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Granos de calidad: una producción sustentable hacia el bienestar

Si cultivar de manera sustentable —es decir, cuidando el medioambiente— permite a los productores que su actividad agrícola sea más rentable; a las empresas, brindar productos de mayor calidad; y a los consumidores, tener alimentos más sanos y nutritivos, ¿por qué la producción y el abastecimiento de granos cultivados sustentablemente no son prácticas comunes en México? Muchos factores propician esta situación, entre ellos que para implementar prácticas agrícolas sustentables es necesario crear un entorno para el desarrollo de habilidades —que incluye acercar y formar en estas prácticas a los productores—, así como transmitir a las empresas los amplios beneficios que pueden obtener apoyando este tipo de iniciativas.

En este contexto, el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México —que implementan la Compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en varias regiones del país— cobra relevancia. Tiene la finalidad de cubrir los requerimientos de maíz amarillo de la empresa con producción local, pero de una manera sustentable con los recursos productivos y justa en lo que se refiere a las condiciones de contratación. Por esto, en días pasados se capacitó a productores de Guanajuato (provenientes de Valle de Santiago y municipios vecinos) en temas de calidad, determinación del momento óptimo para la cosecha, calibración de sembradoras y procesamiento industrial del grano, entre otros.

La apuesta por la transferencia de conocimientos y el desarrollo de capacidades es mucho más relevante de lo que podría parecer en primera instancia, pues únicamente a través de estas acciones los productores pueden tomar las mejores decisiones que los lleven no sólo a buscar mayores sus rendimientos y a tener ahorros significativos en sus costos de producción (de hasta $5,000 por hectárea), sino a tomar consciencia de que su participación en el proyecto incide positivamente en el medioambiente y en la salud y la nutrición de los consumidores. No se desatiende ningún aspecto.

Como señaló Arturo Ávila —encargado de Abasto Responsable y Desarrollo de Agronegocios de la Compañía Kellogg en Latinoamérica— durante el inicio de la capacitación, el objetivo de este proyecto es integrar una mejora de los sistemas de producción tanto en sustentabilidad como en rentabilidad.

Por ejemplo, con la implementación de la Agricultura de Conservación, en el ciclo otoño-invierno 2018-19 los productores que participaron en este proyecto en Sinaloa eliminaron por completo el empleo de agroquímicos de uso restringido, tanto en el tratamiento de la semilla como en el manejo de plagas y malezas. La gestión adecuada de la agricultura significa, por lo tanto, un suministro de comida nutritiva y sana, pero producir granos de calidad de forma sustentable tiene una ventaja adicional: permite a los productores vender sus productos de una manera justa gracias a la “cultura del dato” que este proyecto promueve y al mayor conocimiento y ajuste de los costos de producción, haciendo posible que los compradores aseguren utilidades a los productores con los que trabajan.

En el caso del proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, uno de los objetivos es impulsar la competitividad de la producción de maíz amarillo nacional. Con prácticas sustentables, los productores participantes lograron asegurar la venta de 27,000 toneladas de este maíz (correspondiente al ciclo de producción otoño-invierno 2018-19), poniendo de relieve que la Agricultura Sustentable es una solución pertinente para lograr la transformación de los sistemas agroalimentarios, la cual —según los Objetivos de Desarrollo Sostenible, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)— se requiere para que los productores obtengan ingresos decentes y sean actores clave en la protección del medioambiente.

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¿Cómo ayuda la rotación de cultivos cuando las lluvias son escasas?

En Querétaro y otras entidades de la región del Bajío las lluvias han sido escasas (de menos de 70 mm de precipitación en lo que va del ciclo). La sequía ha provocado pérdidas cuantiosas en las zonas agrícolas de temporal, y los pronósticos son desfavorables. Por esta razón, el Hub Bajío —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— presentó a productoras y productores de la región alternativas sustentables que les permitan hacer frente a esta situación. La rotación de cultivos —uno de los principios de la Agricultura de Conservación— fue la práctica que se abordó con mayor amplitud, pues es de particular utilidad en contextos de poca disponibilidad de agua.

Para mostrar de manera tangible los beneficios de la rotación de cultivos, se visitó el área de extensión (parcelas de productores que han implementado innovaciones sustentables de la Agricultura de Conservación) denominada El Puente, en la localidad de Santa Rosa Xajay (donde la sequía ha afectado 95% de la superficie cultivable). El área de extensión pertenece al señor Erick Sanjuanero Nieves, uno de los 30 productores de la zona que —a través del despacho Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro y el Hub Bajío— han adoptado la Agricultura de Conservación como sistema de producción con resultados favorables, por lo cual cooperan con el CIMMYT y sus colaboradores para promover prácticas sustentables.

Entre los beneficios de la rotación de cultivos están la reducción de labores, el mejoramiento y la ampliación de la porosidad del suelo, el aumento en la infiltración de agua de lluvia y el crecimiento adecuado de las raíces de cada cultivo. También se rompe el ciclo de las plagas, malezas y enfermedades y, ya que los requerimientos nutricionales de cada cultivo cambian, se favorece un mejor balance en el suelo. Además, cuando se rota con leguminosas, se agrega el beneficio de la captura del nitrógeno del aire en el suelo, mejorando la fertilidad del sistema.

Entre los cultivos que son una buena opción para la zona y el temporal escaso están el girasol (el cual puede ser utilizado para la alimentación del ganado), el garbanzo (que puede ser consumido por personas y animales; además, se tiene el historial de que tres productores lo sembraron el año pasado), la avena forrajera, el sorgo forrajero y el frijol ayocote.

Para los productores que están interesados en conocer qué cultivos se pueden establecer como opción para la alimentación del ganado, los ingenieros Miguel Ángel Uribe y Humberto Hernández comentaron que la cebada capuchona es una opción para forraje en temporal. Para ayudar a mitigar la falta de forraje para el ganado cuando hay pérdida total del cultivo de maíz, se recomendó que si se presentan lluvias, se siembre garbanzo, avena, grass pea, ajonjolí, sorgo forrajero o frijol ayocote. Adicionalmente, estos cultivos permiten mantener una cubierta vegetal en el suelo, y así tener sistemas más sustentables.

La rotación de cultivos, en combinación con otras prácticas sustentables, permite además mejorar los rendimientos. En la zona, por ejemplo, el rendimiento convencional es de 300 kg/ha en el caso del maíz y 600 kg/ha en el del frijol; con innovaciones sustentables —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización adecuada, las curvas a nivel y la introducción de variedades adecuadas—, el rendimiento se ha incrementado a 1.8 t/ha en maíz y 1.2 t/ha en frijol.

Después de ver de forma directa los beneficios de estas innovaciones, los productores participantes se interesaron en implementar —para el próximo ciclo— algunos cultivos forrajeros (como avena y sorgo forrajero) y sembrar en las terrazas algo de frijol ayocote y cebada capuchona. Además, se acordó con el grupo de productores que se conseguirán algunas semillas de pastos que puedan ser opción para esta zona con lluvias muy escasas.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Te invitamos a ver un mini documental sobre esta situación. Da click al video.

 

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La Agricultura de Conservación cambió mi forma de vivir y de pensar: Juan Pablo Wattenbarger

Juan Pablo Wattenbarger Cortez es un productor de la comunidad de San José, en Bácum, Sonora. Tiene 51 años de edad, cuenta con más de 30 años de experiencia en el campo y es uno de los pioneros de la zona en cambiar la forma de trabajar la tierra. Su acercamiento a la Agricultura de Conservación (AC) fue por cuenta propia hace cinco años. “Lo que me impulsó a buscar alternativas fue la inquietud de ver cómo otros productores obtenían buenos resultados; por eso decidí cambiar, para ver si mejoraba mi producción y mi rentabilidad”, comenta.

Al no contar con la experiencia o el conocimiento de la metodología de trabajo, inicialmente los resultados no fueron los mejores, pero una vez que se acercó a las instituciones y los técnicos certificados por el CIMMYT, logró resultados favorables. “Ya tengo algunos años haciendo Agricultura de Conservación, y las experiencias han sido muy buenas, más que nada en el ahorro de los costos de producción, que es donde primero se nota el cambio. Al reducir el paso de maquinaria, ahorras bastante en el gasto de diésel. Después se empieza a notar un suelo más fértil, lo que lleva a que, con el paso del tiempo, se logre un rendimiento más elevado que antes”, menciona.

Con respecto a la calidad del suelo, refiere que “el cambio más notorio se dio en la fertilidad de la tierra: se nota un suelo más blando, que no se endurece y tiene más cuerpo. Además, el cambio en la población de malezas también se nota: se ha reducido cerca de 40%. Lo noto en los días que el suelo no tiene cultivo. Antes se llenaba de correhuela y quelite en todas las parcelas, y ahora se ha reducido mucho toda esa infestación. Además, uso biofertilizantes, microrganismos más que nada”.

Para Juan Pablo, la clave para obtener mejores resultados con AC es el aprovechamiento del rastrojo y el uso de maquinaria especializada, aunque comenta que “la poca disponibilidad de maquinaria para AC fue el principal obstáculo, pero hay que saber adaptarse a lo que se tiene, pues muchas veces no se cuenta con el equipo necesario; sin embargo, adaptando nuestros propios equipos, también salen las cosas muy bien. Si no se cuenta con la maquinaria adecuada, hay que adaptar nuestros equipos y trabajar con lo que hay”.

La AC, además, ha hecho posible que Juan Pablo optimice su sistema de producción, permitiéndole incluso tener más tiempo disponible para su familia. “Mi familia notó ese cambio en mí porque ahora sienten que paso más tiempo con ellos, y eso es bueno para mí y para ellos. La Agricultura de Conservación cambió mi forma de vivir y de pensar; me he vuelto más inquieto y me resultan más atractivas todas las innovaciones”, señala.

Por estas razones, invita a todos los productores a que se animen a practicar la Agricultura de Conservación y dejen atrás los miedos. “La verdad es que yo también tenía mis miedos, pero una vez que empiezas ya no paras, y cada vez aprendes más. Si no lo hacen ahora, lo van a hacer más adelante por necesidad, pues esto es el futuro de la agricultura. Tarde o temprano todos tendremos que practicar la AC, por beneficio propio y por el del medioambiente, que estamos deteriorando cada vez más con las prácticas convencionales que realizamos”.

A través de este testimonio, se puede observar de forma clara cómo —mediante la articulación del esfuerzo de instituciones, despachos, técnicos y productores— es posible impulsar una Agricultura Sustentable y eficiente y asegurar así que las innovaciones desarrolladas sean las adecuadas para cada tipo de terreno y de productor. Este último es el actor central, pues —finalmente— es el productor el único que puede tomar las mejores decisiones en favor de su sistema de producción. Súmate a #AgriculturaConCiencia.

Por: Carlos Torres García, Agrinova.

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Cómo obtener mayores rendimientos y disminuir el impacto ambiental desde la agricultura

José Manuel Gómez Custodio es un productor de maíz del ejido Pedro Cornelio Colorado, en el municipio de Huimanguillo, Tabasco. Cultiva maíz desde hace más de 15 años, pero comenta que antes de conocer las propuestas del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) sobre Agricultura Sustentable, realizaba las actividades en sus tierras de acuerdo con su experiencia al observar las prácticas convencionales que predominan en la región.

A través del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT—, recibió capacitación por parte de especialistas del CIMMYT; el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); y el despacho Seicader. Y se dio cuenta de que podía mejorar muchas actividades de su sistema de producción. Así, hace apenas un par de años empezó a trabajar con el enfoque de la Agricultura de Conservación, y comenta que ha logrado incrementar 30% sus rendimientos.

José Manuel cuenta con una superficie de cultivo de 2.5 hectáreas. Las malezas eran uno de sus problemas principales, por lo cual realizaba hasta tres aplicaciones de herbicidas. Con la intención de solucionar este problema, y gracias al acompañamiento técnico que ha recibido a través de MasAgro, comenzó a hacer cambios innovadores en su sistema de producción: inició conservando el rastrojo de la cosecha anterior para dejarlo sobre la superficie de siembra y después sembró frijol para hacer rotación de cultivos, ya que anteriormente sembraba maíz.

Las malezas prosperan en suelos en monocultivo y en los que quedan descubiertos. Por eso, el rastrojo sobre la superficie contribuye a que las semillas de maleza no lleguen al suelo (perdiendo así su viabilidad de germinar) y la rotación de cultivos ayuda a romper los ciclos de malezas y plagas. Además, estas prácticas —que constituyen dos de los principios de la Agricultura de Conservación— permiten hacer más productivas las parcelas y, consecuentemente, incrementan las posibilidades de ingreso de los productores.

Para José Manuel Gómez, los beneficios de la Agricultura de Conservación son visibles. Con la asistencia que le han brindado los colaboradores del CIMMYT y especialistas como el doctor Fernando Bahena, no sólo ha disminudo significativamente la aplicación de herbicidas e incrementado sus rendimientos, sino que está contribuyendo al cuidado del medioambiente y a la recuperación de la calidad productiva de los suelos de Tabasco. Por todo esto, José Manuel no duda en invitar a otros productores a acercarse a las actividades de difusión y capacitación que promueve el programa MasAgro.

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Cuarentano, el maíz nativo que estuvo ausente por 40 años

Cuarentano es el nombre de un maíz nativo de porte bajo (entre 1.40 y 1.70 m). Es altamente precoz, por lo que a los 45 días ya se encuentra en 90% de su floración. Sembrarlo en asociación con girasol ofrece amplias ventajas a los productores de San Miguel el Grande, municipio de Ocosingo, Chiapas. Sin embargo, los pobladores de esa localidad dejaron de verlo hace 40 años, cuando aún lo sembraban sus abuelos.

Ahora, como parte de las acciones que el Hub Chiapas —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— realiza en la región Selva Lacandona, la variedad cuarentano reaparece como alternativa para revitalizar, junto con el girasol, la producción de las milpas de esa región. El rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos ofrecen diversos beneficios, como la preservación de la diversidad (en el aspecto biocultural) y la diversificación de los ingresos (en el aspecto económico).

La vinculación entre MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— y el programa Sembrando Vida —del Gobierno federal— fue el marco del evento demostrativo durante el cual se presentó el maíz cuarentano. Los productores, técnicos y estudiantes que estuvieron presentes conocieron además algunos de los trabajos realizados en la plataforma de investigación Ocosingo, donde colaboran el CIMMYT y la Universidad Tecnológica de la Selva (UT Selva).

Para los productores, redescubrir este maíz fue alentador, pues mencionan que las variedades de ciclos largos son más susceptibles a los fenómenos climáticos, además de que requieren entre ocho y 10 jornales para realizar la dobla, actividad que se evita con los maíces de ciclo corto, como cuarentano. Y si el cultivo de maíz se rota con girasol, hay una ventaja adicional: el frijol con el que tradicionalmente se rota el maíz puede aprovechar el tallo del girasol como tutor para crecer (en el caso del frijol de crecimiento indeterminado).

Además de ser un buen forraje para el ganado bovino, tiene características que disminuyen la presencia de ciertas malezas y facilita el manejo para la siguiente siembra de maíz u otro cultivo. Así, mediante el rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos, se fortalece el sistema milpa, permitiendo que sea más sustentable y siga siendo la base y fuente de la alimentación de muchas familias en Chiapas.

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La rotación de cultivos, clave para lograr parcelas más rentables

En el municipio de la Barca, Jalisco, el predominio del monocultivo en la superficie agrícola de temporal es notorio. De acuerdo con estadísticas recientes, de un total de 154,758 hectáreas sembradas durante 2018, 90% de la superficie correspondió a maíz; 8.8%, a sorgo; y sólo 1.2%, a cultivos alternativos como garbanzo, frijol, tomate verde y cebolla (SIAP, 2019). El problema del monocultivo es que a largo plazo propicia la pérdida de biodiversidad y de fertilidad del suelo; una mayor susceptibilidad de los cultivos a plagas, enfermedades y malezas; y —como consecuencia— un consumo mayor de agroquímicos, con efectos negativos en la salud y el ambiente.

Por lo anterior, en la plataforma de investigación Ocotlán —en la que colaboran Xochicentli y el Hub Bajío, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se realizan estudios sobre rotación de cultivos. La importancia de estos estudios radica en que la diversificación de las especies cultivadas aporta múltiples beneficios a los productores: mejora el balance de nutrientes, la materia orgánica en los suelos y el aprovechamiento del agua; tiene un efecto regulador sobre las poblaciones de plagas, malezas y enfermedades; y, además, diversifica los ingresos y brinda mayores oportunidades para acceder a mercados.

Durante el ciclo otoño-invierno 2018-19 se realizó rotación de avena con maíz (el maíz fue el cultivo precedente). Con el uso de biofertilizantes se obtuvieron rendimientos de entre 25.3 y 31.6 t/ha de avena en verde. Estos resultados estuvieron por encima de los reportados para el municipio de la Barca por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) en 2018.

La inclusión de la avena en la rotación fue por su aptitud forrajera y porque permite tener una cosecha adelantada con respecto al trigo. Además de su aprovechamiento para la alimentación animal, la avena aporta a la calidad del suelo, pues sus raíces penetran las capas más profundas, dejando una estructura porosa que permite que el agua se infiltre en el suelo y quede disponible para cultivos futuros. Este es un ejemplo de los diversos beneficios de rotar cultivos.

Debido a que las leguminosas y las oleaginosas —de las cuales se obtiene aceite— son buenas opciones para la rotación de cultivos, actualmente en la plataforma de Ocotlán se evalúa el cultivo de girasol para rotaciones en condiciones de temporal, pues ofrece ventajas como un ciclo de cultivo corto, una buena respuesta a condiciones de lluvias limitadas y una mayor tolerancia a la sequía (en comparación con los cultivos básicos).

Otros de los beneficios del girasol es que su semilla tiene un alto contenido de aceite (entre 35 y 45%) y posee una calidad nutricional alta, por lo que es muy apreciada por la industria aceitera. Con la pasta sobrante de la extracción pueden elaborarse concentrados para la alimentación animal y las cabezas sin semillas son una fuente rica en proteínas y pueden usarse molidas para aves o ganado. Y en verde se puede ensilar para forraje. A pesar de esto, la producción nacional sigue siendo pequeña.

Rotar cultivos ofrece varios beneficios. Además de los expuestos, ayuda a regular plagas y malezas; beneficia la fertilidad del suelo; y —en la parte económica— minimiza los riesgos de mercado, ya que al tener diferentes cultivos los productores no están limitados por el precio de un solo producto.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

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Cultivando un México Mejor: una agricultura más eficiente que consume menos agua

En las instalaciones de la Asociación Agrícola Local de Valle de Santiago, Guanajuato, se reunieron los productores y técnicos que participan en Cultivando un México Mejor para la presentación de los resultados del ciclo 2018-2019 de ese proyecto de sustentabilidad agrícola que impulsan la empresa HEINEKEN México y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), cuyo objetivo principal es reducir el consumo de agua en los cultivos de cebada.

En el acto estuvieron presentes Federico Chavarín, de HEINEKEN México; Erick Ortiz, gerente del Hub Guanajuato —del CIMMYT—; José Luis Nieto, presidente de la Asociación Agrícola Local de Valle de Santiago; Fernando Fernández, técnico de CyASA; integrantes del equipo técnico que opera el proyecto en Guanajuato; y productores de los municipios de Apaseo el Grande, Celaya, Cortázar, Jaral del Progreso, Salvatierra y Villagrán.

Entre las prácticas sustentables que los productores que participan en el proyecto han implementado se encuentran el manejo integral de plagas, enfermedades y malezas; la utilización de microorganismos eficientes —bacterias y levaduras que ayudan a mejorar los suelos afectados por la aplicación indiscriminada de agroquímicos—; el uso del sensor GreenSeeker®, que permite realizar mediciones para hacer más eficiente la fertilización nitrogenada; el diseño de riego; la siembra en hileras; la fertilidad integral; y otras prácticas derivadas de la Agricultura de Conservación, sistema basado en los principios de mínima labranza, aprovechamiento del rastrojo como cobertura y rotación de cultivos.

En conjunto, estas prácticas sustentables les permitieron a los productores tener mayores utilidades y rendimientos, así como un ahorro de 20% en el consumo de agua —es decir, 1,200 metros cúbicos en promedio— en el ciclo 2018-2019, en comparación con los cultivos manejados con prácticas convencionales. La cifra es aún más significativa si se consideran el clima cambiante y las enfermedades que se presentaron durante el ciclo agrícola, como infecciones por hongos: fusarium (Fusarium spp.) y mancha reticulada (Pyrenophora teres).

De acuerdo con Francisco Javier Escamilla y Jorge Martínez, dos de los productores que participan en el proyecto, registrar el consumo del agua y los rendimientos —tanto de las parcelas cultivadas con labranza convencional como de las de Agricultura de Conservación— les permitió observar de forma tangible las ventajas de hacer una Agricultura Sustentable. Además, con la Agricultura de Conservación no necesitaron usar amoniaco (fertilizante que —mal empleado— puede ser nocivo para la salud humana) para obtener buenos rendimientos, y las parcelas sembradas con este sistema tuvieron menor incidencia de enfermedades.

Con estos resultados, el proyecto Cultivando un México Mejor pone de relieve la pertinencia de la Agricultura Sustentable en los cultivos de cebada, no solamente para ahorrar agua, sino para brindar a los productores las herramientas necesarias para que desarrollen capacidades que les permitan tomar mejores decisiones en favor de sus sistemas productivos y el medioambiente.

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Rotación de cultivos: beneficios directos a la economía de los productores

Uno de los tres componentes de la Agricultura de Conservación es la rotación de cultivos. Esta práctica evita problemas con enfermedades, plagas y malezas, e implica la diversificación del ingreso y la reducción de los riesgos de producción y comercialización, ya que los cambios en los precios de venta y los desastres naturales no impactan a todos los cultivos de la misma manera.

Se ha demostrado que la rotación de cultivos genera mayores rendimientos, por lo que es uno de los componentes clave de la Agricultura Sustentable. Sin embargo, en muchas regiones hay un cultivo que —por su rentabilidad— prevalece, y resulta difícil encontrar otros que se puedan incorporar a la rotación. Hallar las especies complementarias adecuadas es fundamental, ya que no todos los cultivos generarán beneficios en una rotación; incluso es posible que algunos tengan efectos negativos en el cultivo subsecuente, pues los cultivos tienen diferentes tipos de raíces y, en consecuencia, distintas necesidades de nutrientes.

Se requieren entonces cultivos que sean productivos, tengan una cadena de valor establecida y sean complementarios con el cultivo principal. Por lo anterior, y para encontrar los mejores cultivos complementarios, es necesario evaluar los efectos de la rotación en cada región. En este sentido, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora, investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) actualmente estudian los efectos de la rotación en parcelas cultivadas con el sistema de Agricultura de Conservación.

Como en el Valle del Yaqui —región a la que pertenece el municipio de Cajeme— el trigo es el cultivo principal, los científicos del CIMMYT investigan cuáles cultivos de rotación tienen más beneficios para el trigo producido con Agricultura de Conservación. En uno de los experimentos que conforman el ensayo, se evaluaron parcelas tratadas con camas permanentes (porciones del suelo que quedan elevadas al formar los surcos, facilitando el drenado del agua) y retención total de los residuos agrícolas.

Los resultados demuestran que la rotación de cultivos no solamente tiene beneficios para el manejo y la sustentabilidad del sistema productivo, sino que también aumenta los rendimientos (ver tabla 1 y gráfica 1). De hecho, las rotaciones más diversas generaron los mayores rendimientos. En promedio, el trigo con maíz o sorgo los aumentó en 397-718 kg/ha, y el cártamo, en 978 kg/ha; en la rotación con garbanzo —una especie de leguminosa— los incrementó en 1,207 kg/ha.

Los aumentos en el rendimiento gracias a la rotación de cultivos se han mantenido relativamente estables a través de los años, de manera que este hecho puede ser un factor que considerar a la hora de seleccionar los cultivos de rotación, además de la rentabilidad. Estas evidencias obtenidas por los investigadores del CIMMYT en la plataforma de investigación demuestran los beneficios de la rotación de cultivos y son un ejemplo de cómo una #AgriculturaConCiencia puede beneficiar a los productores.

Trigo-Trigo Trigo-Cártamo Trigo/sorgo-Trigo/sorgo Trigo/maíz-Trigo/maíz Trigo-Maíz/sorgo Trigo-Garbanzo
6,464 7,443 7,182 6,861 7,095 7,671
Diferencia con el monocultivo 978 718 397 631 1,207

Tabla 1. Rendimientos promedio de trigo (kg/ha) con diversas rotaciones desde 2013, cuando se incorpopró la rotación trigo-garbanzo en el ensayo. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.

Gráfica 1. Rendimientos de trigo en camas permanentes con retención de rastrojo, con diferentes rotaciones, en la plataforma de investigación Cajeme I, en Sonora. El cultivo después de “/” fue producido en el ciclo primavera-verano.

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El Valle del Évora, un ejemplo de sustentabilidad agrícola

La primera edición de la Expo Agro Sustentable del Évora estuvo orientada a la difusión de innovaciones en materia de sustentabilidad agrícola. La feria —organizada por la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora, el Club de Labranza de Conservación del Évora y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se desarrolló del 24 al 26 de julio, y su programa de actividades estuvo integrado por conferencias, paneles de debate, exhibiciones y recorridos en campo que fomentaron el intercambio de experiencias exitosas entre los productores de granos y oleaginosas (vegetales de los que se extrae aceite) de Sinaloa.

A la inauguración asistieron Héctor Robles Berlanga, director general de Logística y Alimentación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER); Mario Urías Cuadras, dirigente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora; Samuel López Angulo, presidente del Comité Estatal de Sanidad Vegetal del Estado de Sinaloa (Cesavesin); José Luis Velasco, gerente del Hub Pacífico Norte —del CIMMYT—; distribuidoras de implementos y agroinsumos enfocados a la Agricultura Sustentable; y autoridades locales y productores de los municipios de Angostura, Mocorito y Salvador Alvarado.

Durante su intervención, el funcionario de la SADER manifestó que es indispensable que en el país se generalicen las prácticas sustentables que los productores del Valle del Évora ya realizan de manera regular. Puntualizó que “es hora de que se comience a ver el suelo como un ente vivo, no se sigan aplicando más agroquímicos y se suministren más bioinsumos, para mejorar el rendimiento de los cultivos y bajar, sobre todo, los costos de producción”.

Por su parte, Mario Urías invitó a los productores a que aprovechen la central de maquinaria para Agricultura de Conservación que se creó con el apoyo de la Fundación Produce Sinaloa y el Gobierno estatal. También se refirió a la importancia de que más productores adopten prácticas sustentables, como las que el CIMMYT y sus colaboradores promueven. “Queremos que los productores se capaciten y utilicen este tipo de estrategias y que aprovechen los residuos de cosechas para el siguiente cultivo, utilizándolos como materia orgánica”, expresó.

El presidente del Cesavesin comentó durante su intervención que los productores tienen que estar preparados para los retos del cambio climático, por lo que les recomendó acercarse a los especialistas y adoptar prácticas sustentables. En ese sentido, el gerente del Hub Pacífico Norte señaló que el CIMMYT impulsa, precisamente, prácticas sustentables derivadas de la Agricultura de Conservación —como el Manejo Agroecológico de Plagas, la fertilización integral y el uso de sensores infrarrojos— para hacer más eficiente la actividad de los productores en un entorno climático cambiante, como el de la actualidad.

La primera edición de la Expo Agro Sustentable del Évora permitió acercar a los productores información fundamental para el mejoramiento de sus sistemas de producción. Conferencias como ‘Estrategias prácticas para elevar la eficiencia en el uso del nitrógeno en maíz’ y ‘Manejo Integrado de Malezas’ —impartidas por los científicos del CIMMYT Iván Ortiz-Monasterio y Ravi Gopal Singh, respectivamente— son muestra del interés de los organizadores por poner a disposición de los productores conocimientos que les permitan tomar las mejores decisiones para enfrentar los retos presentes y futuros.

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Se forman asesores para implementar prácticas agrícolas sustentables en Mexicali

En el marco de la colaboración entre el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y la integradora agrícola Agrovizion, un grupo de ingenieros agrónomos de esta última —que brindan asistencia a productores de la zona de Mexicali— concluyeron una capacitación que les permitió especializarse como asesores técnicos para la implementación de prácticas agrícolas sustentables aplicadas a la región.

El plan formativo se estructuró a partir de una detección de necesidades y del trabajo conjunto entre el CIMMYT y Agrovizion. Los cursos específicos que se diseñaron dieron como resultado un plan de capacitación de ocho meses, durante los cuales se trataron temas como la Agricultura de Conservación, el diagnóstico de parcela, el manejo de residuos agrícolas, la fertilización integral de los cultivos, el uso de tecnologías para la aplicación de fertilizantes y el Manejo Agroecológico de Plagas y Enfermedades, entre otros.

Los cursos del plan de capacitación se impartieron en el Campo Experimental Valle de Mexicali —del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP)— y estuvieron a cargo de diversos especialistas del CIMMYT, entre ellos los doctores Patrick Wall y Ravi Gopal, quienes dieron las ponencias ‘Adaptación de la Agricultura de Conservación en los diferentes sistemas de producción’ e ‘Identificación y control de malezas’, respectivamente.

Además de las ponencias, se realizaron prácticas de campo sobre aspectos relacionados con el diagnóstico de parcela, la fertilización, el riego, la calibración de la maquinaria, el control de plagas, el manejo de los rastrojos y la estimación de cosecha. De esta manera, los participantes conocieron diversas prácticas sustentables para cada una de las etapas del cultivo.

Con este plan formativo se busca transferir conocimientos a los productores de la región para que implementen prácticas sustentables que les permitan incrementar sus rendimientos, no solo de manera pertienente a los requerimientos de la agroindustria, sino también de una manera responsable con el medioambiente.