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Maíz palomero: sabor, patrimonio y cultura

Maíces palomeros del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: CIMMYT)
Maíces palomeros del Banco de Germoplasma del CIMMYT. (Foto: CIMMYT)

Naturales, con mantequilla, con caramelo, con chile o con algún novedoso y exótico sabor, las palomitas son un elemento indispensable de la cultura popular, particularmente a la hora de disfrutar una película. Tanto por su relevancia en el mercado global como por su influencia cultural, esta botana tiene su propio día: el 19 de enero, Día Internacional de las Palomitas de Maíz.

En el marco de esta conmemoración, es imprescindible destacar la historia, el valor y los desafíos del maíz palomero, una joya biocultural mexicana que ha dado al mundo una de sus botanas favoritas. Originario de México, el maíz palomero es más que un alimento; es una ventana a la tradición, la innovación y la preservación de los maíces nativos.

El maíz palomero, conocido por su capacidad de reventar y formar pequeñas “flores” comestibles, se encuentra principalmente en razas como Chapalote, Nal-Tel, Reventador, Palomero de Chihuahua, Palomero de Jalisco y el icónico Palomero Toluqueño.

El Palomero Toluqueño, cultivado en las tierras altas de México, está adaptado a condiciones agroecológicas únicas. Estudios recientes han identificado regiones en su material genético que le confieren ventajas adaptativas en altitudes elevadas. Estas adaptaciones son el resultado de siglos de selección por parte de agricultores locales, quienes han moldeado su genética para resistir climas extremos y mantener su calidad para la elaboración de palomitas.

Las razas nativas son poblaciones dinámicas, cada una con una identidad única moldeada por la interacción entre organismos vivos, factores ambientales, el manejo del cultivo, las semillas y las preferencias del consumidor. Estas razas son el resultado de la selección directa e indirecta de los agricultores, la selección natural en respuesta al medioambiente local y el intercambio a través de redes tradicionales de flujo de semillas. Por lo general, se cultivan en condiciones de bajo consumo y producen un rendimiento modesto pero estable.

El Palomero Toluqueño es una raza ancestral distribuida en las tierras altas de México, especialmente en el Valle de Toluca, a elevaciones de entre 2,100 y 2,900 metros sobre el nivel del mar. Aunque su cultivo actual es limitado, esta raza es considerada progenitora de las variedades modernas más productivas de las tierras altas. Como tal, es un valioso sistema de estudio para comprender la adaptación local y cómo estas características se adquieren al cultivarse en condiciones específicas.

A pesar de su relevancia cultural y biológica, la producción de maíz palomero ha disminuido dramáticamente. Entre los factores que amenazan su cultivo se encuentran la falta de acceso a semillas de calidad, la baja rentabilidad y la competencia con variedades comerciales más productivas, pero menos adaptadas a las condiciones locales.

La rica diversidad de las razas nativas mexicanas está estrechamente ligada a su adaptación local. Sin embargo, esta especialización también las hace vulnerables al cambio climático. Estudios realizados por investigadores del CIMMYT identifican al Palomero Toluqueño como una de las razas más vulnerables. A pesar de ello, los resultados ofrecen un “optimismo cauteloso”, indicando que las variedades de tierras altas podrían mantener niveles productivos frente al cambio climático.

En contraste con su cultivo limitado, el mercado global de las palomitas está en auge. Según Mordor Intelligence, se espera que este mercado crezca a una tasa anual compuesta del 6.1% entre 2023 y 2028, impulsado por la demanda de alimentos saludables y listos para consumir. Este panorama representa una oportunidad para reposicionar al maíz palomero mexicano como un producto valorado por su sabor, calidad y tradición.

Ante este panorama, es crucial desarrollar iniciativas que vinculen a pequeños productores con mercados especializados, donde se reconozca la calidad y el origen del maíz palomero mexicano. La colaboración con la industria gastronómica y de snacks gourmet podría abrir nuevas oportunidades comerciales, permitiendo a los agricultores obtener precios justos y competitivos.

Además, el CIMMYT desempeña un papel clave en la conservación y el desarrollo del maíz palomero. Su banco de germoplasma, el más grande del mundo para maíz, asegura la preservación de razas como el Palomero Toluqueño para las generaciones futuras. A través de tecnologías innovadoras como la agricultura de conservación, el CIMMYT también promueve prácticas sustentables que fortalecen esta tradición agrícola.

El maíz palomero no solo representa una herencia biocultural invaluable, sino también una oportunidad para que México recupere su posición en un mercado global en crecimiento, mientras preserva sus raíces y fortalece a las comunidades agrícolas que han mantenido viva esta tradición durante siglos.

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Maíz palomero: una flor en cada grano

Las palomitas de maíz son un elemento destacado en la cultura popular, particularmente asociado a espectáculos de entretenimiento. (Imagen: OpenAI)
Las palomitas de maíz son un elemento destacado en la cultura popular, particularmente asociado a espectáculos de entretenimiento. (Imagen: OpenAI)

Cotufas, crispetas, canguil, pipocas, rosetas, poporopos. Estas son solo algunas de las formas en que, en Latinoamérica, se les llama a las palomitas de maíz. El maíz reventado por efecto del calor es una aportación culinaria de México al mundo que hoy se traduce en un mercado global que, de acuerdo con el análisis 2023 de The Business Research Company, alcanzó los 11.62 mil millones de dólares en 2022 y se espera que alcance los 16.64 millones de dólares en 2027.

El maíz palomero, caracterizado por sus granos de gran dureza y altamente compactos que albergan almidón y agua en su interior, se destaca como una variedad con la capacidad única de reventar —por lo que también se le conoce como “maíz reventador”— y producir palomitas de maíz. De todas las razas de maíz, solo siete tienen esta capacidad: Palomero Toluqueño, Chapalote, Nal-Tel, Reventador, Palomero de Chihuahua, Palomero de Jalisco y Arrocillo.

Testimonios del siglo XVI revelan que el Palomero Toluqueño desempeñó un papel esencial en la preparación de alimentos en la antigua Mesoamérica. Grupos como los mexicas, matlatzincas, otomíes, tlahuicas y mazahuas, así como aquellos en regiones más alejadas, como Jalisco y Chihuahua, utilizaban esta raza y sus variedades como base alimentaria.

Descubrimientos arqueológicos en Teotihuacán demuestran que una de las formas más comunes de producir palomitas era sometiendo al fuego las mazorcas enteras para que los granos reventaran formando racimos de «flores blancas» que eran destinadas no solo a la alimentación, sino también a la manufactura de collares, guirnaldas y otros adornos rituales.

Los maíces palomeros se catalogan entre los más antiguos, remontándose a las primeras formas de consumo de maíz, donde los granos eran reventados al calor del fuego —la temperatura de reventado se sitúa alrededor de 177 °C—. Así, las palomitas están íntimamente ligadas a la historia alimentaria mexicana, pero algunas de las variedades nativas que revientan se encuentran en grave peligro de extinción por diversos factores.

De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, la producción de maíz palomero en México pasó de un poco más de 42 mil toneladas en 1980, a tan solo 596 toneladas en 2019, siendo Tamaulipas el único estado productor registrado en el Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP); mientras que el Estado de México, una de las cunas del maíz reventador, tan solo contabilizaba una veintena de agricultores sembrando Palomero Toluqueño hacia 2016.

El alarmante panorama del maíz palomero hizo que organizaciones como Fundación Tortilla se movilizaran para incentivar su cultivo en diversas zonas de Toluca. Desafortunadamente, uno de los factores que limitaba su producción era la falta de semilla, por lo que se recurrió al banco de germoplasma de CIMMYT, centro de investigación científica internacional que resguarda en dicho espacio la colección de maíz más grande e importante del mundo.

Además de esta iniciativa, CIMMYT ha colaborado con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para buscar vías que le permitan a México incrementar su producción de maíz palomero así como preservar su diversidad genética. Recientemente, ICAMEX y CIMMYT firmaron un convenio de colaboración, marco del proyecto Regeneración de Accesiones de Maíces de los Valles Altos, el cual contribuirá al conocimiento, uso adecuado y preservación de maíces como el Palomero Toluqueño, originario de dicha región.

Así, en el marco del Día Mundial de las Palomitas de Maíz (19 de enero), es importante destacar que estas adicionalmente brindan diversos beneficios a la salud —cuando su preparación no tiene exceso de grasa, sal o azúcar—: el contenido elevado de polifenoles de las palomitas actúa como antioxidante, previniendo el daño celular y contribuyendo a combatir enfermedades cardiovasculares y cáncer. Además, las palomitas son ricas en fibra, vitaminas del complejo B, vitamina E, minerales y proteínas, con propiedades para reducir el colesterol y controlar la diabetes.