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Alimentos más sanos con manejo agroecológico de plagas

El técnico Aldrin Quevedo (al centro) promoviendo el uso de dispensadores de feromonas de confusión sexual con productores de Veracruz, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
El técnico Aldrin Quevedo (al centro) promoviendo el uso de dispensadores de feromonas de confusión sexual con productores de Veracruz, México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

El gusano cogollero es la principal plaga del maíz. Se presenta sobre todo en zonas tropicales, pero debido a los efectos del cambio climático ahora su incidencia es mayor y en más regiones, así que cada vez más agricultores tienen que destinar una buena parte de su inversión a la compra de insecticidas, disminuyendo su rentabilidad y afectando los ecosistemas. 

“Necesitamos recuperar el equilibrio ecológico que con el uso excesivo de químicos estamos destruyendo. El uso de feromonas de confusión sexual es una alternativa que permite que los insectos benéficos se mantengan en la parcela y al tiempo, hacer un mejor uso de los insecticidas químicos”, comenta Aldrin Quevedo Guerrero, técnico que promueve prácticas agrícolas sustentables en la zona sur de Veracruz. 

“Junto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y PROVIVI® estamos instalando dispensadores de feromonas de confusión sexual específicas para gusano cogollero. Aquí, por ejemplo, tenemos una parcela de cinco hectáreas en la que instalamos dispensadores para evaluar su efecto en este ciclo primavera-verano”, puntualiza Aldrin. 

Los dispensadores constituyen una alternativa innovadora debido a su funcionamiento: “Se colocan 30 dispensadores por hectárea. Cada dispensador libera, por 90 días, el aroma o el perfume que la palomilla hembra del gusano cogollero emite al ambiente para indicarle al macho que ya está apta para reproducirse. Los machos, atraídos por el aroma, y sin poder localizar a la hembra, no logran aparearse y gracias a esta confusión se evita una nueva generación de la plaga”. 

La iniciativa del CIMMYT y PROVIVI® para propiciar un manejo agroecológico del gusano cogollero en maíz “es de suma importancia para el sector agrícola porque con el uso de feromonas ayudamos a disminuir el uso excesivo de sustancias químicas que pueden generar un impacto negativo en nuestros agroecosistemas, en los mantos acuíferos, en el suelo e incluso afectan la salud humana”, menciona Aldrin.

Las evaluaciones en el marco de esta iniciativa buscan recopilar datos del desempeño de la tecnología directamente en las parcelas de los agricultores y considerando todas las variables de sus sistemas de producción, por esto, además de los dispensadores “también estamos evaluando trampas para gusano cogollero que ya existen en el mercado y tenemos igualmente un testigo absoluto sin feromonas. Con estos tres tratamiento queremos ver cómo fluctúa la población de gusano cogollero durante el ciclo agrícola”. 

Los dispensadores PROVIVI FAW® son una herramienta de prevención para el manejo integrado del gusano cogollero que “si se maneja con un enfoque sistémico puede generar un mejor impacto, por lo que se recomienda combinar con otras prácticas, como la biodiversidad funcional y la agricultura de conservación. Con esto podemos contribuir significativamente a la sanidad de la planta, a la calidad del grano y, en este sentido, parte de los impactos que estamos evaluando con el uso de esta tecnología es el ingreso económico del productor al lograr un producto terminado de más calidad”. 

“Otro punto importante es ver cómo se benefician los organismos benéficos como son los insectos depredadores y parasitoides. Así, a través de talleres de capacitación, muestreos consecutivos y colecta de larvas para evaluar el parasitismo natural de gusano cogollero estamos dándole seguimiento al efecto de los dispensadores de feromonas de confusión sexual en el estado de Veracruz. Con estos enfoques podemos proteger la sanidad de la planta y del grano y contribuimos a una producción más sustentable de maíz en México”, finaliza Aldrin. 

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Enfoques agroecológicos en el Bajío mexicano

La catarinita (Hippodamia convergens), un insecto benéfico que ayuda al control del pulgón en el cultivo de trigo. (Foto: Salvador Ramos)
La catarinita (Hippodamia convergens), un insecto benéfico que ayuda al control del pulgón en el cultivo de trigo. (Foto: Salvador Ramos)

“Muchas veces uno aplica insecticidas sin realizar los monitoreos, solo aplicamos por aplicar y no nos damos cuenta de los insectos benéficos que podemos encontrar dentro de las parcelas”, comenta Luis Celedón, productor de trigo de Guanajuato, México, con respecto a las acciones en materia de manejo agroecologico de plagas en las que ha participado al formar parte de Agriba Sustentable.

Agriba Sustentable es un proyecto impulsado por PepsiCo México, Grupo Trimex y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que busca impactar positivamente y de manera directa a los productores de trigo del Bajío mexicano. 

Entre las prácticas promovidas en el marco del proyecto se encuentra el manejo agroecologico de plagas. En este sentido, recientemente en la parcela del productor Luis Celedón se hizo una liberación de larvas de coccinélidos, una familia de insectos conocidos comúnmente como catarinas que son depredadores naturales de pulgones, una de las plagas que más afectan al trigo en la región. 

“Poco a poco vamos conociendo un poco más del campo, las prácticas han cambiado y no podemos seguir haciendo lo mismo de cada año”, menciona el productor quien reconoce que con estas prácticas la incidencia de la plaga en su parcela ha sido baja. Otra ventaja de este enfoque es que se logran reducir las aplicaciones de insecticidas químicos bajando así el costo de producción de grano.

Otras prácticas orientadas hacia un manejo agroecologico de plagas son el establecimiento de cultivos que atraen insectos depredadores y funcionan como de barreras físicas de las plagas, el uso de extractos vegetales para aplicarse como insecticida orgánico, así como el uso de feromonas de confusión sexual, particularmente útiles en el manejo del gusano cogollero en maíz, cultivo en el que esta plaga puede ocasionar pérdidas de hasta el 50% de la producción.

La forma en la que actúan las dispensadores de feromonas que se promueven en el marco del proyecto es mediante la liberación prolongada del aroma que produce la hembra para atraer al macho hasta producir una nube invisible en el cultivo, confundiéndolo en su propósitro de encontrar y aparearse con la hembra, evitando así su reproducción y reduciendo la aparición de nuevas generaciones de la plaga. 

Una de las ventajas de estos enfoques agroecológicos es que no se afecta a las poblaciones de insectos benéficos, ni se impacta negativamente en los ecosistemas o en la salud de los agricultores quienes, además, pueden producir granos de mejor calidad e inocuos que redundan en mejores productos para los consumidores finales. 

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Cempasúchil y cambio climático

Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)
Flor de cempasúchil en ofrendas de la Mixteca. (Foto: Gabriel Estrada)

Las cadenas de suministro de los productos del campo y los medios de vida de los agricultores se ven alterados cada vez más por los efectos del cambio climático. Las sequías prolongadas, las lluvias fuera de ciclo o torrenciales y la mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos constituyen la nueva normalidad climática que pone a prueba la capacidad de adaptación de los hogares rurales, particularmente de las familias dedicadas a la agricultura en pequeña escala. 

“Desde el 2016 hemos detectado la necesidad de modificar fechas de siembra para menguar los impactos de la canícula en los cultivos y aprovechar mejor las lluvias. Así fue como llegamos al cempasúchil (Tagetes erecta) y la borla (Celosia cristata)”, comenta Carlos Barragán, técnico de Agricultura Familiar y Agronegocios, una de las organizaciones que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas más sustentables. 

Desde el punto de vista agronómico, el cempasúchil tiene propiedades para el control de plagas y es un abono verde notable. Además, su cultivo constituye una opción viable para contextos donde hay poca disponibilidad de agua debido a que su requerimiento hídrico es menor que otros cultivos. Aún así, encontrar las fechas óptimas de siembra en un contexto de cambio climático es todo un reto para los productores. 

Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Venta de cempasúchil, proveniente de Oaxaca, en el mercado de Jamaica de la Ciudad de México. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

El cambio climático pone en riesgo la producción de cempasúchil: “Al ser la flor con mayor demanda para la celebración del Día de Muertos, tiene un periodo de venta muy específico, así que los productores a partir de su experiencia han definido fechas de siembra que les permita tener flor de calidad a finales del mes de octubre. No obstante, en los últimos años se ha detectado un incremento en la temperatura que repercute en el desarrollo y floración del cempasúchil, por lo cual una de las estrategias que se han implementado es modificar la fecha de siembra y el manejo del cultivo”, señala Barragán.

“Cuando no se realizan actividades de adaptación de los cultivos al cambio climático se obtienen resultados negativos para el productor. Para el caso específico del cempasúchil se obtiene flor de menor calidad que es castigada por el mercado con un menor precio o haciendo más difícil la venta”, menciona el técnico, enfatizando en que además existen factores culturales, como diversas festividades religiosas, que es necesario tomar en cuenta para brindar a los productores opciones viables. 

De acuerdo con el Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación más reciente publicado por la FAO, diversificar los cultivos ayuda también a diversificar los riesgos y reducir la vulnerabilidad a las perturbaciones y tensiones generadas por la variabilidad climática. En este sentido, es necesario seguir promoviendo la diversificación de cultivos a la vez que realizar actividades de adaptación de estos al cambio climático. 

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Cultivos diversos, grandes beneficios

Cultivos de girasol y frijol mungo en la parcela del productor Germán Cruz Ibarra, en Oaxaca, México. (Foto: Desarrollo Agropecuario Integral Camino Real)
Cultivos de girasol y frijol mungo en la parcela del productor Germán Cruz Ibarra, en Oaxaca, México. (Foto: Desarrollo Agropecuario Integral Camino Real)

Oaxaca es uno de los estados más vulnerables al cambio climático en México. De acuerdo con el Atlas Nacional de Vulnerabilidad al Cambio Climático, de los 83 municipios más afectados por este fenómeno a nivel nacional, 30 se encuentran en Oaxaca. Sequías, inundaciones, deslaves, aumento de la temperatura y del nivel del mar son algunos de los efectos que ya se registran en este estado. 

“El cambio climático ya nos alcanzó y sus efectos son evidentes en algunas variables como la distribución de la lluvia y la temperatura. Esto trae como consecuencia movimientos en las fechas de siembras y condiciones más favorables para la propagación de plagas y enfermedades”, comentan técnicos de Desarrollo Agropecuario Integral Camino Real (DAICR), organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para difundir prácticas sustentables en Oaxaca. 

Recientemente, el equipo técnico de DAICR realizó muestreos en cultivos de maíz para determinar la presencia de insectos plaga en el cultivo. “Monitorear es muy importante para el manejo agroecológico de plagas, ya que al hacerlo no solamente determinamos cómo se están comportando las poblaciones de plagas, sino también el comportamiento de poblaciones de insectos benéficos”, menciona Clara Santos Rodríguez, de DAICR. 

El muestreo es determinante para tomar decisiones de manejo o de control, “por eso se recomienda realizarlos cada semana, porque los ciclos de las plagas son cortos y no son las mismas condiciones de la plaga en la primera semana que en la segunda o tercera. Las condiciones cambian y por lo tanto su manejo también”, comenta Clara. 

“Hay un método que consiste en muestrear al azar 10 sitios de 10 plantas, o bien, cinco sitios de 20 plantas, de tal forma que se tomen 100 muestras por hectárea. Esto se puede hacer caminando sobre un surco y elegir al azar plantas. Una vez tomada la muestra, se cambia de sitio o de dirección. Será el grado de daño o infestación lo que determine el tipo de control más conveniente, por ejemplo, si es menor a 5 %,  es injustificado querer controlar la plaga; si es de entre 5 y 10 %, se pueden usar extractos vegetales; y si hay un 15 % de daño o infestación se pueden usar productos de bajo impacto”. 

Resultado de los monitoreos, el equipo técnico de DAICR y los agricultores del municipio Ciénega de Zimatlán han instalado trampas con feromonas para el control del gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), una de las plagas que más afecta al maíz y que más se ha propagado debido a la variabilidad climática. 

El uso de trampas con feromonas ha disminuido las aplicaciones de insecticidas químicos que impactan negativamente al ambiente y aumentan los costos de producción. “Si antes el productor realizaba de dos a tres aplicaciones, en los ciclos recientes ya no se ha realizado ninguna aplicación con insecticidas químicos. Esto contribuye a hacer más sustentable el control de la plaga, pero también se evita matar a los insectos benéficos o enemigos naturales de las plagas que pudiera haber en la parcela”, menciona Clara. 

Otra de las prácticas que se han promovido —en el marco de Cultivos para México, iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— para ayudar a controlar las plagas ha sido la diversificación de cultivos, la cual “promueve una mayor diversidad biológica, mejora el uso de los recursos naturales, disminuye el riesgo de pérdida total de la cosecha y proporciona protección contra daños por plagas y enfermedades”. 

En los municipios oaxaqueños de Trinidad Zaachila y San Juan Cotzocón, por ejemplo, se ha promovido el cultivo de girasol, soya, canavalia, frijol mungo, chícharo gandul, canola, crotalaria, jamaica, entre otros. Allí, se ha observado que, en comparación con los monocultivos, en las parcelas diversificadas “las producciones son siempre mayores y los problemas de plagas y enfermedades son menos, en gran medida porque los insectos benéficos que controlan las plagas son más abundantes cuando hay diversidad de cultivos que les brindan refugio para su reproducción o su alimentación”, puntualiza Clara. 

En las parcelas donde se diversifican los cultivos es posible hacer un mejor uso del agua y del espacio. En estos espacios diversificados “se regulan mejor las malezas y algunas especies en rotación o asociación se benefician mutuamente. En general, las parcelas son más rentables, pues tienen dos cultivos en un mismo terreno, por lo tanto, las familias productoras no solo diversifican sus ingresos, sino también aprovechan los beneficios que los cultivos como las leguminosas le aportan al suelo y a la restauración de la diversidad funcional para el manejo agroecológico de las plagas”, concluye Clara. 

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Cómo engañar al gusano cogollero

Productor de Chiapas haciendo monitoreo de daños causados por gusano cogollero. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Productor de Chiapas haciendo monitoreo de daños causados por gusano cogollero. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Las feromonas son sustancias químicas que los seres vivos liberan de forma natural para producir una respuesta entre miembros de su misma especie o de otras especies. 

Las feromonas, una vez liberadas, son transportadas por el aire y activan receptores muy especializados del sistema olfativo. Esto les permite a muchos animales comunicar estados de ánimo, salud o enfermedad, señales de alarma, de rastro, o bien, disponibilidad y compatibilidad sexual. A estas feromonas específicas involucradas en la búsqueda de pareja se les conoce como feromonas sexuales y son liberadas por las hembras para atraer a los machos. 

Este mecanismo evolutivo está más desarrollado en algunas especies que en otras. Los insectos son particularmente sensibles a estas sustancias y, de hecho, hay palomillas cuyos machos pueden detectar una hembra a más de una milla (1,6 kilómetros) de distancia. Así, estos volarán incluso en contra del viento con la única intención de reproducirse y asegurar la siguiente generación de su especie. 

Estas sustancias pueden sintetizarse artificialmente para confundir a los machos de insectos plaga y así interrumpir el proceso de apareamiento. “Las feromonas sexuales para confundir al cogollero están contenidas en dispensadores de material poroso que permite su liberación prolongada durante 90 días en el campo. En cada hectárea se colocan 30”, comenta Benancio Jiménez Gómez, coordinador técnico del Hub Chiapas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Los productos a las que se refiere el coordinador técnico del Hub Chiapas son los dispensadores PROVIVI FAW® y actúan de manera diferente a las feromonas de monitoreo, las cuales “permiten medir la presión de la plaga —o hacer control, según su uso—, se instalan en una garrafa con agua y requieren mantenimiento continuo. Las feromonas de confusión sexual de PROVIVI® sirven como herramienta preventiva y se instalan una sola vez en el campo al momento de la siembra, actuando durante 90 días”, menciona el especialista del CIMMYT. 

Los dispensadores con feromonas de confusión sexual son una herramienta dentro del manejo agroecológico de plagas, así que es importante acompañarlas con otras prácticas sustentables y “seguir monitoreando para asegurarse que los daños no rebasen el umbral económico. Nosotros este año estamos implementando esta innovación con el objeto de transferirla a pequeños productores; el CIMMYT cubrió lo correspondiente a cinco hectáreas y el grupo de productores con quienes estamos trabajando gestionaron con Sanidad Vegetal las feromonas para otras cinco hectáreas”, señala el coordinador técnico del Hub.

Los resultados preliminares derivados de los monitoreos permiten observar que en las 10 hectáreas tratadas con feromonas hay una menor incidencia de gusano cogollero en comparación con aquellas zonas no tratadas. No obstante, es importante tomar en cuenta las condiciones del entorno para obtener el máximo beneficio de esta tecnología. Como comenta el especialista del CIMMYT, “depende mucho de la zona y las condiciones, de qué tanto monocultivo hay, la superficie, el clima influye mucho, por ejemplo, ahorita con la canícula hay mayor presencia de plagas. Es muy variado, por eso es importante el monitoreo”. 

Para el control del gusano cogollero lo normal en el estado, menciona Benancio, es que se hagan de una a dos aplicaciones de insecticidas —aunque con menos frecuencia, también se llegan a hacer tres aplicaciones—: “Hemos visto que la diferencia entre una aplicación y dos aplicaciones es de aproximadamente una tonelada en merma de grano. Es decir, el productor que aplica dos veces tiene una tonelada más de grano, pero depende de las condiciones particulares”, de ahí la importancia de promover estas alternativas, más accesibles y que, a diferencia de los insecticidas convencionales, no afecta a los insectos benéficos, pues está dirigida al manejo exclusivo de la plaga.  

“En agricultura existen feromonas para muchos tipos de plaga. En el caso de los trabajos que estamos haciendo este año con PROVIVI® estamos usando feromonas que funcionan exclusivamente para el gusano cogollero. No aplican para gusano trozador o elotero. Esto es importante porque hay gente que quiere utilizar los dispensadores para otras plagas y eso no es posible porque las feromonas son específicas para cada especie animal”, finaliza el coordinador técnico del Hub Chiapas del CIMMYT. 

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El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)
El productor Emigdio Méndez durante el monitoreo de gusano cogollero. Localidad de Calomato, municipio de Mocorito, en Sinaloa, México. (Foto: Tomás López/Hub Pacífico Norte-CIMMYT)

Emigdio Méndez es un productor de maíz de Mocorito, en el estado mexicano de Sinaloa. Quienes lo conocen, lo describen como trabajador y ‘echado para adelante’. Por ello, en una zona que tiene problemas de escasez de agua para riego y los suelos son de mediana calidad, decidió apostar por hacer las cosas diferentes al implementar agricultura de conservación. 

Este ciclo (otoño-invierno 2021-2022) Emigdio comenzó su participación en Apoyo al Abastecimiento Responsable en México —proyecto de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en el cual la empresa SACSA participa en el acopio y transformación del grano—, cuyo objetivo principal es producir cereales de manera sustentable.  

“Estoy contento y satisfecho con las bondades que brinda el sistema de producción que nos están enseñando a desarrollar”, comenta Emigdio, refiriéndose a la agricultura de conservación, un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo y la diversificación de cultivos. 

Implementando este sistema de siembra y manejo de cultivo —cuyos mayores beneficios se observan al paso de los años—, el rendimiento en el terreno de Emigdio fue de 9,5 toneladas por hectárea; esto es una buena producción para una zona en la que hay escasez de agua y la calidad de los nutrientes suele limitar el crecimiento de la planta.

Con respecto a los costos de producción, Emigdio comenta que estos fueron menores, ya que pudo ahorrarse en promedio tres mil pesos (3 000 MXN) por hectárea. Esto es bastante significativo en estos tiempos en que los insumos, particularmente los fertilizantes, han aumentado mucho.

Adicionalmente, gracias al acompañamiento técnico que ha recibido, el productor hizo un mejor uso del agua, ya que pudo sembrar el maíz amarillo con la humedad residual de las lluvias —con esta práctica los agricultores pueden tener buenos resultados a pesar de estar en zonas donde el agua es escasa—.

En conjunto con el equipo técnico que le brinda acompañamiento por parte del proyecto, el productor busca aprovechar las tierras en verano, estableciendo así dos ciclos anuales en lugar de uno: maíz amarillo en otoño-invierno y ajonjolí o frijol guar en primavera verano. O bien, sembrar soya a finales de mayo si las condiciones lo permiten.

Al implementar un nuevo cultivo, menciona el equipo técnico que asesora a Emigdio, “se cumplirán los tres componentes básicos de la agricultura de conservación; mismos que nos ayudarán mejorar las condiciones del suelo, mitigar las malas hierbas y disminuir la incidencia de plagas; por ende, se obtendrán mejores resultados en el cultivo de maíz y si las condiciones de lluvias en verano son favorables se podrá obtener algo de grano e ingresos con los cultivos de rotación, porque actualmente la soya, el frijol guar y el ajonjolí tienen excelentes precios”. 

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Canícula: qué es y cómo se pueden minimizar sus efectos

Después de 24 días de canícula que provocaron estrés hídrico en los cultivos de productores de la región Valles Centrales, en Oaxaca, México, se observó que la sombra que el maíz brindó al frijol disminuyó el estrés de dicho cultivo. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Efecto de la canícula en los Valles Centrales de Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)

La canícula (sequía intraestival o veranillo) es un caso particular de sequía que ocurre en una amplia región de Mesoamérica y el Caribe. Se trata de un fenómeno climático que constituye una amenaza regional, pues sus impactos —amplificados por el inadecuado uso de la tierra y el cambio climático— pueden ser tan grandes que históricamente han provocado el desplazamiento de miles de personas, muerte de ganado y pérdidas de cultivos a gran escala.

Llamada así porque hace muchos años el fenómeno coincidía con la aparición de la constelación Canis Maior en el firmamento, la canícula se origina regularmente en medio del verano porque es cuando las condiciones climáticas en la región propician la aparición de algunos anticiclones. Si los ciclones ocasionan lluvias torrenciales, los anticiclones hacen lo contrario, y es por eso que en los llamados 40 días más calurosos del año —de acuerdo con los registros históricos, pueden ser entre 30 y 60— se observan cielos muy despejados.

Este fenómeno, en el que se conjugan lluvias mínimas y altas temperaturas que pueden llegar hasta los 50 grados Celsius, se presenta entre julio y agosto. No obstante, su duración, intensidad y severidad varían dependiendo de la región y la aparición de otros fenómenos climáticos, por lo que incluso puede extenderse hasta septiembre.

Su estudio científico es muy reciente, pero hoy se sabe que la canícula es más intensa en la parte oriental del Pacífico (el Corredor Seco) y que está asociada a otros fenómenos meteorológicos, como el Monzón de América del Norte, la corriente en chorro de bajo nivel del Caribe e incluso la llegada del polvo del Sahara, el cual contribuye a la supresión de las lluvias.

La agricultura de temporal es la más vulnerable ante este fenómeno, pues ocasiona un bajo nivel productivo —comparado con las zonas de riego— y un aumento de plagas. Desde el punto de vista agronómico, la severidad del efecto de la canícula no solo depende de la temperatura y la precipitación, sino del tipo de suelo, el cultivo establecido, la etapa de desarrollo en que se encuentre dicho cultivo, la variedad y —sobre todo— las medidas y prácticas agronómicas que se realicen.

De acuerdo con los pronósticos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se prevé que este año la canícula se presente sobre todo en estados del noreste —en Chihuahua, Durango, Sinaloa y Sonora las lluvias se incrementan durante julio y agosto, debido a la presencia del Monzón de Norteamérica, por lo que la canícula no se percibe en estos estados— y en las costas de Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca, y con menor intensidad en los estados del centro y sur-sureste. 

¿Cómo pueden los productores hacerle frente?

El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve la agricultura de conservación como un sistema efectivo para hacer frente a la sequía. Debido a que este sistema agrícola contempla la cobertura del suelo con rastrojos o residuos agrícolas del ciclo anterior, el suelo queda protegido y conserva mayor humedad. En este sentido, no es exagerado decir que el rastrojo es un héroe en años secos.

Junto con otras prácticas sustentables derivadas y asociadas —como la elección de fechas de siembra y variedades adecuadas (particularmente de ciclo corto), la diversificación de cultivos (donde en las rotaciones o asociaciones una especie puede proporcionar sombra a otra, o compensar las posibles pérdidas, por ejemplo) y los cultivos de cobertura (que funcionan como una trampa de humedad, ya que retienen rocío y evitan que se pierda por evaporación)—, la agricultura de conservación contribuye a minimizar los impactos de la canícula. 

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Botellas PET, una alternativa para guardar granos

Productores de San Andrés Tuxtla, en Veracruz, México, muestran su grano almacenado en botellas y garrafones PET. (Foto: Gente Sustentable)
Productores de San Andrés Tuxtla, en Veracruz, México, muestran su grano almacenado en botellas y garrafones PET. (Foto: Gente Sustentable)

El PET (siglas en inglés de tereftalato polietileno) es un tipo de plástico fuerte, flexible y totalmente reciclable. Por su resistencia, por ser una excelente barrera para la humedad y por ser adecuado para su uso en productos que deban estar en contacto con alimentos es usado comúnmente para fabricar botellas de agua y refrescos. 

Las botellas de PET pueden además ser aprovechadas en la agricultura familiar para el almacenamiento de granos con buenos resultados. Con frecuencia, muchas familias productoras no tienen la posibilidad de adquirir un silo metálico hermético —una de las mejores alternativas para el almacenamiento de granos—, o bien, siembran cantidades muy pequeñas, así que los envases de PET pueden ser una alternativa. 

Por ejemplo, en la región de los Tuxtlas, en el estado mexicano de Veracruz, el uso de botellas y garrafones PET ha sido el método de conservación de granos que más aceptación ha tenido como alternativa al almacenamiento en costales de polipropileno y uso de pastillas de fosfuro de aluminio —potencialmente riesgoso para la salud humana—, que es el modo convencional de almacenar las cosechas en la región. 

En la zona, la tendencia de elegir este método de almacenamiento por sobre otras tecnologías que han mostrado buenos resultados —como los silos metálicos herméticos, las bolsas plásticas herméticas y las bolsas plásticas estándar para ensilaje— se debe a que la mayoría de los productores siembran cantidades pequeñas de maíz para el autoconsumo. 

Para ellos es de mayor utilidad ir abriendo envases pequeños que suministren cantidades adecuadas para el consumo en el hogar, permitiendo que el resto del maíz se conserve por más tiempo y sin productos químicos gracias al principio de hermeticidad”, comenta el equipo técnico de Gente Sustentable, organización que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para promover prácticas agrícolas sustentables en ese estado. 

En el marco del proyecto MasAgro-Cultivos para México —que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT— se promueven estas y otras prácticas poscosecha para reducir la incidencia de plagas y hongos durante el almacenamiento. No obstante, son las propias comunidades las que al final optan por una u otra tecnología en función de su propio contexto y necesidades. 

“Otro factor que ha hecho que los productores elijan los envases PET es la presencia de aves de traspatio que merodean las zonas de almacenamiento, normalmente las salas o las cocinas de los hogares. Las aves picotean las bolsas y costales y los granos que caen atraen a los roedores. Con las botellas y garrafones PET no sucede esto”, mencionan los técnicos. 

Las tecnologías de almacenamiento tienen efectos sobre la viabilidad de las semillas y los atributos de calidad visibles, pero también sobre aquellas cualidades que no se ven y que influyen directamente en su calidad y propiedades nutricionales. De ahí la importancia de seguir promoviendo tecnologías de almacenamiento adecuadas para cada tipo de productor: “quienes sí tienen excedentes para venta están optando por las bolsas plásticas herméticas debido a su precio accesible y a que brindan buenos resultados para conservar maíz”, concluyen los técnicos. 

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Los beneficios de las tecnologías herméticas poscosecha para los productores de autoconsumo

Seguimiento del módulo poscosecha instalado en la casa del productor Efraín Castillo Hernández, en el municipio de Tihuatlán, en Veracruz, México. (Foto: Citricultores Tihuatecos Asociados)
Seguimiento del módulo poscosecha instalado en la casa del productor Efraín Castillo Hernández, en el municipio de Tihuatlán, en Veracruz, México. (Foto: Citricultores Tihuatecos Asociados)

La Huasteca es una región multicultural de México que comprende parte de los estados de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Puebla. En sus valles y montañas conviven diversas etnias, entre ellas teneek o huastecos, nahuas, pames, tepehuas, otomíes y totonacos. 

La Huasteca Totonaca —al norte de Veracruz y una pequeña porción de Puebla, donde se encuentran comunidades que comparten rasgos culturales tanto de la cultura totonaca como de la huasteca, y a la vez poseen rasgos característicos y condiciones geográficas e hidrológicas particulares— ocupa una superficie aproximada de más de cuatro mil kilómetros cuadrados y abarca unos quince municipios veracruzanos. Cerca del 90% de ese territorio se destina a actividades agropecuarias, siendo el maíz el cultivo más representativo con una superficie cercana a las 70 mil hectáreas. 

En la zona, los agricultores se enfocan a la producción de maíz para comercializar, e incluso exportar el totomoxtle (hoja que cubre la mazorca), así como para el autoconsumo; sin embargo, una de las principales problemáticas para este propósito es el alto índice de pérdidas poscosecha, las cuales pueden llegar a ser de hasta el 40%.

Insectos como el gorgojo (Sitophilus zeamais), el barrenador de los granos (Rhyzopertha dominica), la palomilla (Sitotroga cerealella) y roedores como la rata común (Rattus rattus) destacan entre las plagas que afectan las cosechas de los agricultores de esta zona.

Debido a las considerables pérdidas poscosecha, más de la mitad de los productores de la Huasteca Totonaca desgranan y venden cerca del 70% de su producción al precio que esté en el mercado —sin importar que sea bajo— a fin de evitar su pérdida. El restante lo destinan para autoconsumo; sin embargo, esto solo alcanza para cubrir un par de meses, lo que los orilla por varios meses más a comprar grano en el mercado o con los vecinos de las localidades aledañas, con frecuencia a precios elevados. 

Para reducir el alto impacto económico y social de esta situación, la iniciativa MasAgro-Cultivos para México —impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— promueve en la Huasteca Totonaca el uso de tecnologías herméticas para reducir las pérdidas poscosecha. 

Así, a través de la colaboración entre la cooperativa Citricultores Tihuatecos Asociados y el CIMMYT se están identificando aquellas tecnologías que les permitan a los agricultores conservar la calidad del grano por más tiempo y asegurar, a la vez, un alimento saludable.

En la nave de almacén de la cooperativa —ubicada en la localidad de Sebastián Lerdo de Tejada en Tihuatlán (Veracruz, México)— se instaló una plataforma de investigación poscosecha a fin de comparar las tecnologías herméticas con las prácticas convencionales de almacenamiento de maíz que prevalecen en la región. 

Lo que se busca es mantener la calidad de los granos, mejorar la productividad durante las siguientes temporadas y tener una mejor conservación de las semillas nativas de la región. Además de que estén libres de pesticidas químicos que pudieran afectar la salud de las personas”, comentan los responsables de la plataforma. 

De igual manera se han instalado módulos poscosecha donde los mismos productores participan en la evaluación de las tecnologías. En Poza Azul de los Reyes, también en Tihuatlán, por ejemplo, el productor Efraín Castillo Hernández usó cien kilogramos de maíz nativo blanco hojero para almacenar la mitad de la forma convencional, es decir, en un costal de polipropileno, y la otra mitad en una bolsa plástica hermética con cierre.

Cinco meses después de haber almacenado el grano, el productor y el equipo que le ha brindado acompañamiento técnico se reunieron para abrir los dos tratamientos. No lo hicieron solos, sino en presencia de un grupo de productores de la comunidad interesados en conocer los resultados. Así, la comunidad pudo observar una marcada diferencia a favor de la innovación: mientras que con el costal de polipropileno 58% de los granos presentaron daños, con la bolsa plástica hermética esta afectación solo fue del 2%.

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Se identifican numerosos insectos que combaten al gusano cogollero 

Observaciones en campo de parasitoide de S. frugiperda en el sur de Veracruz: Chelonus insularis (Hymenoptera: Braconidae) parasitando masa de huevecillos. (Foto: Aldrin Quevedo/Tecnología Agropecuaria Aplicada al Campo)
Observaciones en campo de parasitoide de S. frugiperda en el sur de Veracruz: Chelonus insularis (Hymenoptera: Braconidae) parasitando masa de huevecillos. (Foto: Aldrin Quevedo/Tecnología Agropecuaria Aplicada al Campo)

La principal plaga del cultivo de maíz en México es el gusano cogollero (Spodoptera frugiperda), el cual causa pérdidas económicas en el rendimiento superiores al 50% si no es controlado de manera oportuna. 

Para su manejo es muy común el uso de productos de síntesis química de amplio espectro, los cuales generan impactos negativos en los agroecosistemas; uno de estos impactos es que afecta de manera directa la presencia de enemigos naturales de las plagas (depredadores y parasitoides) al disminuir sus poblaciones. 

Los insectos parasitoides, representados principalmente por moscas y avispas, pasan la mayoría de las veces desapercibidos en el campo y no se les da la importancia adecuada como controladores biológicos de esta y muchas plagas agrícolas. Por lo que su identificación en las diversas zonas agroecológicas permite implementar estrategias para su conservación a corto y largo plazo.

Existen alrededor de 263 insectos parasitoides que pueden ayudar al control de esta plaga a nivel mundial, de estas 87 especies se han registrado en México. 

Colectas realizadas en los municipios de Acayucan, Hueyapan de Ocampo y Soteapan del estado mexicano de Veracruz, han permitido detectar la presencia de una gran cantidad de parasitoides del gusano cogollero tales como Archytas marmoratus y Lespesia archippivora (Diptera: Tachinidae); Aleiodes laphygmae, Cotesia marginiventris, Chelonus cautus, Ch. insularis y Meteorus laphygmae (Hymenoptera: Braconidae); Eiphosoma vitticolle, Pristomerus spinator y Ophion flavidus (Hymenoptera: Ichneumonidae); Euplectrus alvarowillei, E. comstockii y E. platyhypenae (Hymenoptera: Eulophidae). 

Al realizar un parasitismo natural en diferentes estadios de desarrollo del gusano cogollero, estas especies identificadas pueden ser de gran utilidad en la regulación poblacional de la plaga, pudiendo además ser insectos benéficos candidatos para generar programas de control biológico por conservación y/o aumento.