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Tips para evaluar la materia orgánica (MO) en tu suelo

José Manuel Rivera explica cómo evaluar la materia orgánica del suelo al utilizar muestras de diferentes estratos y agua oxigenada para determinar su nivel de fertilidad y salud. (Foto: CIMMYT)
José Manuel Rivera explica cómo evaluar la materia orgánica del suelo al utilizar muestras de diferentes estratos y agua oxigenada para determinar su nivel de fertilidad y salud. (Foto: CIMMYT)

José Manuel Rivera, especialista en Fitotecnia y técnico certificado, comparte una práctica sencilla y efectiva para evaluar la materia orgánica en diferentes estratos de tu parcela. La materia orgánica es clave para la fertilidad y estructura del suelo, y esta prueba te ayudará a conocer su cantidad y calidad.

 

¿Qué materiales necesitas?

·  Muestras de suelo de tres estratos:

Muestras de suelo de diferentes estratos listas para la prueba de materia orgánica con agua oxigenada: estrato superior, medio y profundo. (Foto: CIMMYT)
Muestras de suelo de diferentes estratos listas para la prueba de materia orgánica con agua oxigenada: estrato superior, medio y profundo. (Foto: CIMMYT)

1. Estrato superior: 0-10 cm, donde se encuentra la mayor cantidad de materia orgánica.
2. Estrato medio: 30-35 cm, con materia orgánica en menor proporción.
3. Estrato profundo: 40-50 cm, con menor cantidad de materia orgánica.

· Un vaso de plástico o contenedor.

Agua oxigenada, elemento clave para realizar la prueba de materia orgánica en muestras de suelo de diferentes profundidades. (Foto: CIMMYT)
Agua oxigenada, elemento clave para realizar la prueba de materia orgánica en muestras de suelo de diferentes profundidades. (Foto: CIMMYT)

· Agua oxigenada.

Pasos para realizar la prueba

José Manuel Rivera aplica agua oxigenada en muestras de suelo de distintos estratos para evaluar la cantidad de materia orgánica presente. (Foto: CIMMYT)
José Manuel Rivera aplica agua oxigenada en muestras de suelo de distintos estratos para evaluar la cantidad de materia orgánica presente. (Foto: CIMMYT) 

1. Recolecta muestras de suelo de cada estrato, procurando que la cantidad sea uniforme.
2. Coloca cada muestra en un recipiente por separado.
3. Aplica agua oxigenada en cada muestra y observa la reacción.

¿Qué observarás?

Reacción de efervescencia: El agua oxigenada reacciona con la materia orgánica y genera burbujas.

·  Mayor efervescencia: Indica una alta cantidad de materia orgánica, como en el estrato superior.

Reacción de una mayor efervescencia en una muestra de suelo tras aplicar agua oxigenada, indicando un alto contenido de materia orgánica en el estrato superior. (Foto: CIMMYT)
Reacción de una mayor efervescencia en una muestra de suelo tras aplicar agua oxigenada, indicando un alto contenido de materia orgánica en el estrato superior. (Foto: CIMMYT)

·  Menor efervescencia: Señala una baja cantidad de materia orgánica, como en los estratos inferiores.

Aplicación de agua oxigenada en muestras de suelo con menor efervescencia, lo que indica un contenido más bajo de materia orgánica en los estratos profundos. (Foto: CIMMYT)
Aplicación de agua oxigenada en muestras de suelo con menor efervescencia, lo que indica un contenido más bajo de materia orgánica en los estratos profundos. (Foto: CIMMYT)

¿Qué indica esta prueba?

Materia orgánica en estratos superiores: Proviene de rastrojos y residuos de cosecha que se descomponen y enriquecen el suelo.
Materia orgánica en estratos inferiores: Aunque presente, es significativamente menor que en la capa superficial.
 
¿Qué hacer si detectas niveles bajos de materia orgánica?

José Manuel Rivera explica la importancia de evaluar la materia orgánica en el suelo y cómo utilizar agua oxigenada para identificar su presencia en distintos estratos. (Foto: CIMMYT)
José Manuel Rivera explica la importancia de evaluar la materia orgánica en el suelo y cómo utilizar agua oxigenada para identificar su presencia en distintos estratos. (Foto: CIMMYT)

1. Incorpora rastrojos: Deja residuos de cultivos en el suelo después de la cosecha.
2. Siembra cultivos de cobertura: Ayudan a enriquecer y proteger el suelo.
3. Promueve prácticas sostenibles: Evita retirar residuos y fomenta su integración.

José Manuel Rivera destaca la importancia de evaluar la materia orgánica para mantener suelos fértiles y saludables. Esta prueba sencilla te permitirá implementar medidas correctivas y mejorar la productividad agrícola. ¡Realiza esta práctica y cuida tus suelos!

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Glomalina, un bioindicador del efecto de la agricultura de conservación sobre la calidad del suelo

Rastrojo de maíz como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Rastrojo de maíz como cobertura del suelo. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

La materia orgánica tiene un papel fundamental en la calidad y la salud del suelo. Los niveles de carbono, la presencia de ácidos húmicos —sustancias que resultan de la descomposición de la materia orgánica y favorecen el crecimiento de las plantas—, y la glomalina, por ejemplo, son algunos indicadores del estado de los suelos que están relacionados con la presencia de materia orgánica.

La glomalina, específicamente, es una proteína implicada en la simbiosis entre las plantas y algunos hongos benéficos. La glomalina tiene efectos positivos sobre las propiedades físicas y químicas de los suelos, ya que esta sustancia pegajosa favorece la formación de conglomerados o agregados, una etapa fundamental en la creación del suelo.

El contenido de glomalina es un bioindicador del mejoramiento en la calidad del suelo que promueve la agricultura de conservación”, señalan los investigadores responsables de la plataforma de investigación Soledad de Graciano Sánchez, en San Luis Potosí, donde colaboran el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Para evaluar el efecto de la agricultura de conservación en el contenido de glomalina en el suelo, los investigadores evaluaron siete tratamientos: barbecho más rastra, rastra, multiarado, labranza cero sin rastrojos, labranza cero con 33 % de rastrojo como cobertura, labranza cero con 66 % de rastrojo como cobertura y labranza cero con la totalidad de los rastrojos como cobertura del suelo.

El efecto acumulado de 25 años continuos con agricultura de conservación permitió incrementar en un 34 % la glomalina total con respecto al barbecho más rastra —práctica convencional que prevalece en la zona—. Al incrementarse la glomalina, se mejoró la estructura del suelo y se facilitó un mejor desarrollo de la raíz del cultivo para lograr rendimientos de maíz superiores a las 10 toneladas por hectárea contra 6.5 toneladas por hectárea que se obtuvieron con el método tradicional de barbecho más rastra”, puntualizan los responsables de la plataforma.

El incremento de la glomalina como resultado de los efectos acumulados de la agricultura de conservación es relevante porque, además de lo descrito, esta proteína está asociada al almacenamiento de carbono en el suelo. De hecho, existen programas de investigación que la estudian como una opción para indicar la cantidad del elemento en programas de comercio de créditos de carbono.

La red de plataformas de investigación del CIMMYT y sus colaboradores —de la que forma parte la plataforma Soledad de Graciano Sánchez— es una de las redes de investigación agrícola más relevantes a nivel mundial. Es impulsada por proyectos como AgriLAC Resiliente, Agriba Sustentable, Excellence in Agronomy, y otros igualmente importantes.

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Quemas agrícolas ponen en riesgo vidas humanas

Quema de rastrojos en agricultura convencional. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)
Quema de rastrojos en agricultura convencional. (Foto: Francisco Alarcón / CIMMYT)

El avance del cambio climático incrementará en todo el mundo el riesgo de incendios forestales devastadores en las décadas por venir, señala el estudio “Propagándose como un incendio forestal” del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) donde se proyecta que esos fenómenos se incrementarán un 30 % para 2050 y más de un 50 % para fin de siglo.

De acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, casi la totalidad de los incendios forestales en México son provocados por actividades humanas y un poco más del 30 % de estos se produce por actividades agropecuarias, siendo las quemas agrícolas una de las principales causas. 

Además de la afectación al medioambiente, los incendios tienen un costo social muy alto: el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en México los incendios son responsables del 31 % de los desastres en el país y ocasionan cerca del 27 % de la totalidad de la mortalidad asociada (humo, gases tóxicos, etcétera).

El registro histórico indica, además, que durante la década de 2010 a 2020 cerca de 100 personas perdieron la vida combatiendo incendios forestales (esto sería un promedio de 10 personas por año), por lo que es urgente minimizar el riesgo de incendios forestales en distintos frentes. En el terreno agrícola, la adopción de prácticas de agricultura sustentable contribuye no solo a combatir el cambio climático, sino también a reducir la posibilidad de incendios que ponen en riesgo vidas humanas. 

Yo ya no quemo porque se pierde la materia orgánica y se contamina. Aquí en la comunidad eso es constante, cada que alguien tira su guamil (tierra que estaba en descanso) o roza, quema la vegetación seca y no, no debe ser así porque estás dejando pobre a la tierra”, comenta Alan Brian Ríos, un productor de maíz de San Pedro Pochutla, Oaxaca, quien a través de los proyectos que promueve el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) aprendió a trabajar con agricultura de conservación. 

La agricultura de conservación es un sistema de producción sustentable que permite reducir los costos de producción, mejorar las condiciones del suelo, optimizar el consumo de agua, entre otros beneficios. Uno de sus componentes básicos es la cobertura del suelo con residuos de la cosecha anterior. Aprovechar los residuos (conocidos como rastrojos, paja, cañuela, etc.), en lugar de quemarlos, permite nutrir y proteger el suelo contra la erosión. 

Ya no quemamos la cañuela, ahora la dejamos sobre la tierra para que la abone y ya luego sembramos. Y nos ha dado resultado, ahí se ve. En donde no se deja la cañuela la matita está muy chiquita, no produce mucho el frijolito, pero donde tiene cañuela crece y ahí da más. Ya no es como antes que la juntábamos y a echarle lumbre porque según que estorbaba. Ahora cuando vemos a muchachos juntándola para sacarla les enseñamos esta parcela”, comenta Bernarda Ojeda, productora de Oaxaca.

Los incendios forestales extremos suelen ser devastadores para la biodiversidad y para las personas, particularmente para aquellos que los combaten. También aceleran el cambio climático y, como señala el PNUMA en su informe, afectan de manera desproporcionada a los países más pobres del mundo, con impactos que se prolongan mucho tiempo después de que el fuego se apaga.

En el marco del Día Internacional del Combatiente de Incendios Forestales (4 de mayo) hacemos un recordatorio de cómo, con acciones simples como dejar el rastro sobre la superficie de las parcelas, se puede contribuir al cuidado del medioambiente y, además, a disminuir los riesgos de incendios forestales, reduciendo también las posibilidades de pérdidas de vidas humanas. 

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El suelo, aliado en la lucha contra el cambio climático

Muestreo de suelo para la evaluación de stocks de carbono en las zonas de cultivo de papa del distrito de Chugay, en La Libertad, Perú. (Foto: David Ramírez)
Muestreo de suelo para la evaluación de stocks de carbono en las zonas de cultivo de papa del distrito de Chugay, en La Libertad, Perú. (Foto: David Ramírez)

Para alimentarse, la humanidad depende de los suelos; sin embargo, 52 % de la tierra utilizada para cultivar alimentos está moderada o severamente degradada, lo cual disminuye la capacidad del suelo para cumplir con importantes funciones ecosistémicas, como la regulación del clima. 

En un contexto donde se estima que la agricultura es responsable del 39 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, un grupo de investigadores de centros de investigación internacionales, pertenecientes al sistema CGIAR, están recopilando evidencia para identificar las mejores prácticas agronómicas que lleven a los suelos agrícolas a transformarse en una solución, en un lugar de un problema. 

Efectivamente, el suelo es un gran aliado en la lucha contra el cambio climático, pero la pregunta es, ¿cómo se pueden reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) —uno de los principales gases de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global— y aumentar al mismo tiempo la captura de carbono desde los suelos agrícolas? 

El término “captura de carbono” implica la eliminación del CO2 de la atmósfera —que es donde tiene las mayores implicaciones negativas— y su almacenamiento en biomasa, en forma de vegetación, en el océano y ambientes terrestres, incluidos los suelos agrícolas. El contenido de carbono en los suelos agrícolas “depende de los factores relacionados con su formación, pero puede modificarse por los cambios en su manejo”, señala Nele Verhulst, líder de investigación en sistemas de cultivos para América Latina del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), uno de los centros de investigación del CGIAR. 

“En conjunto con la Universidad de Stanford (Estados Unidos), el CIMMYT desarrolla el proyecto Terradot para impulsar la adopción de sistemas de producción, con base en agricultura de conservación, que pueden aumentar los niveles de carbono orgánico del suelo, mejorando así su calidad y apoyando en la mitigación del cambio climático”, menciona Simon Fonteyne, líder del proyecto en el CIMMYT.

En el marco de este nuevo proyecto que en México se está desarrollando en el estado de Chiapas, recientemente —en la semana del 14 al 28 de octubre— se realizaron muestreos de suelo en las plataformas de investigación del Hub Chiapas del CIMMYT, ubicadas en los municipios de Villa Corzo, Venustiano Carranza y San Andrés Larráinzar. 

 “Las plataformas de Villa Corzo y Venustiano Carranza se encuentran en regiones con terrenos planos y mecanizados, mientras que en Larráinzar se siembra en zona de laderas, con el sistema de Milpa Intercalada con Árboles Frutales. Al representar las condiciones contrastantes de los sistemas de producción del estado, estas plataformas nos pueden ayudar a entender que prácticas capturan más carbono, y por eso estamos desarrollando investigación en ellas, determinando el contenido de materia orgánica, carbón orgánico del suelo y su densidad”, comenta Abel Saldivia Tejeda, uno de los investigadores del CIMMYT que participa en el proyecto.

“La estrategia es aumentar el contenido de carbono en el suelo, mejorar su distribución y estabilidad, encapsulándolo dentro de agregados estables para que esté protegido de los procesos microbianos por un largo tiempo. Por esta razón estamos midiendo el carbono en el suelo para ver si las prácticas sustentables pueden ayudar a captar carbono en las parcelas y así disminuir emisiones”, continua Saldivia. 

Paralelamente, en Perú, también se está midiendo el carbono en el suelo para identificar las prácticas agronómicas más adecuadas para su captura. Los trabajos iniciaron en 2020 y, a la fecha, ya se ha recolectado información sobre el manejo agronómico y la productividad de 500 productores de papa gracias al proyecto global Excelencia en Agronomía, una nueva iniciativa del CGIAR en América Latina en la que participan el Centro Internacional de la Papa (CIP) con la colaboración de pequeños productores del distrito de Chugay —provincia de Sánchez Carrión, La Libertad— y la ONG «Asociación Pataz».

Para recabar los datos en la zona andina se adaptó la bitácora agronómica e-Agrology del CIMMYT al cultivo de papa: “Los polígonos pertenecientes a las parcelas de los agricultores están definidos en e-Agrology, creando una oportunidad para entrenar imágenes basadas en la teledetección con campos de papas bajo diferentes afecciones de estrés, etapas fenológicas, variedades, manejos y rotaciones. Los algoritmos entrenados pueden permitir la detección de otras áreas y rotaciones de papa, dando la oportunidad de una cartografía de alta resolución del sistema de cultivo en la zona”, puntualiza David Ramírez, investigador del CIP que participa en este proyecto. 

La degradación de los suelos, el aumento de las plagas y enfermedades y la incertidumbre e intensidad de los fenómenos climáticos extremos están provocando que los agricultores andinos experimenten importantes reducciones en el rendimiento de sus cultivos. Muchos se ven obligados a utilizar fertilizantes inorgánicos y a aplicar frecuente e intensamente insecticidas y pesticidas para asegurar la producción. Aunque esto garantiza los rendimientos, implica emisiones indirectas de gases de efecto invernadero, aumentando la huella de carbono y, a su vez, reduciendo la capacidad del suelo para capturarlo.

Debido a este escenario, es necesario explorar técnicas agronómicas con potencial de mitigación del cambio climático, orientadas a incrementar la materia orgánica del suelo y reducir las emisiones indirectas de carbono a la atmósfera: “El suelo andino contiene altos stocks de carbono en el suelo; sin embargo, hay una falta de evidencia sistemática sobre la evaluación de estas reservas bajo las prácticas agronómicas actuales y del potencial de mitigación del cambio climático de los pequeños agricultores andinos”, señala Ramírez. 

“La medición del stock de carbono en el suelo asociada a las diferentes rotaciones de cultivos de las áreas paperas, unida al mapeo de alta resolución basado en imágenes satelitales, creará una oportunidad para evaluar y simular escenarios de captura de carbono en la zona. Todo esto también construirá evidencia para futuros esquemas de compensación en los mercados de carbono a futuro para los pequeños agricultores”, comenta el investigador. 

Así, tanto en México como en Perú, investigadores y agricultores buscan soluciones para hacer del suelo el mejor aliado en la lucha contra el cambio climático, adoptando y evaluando prácticas sustentables para contribuir a incrementar la productividad y la calidad de la producción no solo para los productores de estos países, sino para millones de pequeños hogares agrícolas en diversas partes del mundo. #SoilHealthMonitoring

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Las ventajas de sembrar en camas permanentes

Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Cultivo de trigo en agricultura de conservación. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Se entiende por agricultura de conservación al sistema de producción basado en tres componentes básicos: mínima labranza, cobertura permanente del suelo y diversificación de cultivos. En el Valle del Yaqui, en Sonora, México, este sistema es evaluado para brindar a los agricultores de la zona las mejores recomendaciones para su implementación y adopción, dados los amplios beneficios que ofrece. 

En la plataforma Cajeme II, por ejemplo, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) comparan la práctica convencional de la región con el tratamiento que incluye los tres componentes de agricultura de conservación. 

Reducir la intensidad de la labranza puede reducir los costos de producción por la disminución en operaciones y puede ayudar a conservar el suelo. Para conocer el efecto de la reducción de la labranza, en la plataforma se compara la siembra de trigo en monocultivo bajo labranza convencional y en camas permanentes. La labranza convencional en la región consiste en dos pasos de rastra y la formación de camas, mientras que las camas permanentes se forman en el año inicial del ensayo y después cada año solo se hace una reformación de los fondos, sembrándose directamente en las camas del año anterior”, comenta Nele Verhulst, investigadora del CIMMYT. 

De acuerdo con los investigadores, en la plataforma el trigo en camas permanentes tuvo mayor rendimiento que en camas con labranza convencional. En promedio, con cuatro riegos de auxilio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con labranza convencional, mientras que el promedio en camas permanentes fue de 8,1 toneladas por hectárea, una diferencia promedio de 0,8 toneladas por hectárea a favor de la siembra en camas permanentes. 

De acuerdo con Manuel Ruiz, otro de los investigadores que trabaja en la plataforma, “cuando se siembra en camas permanentes es mejor dejar el rastrojo sobre la superficie que removerlo, ya que el rastrojo impide la evaporación del agua, protege al suelo contra el sol y la lluvia, reduce el crecimiento de malezas y aporta materia orgánica”, por esto, continúa, “para sacar el mejor provecho de las camas permanentes se recomienda dejar el rastrojo sobre la superficie; pero incluso sin cobertura las camas permanentes rindieron en los primeros seis años del ensayo igual o más que con labranza convencional”.

El trigo es un cultivo que gracias al amacollamiento puede dar rendimientos similares sin ser afectados por la diversidad de arreglos topológicos —distribución de las plantas en la superficie sembrada— y densidades de siembra —cantidad de semillas que se depositan por hectárea—. En este sentido, en camas permanentes con rastrojo no se observó diferencia en el rendimiento entre el tratamiento con dos hileras y el tratamiento con tres hileras.

En promedio, se obtuvo un rendimiento de 7,3 toneladas por hectárea con el sistema convencional, mientras que el sistema de agricultura de conservación rindió en promedio 8.6 toneladas por hectárea. La agricultura de conservación entonces rindió en promedio 1,3 toneladas por hectárea más que el sistema convencional.

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La investigación agrícola en Guasave

Siembra en la plataforma CIMMYT-AARSP con la sembradora Monosem con disco cortador y machetes profundos. (Foto: Fernando Urías Preciado, AARSP)
Siembra en la plataforma CIMMYT-AARSP con la sembradora Monosem con disco cortador y machetes profundos. (Foto: Fernando Urías Preciado, AARSP)

Conocido como el corazón agrícola de México por su alta productividad, Guasave es el municipio con la mayor superficie de siembra bajo riego a nivel nacional. No obstante, debido a la prevalencia de prácticas agrícolas inadecuadas, los suelos en la región presentan bajos porcentajes de materia orgánica. Además, el alto uso de insumos —como herbicidas, insecticidas, fertilizantes y semillas mejoradas de alto rendimiento— impacta en la rentabilidad de los sistemas productivos. 

Para buscar soluciones al alto impacto ambiental y la baja rentabilidad de la agricultura en la región, la Asociación de Agricultores del Río Sinaloa Poniente (AARSP) —que concentra aproximadamente a 1 200 productores de la zona como socios— y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) colaboran en la plataforma de investigación de Guasave, establecida en 2011 para evaluar sistemas de producción alternativos a fin de identificar aquellos que ofrezcan un menor impacto ambiental y también mayor rentabilidad. 

Así, en la plataforma se han comparado métodos de labranza —sistema convencional y agricultura de conservación mediante camas permanentes—, se ha evaluado la fertilización nitrogenada con base en la recomendación del sensor GreenSeeker® y se han validado diversos híbridos de maíz blanco y amarillo de compañías nacionales y transnacionales.

Con respecto a los métodos de labranza, en la plataforma se ha documentado que, como alternativa al sistema convencional que prevalece en la región —en el que se realiza barbecho y de tres a cinco pasos de rastra como preparación del suelo, propiciando la pérdida de materia orgánica—, la siembra en camas permanentes podría eliminar casi toda la labranza y sus efectos negativos. Además, en el periodo comprendido entre 2011 y 2021, en promedio el rendimiento fue ligeramente mayor en camas permanentes —13,6 toneladas por hectárea con labranza convencional y 14,1 toneladas por hectárea con camas permanentes—.

Además del rendimiento ligeramente mayor, las camas permanentes reducen los costos de producción: en la plataforma, al evitar los pasos de maquinaria, la siembra en camas permanentes es, en promedio, cuatro mil pesos (4 000 MXN) por hectárea menos costosa que la siembra en camas con labranza convencional. Debido al rendimiento similar o mayor —a largo plazo— y la reducción en costos de labranza, la siembra de maíz en camas permanentes es una opción más rentable para el productor y, al mismo tiempo, más amigable con el medioambiente.

En la plataforma también se ha observado que, con respecto a la forma convencional, las camas permanentes con rastrojo sobre la superficie requieren de hasta 15 días más para dar “punto de siembra”, por lo que si se originara alguna situación que alargue el tiempo entre riegos en el cultivo establecido, el sistema convencional presentaría un mayor estrés hídrico con respecto a las camas permanentes que, en cambio, podrían beneficiar al cultivo en casos donde hay un retraso en la disponibilidad del agua para el riego. 

Aunque en la plataforma no se ha cuantificado este efecto, ya que se suele tener un suministro de agua asegurado, es probable que en los campos de los productores este efecto sea visible o más pronunciado. Además, el rastrojo sobre la superficie del suelo tiene el beneficio adicional de reducir la incidencia de malezas durante el verano, que es la época de descanso. 

La mejora del suelo que se observa sembrando en camas permanentes es un efecto que se nota a largo plazo ya que, en general, la degradación del suelo por la labranza y pérdida de materia orgánica, al igual que la mejora del suelo bajo camas permanentes, son procesos lentos que tardan algunos años en acumular diferencias suficientemente grandes para ser notables, de ahí la importancia de plataformas como la Guasave que permiten desarrollar ensayos de largo plazo para generar recomendaciones puntuales a los productores. 

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Pobres en materia orgánica el 74 % de los suelos del perímetro del acuífero de Calera

Iván Ortiz-Monasterio durante la presentación de avances del mapeo de fertilidad para los suelos del perímetro del Acuífero de Calera, en Zacatecas, México. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)
Iván Ortiz-Monasterio durante la presentación de avances del mapeo de fertilidad para los suelos del perímetro del Acuífero de Calera, en Zacatecas, México. (Foto: Hub Intermedio-CIMMYT)

La poca disponibilidad de agua en el acuífero de Calera, en el estado de Zacatecas, México, ha propiciado que varios agricultores de la zona tecnifiquen el riego mediante sistemas que, en algunos casos, presentan baja eficiencia debido, entre otros aspectos, a que generalmente son instalados de forma empírica. 

Ante esta situación, mediante el proyecto Aguas Firmes se está impulsando una tecnificación con un diseño encaminado a un uso más eficiente del sistema, complementándose con el monitoreo continuo en campo y la asesoría para la implementación de prácticas y tecnologías de agricultura sustentable. 

Aguas Firmes es un proyecto del Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ), implementado por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y diversas organizaciones. Su objetivo fundamental es mejorar la sustentabilidad hídrica de los acuíferos de Calera en Zacatecas y Apan en Hidalgo y por ello promueve la agricultura sustentable como uno de sus pilares.

En este sentido, el acompañamiento técnico que promueve Aguas Firmes es brindado por especialistas que aportan recomendaciones para identificar los rezagos en las prácticas agronómicas acostumbradas, permitiendo que los productores obtengan nuevos conocimientos para optimizar sus propios sistemas de producción con sistemas sustentables como la agricultura de conservación.

Como parte del soporte científico al acompañamiento técnico de Aguas Firmes, recientemente Iván Ortiz-Monasterio, científico principal del CIMMYT, compartió con productores y técnicos que participan en el proyecto diversas estrategias y recomendaciones en torno a la fertilidad del suelo. 

El especialista del CIMMYT explicó la importancia de los factores físicos, químicos y biológicos que determinan la fertilidad de los suelos, así como las estrategias disponibles para el manejo de suelos ácidos y alcalinos. La propuesta de manejo de la fertilización expuesta por el científico resaltó la importancia de la fuente, dosis, momento y lugar de aplicación correctos, tomando en cuenta herramientas como el análisis de suelo y el uso de sensores ópticos para optimizar la fertilización nitrogenada. 

Durante su participación, Ortiz-Monasterio también presentó el avance del mapeo de la fertilidad de los suelos de los municipios que integran el perímetro del acuífero de Calera. Dicho mapeo se está conformando con los resultados de casi un centenar de análisis de suelos realizados en lo que va del año dentro del perímetro en mención.

La relevancia de este mapeo de la fertilidad de los suelos de la zona radica en que posibilitará hacer recomendaciones nutrimentales por regiones aún sin contar con los resultados de los análisis de suelo de cada parcela particular. Además, este mapeo permitirá tener una visión general de aspectos particulares de los suelos, como el caso de la materia orgánica. 

De hecho, mediante los avances presentados, se ha podido documentar que los suelos de la zona tienen limitaciones de micronutrientes como hierro, zinc y boro, por lo que deberán ser aplicados de acuerdo con el requerimiento y meta de rendimiento de cada cultivo. 

El análisis también revela que 74 % de los suelos de la zona presentan valores moderadamente bajos y muy bajos de materia orgánica —solo un 10% presenta valores muy altos a moderadamente altos y un 16% valores medios—, lo cual quiere decir que la agricultura de conservación se perfila como un sistema que permitirá subir los niveles de materia orgánica en la zona. 

¿Quieres saber más de Aguas Firmes? Aguas Firmes es una cooperación de desarrollo que forma parte del programa develoPPP entre la cervecera líder AB InBev a través de Grupo Modelo y la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sustentable (GIZ) GmbH, quien lo implementa por encargo del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ). Visita el sitio web para más información: https://www.aguasfirmesgrupomodelo.com/es

 

Mapa de materia orgánica de acuerdo con resultados de análisis de suelo del año 2022 en los municipios del Acuífero de Calera, Zacatecas.
Mapa de materia orgánica de acuerdo con resultados de análisis de suelo del año 2022 en los municipios del Acuífero de Calera, Zacatecas.
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El papel de la aplicación de materia orgánica en las estructuras de la comunidad microbiana del suelo

Aunque estudios anteriores han demostrado la importancia de la materia orgánica en el suelo para las prácticas agrícolas sostenibles, se ha investigado poco sobre cómo la aplicación de materia orgánica afecta a las estructuras de la comunidad microbiana del suelo.

Investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV) estudiaron el suelo del experimento a largo plazo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en el noroeste de México para determinar el efecto en el metagenoma del suelo después de añadir residuos orgánicos fácilmente descomponibles. El suelo se tomó de parcelas en las que el maíz y el trigo se cultivaron sin labranza en camas permanentes con residuos de cultivos dejados en la superficie del suelo desde 1992.

Se añadieron al suelo plantas jóvenes de maíz secas en el laboratorio. Después de tres días de incubación, se analizaron las muestras de suelo mediante secuenciación metagenómica de escopeta para descubrir cómo la aplicación de plantas jóvenes de maíz afecta a la estructura de las comunidades microbianas en el suelo cultivable, cómo se altera el funcionamiento potencial de las comunidades microbianas y cómo la aplicación afecta a la diversidad taxonómica y funcional del suelo.

Los grupos bacterianos y virales se vieron fuertemente afectados por la aplicación de material orgánico, mientras que los grupos de arqueas, protistas y hongos se vieron menos afectados. La estructura y la riqueza viral del suelo se vieron afectadas, así como la funcionalidad metabólica. Se registraron más diferencias en los degradadores de celulosa con estilo de vida copiotrófico, que se enriquecieron con la aplicación de plantas jóvenes de maíz, mientras que los grupos con metabolismo oligotrófico y quimiolitoautotrófico de crecimiento lento se comportaron mejor en el suelo no enmendado.

Dada la importancia de incorporar y adoptar prácticas agrícolas sostenibles como parte de la adaptación al cambio climático y su mitigación, el estudio mejora nuestro conocimiento de un aspecto clave de la agricultura sostenible, la gestión de los residuos de los cultivos.

Lea el estudio completo aquí.

Foto de portada: Cultivos de trigo en el sitio de experimentación a largo plazo del CIMMYT en Ciudad Obregón, México. (Foto: Nele Verhulst/CIMMYT)

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Aparición masiva de gallina ciega hace que agricultores busquen alternativas para su manejo

Larva de gallina ciega. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)
Larva de gallina ciega. (Foto: Fernando Morales/CIMMYT)

Durante el ciclo primavera-verano 2021 en Santa María Tlahuitoltepec, en el estado mexicano de Oaxaca, ocurrió un fenómeno poco común: la aparición de grandes masas de gallina ciega (Phyllophaga spp.) que perjudicaron la producción de maíz y otros cultivos.  

En esta zona de Oaxaca la plaga no se había presentado con tal intensidad —en los muestreos se encontraron de 16 a 20 larvas por metro cuadrado— y se especula que la alta precipitación favoreció el desarrollo de las larvas a una tasa mayor en fechas que coincidieron con el desarrollo vegetativo del maíz. La afectación se agudizó en fechas de siembras tardías, impactando sobre todo en las partes bajas del municipio, donde el 40% de las parcelas se siniestraron.

La llamada gallina ciega es un amplio grupo de insectos y no todos son una plaga. De hecho, en México solo un 10% de las especies registradas de este insecto actúan como plaga del sistema de raíces o del follaje, pero pueden provocar la muerte hasta del 50% de las plantas.

Ya que en Santa María Tlahuitoltepec los agricultores no se enfocan a obtener ingresos económicos, en muchas ocasiones no realizan actividades preventivas para evitar el daño de plagas y enfermedades. Considerando que la producción que obtienen de sus parcelas les permite subsistir aproximadamente por cinco meses y el resto del año deben comprar granos, a veces a precios elevados, fenómenos como este ponen en serio riesgo la seguridad alimentaria de la comunidad. 

La gallina ciega deposita sus huevecillos en la zona de raíces, normalmente en los meses de mayo a junio y su incubación dura en promedio 15 días. Las larvas son de color blanco cremoso con cabeza café rojiza y llegan a medir de cinco a siete centímetros de largo. En su estado adulto son un escarabajo de color café rojizo de hábitos nocturnos.

Si bien es necesario identificar qué especies específicas de gallina ciega son las que están afectando los cultivos en esta zona de Oaxaca, es importante que los agricultores reconozcan cuándo podrían estar teniendo un problema con esta plaga porque varios de sus principales daños en los cultivos podrían confundirse con una deficiencia de nutrientes. 

El amarillamiento —característica similar a la deficiencia de nitrógeno—, un débil desarrollo de las plantas, estrés hídrico, achaparramiento y acame, son los principales efectos de la plaga sobre el cultivo, por lo que es común que los productores los confundan con otros síntomas y consideren que eliminando las malezas y fertilizando sus cultivos mejorarán, pero esta confusión podría ser muy costosa, porque si fertilizan no habría ningún efecto; al contrario, desperdiciarían recursos. 

Ante este contexto, en el marco de MasAgro-Cultivos para México —iniciativa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— la Agencia Mexicana para el Desarrollo Sustentable en Laderas (AMDSL) promueve diversas prácticas y tecnologías sustentables a fin de mitigar la incidencia de las plagas en la región. 

La incorporación de materia orgánica al suelo mediante abonos naturales, rastrojos o cultivos de cobertura, por ejemplo, promueve el alojamiento de otros microorganismos u hongos que pueden depredar a las larvas de la gallina ciega. También es viable el trampeo de gallina ciega en estado adulto antes de la siembra (de abril a junio) o, en su caso, el uso de entomopatógenos, es decir, microorganismos capaces de causar enfermedades a los insectos plaga. 

El manejo de las plagas de los cultivos demandan estrategias que involucren diferentes actores a nivel local y regional. Prácticas como las que promueve la AMDSL y el CIMMYT a través de MasAgro-Cultivos para México abren la posibilidad de desarrollar sistemas de combate y detección temprana o preventiva para evitar daños de alta magnitud y costos muy elevados para los agricultores.

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Un suelo sano, el mejor aliado del productor

Texcoco, Edo. Méx.- En México, se estima que hay 5.8 millones de personas dedicadas al trabajo agrícola. Esto significa que, en términos generales, uno de cada 20 mexicanos se dedica al campo. Independientemente de su papel específico dentro de la amplia gama del trabajo agrícola, el suelo es su recurso fundamental y por ello es importante brindarles alternativas para que logren una agricultura sustentable y rentable. 

De todos los factores de la producción agrícola, el suelo es el más importante (y muchas veces también el más olvidado), pues solo con un suelo sano es posible que la agricultura sea efectivamente sustentable y rentable. Un suelo sano funciona como un ecosistema vivo que mantiene la productividad biológica, la calidad de aire y agua y promueve la salud de plantas, animales y humanos. Un suelo sano aporta gran cantidad de los nutrientes que las plantas necesitan, protege a la planta contra condiciones adversas como sequía, plagas o enfermedades y asegura la producción de alimentos.

Para lograr que los suelos estén sanos es importante asegurar que el sistema con que se manejan no los degrade (como  ocurre con muchos sistemas convencionales). Hay varias maneras de lograr un suelo sano, pero lo más importante es asegurar que el suelo tenga un alto contenido de materia orgánica pues así tendrá un buena estructura, buena infiltración, buena aireación, buena capacidad de almacenar agua, tendrá biodiversidad y tendrá un alto contenido de nutrientes. 

La materia orgánica se puede incrementar al añadir abonos orgánicos o al tener grandes cantidades de raíces vivas en el suelo; sin embargo, es muy fácil perderla por erosión, labranza excesiva, mala fertilización y otras prácticas agronómicas inadecuadas. ¿Cómo pueden entonces los agricultores mejorar la salud de sus suelos?, ¿qué prácticas pueden funcionar mejor en sus propias condiciones?

Para compartir con los agricultores las mejores prácticas el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) ha instalado, en colaboración con muchas instituciones a lo largo del país, plataformas de investigación y módulos de innovación para comprobar prácticas agrícolas sustentables y generar los datos sobre su competitividad y sustentabilidad en comparación con los sistemas convencionales. 

Gracias a esta experiencia de trabajar de forma conjunta con técnicos y productores de diversas zonas se ha comprobado que la Agricultura de Conservación es un camino efectivo para generar suelos sanos. La Agricultura de Conservación tiene tres componentes básicos: 

  1. reducir la labranza al mínimo para evitar erosión, compactación, pérdida de materia orgánica y costos excesivos por el laboreo; 
  2. cobertura permanente del suelo para protegerlo del viento, lluvia, Sol y para impedir evaporación y germinación de malezas y 
  3. diversificación de cultivos para aumentar la biodiversidad y reducir la incidencia de malezas, plagas y enfermedades. 

Estos tres compontes son bastante amplios y se tienen que adaptar a las necesidades de los productores y las realidades de los agroecosistemas. No son una receta, más bien una guía para el diseño de un sistema productivo sustentable. En otras palabras, la Agricultura de Conservación no es un remedio mágico, ni es la única solución para mejorar la salud del suelo, pero si es una alternativa comprobada para avanzar en esa vía. De hecho, se le pueden sumar otras prácticas (como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización integral, el diseño del riego, etcétera) para generar un sistema más integral y adecuado a cada necesidad (todo bajo un pensamiento sistémico en vez de un enfoque de tecnología por tecnología). 

En el Día del Trabajador Agrícola en México (15 de mayo), el CIMMYT y sus colaboradores extienen un amplio reconocimiento y agradecimiento a todos los agricultores que día día se esfuerzan para mantener productivo el campo mexicano. Las plataformas de investigación y módulos de innovación tienen el propósito de apoyarlos permanentemente. En todos esos espacios o a través de nuestros medios de contacto, siempre tienen las puertas abiertas. 

Nota: esta texto forma parte de las ponencias impartidas durante el simposio Diálogos para una Agricultura Sustentable, desarrollado en noviembre de 2020 por el Hub Pacífico Sur del CIMMYT y que se puede ver completo aquí.



Efecto de un suelo sano en la producción de maíz bajo condiciones adversas. La parcela de la izquierda se maneja bajo Agricultura de Conservación y la parcela de la derecha se manejo bajo agricultura convencional. Todos los otros factores son iguales, la diferencia es que el suelo sano de la izquierda almacena agua y permite que la planta sobreviva a fenómenos como la canícula, mientras que el suelo degradado de la derecha le genera estrés.