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Agricultura mexicana traza la ruta para la seguridad alimentaria global

De izquierda a derecha: Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura; Lina Pohl, representante de la FAO en México; Manuel Otero, director general del IICA; y Bram Govaerts, director general de CIMMYT, durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
De izquierda a derecha: Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura; Lina Pohl, representante de la FAO en México; Manuel Otero, director general del IICA; y Bram Govaerts, director general de CIMMYT, durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

En un esfuerzo conjunto por abordar los desafíos globales de la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, el foro DialogueNEXT —organizado por la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación en colaboración con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, reunió, en Texcoco, Estado de México, a representantes de más de 55 países y 200 organizaciones para dialogar e identificar las vías y estrategias críticas que pueden aliviar el hambre mundial.

El evento reunió a representantes de diversas organizaciones vinculadas a los sistemas agroalimentarios locales e internacionales, como Víctor Villalobos, Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (Agricultura); Alicia Bárcena, Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE); Mashal Husain, directora de operaciones de la Fundación del Premio Mundial de la Alimentación;  Cary Fowler, Premio Mundial de la Alimentación 2024 y Enviado Especial de Estados Unidos para la Seguridad Alimentaria Global; Roy Steiner, vicepresidente de la Fundación Rockefeller; Beth Crawford, subdirectora general de la FAO; Ismahane Elouafi, directora ejecutiva del CGIAR, los titulares de los ministerios de agricultura de Bangladés y Honduras, así como representantes organizaciones internacionales, de la agroindustria, científicos y agricultores.

Este importante foro, que coincide con la conmemoración del Día Mundial de la Población, también rindió homenaje al doctor Norman Borlaug, uno de los fundadores del CIMMYT y laureado con el Premio Nobel de la Paz por salvar millones de vidas gracias al desarrollo de variedades de trigo mejoradas. Así, bajo el lema «Semillas de Fortaleza: Fomentar la Resiliencia de los Agricultores», DialogueNEXT —que también contó con la presencia de Jeanie y Jolie Borlaug, del Instituto Borlaug—, “invita a los participantes a elevar e implementar estrategias para mejorar los medios de vida de los agricultores y alimentar a la creciente población mundial”, sostuvo el doctor Bram Govaerts, director general de CIMMYT.

Durante la apertura del foro, el doctor Víctor Villalobos —quien recibió un reconocimiento por sus contribuciones a la seguridad alimentaria al frente de la Secretaría de Agricultura— resaltó que es fundamental la colaboración de la ciencia y la investigación en el desarrollo de innovaciones agrícolas para enfrentar los retos del cambio climático, de manera que colaborar con instituciones internacionales como el CIMMYT y otros centros del CGIAR es relevante para avanzar en materia de resiliencia en los sistemas agrícolas.

Villalobos destacó que la colaboración entre la dependencia a su cargo y el CIMMYT ha contribuido a elevar la seguridad alimentaria de la sociedad mexicana, estableciendo rutas de acción que actualmente son un ejemplo a nivel internacional, como MasAgro-Cultivos para México, programa que ha beneficiado a más de 300 mil productores mexicanos, impactando positivamente en más de un millón de hectáreas y cuya metodología, basada en hubs de innovación, ha sido replicada en otros países de América Latina, Asia y África, lo que reafirma la posición estratégica de México en seguridad alimentaria global.

Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)
Alicia Bárcena, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores durante la apertura del foro DialogueNEXT. (Foto: Jenifer Morales / CIMMYT)

Por su parte, la titular de la SRE destacó que “Este DialogueNEXT es muy oportuno porque estamos viviendo un tiempo muy complicado, un mundo marcado por el cambio climático y la extrema sequía. Así que es un buen momento para reflexionar sobre la seguridad alimentaria global, porque no lo hemos logrado. Después de la pandemia tuvimos incluso un retroceso. Y no solamente la seguridad alimentaria, sino también la alimentación segura, la alimentación sana, y por eso es importante este foro, este este impulso para lograr que haya una vinculación entre la seguridad alimentaria, el hambre y la paz”.

Al respecto, durante el foro se destacaron acciones de la iniciativa Agricultura para la Paz, de CIMMYT, la SRE y la Embajada de Noruega que promueve la agricultura sostenible como una herramienta para la paz y el desarrollo en regiones afectadas por la crisis climática y la migración. La cooperación triangular entre los gobiernos de Noruega, México y CIMMYT, en este sentido, ha sido esencial para impulsar la innovación agrícola en Centroamérica, mitigar los efectos de la crisis climática y ofrecer alternativas a la migración.

“Es significativo que hoy estén reunidas personas de todo el mundo como Bangladés, o como Honduras, país donde estamos impulsando un programa muy importante con AMEXCID y el CIMMYT y el cual constituye una alianza fundamental para México porque lo que queremos es ir a las causas estructurales de la pobreza, de la desigualdad, y entre ellas está la falta de oportunidades en el campo y el cambio climático. Y con este programa se busca impulsar una agricultura sostenible para que las comunidades y las poblaciones en situación de pobreza no tengan que migrar, y ahí es donde los centros del CGIAR, como el CIMMYT, son centrales”, sostuvo la canciller.

El foro DialogueNEXT se erigió así como un espacio único para el diálogo significativo sobre temas como la mitigación del cambio climático, la producción sostenible de alimentos y las estrategias de desarrollo agrícola, con el objetivo de esbozar un enfoque coordinado que pueda generar un impacto transformador para los agricultores de pequeña escala y donde la colaboración entre gobiernos y centros de investigación continuará siendo fundamental para enfrentar los desafíos futuros y donde la agricultura sostenible y resiliente es esencial para alimentar a la población mundial sin agotar los recursos naturales.

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Una sentida despedida al «Padre de la Revolución Verde en la India», M.S. Swaminathan

El CIMMYT se une a los miembros de la comunidad internacional del ámbito del desarrollo para lamentar el fallecimiento del renombrado genetista de trigo y «Padre de la Revolución Verde en la India», Dr. Monkombu Sambasivan Swaminathan, que murió el 27 de septiembre a la edad de 98 años.

Swaminathan dedicó su vida a alimentar al mundo de forma sostenible. Su visión transformó la India casi de la noche a la mañana en un granero para el sur de Asia, mediante la adopción de variedades innovadoras de trigo de alto rendimiento y técnicas agrícolas eficientes para los agricultores indios. La revista TIME lo aclamó como uno de los veinte asiáticos más influyentes del siglo XX, convirtiéndolo en uno de los tres indios nombrados junto a Mahatma Gandhi y Rabindranath Tagore.

M.S. Swaminathan. (Foto: MSSRF)

Swaminathan comenzó su carrera en el mundo académico. Tras doctorarse en genética vegetal por la Universidad de Cambridge en 1952, se trasladó a Estados Unidos para seguir investigando como profesor; sin embargo, su país natal, la India, acabó llamándole de vuelta a casa. Ante la crisis que suponía el rápido aumento de la población y la escasa producción de alimentos, Swaminathan regresó para trabajar como científico en el Instituto Indio de Investigación Agrícola (IARI), del que fue Director entre 1961 y 1972.

Fue durante esta época cuando comenzó su colaboración con el científico del CIMMYT Norman Borlaug , futuro Premio Nobel y pronto líder de la investigación sobre el trigo del CIMMYT. Swaminathan vio el valor de las variedades mexicanas de trigo semienano, desarrolladas por Borlaug, para la producción de trigo en la India y pidió a Borlaug que le enviara una serie de materiales mejorados que contenían los genes de achaparramiento de Norin. Las semillas llegaron en 1963 junto con Borlaug, y ambos recorrieron el cinturón de trigo de la India.

Norman Borlaug con Swaminathan y Kohli, promotores clave de las variedades modernas, en una parcela de producción de semillas, India, 1964. (Foto: CIMMYT)

El siguiente paso fue convencer a los agricultores locales de que cultivaran estas nuevas variedades. En 1966, Swaminathan había establecido 2,000 granjas modelo donde los agricultores podían comprobar por sí mismos los beneficios de estas variedades, los nuevos trigos. El último acto de Swaminathan para poner en marcha la Revolución Verde en India fue presionar al gobierno indio para que importara 18,000 toneladas de semillas mexicanas, a pesar de la difícil situación financiera que atravesaba el país.

Tan sólo 4 años después, la cosecha de trigo de la India se había duplicado hasta alcanzar los 20 millones de toneladas, poniendo fin a la dependencia del país de las importaciones de trigo y salvando a millones de personas de la inanición. Swaminathan siguió trabajando con el gobierno indio para mantener la seguridad alimentaria y la autosuficiencia a largo plazo en todo el país, y el impacto de su trabajo le valió el primer Premio Mundial de la Alimentación en 1987.

A lo largo de su vida, Swaminathan desempeñó diversas funciones de liderazgo en organizaciones mundiales de agricultura y conservación, como el Consejo de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos (IUCN), el Fondo Mundial para la Naturaleza (India) y la Academia Nacional de Ciencias Agrícolas. También fue Director General del Consejo Indio de Investigación Agrícola (ICAR) y Secretario del Gobierno de la India en el Departamento de Investigación y Educación Agrícola de 1972 a 1979, así como Director General del Instituto Internacional de Investigación sobre el Arroz en Filipinas de 1982 a 1988.

Humanitario de corazón

Swaminathan no era sólo un científico, sino también un defensor y un humanitario. Poco después de ganar el Premio Mundial de la Alimentación, utilizó los fondos del galardón para crear un centro de investigación, la M.S. Swaminathan Research Foundation (MSSRF), en Chennai (India). La MSSRF le permitió trabajar en su otra pasión, el desarrollo sostenible, donde coordinó investigaciones y acciones sobre conservación de especies amenazadas, protección de ecosistemas costeros, agricultura de precisión, ecotecnología, educación comunitaria y formación técnica, y programas de acceso rural a Internet.

M.S. Swaminathan ganó el Premio Mundial de la Alimentación en 1987. (Foto: Premio Mundial de la Alimentación)

Ha recibido 84 doctorados honoris causa de universidades de todo el mundo y múltiples galardones, entre ellos el Padma Shri (1967), el Padma Bhushan (1972) y el Padma Vibushan (1989), el cuarto, tercer y segundo premios civiles más importantes de la India. También ha recibido numerosos galardones internacionales, como el Premio Sasakawa de Medio Ambiente del PNUMA en 1994, la Medalla de Oro Gandhi de la UNESCO en 1999 y el Premio Franklin D. Roosevelt a las Cuatro Libertades en 2000.

«Era todo un caballero con una memoria brillante», recuerda Ravi Singh, científico distinguido del CIMMYT. «Siempre admiré su capacidad y su habilidad para enlazar temas complicados en una bonita síntesis».

Fue una inspiración para miles de personas y se le echará mucho de menos por su brillantez científica, su defensa pionera y su humanitarismo, así como por su misión vital de reducir el hambre en el mundo mediante la mejora de la tecnología para los ciudadanos de todos los niveles de la sociedad.

La familia del CIMMYT expresa su más sentido pésame a la familia Swaminathan.

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La historia de la humanidad a través del maíz y el trigo en el museo del CIMMYT

Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)
Vista general del museo interactivo del CIMMYT. (Foto: Fernando Morales / CIMMYT)

Con una representación gráfica del crecimiento de la población mundial desde 1850 y hasta el 2150 —grandes contenedores de vidrio rellenos con granos, haciendo las veces de barra de gráficas a gran escala—, el museo interactivo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) da la bienvenida a todos quienes visitan el edificio principal de la sede global de esta institución de investigación científica en Texcoco, Estado de México. 

El museo del CIMMYT es, de varias formas, un espacio que cuenta la historia de la alimentación de la humanidad a través de los granos y, a la vez, es una caja de resonancia sobre la urgencia de transitar hacia formas de producción y consumo más sostenibles ya que, “de seguir con los hábitos actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades”, se explica en la antesala del museo.

La museografía de su primera sala, que incluye pantallas digitales interactivas, se asemeja a una línea del tiempo que comienza con la revolución neolítica y la domesticación del trigo, continúa con los orígenes del maíz, muestra 200 años de tecnologías agrícolas —desde las sembradoras más rústicas hasta los primeros tractores— y, finalmente, se centra en cómo el mejoramiento del trigo liderado por el doctor Norman Borlaug —uno de los fundadores del CIMMYT— hizo posible salvar de la hambruna a millones de personas en el mundo. 

El doctor Borlaug, junto con agricultores e investigadores mexicanos desarrolló variedades de trigo resistentes a la roya, propiciando que México alcanzara la autosuficiencia en trigo en 1956. Posteriormente, desarrolló variedades de trigo de alto rendimiento, notable adaptación y resistentes a enfermedades. Este logro permitió que la producción mundial de trigo creciera de una manera sin precedentes en la historia de la agricultura. 

Países como India y Pakistán, donde la explosión demográfica representaba un riesgo latente de severas y masivas hambrunas, se beneficiaron de las variedades de trigo y la tecnología desarrollada en México por el doctor Borlaug y su equipo. En total, se estima que gracias a sus investigaciones se pudieron salvar mil millones de vidas de la hambruna. Así, en 1970 le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.

En la sala, de hecho, es posible observar la versión facsimilar del diploma que acompañó al Premio Nobel otorgado al doctor Borlaug. Junto a este documento histórico, también está el Premio Mundial de la Alimentación que en el año 2000 se otorgó a la la doctora Evangelina Villegas y al doctor Surinder K. Vasal, ambos investigadores del CIMMYT, por su contribución en el desarrollo de maíces más nutritivos para la humanidad. 

Finalmente, en la sala contigua se exponen los detalles del trabajo de este centro internacional tanto en el campo de la conservación y mejoramiento de variedades de maíz y trigo —el CIMMYT alberga en el Banco de Germoplasma que está en la misma sede, la colección de maíz más importante del mundo, con 28 mil variedades—, como en la promoción de sistemas agroalimentarios sustentables en México y el mundo pues, como se puede leer en uno de los muros del museo, “Todo lo demás puede esperar, la agricultura no”.

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Día del agricultor en el Valle del Yaqui

Recorrido por el área experimental del CIMMYT en las instalaciones del CENEB, en Sonora, México, durante el Día del Agricultor 2023. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Recorrido por el área experimental del CIMMYT en las instalaciones del CENEB, en Sonora, México, durante el Día del Agricultor 2023. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

“Hoy en día México es ejemplo de la vinculación del conocimiento a favor de la agricultura y mantiene el compromiso de hacer producir el campo de una manera más eficiente y responsable, con base en el conocimiento, la investigación y las tecnologías”, señaló Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, durante la conmemoración del Día del Agricultor 2023 que cada año se realiza en el Valle del Yaqui, en Sonora, México, desde hace más de seis décadas. 

“Hace más de 60 años el doctor Norman Borlaug y los productores sonorenses tuvieron un impacto extraordinario brindándole al mundo variedades de trigo mejoradas que permitieron enfrentar y superar una crisis que amenazaba la vida de millones. El Premio Nobel de la Paz que en 1970 recibió el doctor Borlaug es producto de ese esfuerzo conjunto entre los investigadores y los productores”, mencionó Bram Govaerts, director general del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) durante la ceremonia. 

El Día del Agricultor es una conmemoración en honor a los agricultores sonorenses y forma parte del legado del doctor Borlaug quien, en la primavera de 1948, presentó a los productores del Valle del Yaqui las primeras variedades de trigo resistentes a la roya, las cuales constituyen un hito en la historia de la humanidad pues permitieron acelerar la producción de trigo a nivel global, evitando que la hambruna en distintos países hiciera estragos.

“Estamos en un momento similar, y ahora es nuestra responsabilidad trabajar juntos para superar los retos de la inseguridad alimentaria, el cambio climático, los múltiples conflictos y el alto costo de vida. En este Día del Agricultor los invito a unirse a este gran esfuerzo y a seguir trabajando juntos en nuestra responsabilidad compartida”, añadió en este sentido el director general del CIMMYT.

En la actividad también estuvieron presentes Jesús Larraguibel, presidente del Patronato para la Investigación y Experimentación Agrícola del Estado de Sonora (PIEAES); Santiago Arguello, coordinador general de Agricultura; Carlos Javier Lamarque, presidente municipal del Ayuntamiento de Cajeme, Luis Ángel Rodríguez del Bosque, titular del Instituto de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), productores e investigadores.

Como parte del programa de la conmemoración —que incluyó un área de exposiciones en la que participan empresas proveedoras de maquinaria, equipos, insumos y servicios— destacaron los recorridos por las instalaciones del Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB), uno de los principales centros de investigación colaborativa del INIFAP donde, junto con el CIMMYT, el PIEAES y otros organismos, se han hecho destacadas aportaciones a la agricultura de México y el mundo.

Los recorridos por las estaciones permiten que los investigadores presenten sus logros y avances en la aplicación de nuevas tecnologías derivadas de sus investigaciones y las nuevas variedades mejoradas de los principales cultivos, avances importantes que tienen que ver con el futuro de la seguridad alimentaria del país y en el que la colaboración entre investigadores y productores es determinante. 

“Aquí en el CENEB tenemos una inspiradora historia de éxito y colaboración con los productores del PIEAES que se fortalece todos los días con el trabajo conjunto de investigación en agronomía y desarrollo de nuevas variedades de maíz y trigo más resilientes, nutritivas y rendidoras”, mencionó Bram Govaerts, enfatizando en que “el CIMMYT tiene un compromiso irrenunciable con los productores y por eso, recientemente, en la revisión de nuestra estrategia hacia el 2030 acordamos potenciar el impacto de nuestra ciencia a través de la investigación y la extensión centradas en los productores y con su activa participación”. 

Como muestra del compromiso con los productores de México y el mundo, enfatizó Bram Govaerts, el CIMMYT está renovándose: “hemos extendido nuestra misiva más allá del maíz y del trigo para incluir nuevos cultivos y leguminosas de climas áridos que son muy nutritivos tanto para los suelos como para la salud humana. Así, ahora también trabajamos con sorgo, frijoles, chícharo gandul, garbanzo, mijo y otros cultivos”.  

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El futuro del trigo

La estación experimental del CIMMYT en Obregón, Sonora, se considera la meca de la investigación y el mejoramiento del trigo. En 1945, Norman Borlaug llegó como genetista para un proyecto especial entre el gobierno mexicano y la Fundación Rockefeller, para ayudar a los agricultores locales en la producción de trigo. Al cabo de unos años, su fuerte vínculo con la comunidad, los estudiantes y los becarios fue clave para lograr un notable cambio en la investigación del trigo que salvó a millones de personas de la hambruna y fue así como ganó el Premio Nobel de la Paz. Un legado que ha perdurado durante muchas décadas.

En Obregón, los científicos tienen acceso a instalaciones de campo de última generación y una ubicación ideal, en el norte del Valle del Yaqui. El clima seco y la temperatura favorable en invierno de la estación son adecuados para evaluar el potencial de rendimiento, mientras que sus veranos calurosos son ideales para estudiar la tolerancia del trigo a diferentes factores de estrés.

Aquí, los científicos y los trabajadores de campo trabajan arduamente todo el año para asegurar el futuro del trigo. Las variedades cultivadas en todos los continentes tienen el ADN del CIMMYT y de Sonora.

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Paz, seguridad alimentaria y poscosecha

El técnico Omar Francisco Sánchez en un módulo poscosecha en el municipio de Pochutla, Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)
El técnico Omar Francisco Sánchez en un módulo poscosecha en el municipio de Pochutla, Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)

“No habrá paz en el mundo con los estómagos vacíos”, dijo Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz en 1970 por sus trabajos en mejoramiento de trigo que permitieron salvar la vida de millones de personas que estaban en riesgo por el hambre. 

Hoy, en un mundo que aún no se recupera de los efectos de la pandemia y donde se desarrollan conflictos que afectan la producción y distribución de alimentos, hay cerca de 811 millones de personas padeciendo hambre, cifra que constituye un llamado a la acción local y global en favor de la paz y la seguridad alimentaria. 

Las pérdidas poscosecha son una seria limitación a la seguridad alimentaria. Las principales limitaciones en poscosecha incluyen prácticas inadecuadas o la falta de tecnologías apropiadas. Por esto, nuestro objetivo es contribuir a la reducción de las pérdidas poscosecha, especialmente para los productores de pequeña escala mediante el uso de tecnologías y prácticas sostenibles”, comenta Sylvanus Odjo, especialista en poscosecha del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Las pérdidas poscosecha, ocurridas principalmente durante el almacenamiento, disminuyen no solo la cantidad de grano, sino también su calidad, afectando la economía de las familias productoras —y a veces su salud— en países donde prevalece la agricultura para el autoconsumo. En México, por ejemplo, las pérdidas poscosecha se calculan en millones de pesos cada año —se estima que pueden ser de hasta 40 % en las regiones tropicales—, pero se trata de un problema global que requiere atención. 

“De acuerdo con estimaciones del Sistema Africano de Información de Pérdidas Poscosecha (APHLIS, por sus siglas en inglés), las pérdidas económicas en el sector del maíz en Benin en 2021 ascendieron a 93 millones de dólares estadounidenses. Las pérdidas ascienden a más de 60 millones de dólares en la cadena de valor del sorgo en Burkina Faso y, en Nigeria, estamos hablando de más de 200 millones de dólares de pérdidas poscosecha en la cadena de valor del mijo. Estas son cifras asombrosas que tienen un alto impacto en la seguridad alimentaria y con el cambio climático estas no harán más que aumentar”, refiere el especialista. 

México, a través de la investigación desarrollada por el CIMMYT y su colaboradores, tiene mucho que aportar a la seguridad alimentaria global. Recientemente, por ejemplo, investigadores de este centro de investigación científica evaluaron distintas tecnologías de almacenamiento en 109 localidades de 15 estados del país. Las tecnologías herméticas poscosecha arrojaron los mejores resultados y han generado interés en otras latitudes del planeta. 

“Hay equipos y máquinas que se pueden utilizar para minimizar las pérdidas. Para el arroz, por ejemplo, tenemos cosechadoras que reducen las pérdidas poscosecha. Para el maíz podemos hablar de desgranadoras, así como de tecnologías herméticas, como los silos metálicos herméticos o bolsas plásticas herméticas. Pero, por lo general, estas tecnologías tienen un costo y, a veces, los agricultores de pequeña escala no pueden pagarlas, por eso evaluamos y ofrecemos alternativas, como las botellas PET”. 

“El enfoque del CIMMYT es acercarse a los productores —y a los actores de las diversas cadenas de valor— y hacerles ver lo que están perdiendo cada año. Por lo general, cuando trabajamos con un productor tratamos de hacer pruebas con él con su grano comparando su práctica convencional con al menos una innovación. Al final, cuantificamos las pérdidas poscosecha y le mostramos lo que está perdiendo”, comenta el investigador del CIMMYT. 

“Más allá de las tecnologías, es necesario el desarrollo de capacidades y el apoyo técnico para que los productores realmente puedan beneficiarse. Esto se tiene que tomar en cuenta si se busca un cambio duradero”, concluye el especialista, enfatizando que es gracias a la articulación de esfuerzos con organismos locales, otros centros del CGIAR —como AfricaRice, CIAT o CIP— y organizaciones internacionales que se han podido escalar algunas de estas tecnologías y recomendaciones, pero que aún hace falta mucho por hacer en materia de poscosecha. 

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Norman Borlaug, un legado vigente

Norman E. Borlaug en los campos de trigo del Centro de Investigaciones Agrícolas del Noroeste (CIANO), en Sonora, México. (Foto: CIMMYT)
Norman E. Borlaug en los campos de trigo del Centro de Investigaciones Agrícolas del Noroeste (CIANO), en Sonora, México. (Foto: CIMMYT)

A finales de la década de 1960, en un momento en que muchos países en desarrollo enfrentaban un alarmante aumento de sus brechas alimentarias nacionales y un rápido crecimiento de la población, comenzó en México una revolución desde los campos agrícolas del Valle del Yaqui que hizo posible salvar a más de mil millones de personas cuyas vidas estaban amenazadas por el hambre. 

El movimiento que surgió en los campos mexicanos y cambió para siempre el panorama de la producción agrícola mundial fue liderado por el doctor Norman E. Borlaug, quien recibió años más tarde (en 1970) el Premio Nobel de la Paz por dicha contribución a la humanidad. 

Gracias a un diseño innovador del programa de mejora, el doctor Borlaug desarrolló, junto con investigadores y agricultores mexicanos, variedades de trigo que no solo eran resistentes a la roya, sino que se dieron bien y dieron altos rendimientos en casi cualquier suelo y región en que se plantaron.

Las variedades desarrolladas por Borlaug, considerado el padre de la agricultura moderna, duplicaron el rendimiento del trigo por ser más resistentes al viento (que doblaba a las plantas, afectando el rendimiento de los cultivos) y permitir que se obtuvieran dos cosechas al año. Por estas características, estos trigos se extendieron por todo el mundo y fueron la salvación de muchos países superpoblados. 

Gracias a la notable aportación del doctor Norman Borlaug, el trigo ha aumentado su rendimiento en los últimos 60 años y la humanidad ha podido acceder a alimentos más baratos. En el marco del aniversario luctuoso del doctor Borlaug, quien falleció el 12 de septiembre de 2009, es oportuno recordar su legado frente a los nuevos retos que enfrenta la seguridad alimentaria. 

Con una actitud crítica propia del quehacer científico, el doctor Borlaug señalaba que el impulso de aquellas variedades mejoradas en la producción de alimentos no podría durar indefinidamente pues solo era un respiro para que la humanidad desarrollara sistemas y políticas más sostenibles para gestionar el crecimiento de su población y el uso de los recursos naturales.

Con esta esta misión, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con sede en México, mantiene vivo el legado del doctor Norman Borlaug y hoy promueve una agricultura sustentable que, con los aprendizajes del pasado, busca construir las bases para un futuro más pacifico y sostenible.

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Llama México a construir paz a través de agricultura y conmemora 50 aniversario de Nobel de la Paz al hombre que salvó mil millones de vidas

Ciudad de México.- El Gobierno de México se sumó a la celebración del 50 aniversario del Premio Nobel de la Paz entregado al Dr. Norman Borlaug y el llamado a la acción e impacto de Agricultura para la Paz cuyo objetivo es acelerar los mecanismos de cooperación internacional para la investigación, el desarrollo y promoción de sistemas agroalimentarios productivos, resilientes y sostenibles en todo el mundo.

El Gobierno de México, junto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y el Centro Nobel de la Paz, hace un llamado a la acción y al impacto al desarrollar una Agricultura para la Paz que contribuya a superar los principales retos del desarrollo humano en el complejo entorno económico y social de un sistema internacional bajo presión por factores como el conflicto, la migración forzada y el cambio climático.

Desde hace décadas, México conoce la estrecha relación que existe entre la agricultura y la paz y, a su vez, es reconocido por sus contribuciones históricas a la seguridad alimentaria global y, por ende, a la estabilidad de muchos países y regiones, comentó Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER).

“Por tal motivo, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural de México colabora estrechamente con el CIMMYT para desarrollar y mejorar las prácticas, tecnologías y capacidades de los productores de granos básicos. Vemos al CIMMYT como nuestro brazo ejecutor para generar el impacto en campo en colaboración con la FAO y el Programa Mundial de Alimentos y nuestros programas de investigación nacionales”, comentó el titular de la SADER.

México fue pionero en establecer mecanismos de cooperación internacional con otros gobiernos, como el de Estados Unidos, y con la iniciativa privada, como la Fundación Rockefeller, para combatir la pobreza rural y desarrollar sistemas agroalimentarios capaces de alimentar a una población mundial creciente.

Como resultado, México logró ser autosuficiente en la producción de granos básicos, momento crucial en la historia del siglo XX que permitió incrementar la productividad agrícola mediante el desarrollo de cultivos mejorados para incrementar su potencial de rendimiento y de sistemas agrícolas más eficientes e intensivos.

Desde 1966, México es anfitrión del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organismo internacional de investigación para el desarrollo agrícola sostenible sin fines de lucro con sede en Texcoco, Estado de México, donde se impulsa el desarrollo de las semillas y sistemas productivos.

El investigador más ilustre y reconocido de CIMMYT fue el Dr. Norman Borlaug, originario de Iowa, Estados Unidos, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en 1970 por desarrollar nuevas variedades de trigo de alto rendimiento junto con productores e investigadores mexicanos y por hacerlas accesibles a agricultores de todo el mundo, principalmente en el sureste asiático.

“Norman Borlaug es recordado como el hombre que salvó más de mil millones de vida del hambre y como el padre de una transformación agrícola que ha promovido la paz y la estabilidad en todo el mundo, incluido México”, señaló Martin Kropff, director general de CIMMYT.

Recientemente, el Gobierno de México, el Centro Nobel de la Paz y el CIMMYT conmemoraron el legado de Norman Borlaug para celebrar el Día Internacional de la Paz, jornada establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1981 para cesar por 24 horas todo tipo de hostilidades y fortalecer los ideales de la paz, incluyendo el objetivo “hambre cero” del desarrollo sostenible.

“Hoy necesitamos escuchar la crisis, construir una respuesta transformadora y desarrollar una respuesta de la mano de organismos e instituciones que unidos, podamos crear, diseñar e implementar estrategias integradas para construir sistemas agroalimentarios saludables, resilientes y sostenibles”, aseguró el Dr. Bram Govaerts, quien considera que “esta coyuntura mundial que vivimos es una oportunidad para dar forma a un futuro sustentable hecho de experiencias que nos demuestran la importancia de co-construir soluciones duraderas generadoras de paz, resiliencia y prosperidad”.

Este año, el Comité Noruego del Premio Nobel entregará el Premio Nobel de la Paz al Programa Mundial de Alimentación de las Naciones Unidas, 50 años después de haber honrado a Norman Borlaug con el prestigiado reconocimiento, “por sus esfuerzos para combatir el hambre, por sus contribuciones para mejorar las condiciones para la paz en áreas afectadas por conflictos y por actuar como una fuerza dirigente en los esfuerzos para evitar que el hambre se use como un arma de guerra y conflicto”.

“La decisión de la Fundación del Premio Nobel hace énfasis en la importancia de la seguridad alimentaria, de la Agricultura para la Paz y de la necesidad de sistemas alimentarios resilientes”, señaló la Subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos, Martha Delgado.

El evento hizo un llamado de construir agricultura para la paz con acción e impacto.


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Hans Braun recibe el prestigioso Premio Norman Borlaug por su trayectoria en la investigación del trigo

Hans-Joachim Braun, director of CIMMYT's Global Wheat Program, speaks at the 8th International Wheat Conference in 2010. Braun has dedicated nearly four decades to wheat research. (Photo: Petr Kosina/CIMMYT)
Hans-Joachim Braun, director del Programa Global de Trigo del CIMMYT, habla en la 8ª Conferencia Internacional del Trigo en 2010. Braun ha dedicado casi cuatro décadas a la investigación del trigo. (Foto: Petr Kosina/CIMMYT)

Hans Braun, director del Programa Global de Trigo en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), recibió el Premio Norman Borlaug a la Trayectoria 2020 por casi cuatro décadas de investigación sobre trigo. Recibió el premio el 9 de octubre de 2020, durante el taller técnico virtual de la Iniciativa Mundial Borlaug Contra la Roya (BGRI por sus siglas en inglés).

“Descansamos sobre los hombros de muchas personas poderosas que nos han precedido”, dijo Ronnie Coffman, vicepresidente de BGRI, al dirigirse a una audiencia mundial de científicos y agricultores de trigo mientras entregaba el premio a cuatro personas. «Cada una de estas personas ha contribuido a la mejora del trigo y los medios de vida de los pequeños agricultores de formas importantes y duraderas».

Responsable de la dirección técnica y la implementación del Programa Global de Trigo en el CIMMYT y el Programa de Investigación de Trigo del CGIAR (WHEAT), Braun dirige y administra un equipo de 40 científicos internacionales que desarrollan germoplasma de trigo. Este germoplasma se distribuye a unos 200 cooperadores en países productores de trigo de todo el mundo y es responsable de que las variedades derivadas se cultiven en más del 50% de la superficie de trigo de primavera en los países en desarrollo.

With the Norman Borlaug Lifetime Achievement Award, the BGRI community honors four individuals who have been integral to the initiative. (Photo: BGRI)
Con el Premio Norman Borlaug a la Trayectoria, la comunidad de BGRI honra a cuatro personas que han sido parte integral de la iniciativa. (Foto: BGR

Un logro de vida

“En sus 35 años en el CIMMYT, Hans se ha familiarizado con todos los principales sistemas de cultivo basados ​​en trigo en el mundo desarrollado y en desarrollo”, dijo Coffman, quien llamó a Braun un colaborador importante y amigo cercano.

«Hans fue parte integral de los esfuerzos de BGRI para evitar que la roya Ug99 y las razas relacionadas eliminaran gran parte del 80% del trigo del mundo que era susceptible cuando se identificó por primera vez en 1999», explicó Coffman. Él “ha sido un socio integral en el desarrollo e implementación de los proyectos de Investigación de la Roya de Trigo (DRRW) y Obtención de Ganancias Genéticas en el Trigo (DGGW)”.

Braun pronunció un discurso de apertura aceptando el premio y discutiendo el brillante futuro del trigo, a pesar de los muchos desafíos que se avecinan.

“El futuro del mejoramiento del trigo en los países en desarrollo permanece bajo la responsabilidad de las organizaciones e instituciones públicas. Es primordial que compartamos germoplasma, información y conocimiento abiertamente”, dijo.

Hizo hincapié en la necesidad de «mantener al rebaño unido» y mantener asociaciones globales sólidas.

Braun también señaló la importancia de seguir mejorando el contenido nutricional, crecer dentro de los límites planetarios y tomar en serio las preferencias de los agricultores. Destacó la capacidad excepcional del CIMMYT como uno de los programas de mejoramiento de trigo más grandes e impactantes del mundo, y alentó a los socios nacionales a continuar su estrecha colaboración.

Recordó lo que Norman Borlaug le dijo en 2004, cuando se convirtió en director del Programa Global de Trigo: «Hans, tengo confianza en que puedes dirigir el programa y siempre te ayudaré».

«Me gustaría agradecer a todas las personas con las que he cooperado durante cuatro décadas y quienes contribuyeron a fortalecer el programa del CIMMYT», concluyó Hans. «Confío en que la comunidad mundial del trigo continuará desarrollando las variedades que los agricultores necesitan para alimentar a 10 mil millones».

Esta nota se publicó en el blog de BGRI y en el sitio web de WHEAT.

Para más información sobre los otros científicos distinguidos que reciben este premio y los resultados del taller técnico visite el sitio web de BGRI.

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Conmemoran 50 años de construir paz a través de la agricultura

El 10 de diciembre de 1970, la entonces presidenta del Comité Nobel, Aase Lionaes, llamó a Norman Borlaug a recibir el Premio Nobel de la Paz por “habernos dado una esperanza bien fundada, una alternativa de paz y de vida, la Revolución Verde”.

A partir de ese momento, el Dr. Borlaug fue reconocido como “el hombre que salvó mil millones de vidas” del hambre y como “el padre de la Revolución Verde”, por haber comenzado un proceso crucial en la historia del siglo XX caracterizado por el desarrollo de nuevas variedades de maíz y trigo de alto rendimiento desde el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

“La alimentación es el derecho moral de todos los que nacen en este mundo”, declaró Borlaug hace casi 50 años al pronunciar su discurso de aceptación o Cátedra Nobel. De esa manera, se convirtió en el defensor del derecho a la alimentación más reconocido en el mundo, quien también es recordado por acuñar la frase “La paz no puede construirse en estómagos vacíos”.

El Centro Nobel de la Paz, el Gobierno de México (a través de su Embajada en Oslo, Noruega) y el CIMMYT recordaron el legado de Norman Borlaug para conmemorar el Día Internacional de la Paz. Esta jornada fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1981 con el objetivo de cesar todo tipo de hostilidades durante 24 horas y fortalecer los ideales de la paz, entre ellos el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible, “hambre cero”.

“El impacto del Dr. Borlaug es un ejemplo de cooperación internacional del cual podemos aprender para construir el futuro”, señaló Ulises Canchola Gutiérrez, Embajador de México en Noruega, en el video conmemorativo, El legado de Borlaug: Agricultura para la paz 2020.

 

“El trabajo del Dr. Norman Borlaug es uno de los más grandes logros de la humanidad”, señaló el Centro Nobel de la Paz. Por su parte, el director general de CIMMYT, Martin Kropff, consideró que, “la paz está en manos de quienes cultivan el campo” y que “es posible construir la paz a través de la agricultura”.

Actualmente, el CIMMYT continúa la labor de Borlaug a través de la ejecución de proyectos integrales de desarrollo estratégico para transformar las unidades de producción de alimentos en sistemas agroalimentarios saludables, resilientes y sostenibles. Con este propósito, el organismo hace un llamado para conformar una coalición internacional para enfrentar la crisis actual y prevenir una nueva crisis alimentaria.

“Norman Borlaug lideró una respuesta en la guerra contra el hambre hace más de 50 años. Aprendamos de esta experiencia, hagámoslo juntos nuevamente escuchando la crisis actual y desarrollando una respuesta igual de transformadora para superar los retos y carencias actuales”, comentó Bram Govaerts, director global de Desarrollo Estratégico y representante para las Américas de CIMMYT.