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Luciérnagas, alimentos y el futuro: las científicas comparten inspiración tras elegir la ciencia como estilo de vida

El fitomejoramiento, la genética, las matemáticas y el desarrollo de software son campos estereotípicamente masculinos. Durante mucho tiempo, las mujeres han sido excluidas de estos campos por razones sociales, religiosas, culturales y porque «Es un club de niños, no me siento bienvenida», lo que priva al progreso científico de grandes mentes e ideas femeninas.

En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, nos detuvimos para preguntar a cuatro científicas y líderes del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) por qué eligieron dedicarse a la ciencia. Aquí hay algunos puntos destacados llenos de inspiración.

¿Qué te hizo querer dedicarte a la ciencia?

Margaret Bath, miembro del Consejo Directivo del CIMMYT: “Me encanta la comida y me encantan las ciencias y las matemáticas, así que tuve la oportunidad de combinar […] las tres cosas que me encantan y hacer una gran carrera gracias a ellas. Creo firmemente en las matemáticas y las ciencias como un facilitador para resolver los problemas complejos que enfrenta nuestra sociedad hoy en día».

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Cynthia Ortiz, investigadora del Programa de Recursos Genéticos del CIMMYT: Recuerdo un momento cuando estaba observando las luciérnagas. Mi abuelo se acercó y me dijo que si entendía por qué brillaban y le respondí que no, y recuerdo bien una frase que él me dijo: “El mundo es mucho más de lo que vemos, oímos y sentimos”. En ese momento, supe que quería entender más sobre las cosas que nos rodean».

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¿Qué es lo mejor de ser científica?

Aparna Das, Gerente Técnica del Programa Global de Maíz del CIMMYT: “La idea de utilizar información, conocimiento y tecnología para generar productos biológicos fue muy emocionante para mí. El mayor aprendizaje que he tenido en los 25 años de mi carrera como científica de fitomejoramiento […] ha sido cómo puedo usar la información, combinarla con los avances tecnológicos actuales y ofrecer algo para el futuro, que pueda abordar el problema de la crisis alimentaria mundial, que se avecina […] en un futuro cercano».

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Philomin Juliana, científica de trigo en el Programa Global de Trigo del CIMMYT: “Cómo puedes usar la investigación científica para responder muchas preguntas diferentes y cómo puedes resolver […] diferentes problemas usando las matemáticas y el análisis de datos. Todas estas son preguntas clave que afectan a la humanidad hoy en día y cómo podemos diseñar sistemas futuros basados en nuestra comprensión actual de los mismos y también cómo todos estos sistemas pueden ayudarnos a hacer una diferencia en las vidas de los agricultores y las personas de escasos recursos”.

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¿Te apasiona la ciencia y quieres que más mujeres se involucren? únete a la campaña #WhyIChoseScience del CIMMYT. ¡Saca tu teléfono, haz clic en «grabar» y comparte lo que te hizo querer convertirte en científica!

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El fin de una era: Alexey Morgunov se jubila después de 28 años de carrera

A finales de 2019, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) se despedirá de Alexey Morgunov, jefe del Programa Internacional de Mejoramiento del Trigo de Invierno (IWWIP, en inglés) en Turquía.

Nacido en Rusia, Morgunov se unió al CIMMYT como mejorador de trigo de primavera en 1991 trabajando con Sanjaya Rajaram, ex director del Programa Global de Trigo y ganador del Premio Mundial de la Alimentación. Morgunov trabajó como mejorador de trigo de invierno en Turquía en 1994 y posteriormente en Kazajstán, donde ayudó a generar nuevas variedades y tecnologías de trigo para Asia Central y el Cáucaso.

Desde 2006 dirige el Programa Internacional de Mejoramiento del Trigo de Invierno (IWWIP), una colaboración altamente productiva entre Turquía, el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Secas (ICARDA por sus siglas en inglés) y el CIMMYT.

Como parte de ese programa, Morgunov contribuyó al desarrollo de más de 70 variedades de trigo ampliamente cultivadas en Asia Central y Occidental y, en 2013, a un inventario nacional de variedades locales de trigo en Turquía. También ha ayudado a desarrollar y caracterizar trigos sintéticos, creados al cruzar el trigo duro moderno con parientes herbáceos del cultivo — y han sido utilizados en el mejoramiento para ampliar la diversidad del trigo de invierno.

Alex Morgunov (right) with World Food Prize laureate and former CIMMYT wheat program director Sanjaya Rajaram. (Photo: Alex Morgunov/CIMMYT)
Alex Morgunov (a la derecha) con el ganador del Premio Mundial de la Alimentación y ex director del Programa Global de Trigo del CIMMYT, Sanjaya Rajaram. (Foto: Alex Morgunov/CIMMYT)

Un viaje profesional por Asia Central

Morgunov dijo que su infancia en la Rusia rural le inculcó la importancia de la agricultura y la educación.

«Mis padres, que vivían en la zona rural de Rusia, padecían hambre y trataban de asegurarse de que sus hijos trabajaramos en algún lugar cercano a la producción de alimentos para que no pasáramos hambre», explicó. «Ellos nos decían: Alex, está bien ir a una universidad agrícola, no tendrás hambre.»

Después de sus estudios universitarios, Morgunov se unió al Instituto de Fitomejoramiento en Cambridge como científico visitante a fines de la década de 1980, donde se encontró con científicos del CIMMYT que buscaban asociarse con los nuevos estados independientes de la antigua Unión Soviética. Después de una entrevista en 1991, fue invitado a unirse al equipo del CIMMYT en México como mejorador de trigo.

Más tarde fue enviado a Kazajstán para construir relaciones en Asia Central, un período que cita como un hecho sobresaliente. «A finales de 1990, el CIMMYT comenzó a trabajar con países de Asia Central que experimentaban graves problemas de seguridad alimentaria», dijo. «Realmente no tenían ninguna tecnología o variedad para la producción de granos, así que entre 1995 y 1996 comenzamos un programa que después se convirtió en un programa del CGIAR».

«En ese momento, tuvimos un gran impacto en esos países, introduciendo labranza cero en Kazajstán, nuevas variedades de semillas en Tayikistán después de la guerra civil y variedades de alto rendimiento y resistentes a la roya en Uzbekistán».

Al reflexionar sobre su trayectoria en el CIMMYT, Morgunov considera que los amigos y las conexiones fueron los elementos que más sobresalieron.

«Lo que más disfruté fue comunicarme con mis colegas», dijo Morgunov. “Empiezas a trabajar en Kazajstán y otros lugares y construyes relaciones técnicas y de cooperación y, con el tiempo, estas relaciones se convierten en amistades que disfrutamos mientras vivimos. Creo que esto es muy satisfactorio para nosotros como seres humanos».

El mes pasado, Morgunov recibió un reconocimiento de la Sociedad de las Ciencias de los Cultivos de América. El reconocimiento más alto otorgado por la asociación.

Una jubilación activa

One of Morgunov’s passions is sailing. (Photo: Alex Morgunov)
Una de las pasiones de Morgunov es navegar. (Foto: Alex Morgunov)

A pesar de sus planes para jubilarse, Morgunov todavía planea seguir trabajando, pero bajo sus propios términos. «Mi esposa es de Kazajstán, así que nos mudaremos allí y planeo seguir trabajando en una función y un horario diferente», explica. “Algunas universidades rusas me escriben para participar en proyectos y también universidades de Kazajstán. Tengo un par de estudiantes de doctorado en Kazajstán, así que me gustaría avanzar más en el aspecto educativo, trabajando con gente más joven».

A principios de este año, la Universidad Estatal de Washington le otorgó el título de Profesor Adjunto y será voluntario para ellos.

Morgunov recalcó que el CIMMYT cree en un estado «emérito» para los colegas que se retiran de la organización desde hace mucho tiempo, para que puedan continuar apoyando a la organización.

Sin embargo, no todo será trabajo. Morgunov es un tenista devoto y planea mejorar su revés. También es un entusiasta de la navegación y espera pasar más tiempo en las olas y visitar nuevos países.

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Abriendo Camino: Velu Govindan incorpora zinc en el trigo para combatir el hambre oculta

Velu Govindan recuerda a su padre pidiéndole que no desperdiciara su comida. “Solía decir que el arroz y el trigo eran productos muy caros, que la mayoría de las personas podían permitirse comerlo una vez por semana durante su juventud”, recuerda el mejorador de trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Como en muchas partes del mundo, la Revolución Verde tuvo un impacto significativo en la producción agrícola y dietas del sur de la India, donde creció el padre de Govindan, y a finales de la década de 1960, todos los agricultores de la zona habían oído hablar del ‘científico’ de Estados Unidos. “La influencia de Borlaug en la India es muy grande ya que esas variedades de alto rendimiento alimentaron a millones de personas, incluyéndome a mí”.

Pero alimentar a millones era solo una parte de la batalla.

Actualmente, cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo padecen deficiencia de micronutrientes, caracterizada por la anemia por deficiencia de hierro, la falta de vitamina A y la deficiencia de zinc.

Govindan trabaja en colaboración con HarvestPlus para mejorar la calidad nutricional en los cereales, además de rasgos importantes como el potencial del rendimiento, la resistencia a las enfermedades y la tolerancia al clima. Su área de enfoque es el sur de Asia, donde el trigo es un alimento básico importante y muchos pequeños agricultores no tienen acceso a dietas diversificadas que incluyan fruta, verduras o productos animales, los cuales brindan altas cantidades de micronutrientes como el hierro y el zinc.

“Es importante que las personas no solo tengan acceso a los alimentos, sino también acceso a una dieta saludable”, dice Govindan. “La idea es mejorar los alimentos básicos como el arroz, el maíz y el trigo para que las personas que consumen estas variedades biofortificadas obtengan mayores beneficios al satisfacer sus necesidades de alimentación diaria y para combatir el hambre oculta.”

El desafió, explica Govindan, es que el mejoramiento de la calidad nutricional a menudo se realiza a expensas del rendimiento. Pero las variedades necesitan un alto potencial de rendimiento para tener éxito en el mercado ya que los agricultores en los países en vías de desarrollo no obtendrán un precio superior simplemente por tener un alto contenido de micronutrientes en sus granos.

Las enfermedades del trigo que evolucionan de manera rápida son otro problema que se debe enfrentar. “Si liberas una variedad resistente a enfermedades hoy, en tan solo tres o cuatro años será susceptible porque la roya continúa mutando. Es una batalla continua, pero de eso se trata el fitomejoramiento.”

Velu Govindan speaks at International Wheat Conference in 2015. (Photo: Julie Mollins/CIMMYT)
Velu Govindan habla en la Conferencia Internacional de Trigo en 2015. (Photo: Julie Mollins/CIMMYT)

La incorporación del zinc

Cuando se trata de mejorar, el mejoramiento es la primera parte del proceso, explica Govindan. “Podemos hacer un buen trabajo en el laboratorio, pero si nuestras variedades no son llevadas a los agricultores no servirán de nada.”

Govindan y su equipo trabajan en colaboración con un numero de organizaciones del sector público y privado para promover nuevas variedades, asociarse con el sistema nacional de investigación agrícola (NARS, en inglés) e institutos de investigación avanzada para llegar a los agricultores en la India, Nepal y Paquistán. Como resultado, se han comercializado y distribuido con éxito variedades adicionales con alto contenido de zinc en el sur de Asia, así como las líneas biofortificadas nuevas que se prueban actualmente en el África subsahariana para su posible liberación y cultivo por parte de los agricultores.

Sus esfuerzos dieron frutos con el desarrollo y lanzamiento de más de media docena de variedades competitivas con alto contenido de zinc, incluida la línea Zinc-Shakthi, cuyo grano contiene 40% más de zinc que las variedades convencionales y su rendimiento es alto, tiene buena resistencia a la roya y madura una semana antes que las variedades populares, lo que permite a los agricultores aumentar su intensidad de cultivo. Hasta la fecha, estas variedades de trigo biofortificado con alto contenido de zinc han llegado a casi un millón de productores en las regiones objetivo del sur de Asia y se espera que se extienda más en los próximos años.

El siguiente paso será apoyar la integración del zinc, de modo que se convierta en una parte integral de los programas de mejoramiento en lugar de una adición opcional. “Esperamos que, en diez años, la mayor parte del trigo que consumimos cuente con estos beneficios adicionales.”

Puede que el camino sea largo, pero Govindan se mantiene optimista ante la tarea que tiene por delante.

Velu Govindan examines wheat in the field.
Velu Govindan examina trigo en el campo.

Nacido en una familia de agricultores, tiene buenos recuerdos de una infancia en la que paso ayudando a su padre en los campos, con tardes y vacaciones escolares dedicadas al cultivo de arroz, algodón y otros cultivos en la parcela familiar.

La región ha experimentado cambios significantes desde entonces, y ahora, los agricultores se enfrentan al aumento de las temperaturas y a las precipitaciones impredecibles. La motivación para ayudar a los agricultores más pobres a adaptarse al cambio climático y mejorar la producción de alimentos fue lo que llevó a Govindan a dedicarse al mejoramiento.

Han pasado casi diez años desde que Govindan se unió al equipo del Programa de Trigo de Primavera del CIMMYT, y se siente honrado de formar parte de un programa con un legado tan significativo. “Norman Borlaug, Sanjay Rajaram y mi supervisor, Ravi Singh, son personas legendarias,” explica. “Afortunadamente, no comenzamos desde cero. Estas personas hicieron la vida más fácil, y solo necesitamos seguir avanzando para lograr ganancia genética continua para seguir mejorando la seguridad alimentaria y nutricional.”

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Recordando a Máx Alcalá y su contribución al mejoramiento del trigo

Maximino Alcalá de Stefano working at CIMMYT's wheat international nurseries. (Photo: CIMMYT)
Maximino Alcalá de Stefano trabajando en los ensayos internacionales de trigo del CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

El CIMMYT lamenta el sensible fallecimiento de Maximino Alcalá de Stefano, antiguo jefe de los Ensayos Internacionales de Trigo del Centro, acaecido el pasado 27 de agosto. Tenía 80 años de edad.

Conocido con cariño como «Max» por amigos y colegas, Alcalá trabajó en el CIMMYT de 1967 a 1992, coordinando los ensayos internacionales de trigo a finales de los años sesenta y principios de los setenta.  El trabajo incluía organizar envíos de ensayos a más de 100 socios en todo el mundo cada año y recopilar, analizar y compartir los resultados de los ensayos cultivados.

Maximino Alcalá de Stefano passed away at the age of 80 in Houston, Texas, USA. (Photo: Alcalá family)
Maximino Alcalá de Stefano falleció a los 80 años en Houston, Texas, EE. UU. (Foto: familia Alcalá)

El informe impreso de los ensayos internacionales presentaba una sección introductoria que describía los ensayos, las ubicaciones, los análisis estadísticos utilizados y una descripción general del desempeño de las líneas de mejoramiento analizadas, que comprendía los mejores materiales del CIMMYT, pero también el germoplasma de otras fuentes. El informe también incluía tablas con datos completos de cada ubicación, así como cuadros de síntesis.

«Max jugó un papel decisivo en la preparación y distribución de los resultados de los ensayos impresos, que ahora están disponibles en línea, pero que continúan proporcionando aportes fundamentales para el mejoramiento por parte del CIMMYT y sus socios», dijo Hans-Joachim Braun, director del Programa Global de Trigo del CIMMYT. “Además, ayudó a iniciar la base de datos de los ensayos internacionales».

Originario de México, Alcalá estudió una licenciatura en Ciencias en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro en 1964 y una maestría en la Universidad de Texas A&M en 1967.  Alcalá realizó estudios de doctorado en mejoramiento de trigo en la Universidad Estatal de Oregon (OSU, por sus siglas en inglés) bajo el asesoramiento del reconocido investigador de la OSU, Warren E Kronstad en 1974.

Maximino Alcalá de Stefano (second from right) worked closely with Nobel Prize winner Norman Borlaug (third from left). In the photo, a group of CIMMYT Scientists during a visit to Nepal in 1978. (Photo: CIMMYT)
Maximino Alcalá de Stefano (segundo desde la derecha) trabajó en estrecha colaboración con el ganador del Premio Nobel Norman Borlaug (tercero desde la izquierda). En la foto, un grupo de científicos del CIMMYT durante una visita a Nepal en 1978. (Foto: CIMMYT)

Su experiencia profesional previa al CIMMYT incluyó nombramientos en el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas de México (entonces INIA) y en los servicios de extensión nacional.

Posteriormente, Alcalá apoyó la capacitación sobre trigo en el CIMMYT y ayudó a coordinar los servicios a visitantes en la estación Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB) del CIMMYT cerca de Ciudad Obregón, Sonora, México.

La comunidad del CIMMYT envía sus más profundas condolencias y pronta resignación a la familia Alcalá.

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Abriendo Camino: Jelle Van Loon, experto en mecanización, llega hasta donde la creatividad lo permite

En noviembre de 2015, Jelle Van Loon partió hacia Zimbabue, con un plan en su mochila. Pasó dos semanas trabajando con un grupo de herreros, buscando piezas y ensamblando máquinas en Harare para probar si los planes de construcción desarrollados por su equipo estaban diseñados para ser construidos en cualquier lugar. «Tuvimos que cambiar algunas cosas, pero se construyeron tres máquinas en funcionamiento, lo que demuestra la accesibilidad de los planos de construcción y la replicabilidad inherente de los diseños».

Jelle Van Loon, que estudió ingeniería agronómica y modelos de cultivos en Bélgica y trabajó en temas de cadena de suministro en Perú, acumuló una amplia experiencia antes de unirse al Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en 2012. Poco después de unirse, comenzó a perfilar un equipo para trabajar en temas de mecanización.

«En primer lugar, soy ingeniero agrícola; solo que tengo una gran afinidad con la mecánica», dice. «Creo que mi ventaja es tener un amplio conocimiento, poder entender la agronomía y la ingeniería mecánica, y haber estudiado economía agrícola en países en vías de desarrollo».

Estos antecedentes le han servido en un papel en el que un enfoque práctico y multidisciplinario es fundamental.

«Mecanización no significa necesariamente construir o crear más máquinas», explica Van Loon, «sino introducir tecnología y equipos agrícolas a los agricultores para facilitar su trabajo y apoyarlos en cómo y cuándo usarlos para aumentar la eficiencia de la producción». Muchas personas asumen también que la mecanización solo involucra equipos motorizados, como tractores, agrega, cuando en realidad cualquier herramienta entra en este concepto, incluso las herramientas manuales simples, que facilitan el trabajo de los agricultores y aligerar el trabajo pesado.

El equipo de mecanización del CIMMYT realiza investigación y desarrollo en una variedad de equipos agrícolas, dibujando y diseñando prototipos, probándolos en el campo y desarrollando protocolos experimentales. Al unir agronomía y mecánica, el equipo trabaja para desarrollar maquinaria que apoye a los agricultores en su trabajo diario en cada etapa del ciclo de cultivo, desde la preparación de la tierra, la plantación y la fertilización, hasta la cosecha y el desgrane. También apoyan la generación de nuevos modelos de negocios que pueden entregar maquinaria adecuada a los agricultores que trabajan dentro de sistemas agroalimentarios resilientes.

Bienvenido a la maquina

Uno de los mayores desafíos que enfrentan los agricultores puede ser cambiar su forma de trabajar, y muchos se resisten a invertir en maquinaria nueva porque no están seguros de cómo usarla y simplemente no pueden permitirse el riesgo de fallar. Como tal, el equipo también pone énfasis en el trabajo de extensión. Han establecido centros de maquinaria donde la gente puede ir y aprender sobre el equipo apropiado y puede alquilar algunas máquinas modelo y desarrollar las capacidades de los proveedores de servicios de maquinaria a través de la capacitación en ingeniería funcional para herreros, fabricantes e inteligencia de mercado para pequeños empresarios del sector.

«Esto va más allá de simplemente diseñar la máquina. Realmente se trata de llevar productos al campo, ver qué es lo que funciona bien y dónde, y después, pensar cómo podemos hacer que estos productos lleguen a las manos de esos agricultores».

Sobre la base del trabajo que se está llevando a cabo en México, Van Loon siempre busca cómo otras regiones también pueden beneficiarse de la unidad de mecanización y las oportunidades para colaborar con colegas y socios en África y Asia. El equipo desarrollado para agricultores en América Latina o África podría adaptarse para su uso en el sur de Asia o viceversa, pero esto requiere una comprensión sólida de las oportunidades y desafíos únicos de cada región.

Van Loon señala el ejemplo del tractor de dos ruedas, desarrollado en China y popularizado en Asia durante la década de 1980, cuando la hambruna y la pérdida de animales de tiro llevaron a los gobiernos a subsidiar ese equipo en particular en el momento adecuado. El tractor predomina en países como Bangladesh, pero no está claro si el mismo éxito es replicable en África y América Latina, ninguno de los cuales se encuentra bajo las mismas condiciones, mercados de segunda mano o instalaciones de importación. «Estamos tratando de aprender de los esfuerzos interregionales para escalarlos. Ser capaces de comprender diferentes áreas nos ayuda a encontrar los enlaces más débiles y crear más ambientes propicios».

Van Loon y su equipo están desarrollando y evaluando continuamente nuevas ideas, probando formas de integrar la tecnología mecatrónica o sensorial en sus máquinas para ayudar a capturar datos y facilitar las cargas de trabajo de los agricultores. Encontrar una manera de mantener estos costos bajos y convenientes para el uso de los agricultores puede ser un desafío, pero los testimonios positivos de los agricultores lo mantienen entusiasmado con las posibilidades. «Creo que vale la pena seguir adelante con nuevas ideas y ver qué pasa porque cuando funciona, el impacto positivo y el cambio que ayudamos a crear es todo lo que importa», señala.

«Y, además, lo bueno de trabajar en mecanización es que podemos llegar hasta donde nuestra creatividad nos permita».

Jelle Van Loon demonstrates machinery for visitors at CIMMYT's global headquarters in Mexico. (Photo: Gerardo Mejía/CIMMYT)
Jelle Van Loon demostrando maquinaria a visitantes en la sede internacional del CIMMYT en Mexico. (Foto: Gerardo Mejía/CIMMYT)
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Nuevo puesto en Nepal es “un sueño hecho realidad”

Cynthia Carmona siempre recordará la orden que su supervisora le dio a un investigador que entró en pánico ante el cúmulo de papeleo: Usted vaya y trabaje en la ciencia. Nosotros nos encargaremos de la parte administrativa.

“Ellos ya están muy ocupados con la investigación y la construcción de estrategias de asociación. No deberían tener que preocuparse por si se ha enviado o no una factura», dice Carmona.

Al crecer en el estado de Sonora, México, Carmona estaba al tanto de la estación experimental de Obregón del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) desde una edad temprana. «Era una organización que sabía que existía, pero todo lo que sabía era que trabajaban en trigo».

Después de estudiar relaciones internacionales en el Tecnológico de Monterrey en la Ciudad de México, Carmona pasó un par de años trabajando en el gobierno y en el sector privado, pero siguió buscando oportunidades relacionadas con asuntos globales. Interesada en la oportunidad de trabajar con donantes, Carmona se unió a la Unidad de Gestión de Proyectos (PMU por sus siglas en inglés) del CIMMYT hace seis años.

“Cuando llegué, era más una unidad de gestión de subvenciones y estábamos divididos por el ciclo de subvenciones. Una persona trabajaría en propuestas, otra en contratos, etc., razón por la que realmente no se podía ver todo el proceso de principio a fin».

La unidad ha evolucionado desde entonces, y la creciente responsabilidad significa que el equipo ahora está dividido por especialidades, desde las relaciones con los donantes y la movilización de recursos hasta la gestión, el monitoreo y la evaluación de los subsidios. «La estructura que tenemos ahora definitivamente brinda una comprensión más amplia de cada proyecto».

Carmona enfatiza que a pesar de que el personal de PMU no trabaja en el campo o en los laboratorios, hacen contribuciones significativas a la implementación del proyecto al alentar procesos mejor organizados, resolver los problemas administrativos y «hablar un lenguaje común» entre los investigadores y la gerencia. Cuando Carmona asumió el papel de coordinadora de gestión de subvenciones, destacó en su equipo debido a la medida en que su acción o inacción podría afectar los proyectos que apoyan. «Hacer que las cosas sucedan fue mi parte favorita del cargo, y vi mi trabajo como el de una persona que “soluciona problemas».

Actualmente, Carmona reside en Katmandú, Nepal, donde se desempeña como gerente interina de proyecto de la Iniciativa de Sistemas de Cereales para el Sur de Asia (CSISA por sus siglas en inglés) del CIMMYT.

«Estoy muy entusiasmada con esta nueva oportunidad. CSISA siempre ha sido un proyecto emblemático para el CIMMYT, así que cuando me invitaron a ayudarles, fue como un sueño hecho realidad».

Carmona visitó Nepal por primera vez en diciembre de 2018, donde pasó un tiempo observando al gerente en turno que le proporcionó una introducción al país, a la región y al proyecto en sí.

«Fue como un entrenamiento militar de dos semanas. Pero a pesar de que fue intenso, no me sentí abrumada».

Trabajar en PMU, explica Carmona, proporciona un contexto sólido para la gestión de proyectos y la comprensión de cómo funcionan los proyectos del CIMMYT de principio a fin, así como la forma de comunicarse con los donantes y el desarrollo de conocimiento compartido al reunir a las personas, desde científicos e investigadores hasta al personal de programas y unidades de servicio.

Además de aprender sobre cómo se ejecuta un proyecto en el terreno, Carmona está ansiosa por obtener experiencia de campo mientras se encuentra en Nepal. «Hablar con los agricultores y los equipos de proyectos, escuchar sus experiencias y presenciar el trabajo del CIMMYT en el terreno realmente brinda un sentido de pertenencia y una conexión con nuestra misión».