Captura de datos agrónomicos en la plataforma e-agrology. (Foto: CIMMYT)
Captura de datos agrónomicos en la plataforma e-agrology. (Foto: CIMMYT)
Recientemente la noticia sobre cómo la inteligencia artificial (IA) permitiría detectar el cáncer hasta cinco años antes de su aparición sorprendió a la opinión pública. No obstante, noticias como esta, que parecen surgidas de la ciencia ficción, están siendo cada vez más comunes, poniendo de relieve que los datos marcan el nuevo ritmo de los procesos sociales, desde el aprendizaje sobre el funcionamiento de las redes neuronales, hasta la optimización de los recursos en las cadenas agroalimentarias.
“La revolución de los datos ha logrado profundas transformaciones. Sin embargo, esta revolución todavía está lejos de la población y es poco inmersiva”, señala un grupo de investigadores de las Naciones Unidas, la University College London, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y otras instituciones.
No obstante su estado actual, “podemos argumentar que la IA es lo suficientemente madura como para abordar el desafío del desarrollo sostenible”, sostienen los investigadores: “Se ha demostrado que los datos y la IA actúan como catalizadores y facilitadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), no solo para medir sus objetivos e indicadores, sino que también son las mejores herramientas para hacer frente a las emergencias”.
Aunque todavía hay datos escasos para abordar todos los ODS y sus objetivos e indicadores, los investigadores consideran que es necesario impulsar una gobernanza a múltiples escalas, lo que “implica pensar en organizaciones y lugares como parte de sistemas complejos donde interactúan entre sí dando lugar a acciones colectivas”.
“La colaboración y la coordinación deben ser el terreno de la gobernanza, siempre impulsadas por los sistemas de IA y datos. Estas plataformas necesitan introducir elementos más disruptivos basados en la innovación organizativa y tecnológica”, señala el estudio Gobernanza multiescala y datos para el desarrollo sostenible, en donde los investigadores abordan el futuro de la gobernanza digital y su importante papel en el logro de los ODS. Te invitamos a leerlo completo:
Pantalla de inicio de la plataforma e-Agrology. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Pantalla de inicio de la plataforma e-Agrology. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Con la participación de 40 investigadores provenientes de Ecuador, Venezuela, Colombia, Perú, México, Argentina y Brasil, tuvo lugar recientemente el Taller en línea: uso del sistema e-Agrology en el marco del proyecto Tech-Maíz implementado por la Red Latinoamericana de Maíz en estrecha colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).
La agenda de dos horas de trabajo contó con la orientación de Daniel Núñez, coordinador de sistemas de información del programa de Sistemas Agroalimentarios del CIMMYT, e incluyó conocer a detalle la conceptualización teórica del sistema de captura e-Agrology, así como navegar por los módulos del sistema que van desde el registro de áreas de cultivo, pasando por el registro de los productores hasta llegar a la poscosecha. Esto sin perder de vista el minucioso proceso del tratamiento de la información y la aplicación Agrotutor, que pone justo al alcance de la mano y en el teléfono celular la posibilidad real de aprovechar cada dato de la parcela y del ciclo productivo.
“El principal objetivo de conocer esta valiosa herramienta es hacer que investigadores y técnicos se familiaricen con ella, aprecien sus bondades y motivarlos a que exploren la replicabilidad de experiencias de uso como la que existe en México, para incluir e-Agrology en sus propuestas de proyectos, gestionen la financiación y replicarlos en sus respectivos países”, señaló José Luis Zambrano, coordinador de la Red Iberoamericana de CYTED Tech-Maíz e investigador principal, responsable del Programa de Maíz de la estación Experimental Santa Catalina del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), en Ecuador.
“A pesar de las limitantes de conectividad en zonas rurales, el escaso conocimiento en tecnologías digitales y la poca cultura del dato que hay en el sector agrícola, experiencias como la de México donde más de 42 mil sitios de codesarrollo de innovaciones están georreferenciados, demuestran que propiciar un cambio es posible y que el campo está dispuesto a recibir la innovación digital, adoptarla y adaptarla en la medida en que genere beneficios en los ingresos y la sustentabilidad”, resaltó Daniel Núñez del CIMMYT,
Núñez comenta que actualmente se desarrolla una versión actualizada de la aplicación Agrotutor, aplicación diseñada para productores agrícolas que provee datos comparativos geo-localizados a la ubicación de un cultivo, como rendimiento potencial, costos históricos, recomendaciones agrícolas y predicciones climáticas y precios de comercialización.
Por su parte, Alicia Medina, investigadora del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) de Perú —y participante en este taller—, considera que pese a las mencionadas limitaciones “este tipo de herramientas es muy relevante para sensibilizar a los agricultores sobre la importancia de llevar un registro de datos y de las experiencias de sus cultivos, que les permita obtener mejores beneficios económicos. Además, nos facilitaría incursionar en este tema con jóvenes rurales, quienes ayudarían en un proceso de difusión. De hecho, el Centro Internacional de la Papa (CIP) ya inició con los primeros pasos para hacer que esta herramienta esté disponible para Perú”, señaló entusiasta.
Ciudad de México.- Para el año 2030 será necesario poner fin al hambre y asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente; poner fin a todas las formas de malnutrición; duplicar la productividad agrícola y los ingresos de los productores de pequeña escala; asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático y mejoren progresivamente la calidad del suelo y la tierra.
La anterior es una síntesis de la metas del Objetivo 2: Hambre Cero, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el cual fue el punto de partida del Foro Kellogg por la seguridad alimentaria dedicado a la Innovación y Tendencias en favor de la Seguridad Alimentaria que se desarrolló con motivo del Día Mundial de la Alimentación.
El foro contó con la participación de Roberto Vázquez, director de Asuntos Corporativos de Kellogg para América Latina; Jelle Van Loon, representante del Centro International de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) para América Latina; y Marco Antonio Herrera Oropeza, director de Planeación Agrícola de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, quienes coincidieron en que en la lucha para la erradicación del hambrey la malnutrición es necesario unir y coordinar esfuerzos entre gobierno, iniciativa privada, academia y centros de investigación.
“El que impulsamos con el CIMMYT es un proyecto de muy alto valor en términos de los resultados tangibles que arroja: nuestro propósito es apoyar a un millón de productores en México y avanzar en un esquema que genere un mayor entorno de bienestar para los agricultores. El programa se llama Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, se desarrolla en diversos puntos del norte del país y de El Bajío. Actualmente está beneficiando a unos 400 agricultores quienes están implementando prácticas de Agricultura Sustentable en más de 6,000 hectáreas de tierra”, comentó Roberto Vázquez
El representante de Kellogg agregó que “al cultivar ese grano de la más alta calidad, que es producto nacional para consumo nacional, se está logrando producir más grano con menos agua, un uso idóneo de los productos para tratamiento de semillas y control de plagas y malezas, y se ha logrado disminuir en un 23% la emisión de CO2 a la atmósfera”. Estas acciones directamente en el campo se suman a otros esfuerzos de la organización con bancos de alimentos y la apuesta por empaques reutilizables, reciclables y compostables, a fin de evitar el desperdicio de alimentos y para brindar alimentos nutritivos y de calidad a la sociedad.
Jelle Van Loon agregó que “esos 400 productores del proyecto con Kellogg lograron, a partir de las prácticas sustentables, tener una rentabilidad del 36%. Se espera que, en la segunda etapa del proyecto que inició este año, se siga por ese camino para impactar en mil familias de productores y cubrir más de 20 mil hectáreas donde se producirán más de 190 toneladas de maíz amarillo de forma sustentable”. Esta producción, dijo, contribuye a que México avance en lograr la seguridad y la autosuficiencia alimentaria.
Van Loon también comentó que el CIMMYT trabaja con la Secretaría de Agricultura en Cultivos para México, iniciativa que articula esfuerzos de los sectores público, privado, social y académico. El trabajo colaborativo que impulsa el CIMMYT, señaló, impacta en 10 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y agregó que el Banco de Germoplasma que custodia de CIMMYT, el Atlas Molecular del Maíz, las variedades de maíz de alto valor nutricional, así como las tecnologías poscosecha, la mecanización inteligente, la diversificación de cultivos y sobre todo el acompañamiento técnico, son algunas de contribuciones más notables del centro y sus colaboradores para la seguridad alimentaria de la sociedad mexicana.
En ese sentido, Marco Antonio Herrera Oropeza enfatizó en la importancia de la colaboración entre sectores para lograr la seguridad y la autosuficiencia alimentaria de México. Expuso la diversidad de programas e iniciativas que la Secretaría de Agricultura impulsa y el énfasis que se está dando a los sectores más vulnerables de la población, por lo que los cultivos básicos, como el maíz, dijo, son de particular interés para las políticas y programas públicos, los cuales se han fortalecido con las contribuciones de la ciencia desarrollada en México.
“Muchos de los sistemas en los que nos estamos apoyando han sido desarrollados por instituciones de investigación como el CIMMYT. La Agricultura de Conservación, la certificación y desarrollo de semillas resilientes al cambio climático, promover y sensibilizar a los agricultores sobre la necesidad de implementar una agricultura más sostenible”, mencionó, son contribuciones de gran valor para apoyar a todas las instituciones que buscan garantizar la disponibilidad de alimentos sanos, nutritivos e inocuos para todos los mexicanos.
Oaxaca.- De acuerdo con el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la actividad agrícola, ganadera y la gestión del sistema alimenticio actual generan el 23% de los gases de efecto invernadero que propician el calentamiento global y contribuyen al cambio climático. Esta cifra ha hecho que a nivel global la transformación de este sector hacia sistemas más sostenibles se tenga como una acción prioritaria para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia ambiental.
Además del impacto ambiental, la relación entre agricultura y ganadería en términos de productividad y rentabilidad no siempre es la más adecuada: el sobrepastoreo propicia la compactación del suelo —y esto afecta sus funciones y el desarrollo de las plantas—, la alimentación del ganado no permite conservar el rastrojo como cobertura del suelo —dificultando la implementación de prácticas sustentables para incrementar la cantidad de materia orgánica y mejorar las propiedades del suelo—, etcétera.
Aunque da la impresión de que combinar agricultura y ganadería no es lo más conveniente, esto no es necesariamente así. De hecho, es posible crear sinergias muy positivas entre ganadería y agricultura, específicamente si se trata de Agricultura de Conservación.
El Hub Pacífico Sur, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) documentó recientemente el sistema de producción agrícola-ganadero en la región Mixteca de Oaxaca y nos comparte una fotogalería que da cuenta de cómo se pueden aprovechar las sinergias entre los recursos naturales y la agrobiodiversidad.
En Villa de Chilapa de Díaz, por ejemplo, la preparación de los terrenos sería muy complicada si no fuera por el uso adecuado de los animales de tiro. Allí mismo, el pastoreo controlado permite aprovechar las excretas del ganado para abonar la tierra.
En San Mateo Etlatongo, perteneciente al municipio de Nochixtlán, la producción de ovinos como actividad complementaria a las actividades agrícolas ha sido fundamental para la generación de ingresos para las familias productoras, particularmente aquellas encabezadas por mujeres.
En otras comunidades de la Mixteca el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y sus colaboradores han trabajado para ampliar el menú de forrajes con intención de brindarle a los animales alimentos más adecuados y nutritivos, permitiendo a la vez aprovechar los rastrojos como cobertura del suelo y, en otros casos, siendo los cultivos forrajeros la misma cobertura del suelo después de la cosecha del maíz o bien, estableciendo mezclas de forrajes intercaladas con maíz y sin disminuir la superficie de este que es el cultivo principal en la región.
Canola, ebo, avena, triticale, cebada, sorgo, leguminosas y otros cultivos figuran en este menú extendido de forrajes que, además de alimentar al ganado, brindan otros beneficios a los suelos.Esperamos que esta fotogalería les resulte ilustrativa:
Un agricultor apoyado por MasAgro en México sostiene una selección de variedades de maíz. (Foto: CIMMYT)
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) está contribuyendo a que la agricultura de México sea más productiva, sostenible y resiliente, según un nuevo informe de The Economist Intelligence Unit y la Fundación Barilla.
El estudio se centra en la pérdida y el desperdicio de alimentos, la agricultura sostenible y los desafíos nutricionales para evaluar qué tan sostenibles y resilientes son los sistemas alimentarios de las 20 economías más grandes y avanzadas del mundo, que podrían liderar el camino para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030.
Los autores analizan las complejidades entre los sistemas alimentarios nacionales y el progreso hacia los ODS como una cuestión transversal: «El reto para los sectores agrícolas de los países del G20 es hacer más eficientes sus procesos de producción de manera que cultiven suficientes alimentos para sus poblaciones y sus exportadores, pero haciéndolo de una manera que se desvincule del uso de recursos, repare el daño que ya se ha hecho al planeta, ayude a elevar los estándares nutricionales y, tras la pandemia, reconstruya nuestra resiliencia ante la aparición de enfermedades.”
En este contexto, los sistemas de datos del proyecto MasAgro del CIMMYT se identifican como una innovación o mejor práctica que ayuda a reducir la huella de carbono de la agricultura en México. A través de MasAgro, el CIMMYT monitorea a más de 150 mil agricultores y más de 500 variables del ciclo de cultivo por parcela agrícola.
«Los agricultores pueden acceder al análisis de los datos a través de una app que les proporciona una serie de información para ayudarles a mejorar la productividad, utilizar prácticas más sostenibles y acceder a los mercados», señala el informe.
Mujeres agricultoras de México asisten a un día de campo de MasAgro. (Foto: CIMMYT)
Los autores concluyen que los líderes del G20 todavía tienen una estrecha oportunidad de adoptar un enfoque sistémico para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, mitigar el impacto de la producción de alimentos en el medio ambiente y aumentar el contenido nutricional de las dietas mundiales para alcanzar los ODS en 2030.
Sin embargo, las respuestas políticas necesarias para desencadenar un cambio transformador en los sistemas alimentarios mundiales requieren voluntad política y liderazgo. «Involucrar a las diferentes partes interesadas en la mejora de la sostenibilidad de la agricultura es clave, según Bram Govaerts, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)», se lee en el informe.
No solo es el punto de origen del maíz –uno de los cultivos principales del CIMMYT– sino que también inspiró el establecimiento de su sede que ha servido como la matriz del instituto desde su creación en 1966.
La investigación de mejoramiento de cultivos del CIMMYT comienza con su banco de germoplasma, un notable catálogo vivo de diversidad genética que comprende más de 28,000 colecciones de semillas únicas de maíz y más de 150,000 de trigo. El banco de germoplasma se estableció en la sede del CIMMYT en 1986 y, hasta la fecha, es la colección de maíz y trigo más grande y diversa del mundo. De manera precisa, cada año, más de 1,500 envíos de semillas de maíz y trigo salen de México para llegar a 800 receptores en más de 100 países.
De una forma u otra, el maíz y el trigo del mundo tienen un vínculo con México: ya sea a través de pruebas de resistencia a plagas en las estaciones experimentales de Agua Fría o Tlaltizapán, o de ensayos de trigo resistentes al calor en los campos tórridos de Obregón. Los diversos ecosistemas del país que permitieron el mejoramiento alternado de Norman Borlaug en la década de 1940 siguen siendo fundamentales para el trabajo actual de los investigadores para desarrollar cultivos innovadores y sistemas agrícolas sustentables en todo el mundo.
Un trabajador de campo empacando mazorcas de maíz en la estación experimental de Agua Fría del CIMMYT. (Foto: Alfonso Cortés/CIMMYT)
El CIMMYT ha estado trabajando mano a mano con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México (SADER) en MasAgro, un proyecto que promueve la producción sustentable de maíz y trigo en México.
En la siguiente conversación, Martin Kropff, Director General del CIMMYT, y Bram Govaerts, Representante del CIMMYT para las Américas y Director del Programa de Desarrollo Estratégico, exploran temas como la seguridad alimentaria y la agricultura de México, mientras que el COVID-19 interrumpe el statu quo de la nación.
¿La pandemia del COVID-19 ha expuesto vulnerabilidades en la seguridad alimentaria mexicana?
Kropff: Aunque México produce muchos alimentos –de hecho, actualmente ocupa el puesto 11 en la producción de alimentos a nivel mundial– todavía importa alimentos de otros países, particularmente alimentos básicos como el maíz, el trigo y el arroz de los EE. UU. La pandemia actual plantea una amenaza para el comercio abierto y México también podría verse afectado por las restricciones comerciales que imponen otros países para proteger a su gente y a los mercados internos de la escasez de alimentos.
Govaerts: Al mismo tiempo, la pandemia está reduciendo las actividades económicas en todas partes a niveles mínimos. Esto representa una amenaza para la producción de alimentos dado que los agricultores y trabajadores agrícolas en México, y la mayor parte del hemisferio norte, están a punto de comenzar la temporada de cultivo de primavera/verano. Los campos de México deben estar preparados para la siembra y los agricultores necesitan seguridad, ya que corren riesgos invirtiendo hoy para una cosecha que llegará dentro de varios meses.
¿Cómo está ayudando el CIMMYT a reducir estas vulnerabilidades?
Govaerts: El CIMMYT está trabajando con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México (SADER) y el sector privado y social para abordar estas amenazas.
Kropff: De hecho, vemos que México ya está respondiendo a un llamado a la acción dirigido a líderes mundiales respaldado por el CIMMYT, el cual se publicó en el sitio web de la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo (FOLU, en inglés). Este llamado a la acción insta a los países a implementar tres medidas clave para evitar una crisis alimentaria mundial que podría aumentar la cantidad de personas que padecen hambre crónica en millones: mantener el flujo de alimentos en todo el mundo; escalar el apoyo a los más vulnerables; e invertir en sistemas alimentarios sustentables y resilientes.
Recolección de semillas durante la cosecha en la estación experimental del CIMMYT ubicada en Ciudad Obregón, Sonora. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)
¿Cuál es el papel de la colaboración del CIMMYT con los organismos del gobierno mexicano en este proceso?
Govaerts: En los campos hay potencial para responder y evitar que la crisis de salud de hoy se convierta en la crisis alimentaria de mañana. El CIMMYT está trabajando con la SADER y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) para contribuir a un suministro estable de granos básicos cultivados de manera sustentable en México, ofreciendo asesoramiento técnico a los más de 300,000 agricultores que participan en MasAgro, el proyecto de colaboración bilateral del CIMMYT con México para la producción sustentable de maíz y trigo.
Actualmente, los técnicos y agentes de extensión de MasAgro están trabajando con pequeños agricultores en el centro y sur del país para preparar los suelos para la siembra, asesorándolos sobre densidades de siembra óptimas y el uso de variedades mejoradas de alto rendimiento, manejo agroecológico de plagas, fertilización, riego, entre otras actividades que son esenciales para comenzar el ciclo de producción de cultivos a tiempo.
México y el CIMMYT también están trabajando con el sector agroalimentario para desarrollar las capacidades de los agricultores para aumentar la producción de granos de manera sustentable y vender el excedente a las empresas agroalimentarias locales y multinacionales que operan en México. Esto forma parte de planes nacionales más amplios llamados Maíz para México y Trigo para México.
Kropff: Estos planes están bastante alineados con el llamado a los gobiernos para que trabajen con el sector filantrópico y privado con el objetivo de fortalecer y ampliar los programas de alimentos específicos al vincularlos con alimentos que promueven la salud y la producción sustentable. Actualmente, trabajamos con Nestlé, Kellogg, Grupo Bimbo y la Fundación Walmart, entre otros, para crear una demanda en el mercado por agricultura sustentable a favor de los pequeños agricultores. A esto lo llamamos abastecimiento sustentable.
¿Cómo podemos fortalecer a México como un país de actividades de diseño e investigación agrícola?
Kropff: El CIMMYT ha sido fundamental para la formulación de políticas públicas en México y se ha posicionado como uno de los socios más confiables del país en los últimos 10 años.
Govaerts: Exactamente, y los números hablan por sí mismos. Como resultado de la cooperación con más de 150 colaboradores del sector público, privado y social, MasAgro ha tenido un impacto positivo en la vida de más de 300 mil agricultores que han adoptado agricultura de conservación, semillas mejoradas y tecnologías agrícolas sustentables en más de 1 millón de hectáreas en todo México.
Kropff: Sería estupendo que México siguiera invirtiendo en proyectos de desarrollo integrado como MasAgro y ampliara las prácticas y tecnologías agrícolas sustentables con enfoques innovadores, como el abastecimiento local responsable, el cual mencioné anteriormente, mientras promueve la réplica y adaptación del modelo MasAgro en otros países.
La familia Rodríguez, agricultores de milpa, en Cristóbal Colón, Campeche. (Foto: Peter Lowe/CIMMYT)
¿Cómo podemos fortalecer el acceso de los agricultores a mejores cultivos y técnicas agrícolas?
Kropff: Es imprescindible que el CIMMYT mejore las oportunidades económicas de los agricultores. Esto no puede hacerse sin ingredientes esenciales como el acceso a los mercados, el desarrollo de capacidades, la tecnología y los insumos como semillas y fertilizantes. Y lo más importante, los mejores cultivos y las tecnologías agrícolas no valen nada sin la aceptación y la confianza de los sistemas nacionales de investigación agrícola.
Govaerts: Esto es el núcleo de lo que hacemos junto con los productores de maíz en México en MasAgro. El CIMMYT desarrolla híbridos de maíz con tecnologías convencionales no transgénicas y mejora las semillas de maíces nativos en proyectos de colaboración con agricultores. Posteriormente, esta semilla mejorada de maíz se prueba en colaboración con el sector local de semillas que, a su vez, comercializa los materiales mejor adaptados a las regiones de cultivo de México. Estas compañías de semillas son pequeñas y medianas empresas que generan desarrollo económico en el centro y sur del país.
Kropff: Del mismo modo, en un proyecto que comenzó en 2019 en África oriental y meridional, llegamos a los agricultores en Malawi, y pronto en Ruanda y Tanzania, con nuestras semillas mejoradas a través de pequeñas compañías de semillas que desempeñan el papel clave de ‘conectores’ en los complejos y complicados mercados que a menudo son ignorados por las grandes compañías de semillas. Después, los investigadores del CIMMYT realizan ensayos de variedades y realizan un seguimiento de las ganancias genéticas en los campos de los agricultores y comparten los hallazgos con la comunidad agrícola en general.
¿Qué cambios podemos esperar en la gestión de la cadena de suministro de alimentos de la nación después del COVID-19?
Kropff: Todas las crisis traen consigo desafíos y oportunidades. Creo que México podría aprovechar esta oportunidad para hacer que sus cadenas de suministro y valor sean más integradas, resilientes y flexibles.
Govaerts: México puede convertirse en el líder de la innovación que integra conocimiento tradicional y científico.
¿Qué papel quiere jugar el CIMMYT en el futuro?
Kropff: Veo que el CIMMYT trabaja aún más cerca de las comunidades agrícolas, pero especialmente a lo largo de toda la cadena de valor con ciencia y datos para mejorar la toma de decisiones.
Govaerts: El CIMMYT puede ser un catalizador de programas integrados. Queremos seguir descubriendo y ayudando a implementar nuevas soluciones para los pobres que padecen inseguridad alimentaria en el mundo y trabajar para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), ha sido considerado un caso de éxito por ofrecer incentivos para la innovación. Así lo indica el reporte Contando con el mundo para actuar (https://countingontheworld.sdsntrends.org), de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible —una iniciativa global de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— y de la Red Temática de Investigación sobre Datos y Estadísticas (TReNDS, por sus siglas en inglés).
El reporte busca ofrecer a los Gobiernos del mundo y sus colaboradores un plan de acción que contribuya a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a nivel global en 2030. Este documento estratégico está por presentarse en el marco del 74 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, que concluirá el 30 de septiembre en Nueva York, Estados Unidos.
En este contexto, MasAgro es considerado un caso de éxito por usar tecnologías de vanguardia para hacer que la agricultura sea una actividad sustentable en México y —más recientemente— en otros países de Latinoamérica, como Colombia y Guatemala, donde se realizan importantes acciones (en alianza con diversos actores estratégicos del sector agroalimentario de esos países) para compartir el modelo y la metodología del programa.
De forma específica, MasAgro recibió este reconocimiento por desarrollar la Bitácora Electrónica MasAgro (BEM), una libreta de campo digital que permite a los técnicos registrar información específica sobre las parcelas y prácticas de los productores que participan en el programa. La bitácora facilita el análisis de datos para ofrecer a los productores recomendaciones que incrementen su eficiencia y productividad de manera sustentable, así como cuidar los recursos de los que depende su actividad, como el suelo y el agua.
“Como parte de la revolución informática, las eficiencias se consiguen con enfoques tecnológicos más accesibles, como usar información generada por los ciudadanos y los teléfonos inteligentes para acelerar los enfoques basados en encuestas”, señala el reporte para introducir el caso de éxito de MasAgro.
“Otra de las tecnologías que fue reconocida por la comisión que elaboró el reporte fue la aplicación AgroTutor, desarrollada en el CIMMYT para teléfonos celulares. Esta aplicación nos permite ofrecer recomendaciones agronómicas aún más puntuales y específicas a los productores”, comentó el doctor Bram Govaerts, representante regional para las Américas y director del Programa de Desarrollo Estratégico del CIMMYT.
En los últimos años, las comunidades de investigación y desarrollo han considerado que el «escalamiento» es una prioridad para ayudar a contribuir y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). En escalas más pequeñas, se ha tenido un gran éxito en la reducción del hambre y la pobreza, pero rara vez se ha expandido a niveles regionales o nacionales.
El jefe de escalamiento del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Lennart Woltering, en colaboración con sus colegas Kate Fehlenberg y Bruno Gerard, los expertos en desarrollo internacional Jan Ubels de SNV y Larry Cooley de Management Systems International, han estudiado el proceso de escalar para comprender por qué los proyectos piloto exitosos no son garantía de éxito a escala.
En un nuevo artículo publicado en Agricultural Systems, argumentan que los proyectos piloto generalmente se configuran y administran en entornos altamente controlados que no reflejan la realidad a escala. Además, la confusión sobre lo que el escalamiento significa y cómo puede ejecutarse, a menudo da como resultado un enfoque limitado en alcanzar únicamente los números.
«Contar la adopción de una práctica por parte de los hogares al final de un proyecto es una métrica deficiente de si estas personas pueden y podrán sostener la adopción una vez que finalice el proyecto, y mucho menos si la adopción llegará a otros y si en realidad contribuye a mejorar los medios de vida», afirma Woltering.
Según Woltering, «Este estudio es un llamado a una nueva narrativa de escalamiento, desde una que sea a corto plazo y poco sistemática, a una que reconozca la naturaleza sistémica de los problemas y las soluciones para lograr un cambio sostenible a escala». Esto requiere un cambio en la mentalidad, habilidades y formas de colaboración de lo que actualmente consideramos normal.
Los autores presentan una serie de marcos que ayudan a evaluar la escalabilidad de las innovaciones y el diseño de estrategias de escalamiento desde el inicio de los proyectos y cómo pensar sistemáticamente a través de los elementos clave necesarios para el éxito del escalamiento. Esto incluye el Panorama de Escalamiento del CIMMYT. Alcanzar los ODS requiere que las intervenciones de escalamiento sean vistas como bloques de construcción dentro de un sistema de otras iniciativas con los mismos objetivos.
Expertos recomiendan un enfoque colaborativo basado en “alianzas entre diversos actores para la obtención de datos” con el fin de crear sistemas estadísticos modernos que proporcionen a los formuladores de políticas información basada en hechos que pueda aplicarse para lograr los ODS.
Por: Divulgación-CIMMYT.
Septiembre de 2017.
Según la Red Temática de Investigación sobre Datos y Estadísticas (TReNDS) de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN), órgano consultivo del secretario general de las Naciones Unidas, y un grupo independiente de expertos internacionales en el campo de los datos, los sistemas modernos de datos son esenciales para monitorear, administrar y planear las acciones que toman los gobiernos con el fin de lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030. Sin embargo, los funcionarios gubernamentales y los formuladores de políticas en todo el mundo están abrumados por la dificultad de encontrar datos confiables que puedan utilizar en la planeación, la toma de decisiones y el diseño de programas para el desarrollo sustentable.
Un estudio realizado por miembros de TReNDS de la SDSN, que fue publicado durante la Conferencia Internacional sobre Desarrollo Sostenible (ICSD), sugiere que para superar este obstáculo, las empresas privadas y las instituciones de educación superior, así como las organizaciones internacionales no gubernamentales, deben ayudar a los gobiernos a reunir, curar, producir, analizar y diseminar información para planear, implementar y evaluar los ODS.
El informe titulado Counting on the World: Building Modern Data Systems for Sustainable Development, al cual el CIMMYT contribuyó como miembro del panel de TReNDS, recomienda un enfoque colaborativo basado en “alianzas entre diversos actores para la obtención de datos” con el fin de crear sistemas estadísticos modernos que proporcionen a los formuladores de políticas información basada en hechos que pueda aplicarse para lograr los ODS. Cabe mencionar que el CIMMYT realiza trabajos de investigación y capacitación con colaboradores multi y bilaterales en los diversos ODS como: erradicar la pobreza, erradicar el hambre, buena salud y bienestar, igualdad de género, agua potable y servicios sanitarios, trabajo digno y crecimiento económico, consumo y producción responsable, acción climática, vida en la tierra y alianzas para lograr los objetivos.
En el documento se mencionan los tipos de datos que se necesitan para planear el desarrollo sostenible y ofrece un plan para construir “sistemas de datos del siglo 21 para monitorear y lograr los ODS”. La idea es que estos sistemas modernos ayuden a los gobiernos a prepararse y responder a diferentes tipos de crisis, acceder en tiempo real a información que les permita tomar acciones administrativas eficaces, mantener un registro de los avances y ajustar el camino para lograr los ODS. Los resultados del estudio indican que los programas públicos serán eficaces gracias al establecimiento de procesos de toma de decisiones informados y asistidos por datos desagregados y georreferenciados de alta calidad.
Aunque los expertos reconocen que son pocos los países que cuentan con estos recursos, los gobiernos deberían hacer un esfuerzo por limpiar, estandarizar y digitalizar los datos históricos a fin de establecer las bases para monitorear los avances. El siguiente paso sería que los países implementen estrategias nacionales para generar estadísticas (NSDS) que produzcan “datos administrativos” robustos que son esenciales en los procesos de toma de decisiones informadas que asignen de manera eficaz los recursos disponibles a las áreas de desarrollo prioritarias. Posteriormente, el sistema de datos se completaría con pronósticos, modelos científicos y predicciones que ayuden a las autoridades a mitigar, administrar o evitar los riesgos.
Además, el informe recomienda a los gobiernos nombrar a un coordinador de datos (CDO), cuya función sería seleccionar y clasificar los datos recolectados por diferentes métodos y recuperados de otras fuentes de información. El CDO también sería responsable de establecer alianzas apropiadas con productores y usuarios de datos como las oficinas nacionales de estadísticas (NSO), los departamentos gubernamentales, las organizaciones internacionales, los donadores bilaterales, las universidades, las compañías y la sociedad civil, con el propósito de monitorear colectivamente el desarrollo sostenible.
Para superar los factores limitantes, este nuevo estudio identifica también cuatro líneas de acción para que los gobiernos empiecen a crear sistemas de datos modernos. En lo que respecta a la administración pública, se deben tomar acciones destinadas a cambiar la función de las NSO de productoras a coordinadoras de datos. En consulta con el CDO, las NSO, una vez reformadas, tendrán que elaborar estándares, metodologías y procedimientos para producir estadísticas oficiales y datos confiables y de buena calidad.
La segunda línea de acción se refiere a que los gobiernos deben apegarse al Pacto Mundial de las Naciones Unidas respecto a los principios y normas que estableció el Grupo Asesor de Expertos Independientes del secretario general de las Naciones Unidas para facilitar la operación de las nuevas alianzas de datos. En tercer lugar, se pide a los gobiernos que trabajen con colaboradores para producir e intercambiar datos comparables en formatos compatibles. A este respecto, el informe describe cinco principios en común con la Iniciativa sobre normas conjuntas, que se establecieron con el fin de ayudar a producir datos o información “interoperables” que puedan ser comparados y utilizados por terceros.
Para completar estas tareas que son necesarias para que haya una revolución de datos, en el informe se exhorta a los gobiernos a invertir en educación y capacitación, establecer acuerdos de colaboración técnica y buscar intercambios de tecnología con el sector privado para crear “capacidad estadística”. Al final, los países, al crear esa capacidad, podrán ofrecer datos y estadísticas de alta calidad a los funcionarios públicos, investigadores, emprendedores y ciudadanos que los soliciten.
En su sección final, el informe ofrece un “plan de acción urgente” que explica con más detalle los resultados y las recomendaciones antes mencionadas. Este plan identifica también a los principales actores que deben encargarse de implementar las recomendaciones y el periodo en que deben lograr resultados concretos.
Acerca del CIMMYT.
El Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo es el organismo líder a nivel mundial en investigación de maíz y trigo y otros sistemas de producción. Sus actividades son financiadas con fondos públicos. Tiene su sede cerca de la Ciudad de México y desde ahí coordina sus actividades con cientos de colaboradores en países del mundo en desarrollo, destinadas a elevar la productividad de los sistemas de producción de maíz y trigo, mejorando así la seguridad alimentaria global y reduciendo la pobreza. El CIMMYT es miembro del Sistema CGIAR y coordina los Programas MAÍZ y TRIGO, así como la Plataforma de Fitotecnia de Excelencia del Consorcio. Para sus actividades, el CIMMYT recibe fondos de gobiernos nacionales, fundaciones, bancos de desarrollo y otras instituciones de los sectores público y privado. Sitio web del CIMMYT: http://staging.cimmyt.org