Jill Cairns en la sede del CIMMYT. (Foto: Sam Storr/CIMMYT)
Tres científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) están incluidos en el Análisis 2022 de Clarivate de los artículos académicos más citados.
La fisióloga del maíz Jill Cairns, el científico distinguido y jefe de fisiología del trigo Matthew Reynolds y el biometrista José Crossa, todos del CIMMYT, fueron reconocidos en el análisis 2022.
José Crossa preside una sesión sobre cómo añadir valor a los datos fenotípicos. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)
Este año se han concedido 7.255 designaciones de Investigador Altamente Citado (HCR) a 6.938 personas en todo el mundo. El premio se concede a científicos cuyos trabajos se sitúan en el 1% de los más citados. Matthew fue galardonado por su contribución a la literatura científica en ciencias animales y vegetales, mientras que José y Jill fueron premiados por sus contribuciones a la literatura científica en varios campos de investigación.
De la población mundial de científicos, los Investigadores Altamente Citados son 1 de cada 1.000.
El análisis pone de manifiesto disparidades en la ubicación de los científicos más citados. Por ejemplo, el 82.9% de los galardonados proceden de sólo diez países y regiones, de un total de 70 posibles, y el 71.4% son de Estados Unidos, China, Reino Unido, Alemania o Australia. Aunque el reconocimiento sólo se otorga a científicos individuales, el éxito de Matthew, José y Jill está relacionado con sólidas colaboraciones científicas en todo el mundo.
Matthew Reynolds en IWC9, Sídney, Australia. (Foto: Julie Mollins)
Timothy Reeves. (Foto: Cortesía de Tim Reeves/Universidad de Melbourne)
Timothy Reeves, que fue director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de 1995 a 2002, ha sido incluido en la Lista de Honor del Cumpleaños de la Reina Isabel II. Ha sido nombrado Miembro (AM) de la Orden de Australia, por su importante servicio a la investigación y producción agrícola sostenible.
«No tengo palabras. Me siento muy honrado y deseo reconocer también a las maravillosas personas con las que he trabajado —tanto agricultores como científicos— aquí en Australia, y en todo el mundo. También reconozco a mi hermosa familia, sin la cual no habría sido posible», dijo.
Reeves fue un pionero de la agricultura de siembra directa y de conservación en Australia en los años 60 y 70. Este método de siembra, que no requiere el cultivo de la tierra, es ahora el método de siembra directa utilizado por el 90% de los agricultores en todas las regiones de cultivo de Australia. Junto con sus colegas del Departamento de Agricultura de Victoria, también trabajó en esa época en la introducción de nuevos cultivos en los sistemas agrícolas, como los altramuces, la canola y las habas.
Timothy Reeves (centro) con C. Renard (izquierda) y Norman Borlaug. (Foto: CIMMYT)
En 1995 fue nombrado director general del CIMMYT, con sede en México durante siete años, para ayudar a los países en desarrollo en materia de seguridad alimentaria y nutricional. Es el único australiano que ha ocupado este cargo.
En la actualidad, Reeves es profesor honorario de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Agrícolas de la Universidad de Melbourne. Está muy implicado en la transmisión de sus conocimientos a sus colegas académicos y a los estudiantes de grado y postgrado. Los escritos académicos de Reeves incluyen la publicación de más de 180 documentos, capítulos de libros y artículos. También es presidente del Foro de Agricultura de la Academia Australiana de Ciencias Tecnológicas e Ingeniería.
Zhuang Qiaosheng (centro) recibe a las delegaciones del CIMMYT en Beijing en 1997. (Foto: CIMMYT)
Zhuang Qiaosheng falleció en Pekín el 8 de mayo de 2022, a la edad de 105 años. Fue el más célebre mejorador de trigo de China y gozó de una gran reputación en la comunidad internacional.
Como líder del Programa de Mejora del Trigo de la Academia China de Ciencias Agrícolas (CAAS, en inglés), Zhuang desarrolló 20 variedades de trigo de invierno de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades entre 1947 y 1995, con una superficie total de plantación de 28 millones de hectáreas, logrando un notable aumento del rendimiento.
Zhuang fue miembro del Consejo Directivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) de 1984 a 1987. Hizo grandes contribuciones a la colaboración entre el CIMMYT y China, incluyendo la apertura de la oficina del CIMMYT en China y el establecimiento de un proyecto de mejoramiento.
Zhuang Qiaosheng (centro) con Sanjaya Rajaram (izquierda) y Tom Lumpkin en Beijing en 2017. (Foto: CIMMYT)
Hizo todo lo posible para ampliar las actividades del CIMMYT en China antes de retirarse por completo en 2015.
Fue un amigo cercano de muchos miembros del personal del CIMMYT, incluido el difunto y distinguido científico Sanjaya Rajaram. También recomendó encarecidamente a He Zhonghu, distinguido científico y representante del CIMMYT en China, para que trabajara en el CIMMYT como becario postdoctoral en 1990.
La comunidad del CIMMYT envía sus más profundas condolencias a la familia Zhuang.
Representantes del Gobierno de México, la Embajada de la India, el Consejo Nacional Agropecuario, el CGIAR y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en la Estación Experimental Sanjaya Rajaram en Toluca, Estado de México. (Foto: Alfonso Cortés Arredondo/CIMMYT)
La colaboración entre instituciones y organismos de investigación ha contribuido en los últimos años a mejorar la producción mundial de granos, en beneficio de miles de agricultores y de la seguridad alimentaria de los países, destacaron autoridades e investigadores durante la ceremonia de Reconocimiento Internacional Norman E. Borlaug y homenaje póstumo a Sanjaya Rajaram, Premio Mundial de Alimentación 2014.
En el encuentro, celebrado en la Estación Experimental del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Toluca, Estado de México, se informó que este sitio llevará el nombre de Rajaram para rendir tributo y honrar su memoria, como uno de los científicos que más ha contribuido a la seguridad alimentaria, convirtiéndose en enemigo del hambre en el mundo.
El investigador nacido en India y nacionalizado mexicano dejó dos legados importantes: el desarrollo del trigo que ha alimentado al mundo durante décadas desde el centro de investigación agrícola sin fines de lucro más importante de México, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
De acuerdo con el director general de CIMMYT, Bram Govaerts, Rajaram fue la tercera persona del CIMMYT en recibir el Premio Mundial de Alimentación y, en su caso, el comité de selección lo escogió por haber desarrollado más de 480 variedades de trigo de alto rendimiento y capacidad de adaptación que se han sembrado en, aproximadamente, 58 millones de hectáreas alrededor del mundo.
“Por este impresionante logro, que parece fácil resumir en una sola frase, Raj se convirtió en un gigante del derecho a la alimentación y en uno de los más feroces enemigos del hambre en el mundo”, señaló Govaerts.
Premios a la cooperación internacional en seguridad alimentaria
El organismo internacional entregó reconocimientos a los secretarios de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, por su promoción de la seguridad alimentaria e inclusión social en México y América Latina.
El canciller mexicano agradeció el reconocimiento Norman E. Borlaug -que fue entregado por el director general del Centro, Bram Govaerts- y reafirmó su compromiso de “trabajar en el ámbito internacional como lo hemos hecho, pero ahora tendremos que trabajar más, con mayor intensidad”.
Bram Govaerts, director general del CIMMYT, entrega el reconocimiento Norman E. Borlaug a Marcelo Ebrard Casaubón, Secretario de Relaciones Exteriores de México. (Foto: Alfonso Cortés Arredondo/CIMMYT)
“Pensemos el gran pasado que tenemos en este centro y pongamos manos a la obra para resolver los siguientes problemas,” puntualizó durante el evento.
Expuso que se tiene por delante el peligro de que millones de personas padezcan hambre por primera vez desde la Revolución Verde, debido al cambio climático y el conflicto geopolítico en Europa del Este, por lo que es necesario que el Centro siga adelante y ampliar sus posibilidades y perspectivas tecnológicas.
En ese sentido, Ebrard Casaubón se refirió a la importancia del trabajo de Norman E. Borlaug, fundador del CIMMYT y Premio Nobel de la Paz 1970.
“Con su trabajo (…) hizo posible que sobrevivieran millones de personas, ¿qué número de personas? Difícil estimarlo, pero probablemente estemos hablando de la mayor aportación a la humanidad en el siglo XX (…) Y lo hizo sin afán de lucro, no fue su motivación; su motivación era ayudar a otros.”
“Sobre la relación entre México e India, el canciller refirió que son países que comparten retos comunes, principalmente el hambre y las contradicciones de la riqueza y la pobreza. Somos dos democracias muy grandes, tenemos multiétnicas, recuerden que México tiene 62 lenguas vivas, hoy; la India es un continente; somos de los países más avanzados y que más crecemos en manufactura, en nuevas tecnologías”, anotó.
Ravi Singh, científico distinguido y jefe de mejoramiento global de trigo del CIMMYT, recibe un reconocimiento. (Foto: Alfonso Cortés Arredondo/CIMMYT)
Un legado duradero
El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, señaló que la contribución de Sanjaya Rajaram significó el desarrollo de 480 variedades de trigo de alto rendimiento y capacidad de adaptación, sembradas en 51 países, que han permitido a los productores de todo el mundo cosechar más de 200 millones de toneladas.
Precisó que las variedades derivadas de la investigación del CIMMYT y el Centro Internacional de Investigación Agrícola en las Zonas Áridas (ICARDA), ambos pertenecientes a la alianza global CGIAR, se siembran hoy día en más de 100 millones de hectáreas y generan beneficios económicos estimados en tres mil 800 millones de dólares anualmente.
A lo largo de esta administración, dijo, hemos diseñado, ejecutado y afinado, a través de la colaboración entre Agricultura y el CIMMYT, estrategias de desarrollo sostenible con un enfoque sistémico que facilita la participación de los productores en cadenas de valor más integradas y eficientes tanto en México como en otros países.
El titular de Agricultura subrayó que México, América Latina y el CIMMYT juegan un rol importante en la lucha por mejorar las condiciones de los agricultores de pequeña escala y la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.
Refirió que hoy en día, más de 300 mil agricultores cultivan maíz, trigo y cultivos asociados con tecnologías sustentables de MasAgro, en más de un millón de hectáreas en todo el territorio rural del país.
Aseguró que así como en su momento, Norman Borlaug y Sanjaya Rajaram trabajaron para combatir el hambre a nivel mundial, habrá que retomar el liderazgo del CIMMYT y de los científicos nacionales para trabajar juntos, dar prioridad a la agricultura y construir una paz duradera basada en la seguridad alimentaria mundial.
Villalobos Arámbula destacó que para el presidente Andrés Manuel López Obrador, el maíz es México y México es maíz, por lo que es de fundamental relevancia para el país que la sede del CIMMYT se mantenga en territorio nacional y sus prioridades de investigación y recursos continúen siendo administrados por el propio centro.
Se trata del centro de investigación de mayor envergadura en el mundo en su tipo y es el resultado de uno de los más exitosos y duraderos programas de colaboración internacional, puntualizó.
El embajador de India en México, Pankaj Sharma, destacó que su nación debe una gran parte de su Revolución Verde a la variedad de trigo “Sonora”, que se desarrolló en México, país que es considerado una de las cunas de la agricultura a nivel global, con una tierra arable del 15 por ciento del total de la tierra dedicada a la agricultura en el mundo.
Señaló la importancia del trigo, toda vez que el Banco Mundial ha proyectado que para poder satisfacer la demanda futura en 2050, con nueve mil 600 habitantes, la producción global del cereal se tendrá que incrementar 60 por ciento con respecto al volumen alcanzado en el año 2000.
Ravi Singh, científico distinguido y jefe de mejoramiento global de trigo en un recorrido en la Estación Experimental del CIMMYT en Toluca, Estado de México, acompañado por Víctor Villalobos Arámbula, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Marcelo Ebrard Casaubón, Secretario de Relaciones Exteriores de México y Bram Govaerts, director general del CIMMYT. (Foto: Alfonso Cortés Arredondo/CIMMYT)
Informe de resultados de la iniciativa Cultivos para México
La curadora del banco de germoplasma de trigo y especialista en genotipado del CIMMYT, Carolina Sansaloni, resaltó que Cultivos para México es el principal proyecto de cooperación entre el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Agricultura y el organismo internacional, clasificado como una iniciativa insignia en la aplicación de tecnologías en la agricultura sostenible y una referencia para otras naciones.
Este proyecto lleva más de una década en operación, en 28 estados, con la colaboración de más de 100 aliados nacionales e internacionales, y de instancias del sector privado y público, en 12 regiones que ofrecen infraestructura de investigación y desarrollo de capacitación para prácticas agronómicas sostenibles, explicó.
Informó que los resultados de 40 plataformas, 500 módulos demostrativos y dos mil áreas de extensión tienen impacto en más de un millón de hectáreas y benefician a 300 mil productores de maíz, trigo y frijol, con el uso de variedades de alto rendimiento.
La agricultora de maíz en Amacuzac, en el estado mexicano de Morelos, Rosalinda Muñoz Tafolla, expuso que su iniciativa de producir alimentos sanos la llevó a participar en Cultivos para México, donde el acompañamiento y asesoramiento del CIMMYT le ha permitido obtener resultados de alto impacto productivo.
Detalló que con el sistema de agricultura de conservación aprendió a no quemar el rastrojo y mejorar las condiciones del suelo, sembró una nueva variedad de maíz, y fue apoyada para la comercialización de su cosecha, a buen precio.
La curadora del banco de germoplasma de trigo y especialista en genotipado del CIMMYT, Carolina Sansaloni, en la presentación de resultados de Cultivos para México. (Foto: Alfonso Cortés Arredondo/CIMMYT)
En la 67ª edición del Día del Agricultor en el Valle del Yaqui de México, Jesús Larraguibele Artola, presidente del Patronato para la Investigación y Experimentación Agrícola del Estado de Sonora (PIEAES), reconoció públicamente el trabajo y la trayectoria de Ravi Singh, Científico Distinguido y Jefe de Mejoramiento Global de Trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
De nacionalidad india, Singh llegó por primera vez a la Estación Experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, Sonora, en 1983, y desde entonces ha desarrollado 680 variedades de trigo en 48 países, incluyendo las variedades Cirno y Borlaug, cultivadas en el 98% de los campos de trigo del Valle del Yaqui.
En el acto, Larraguibele Artola también destacó la importancia del legado de Norman Borlaug, padre de la Revolución Verde, que salvó la vida de miles de millones de personas del hambre con sus variedades mejoradas de trigo. También recordó cómo el primer Día del Agricultor fue organizado por Borlaug en 1948, cuando el agrónomo estadounidense presentó a los agricultores de la región sus primeras variedades de trigo resistentes a la roya. Con el tiempo, el evento se convirtió en un lugar único para que los investigadores y científicos de Sonora aumentaran la colaboración con los agricultores y productores de la región y compartieran sus últimos avances científicos.
Reconociendo el papel clave de las nuevas tecnologías y variedades de trigo para afrontar los retos agrícolas actuales y futuros, Fátima Yolanda Rodríguez Mendoza, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos, Pesca y Acuacultura (SAGRHPA) de Sonora, reiteró el compromiso del gobernador, Alfonso Durazo Montaño, de invertir en investigación agrícola para impulsar la producción y el crecimiento del sector agroalimentario de la región.
«Seguiremos invirtiendo en investigación e innovación y apoyando a los científicos, que ponen sus conocimientos al servicio de los sonorenses», comentó Rodríguez Mendoza.
India ha concedido póstumamente a Sanjaya Rajaram, galardonado con el Premio Mundial de la Alimentación en 2014 y antiguo fitomejorador de trigo y director del Programa de Trigo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), su prestigioso premio Padma Bhushan 2022 en «Ciencia e Ingeniería» en reconocimiento a un «servicio distinguido de alto nivel».
Entre los mejoradores de cultivos más exitosos de la historia, Rajaram, que falleció en 2021, supervisó personalmente el desarrollo de casi 500 variedades de trigo de alto rendimiento y resistentes a las enfermedades que se cultivaron en al menos 58 millones de hectáreas en más de 50 países, aumentando la producción mundial de trigo en más de 200 millones de toneladas y beneficiando especialmente a cientos de millones de personas con pocos recursos cuya dieta y medios de vida dependen de este cultivo fundamental. En India y en las naciones vecinas del sur de Asia, Bangladesh, Nepal y Pakistán, los habitantes consumen cada año más de 120 millones de toneladas de trigo y alimentos a base de trigo.
«El Dr. Rajaram fue un verdadero titán del cultivo del trigo y una inspiración para los jóvenes investigadores, formando y tutelando a más de 700 científicos de países en desarrollo de todo el mundo», dijo Bram Govaerts, director general del CIMMYT. «También era todo un caballero, comportándose con modestia y gracia a pesar de sus muchos honores y logros; su primera prioridad era ayudar y dar crédito a los demás. Rajaram es hoy un ejemplo para que todos nosotros sigamos trabajando, pensando en la parte interesada final: el agricultor.»
El ascenso desde los comienzos rurales
Nacido en una pequeña granja del distrito de Varanasi (Uttar Pradesh, India) en 1943, Rajaram estudió genética y fitomejoramiento en el Instituto Indio de Investigación Agrícola de Nueva Delhi. Tras terminar su doctorado en la Universidad de Sídney, se incorporó al CIMMYT en 1969, trabajando como mejorador de trigo junto al Premio Nobel y científico del CIMMYT Norman Borlaug en México. Reconociendo su talento e iniciativa, Borlaug nombró a Rajaram jefe del programa de mejoramiento del trigo del CIMMYT con sólo 29 años.
El premio Padma Bhushan fue anunciado por el Presidente de la India, Ram Nath Kovind, en el Día de la República del país, el 26 de enero. En 2015, Rajaram recibió el premio Pravasi Bharatiya Samman, el mayor honor que se concede a los indios en el extranjero. En 2001 aceptó el premio Padma Shri del gobierno de la India y, en 1998, el Premio a la Amistad del gobierno de China.
Sanjaya Rajaram (Foto: Xóchilt Fonseca/CIMMYT)
Aunque fue fitomejorador y científico de profesión, Rajaram utilizó la plataforma de su Premio Mundial de la Alimentación 2014 para promover una visión expansiva e integrada del desarrollo agrícola. «Si queremos hacer un cambio, la investigación no lo hará sola; tenemos que trabajar directamente con los agricultores y formar a jóvenes agrónomos, asegurándonos de que tengan una visión amplia para abordar los problemas en los campos de los agricultores», dijo Rajaram en una conferencia de prensa en Ciudad de México en 2014.
Rajaram también fue director del Programa de Gestión Genética Integrada en el Centro Internacional de Investigación Agrícola en Zonas Áridas (ICARDA, en inglés) antes de jubilarse formalmente en 2008. Tras su jubilación, continuó como asesor científico especial del CIMMYT y del ICARDA.
Socios que impulsan a los agricultores
El último premio concedido a Rajaram por India también habla de la sólida asociación del país con el CIMMYT, que se remonta a mediados del siglo XX, cuando los agricultores indios triplicaron el rendimiento nacional del trigo en pocos años cultivando las variedades de trigo de alto rendimiento de Borlaug y adoptando prácticas agrícolas mejoradas.
En 2011, India y el CIMMYT lanzaron conjuntamente el Instituto Borlaug para el Sur de Asia (BISA, en inglés) con el fin de mejorar los sistemas de cultivo y la seguridad alimentaria, ayudando a los agricultores a afrontar el cambio climático y la escasez de recursos naturales, entre otros retos.
S. Ayyappan, Director General del Consejo Indio de Investigación Agrícola (ICAR, en inglés) en ese momento y que firmó la declaración conjunta de intenciones para el establecimiento del BISA en India y visitó la sede del CIMMYT en México en varias ocasiones, ha sido honrado con el premio Padma Shri 2022.
El CIMMYT es una organización internacional de investigación y formación agrícola sin ánimo de lucro que se centra en dos de los cereales más importantes del mundo, el maíz y el trigo, y en los sistemas de cultivo y medios de vida relacionados. Las variedades de trigo derivadas de la investigación del CIMMYT y el ICARDA cubren más de 100 millones de hectáreas —casi dos tercios de la superficie sembrada con trigo mejorado en todo el mundo— y aportan beneficios en grano añadido por valor de hasta 3.800 millones de dólares cada año.
Tres científicos del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han sido incluidos en la lista de Investigadores Altamente Citados de 2021, publicada por el Grupo Web of Science.
La lista reconoce a los investigadores que han demostrado una influencia significativa en su campo, o en otros campos, a través de la publicación de múltiples artículos altamente citados durante la última década. Sus nombres se extraen de las publicaciones que se sitúan en el 1% más citado por campo y año de publicación en el índice de citas de Web of Science.
La lista, denominada «quién es quién» de los investigadores influyentes, se basa en datos y análisis realizados por expertos en bibliometría y científicos de datos del Instituto de Información Científica de Clarivate, la empresa que publica la lista.
Fátima Camarillo Castillo tuvo claro desde muy joven que su futuro estaba en la agricultura. Creció en una granja en un pequeño pueblo de Zacatecas, México, y recuerda haber trabajado en el campo junto a su padre y sus hermanos, ayudando en las cosechas y ordeñando las vacas. Todos los años, su familia se encontraba con el mismo problema en sus cultivos:
«A veces la cosecha estaba bien, pero a veces no cosechábamos nada», dice Camarillo. «Para nosotros eso significaba que, si no teníamos suficiente cosecha, durante todo el año mi madre y mi padre luchaban por enviarnos a la escuela».
Sin embargo, la enviaron a la escuela, y en lugar de escapar de los persistentes desafíos que la agricultura había presentado a su familia en su joven vida, estaba decidida a resolverlos. «Después de la escuela primaria tuvimos que dejar la granja para continuar nuestra educación», explica. «Conocía todos los retos a los que se enfrentan los pequeños agricultores y quería influir en ellos».
Hasta hoy, Camarillo cree en el poder de la educación. Sus estudios la llevaron hasta el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), donde ahora no sólo es investigadora, sino también educadora. Tras sus extensos estudios de fitomejoramiento, genética y fisiología del trigo, Camarillo obtuvo un máster en la Universidad de Massachusetts, Amherst, y un doctorado en la Universidad de Texas A+M.
Formó parte del programa de becas del CIMMYT mientras realizaba su doctorado, y poco después se incorporó al equipo de mejoramiento de trigo de la organización. En la actualidad, Camarillo reparte su tiempo entre la investigación sobre el trigo y la organización de las actividades de capacitación del curso de mejoramiento de trigo del Programa Global del Trigo del CIMMYT.
Fátima Camarillo analiza el trigo duro en el campo en la estación de investigación experimental del CIMMYT en Ciudad Obregón, México. (Foto: CIMMYT)
Un legado especial
El curso de mejoramiento de trigo del CIMMYT es un programa reconocido internacionalmente en el que científicos de programas nacionales de investigación agrícola de todo el mundo viajan a la sede del CIMMYT en Texcoco, México, y posteriormente a Ciudad Obregón, para recibir una capacitación de 16 semanas. Los participantes observan un ciclo completo de mejoramiento y aprenden sobre las últimas tecnologías y sistemas de mejoramiento.
«Un componente crucial para tener un impacto en los agricultores es establecer buenas relaciones con los programas nacionales, donde va a parar todo el germoplasma que desarrolla el CIMMYT», dice Camarillo. «Pero al mismo tiempo, estos socios necesitan capacitación. Necesitan saber qué hay detrás de estas variedades y el proceso para desarrollarlas, y nosotros tratamos de mantenerlos al día con la visión, las tecnologías actuales y el proceso de mejoramiento.»
Los programas de capacitación de la organización centrados en la universidad también son especiales para Camarillo por muchas razones, ya que ella misma participó en uno de ellos. De hecho, su primer contacto con el CIMMYT fue a través de la jornada anual de Puertas Abiertas a la que asistió durante su primer año de universidad, viendo a los mejoradores y científicos que acabarían siendo sus colegas dar charlas sobre desarrollo y distribución de germoplasma.
Los cursos también dan a los estudiantes la oportunidad de ver cómo su capacitación teórica puede aplicarse en el mundo real. «Cuando estás en la escuela de posgrado te preocupas mucho por el análisis de datos y las herramientas moleculares más recientes», dice Camarillo. «Pero hay algo más ahí fuera, los verdaderos problemas del exterior. Al hacer el curso del programa de mejoramiento entiendes estos retos y situaciones».
Camarillo recuerda que le llamó la atención pensar que algo que sucede en una estación de investigación en México puede tener un impacto en todo el mundo. «El CIMMYT se preocupa por cómo otros países adoptarán nuevas variedades, no se trata sólo de desarrollar germoplasma porque sí», explica. «Nos interesa cómo van a llegar las nuevas variedades a los agricultores que las necesitan, y para eso la capacitación es fundamental».
«A fin de cuentas, estos investigadores son los que nos ayudarán a evaluar el germoplasma. Si están bien capacitados, la eficacia de todo el proceso aumentará».
Fátima Camarillo con los participantes en el programa de capacitación del Programa Global de Trigo de 2019 en Ciudad Obregón, México. (Foto: CIMMYT)
Vigilando el proceso de mejoramiento genético
Con un pie en la educación y otro en la investigación, Camarillo tiene una perspectiva única sobre la estrategia del CIMMYT para sacar las herramientas y los descubrimientos del laboratorio y llevarlos al siguiente paso en la vía del impacto. Una parte clave de su trabajo consiste en ayudar a investigar los rasgos fisiológicos mediante el desarrollo de nuevas herramientas para aumentar la eficiencia del fenotipado en el proceso de mejora.
En particular, está trabajando en un proyecto para desarrollar herramientas de fenotipado de alto rendimiento, que utilizan sensores y cámaras hiperespectrales para medir varios rasgos en las plantas. Esto puede ayudar a reflejar cómo responde la planta a diferentes tensiones internas, y ayuda a los fisiólogos y mejoradores a entender cómo se comporta la planta en un entorno específico, y posteriormente integrar estos rasgos en el proceso de mejoramiento.
«En general, aumenta la eficiencia de la selección, por lo que los agricultores dispondrán de mejores materiales, mejor germoplasma y un rendimiento más fiable en todos los entornos en un periodo de tiempo más corto», afirma Camarillo.
Compartiendo la receta del éxito
El papel de Camarillo, tanto en el mejoramiento como en la capacitación, se inscribe en la estrategia histórica y probada del CIMMYT de colaborar con los programas nacionales para suministrar eficazmente semillas mejoradas a los agricultores que las necesitan. Además de entablar amistad con alumnos de todo el mundo, está ayudando al CIMMYT a ampliar su red mundial de profesionales de la investigación y la agricultura.
Como producto y proveedora de una gran educación agrícola, Camarillo se dedica a transmitirla. «Creo que tenemos que invertir en educación», dice. «Es el único camino para resolver los problemas actuales a los que nos enfrentamos, no sólo en la agricultura, sino en todas las disciplinas».
«Si no invertimos y dedicamos tiempo a la educación, nuestro futuro es muy incierto».
Se suele bromear con que los especialistas aprenden cada vez más sobre menos y menos hasta que lo saben todo sobre nada, mientras que para los generalistas es justo lo contrario.
En el caso de Natalia Palacios, no se aplica ninguna de las dos cosas. Es posible que tenga la palabra especialista en su título —es especialista en calidad de maíz en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— pero a lo largo de su carrera ha tenido que aprender más y más sobre una gama cada vez mayor de temas.
Como líder del Capítulo de Nutrición del Programa de Desarrollo Integrado y jefa del Laboratorio de Calidad del Maíz, el trabajo de Palacios es coordinar los esfuerzos del CIMMYT para asegurar que los sistemas agroalimentarios basados en maíz en los países de ingresos bajos y medianos sean tan saludables y nutritivos. El alcance de este trabajo abarca la amplitud de los sistemas agroalimentarios basados en el maíz, desde la semilla hasta la cena.
“Lo que en última instancia importa para la salud y la nutrición humana es la calidad nutricional del producto final”, comenta Palacios. «El grano nutritivo y de alta calidad es una parte importante del rompecabezas, pero también lo son los efectos nutricionales de varias técnicas de almacenamiento, procesamiento y cocción posteriores a la cosecha».
Natalia Palacios (al frente, en el centro) con colegas del equipo de Calidad del Maíz del CIMMYT durante un evento de Puertas Abiertas en la sede del CIMMYT. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)
Viendo más allá de lo evidente
Originaria de Bogotá, Colombia, Palacios estudió microbiología en la Universidad de los Andes antes de realizar un doctorado en biología vegetal en la Universidad de East Anglia y el Centro John Innes en el Reino Unido.
“Tuve la oportunidad de trabajar como asistente de investigación en el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) en Cali, Colombia”, explica. “La exposición a equipos interdisciplinarios e internacionales que trabajan para el desarrollo agrícola y el liderazgo de mi jefe en ese momento, Joe Tohme, no solo me ayudaron a convencerme de realizar estudios de posgrado en biología vegetal, sino que fomentaron el entusiasmo en torno a las aplicaciones del mundo real de investigación científica.”
Cuando se incorporó al CIMMYT en 2005, Palacios trabajó en la biofortificación del maíz, apoyando los esfuerzos para obtener variedades de maíz ricas en provitamina A y zinc. Con el tiempo, descubrió que su atención se dirigía al efecto del procesamiento de alimentos en la calidad nutricional de los productos alimenticios a base de maíz, así como a la importancia de la inocuidad del maíz. Por ejemplo, para un proyecto reciente, Palacios y su equipo han estado analizando el efecto de un tratamiento tradicional térmico alcalino de maíz conocido como nixtamalización sobre la composición física del grano y la calidad nutricional de los productos finales. Por sus importantes beneficios, están promoviendo esta técnica milenaria en otras geografías.
Para Palacios, este tipo de cambios están totalmente en consonancia con el objetivo general de su trabajo. “El principal desafío al que nos enfrentamos como investigadores agrícolas es contribuir a una dieta nutritiva y asequible producida dentro de los límites planetarios”, dice. «Abordar cualquier parte de este desafío requiere que nos comuniquemos entre disciplinas, que consideremos los sistemas agroalimentarios en su conjunto y que vinculemos la producción y el consumo».
Al mismo tiempo, para Palacios, la belleza de su trabajo radica en profundizar en una pregunta de investigación específica antes de volver a centrarse en el panorama general. Este movimiento entre lo específico y lo general la mantiene motivada, genera nuevas preguntas y rutas de investigación y evita que caiga en el pensamiento milagroso.
Por ejemplo, su trabajo con el maíz biofortificado con provitamina A la llevó a hacer preguntas sobre la cantidad de vitamina que llegaba a los consumidores en función de cómo se almacenaba y manipulaba el grano. La vitamina es propensa a degradarse por oxidación. Esto llevó a recomendaciones de almacenamiento y procesamiento destinadas a maximizar el valor nutricional del cultivo, incluido el almacenamiento de maíz con provitamina A como grano y molerlo lo más tarde posible antes de su consumo. Los investigadores también trabajaron para identificar germoplasma con carotenoides provitamina A más estables para su uso en el programa de mejoramiento.
En un estudio, Palacios y sus coautores encontraron que alimentar a las gallinas con maíz biofortificado aumentaba el valor de provitamina A de sus huevos, lo que sugiere que para los hogares rurales los beneficios nutricionales del grano mejorado podrían extenderse a diferentes alimentos.
Natalia Palacios extrae carotenoides de granos de maíz en un laboratorio del CIMMYT en México. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)
Reuniéndolo todo
En un artículo publicado la primavera pasada, Palacios y sus coautores reúnen los conocimientos de estas diversas vías de investigación en una revisión integral. El punto, explica Palacios, “era identificar oportunidades para aprovechar los beneficios nutricionales del maíz, un grano que se consume en gran parte en África, América Latina y algunas partes de Asia como parte importante de una dieta, desde comprender cómo aprovechar su diversidad genética para el desarrollo de variedades más nutritivas para mapear todas las diferentes partes del sistema alimentario donde se pueden obtener ganancias nutricionales».
El documento abarca secciones sobre la bioquímica del maíz, el mejoramiento del maíz, las formas de alimentación y el cultivo del maíz, y las prácticas agronómicas tradicionales como el cultivo intercalado de milpa. Ejemplifica el enfoque interdisciplinario de Palacios y su compromiso de explorar múltiples vías interconectadas hacia sistemas agroalimentarios de maíz más nutritivos.
Como deja en claro la Estrategia de Investigación e Innovación 2030 del CGIAR con énfasis en la necesidad de una transformación a nivel de sistemas de los sistemas de alimentos, tierra y agua, este enfoque es oportuno y muy necesario.
En palabras de Palacios: «La seguridad alimentaria, la nutrición y la inocuidad de los alimentos están inextricablemente unidas, y debemos abordarlas desde el campo hasta el plato y de forma sostenible».
Gokul Paudel es un economista agrícola que trabaja para optimizar las prácticas agrícolas en el sur de Asia. Busca comprender, aprender y mejorar la eficiencia de las prácticas de manejo en el campo en una amplia variedad de formas. Aunque se incorporó al Centro Internacional de Mejoramiento del Trigo y el Maíz (CIMMYT) justo después de la universidad, la educación de Paudel en el campo comenzó mucho antes de sus cursos formales.
“Nací en una aldea rural en el distrito de Baglung, en Nepal. Mis padres trabajaban en una pequeña granja, con menos de media hectárea de tierra”, comenta Paudel. “Cuando era niño, recuerdo haber escuchado que aunque Nepal es un país agrícola, todavía tenemos mucha inseguridad alimentaria, desnutrición y niños que sufren retraso en el crecimiento”.
“Yo me preguntaba: ¿Cómo es Nepal un país agrícola y sin embargo, sufrimos de inseguridad alimentaria y problemas relacionados con los alimentos? Esta pregunta es lo que me inspiró a ir a una universidad agrícola”.
Paudel asistió a la Universidad de Tribhuvan en Nepal y, a través de sus cursos, aprendió sobre el mejoramiento genético y cómo Norman Borlaug trajo la primera Revolución Verde al sur de Asia. “Después de completar mis estudios de pregrado y posgrado, me di cuenta de que el CIMMYT es la organización que más contribuye a mejorar la seguridad alimentaria y la productividad de los cultivos en los países en desarrollo, donde los medios de vida de los agricultores siempre dependen de la agricultura”, explica.
Acercándose a la paradoja
Paudel tiene razón sobre la paradoja agrícola y alimentaria de su país de origen. Casi dos tercios de la población de Nepal se dedica a la producción agrícola, pero el país todavía tiene cifras sorprendentemente altas en términos de inseguridad alimentaria y deficiencia nutricional. Además, la difusión generalizada de prácticas agronómicas insostenibles, como el uso de maquinaria de labranza pesada, presenta consecuencias similares en el sur de Asia.
Si la investigación y los datos respaldan la afirmación de que la agricultura de conservación mejora sustancialmente los rendimientos de los cultivos, ¿por qué la adopción de estas prácticas es tan baja? Eso es exactamente lo que Paudel busca entender. “Quiero ayudar a mejorar la seguridad alimentaria del país”, explica. «Por eso me incorporé al sector agrícola».
Paudel se unió al CIMMYT en 2011 para trabajar con el Programa de Socioeconomía (SEP) y la Iniciativa para los Sistemas de Producción de Cereales en el Sur de Asia (CSISA, en inglés), brindando apoyo regional en Bangladesh, India y Nepal.
Su trabajo es diverso. Paudel va más allá de descubrir qué innovaciones tecnológicas aumentan el rendimiento y las ganancias en la producción, porque el éxito en las parcelas de investigación no siempre se traduce en éxito en los campos de los pequeños agricultores. Trabaja en estrecha colaboración con agricultores y responsables políticos, utilizando encuestas y herramientas analíticas de alta tecnología como el aprendizaje automático y la minería de datos para conocer lo que realmente sucede en las parcelas de los agricultores para impactar la productividad.
Gokul Paudel sostiene dos bolsas de trigo en el campo de un agricultor. (Foto: CIMMYT)
Un futuro en crecimiento para la agricultura de conservación
Durante las últimas dos décadas, el desarrollo de tecnologías agrícolas ambientalmente sostenibles y económicamente atractivas a través de la agricultura de conservación se ha convertido en un tema clave de la investigación agronómica en el sur de Asia.
“La agricultura de conservación se basa en tres principios: alteración mínima de la estructura del suelo, cultivo de cobertura y rotación de cultivos, especialmente con leguminosas”, explica Paudel.
Dejar el suelo intacto mediante la agricultura de labranza cero aumenta la infiltración del agua, retiene la humedad del suelo y ayuda a prevenir la erosión de la capa superficial del suelo. Es decir, la agricultura de labranza cero se ha identificado como una de las innovaciones más transformadoras en la agricultura de conservación, que muestra el potencial de mejorar la capacidad de las comunidades agrícolas para mitigar los desafíos del cambio climático y al mismo tiempo mejorar el rendimiento de los cultivos.
¿Puede la mecanización agrícola aliviar la escasez de mano de obra en el sur de Asia?
En el sur de Asia, comprender los contextos locales es fundamental para optimizar la mecanización agrícola. En los últimos años, muchos hombres han dejado sus trabajos agrícolas en busca de mejores oportunidades en los países del Golfo y este fenómeno reciente de emigración laboral ha dejado a las mujeres para asumir más tareas agrícolas.
“Las mujeres son responsables de cuidar la granja, el hogar y criar a sus hijos”, dice Paudel. “Dado que la emigración rural ha aumentado, se han visto agobiados por la responsabilidad adicional del trabajo agrícola y la escasez de mano de obra. Esto significa que los salarios de los trabajadores agrícolas están aumentando, lo que exacerba el costo de producción».
La introducción de maquinaria agrícola, como segadoras y mini trilladoras, puede aliviar la carga física y financiera de la escasez de mano de obra. “La mecanización agrícola con perspectiva de género no solo ahorraría tiempo y esfuerzos [a las mujeres], sino que también las empoderaría mediante la mejora de sus habilidades y la gestión agrícola”, dice Paudel. Sin embargo, explica, deben tomarse medidas para que las mujeres se sientan realmente cómodas adoptando estas tecnologías, que tradicionalmente se han mantenido en el dominio masculino.
Gokul Paudel registra la biomasa aérea total de maíz y otros atributos de rendimiento del maíz en el campo de un agricultor en Kanchunpur, Nepal. (Foto: Ashok Rai/CIMMYT)
De tecnología agrícola a alta tecnología
En este momento, en medio del confinamiento global debido al COVID-19, las actividades de campo de Paudel están muy restringidas. Sin embargo, está aprovechando la oportunidad de evaluar años de datos sobre las prácticas de producción de cultivos en las granjas en Bangladesh, India y Nepal.
«Estamos analizando este conjunto de datos utilizando enfoques novedosos, como el aprendizaje automático, para comprender qué impulsa la productividad en los campos de los agricultores y qué priorizar, para nuestros esfuerzos y para los agricultores», explica.
Aunque hay muchos aspectos diferentes de su trabajo, desde la recopilación y síntesis de datos hasta el análisis, la parte favorita del trabajo de Paudel es cuando su equipo encuentra la solución correcta y duradera para los problemas relacionados con la producción de los agricultores.
“Tiene un aspecto multidimensional, pero todas estas soluciones afectan directamente el sustento del agricultor. La productividad está directamente relacionada con su seguridad alimentaria, ingresos y medios de vida rurales”.
Un paisaje cambiante
A unos 160 km de donde vive ahora, los padres de Paudel todavía son dueños de la granja en la que creció, aunque ya no trabajan en ella. Están orgullosos de saber que su trabajo tiene un impacto directo en comunidades como la de ellos en todo el país.
“Cada día surgen nuevos problemas debido al cambio climático — problemas de sequía, inundaciones y brotes de enfermedades. Aunque no es una buena noticia, me motiva a continuar con el trabajo que estoy haciendo”, dice Paudel. “Lo más fascinante de trabajar en el CIMMYT es que tenemos un equipo de científicos multidisciplinarios que trabajan juntos con el objetivo común de intensificar de manera sostenible los sistemas agrícolas en el mundo en desarrollo”.