaxaca. (Foto: SEFADER / CIMMYT)

La Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (SEFADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han reafirmado su alianza para consolidar la agricultura sustentable en Oaxaca. Este 5 de febrero, en la Ciudad de Oaxaca, Víctor López Leyva, titular de la SEFADER, y Jelle Van Loon, director asociado del Programa de Sistemas Agroalimentarios Sostenibles del CIMMYT, firmaron una carta de intención que da continuidad al proyecto Fortalecimiento del sistema agroalimentario en el Estado de Oaxaca, sentando las bases para una segunda fase con nuevas líneas de acción.

Desde su inicio en 2023, este proyecto ha sido clave para la producción sostenible de maíz, contribuyendo a la seguridad alimentaria y al abastecimiento sustentable de granos en el estado. Además, ha servido como pilar para fortalecer los programas Autosuficiencia Alimentaria y Abasto Seguro de Maíz del gobierno estatal, mediante capacitación especializada y el desarrollo de una red de investigación aplicada.

Los resultados han sido significativos: más de 20 mil hectáreas y 10 mil personas beneficiadas en el marco del programa Autosuficiencia Alimentaria; más de 15 mil hectáreas y 10 mil personas impactadas a través de Abasto Seguro de Maíz; y cerca de 99 mil personas capacitadas en más de 4,500 eventos realizados en las ocho regiones del estado.

En este sentido, el secretario Víctor López Leyva destacó: «En seguimiento al convenio de colaboración con el CIMMYT, se impulsa la agricultura sustentable a través de la implementación de prácticas agroecológicas. Este esfuerzo se centra en la producción de maíz, buscando asegurar la alimentación y el abasto sustentable de granos en el Estado de Oaxaca. Trabajamos en metas multianuales y líneas estratégicas a largo plazo, con el firme objetivo de alcanzar la autosuficiencia del maíz«.

Reunión para la firma de la carta de intención que extiende el alcance del proyecto entre SEFADER y el CIMMYT. (Foto: SEFADER / CIMMYT)
Reunión para la firma de la carta de intención que extiende el alcance del proyecto entre SEFADER y el CIMMYT. (Foto: SEFADER / CIMMYT)

El impacto del proyecto va más allá de la producción de granos. Con la implementación de módulos, áreas de extensión y una red de seis plataformas de investigación en Valles Centrales, Mixteca, Costa, Sierra Mixe, Sierra Sur e Istmo, se han validado y adaptado tecnologías sustentables a cada región. Estas plataformas han promovido prácticas como el manejo agroecológico de plagas, biofertilizantes, fertilización fraccionada, agricultura de conservación y poscosecha, además de impulsar estrategias clave como la no quema, la conservación de suelos y agua, y el resguardo de la biodiversidad.

Además, la iniciativa sentará las bases para el desarrollo de agronegocios y el fortalecimiento de las cadenas de valor en Oaxaca, impulsando nuevas oportunidades económicas para los productores y mejorando su acceso a mercados más rentables. Esta visión se refuerza con la estrategia Formador de Formadores, que permitirá que técnicos especializados capacitados por el CIMMYT multipliquen el conocimiento entre extensionistas y agricultores, asegurando un acompañamiento técnico eficiente.

Técnica de SEFADER explicando las innovaciones sustentables implementadas a partir de la capacitación con CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Técnica de SEFADER explicando las innovaciones sustentables implementadas a partir de la capacitación con CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Jaime Leal, gerente del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, señaló: «Se está considerando no solo continuar el proyecto, sino extender su marco de acción incorporando la plataforma digital e-Agrology, desarrollada por el CIMMYT, a más ámbitos del sistema agroalimentario de Oaxaca. La meta es hacer de esta herramienta un recurso versátil para generar información estratégica tanto agrícola como pecuaria y pesquera. Además, buscamos reducir el uso de agroquímicos y hacer más rentable la producción estatal».

Con este esfuerzo, SEFADER y CIMMYT consolidan su compromiso con la agricultura sustentable y los productores oaxaqueños, promoviendo modelos de producción que aseguren la rentabilidad sin comprometer los recursos naturales.

En el evento también estuvieron presentes Flavio Aragón Cuevas, subsecretario de Seguridad Alimentaria; Mario Robles González, subsecretario de Agronegocios; Carolina Cruz Moreno, jefa del departamento de Acuacultura; José Roberto Agustín Francisco, director de Fomento Agrícola; y Enrique Rojas Rojas, jefe de departamento de Salud Animal.

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La agricultura sustentable en Chiapas y la Península de Yucatán

La agricultura en el sur de México enfrenta desafíos considerables: degradación de suelos, bajos rendimientos, altos costos de producción y la creciente presión ambiental sobre los ecosistemas. Ante este panorama, la ciencia y la investigación aplicada se han convertido en aliados fundamentales para transformar los sistemas productivos, generando soluciones basadas en evidencia y adaptadas a las condiciones locales.

El nuevo libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán, editado y publicado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), recopila más de una década de resultados obtenidos en estas plataformas de investigación agronómica de la región, demostrando el poder de la colaboración científica para generar un impacto positivo en la producción agrícola y la seguridad alimentaria.

Desde 2011, el CIMMYT ha trabajado en Chiapas y la Península de Yucatán a través de su red de plataformas de investigación agronómica, un modelo que permite la generación y validación de tecnologías sustentables en condiciones reales de campo. En colaboración con instituciones académicas y productores, estas plataformas han sido espacios clave para experimentar, evaluar e implementar prácticas que permitan aumentar la productividad agrícola sin comprometer el equilibrio ecológico.

El libro recientemente publicado ofrece una síntesis de los hallazgos más relevantes obtenidos en estas plataformas. Entre los temas abordados se incluyen estrategias de manejo del suelo, diversificación de cultivos, reducción del uso de agroquímicos, mejoras en la eficiencia del agua y el impacto de las prácticas sustentables en los ingresos de los productores.

“En la región, el maíz es el cultivo más importante, no solo por su relevancia económica y social, sino por su profunda conexión con la identidad cultural de las comunidades; sin embargo, la producción de este cereal y de otras especies agrícolas enfrenta limitaciones como la degradación del suelo y la dependencia de fertilizantes sintéticos”, señalan los autores de la obra.

En este contexto, señalan los investigadores, “el libro aborda de manera particular la integración de leguminosas en los sistemas de producción de maíz, pues esta práctica ha demostrado ser una estrategia viable para mejorar la fertilidad del suelo y reducir los impactos ambientales negativos”.

Un aspecto central del trabajo del CIMMYT, a través de la red de plataformas que impulsa con colaboradores, es la apropiación social de la ciencia, es decir, la transferencia de conocimientos y tecnologías de manera accesible y aplicable para los productores. A través de estos estudios, el CIMMYT y sus colaboradores han generado datos sólidos que pueden guiar la toma de decisiones de agricultores, técnicos y formuladores de políticas públicas, contribuyendo a una agricultura más resiliente y adaptada a los desafíos climáticos y económicos actuales.

El libro no solo es un testimonio del trabajo colaborativo entre investigadores, técnicos y agricultores, sino también una invitación a seguir explorando y adoptando soluciones basadas en evidencia para mejorar la producción de alimentos de manera sustentable. Te invitamos a leerlo completo. Puedes descargarlo dando clic en imagen de la portada del libro que está a continuación; o bien, en el link de descarga.

Portada del libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán.
Portada del libro Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán.

Link de descarga:

Vilchis Ramos, R., & Fonteyne, S. (2024). Avances en agricultura sustentable: Resultados de plataformas de investigación de los hubs Chiapas y Península de Yucatán. México 2016-2023. Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

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Plataformas de investigación agrícola, herramienta para combatir suelos degradados y brechas de conocimiento

Equipo de SEFADER y CIMMYT en una de las plataformas de investigación del proyecto. (Foto: CIMMYT)
Equipo de SEFADER y CIMMYT en una de las plataformas de investigación del proyecto. (Foto: Sarah Martínez / CIMMYT)

En el campo oaxaqueño hay problemas críticos de degradación del suelo, brechas de conocimiento en el uso de bioinsumos y falta de agua por sequía, lo que afecta la productividad y rentabilidad de los cultivos, así lo dan a conocer los resultados de una serie de  diagnósticos participativos con enfoque de género e inclusión social realizados en diversas regiones de Oaxaca en el marco de un proyecto liderado por la Secretaría de Fomento Agroalimentario y Desarrollo Rural (SEFADER) de ese estado en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Para dar respuesta a este conjunto de problemáticas, el proyecto Fortalecimiento del sistema agroalimentario enfocado en la producción de maíz para la seguridad alimentaria y el abasto sustentable de granos en el estado de Oaxaca implementa diversas acciones que están impactando positivamente en los agricultores oaxaqueños. Una de esas acciones son las plataformas de investigación.

“Durante el ciclo agrícola de 2024, el proyecto dio un importante paso en la implementación de plataformas de investigación en diversas regiones del estado de Oaxaca. Este esfuerzo conjunto busca mejorar la productividad y rentabilidad de los sistemas de producción locales, mediante la evaluación de prácticas agrícolas sustentables basadas en agricultura de conservación y métodos de secado en campo para maíces nativos”, comenta Mariel Guera, investigador del CIMMYT que colabora en el proyecto.

Cultivo de maíces nativos en plataforma de investigación del proyecto SEFADER-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de maíces nativos en plataforma de investigación del proyecto SEFADER-CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Las plataformas de investigación fueron establecidas en seis regiones del estado estratégicamente seleccionadas por la SEFADER: la Costa, el Istmo, los Valles Centrales, la Sierra Sur, la Sierra Norte y la Mixteca. Técnicos de esta dependencia, capacitados por el equipo del CIMMYT, fueron los encargados de realizar los diagnósticos participativos. En este contexto, las plataformas de investigación establecidas en San Pedro Pochutla, Ciudad Ixtepec, Villas de Zaachila, Santa Lucia Miahuatlán, Santo Domingo Tepuxtepec y Santiago Juxtlahuaca están evaluando prácticas sustentables que ya han mostrado potencial para mejorar la productividad y rentabilidad de los sistemas de producción.

“Este primer año de operación de las plataformas es clave para ajustar las estrategias y evaluar la viabilidad de diferentes prácticas agrícola. Los resultados preliminares destacan la importancia de la diversificación de cultivos, el manejo de arvenses, la selección de variedades adecuadas para cada región, a mejora de las prácticas de labranza y el manejo adecuado del rastrojo”, señala Mariel, quien agrega que, a medida que el proyecto avanza, se espera que estas plataformas sirvan de espacios de generación de conocimiento y de capacitación, ayudando a los productores a adaptarse a los retos del cambio climático y mejorar sus ingresos de manera sostenible.

“Las plataformas de investigación de este proyecto, junto con las plataformas de investigación de la red de innovación del CIMMYT establecidas algunas hace más de una década, forman parte de la Red Latinoamericana de Investigación Agronómica (RedAgAL)”, finaliza Mariel, enfatizando la relevancia de esta red de plataformas que reúne a científicos de distintas latitudes comprometidos con hacer la agricultura más sostenible, productiva y resiliente.

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Cómo las rotaciones de cultivos mejoran la resiliencia agrícola

Ensayos de rotaciones en plataformas de investigación de CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)
Ensayos de rotaciones en plataformas de investigación de CIMMYT en Texcoco, Estado de México. (Foto: CIMMYT)

«La complejidad rotacional aumenta la producción del sistema de cultivo en condiciones de crecimiento más pobres» es el nombre de un nuevo artículo científico que da cuenta del innovador estudio que analiza datos de 20 experimentos de rotación de cultivos a largo plazo en América del Norte y que ofrece una nueva perspectiva sobre cómo la diversificación en la rotación de cultivos puede mejorar la productividad y la resiliencia en un entorno agrícola cada vez más incierto debido al cambio climático.

Este estudio “fue llevado a cabo por el Servicio de Investigación Agrícola (ARS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) como parte del proyecto Diverse Rotations Improve Valuable Ecosystem Services (DRIVES), pero gracias a nuestros experimentos a largo plazo pudimos aportar datos”, comenta Simon Fonteyne, Líder de Agronomía para América Latina de CIMMYT, quien resalta la importancia de esta investigación y el papel clave de los experimentos a largo plazo desarrollados en México.

“Los datos a largo plazo son críticos, ya que el impacto de las rotaciones de cultivos requiere múltiples ciclos para surtir efecto y las respuestas a menudo están condicionadas por otras prácticas de gestión (por ejemplo, regímenes de fertilidad o labranza), suelos y clima”, señala el estudio, el cual destaca cómo la diversificación de las rotaciones, al aumentar el número de especies y la duración de las mismas, contribuye a mejorar la producción de cultivos como maíz y soja.

El estudio también señala que, en algunos casos, la inclusión de cultivos de menor rendimiento, como los cereales pequeños, puede resultar en una reducción en la producción a nivel de rotación, lo que refleja las posibles compensaciones que los agricultores deben considerar.

El doctor Fonteyne comenta al respecto: “Entre los resultados destaca que la producción de maíz y soja aumentó a medida que aumentó el número de especies y la duración de la rotación, mientras que los resultados de las rotaciones completas variaron según el sitio, dependiendo de los cultivos presentes. Las rotaciones diversas redujeron la producción a nivel de rotación en ocho sitios debido a la adición de cultivos de menor producción, como los cereales pequeños, cuya menor rentabilidad no fue compensada por la mayor producción en maíz. En contraste, en los sitios con condiciones menos favorables para el maíz, el efecto a nivel rotación fue positivo».

La investigación subraya la importancia de adoptar rotaciones de cultivos más diversas como una estrategia para mitigar los riesgos asociados con un clima cada vez más impredecible: “Las rotaciones se pueden diversificar agregando cultivos anuales, cultivos de cobertura, cultivos perennes o alguna combinación de lo primero a una rotación simplificada. Se ha demostrado que las rotaciones con alta diversidad admiten múltiples servicios ecosistémicos, incluido el secuestro de carbono, supresión de plagas, y protección de la calidad del agua”, señalan los especialistas.

“Este tipo de investigación no solo nos permite entender mejor las dinámicas de los sistemas de cultivo, sino que también nos proporciona las herramientas necesarias para mejorar la productividad de manera sostenible”, señala Fonteyne, añadiendo que es fundamental destacar que el apoyo a los ensayos en México fue proporcionado por el proyecto MasAgro-Cultivos para México, financiado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, y la iniciativa Excelencia en Agronomía del CGIAR.

El artículo, que contribuye al entendimiento de cómo las prácticas agrícolas diversificadas pueden ofrecer soluciones concretas a desafíos del cambio climático, está disponible para su lectura en: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2590332224003336.

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Aquí se desarrolla uno de los experimentos agrícolas más antiguos del mundo

Plataforma de investigación Texcoco I, en el Batán, Estado de México. (Foto: Fernando Morales Garcilazo)
Plataforma de investigación Texcoco I, en el Batán, Estado de México. (Foto: Fernando Morales Garcilazo)

En el Estado de México, en el municipio de Texcoco, se encuentra la plataforma de investigación Texcoco I, una iniciativa emblemática CIMMYT que, desde 1991, ha sido un espacio para la investigación de innovación agrícola sustentable. Este enclave de conocimiento agrícola articula los esfuerzos de instituciones líderes como el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Colegio de Posgraduados (COLPOS), y la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), destacando el compromiso conjunto por el desarrollo científico y tecnológico en pro del sector agrícola nacional.

Desde su fundación, CIMMYT ha desarrollado y liderado la implementación de principios de agricultura de conservación en México y otras regiones del mundo. Esta iniciativa, vital en tiempos de crisis climática, busca abordar los desafíos que enfrentan los pequeños y medianos productores, como los bajos rendimientos, pérdidas de cultivos y escasos ingresos. La agricultura de conservación que promueve incluye prácticas agronómicas que protegen los suelos, reducen la degradación ambiental y aumentan la productividad, todo ello contribuyendo a la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola.

La plataforma de investigación Texcoco I es, de muchas maneras, uno de los epicentros de estas innovaciones. Desde su inicio en 1991, esta plataforma ha sido un campo de pruebas para evaluar diferentes prácticas agronómicas bajo condiciones de temporal. Se comparan los efectos de la agricultura convencional con los principios de la agricultura de conservación, que incluyen mínima labranza, cobertura del suelo y diversificación de cultivos. Con 32 combinaciones diferentes de componentes, se busca identificar las mejores prácticas para mejorar la productividad agrícola y la salud del suelo.

La plataforma Texcoco I ha producido valiosos datos sobre los rendimientos de cultivos clave como el maíz, el trigo y el frijol. Los resultados muestran que la rotación de cultivos y la retención de residuos de cosecha en el suelo pueden aumentar significativamente los rendimientos, especialmente en condiciones de sequía. Estas prácticas también ayudan a restaurar la fertilidad del suelo y reducir la erosión, contribuyendo así a la resiliencia de los sistemas agrícolas ante el cambio climático.

“Entre 2006 y 2020 el rendimiento promedio del maíz fue mayor en el tratamiento de rotación anual maíz-frijol-trigo (7.4 t/ha) y menor en el tratamiento de monocultivo de maíz (5.0 t/ha)”, señalan los responsables de la plataforma, dando un ejemplo de los múltiples resultados que la plataforma arroja año con año, siendo uno de los experimentos agrícolas de largo plazo más antiguos del mundo, por lo que su importancia a nivel global también es destacada.

Con el compromiso continuo del CIMMYT y sus colaboradores, la plataforma de investigación Texcoco I seguirá siendo un bastión de la innovación agrícola en México. Al adoptar prácticas sostenibles y basadas en la ciencia, se espera que los agricultores puedan enfrentar los desafíos climáticos con mayor resiliencia y asegurar la seguridad alimentaria para las generaciones futuras.

La presente información forma parte de los Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, integrados en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía, un ejemplo de cómo la colaboración entre instituciones académicas, gubernamentales y de investigación permite formular soluciones para los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.

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Sistemas diversificados para el campo de Iguala

Frijol mucuna. Detalle. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Frijol mucuna. Detalle. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En Iguala, en el estado mexicano de Guerrero, se estima que un poco más de 74 mil hectáreas se destinan a la agricultura y casi su totalidad se cultiva en temporal (SIAP, 2021). En esta zona, las lluvias son irregulares, se siembra en laderas, sobre suelos con poca fertilidad y erosionados por un manejo convencional del suelo donde predominan prácticas como el monocultivo y la remoción constante y excesiva del suelo.

Así, uno de los principales desafíos al que se enfrentan los agricultores locales es el deterioro de la fertilidad del suelo por pérdida de la materia orgánica. Para buscar alternativas que permitan superar este enorme reto, en la plataforma de investigación de Iguala —establecida en 2012 y donde colaboran Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y CIMMYT— se evalúa el efecto de la labranza, del manejo de residuos y de la rotación de cultivos sobre el rendimiento y rentabilidad del maíz.

En los estudios de la plataforma de 2013 a 2016 “se consideraron tres niveles de labranza: cero labranza, sin remoción o roturación del suelo; labranza mínima, que incluye un paso de rastra (15 cm) y surcado antes de la siembra; y labranza convencional, que consiste en un barbecho con arado reversible de discos (30 cm) y surcado antes de la siembra”, señalan los responsables de la plataforma.

Con respecto a los otros aspectos, “se evaluaron dos manejos de rastrojo: retirarlo todo y parcialmente. En lo que respecta a la rotación de cultivos con maíz, se consideró el cacahuate y la soya, y también la mucuna asociada en el mismo ciclo”.

El rendimiento promedio de grano de maíz de 2013 a 2016 fue mayor en la asociación con mucuna que en monocultivo en los tres tipos de labranza evaluado. La diferencia es notable si se considera que, por ejemplo, en labranza convencional con remoción de rastrojos, el rendimiento en monocultivo fue de 3.4 toneladas por hectárea (t/ha), y en la asociación de maíz con mucuna fue de 4.5 t/ha”.

La rotación entre cultivos es una alternativa que pretende romper con los monocultivos por los beneficios que conlleva en la disminución de plagas y enfermedades, y en la fertilidad del suelo. En la plataforma, además del ejemplo de la asociación de maíz con mucuna, también se obtuvieron mayores rendimientos de maíz en la rotación con cacahuate en los tres tipos de labranza.

Con una reestructuración en 2017, la plataforma de investigación de Iguala incorporó nuevos ensayos que atendieran las necesidades de los productores locales, pero ha continuado con las observaciones sobre el efecto de las rotaciones, confirmando que, el rendimiento de maíz en asociación con otros cultivos permite no solo obtener mejores rendimientos, sino también favorecer la fertilidad del suelo.

La presente información forma parte de los Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021, integrados en el marco de la iniciativa Excelencia en Agronomía.

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Menús tecnológicos sustentables, conocimiento con impacto social

Cultivo de calabaza en sistema diversificado en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Cultivo de calabaza en sistema diversificado en Oaxaca, México. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

En la búsqueda de una agricultura más sostenible y adaptada a las necesidades locales, el CIMMYT y sus colaboradores han desarrollado y promovido menús tecnológicos sustentables. Estos menús, basados en investigaciones rigurosas y adaptaciones regionales, ofrecen a los agricultores una gama de opciones tecnológicas validadas para mejorar la producción agrícola de manera sostenible.

Un ejemplo claro del impacto positivo de estos menús tecnológicos se encuentra en la experiencia de San Miguel Tlacamama, en la costa de Oaxaca. Aquí, Fermín Martínez, profesor investigador del Centro Regional Universitario Sur de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), ha sido testigo directo de cómo estas innovaciones pueden transformar la agricultura local.

Martínez, quien es el responsable de la plataforma de investigación de San Miguel Tlacamama que ha sido un espacio clave en la conformación del menú para Oaxaca, destaca la historia de don Aquileo Solano, un agricultor que ha adoptado con éxito varias de las tecnologías promovidas por CIMMYT y sus colaboradores.

Don Aquileo ya manejaba su parcela sin la quema de residuos, “eso nos hizo coincidir en la plataforma y prácticamente adoptar algunas otras tecnologías como lo de los abonos verdes, biofertilizantes y caldos minerales», comenta Martínez. Este enfoque no solo ha mejorado la salud del suelo, sino que también ha permitido a don Aquileo enfrentar mejor las condiciones climáticas adversas.

“Hace poco platicamos con don Aquileo, él estaba muy emocionado porque la canícula de 2019, de 40 días de muy poca lluvia y hasta 10 días sin ni una gota de lluvia, estuvo muy fuerte, pero él vio los beneficios de sembrar sobre toda esa cobertura donde precisamente la planta de maíz y otros cultivos que él sembró nunca presentaron una marchitez tan fuerte como lo hicieron las plantas de algunos vecinos. Pudimos ver ese detalle de que la cobertura lo que hace es, por así decirlo, cosechar la humedad del rocío y dársela a las plantas”, explica el especialista.

Otra práctica innovadora que forma parte del menú tecnológico sustentable para Oaxaca, y que fue adoptada por don Aquileo, es la diversificación de cultivos. Actualmente, el agricultor “ha establecido ajonjolí, calabaza, sobre todo la calabaza chompa, maíz y algo de frijol”, precisa Martínez, señalando que las rotaciones son otra forma de diversificación que ha adoptado el productor.

“Don Aquileo ya sabía de los beneficios que da aprovechar los residuos de cultivo en lugar de quemarlos, porque se pudren y se convierten en alimento para las plantas, entonces fácilmente adoptó los abonos verdes. Esta práctica le permitió, en lugar de dejar descansar la parcela más tiempo, hacer una especie de descanso mejorado a través de un ciclo de rotación de un año. Esa rotación le favoreció mucho porque el hecho de contar con abono verde le permitió tener una capa más gruesa de materia orgánica, lo cual es excelente”, señala el responsable de la plataforma de investigación.

La historia de don Aquileo es un testimonio del impacto positivo que los menús tecnológicos sustentables pueden tener en la vida de los agricultores: “Había un vecino de don Aquileo que lo separaba solo el cerco y extrañado por las diferencias entre sus parcelas fue a visitarlo: «bueno, ¿tú qué les haces a tus plantas?, le decía». Y recuerdo que me invitó a ver sus parcelas para comentarme de lo maravillado que estaba por tener sus plantas en pie, mientras que las parcelas de los vecinos en donde se habían quemado los residuos las plantas estaban muy marchitas”.

A través de estas iniciativas, CIMMYT y sus colaboradores le proporcionan a los productores herramientas y conocimientos para tomar decisiones informadas y adaptadas a sus realidades específicas, por lo que, en definitiva, los menús tecnológicos sustentables representan un paso significativo hacia una agricultura más sostenible y equitativa.

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Agricultura sustentable: notablemente rentable

Cultivo de cacahuate. Detalle. (Foto: CIMMYT)
Cultivo de cacahuate. Detalle. (Foto: CIMMYT)

En Zacatepec, Morelos, el maíz, el sorgo y el cacahuate son los cultivos que ocupan mayor superficie cultivada bajo condiciones de temporal. Para brindarle a los productores locales las mejores alternativas para que incrementen sus rendimientos y rentabilidad, la plataforma de investigación Zacatepec —donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y CIMMYT— desarrolla diversos estudios.

“El objetivo de la plataforma es determinar la mejor combinación de intensidad de labranza, manejo de rastrojo y rotación de cultivos que resulten en el mayor rendimiento y rentabilidad de maíz, sorgo y cacahuate”, mencionan los responsables de la plataforma quienes, recientemente, evaluaron los resultados de 12 tratamientos donde se compara la aplicación del sistema de cero labranza y labranza mínima; manejo de rastrojo, diferentes densidades de población de plantas; así como rotaciones de cultivos.

“El rendimiento promedio de maíz de 2013 a 2019 fue mayor —7.9 toneladas por hectárea (t/ha)— en los tratamientos de cero labranza en comparación con los tratamientos con labranza mínima; es decir, con barbecho y surcado, sin rastra o cruza— (7.1 t/ha)”, señalan los investigadores.

“Aquí, por el tipo de suelo (Vertisol), estos se expanden y contraen de forma natural y, en general, son difíciles de labrar debido a que cuando están secos son extremadamente duros y en húmedo son demasiado plásticos, por lo que realizar la siembra directa ayuda con un mejor establecimiento del cultivo. Además, al usar cero labranza, los costos de producción en la preparación del terreno disminuyeron en promedio hasta el 57% al evitar el barbecho, la rastra y el surcado”, puntualizan los responsables de la plataforma.

Con respecto al efecto de las rotaciones, los especialistas comentan que “la rotación de maíz con cacahuate promovió el incremento del rendimiento, el contenido de proteína en el grano y una mayor utilidad con respecto al monocultivo de maíz, además de que este incremento fue mayor en el sistema de cero labranza”.

Sobre la distribución de las plantas los investigadores mencionan que “una mayor densidad de población (80 mil plantas por hectárea) presentó un incremento en el rendimiento en el periodo de 2013 a 2015; esto es, que no se presentaron efectos adversos por la competencia de luz, agua, nutrientes y contenido de proteína en el grano en comparación con la densidad de población que convencionalmente usan los productores de la región”.

Así, “la mayor utilidad promedio fue de 16 490 pesos por hectárea (MXN/ha) en el tratamiento con rotación maíz-cacahuate en cero labranza y con el rastrojo como cobertura. La menor utilidad (7 397 MXN/ha) se registró en el tratamiento testigo, es decir, el de monocultivo de maíz con labranza mínima y sin cobertura de rastrojo”, lo que confirma la ventaja del sistema de agricultura sustentable.

Te invitamos a conocer los resultados de las distintas evaluaciones hechas en esta y otras plataformas de la región en: Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-202.

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Plataforma de investigación en Puebla, referente en agricultura sustentable con perspectiva de género

Grupo de mujeres conversando sobre su participación en las actividades y toma de decisiones agrícolas del sistema de producción de maíz en Cuautempan, Puebla el 20 de marzo de 2024. (Foto: CIMMYT)
Grupo de mujeres conversando sobre su participación en las actividades y toma de decisiones agrícolas del sistema de producción de maíz en Cuautempan, Puebla el 20 de marzo de 2024. (Foto: CIMMYT)

Del 19 al 21 de marzo de 2024 en el CIMMYT se desarrolló el taller regional sobre género y sanidad vegetal: El poder de la investigación interdisciplinaria, en el marco de la iniciativa Plant Health —iniciativa del CGIAR para reducir las pérdidas de cultivos causadas por plagas y enfermedades utilizando enfoques ecológicos— con el objetivo de compartir experiencias y planes de trabajo que consideren intervenciones con enfoque de género que deriven en soluciones científicas y técnicas más equitativas e inclusivas.

El taller, que contó con la participación de científicos de Perú, México, Ecuador, Colombia, Vietnam y China, incluyó una visita a la plataforma de investigación de Cuautempan, Puebla, para implementar una herramienta que visibiliza la participación de las mujeres en el sistema de producción y conservación de maíz, particularmente en el control de las plagas. Además de un recorrido por la plataforma para mostrar los avances del proceso de investigación participativa que el CIMMYT desarrolla en conjunto con actores locales.

“Se visitó esta plataforma porque ahí se ha trabajado integrando la opinión de agricultoras y agricultores en los temas investigados.  Este proceso de inclusión participativa de actores clave fue detonado porque en la región norte de Puebla el objetivo principal de la agricultura es cubrir las necesidades de autoconsumo de las familias, donde las mujeres son actores clave para la producción agrícola y el desarrollo de las comunidades”, mencionaron los responsables de la plataforma.

Cuautempan, donde se encuentra la plataforma, está la Sierra Norte de Puebla, en una región con un relieve abrupto y una población conformada, mayoritariamente, por indígenas nahuas, siendo la agricultura su principal actividad económica (misma que se realiza de forma manual, con la participación familiar y contrato de jornales para actividades específicas) y el maíz nativo su cultivo más importante. No obstante, y aunque se le suele asociar con una gran diversidad de cultivos, los rendimientos del maíz son bajos (de alrededor de una tonelada por hectárea).

Entre las principales problemáticas que limitan la producción en Cuatempan están el efecto de sequía, las plagas (gallina ciega, gusano cogollero) y la falta de una mecanización adecuada que ayude a bajar los costos por jornales. Estas problemáticas son el principal objeto de la investigación de la plataforma de Cuautempan, donde el CIMMYT ha planeado y diseñado la investigación en la plataforma con perspectiva de género, pues esto influye en el potencial de impacto en el sistema agroalimentario local.

“Tengo la impresión de que las mujeres que forman parte de esta plataforma participan en las labores del maíz, quizá más que en el caso de la papa. Por ello tener tecnologías que incrementen el rendimiento puede ayudar para su consumo, pero también ingresos por la comercialización y por ello se debe incluir otros actores de la cadena de valor”, señaló uno de los participantes provenientes de Perú luego de conocer el trabajo de la plataforma.

“Aprendí que es necesario cambiar el foco hacia los agricultores porque es para ellos que nosotros trabajamos. La forma en que nosotros nos acercamos a los agricultores también es determinante”, comentó otro investigador peruano, seguido de otro compatriota suyo quien enfatizó: “Coincido en el sentido que la plataforma se haya instalado con base a la priorización de problemas que los propios agricultores definieron, tanto hombres como mujeres. Eso es importante para nosotros los investigadores porque obliga a tener una visión de lo que quieren los agricultores y no decidir con base en lo que quiere el investigador”.

“Estoy sorprendido de cómo la plataforma está abordando el tema de género para atender las necesidades tanto de hombres como de mujeres. Estoy sorprendido porque varias prácticas que se han implementado en la plataforma han surgido de esta forma de atender las necesidades, de ser inclusivos y tomar en cuenta las opiniones de todos”, comentó un investigador mexicano.

A pesar de los avances, en América Latina hay una amplia diversidad cultural y los contextos conllevan retos específicos, de manera que aún falta revisar cómo se puede implementar el enfoque de género en algunas regiones donde aún se considera que las mujeres no tienen roles en el sistema de producción de cultivos. En este sentido, señaló un investigador colombiano, es que “necesitamos el soporte de los científicos sociales para integrar en los proyectos el componente de género, porque demanda más tiempo y recursos económicos y de personas”.

El enfoque sobre género, coincidieron todos los participantes, debe ser considerado en todos los proyectos porque forma parte de una visión integral de mejorar los sistemas agroalimentarios más allá de solo incrementar la producción y la rentabilidad. En este sentido, la plataforma de Cuautempan, Puebla, lidereada por Fidelia González, responsable científica local, se ha convertido en un referente de los procesos para implementar acciones de investigación con enfoque sobre perspectiva de género.

Por supuesto, aún se requiere más investigación para evidenciar los impactos en el empoderamiento de las mujeres y asegurar que se contribuye en la mejora del sistema agroalimentario local. Es por ello por lo que el CIMMYT sigue colaborando en esta plataforma a través de los recursos de la iniciativa Excelencia en Agronomía donde el impacto y beneficios tienen énfasis en la participación de mujeres y jóvenes agricultores.

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Soluciones adecuadas para cada necesidad

Tractorista haciendo labranza en líneas de siembra con el uso de striptill, previo a la siembra del cultivo de maíz, en la plataforma de investigación Francisco I. Madero, Hidalgo, 23 de abril 2018. (Foto: CIMMYT)
Tractorista haciendo labranza en líneas de siembra con el uso de striptill, previo a la siembra del cultivo de maíz, en la plataforma de investigación Francisco I. Madero, Hidalgo, 23 de abril 2018. (Foto: CIMMYT)

En el dinámico escenario agrícola del Valle del Mezquital, en el estado de Hidalgo, se vislumbra un cambio significativo en la forma en que los agricultores abordan la conservación del suelo y la optimización de recursos. Con un 56% de suelo dedicado a la agricultura y un enfoque predominante en cultivos como el maíz, trigo, frijol y alfalfa, la región se enfrenta a desafíos como altos costos de producción y degradación del suelo debido al movimiento excesivo y el monocultivo.

Es en este contexto que la plataforma de investigación Francisco I. Madero, establecida en 2011 —y donde colaboran la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero y CIMMYT—, ha emergido como un referente en la búsqueda de soluciones sostenibles para los agricultores locales. Una de las prácticas destacadas en esta plataforma es el striptill, una forma de labranza mínima que permite adecuar el sistema de agricultura de conservación a las condiciones particulares de esta región.

Para entender la utilidad del striptill es importante señalar el papel que juega el rastrojo, el cual, al dejarse sobre la superficie de la parcela, actúa como una capa protectora que reduce la erosión y ayuda a conservar la humedad.

“En la plataforma, por ejemplo, el rendimiento de grano de maíz ha sido similar en los tratamientos de labranza convencional cuando se incorpora o se retira el rastrojo. Sin embargo, en ciclos con sequía, como 2016 y 2019, incorporar el rastrojo al terreno incrementó el rendimiento promedio del grano de maíz en 1.4 toneladas por hectárea (t/ha) con respecto a quitar el rastrojo después de la cosecha. En este caso, el productor puede obtener 6,300 MXN/ha adicionales por el excedente de grano (vendiendo a 4.5 MXN/kg) si deja el rastrojo”, puntualizan los responsables de la plataforma.

“Si la venta de rastrojo es de 2,100 MXN/ha, el productor gana más dinero por dejar el rastrojo. Para las condiciones del Valle del Mezquital es importante dejar el rastrojo en la superficie del terreno cuando se usa cero labranza o camas permanentes; sin embargo, ya que la producción de biomasa de las variedades de maíz es alta, frecuentemente se dificulta el establecimiento del cultivo porque la cantidad de rastrojo no permite la profundidad adecuada de siembra que la semilla requiere para la germinación y emergencia”.

Adicionalmente a esta situación, los terrenos en la zona frecuentemente presentan encostramiento, lo que puede impedir que las semillas germinen. Por tal motivo, “para asegurar la densidad de población deseada, a partir de 2018 en la plataforma se usó la labranza en líneas de siembra con el striptill, que consiste en realizar una labranza mínima para remover el suelo de la línea de siembra a fin de quitar el rastrojo de esa área y profundizar de 20 a 25 cm en el suelo para depositar la semilla”, señalan los investigadores.

“Los equipos para el striptill que se utilizan son implementos originales que vienen adaptados a las condiciones de la región o equipos armados con los materiales que tiene el productor. El equipo original consiste en un disco cortador, sistema limpia paja, cincel que ayuda para hacer la labranza dentro de la línea de siembra, discos que regulan el ancho de labranza de la línea, y aditamentos que sirven para desmoronar los terrones que se encuentran en la línea de siembra”.

“Dentro de la zona también se utiliza otro tipo de equipos ensamblados con los implementos que tiene el productor, por ejemplo, con barras tipo diamante, con cinceles de las mismas cultivadoras, y con discos cortadores. Se procura mantener esta opción por ser más barata, pero ambas opciones dan la funcionalidad para trabajar bajo la labranza en línea de siembra”.

Los resultados de esta plataforma confirman que, particularmente en periodos de sequía —como en 2019, donde en la región la precipitación disminuyó hasta 20% en los meses de mayo a agosto (SMN, 2021)— los tratamientos con rastrojo y mínimo o cero movimiento de suelo amortiguaron el estrés hídrico y proporcionaron un mayor rendimiento respecto a usar labranza convencional y remover el rastrojo después de la cosecha.

Te invitamos a conocer los resultados de las distintas evaluaciones hechas en esta plataforma en: Avances en agricultura sustentable: resultados de plataformas de investigación de los Hubs Valles Altos y Pacífico Centro, México, 2012-2021.