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Ácaros del trigo: ¿Qué son y cómo podemos combatirlos?

El ácaro del trigo, una molesta plaga de trigo que puede causar pérdidas de rendimiento de hasta el 100%, es una amenaza significativa para los cultivos de trigo en todo el mundo. La plaga ha sido confirmada en Asia, Australia, Europa, América del Norte y partes de América del Sur. Casi invisible a simple vista, la plaga microscópica es una de las plagas más difíciles de manejar en el trigo debido a su capacidad para evadir los insecticidas.

Hablamos con Punya Nachappa, profesora asistente de la Universidad Estatal de Colorado, en el Taller Internacional de Resistencia a los Insectos (IPRI en inglés) de este año para discutir sobre los ácaros del trigo y cómo combatirlos. Nachappa explica cómo el ácaro evita inteligentemente los pesticidas, cómo el cambio climático está llevando a un aumento de las poblaciones y por qué el mejoramiento para la resistencia de la planta huésped es la principal defensa contra los brotes.

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Mustapha El-Bouhssini de ICARDA explica cómo se desplazan las plagas en el contexto del calentamiento global

Actualmente, la resistencia a los insectos en las plantas se necesita más que nunca. La ONU, que nombró 2020 como el Año Internacional de la Sanidad Vegetal, estima que casi el 40% de los cultivos alimentarios se pierden anualmente debido a plagas y enfermedades de las plantas.

A principios de este mes, un grupo de fitomejoradores y entomólogos de trigo se reunieron para la 24ª Conferencia Bianual Internacional de Resistencia Vegetal a los Insectos (IPRI en inglés), celebrada en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Hablamos con Mustapha El-Bouhssini, científico principal del Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA en inglés) para hablar sobre las plagas y el cambio climático. El-Bouhssini explica cómo plagas como la mosca de trigo —una destructiva plaga que se asemeja a un mosquito— y el barrenador de vainas están extendiendo sus rangos geográficos en respuesta al aumento de las temperaturas.

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Plagas, enfermedades y cambio climático: ¿están vinculados?

Responsables del 80% de los alimentos que comemos y del 98% del oxígeno que respiramos, las plantas son un pilar de la vida en la tierra. Pero están bajo amenaza. Según la FAO, hasta el 40% de los cultivos alimentarios se pierden debido a plagas y enfermedades cada año.

Cuando se producen brotes de enfermedades, los impactos pueden ser devastadores. En la década de 1840, la gran hambruna irlandesa, causada por una enfermedad fúngica, causó la muerte de alrededor de un millón de personas y provocó la emigración de otro millón.

La reciente invasión de langostas del desierto por África, la peor en décadas, muestra la vulnerabilidad de los cultivos ante las plagas.

La langosta del desierto es una de las plagas más destructivas del mundo, con un pequeño enjambre que cubre un kilómetro cuadrado y consume la misma cantidad de alimentos por día que 35,000 personas. El brote podría incluso provocar una crisis humanitaria, según la FAO.

¿Cómo afecta el cambio climático a las plagas y enfermedades?

El cambio climático es un factor que impulsa la propagación de plagas y enfermedades, junto con el aumento del comercio mundial. El cambio climático puede afectar el tamaño de la población, la tasa de supervivencia y la distribución geográfica de las plagas; y la intensidad, desarrollo y distribución geográfica de las enfermedades.

Según los expertos, la temperatura y las precipitaciones son los principales impulsores de los cambios en cómo y dónde se propagan las plagas y enfermedades.

«En general, un aumento en los niveles de temperatura y precipitación favorece el crecimiento y la distribución de la mayoría de las especies de plagas al proporcionar un ambiente cálido y húmedo y la humedad necesaria para su crecimiento», dice Tek Sapkota, científico de sistemas agrícolas y cambio climático del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Sin embargo, cuando las temperaturas y los niveles de precipitación aumentan, esto puede retrasar el crecimiento y la reproducción de algunas especies de plagas y destruirlas al lavar los huevos y larvas de la planta huésped, explica.

Esto explicaría por qué muchas plagas se están alejando de los trópicos hacia áreas más templadas. A las plagas les gustan las temperaturas más cálidas, pero hasta cierto punto. Si hace demasiado calor o demasiado frío, las poblaciones crecen de manera más lenta. Dado que las regiones templadas no están actualmente a temperatura óptima para las plagas, se espera que las poblaciones crezcan más rápido en estas áreas a medida que se calientan.

Las enfermedades de los cultivos siguen un patrón similar, particularmente cuando se trata de patógenos como los hongos.

Movimiento hacia los polos de la tierra

La investigación muestra que desde 1960, las plagas y enfermedades de los cultivos se han movido un promedio de 3 km al año en dirección a los polos norte y sur de la tierra a medida que aumentan las temperaturas.

El complejo mancha de asfalto, una enfermedad fúngica nativa de América Latina, que puede causar hasta un 50% de pérdida de rendimiento en el maíz, se detectó por primera vez en EE. UU. en 2015. Normalmente, prevalente en climas tropicales, la enfermedad ha comenzado a emerger en regiones tropicales, incluidas las zonas altas del centro de México y muchos condados de Estados Unidos.

El escarabajo del pino de montaña, uno de los insectos más destructivos que invaden América del Norte, se está moviendo hacia el norte a medida que aumentan las temperaturas y es probable que se extienda por el noreste de los Estados Unidos y el sureste de Canadá para 2050.

Los griegos y los romanos informaron la roya del tallo del trigo, y este último se sacrificó a los dioses para evitar brotes de enfermedades en sus cultivos de trigo. Foto CIMMYT/Petr Kosina

La roya del trigo, que se encuentra entre las mayores amenazas para la producción de trigo en todo el mundo, también se está adaptando a climas más cálidos y se está volviendo más agresiva en la naturaleza, dice Mandeep Randhawa, mejorador de trigo y patólogo de la roya del trigo del CIMMYT.

«A medida que aumentan las temperaturas, se producen mayores cantidades de esporas que pueden causar una mayor infección y podrían dar lugar a cambios patógenos a través de una tasa más rápida de su evolución».

Los científicos informaron recientemente que la roya del tallo había surgido en el Reino Unido por primera vez en 60 años. Según el estudio, es probable que los cambios climáticos en los últimos 25 años hayan alentado las condiciones de infección.

Niveles crecientes de CO2

El aumento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) también podría afectar a las plagas indirectamente, al cambiar la arquitectura de la planta huésped y debilitar sus defensas.

«Las concentraciones elevadas de CO2, como resultado de la actividad humana y la influencia sobre el cambio climático, probablemente influirán indirectamente en las plagas a través de la modificación en la química de la planta, la fisiología y el contenido nutricional», dice Leonardo Crespo, mejorador de trigo del CIMMYT.

El aumento de las concentraciones y temperaturas de CO2 también podría proporcionar un entorno más favorable para los patógenos como los hongos, informa el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC en inglés).

A pesar de la gran confianza entre los científicos sobre que el cambio climático causará un aumento de plagas y enfermedades, predecir exactamente cuándo y dónde se propagarán las plagas y enfermedades no es una tarea fácil. Existe una variación significativa entre las diferentes especies de plagas y los tipos de patógenos, y los modelos climáticos solo pueden proporcionar estimaciones de dónde pueden ocurrir infecciones o brotes.

Control de plagas y pandemias

Para abordar estas incertidumbres, los expertos reconocen cada vez más la necesidad de monitorear los brotes de plagas y enfermedades y han pedido un sistema de vigilancia global para monitorearlos y mejorar las respuestas.

Las herramientas tecnológicas recientes, como el laboratorio móvil MARPLE, que analiza patógenos como la roya del trigo en tiempo casi real y proporciona resultados en 48 horas, permiten la detección temprana. Los sistemas de alerta temprana también son herramientas fundamentales para advertir a los agricultores, investigadores y responsables políticos de posibles brotes.

La obtención de variedades resistentes a plagas y enfermedades es otra solución ecológica, ya que reduce la necesidad de pesticidas y fungicidas. En colaboración con científicos de todo el mundo, el CIMMYT trabaja en el desarrollo de variedades de trigo y maíz resistentes a enfermedades.

Una catarina en una espiga de trigo de una variedad mejorada que crece en el campo en Islamabad, Pakistán. Foto: A. Yaqub/CIMMYT.

Los insectos beneficiosos también pueden actuar como un control natural de plagas para los cultivos. Las catarinas, las arañas y las libélulas actúan como depredadores naturales de plagas. Otras soluciones incluyen medidas de control mecánico como trampas de luz, de feromonas y pegajosas, así como controles de prácticas agrícolas como la rotación de cultivos.

Las Naciones Unidas han declarado este año como el Año Internacional de la Sanidad Vegetal, haciendo hincapié en la importancia de aumentar la conciencia mundial sobre cómo «proteger la salud de las plantas puede ayudar a acabar con el hambre, reducir la pobreza, proteger la biodiversidad y el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico».

Como parte de esta iniciativa, el CIMMYT organizará la 24ª Conferencia Bianual Internacional de Resistencia Vegetal a los Insectos (IPRI en inglés) del 2 al 4 de marzo. La conferencia cubrirá temas que incluyen interacciones planta-insecto, mejoramiento para resistencia y tecnologías de fenotipado para predecir rasgos resistentes a plagas en plantas.

Foto de portada: Un enjambre de langostas en el noreste de Kenia. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura advirtió que los enjambres ya vistos en Somalia, Kenia y Etiopía podrían extenderse. Foto: Sven Torfinn/FAO

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La producción sustentable beneficia a la salud

Carlos Jacinto Uriarte es uno de los productores que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan la Compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en varias regiones del país. El maíz amarillo que este productor sinaloense cultiva parecería igual a otros; sin embargo, es excepcional.

Producido con prácticas sustentables, el maíz amarillo de don Jacinto le agrega valor a la cadena alimentaria (para el productor representa un ahorro, y para el planeta, un pequeño alivio). Además, en su sistema de producción, Carlos no utiliza agroquímicos de uso restringido, ni en el tratamiento de la semilla ni en el manejo de plagas y malezas. Esto brinda certeza sobre la inocuidad del producto.

El programa Apoyo al Abastecimiento Responsable en México tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local, pero de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en las condiciones de contratación. En este esquema, además, participa la empresa sinaloense Sacsa, la cual realiza el primer paso de la transformación del grano que posteriormente la Compañía Kellogg pone a disposición de los consumidores.

El abastecimiento responsable brinda a la industria agroalimentaria y el consumidor la certeza de que el maíz es resultado de trabajar bajo sistemas de producción sustentables, con un menor impacto al medioambiente e, incluso, más sano e inocuo. Como dice don Jacinto: “así, nosotros mismos queremos consumir nuestros productos, lo que sembramos, como este maíz de mejor calidad y con buen rendimiento, que es —sobre todo— un alimento sano para nuestras familias”.

A don Jacinto y los otros productores que participan en el proyecto, el esquema de abastecimiento responsable les ofrece varios incentivos, pues con prácticas sustentables no solo pueden disminuir sus costos de producción, sino que se ven beneficiados con un esquema de comercialización certero y justo.

Asimismo, el valor agregado al maíz amarillo abona a las políticas públicas del Gobierno de Sinaloa, por ofrecer una reconversión de cultivos rentable que disminuye la presión comercial al maíz blanco, el cual prevalece en gran superficie de la entidad.

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Soluciones agrícolas para afrontar la crisis climática

Más de 11 000 científicos firmaron un informe reciente que muestra que el planeta Tierra se enfrenta a una emergencia climática y las Naciones Unidas advirtieron que el mundo está en camino a un aumento de 3.2 grados para 2100, incluso si se cumplen los compromisos del Acuerdo de París 2015.

La agricultura, la silvicultura y el cambio en el uso del suelo están implicados en aproximadamente una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

La agricultura también ofrece oportunidades para mitigar el cambio climático y ayudar a los agricultores, en particular a los pequeños productores en las economías en desarrollo y emergentes que han sido los más afectados por el clima cálido y la reducción de las precipitaciones más erráticas.

La mayor parte del trabajo del CIMMYT se relaciona con el cambio climático, lo que ayuda a los agricultores a adaptarse a las crisis mientras satisface la creciente demanda de alimentos y, cuando es posible, reduce las emisiones.

Family farmer Geofrey Kurgat (center) with his mother Elice Tole (left) and his nephew Ronny Kiprotich in their 1-acre field of Korongo wheat near Belbur, Nukuru, Kenya. (Photo: Peter Lowe/CIMMYT)
El agricultor familiar Geofrey Kurgat (al centro) con su madre Elice Tole (a la izquierda) y su sobrino Ronny Kiprotich en su campo de trigo de Korongo cerca de Belbur, Nukuru, Kenia. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Cultivos resistentes al clima y prácticas agrícolas

53 millones de personas se benefician del maíz tolerante a la sequía. Las variedades de maíz tolerantes a la sequía desarrolladas mediante el mejoramiento convencional proporcionan al menos un 25% más de grano que otras variedades en condiciones secas en el África subsahariana — esto representa hasta 1 tonelada por hectárea más de grano en promedio. Estas variedades ahora se cultivan en casi 2.5 millones de hectáreas, beneficiando a unos 6 millones de hogares o 53 millones de personas en el continente. Un estudio muestra que el maíz tolerante a la sequía puede proporcionar a las familias de agricultores de Zimbabue 9 meses adicionales de alimentos sin costo adicional. La mayor productividad se genera cuando estas variedades se desarrollan con labranza reducida o cero y manteniendo residuos de cultivo en el suelo, como se demostró en el sur de África durante la sequía de El Niño de 2015 a 2016. Finalmente, la tolerancia del maíz a las altas temperaturas en combinación con la tolerancia a la sequía tiene un beneficio de al menos el doble que cualquier otro rasgo.

Los rendimientos de trigo aumentan en ambientes difíciles. Casi dos décadas de datos de 740 ubicaciones en más de 60 países muestran que el mejoramiento del CIMMYT está aumentando los rendimientos de trigo en casi un 2% cada año, es decir, unos 38 kilogramos por hectárea más al año durante casi 20 años, en condiciones secas o difíciles. Esto se debe en parte al uso de líneas y cruces tolerantes a la sequía con pastos silvestres que aumentan la resistencia del trigo. Un consorcio internacional está aplicando ciencia de vanguardia para desarrollar trigo resistente al clima. Tres líneas de trigo tolerantes al calor y la sequía de este trabajo están ayudando a los agricultores en Pakistán, una potencia de trigo que enfrenta temperaturas crecientes y condiciones más secas; la línea más popular se cultivó en aproximadamente 40 000 hectáreas en 2018.

Gestión de suelos y fertilizantes climáticamente inteligente. Las rotaciones de arroz y trigo son el sistema agrícola predominante en más de 13 millones de hectáreas en las llanuras indogangéticas del sur de Asia, proporcionando alimentos y medios de subsistencia a cientos de millones de personas. Si los agricultores de la India solo ajustaran las dosis de fertilizantes para cultivos utilizando las tecnologías disponibles, como teléfonos celulares y sensores de fotosíntesis, cada año podrían producir cerca de 14 millones de toneladas más de granos, ahorrar 1.4 millones de toneladas de fertilizantes y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a CO2 en 5.3 millones de toneladas. Los científicos han estudiado y promovido ampliamente tales prácticas, al igual que el uso de la siembra directa sin labranza y manteniendo los residuos de los cultivos en el suelo, métodos de cultivo que ayudan a capturar y retener el carbono y pueden ahorrar hasta una tonelada de emisiones de CO2 por hectárea en cada ciclo de cultivo. Asesorados por investigadores del CIMMYT, los funcionarios estatales de la India que buscan reducir la contaminación estacional en Nueva Delhi y otras ciudades han implementado medidas políticas para frenar la quema en los campos de arroz en el norte de la India mediante el uso generalizado de la labranza cero.

Farmers going home for breakfast in Motoko district, Zimbabwe. (Photo: Peter Lowe/CIMMYT)
Los agricultores van a casa a desayunar en el distrito de Motoko, Zimbabue. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)

Medición de los impactos y ahorros del cambio climático

En un estudio histórico que involucró a fisiólogos del trigo del CIMMYT y subrayó los impactos nutricionales del cambio climático, se descubrió que el aumento del CO2 atmosférico reduce el contenido de proteína del grano de trigo. Dado el papel del trigo como fuente clave de proteínas en las dietas de millones de personas de escasos recursos, los resultados muestran la necesidad de mejoramiento y otras medidas para abordar este efecto.

Los científicos del CIMMYT están ideando enfoques para medir las reservas de carbono orgánico en los suelos. El carbono almacenado mejora la resistencia y la fertilidad del suelo y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero. Su investigación también proporciona la base para un nuevo sistema global de información del suelo y para evaluar la efectividad de las prácticas de manejo de cultivos que conservan los recursos.

CIMMYT scientist Francisco Pinto operates a drone over wheat plots at CIMMYT's experimental station in Ciudad Obregon, Mexico. (Photo: Alfonso Cortés/CIMMYT)
El científico del CIMMYT, Francisco Pinto, opera un dron sobre parcelas de trigo en la estación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, México. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)

Manejo de plagas y enfermedades

El aumento de las temperaturas y el cambio de las precipitaciones están causando la aparición y propagación de nuevas enfermedades mortales de los cultivos y plagas de insectos. Los socios de investigación en todo el mundo están ayudando a los agricultores a ganar ventaja al monitorear y compartir información sobre los movimientos de patógenos y plagas, al difundir medidas de control y fomentar el acceso oportuno a los fungicidas y pesticidas, y al desarrollar variedades de maíz y trigo que presentan resistencia genética a estos organismos.

Los virus y las larvas de la polilla atacan el maíz. La acción rápida y coordinada entre las instituciones públicas y privadas en África subsahariana ha evitado un desastre de seguridad alimentaria al contener la propagación de la necrosis letal del maíz, que apareció en Kenia en 2011 y se trasladó rápidamente a los campos de maíz en toda la región. Las medidas han incluido el desarrollo de capacidades con compañías de semillas, extensionistas y agricultores, y el desarrollo de nuevos híbridos de maíz resistentes a las enfermedades.

El insecto conocido como gusano cogollero llegó a África en 2016, se extendió rápidamente por casi todos los campos de maíz del continente y actualmente se extiende en Asia. Los consorcios regionales e internacionales están combatiendo la plaga con orientación sobre el manejo integrado de plagas, capacitaciones organizadas y videos para apoyar a los pequeños agricultores, al igual que con las variedades de maíz mejorado que pueden resistir, en parte, al gusano cogollero.

Nuevas enfermedades fúngicas amenazan las cosechas mundiales de trigo. La raza Ug99 surgió en África oriental a fines de la década de 1990 y generó 13 nuevas cepas que finalmente aparecieron en 13 países de África y más allá. Además de la adversidad del trigo, una enfermedad devastadora en las Américas conocida como «brusone de trigo» apareció repentinamente en Bangladesh en 2016, causando pérdidas de cosechas de trigo de hasta un 30% en una gran área y amenazando con moverse rápidamente por las vastas tierras de trigo del sur de Asia.

En ambos casos, las respuestas internacionales rápidas, como la Iniciativa global Borlaug contra la roya, han podido controlar y caracterizar las enfermedades y, especialmente, desarrollar y desplegar variedades de trigo resistentes.

A community volunteer of an agricultural cooperative (left) uses the Plantix smartphone app to help a farmer diagnose pests in his maize field in Bardiya district, Nepal. (Photo: Bandana Pradhan/CIMMYT)
Un voluntario comunitario de una cooperativa agrícola (a la izquierda) utiliza la aplicación para teléfonos inteligentes Plantix para ayudar a un agricultor a diagnosticar plagas en su campo de maíz en el distrito de Bardiya, Nepal. (Foto: Bandana Pradhan/CIMMYT)

Socios y patrocinadores de la investigación climática del CIMMYT

El CIMMYT, líder mundial en investigación de maíz y trigo financiado con fondos públicos y sistemas agrícolas relacionados, es miembro del CGIAR y lidera el Programa de Investigación del CGIAR sobre Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS en inglés).

El CIMMYT recibe apoyo para la investigación relacionada con el cambio climático de gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otras agencias públicas y privadas. Los principales financiadores incluyen los Programas y Plataformas de Investigación del CGIAR, la Fundación Bill & Melinda Gates, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México (SADER), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido (DFID), el Centro Australiano para la Investigación Agrícola Internacional (ACIAR), la Universidad de Cornell, Agencia de Cooperación Alemana (GIZ), el Consejo de Investigación de Biotecnología y Ciencias Biológicas del Reino Unido (BBSRC) y los contribuyentes del Fondo del CGIAR.

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Pequeña pero muy perjudicial: la mosca blanca que ataca al cultivo de frijol

Venustiano Carranza, Chis.- Chiapas es uno de los principales productores de grano de frijol (en condiciones de temporal) a nivel nacional. Las plagas y enfermedades, sin embargo, son un factor que pone en riesgo la producción agrícola de ese cultivo en la entidad, pues disminuyen su calidad y rendimiento. El frijol, particularmente, puede ser atacado por diversos insectos y varias especies de ácaros y moluscos. Los daños pueden ocurrir desde la siembra hasta después de la cosecha; por eso es fundamental tomar medidas preventivas y disponer de soluciones eficaces y sustentables.

El acompañamiento técnico a los productores locales es una de las acciones que se desarrollan en el marco del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— para que los productores de Chiapas puedan hacer un manejo adecuado de las plagas, particularmente de la mosquita blanca (Bemisia tabaci), que causa severos daños al cultivo de frijol.

La mosquita blanca es un insecto chupador que se alimenta de la savia de la planta. Al igual que otros insectos, como las chicharritas —o lorito verde— y los pulgones (áfidos), puede transmitir diversos virus. En esto radica su potencial peligrosidad, pues el daño físico que causa a los cultivos no es de importancia económica, pero el virus del mosaico dorado del frijol que transmite sí causa grandes pérdidas.

La aplicación de los insecticidas adecuados (en el tiempo, la forma y la cantidad precisos) permite hacer un manejo de plagas más eficaz y minimizar el impacto ambiental. En el caso de la mosquita blanca que afecta a los cultivos de frijol en Chiapas, además de estos productos, se recomienda hacer rotación de cultivos e implementar prácticas agroecológicas.

En conjunto, estas prácticas agrícolas permiten a los productores obtener granos de calidad para el autoconsumo y para lograr la seguridad alimentaria de sus familias. Además, el programa MasAgro promueve otras prácticas sustentables, como las soluciones herméticas poscosecha, con las cuales se combaten otras plagas que —al igual que la mosquita blanca, pero en distinta etapa— ponen en riesgo la seguridad alimentaria de las familias.

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Capacitación para perder menos y lograr más

Lograr una cosecha con un clima cambiante y en un contexto social complejo no es tarea sencilla, pues está llena de desafíos que continúan aun después de hacerla; el acopio, el almacenamiento y la comercialización de los granos son pasos tan complejos como la siembra, la fertilización y el control de plagas y enfermedades.

Recientemente, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —en el marco del proyecto Almacenamiento de Granos y Servicios de Información para la Competitividad Agrícola— capacitaron a cerca de 400 pequeños y medianos productores de maíz de varios estados, precisamente, en temas de acopio, almacenamiento y comercialización.

Los talleres en que se capacitó a los productores de Chiapas, Guanajuato, Michoacán y Oaxaca se realizaron en colaboración con la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA), con la que el CIMMYT ha trabajado desde hace casi dos años para fomentar entre los productores la adopción de prácticas que les permitan elevar su productividad y vincularse a mercados de una manera más efectiva y justa.

El caso de la Comercializadora de Granos Vista es un ejemplo de los logros de la vinculación entre Aserca y el CIMMYT. Esta empresa está ubicada en el kilómetro 1.5 de la carretera Vista Hermosa-Zamora, en Michoacán. Armando López Godínez, su representante legal, comenta: “iniciamos operaciones en 2010, comprando grano en el patio. No habíamos podido almacenar, sólo era la compraventa. Actualmente ya tenemos instalaciones y almacenamos, pero sin capacitación ni apoyos habría sido muy difícil”.

Capacitar a estos emprendedores en temas como control de plagas de almacén, innovaciones poscosecha, silos, centros de acopio, etc. es fortalecer la producción local. “Gracias a este proyecto hemos aumentado nuestra capacidad, tanto de almacenaje —que no teníamos— como de competir en el mercado. Nos ayuda a darle un valor agregado a nuestros productos, y eso mejora los ingresos de nuestros compañeros y de los productores. Esto impacta socialmente en los productores porque podemos ofrecerles mejores servicios e ingresos”, comenta Armando.

Minimizar las pérdidas poscosecha y conocer el mercado resulta entonces tan importante como sembrar. En este sentido, las innovaciones y prácticas sustentables para la conservación de granos que promueven ASERCA y el CIMMYT suman beneficios y dan oportunidades. “Aquí he aprendido mucho, por ejemplo, un enfoque que no conocía, que es tratar de llegar a cero merma. Es sorprendente, no imaginé que en México tuviéramos un centro del nivel que tiene el CIMMYT. Su capacitación y el apoyo de Aserca nos sirven social y económicamente a todos”, concluye Armando López.

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Abriendo Camino: Anani Bruce protege el maíz de África de las plagas de insectos

Anani Bruce, entomólogo de maíz en el Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo (CIMMYT) desde 2013, participa arduamente con una asociación de expertos que apoya la postura de los agricultores africanos contra las plagas de insectos mortales, especialmente contra el gusano cogollero y los barrenadores del tallo.

El gusano cogollero, una especie de polilla nativa de América, se detectó en Nigeria en 2016 y en menos de tres años ha invadido las regiones productoras de maíz del África subsahariana. En su etapa larval, se alimenta de hojas y espigas, causando pérdidas de cosecha anuales cuyo valor puede exceder los 6 mil millones de dólares.

Bruce y sus colegas se apresuran a desarrollar variedades de maíz que presenten resistencia genética nativa al gusano cogollero y capacitan a los agricultores con medidas de control que resulten adecuadas a nivel local. Encontrar y fortalecer la resistencia nativa en el maíz contra la plaga es un pilar clave del manejo integrado de plagas.

«El gusano cogollero es tan desafiante que no hay una solución única y fácil», dijo Bruce, quien obtuvo un doctorado en entomología en el Centro Internacional de Fisiología y Ecología de Insectos (ICIPE) en y la Universidad de Keniata, Kenia, en 2008. “Probamos y promovemos un enfoque de manejo integrado que, junto con la resistencia de la planta huésped, incluya control biológico, manejo del hábitat, buenas prácticas agronómicas, químicos seguros, bioplaguicidas y controles botánicos».

«Los costos y las complejidades de tales prácticas son desalentadores, pero los agricultores pueden aprender si se les ayuda y hay pocas alternativas en este momento, dado que el maíz es el alimento básico principal del África subsahariana», explicó Bruce.

Según el científico, el mejoramiento también es laborioso, ya que las plantas de maíz potencialmente resistentes se deben probar bajo grandes infestaciones de insectos controladas y esto solo se permite en invernaderos.

«Los invernaderos no proporcionan suficiente espacio para cultivar la gran cantidad de líneas de maíz necesarias para un progreso de mejoramiento rápido y efectivo», dijo Bruce. «Aun así, tenemos pistas prometedoras sobre fuentes de resistencia moderada de las poblaciones de maíz desarrolladas por el CIMMYT en México en las décadas de 1980 y 1990».

Un caso que involucra un cambio de entornos y especialidades

Originario de Togo, un pequeño país de África occidental entre Benín y Ghana, Bruce cuenta que primero le interesó estudiar ingeniería mecánica, pero no tuvo la oportunidad de hacerlo en la Universidad de Lomé, Togo, donde realizó sus estudios de maestría en agronomía. Un mentor le sugirió que se dedicara a la entomología y siguió ese ideal en el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA por sus siglas en inglés) en Cotonou, Benín, donde realizó una investigación sobre los barrenadores del tallo como parte de su tesis de maestría.

«Sorprendentemente, encontré muchos paralelos con la ingeniería mecánica», dijo Bruce, quien se encuentra en la oficina del CIMMYT en Kenia. «Existe una gran cantidad y diversidad de especies de insectos y sus roles e interacciones en los sistemas naturales son increíblemente complejos, tal como ocurre entre los componentes de los sistemas mecánicos».

Cuando Bruce se mudó a ICIPE con el Programa de Posgrado Regional Africano en Etimología (ARPPIS por sus siglas en inglés), necesitaba agregar el inglés a sus idiomas, ya que él habla francés y lenguas locales, sin embargo, su primer choque cultural importante fue el dietético.

«En África occidental solemos comer nuestra pasta de maíz con una salsa», explicó, «pero cuando me senté a comer en Kenia, descubrí que la pasta de maíz llamada ugali se comía solo con leche o carne, una combinación conocida como nyama choma».

A pesar de esa y otras diferencias culturales, Bruce dijo que se adapta rápidamente a su nuevo trabajo y estudio en África oriental.

Cuidando a los enemigos del maíz

En el CIMMYT, Bruce brinda apoyo técnico a los socios nacionales de investigación para criar al barrenador del tallo y al gusano cogollero, como parte de la mejora de variedades de maíz con resistencia a las plagas de insectos y otros rasgos relevantes.

«Se requieren conocimientos y condiciones especiales para criar, transportar y aplicar los huevos o las larvas jóvenes de manera adecuada en las plantas experimentales de maíz, de modo que los niveles de infestación sean lo más uniformes posible y los mejoradores puedan identificar plantas genéticamente resistentes», dijo Bruce.

También ha trabajado con construcciones genéticas de la bacteria conocida como Bacillus thurigiensis (Bt). Cuando se inserta en el maíz, las construcciones otorgan resistencia al cultivo contra las especies del barrenador del tallo.

«Tenemos planes de desplegar maíz Bt en países seleccionados de África oriental y meridional, pero estamos a la espera de la resolución de obstáculos reglamentarios», explicó.

Bruce le da crédito a Fritz Schulthess, ex entomólogo del IITA e ICIPE, por brindarle inspiración y apoyo especial en sus estudios y desarrollo profesional.

«Fritz cree en compartir su experiencia científica con los futuros científicos y en expresar sus pensamientos de manera clara», dijo Bruce. «Es un científico adicto al trabajo que revisará tu trabajo incluso después de la medianoche y esperará tu respuesta antes de las 6 de la mañana».

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Extractos de plantas y productos minerales en el manejo de plagas

Las sustancias activas de las plantas actúan contra los insectos como repelentes y controlan enfermedades.
Por: Helios Escobedo Cruz y Emma Castolo Calderón – Red_InnovAC.
7 de julio de 2017.

Morelia, Mich.– México es el cuarto país del mundo con mayor número de diversidad vegetal; tiene 12% de la biodiversidad mundial. En mercados comunales se comercializan más de 250 especies de plantas medicinales (UNAM). Además, 45% de las especies de plantas en nuestro país son endémicas (Conabio).

Como parte del tercer módulo del curso de Especialización MAP en el Hub Bajío, que se desarrolló en las instalaciones de la UNAM campus Morelia el 6 de julio, se presentaron los temas afines al control de plagas con el uso de extractos de vegetales, productos minerales y homeopáticos.

El doctor Cesáreo Rodríguez Hernández, especialista en entomología e investigador del Colegio de Postgraduados (Colpos), presentó a los participantes el uso de plantas para el control de plagas y enfermedades. Las plantas tienen gran cantidad de sustancias que actúan contra los insectos y que afectan generalmente la biología del insecto (insectistáticos); es decir, inhiben el desarrollo normal de éstos (crecimiento, alimentación, ciclo de vida, etc.), actúan como repelentes y controlan enfermedades.

Las propiedades de las plantas dependen del tipo de extracción y de los disolventes utilizados; de esta manera, se clasifican en tés para cortezas y semillas, infusiones no mayores a los 80 °C, macerados en agua o alcohol etílico y cenizas de plantas, que actúan sobre el cuerpo blando de los insectos, como desecantes. Algunas características para la identificación de plantas con propiedades insecticidas son: olor, amargosidad, irritantes al tacto y toxicidad, además de aquellas que presentan características jabonosas, como la familia Sapindaceae, de las que se pueden extraer las saponinas.

Las recomendaciones y aportaciones generales del doctor Cesáreo fueron: evitar las mezclas entre agentes vegetales (familia, género, especie), pues toda sustancia aplicada a un organismo genera resistencia; utilizar dosis pequeñas en las primeras aplicaciones, la velocidad de extracción depende de la cantidad de producto que se utilice (hidrólisis); los aceites esenciales son particulares de las hierbas aromáticas, entre otras.

Se presentaron algunos trabajos que Rodríguez está realizando en el uso de homeopatía en plantas contra plagas y enfermedades. La homeopatía consiste, a grandes rasgos, en generar defensas en el organismo contra aquel que le está generando un daño.

Durante la práctica se prepararon algunos productos homeopáticos para la aplicación directa en campo (tarea del curso). Se acordó que los técnicos participantes realizarían algunas aplicaciones funcionales para algunos cultivos como frijol, cacao, maíz, café y cítricos, de acuerdo con el cultivo con el que trabaja cada uno en su región.

La temática del curso les permitió a los participantes expresar algunas de sus dudas y ahondar sobre las peculiaridades de algunas plantas en su región, que podrían utilizar para control de plagas y enfermedades. También comentaron acerca de algunas experiencias relacionadas con el uso de esta técnica, a manera de aportación y enriquecimiento de la sesión.

El uso y aplicación de extractos vegetales es gradual y puede ser combinado con el uso de químicos sintéticos; su aplicación es posible en unidades de producción pequeñas y medianas, ya que es una estrategia sustentable al usar insumos internos o locales del sistema y no dañar el ambiente, el agrosistema, ni la salud humana.

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Impacto de los plaguicidas en México, curso MAP II

Investigación y divulgación preventiva sobre el uso de insumos nocivos y el desarrollo de la educación sanitaria efectiva.
Por: Emma Castolo-Calderón, Red_InnovAC. María Eugenia Olvera, especialista en comunicación, CIMMYT.
26 de mayo de 2017.

Morelia, Mich.– Se llevó a cabo la última sesión del segundo módulo del curso de especialización Manejo Agroecológico de Plagas (MAP II). El taller estuvo a cargo del maestro en ciencias Fernando Bejarano, director del Centro de Análisis y Acción en Tóxicos y sus Alternativos (CAATA), quien exhortó a la investigación y la divulgación del uso de químicos y pertinente sanidad, de esta forma indicó la importancia social, ecológica y moral que aquejan a la comunidad productiva.

En México, parte de la homogenización cultural de la agricultura moderna ha generado condiciones para que los plaguicidas químicos se conviertan muchas veces en la forma dominante para el control de plagas. Un amplio sector de la industria química fabrica aún insumos altamente tóxicos (insecticidas, funguicidas, herbicidas) para la salud pública y el ambiente porque no se toman en cuenta las interacciones bióticas de la agroecología (inclusión del medio en los procesos productivos), lo que ocasiona grandes cambios, daños a los suelos y al ecosistema en general.

Ahora bien, existen 2,370 plaguicidas y pesticidas registrados en Cofepris, de los cuales, 90% son químicos y 10% bioplaguicidas (De los Santos, 2011). De lo anterior, 65% son ligeramente tóxicos, 22% moderadamente tóxicos, 9% altamente tóxicos y 4% extremadamente tóxicos.

Cabe mencionar que el consumo de plaguicidas en México equivale a 36,280.18 toneladas (4.55 t por cada 1,000 ha1) (FAO, 2009).

Como refiere la campaña para el buen uso y manejo de agroquímicos (BUMA), los impactos en la salud por el uso de estos tóxicos sin control han generado afecciones causadas por la exposición continua y prolongada a los plaguicidas. Así también, han fortalecido la resurgencia de las plagas secundarias al convertirlas en plagas primarias y acabar al mismo tiempo con sus enemigos naturales y provocando daños económicos en la parcela.

La presencia de un factor limitante (plaga, deficiencia nutricional, etc.) no es más que un síntoma de que un proceso ecológico no funciona correctamente; sin embargo, poco ayuda el simple hecho de adicionar eso que falta para que éste regrese a su estado funcional. No obstante, la aplicación de insecticidas prohibidos continúa en México y en varios países. Los daños al ambiente y contaminación gradual generan pérdida directa en el ambiente, la biodiversidad y la resistencia, por lo que se deberían considerar de gran interés y así realizar acciones que contrarresten estos impactos.

Los participantes compartieron sus experiencias sobre el uso de plaguicidas en su lugar de origen para realizar un análisis en conjunto y plantear conclusiones críticas sobre el impacto que genera un químico al contacto con el ecosistema y la comunidad.

En el cierre, se hizo hincapié en la falta de información y la necesidad de coincidencia de políticas públicas para regular esta situación. En este sentido es importante que los técnicos, que facilitan las tecnologías sustentables logren una conciencia colectiva con los productores y, por lo tanto, se impacte en la calidad de vida de éstos para incentivar el desarrollo del campo mexicano.

Referencias:
De los Santos, M. (2011). NAFTA TWG Meeting. Cofepris.
FAO. (2009). FAOSTAT. Recuperado de: http://www.fao.org/faostat/en/#data/EP