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Mazorcas más grandes y llenas de grano

El cambio climático es una realidad. En diversas zonas de la Península de Yucatán el 2019 fue un año particularmente seco, de manera que para muchos productores que trabajan el sistema milpa ha sido necesario buscar variedades más resistentes a las condiciones climáticas actuales y también nuevas y mejores prácticas que les permitan hacer rentables sus milpas.

Nazario Celso Ek Kumul —de Dzitás, Yucatán— y Raymundo Gómez Solórzano —de Calakmul, Campeche— son dos productores que, en sus respectivos terrenos, reciben grupos de agricultores que buscan soluciones a diversas problemáticas que presentan sus milpas. ¿Por qué acuden a las parcelas de estos productores? Porque incluso a simple vista estas se distinguen de muchas otras: tienen plantas mejor distribuidas, con más mazorcas y un mejor llenado de granos.

Nazario y Raymundo participan en el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —que impulsan la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y han implementado innovaciones agrícolas con las que reducen sus costos de producción y cuidan los recursos naturales.

En sus parcelas mantienen un área denominada testigo, donde siguen produciendo de la forma en que siempre lo habían hecho, es decir, quemando y arando la tierra. El propósito es que durante los recorridos que se organizan periódicamente los otros productores puedan ver claramente los beneficios del arreglo de siembra, hacer mínima labranza, fertilizar en los momentos adecuados y dejar el rastrojo en el suelo (lo cual les permite además retener mayor humedad).

De acuerdo con las necesidades de cada zona, en las parcelas demostrativas pueden desarrollarse ensayos particulares. En la milpa del señor Nazario, por ejemplo, se evalúan ocho diferentes variedades de maíces nativos con la finalidad de observar cuáles responden mejor a las condiciones agroclimáticas.

Gracias al acompañamiento técnico que le ha brindado el proyecto y a la adopción de la Agricultura de Conservación —sistema sustentable que aprovecha el rastrojo como cobertura del suelo y promueve la mínima labranza—, el señor Raymundo ha logrado tener ahorros significativos. “En la parcela testigo se hicieron dos pases de rastra, y cada uno costó $1,000. Además, se tuvo que resembrar, y eso costó $600. En la otra parte no fue necesario arar la tierra ni hacer resiembra. Comparando con el testigo, me ahorré $2,600”, explica.

La parcela del señor Raymundo es muy significativa, ya que está cerca de la Reserva de la Biósfera de Calakmul. Y es un ejemplo de cómo a través de prácticas sustentables es posible sedentarizar la milpa, haciéndola más rentable para evitar que se amplíe la frontera agrícola. De acuerdo con los productores que participan en el proyecto, fortalecer su milpa con innovaciones agrícolas tiene beneficios ambientales y económicos, pues tener plantas con mayor profundidad de raíz, un tamaño superior, tallos más gruesos y un mejor llenado de grano al final se refleja en el bolsillo.

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Ecotecnologías para la agricultura en la milpa

Mérida, Yuc.- El uso excesivo de pesticidas es muy peligroso para la salud humana y el medioambiente. De acuerdo con un informe de la Organización de las Naciones Unidas (Elver y Tunkak, 2017), cada año mueren aproximadamente 200,000 personas por envenenamiento agudo debido a la exposición crónica a los pesticidas (algunos pueden persistir en el ambiente por décadas).

El uso excesivo o incorrecto de pesticidas contribuye a la contaminación del suelo y el agua, favorece la pérdida de biodiversidad —pues eliminan tanto plagas como insectos benéficos— y reduce el valor nutricional de los alimentos. Además, elevan considerablemente los costos de producción en la agricultura.

Para evitar el uso de plaguicidas en el sistema milpa, el Hub Península de Yucatán —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— impartió un taller de Manejo Agroecológico de Plagas dirigido a productores de Xkobenjaltun, Oxkutzcab y localidades vecinas.

La actividad se realizó en el Centro de Capacitación Kaxil Kiwik y forma parte de las acciones que se desarrollan con el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el CIMMYT.

En el taller, los participantes aprendieron a elaborar o instalar diferentes ecotecnologías para el manejo de plagas (en particular para el gusano cogollero, una de las plagas que más afecta al cultivo del maíz), como las trampas con feromonas, la melaza con piña o el extracto del árbol de neem. También les enseñaron a elaborar bocashi, un abono orgánico que ayuda a reducir la presencia de agentes que causan enfermedades en los cultivos.

Es importante señalar que estas opciones agroecológicas no afectan a la población de insectos benéficos presentes en el área de cultivo y tampoco representan una amenaza para la salud humana. Los productores que ya las han implementado han obtenido resultados satisfactorios.

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Con enfoques agroecológicos, menos plagas y más ahorros

Tepetitla de Lardizábal, Tlax.- El municipio de Tepetitla de Lardizábal se encuentra en la parte sur de Tlaxcala; su actividad agrícola incluye la producción de maíz híbrido y criollo, hortalizas y cultivos perennes. Para sus habitantes las plagas son actualmente uno de los principales problemas, porque además de disminuir las cosechas, elevan los costos de producción (pues tienen que aplicar cada vez más insecticidas).

El uso excesivo de productos químicos rompe el equilibrio biológico, modifica las relaciones tróficas —relativas a la alimentación de los organismos— y puede provocar la desaparición temporal o permanente de los insectos predadores y parasitoides y otros biocontroles responsables de mantener el equilibrio natural en los diferentes agroecosistemas.

Ante este panorama, a través del programa MasAgro se organizó una actividad de difusión de los beneficios del Manejo Agroecológico de Plagas —dirigida a técnicos y productores de este municipio y sus alrededores—, en la cual participó el doctor Fernando Bahena Juárez, especialista en el tema e investigador del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

El Manejo Agroecológico de Plagas es un conjunto de prácticas sustentables con un enfoque fundamentalmente preventivo que regula las condiciones que favorecen el desarrollo de las plagas, teniendo un efecto positivo sobre los organismos benéficos. Entre esas prácticas está el uso de trampas con feromonas, trampas de colores, plaguicidas de origen botánico y microbiano, barreras físicas y naturales, plantas trampa, plantas repelentes de insectos y plantas que fungen como refugio de controladores biológicos.

Para los asistentes, estos controles con enfoque agroecológico ofrecen varios beneficios: son más económicos que los plaguicidas, no representan un riesgo para la salud, permiten obtener alimentos más sanos y —además— les brindan la oportunidad de contribuir al cuidado del medioambiente.

Como resultado de esta actividad de difusión, los técnicos locales, el comisariado ejidal, los productores, el equipo de MasAgro en la zona y el doctor Bahena acordaron impulsar acciones para implementar el Manejo Agroecológico de Plagas en Tepetitla de Lardizábal durante el ciclo agrícola primavera-verano 2020. Y se proyecta establecer parcelas demostrativas (ya sean módulos o áreas de extensión) que permitan difundir estas alternativas a un mayor número de productores en la zona.

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Los resultados de la Agricultura Sustentable hablan por sí mismos

Con la colaboración de la Dirección de Desarrollo Agropecuario de Tepalcingo, Morelos, formadores del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— capacitaron, en una primera etapa, a tres técnicos municipales en temas de Agricultura de Conservación, Manejo Agroecológico de Plagas y prácticas poscosecha. Los técnicos capacitados han replicado el conocimiento adquirido con 100 productores locales.

Entre los resultados positivos que los técnicos y los productores han observado de forma más inmediata, está el cambio del uso de plaguicidas a la utilización de trampas con feromonas sexuales para el control de los gusanos cogollero y elotero (se realizaban de cinco a siete aplicaciones de plaguicidas por hectárea en cada ciclo productivo, y ahora solo instalan cuatro trampas por hectárea cada 30 días por ciclo productivo).

Al respecto, algunos productores comentaron: “ahora que hagamos Agricultura de Conservación, nuestros costos de producción van a disminuir más. Y como vendemos elote para exportación, sí va con mucho químico, y ya no nos compran nuestro producto. Ahora que nos están dando esta alternativa y capacitaciones, pues vamos a mejorar nuestra forma de producir y podremos exportar”.

Después de ver estos resultados iniciales, René Benítez —director de Desarrollo Agropecuario de Tepalcingo— manifestó: “los productores de este municipio y del país necesitamos un cambio en la forma de producir. No nos damos cuenta del daño a nuestra salud y de la afectación al medioambiente que provocamos. Hace tiempo, cuando surgió internet, todos tuvimos que actualizarnos; ahora pasa lo mismo en la agricultura: tenemos que pasar del sistema convencional al sustentable”.

El impacto positivo y la buena aceptación que tuvieron las prácticas promovidas por MasAgro dieron pie a nuevas actividades, como un recorrido por la estación experimental de Tlaltizapán —del CIMMYT—, en Morelos. Ahí los productores reforzaron sus aprendizajes y conocieron la importancia de ya no hacer quemas agrícolas, las opciones más pertinentes para incrementar la fertilidad de los suelos, el impacto del cambio climático en la agricultura y las alternativas para mitigarlo.

Además de los enfoques agroecológicos para el manejo de plagas, una de las opciones para mitigar los efectos de la variabilidad climática (como las sequías prolongadas o el calor más intenso) es evitar la quema de rastrojos para aprovecharlos como cobertura del suelo. Al respecto, uno de los productores que recorrieron la plataforma de investigación Tlaltizapán comentó que ese tipo de prácticas ahora son una necesidad, porque “si continuamos como ahorita, vamos a terminar con nuestro suelo”.

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La producción sustentable beneficia a la salud

Carlos Jacinto Uriarte es uno de los productores que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan la Compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en varias regiones del país. El maíz amarillo que este productor sinaloense cultiva parecería igual a otros; sin embargo, es excepcional.

Producido con prácticas sustentables, el maíz amarillo de don Jacinto le agrega valor a la cadena alimentaria (para el productor representa un ahorro, y para el planeta, un pequeño alivio). Además, en su sistema de producción, Carlos no utiliza agroquímicos de uso restringido, ni en el tratamiento de la semilla ni en el manejo de plagas y malezas. Esto brinda certeza sobre la inocuidad del producto.

El programa Apoyo al Abastecimiento Responsable en México tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local, pero de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en las condiciones de contratación. En este esquema, además, participa la empresa sinaloense Sacsa, la cual realiza el primer paso de la transformación del grano que posteriormente la Compañía Kellogg pone a disposición de los consumidores.

El abastecimiento responsable brinda a la industria agroalimentaria y el consumidor la certeza de que el maíz es resultado de trabajar bajo sistemas de producción sustentables, con un menor impacto al medioambiente e, incluso, más sano e inocuo. Como dice don Jacinto: “así, nosotros mismos queremos consumir nuestros productos, lo que sembramos, como este maíz de mejor calidad y con buen rendimiento, que es —sobre todo— un alimento sano para nuestras familias”.

A don Jacinto y los otros productores que participan en el proyecto, el esquema de abastecimiento responsable les ofrece varios incentivos, pues con prácticas sustentables no solo pueden disminuir sus costos de producción, sino que se ven beneficiados con un esquema de comercialización certero y justo.

Asimismo, el valor agregado al maíz amarillo abona a las políticas públicas del Gobierno de Sinaloa, por ofrecer una reconversión de cultivos rentable que disminuye la presión comercial al maíz blanco, el cual prevalece en gran superficie de la entidad.

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¿Puede la agricultura ser el motor del desarrollo nacional?

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). A casi una década de haber iniciado operaciones, sus resultados hablan por sí mismos. Su impacto positivo en más de 300,000 productores y más de 1 millón de hectáreas explica su permanencia en el tiempo y el interés internacional que ha despertado para replicar la estrategia en países con riesgo de hambruna y como vía para mitigar la migración forzada, pues MasAgro no sólo incrementa los rendimientos de los productores, sino que —por su enfoque social y ambiental— ha contribuido al desarrollo de las comunidades rurales y la preservación del medioambiente y la biodiversidad.

Los resultados más recientes del programa —correspondientes al año 2018— muestran que la apuesta por la generación y transferencia de conocimientos, así como por la investigación colaborativa y la articulación de esfuerzos y capacidades, rinde frutos. De acuerdo con estos resultados, las investigaciones desarrolladas en 40 plataformas de investigación y la difusión de prácticas agronómicas sustentables —a través de más de 1,000 módulos con parcelas demostrativas— permitieron sumar más de 3,000 nuevas áreas de extensión en todo el país (es decir, parcelas donde los productores deciden implementar alguna de las innovaciones promovidas por MasAgro).

Este dato es relevante porque significa que son los propios productores quienes están tomando decisiones informadas y responsables para beneficio de sus parcelas, familias y comunidades. El acompañamiento técnico que reciben (en 2018 se capacitó a más de 5,000 técnicos y actores clave del sector agroalimentario) y el soporte científico del programa propician precisamente que los productores sean la pieza central en la transición de una agricultura convencional a una basada en el conocimiento, sustentable y climáticamente inteligente.

Por su enfoque social e incluyente, su base científica y su operación en redes colaborativas, MasAgro ha sido considerado un programa clave para impulsar y acelerar el desarrollo del campo mexicano. Su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 contribuye además a los esfuerzos del Gobierno federal para lograr la seguridad alimentaria. Esta sinergia reafirma que MasAgro es una “iniciativa exitosa e innovadora de desarrollo rural sostenible, alimentación saludable, erradicación de la pobreza y resiliencia climática y ambiental que puede ser replicada en diversos territorios rurales y a múltiples escalas”, como mencionó la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2018, cuando reconoció al programa por su labor.

El mejor reconocimiento, sin embargo, es el de los propios productores cuando ven los resultados de implementar las prácticas sustentables que promueve MasAgro. “Me di cuenta de que es necesario abandonar las prácticas convencionales y adoptar otras sustentables. Yo invito a los productores a que hagan Agricultura de Conservación; van a mejorar su producción, pero —sobre todo— van a detener los daños que se le siguen ocasionando al medioambiente con el uso excesivo de agroquímicos y las quemas sin control”, comentó Víctor Artemio Díaz González, productor cooperante de Chamula, Chiapas. Este es uno de muchos testimonios que avalan el programa y que se replican cada ciclo. Por esto, MasAgro ha permitido trazar el camino de Maíz para México, el plan estratégico más completo —generado por especialistas y actores clave del ámbito científico, gubernamental, empresarial y social— para transformar el escenario del maíz en México.

¿Por qué es importante impulsar programas como MasAgro y planes estratégicos como Maíz para México? Porque, si las tendencias se mantienen, en tan sólo 10 años el país vivirá una situación sin precedentes con respecto a su autosuficiencia alimentaria: necesitará importar un poco más de 18 millones de tonelas de maíz. Esa es la razón por la cual entre las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), está la de duplicar para el año 2030 la productividad agrícola y los ingresos de los productores de alimentos de pequeña escala. MasAgro y Maíz para México son iniciativas que contribuyen al logro de esta meta.

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Hacia una economía más sustentable e incluyente

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hacia el año 2030 los efectos del cambio climático y el incremento de la población mundial generarán una grave crisis ambiental y de disponibilidad de alimentos. Por eso es necesario lograr la sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios y fomentar el desarrollo de las comunidades rurales.

Entre los acuerdos globales que se promueven para proteger el planeta y garantizar que todas las personas dispongan de alimentos y bienestar para el año 2030, están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) —los cuales fomentan acciones para lograr la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición, la Agricultura Sustentable y la producción y el consumo responsables— y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (Global Compact).

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas es un modelo de negocio que invita a las empresas a alinear sus operaciones y estrategias con 10 principios en materia de derechos humanos, trabajo y medioambiente, y es una guía para que las empresas y organizaciones alcancen los ODS. Este énfasis en el sector privado se debe a que, al ser generador de tecnologías, recursos y empleo, juega un papel fundamental en el diseño de un futuro sostenible.

Mediante proyectos que fomenten la sustentabilidad ambiental y la responsabilidad social, “las empresas del Pacto Mundial de las Naciones Unidas pueden acelerar el paso hacia la agenda 2030”, señaló Michelle Benítez, coordinadora de Adheridos del PNUD, durante la entrega y presentación del reporte de resultados del programa Creación de Valor Compartido 2016-2018, de Nestlé México, empresa que por cuarta ocasión renovó su adhesión a la iniciativa de la ONU.

“En Nestlé buscamos generar y compartir valor con la sociedad en donde hacemos negocios”, dijo Fausto Costa, presidente ejecutivo de Nestlé México, en la Casa de la Organización de las Naciones Unidas en México al momento de presentar el informe, en el cual destaca el Plan Maíz por México, una iniciativa conjunta de esa empresa y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

El Plan Maíz por México pone en acción el compromiso de Nestlé México de tener un abasto responsable y el del CIMMYT de promover la sustentabilidad agrícola. Se trata de un plan de compra nacional de maíz y trigo para apoyar el desarrollo de productores en México, principalmente en la zona del Bajío, donde se ha logrado impactar positivamente a cerca de un centenar y medio de productores y a alrededor de 1,700 hectáreas con prácticas de Agricultura Sustentable.

Los notables incrementos en el rendimiento de los cultivos (que han pasado de un promedio histórico regional de 8.5 t/ha con labranza convencional a 12 t/ha con la implementación de prácticas sustentables) fortalecen la economía de los productores, sus familias y sus comunidades, haciéndoles parte de un abastecimiento responsable que involucra y beneficia a todos.

Además de mejorar los medios de vida en el ámbito rural, las innovaciones agrícolas que el proyecto fomenta son una manera de cuidar el planeta. En las parcelas de los productores que participan en el Plan Maíz por México se ha podido avanzar en la eficiencia en el uso del agua (por cada tonelada de grano producida sustentablemente se han ahorrado 62,000 litros) y en la calidad del suelo (se ha eliminado el uso de agroquímicos restringidos en el tratamiento de semillas) y el aire (se ha reducido en 27% la emisión de CO2 a la atmósfera).

Debido a que uno de los 10 principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas es que las empresas deben favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medioambiente, la iniciativa conjunta de Nestlé México y el CIMMYT adquiere relevancia, pues sus resultados son una ventana abierta a nuevas posibilidades de colaboración para que —a través de la sinergia entre las empresas socialmente responsables y la Agricultura Sustentable— se logre superar el reto que el año 2030 plantea a las sociedades.

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Enfoques agroecológicos: conociendo el punto débil de las plagas

El Hub Bajío —del CIMMYT—, a través de la campaña #CultivosSustentablesBajío, comparte los pasos para una adecuada implementación del Manejo Agroecológico de Plagas.
Por: Hub Bajío, con la colaboración de Red_InnovAC.
Septiembre de 2019.

Morelia, Mich.- El control de plagas en México se realiza mayormente con la aplicación indiscriminada y sistemática de insecticidas químicos. Las consecuencias de esta práctica son, entre otras, la eliminación de la fauna benéfica —como abejas y otros polinizadores—, el desarrollo de resistencia de las plagas a los insecticidas, la contaminación del medioambiente, riesgos graves para la salud humana y los incrementos en los costos de producción.

El control convencional basado en el uso de plaguicidas reduce al mínimo la biodiversidad, ya que no toma en cuenta la presencia de insectos benéficos, eliminándolos por igual. Las prácticas convencionales tampoco incluyen un muestreo previo de las poblaciones de insectos ni consideran los umbrales económicos, es decir, los niveles en los que una plaga puede causar afectaciones a los cultivos.

Con respecto a los insecticidas empleados —de los cuales se hacen hasta ocho aplicaciones para plagas como el gusano cogollero—, predominan algunos que ya están prohibidos en otros países, como los organofosforados (que tienen alto efecto tóxico en humanos, animales e insectos benéficos) y los piretroides (que pueden afectar el sistema nervioso y el cerebro humano). En general, las alternativas agroecológicas para el manejo de plagas son poco conocidas.

A partir del conocimiento biológico de las especies, el Manejo Agroecológico de Plagas (MAP) apuesta por restablecer la diversidad funcional de los ecosistemas —es decir, la variedad de funciones que los seres vivos desempeñan en su ambiente: depredación, degradación, etcétera— y ayudar así a reactivar el control biológico natural. Junto con otras prácticas ambientalmente pertinentes, el MAP permite tener cultivos más sustentables.

La etapa de desarrollo de la plaga, los horarios de alimentación y descanso de los insectos, sus hábitos y su relación con el clima son ejemplos de los aspectos que se consideran en el MAP para hacer más eficientes sus acciones. El manejo convencional no considera estos aspectos y elimina por igual plagas e insectos benéficos.

El Manejo Agroecológico de Plagas no busca exterminar los insectos, sino reducir sus poblaciones para que no causen daños económicos a los cultivos. Para implementarlo adecuadamente, se deben seguir los siguientes pasos:

  • Reconocimiento del insecto plaga. En los agroecosistemas hay insectos entomófagos (es decir que se alimentan de otros insectos, por lo que son considerados benéficos) y fitófagos (que se alimentan de plantas, y por tanto son considerados plagas). Conocer su ciclo de vida, forma de reproducción y hábitos alimenticios es fundamental para aplicar alternativas en el momento oportuno.
  • Monitoreo y muestreo. Lo recomendable es monitorear semanalmente las trampas instaladas (ya sean de luz, con pegamento o con feromonas). Esto ayuda a detectar la llegada de una plaga al cultivo y a determinar el umbral económico en cada una de las parcelas establecidas.
  • Toma de decisiones. Identificar qué insectos benéficos y plagas se encuentran en las parcelas —y en qué estado de madurez— permite implementar medidas correctivas inmediatas, o bien, medidas preventivas para evitar el apareamiento de las plagas o ganar tiempo para elaborar alternativas artesanales y sustentables.
  • Manejo. Debe iniciar desde la siembra, con la instalación de trampas para monitoreo. Después, con base en los umbrales económicos, se debe optar por las alternativas más convenientes según la plaga: trampeo masivo; control biológico natural e inducido; o uso de extractos vegetales y minerales, jabones, aceites, cenizas y cal micronizada. Si el problema es mayor, se pueden utilizar moléculas sintéticas de bajo impacto ambiental (como los reguladores de crecimiento de insectos).

A largo plazo, los enfoques agroecológicos ayudan a regenerar la biodiversidad funcional, particularmente si se acompañan de diversificación de cultivos y se usan plantas con propiedades insectistáticas (que inhiben el desarrollo normal de los insectos). Para implementar el MAP adecuadamente y obtener todos sus beneficios, es importante recurrir a personas debidamente capacitadas. A través de la campaña #CultivosSustentablesBajío, el Hub Bajío favorece la vinculación con especialistas en estos y otros temas. ¡Súmate a la campaña y forma parte de la red de innovación del CIMMYT!

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El abastecimiento responsable empieza “en casa”: alianza Kellogg-CIMMYT

Texcoco, Edo. Méx.- En el marco del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, que impulsan el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la Compañía Kellogg, personal de esta empresa asistió a las sesiones del Plan de Capacitación en Fundamentos de Agricultura Sustentable, orientado a sensibilizar y formar con un soporte científico en aspectos relacionados con la producción agrícola sustentable.

El proyecto constituye una estrategia para contribuir a un objetivo de abasto predominantemente nacional y sustentable ante el creciente aumento de las presiones sobre la producción agrícola y los mercados internacionales. En lo que respecta a la parte de consideraciones medioambientales, se hizo énfasis en el manejo óptimo del agua para riego. Para el personal de Kellogg responsable de actividades estratégicas en distribución, compras y calidad que participó en el Plan de Capacitación en Fundamentos de Agricultura Sustentable estos temas le permitieron comprender que “desperdiciar un litro de agua es desperdiciar el trabajo del productor”.

Este plan es parte de una estrategia formativa que el CIMMYT imparte a la agroindustria. Su objetivo es brindar guía y soporte en Agricultura de Conservación (AC) para que tanto empresas como productores desarrollen capacidades que les permitan tomar mejores decisiones e implementar prácticas responsables en materia de medioambiente, desarrollo económico e inclusión social.

De forma particular, la Compañía Kellogg busca cubrir su demanda regional de maíz amarillo con producción local mexicana —pues actualmente este grano se tiene que importar—, pero de una manera que permita fortalecer cada eslabón de la cadena de valor, para que el consumidor final, además de la calidad del producto, tenga la certeza de que sus alimentos fueron producidos mediante prácticas sustentables que favorecen el bienestar de los productores y preservan el medioambiente a través de un sistema beneficioso y redituable para todos los participantes.

Para Arturo Ávila, encargado de Abasto Responsable y Desarrollo Agrícola para Kellogg Latinoamérica, la alianza Kellogg-CIMMYT es relevante por el impacto positivo que la Agricultura de Conservación (AC) ha probado tener en muchos y variados contextos, por lo que instó a los participantes a convertirse en embajadores del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México. Además, se espera que tanto la información como las prácticas sustentables que promueve el CIMMYT lleguen en lo sucesivo a otros países latinoamericanos y otros continentes donde la empresa también produce alimentos.

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Alimentos sanos y granos sustentables: los productores y las organizaciones hacen posible la innovación de los sistemas agroalimentarios

El CIMMYT estuvo en la exposición de conocimiento de #Expoceres2019, que fue la vigésima sexta edición de este evento que convoca a los actores vinculados al sector agropecuario en Sinaloa. La inauguración fue encabezada por Guillermo Elizondo Collard, presidente del Grupo Ceres; Quirino Ordaz Coppel, gobernador de Sinaloa; Ramón Osuna Quevedo, coordinador de Operación Territorial en Sinaloa, y Patricio Robles Luque, delegado de la SADER en Sinaloa —ambos en representación del titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural—; Julie Borlaug, presidenta de la Fundación Borlaug; Bram Govaerts, director global de Innovación Estratégica del CIMMYT; y distinguidas personalidades del sector agroalimentario en la entidad.

En su intervención, el gobernador Ordaz destacó la importancia que tiene Expoceres para el estado y la necesidad que existe de incorporar prácticas agrícolas sustentables a la agricultura sinaloense para adaptarla a las nuevas realidades del mercado y enfrentar con decisión e inteligencia los retos que nos plantean los escenarios nacional e internacional.

“Los productores deben ser vistos como empresarios del campo, y para ello necesitan obtener información de los mercados y los precios regionales, hacer análisis de suelos y cambiar a la Agricultura de Conservación”, enfatizó el gobernador.

Durante el primer día de actividades, el evento contó con la participación especial de Julie Borlaug, presidenta de la Fundación Borlaug, y el doctor Sanjaya Rajaram, Premio Mundial de la Alimentación, quienes impartieron ponencias para transmitir el mensaje de la Agricultura Sustentable y de la estrategia de innovación de los sistemas agroalimentarios del CIMMYT para México, además de compartir con productores la visión y el legado que nos dejó el doctor Norman Borlaug para poder responder a los retos del sector agroalimentario con ciencia e innovación.

El doctor Bram Govaerts, director global de Innovación Estratégica y representante regional para las Américas del CIMMYT, impartió la ponencia ‘Desde semillas para la paz hacia sistemas integrales para la prosperidad’, donde hizo un enfático llamado a asumir los retos del escenario agroalimentario y presentó los resultados obtenidos por la labor del CIMMYT en Sinaloa, destacando especialmente la tarea de los agricultores.

“Los grandes héroes de estos resultados son los productores; son ustedes los que han hecho esta diferencia. Productores que innovan y comparten con otros el impacto de las innovaciones para multiplicar su beneficio. Es nuestra responsabilidad como investigadores asegurar que el agricultor tenga la información para tomar las mejores decisiones en el momento adecuado y conozca las soluciones que dan fortaleza a su inversión. Para generar sistemas agroalimentarios resilientes, estables y sustentablemente productivos, se necesita la participación del productor, pero también de estudiantes, jóvenes innovadores y el sector público y privado, para acompañar al productor y que este tome las mejores decisiones”, señaló.

Durante su ponencia, habló sobre algunos resultados de la estrategia del CIMMYT, implementada en el estado de Sinaloa: “Aplicamos Agricultura de Conservación, reconvertimos a maíz amarillo e impulsamos la tecnificación del riego y la fertilización integral, con la cual logramos reducir el consumo de nitrógeno hasta 52% y los costos de producción de entre $1,500 y $5,600 por hectárea. Impulsamos el Manejo Agroecológico de Plagas, consiguiendo una reducción de 88% en el uso de insecticidas. Logramos ahorro de combustible y menos emisiones de gases de efecto invernadero. Estos resultados no serían posibles sin la colaboración del productor y las organizaciones que, trabajando hombro a hombro con el CIMMYT, permiten la innovación de los sistemas agroalimentarios en Sinaloa”.

Explicó que además de sistemas de manejo poscosecha, Manejo Agroecológico de Plagas y otras prácticas sustentables como la fertilización integral y la tecnificación del riego, es necesario consolidar modelos de abastecimiento responsable “para que los productores tengan un mercado” que compre su producción. “Estoy convencido de que si el consumidor demanda alimentos sanos, granos sustentables y una agricultura para la nutrición y la conservación del medioambiente, nosotros tenemos que generar trazabilidad para que él sea quien impulse el valor de una producción sustentable. Tenemos una trazabilidad en la que estamos trabajando y el compromiso de las compañías para comprar el grano producido en México de manera sustentable”, señaló Govaerts.

Dijo que necesitamos sistemas agroalimentarios enfocados a la nutrición y a impulsar el ingreso del productor y el bienestar para todo el entorno social. También habló de los proyectos de abastecimiento responsable que el CIMMYT desarrolla en colaboración con actores de la industria agroalimentaria, como Kellogg Company y Grupo Bimbo, con quienes se ha impulsado un modelo de vinculación a mercados para productores que reconoce el valor de la producción sustentable.

En el marco de las ponencias impartidas por las personalidades que representan al CIMMYT, se entregaron reconocimientos para actores que hacen posible la innovación de los sistemas agroalimentarios en Sinaloa. Sergio Márquez Quiroz, de la sección especializada de Agricultura Sustentable del Club de Agricultura de Conservación de la AARFS, recibió un reconocimiento por su valiosa contribución como asesor y responsable técnico de la plataforma de investigación de la AARFS, que beneficia a 35 productores, impactando en un área mayor de 1,500 hectáreas con prácticas sustentables que promueven la innovación de los sistemas agroalimentarios de Sinaloa. Marte Vega Román, presidente de la Asociación de Agricultores del Río Fuerte Sur (AARFS), recibió un reconocimiento para la Asociación por su valiosa contribución a la innovación de los sistemas agroalimentarios con prácticas sustentables.

El Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora fue reconocido por su valiosa contribución a la difusión de prácticas sustentables y de la Agricultura de Conservación. Su labor impacta positivamente en aproximadamente 18,000 hectáreas de la región del Évora y promueve la conservación de los suelos, la adaptación de maquinaria para siembra y fertilización en AC y la innovación y sustentabilidad de los sistemas agroalimentarios del estado.

Jorge Lugo Gaxiola recibió un reconocimiento por su contribución a la difusión de la Agricultura de Conservación y de prácticas sustentables que promueven la innovación de los sistemas agroalimentarios en Sinaloa.

Necesitamos impulsar acciones para responder a los retos del sector agroalimentario y del cambio climático hacia el 2030. Hoy tenemos que escuchar la crisis y ser capaces de brindar soluciones y realizar acciones que nos permitan, en conjunto, construir la paz para el mundo con sistemas agroalimentarios innovadores.

 

Expoceres2019