Categorías
Noticias

Otorgan premio internacional a científicos mexicanos por sus contribuciones al mejoramiento de trigo

Julio Huerta en parcelas experimentales del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)
Julio Huerta en parcelas experimentales del CIMMYT, en Texcoco, Estado de México. (Foto: Francisco Alarcón/CIMMYT)

Un equipo de especialistas del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) liderado por Julio Huerta Espino, especialista en trigo y recursos genéticos, recibió este 9 de septiembre el premio Gene Stewardship 2022, otorgado por la Borlaug Global Rust Iniciative (BGRI) como reconocimiento a las contribuciones de equipos de investigadores a la seguridad alimentaria mediante el mejoramiento de trigo. 

El comité dictaminador, integrado por especialistas de diversas universidades e institutos alrededor del mundo, refirió que el equipo liderado por el doctor Huerta se hizo acreedor a la distinción por su contribución a largo plazo al cultivo de trigo mexicano y sus esfuerzos para expandir los impactos en todo el mundo al mejorar la resistencia a la roya. El hecho de que, desde 1994 en México, el gen de resistencia a la roya con el que ha trabajado el equipo galardonado no ha presentado fallas, constituye un logro notable que ha beneficiado a millones de productores.

El trabajo de Julio Huerta y el equipo que encabeza se ha centrado en la investigación y el mejoramiento de la resistencia a la roya de la hoja y ha conducido a la liberación de muchas variedades resistentes que han propiciado la estabilización de esta enfermedad en el trigo harinero, contribuyendo además a los ingresos de los productores y al cuidado del medioambiente, ya que estas variedades no requieren aplicaciones de fungicidas.

Además, el trabajo que el equipo del INIFAP y el CIMMYT ha desarrollado por décadas ha facilitado el despliegue de variedades de trigo resistentes para frenar la propagación de la enfermedad en Asia y evitar grandes epidemias de roya del tallo en Kenia y Etiopía —mediante las alianzas con la Organización para la Agricultura y la Ganadería de Kenia (KALRO) y el Instituto Etíope de Investigación Agrícola (EIAR)—. 

Julio Huerta, patólogo experto en royas del INIFAP, ha sido hospedado como científico adjunto por el CIMMYT desde finales de la década de los noventa. Al recibir el premio, el especialista extendió el reconocimiento a todo el equipo de ambas instituciones con el que ha trabajado: “Este es un reconocimiento a la labor de muchos años y, por supuesto, es muy importante recalcar que es el trabajo conjunto de INIFAP-CIMMYT. Siempre ha habido una relación muy estrecha entre estas instituciones y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural. Eso le ha dado la fortaleza al programa de trigo mexicano”. 

“Las variedades resistentes son el producto final de un proceso científico que termina en manos de los productores. Este premio se otorga precisamente por mantener alejadas de los campos de los agricultores enfermedades como la roya. Desde 1960 a la fecha no se ha reportado roya del tallo en México y eso es muy importante porque hemos estado a la vanguardia en el estudio tanto el patógeno como de los genes de resistencia que se han incorporado en esas variedades. Entonces es un reconocimiento a la parte científica que es el mejoramiento, y a la parte práctica que es la liberación de las variedades y su cultivo entre los agricultores”.  

Julio Huerta reconoció que, aunque se han logrado controlar las royas o chahuistles en México, han surgido nuevos retos para los mejoradores de trigo: “Cada vez existen nuevos retos. No solo hay otros lugares en el mundo en donde debemos prestar atención, ahora vienen los retos de liberar variedades con tolerancia a sequía, con tolerancia al calor. Un reto importante es la falta de agua en distintas regiones, así que debemos seguir pensando en producir más trigo con menos agua. Y si el cambio climático propicia un aumento de la temperatura, debemos buscar trigo que se desarrolle bien bajo las nuevas condiciones”. 

El investigador recalcó que también existen otros retos relacionados con la producción del trigo y que, aunque los científicos están considerando distintas vías para obtener variedades que requieran una menor cantidad de fertilizante nitrogenado o que sean más eficientes en su aprovechamiento, “hay que pensar en trigo más sustentable, eso requiere de un mejor manejo del agua y los fertilizantes”, señaló. 

En ediciones anteriores el galardón se ha otorgado a equipos de científicos de Canadá, Estados Unidos, India, Kenia, Etiopía, Australia y Nepal. En este sentido, el premio otorgado al equipo mexicano es también un reconocimiento a la excelencia en ciencia y a la investigación colaborativa desarrollada en el país, la cual brinda esperanzas sobre la posibilidad de que el mejoramiento de la resistencia a una roya conduzca al mismo resultado para todas las royas del trigo. Por ahora, los genes de resistencia a la roya identificados durante décadas por el equipo galardonado brindan confianza a los principales laboratorios de genética molecular del trigo en todo el mundo. 

Categorías
Noticias

Cuidar la Tierra para asegurar el futuro

Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)
Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)

“La forma convencional en que hacíamos la preparación del terreno implicaba mover mucho la tierra y ahora vemos que eso no es necesario. Usábamos pesticidas que no son, digamos, bondadosos con el suelo. Ahora cada vez tendemos a ser más cuidadosos con el medioambiente y resulta que es más rentable. Hoy, yo ya no me atrevería a usar un pesticida o un producto contaminante que afecte a los seres humanos o al ambiente”, comenta Leopoldo Gutiérrez Arroyo al tiempo que señala los rastrojos que cubren el suelo en su parcela. 

Leopoldo es un agricultor de Sinaloa que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Para él, dejar de quemar el rastrojo y aprovecharlo para cubrir el suelo y protegerlo de la erosión representa un cambio de valores y una nueva y mejor forma de hacer agricultura, una agricultura que está contribuyendo a regenerar la Tierra. 

Las innovaciones agronómicas que han adoptado los productores que participan en el proyecto con Kellogg, como Leopoldo, promueven una relación más armónica con la naturaleza y buscan consolidar un modelo de abastecimiento responsable que brinde equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras. Esto es, un modelo más sostenible para la producción y el consumo que permita satisfacer las necesidades de alimentación de una población en crecimiento dentro de los límites planetarios. 

De seguir con los hábitos de producción y consumo actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades. La escasez de agua global y la disminución de las tierras cultivables debido al crecimiento urbano y la degradación de los suelos son un recordatorio de que los recursos naturales de este planeta tienen un límite y, también, la razón por la que es importante acelerar la adopción de prácticas sustentables en los sistemas agroalimentarios. 

En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra (22 de abril), proyectos como Apoyo al Abastecimiento Responsable en México recuerdan la importancia de establecer una nueva relación con la Tierra y, sobre todo, la importancia de reconocer que el planeta y sus ecosistemas son el hogar común de la humanidad. No hacer nada para cuidar este hogar podría conducir muy pronto a nuevas crisis (sanitarias, socioeconómicas y alimentarias) y desde la agricultura se puede hacer mucho en favor este, que es hogar de todos. 

Si se considera a nivel global que el sector agropecuario es responsable del 24% de los gases de efecto invernadero (que contribuyen al cambio climático) y del 70% de las as extracciones de agua de ríos, lagos y acuíferos; y que además con cada grado que aumente la temperatura de la Tierra la producción de cereales se reduce 5% aproximadamente, entonces el nuevo modelo de producción y consumo sostenible debe procurar un menor impacto ambiental y una mayor productividad y beneficios al productor al mismo tiempo. 

La Agricultura de Conservación que promueve el proyecto de Kellogg y el CIMMYT permite avanzar en ese sentido: en tres años de trabajo en Sinaloa y Guanajuato se ha fomentado la adopción de prácticas agrícolas sostenibles en casi 7 mil hectáreas, aumentando 36% la productividad promedio de maíz. Tan solo en 2021 en esos estados se trabajó con más de 350 agricultores, impactando en más de 2,400 hectáreas y produciendo cerca de 26 mil toneladas de maíz amarillo con prácticas y tecnologías de intensificación sustentable.

En los próximos años, esta iniciativa buscará impactar en cerca de 20 mil hectáreas para producir cerca de 180 mil toneladas de maíz cultivado con una huella de carbono reducida. A la fecha, de hecho, se ha logrado usar menos combustible para la producción de granos, así como un uso más eficiente del riego. 

Nos ahorramos en maquinaria, combustibles, nos ahorramos en agroquímicos, nos ahorramos en fertilizantes. Ahora producimos con mayor calidad y lo hacemos con un menor costo porque hacemos labranza mínima, además nos enseñan a hacer un manejo integrado de las plagas e incluso optimizamos el uso de los fertilizantes”, señala Leopoldo en referencia a este sistema que, además, evita que se hagan quemas agrícolas, una de las principales causas de incendios forestales. 

Así, al acercar a los productores la información que necesitan para conocer y contar con las herramientas que les permitan integrar métodos de producción sostenible, se beneficia a la Tierra y a la humanidad en consecuencia. 

Categorías
Noticias

Cómo el trigo volvió a ser rentable en esta comunidad

Los fertilizantes son un elemento indispensable en la producción de granos, pero sus altos costos han sido un obstáculo para muchos agricultores que cultivan de forma convencional ya que, además del costo de los fertilizantes, su aplicación implica el pago de mano de obra y maquinaria. Estas condiciones han hecho que para muchos productores guanajuatenses la siembra para el ciclo otoño-invierno no fuera costeable y, de hecho, actualmente es posible observar muchas parcelas sin sembrar.

La Agricultura de Conservación que promueve el equipo técnico de MasAgro Guanajuato es una alternativa para reducir costos de producción y, adicionalmente, cuidar el ambiente al hacer mejor uso de los recursos naturales, particularmente suelo y agua. Se trata de un sistema de producción sustentable cuyos componentes básicos son la cobertura del suelo con rastrojo, la diversificación de cultivos y la mínima labranza. 

Este sistema está siendo promovido en diversas localidades, como en Providencia de Pérez, Colonia Morelos, Guadalupe de Rivera y Purísima de Covarrubias, en Irapuato, donde se desarrollan acciones formativas directas con 15 productores que trabajan en terrenos con régimen de riego con pozo profundo. 

Aunque podría parecer un número pequeño, estos 15 productores de Irapuato que han decidido darle una oportunidad a las innovaciones agrícolas son clave para que un mayor número de productores de ese municipio adopte el sistema.

En la comunidad de Valencianita, por ejemplo, se establecieron parcelas demostrativas de la mano de los productores Enrique Bernal y Margarito Gutiérrez, quienes son ya una referencia local de que el trigo con Agricultura de Conservación sí puede volver a ser una actividad económicamente rentable y atractiva.

Lo anterior es relevante porque, años atrás, el cultivo de trigo era una actividad prioritaria en Valencianita; sin embargo, al hacerlo de forma convencional, con prácticas poco adecuadas, los costos de producción y la baja productividad la volvieron poco rentable. Afortunadamente esto puede cambiar si un mayor número de productores le brinda una oportunidad a la Agricultura de Conservación. 

De acuerdo con Arturo Buenavista, agente técnico de MasAgro Guanajuato, “el que los productores dejen el 100% del rastrojo como cobertura del suelo favorece la retención de humedad y reduce de manera significativa la presencia de malezas. Así, el productor evita el gasto en la compra y aplicación de herbicidas y, de paso, cuida el medioambiente y eso beneficia a toda la sociedad”. 

Los productores que deseen reducir sus costos de producción sin afectar los rendimientos y probar, en general, los diversos beneficios de la Agricultura Sustentable, pueden ponerse en contacto con los agentes técnicos del programa, quienes además les podrán asesorar para realizar adecuadamente una fertilización enterrada que les permitirá alcanzar hasta un 60% de aprovechamiento del fertilizante, hecho que debido a los costos actuales resulta una práctica estratégica.

Categorías
Noticias

El importante papel de la agroindustria en la seguridad alimentaria

De acuerdo con el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, divulgado por las Naciones Unidas, la crisis económica derivada en gran parte de la pandemia por COVID-19 detonó uno de los mayores aumentos del hambre en el mundo en décadas, haciendo que el número de personas subalimentadas en 2020 ascendiera a 811 millones, esto es, cerca de la décima parte de la población mundial.

“En nuestra región y el resto del mundo vemos cada vez más personas en estado de vulnerabilidad con algún tipo de carencia alimentaria, y, con la llegada de la pandemia, esta situación se magnificó. (…) Desde nuestra trinchera, nuestras armas más poderosas para aportar a reducir la inseguridad alimentaria en los distintos países donde operamos son la estrategia de responsabilidad social global llamada Mejores Días y nuestras alianzas clave”, refiere Nicolás Amaya, presidente de Kellogg Latinoamérica en un artículo recientemente publicado por Forbes. 

En el artículo, Nicolás Anaya enfatiza en el papel decisivo de la agroindustria en la lucha contra el hambre y destaca el proyecto de Apoyo al Abastecimiento Responsable que impulsa Kellogg en conjunto con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), con el cual se impulsa a que los agricultores produzcan de forma sostenible maíces amarillos. 

Apoyo al Abastecimiento Responsable se desarrolla en diversos puntos del norte del país y de El Bajío. Actualmente está beneficiando a unos 400 agricultores quienes están implementando prácticas de Agricultura Sustentable en más de 6,000 hectáreas de tierra. Esos productores han logrado, a partir de las prácticas sustentables, tener una rentabilidad del 36% y se espera, en una segunda etapa del proyecto, impactar en mil familias de productores y cubrir más de 20 mil hectáreas donde se producirán más de 190 toneladas de maíz amarillo de forma sustentable. 

Además, al cultivar grano de alta calidad se está logrando producir más con menos agua. También se está haciendo un uso idóneo de los productos para tratamiento de semillas y control de plagas y malezas, y se ha logrado disminuir en un 23% la emisión de CO2 a la atmósfera. 

Con esta y otras iniciativas, Kellogg busca contribuir significativamente a los esfuerzos para lograr la seguridad y la autosuficiencia alimentaria de México y otros países donde tiene presencia. Te invitamos a leer el artículo completo en: https://www.forbes.com.mx/ad-kellogg-el-gigante-que-contribuye-a-la-seguridad-alimentaria/

Con información de Forbes Content.

Categorías
Noticias

El lado humano de MasAgro Guanajuato

Comonfort, Gto.- Mi nombre es Diego Guadalupe Cárdenas García y, orgullosamente, soy agente técnico de MasAgro Guanajuato —programa de la Secretaría de Desarrollo Agroalimentario y Rural (SDAyR) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)—, asignado a los municipios de Comonfort y San Miguel de Allende. 

Soy originario del municipio de San Luis de la Paz, al noreste del estado, y he visto de cerca la manera de producir alimentos y los grandes retos a los que día con día se enfrentan los productores agrícolas, eso me motivó a estudiar la carrera de agrónomía en la Universidad Autónoma Chapingo, donde me especialicé en parasitología agrícola.

Promover prácticas sustentables para producir alimentos implica un gran esfuerzo porque, si bien la formación académica es importante, para un proyecto que fomenta la innovación, como MasAgro Guanajuato, es necesario que desarrollemos otras capacidades y por ello recibimos capacitación teórica y práctica de manera constante, dirigida al desarrollo de habilidades y conocimientos para la toma de decisiones con soluciones basadas en la ciencia que le permitan a los productores alcanzar una mayor productividad haciendo uso eficiente de los recursos, con la menor degradación posible del suelo y preservando el medioambiente.

Para respaldar las prácticas y estrategias que sugerimos a los productores y otros actores clave vinculados a la cadena productiva, contamos con plataformas de investigación donde se ensayan y validan las diferentes tecnologías, adaptadas a las necesidades y retos de la región. Posteriormente, junto con los productores, se establecen parcelas llamadas módulos demostrativos, donde se implementan tanto las innovaciones propuestas por MasAgro (en una fracción del terreno) como el manejo convencional del agricultor (en otra fracción del terreno, al lado de la innovación y a manera de “testigo”), para que al final del ciclo se puedan evaluar y comparar. 

También están las áreas de extensión, que son las superficies donde las innovaciones son implementadas por los agricultores con los que trabajamos directamente, y áreas de impacto, que son las parcelas donde se adopta alguna innovación sin intervención directa de un agente técnico. 

Toda esta estructura toma sentido y se materializa desde que proponemos al agricultor realizar un diagnóstico de parcela, el cual consiste en una evaluación inicial de las condiciones físicas y químicas de su suelo —por ejemplo: nivelación, drenaje, compactación, dureza, materia orgánica, textura, equidistancia de surcos o camas, profundidad de raya, cobertura y cantidad de rastrojo, pH e infraestructura del colaborador—. Dependiendo de este análisis podemos determinar si es posible implementar inmediatamente Agricultura de Conservación o son necesarios trabajos de manera gradual (a estos trabajos previos se les denomina año cero). 

Agradezco a la SDAyR y al CIMMYT que, en colaboración con el Gobierno de Guanajuato, me han dado la oportunidad de participar en este proyecto siendo un recién egresado y así compartir mi conocimiento. También agradezco a quienes han sido mis mentores durante el proceso de inducción y a mis compañeros con quienes comparto el entusiasmo de contribuir, a través de MasAgro Guanajuato, a que la actividad agrícola en el estado sea más productiva y, sobre todo, a que sean los propios productores quienes se fijen nuevas metas, alcancen objetivos, sean innovadores, hagan uso eficiente de los recursos, optimicen sus procesos y preserven su mayor patrimonio que es “su tierra”: el suelo. 

Categorías
Noticias

Agricultores de Atenco se suman a la producción sustentable

Atenco, Edo. Méx.- Atenco es uno de los municipios de la zona Oriente del Estado de México ―localizado cerca de la región del lago de Texcoco― que ha conservado, como parte de su identidad, el cultivo de maíz y granos básicos como el frijol, el haba y la avena. Además, sus productores han incursionado en el cultivo de hortalizas por la cercanía del municipio con importantes zonas urbanas. 

Ya que las zonas agrícolas abarcan gran parte de su territorio, Atenco es una lugar de importancia potencial para la producción agrícola; sin embargo, los productores de este municipio han tenido poco acceso a mejores prácticas que les ayuden a elevar su producción y, por ende, sus condiciones de vida. Por esta razón, en el presente ciclo agrícola un grupo de productores de diversas localidades de Atenco buscó nuevas y diversas prácticas que pudieran ayudarles a mejorar sus condiciones productivas.

A través de la Dirección de Fomento Agropecuario de Atenco, este grupo de productores se vinculó con diversas instituciones gubernamentales, educativas y de investigación, entre ellos el Centro de Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) cuyo equipo técnico actualmente colabora en conjunto con los productores para promover el uso de tecnologías sustentables.

Dentro de las diversas tecnologías que se promueven con los productores de Atenco se encuentra el uso de variedades adecuadas de maíz ―donde empresas nacionales e instituciones educativas como el Colegio de Postgraduados (COLPOS) apoyan con nuevos materiales híbridos que puedan probarse y adaptarse a la zona―. Para este propósito, el CIMMYT colabora a través de puntos de maquinaria con el préstamo de una sembradora de precisión que permite establecer mejores densidades de siembra y un mejor arreglo topológico de la semilla ―es decir, la distribución de las semillas en la superficie sembrada―.

También se promueve el uso de herramientas de diagnóstico de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K), como el análisis de suelo, mediante el cual es posible desarrollar un plan de fertilidad integral para mejorar la nutrición de los cultivos. Además, en conjunto con instituciones de Sanidad Vegetal se promueven enfoques agroecológicos para el manejo de plagas ―incluyendo el uso de hongos entomopatógenos, extractos vegetales y el cambio de ingredientes altamente tóxicos por productos mas amigables con la fauna benéfica―, el uso correcto de insumos, así como el uso de tecnologías poscosecha para la conservación de granos.  

Todas estas prácticas sustentables tienen la finalidad de mejorar las condiciones productivas de los agricultores de Atenco quienes podrán acceder a ellas mediante actividades de capacitación e intercambio de experiencias entre productores gracias al establecimiento de ensayos en módulos y áreas de extensión. En esas parcelas demostrativas ellos podrán, de primera mano, conocer, aprender y decidir qué tecnologías son las más adecuadas para implementar en sus propias parcelas. 

Categorías
Noticias

La producción de alimentos hacia un mundo con más de 9 mil millones de habitantes

Texcoco, Edo. Méx.- Como consecuencia de la dinámica demográfica, el cambio climático y los modos de producción y consumo, el mundo está experimentando cambios drásticos y no muy alentadores. Aunque la población ya no crece de forma exponencial como lo hizo durante el siglo pasado, incluso con un ritmo menor se espera que la población mundial alcance los 9,700 millones en 2050 —actualmente es de alrededor de 7,700 millones— y un máximo de casi 11 mil millones alrededor del año 2100.

A pesar de que las tasas de crecimiento varían significativamente según las distintas regiones —se prevé que, de aquí a 2050, la mitad del crecimiento de la población mundial se originará en solo 9 países, principalmente de Asia y África: India, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo, Etiopía, Tanzania, Indonesia, Egipto y Estados Unidos (en orden decreciente)—, el hecho de que la población mundial vaya a sumar dos mil millones de nuevas personas hacia 2050 representa un serio desafío para la producción de alimentos. 

Dar de comer a 9,700 millones de personas cuando las tierras cultivables disminuyen y el cambio climático afecta directamente a la agricultura no será sencillo. Se requiere producir más con menos recursos disponibles, se requieren acciones inmediatas, sobre todo porque la nueva dinámica poblacional delinea un futuro urbano —se prevé que el nivel de urbanización será de casi un 70% en 2050— con tierras desgastadas debido a décadas de prácticas agrícolas insostenibles y una población envejecida que supone un reto adicional para los sistemas sanitarios, económicos y agroalimentarios, pues también las dietas se transforman en función de la dinámica poblacional. 

Por supuesto, México también será escenario de diversos cambios como resultado del contexto descrito. La variabilidad climática podría conducir al desplazamiento de comunidades enteras, el número de víctimas de fenómenos climáticos repentinos o muy rápidos —como sequías o subidas del nivel del mar— aumentaría y el campo mexicano, en medio de nuevas fuerzas demográficas, se vería particularmente afectado. 

¿Es posible hacer algo al respecto? Sí, y es importante actuar ahora en favor de los agricultores que juegan un papel vital en la producción de alimentos y son clave para la protección del medioambiente. Como menciona Roberto Vázquez, director de Asuntos Corporativos para Kellogg Latinoamérica en un artículo publicado recientemente en El Economista, “Ya no podemos pensar en prosperar de manera individual o con nuestra familia nuclear. Hoy más que nunca es necesario trasladar nuestras acciones a un trabajo colectivo y cooperativo para que esta palabra cobre un verdadero sentido”. 

Ante los desafíos actuales y hacia 2050 con respecto a la producción de alimentos, Roberto Vázquez enuncia distintas acciones que Kellogg ha emprendido, entre ellas su participación en Cultivos para México —iniciativa impulsada por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones del sector público y privado— y Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, proyecto que desarrolla con el soporte científico del CIMMYT para impulsar la producción sostenible y el abasto local de maíz amarillo. 

Para transformar la calidad de vida en las comunidades del país y del mundo es necesario, como menciona el director de Asuntos Corporativos para Kellogg Latinoamérica, sumar esfuerzos mediante proyectos en común. Te invitamos a leer el artículo completo dando clic aquí. 

Categorías
Noticias

Una agricultura basada en valores

Culiacán, Sin.-Cambiamos de mentalidad, sentimos la satisfacción de ser menos contaminantes, no desaparecimos como agricultores; al contrario, nos fortalecimos, estamos más adaptados a las nuevas necesidades y los problemas se van superando con el acompañamiento técnico. Entonces el proyecto se trata de valores: yo ya no me atrevería a usar un pesticida o un producto contaminante que afecte a los seres humanos o al ambiente, buscaría otra alternativa, entonces ya es un cambio de valores”, comenta Leopoldo Alejandro Gutiérrez Arroyo al referirse al proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México.

Leopoldo Gutiérrez es un productor de Culiacán, Sinaloa. Cuenta con más de 35 años de experiencia en la agricultura y comenta que fueron las condiciones climáticas que dificultaban cada vez más el cultivo del trigo lo que lo hicieron optar por el maíz: “la mayor parte del valle se convirtió de trigo a maíz por ese fenómeno. La agricultura genera incertidumbre porque no depende solo de nosotros, también dependemos del clima, dependemos de la naturaleza. Así que el hecho de verse acompañado en cuestión de la asistencia técnica hace que uno tome mejores decisiones y no estar tan angustiados”, menciona en referencia al acompañamiento técnico que le brinda el proyecto.

Apoyo al Abastecimiento Responsable en México es un proyecto de la compañía Kellogg que cuenta con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la participación de diversos actores clave de la cadena de valor: “A través de Grupo SACSA nos incorporamos al proyecto de Kellogg. En su momento nos interesó que se trata de una agricultura por contrato con una empresa seria; además nos ofrecieron asistencia técnica para mejorar la producción, pero posteriormente nos dimos cuenta de que pudimos migrar a una agricultura más sustentable, más armoniosa con el medioambiente. Ahora que ya estoy dentro de esto me doy cuenta”, comenta Leopoldo.

“La forma convencional en que hacíamos la preparación del terreno implicaba mover mucho la tierra y ahora vemos que eso no es necesario. Usábamos pesticidas que no son… digamos bondadosos con el ambiente; el manejo lo hacíamos de acuerdo con la experiencia de cada quien, y ahora pues ya migramos hacia una agricultura con más metodología, más ambientalista. Definitivamente esto es cuestión de valores. Cada vez tendemos a ser más cuidadosos con el ambiente y resulta que es más rentable porque utilizamos menos químicos”, manifiesta el productor.

Para el señor Leopoldo las prácticas sustentables también se reflejan en su economía: “nos ahorramos en maquinaria, combustibles, nos ahorramos en agroquímicos, nos ahorramos en fertilizantes. Si le pongo un porcentaje pues debe estar entre el 20 y el 25% de ahorros. Entonces ahora producimos con mayor calidad y lo hacemos con un menor costo porque hacemos labranza mínima, nuestra maquinaria se desgasta menos; además nos enseñan a hacer un manejo más integrado de las plagas e incluso optimizamos el uso de los fertilizantes. Hemos participado en talleres para aprender a usar nuevos equipos especiales para esta labranza, también hemos recibido, sin ningún costo, cursos de fertilización, cursos de comercialización y también de manejo de plagas”.

Finalmente, el señor Leopoldo comenta que el proyecto ha impulsado una relación de confianza con la empresa, “una relación con valores, más humana y con un contrato confiable en que hemos aprendido a obtener producto de calidad de acuerdo con lo que necesita la empresa; recibimos asistencia técnica y la hemos aprendido a utilizar para satisfacer las nuevas necesidades de alimentos de la humanidad.  Estos son valores, es un cambio: la importancia que tiene el medioambiente, la importancia que tiene una buena alimentación con buenos productos”. 

Categorías
Noticias

AgriLAC Resiliente, una iniciativa para transformar el campo en América Latina y el Caribe

El pasado miércoles 25 de agosto se realizó en formato virtual la reunión informativa de Alto Nivel del One CGIAR para América Latina y el Caribe, para presentar el portafolio de iniciativas del CGIAR —consorcio internacional de 15 centros de investigación agrícola del que el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) es miembro fundador— para el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios en la región*. En este encuentro destacó AgriLAC Resiliente como la iniciativa regional integradora que hará investigación a la medida de los retos regionales y escalará los impactos en la región conjuntamente con sus socios. 

Para dar contexto a los participantes se abordó en principio el actual proceso de reforma del CGIAR, la alianza mundial en investigación que busca contribuir a la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios y enfrentar los retos globales del siglo XXI como el cambio climático y la seguridad alimentaria.

El CGIAR tendrá una estructura regional para potenciar su efectividad y responder mejor a prioridades, necesidades y demandas que tengan lugar en América Latina y el Caribe; también tomará en cuenta las fortalezas de la región y sus aportes para diseñar mejores respuestas a los retos a los que nos enfrentamos en torno a los sistemas agroalimentarios, comentó Jesús Quintana, Director Gerente para las Américas, de la Alianza de Bioversity International y el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), organización que forma parte del CGIAR. 

Agregó que América Latina y el Caribe poseen conjuntamente la mayor reserva de suelos cultivables del planeta, el 30% del agua renovable, el 46 % de los bosques tropicales y el 30% de la biodiversidad, lo que supone una enorme contribución al suministro mundial de alimentos y a otros servicios ecosistémicos del planeta.

“Estos aportes, bienes y servicios se encuentran amenazados por el avance del cambio climático, el deterioro del medioambiente y un modelo de agricultura poco competitivo y sostenible, aumentando la vulnerabilidad y la malnutrición de los sectores más desfavorecidos de la región; por tanto, para cumplir con los nuevos objetivos, la estructura renovada del CGIAR está diseñando una nueva hoja de ruta como parte del proceso que se basa en la estrategia investigación-innovación 2030. La nueva estrategia se apoyará en una red de gobiernos comprometidos y representados, en un sector privado dinámico, en una sociedad civil comprometida y capaz, y por supuesto, en nuestros donantes y socios regionales e internacionales que nos llevan apoyando y complementando por muchos años”, señaló Quintana. 

En su oportunidad, Martin Kropff, Director Global de Sistemas Agroalimentarios Resilientes del CGIAR, sostuvo que la nueva agenda global del CGIAR se basa en 33 nuevas iniciativas divididas en tres grandes unidades: innovación genética, sistemas agroalimentarios resilientes y transformación sistémica: “Los sistemas resilientes agroalimentarios incluyen todo el trabajo de agricultura, agronomía, producción de cultivos a nivel comercial, pero también ganadería y pesca; son iniciativas globales, estamos buscando nuevo abordaje, ya tenemos ejemplo de ello, uno es MasAgro en México que ya ha estado operando por diez años, y otro en Asia, donde se está trabajando con los tres niveles de innovación a partir de la genética, mejor manejo del cultivo, mejor manejo de la ganadería, mejor manejo de la pesca y por supuesto con gobernanza; como siempre se ha indicado no podemos llegar a ningún lado si no conjuntamos estos tres ejes”.

En este sentido, destacó la importancia de las iniciativas integradas regionales y enumeró las cinco áreas de impacto que serán monitoreadas a nivel global y en la región: nutrición y salud; reducción de la pobreza, medios de vida y generación de empleos; igualdad de género, juventud e inclusión social; adaptación climática y mitigación; y salud del ambiente y biodiversidad.

“Esto no es solamente hablar y soñar, sino un ejemplo de lo que se puede hacer. En México hemos llegado a 500 mil productores que han tenido impacto a mayor escala en los sistemas de maíz y trigo, pero queremos ir más allá, las metodologías ya se desarrollaron, ya existen, las vamos a ir mejorando, muchas se refieren a la diversificación de los sistemas de cultivo pero obviamente hay que ir creciendo poco a poco, hay que aumentar la sostenibilidad en el uso y la producción de los productos básicos sino, no vamos a tener espacio para mayor variedad de cultivos en nuestros suelos” agregó Kropff.

Durante la reunión, la Iniciativa Regional Integradora, AgriLAC Resiliente,  se presentó ante actores del sector público, privado, organismos regionales e internacionales, y socios de la red de centros del CGIAR en América Latina y el Caribe. AgriLAC Resiliente abordará los desafíos claves para la región, combinando y escalando esfuerzos con las otras 16 iniciativas del CGIAR presentes en la región; así como con los planes nacionales de los gobiernos y los organismos internacionales. 

Bram Govaerts, Director General a.i. del CIMMYT, sostuvo que la iniciativa busca fortalecer los sistemas de innovación agroalimentarios en las diferentes escalas para incrementar la resiliencia, servicios ecosistémicos y competitividad de los sistemas agroalimentarios de manera que estén mejor equipados para abordar las necesidades más apremiantes de seguridad alimentaria y nutricional, crisis climática y migración. 

El también co-líder de AgriLAC Resiliente, agregó que los sistemas de innovación e investigación agropecuario de América Latina y el Caribe son decisivos para desarrollar y desplegar innovaciones sociotécnicas que puedan contribuir a abordar los principales desafíos de la región. En este contexto, mencionó que la iniciativa AgriLAC Resiliente buscará impactar en los siguientes pilares: la sostenibilidad ambiental y preservación de la biodiversidad; desarrollo socioeconómico, los ingresos, el empleo y la mitigación de la pobreza; aumento de los problemas de la salud relacionados con la dieta y exacerbación de los problemas de desigualdad de raíz.

Govaerts enfatizó la importancia de construir sistemas agroalimentarios estables, resilientes y sustentables que contribuyan a erradicar el hambre, conservar el medio ambiente, producir más con menos y reconstruir un tejido social para consolidar una Agricultura Para la Paz.

Por su parte, Deissy Martínez Barón, líder de AgriLAC Resiliente y Directora Regional para América Latina del Programa de Investigación del CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS), comentó que la idea de la iniciativa es que se pueda facilitar la investigación colaborativa, conectar con las diferentes redes de socios y aliados con los que han colaborado desde hace varias décadas en la región y poder hacer que la investigación que se genera en el CGIAR sea realmente usada para generar el impacto deseado y contribuir a los retos globales mencionados como el cambio y variabilidad climática.

Agregó que los cinco componentes de investigación en torno a los sistemas agroalimentarios de AgriLAC Resiliente son: 1) Clima y nutrición que busca utilizar las innovaciones colaborativas para sistemas agroalimentarios resilientes al clima y nutritivos. 2) Agricultura digital a través del uso de herramientas digitales e inclusivas para la creación de conocimiento accionable; 3) Competitividad con bajas emisiones, enfocado en los agroecosistemas, paisajes y cadenas de valor, bajas en emisiones sostenibles; 4) Innovación y escalamiento con la red de Innova-Hubs para innovaciones agroalimentarias y su escalamiento; 5) Ciencia para la toma de decisiones oportunas y establecimiento de políticas, instituciones e inversiones para sistemas agroalimentarios resilientes, competitivos y bajos en emisiones.

Todos estos componentes estarán alimentados de las iniciativas globales presentes en la región. El enfoque de la iniciativa es trabajar en todas las escalas para fortalecer el sistema de innovación agroalimentaria a través de ciencia colaborativa, escalamiento efectivo y un impacto integral. 

“Para implementar este enfoque nos vamos a focalizar inicialmente en cuatro países centroamericanos —Honduras, Nicaragua, Guatemala y el Salvador— que son los que tienen mayores retos en términos de variabilidad climática, retos socioecómicos, de desarrollo y con gran potencial para innovar y generar conocimiento. Mientras que México, Colombia y Perú estarán considerados como países escalonadores que tienen un gran potencial en el desarrollo de la innovación y con la capacidad de escalar las innovaciones que se generen en Centroamérica, pero también en sus propios territorios y así generar un impacto” comentó Deissy Martínez-Barón.

Finalmente, señaló las metas planteadas por AgriLAC Resiliente para 2024:

  • Que las instituciones de investigación local y nacional estén mejor equipadas con tecnologías diversificadas y herramientas digitales para asesoría agroclimática y opciones para mejorar las dietas.
  • Que gremios, ONGs y servicios de extensión brinden la asistencia técnica facilitada por medios digitales para reducir riesgos climáticos, anticipar acciones e intensificar la producción sostenible.
  • Que actores de los sistemas agroalimentarios integren estrategias para reducir emisiones, incrementar productividad y monitorear los diferentes compromisos internacionales que tienen los países a nivel global.
  • Se espera que los actores de los sistemas de innovación hayan establecido conjuntamente Innova-Hubs para adaptar, adoptar y escalar estrategias productivas resilientes al clima, bajas en emisiones y nutritivas en diversas zonas agroecológicas.
  • Contribuir a que los gobiernos nacionales formulen e implementen políticas agroalimentarias transformadoras, sostenibles y resilientes e inclusivas para que a través de la ciencia se pueda informar la redistribución de inversiones con perspectiva de género. 

Como parte del proceso de diseño del portafolio de iniciativas de investigación del CGIAR, ahora seguirá una serie de conversatorios de consulta y validación con los actores clave de la región para retroalimentar lo propuesto en AgriLAC Resiliente e identificar diversas formas de unir esfuerzos para potencializar la contribución de esta iniciativa a los grandes retos regionales de la mano de todos los aliados que impulsan la iniciativa.  

*Todas las iniciativas se encuentran actualmente en la etapa de desarrollo de la propuesta y se presentarán al próximo Consejo del Sistema para su aprobación.

Categorías
Noticias

Plan Maíz, un plan por el medioambiente

Pénjamo, Gto.- “Hoy en día el principal reto que vamos a tener como productores va a ser el cuidado de los recursos naturales, principalmente el agua, así que tenemos que aprender a adaptar nuevas tecnologías para su cuidado, llámese riego por goteo, sistemas de riego más eficientes, aspersiones, pero cuidar siempre el agua porque sí está bajando mucho el nivel”, comenta José Aranda Pérez, productor de Pénjamo que participa en el Plan Maíz, un proyecto impulsado por Nestlé con el soporte científico del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

José es un productor joven, se dedica al campo desde hace cinco años, terminó su carrera de ingeniero agrónomo hace tres y desde entonces se dedicó por completo a la agricultura: “yo entré a la guerra sin saber nada de agricultura y hasta la fecha sigo aprendiendo, he logrado avanzar aceptando consejos, preguntando y no quedándome con la duda. Por eso es muy bueno tener acompañamiento técnico de este proyecto porque no por el hecho de que uno sea profesionista quiere decir que sabe todo. Los técnicos traen ideas nuevas, lo acompañan a uno, lo aconsejan, y eso sirve para tomar buenas decisiones y corregir lo que uno está haciendo mal”, comenta. 

El proyecto Plan Maíz le da valor a la producción sustentable y por eso promueve una amplia gama de prácticas que le permiten a los agricultores participantes cuidar los recursos naturales y obtener mejores niveles de rentabilidad: “tenemos varias parcelas demostrativas e invitamos a los agricultores a días de campo, vamos y les mostramos lo que estamos haciendo para que ellos por su propia cuenta vean si funciona o no y le den el visto bueno”, comenta Andrés Germán Loza Medina, de la Financiera Sakxim, la cual está sumando esfuerzos con Nestlé y el CIMMYT para elevar la cantidad y la calidad del grano que se cultiva en México a través de prácticas respetuosas con el medioambiente. 

“Otro gran reto es que la gente entienda que la tecnología va a ir cambiando y uno tiene que ir adaptándose a ello. Por eso es importante informar a los jóvenes, acercarlos al campo, que vean cuáles son los procesos, que entiendan que del campo es la comida. Por ejemplo, Pénjamo vive del campo, sin el campo aquí en Pénjamo no hay movimiento, no hay dinero, no hay nada. A los jóvenes que trabajan conmigo yo los oriento a que sigan estudiando y a todos mis sobrinos me los llevo a trabajar a que conozcan el campo”, dice José, quien ve en proyectos como Plan Maíz una oportunidad para que los jóvenes consideren una vocación en el campo y sean innovadores. 

“Ahorita es muy buen tiempo para invitar a los jóvenes. Nosotros como técnicos —lo acompaña el ingeniero Manuel Tafoya—compartimos con los jóvenes para invitarlos a que formen parte de este ramo y que vean que es un negocio redituable. Periódicamente hacemos exposiciones en nuestras sucursales, invitamos a productores y a sus hijos para que vean nuestra forma de trabajar y se les comparte el mensaje de la Agricultura Sustentable”, finaliza el ingeniero de la Financiera Sakxim.