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Buenas prácticas poscosecha, aliadas en la prevención del cáncer

El técnico Omar Sánchez verificando el contenido de humedad del maíz, en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)
El técnico Omar Sánchez verificando el contenido de humedad del maíz, en Oaxaca, México. (Foto: CIMMYT)

El hepatocarcinoma, el tipo más frecuente de cáncer de hígado, representa la tercera causa de muerte por cáncer en México (Revista Médica del IMSS, 2018), donde se ha observado un incremento en la incidencia de esta patología desde hace varias décadas. 

Si bien este tipo de cáncer comúnmente está asociado a la cirrosis y la hepatitis, otros factores de riesgo incluyen toxicidad por hierro, algunos trastornos metabólicos y exposición a aflatoxinas, que son un tipo de sustancias producidas por ciertos hongos en cultivos como el maíz, el cacahuate, la semilla de algodón y los frutos secos.

La Asociación Mexicana de Lucha contra el Cáncer, de hecho, considera que uno de los factores que aumentan el riesgo de padecer cáncer primario de hígado es la exposición a aflatoxinas, mismas que describe como venenos producidos por mohos que crecen en cultivos mal almacenados. 

De acuerdo con un estudio reciente del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), las estrategias previas y posteriores a la cosecha pueden ayudar a mitigar la contaminación de los granos. Las alternativas que este Centro brinda para un adecuado almacenamiento son particularmente relevantes porque se ha encontrado que el maíz cultivado en México y Centroamérica presenta niveles de micotoxinas hasta 380 veces más altos que los niveles máximos establecidos.

En México, refiere el estudio, el maíz está contaminado principalmente por micotoxinas pertenecientes a los grupos de aflatoxinas y fumonisinas, producidos por los hongos Aspergillus y Fusarium, respectivamente, las cuales son motivo de preocupación para la salud pública. 

El estudio revisa las distintas estrategias de gestión de aflatoxinas y fumonisinas, desde el uso de variedades tolerantes de maíz, buenas prácticas de cultivo, control biológico de plagas y enfermedades, estrategias posteriores a la cosecha y los efectos del procesamiento de granos en la reducción de micotoxinas (incluida la cocción, el tostado, la elaboración de palomitas de maíz y la nixtamalización). 

La información presentada por los investigadores hace evidente la importancia de buenas prácticas poscosecha, tales como el secado óptimo; la clasificación de granos (práctica que tiene el potencial de reducir los niveles de aflatoxinas y fumonisinas en un 40-95%); el uso de agentes acondicionadores, la gestión de la calidad de los granos, las tecnologías de almacenamiento hermético y la optimización de las condiciones de almacenamiento.

En un contexto donde el riesgo de exposición a las micotoxinas es alto y donde la aplicación de métodos para tratar los granos contaminados es limitada, es importante difundir tecnologías como la nixtamalización, prácticas simples como la limpieza de granos y el uso de tecnologías herméticas como parte de una salud pública integral. 

Desde el CIMMYT se promueven campañas como #ConservaTuCosecha que brinda a la sociedad recomendaciones sencillas y prácticas para el adecuado almacenamiento de granos. Además, se continua con investigaciones como la descrita en beneficio de toda la sociedad. Te invitamos a leer el artículo completo en:

Odjo, S., Alakonya, A. E., Rosales-Nolasco, A., Molina, A. L., Muñoz, C., & Palacios-Rojas, N. (2022). Occurrence and postharvest strategies to help mitigate aflatoxins and fumonisins in maize and their co-exposure to consumers in Mexico and Central America. Food Control, 108968. https://doi.org/10.1016/j.foodcont.2022.108968

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Cuidar la Tierra para asegurar el futuro

Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)
Primeras hojas del cultivo emergiendo entre el rastrojo. (Foto: CIMMYT)

“La forma convencional en que hacíamos la preparación del terreno implicaba mover mucho la tierra y ahora vemos que eso no es necesario. Usábamos pesticidas que no son, digamos, bondadosos con el suelo. Ahora cada vez tendemos a ser más cuidadosos con el medioambiente y resulta que es más rentable. Hoy, yo ya no me atrevería a usar un pesticida o un producto contaminante que afecte a los seres humanos o al ambiente”, comenta Leopoldo Gutiérrez Arroyo al tiempo que señala los rastrojos que cubren el suelo en su parcela. 

Leopoldo es un agricultor de Sinaloa que participa en el proyecto Apoyo al Abastecimiento Responsable en México, de la compañía Kellogg y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). Para él, dejar de quemar el rastrojo y aprovecharlo para cubrir el suelo y protegerlo de la erosión representa un cambio de valores y una nueva y mejor forma de hacer agricultura, una agricultura que está contribuyendo a regenerar la Tierra. 

Las innovaciones agronómicas que han adoptado los productores que participan en el proyecto con Kellogg, como Leopoldo, promueven una relación más armónica con la naturaleza y buscan consolidar un modelo de abastecimiento responsable que brinde equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras. Esto es, un modelo más sostenible para la producción y el consumo que permita satisfacer las necesidades de alimentación de una población en crecimiento dentro de los límites planetarios. 

De seguir con los hábitos de producción y consumo actuales se estima que en menos de 30 años se requeriría lo equivalente a tres planetas Tierra para satisfacer todas nuestras necesidades. La escasez de agua global y la disminución de las tierras cultivables debido al crecimiento urbano y la degradación de los suelos son un recordatorio de que los recursos naturales de este planeta tienen un límite y, también, la razón por la que es importante acelerar la adopción de prácticas sustentables en los sistemas agroalimentarios. 

En el marco del Día Internacional de la Madre Tierra (22 de abril), proyectos como Apoyo al Abastecimiento Responsable en México recuerdan la importancia de establecer una nueva relación con la Tierra y, sobre todo, la importancia de reconocer que el planeta y sus ecosistemas son el hogar común de la humanidad. No hacer nada para cuidar este hogar podría conducir muy pronto a nuevas crisis (sanitarias, socioeconómicas y alimentarias) y desde la agricultura se puede hacer mucho en favor este, que es hogar de todos. 

Si se considera a nivel global que el sector agropecuario es responsable del 24% de los gases de efecto invernadero (que contribuyen al cambio climático) y del 70% de las as extracciones de agua de ríos, lagos y acuíferos; y que además con cada grado que aumente la temperatura de la Tierra la producción de cereales se reduce 5% aproximadamente, entonces el nuevo modelo de producción y consumo sostenible debe procurar un menor impacto ambiental y una mayor productividad y beneficios al productor al mismo tiempo. 

La Agricultura de Conservación que promueve el proyecto de Kellogg y el CIMMYT permite avanzar en ese sentido: en tres años de trabajo en Sinaloa y Guanajuato se ha fomentado la adopción de prácticas agrícolas sostenibles en casi 7 mil hectáreas, aumentando 36% la productividad promedio de maíz. Tan solo en 2021 en esos estados se trabajó con más de 350 agricultores, impactando en más de 2,400 hectáreas y produciendo cerca de 26 mil toneladas de maíz amarillo con prácticas y tecnologías de intensificación sustentable.

En los próximos años, esta iniciativa buscará impactar en cerca de 20 mil hectáreas para producir cerca de 180 mil toneladas de maíz cultivado con una huella de carbono reducida. A la fecha, de hecho, se ha logrado usar menos combustible para la producción de granos, así como un uso más eficiente del riego. 

Nos ahorramos en maquinaria, combustibles, nos ahorramos en agroquímicos, nos ahorramos en fertilizantes. Ahora producimos con mayor calidad y lo hacemos con un menor costo porque hacemos labranza mínima, además nos enseñan a hacer un manejo integrado de las plagas e incluso optimizamos el uso de los fertilizantes”, señala Leopoldo en referencia a este sistema que, además, evita que se hagan quemas agrícolas, una de las principales causas de incendios forestales. 

Así, al acercar a los productores la información que necesitan para conocer y contar con las herramientas que les permitan integrar métodos de producción sostenible, se beneficia a la Tierra y a la humanidad en consecuencia. 

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Tecnologías herméticas mejoran las posibilidades de comercialización

Viliulfo Vásquez Mendoza es un productor del municipio de Trinidad, Zaachila, a 16 kilómetros de la ciudad de Oaxaca. Hace 15 años una sequía prolongada le hizo perder sus tres ciclos de cultivos de maíz y calabaza, haciéndole pensar en dejar de sembrar y “tomar un oficio”, porque la precariedad familiar le impidió una formación académica profesional. 

“Ni para aprovechar el zacate”, recuerda el productor cuyo panorama familiar cambió desde que empezó a diversificar cultivos y almacenar el grano en silos metálicos herméticos para esperar a venderlos cuando el precio por kilogramo fuera bueno.

Los gorgojos y las ratas mermaban la mitad de la cosecha y en estos silos el maíz puede durar hasta dos años”, dice satisfecho Viliulfo, quien aceptó la asesoría de los técnicos del proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, de Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La colaboradora del Hub Pacífico Sur del CIMMYT, Clara Santos Rodríguez, destaca la emoción que al productor le significó comenzar a diversificar cultivos porque plantas como la crotalaria, por ejemplo, ayudan a fijar nitrógeno al suelo y al mismo tiempo puede servir como alimento para el ganado.

Para incrementar la producción de forraje, en el reciente ciclo Viliulfo empezó a sembrar maíz híbrido, pero al ver cómo se desarrolló definió que tendrá un doble propósito: aprovechará el grano de la mazorca y el resto de la planta para alimentar a sus animales de traspatio.

En una sola parcela Viliulfo logra producir varios cultivos: maíz, crotalaria, jamaica y tres variedades de calabaza. “La semilla de calabaza la toma como un ingreso extra y el fruto lo aprovecha para alimentación de su ganado. Aquí se están diversificando muy bien los cultivos que tienen propósitos bien establecidos”, explica Clara Santos. 

Viliulfo cuenta que por necesidad se volvió productor a los 18 años en una familia donde fue el séptimo de ocho hijos y el primer hijo hombre después de seis hijas. Sonia López Cruz, la esposa de Viliulfo, también es productora. Lo es desde que se casaron hace 19 años.

Hasta ahora, ni Viliulfo ni Sonia habían recibido alguna asesoría técnica. La que recibieron como parte del proyecto con Walmart Foundation y el CIMMYT les permitió cambiar la idea de que sembrar maíz “ya no es redituable, más con el fertilizante caro y la maquinaria igual”.

Buscar la forma de adquirir un primer silo para almacenar su maíz llevó a Viliulfo a encontrar a la colaboradora del CIMMYT, Clara Santos, quien facilitó que ahora tenga cuatro silos que en conjunto le permiten almacenar más de tres toneladas y media. Esto le permite tener maíz todo el año y venderlo en el mercado local cuando el precio mejora.

Ahora, una vez que con el proyecto ha visto la posibilidad de seleccionar semilla y duplicar el volumen de producción con maíz híbrido amarillo, Viliulfo dice que “quisiera poder almacenar cinco o seis toneladas”, además de contar con nuevos silos para almacenar los 200 kilos de semilla de calabaza que tiene en costales.

Con buena producción de granos Sonia López Cruz considera que la inversión que hicieron fue buena: “Si nos resultó, porque el producto no se desperdicia, no se echa a perder, se conserva libre de gorgojos y con las ratas mermaba mucho, el recurso ya no llegaba como era. Lo guardamos y buscamos cuando el producto tenga un mejor precio porque se le invierte mucho. No resulta venderlo muy barato”.

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Malezas, labranza y rendimiento de maíz

Las malezas son la limitación biológica número uno en los rendimientos de maíz en todo el mundo. Se estima que en Norte América pueden causar pérdidas de más del 50% y, de hecho, de acuerdo con un estudio reciente de un grupo de investigadores del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), en lugares como Oaxaca, donde hay agroecologías tan diversas, las malezas pueden reducir el rendimiento del maíz hasta en 63% en la región cálida y húmeda del Papaloapan; hasta en 65% en la región semiárida de Valles Centrales y hasta en 92% en región templada de la Mixteca. 

Aunque existe evidencia sólida de que es posible reducir la presión de malezas con Agricultura de Conservación, aún se desconoce mucho sobre los mejores métodos de manejo de malezas, particularmente si se considera que los cambios en la labranza podrían requerir cambios en el manejo de malezas. 

En este sentido, el estudio en mención evaluó la dinámica de las malezas y el rendimiento del maíz en temporal bajo cinco tratamientos de manejo de malezas ―herbicida de preemergencia, herbicida de postemergencia, herbicida de preemergencia más postemergencia, control manual de malezas y sin control― y tres métodos de labranza —convencional, mínima y labranza cero— en tres regiones agroecológicamente distintas de Oaxaca ―la Mixteca, Valles Centrales y el Papaloapan―.

El estudio, que se desarrolló en el marco de la iniciativa MasAgro-Cultivos para México de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el CIMMYT, señala que en la zona templada de la Mixteca las aplicaciones de herbicidas de postemergencia fueron muy importantes, en el cálido y húmedo Papaloapan las aplicaciones de preemergencia fueron cruciales y en los Valles Centrales semiáridos no hubo diferencia entre los métodos de manejo de malezas, ya que todos tuvieron efectos menores en el rendimiento del maíz. 

Si bien los resultados no son concluyentes y muestran que no hay una única o mejor opción para el manejo de malezas en los sitios o sistemas de labranza evaluados, sí señalan que el beneficio económico del manejo de malezas fue mayor con labranza reducida ―labranza mínima o cero―. Así, para obtener los beneficios a largo plazo de la Agricultura de Conservación, señala el estudio, es clave un manejo adecuado de malezas en los primeros años. 

Los científicos concluyen que se necesita más investigación para determinar el nivel óptimo de labranza en cada región ya que, dependiendo de las condiciones locales, la labranza cero o una forma de labranza mínima ―como la labranza vertical o camas elevadas permanentes― podría funcionar mejor, o podría ser necesario practicar labranza mínima en las primeras temporadas de crecimiento para preparar el terreno para la implementación exitosa de la Agricultura de Conservación. 

En Oaxaca, donde los agricultores con frecuencia manifiestan una falta de conocimiento sobre el manejo de malezas, especialmente bajo labranza reducida, se debe usar un enfoque flexible, aplicando herbicidas antes y después de la emergencia y controles manuales según sea más adecuado para cada caso porque las poblaciones de malezas y su dinámica cambian con sistemas como la Agricultura de Conservación ―a mediano y largo plazo, con un manejo adecuado, las poblaciones de malezas pueden disminuir con este sistema― y por eso los métodos de control deben ajustarse, concluye el estudio. 

Te invitamos a leer este estudio en el siguiente enlace:

Verhulst, N., Fonteyne, S., Leal González, A. J., Osorio Alcalá, L., Villa Alcántara, J., Santos Rodríguez, C., … & Singh, R. G. (2022). Weed management and tillage effect on rainfed maize production in three agro‐ecologies in Mexico. Weed Research. https://doi.org/10.1111/wre.12530

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Cosechando a tiempo 

Si bien el rendimiento del maíz (y en general de todos los cultivos) ya no se altera una vez que la planta alcanzó su madurez fisiológica, es necesario sacar la producción del campo oportunamente para mantenerla hasta su consumo o comercialización. No hacerlo significa un deterioro en la cantidad y calidad del grano. Por esta razón, la cosecha es muy importante.

La cosecha es el proceso que permite separar las mazorcas de la planta. Se recomienda que los granos se cosechen tan pronto como lleguen a su madurez fisiológica (cuando el grano llega a su máximo contenido de materia seca) y que se apliquen métodos de secado porque en ese momento los granos siguen estando demasiado húmedos (alrededor de 35% en el caso del maíz) y requieren alcanzar niveles seguros de humedad para ser almacenados.

Además, dejar los granos en el campo durante mucho tiempo los hace más vulnerables a las pérdidas por plagas, daños causados por aves u otros animales, lluvias inesperadas que favorecen el desarrollo de hongos, e incluso pérdidas por robo. 

Se debe tomar en cuenta que las plantas deben permanecer el mayor tiempo posible en el campo antes de cosecharlas (de tal modo que se produzca un secado natural del grano a través de una pérdida gradual y uniforme de humedad), pero considerando que la cosecha debe hacerse antes de que los granos se sequen demasiado y haya pérdidas por desgrane. Si cosechan demasiado tiempo después de la madurez fisiológica los granos estarán más secos, pero tendrán muchos daños causados por insectos, aves, hongos, roedores, etc. 

Por lo anterior, es importante identificar la madurez fisiológica de los granos. En el caso del maíz, se puede observar que ha llegado a su madurez fisiológica porque la planta se vuelve color paja (marrón claro) y las hojas que cubren la mazorca se secan. También se puede identificar este momento porque algunas de las mazorcas se caen y en la base de los granos (donde se conectan con el olote) se forma una capa negra.

El trigo llega a su madurez cuando la planta cambia su color verde por el blanquecino o amarillento, hay una pérdida completa del color verde de las glumas (hojitas que rodean las espiguillas) y el grano es duro, firme y no es posible partirlo transversalmente con la uña. En el caso del frijol, este llega a la madurez fisiológica cuando el color de la planta cambia de verde a amarillo; las vainas se vuelven amarillas, quebradizas y las hojas inferiores empiezan a caerse. 

Otras recomendaciones son cosechar en un momento soleado, colocar las mazorcas y las vainas de frijol sobre lonas limpias o directamente en costales (para evitar la absorción de humedad del suelo, la generación de manchas o el crecimiento de hongos) y doblar las plantas de maíz para evitar la entrada de agua en las mazorcas en caso de que la cosecha se retrase por la lluvia (aunque es muy importante no dejar las plantas en esta condición durante mucho tiempo y cosechar lo más pronto posible después de la lluvia).

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El maíz frente al costo de los insumos

El año pasado el precio internacional del maíz alcanzó cifras históricas debido, entre otros factores, a los reducidos inventarios del grano en Estados Unidos, los efectos de los fenómenos climatológicos como La Niña en Sudamérica y, sobre todo, el incremento exponencial de las importaciones de maíz por parte de China para alimentar a su ganado.

2022 plantea un escenario complejo para los granos básicos. De acuerdo con estimaciones más recientes de la FAO (publicadas el 3 de febrero), se prevé que Argentina y Brasil siembren una superficie récord de maíz precisamente por los elevados precios de los cereales. También se prevé un incremento de las existencias de maíz en Estados Unidos y una nueva acumulación de reservas en China, país que estaría disminuyendo su demanda de maíz debido a un aumento de las importaciones de otros cereales forrajeros.

En México “la cadena alimentaria está transitando por retos de transformación después de la pandemia. No queremos que se genere una pandemia de hambruna, por lo cual tendremos que afrontar las alzas en los costos de producción. Vemos que han aumentado notablemente los costos de los combustibles, lo cual va a aumentar los costos de producción y transporte, pero particularmente los costos de los fertilizantes”, señaló el doctor Bram Govaerts, Director General del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), durante la presentación de las “Perspectivas Agroalimentarias 2022”, foro organizado por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA). 

Adicionalmente, “también se avecina una situación compleja por potenciales sequías derivadas del fenómeno de la Niña que hacia la primavera podría repercutir tanto en los productores de temporal como los de riego, quienes tendrán que ahorrar agua para producir más grano por gota”, señaló el doctor Bram Govaerts. 

De acuerdo con el director general del CIMMYT, este entorno complejo también representa oportunidades: “Tenemos prácticas probadas en México que pueden reducir el consumo de agua hasta en 50%, prácticas validadas científicamente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y para reducir los costos de producción. Tenemos la oportunidad de ser un ejemplo de cómo la producción sustentable puede dar un valor agregado a la industria y a los consumidores”. 

Como ejemplo de la utilidad de implementar prácticas sustentables está el uso del rastrojo como cobertura del suelo. Mientras que al quemar el rastrojo se desaprovechan nutrientes que después es necesario incorporar como fertilizantes (que se tienen que comprar), al mantener el suelo cubierto con estos residuos agrícolas los productores pueden tener ahorros significativos mientras reducen la dependencia hacia algunos insumos. Si deseas saber cuánto valen los rastrojos te invitamos a ver este video, cortesía del Hub Chiapas del CIMMYT, sobre la importancia y manejo de los rastrojos. 

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La importancia del valor nutricional del maíz para ensilaje

La actual y creciente demanda de alimentos ha causado que los sistemas tanto agrícolas como pecuarios se intensifiquen, esto ha exigido que los cultivos se vuelvan más eficientes, intensivos y sustentables. En el caso del maíz forrajero, se requieren los más altos estándares para mejorar su calidad nutricional, favorecer al ganado y la producción de carne y lácteos.

La generación de forrajes óptimos depende en gran medida tanto de la selección de la semilla adecuada para cultivar, como el proceso de ensilaje, el cual consiste en conservar los forrajes mediante fermentación para mantenerlos en un estado semejante al que poseen cuando están frescos. Estos factores son fundamentales y determinan su valor nutricional. Hay cuatro factores esenciales que deben contemplarse:

  • Energía: un buen maíz para ensilaje va definido por su alto contenido energético y proporciona energía a partir de dos fuentes: el rastrojo, compuesto principalmente por fibra y una energía digestible de entre 40-80%; y la mazorca, compuesta por almidón y con una energía digestible casi al 100%.
  • Almidón: es la fuente principal de energía del maíz y procede exclusivamente del grano. Durante el ensilado sus niveles deben ser de 27-35% y, a partir de eso, se definen la raciones para el ganado.
  • Composición de fibra: la pared de las células de las plantas están formadas por componentes como hemicelulosa, celulosa y lignina, juntas conforman la fibra mediante la cual los rumiantes, como las vacas, obtienen energía adicional. 
  • Digestibilidad de las paredes celulares: solo una parte de la fibra logra ser digerida por el ganado, por eso es importante medir la proporción que puede ser asimilada. Generalmente esto se mide en laboratorio y el valor ideal debe rondar entre 50-60%.

Todas estas características, cuando son vigiladas rigurosamente, se traducen en un mayor éxito y rentabilidad de la producción tanto agrícola como ganadera y, por ende, impacta al crecimiento económico.

Organizaciones como Semillas Ceres cuentan con rigurosos procesos de investigación y mejoramiento para ofrecer insumos que permiten cumplir con las exigencias nutricionales de los establos. Junto con prácticas sustentables como la Agricultura de Conservación —que permite reducir costos de producción sin afectar los rendimientos—, los insumos de calidad contribuyen a mejorar significativamente los sistemas de producción. 

Fuente:

Jiménez, M. C., Bourrillón, A. R., & WingChing-Jones, R. (2009). Valor nutricional del ensilaje de maíz cultivado en asocio con vigna (Vigna radiata). Agronomía costarricense: Revista de ciencias agrícolas33(1), 133-146.

 

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Buscan mejores variedades de maíz para la Meseta Purépecha

La Meseta Purépecha es una de las cuatro regiones del estado de Michoacán, es una región boscosa,  rica en recursos naturales, con un gran número de especies nativas y extensa biodiversidad. Además, tiene una fuerte presencia de la comunidad purépecha que se dedica principalmente a la agricultura, pero que enfrenta diversas dificultades, como presencia de plagas y bajos rendimientos. 

Para atender las necesidades de los productores de esta región, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en Michoacán han instalado tres módulos, es decir, espacios donde se comparan las prácticas sustentables propuestas y las prácticas convencionales que prevalecen en la región.

Uno de los módulos es también una vitrina de maíces híbridos para Valles Altos —región de la Mesa Central (antes Altiplano Central) situada entre los 2,200 y 2,600 metros sobre el nivel del mar—. Las evaluaciones en este espacio buscan identificar los materiales más adaptables para la zona a fin de obtener mejores rendimientos.

Hasta ahora, y dada la recurrente presencia de siniestros provocados por fenómenos climatológicos como las heladas, estas variedades han mostrado ser susceptibles a plagas y enfermedades, pero cuentan con mucha tolerancia al acame —doblez o inclinación que sufre el tallo de las plantas—. 

En los otros dos módulos restantes —ubicados en Turícuaro, municipio de Nahuatzen y Cheranástico, municipio de Paracho, respectivamente— se sembraron materiales precoces y con adaptación a distintos ambientes bajo condiciones de temporal. La variedad H-40 (gráfica 1), un maíz precoz, tolerante a la sequía, con porte bajo y resistente al acame ha destacado también por sus rendimientos y sería una opción muy viable para hacerle frente a los cambios drásticos de temperatura frecuentes en la región, como las heladas.

Los productores que acudieron a la demostración de resultados en días pasados se mostraron interesados en probar los nuevos materiales y también en la recomendación de acompañar su sistema de producción de granos básicos con la siembra de leguminosas como el frijol, haba, garbanzo y grass pea. 

Lo anterior es importante porque, junto a la simbiosis con algunas bacterias del suelo, las leguminosas pueden transformar el nitrógeno atmosférico en un nitrógeno asimilable para cultivos como el maíz. Además, cumplen un papel importante en el manejo de diversidad funcional, atrayendo insectos benéficos muy necesarios para lograr un manejo agroecológico de plagas. 

Gráfica 1. Rendimientos obtenidos en la vitrina de Uanajchukuni de Turícuaro, municipio de Nahuatzen, Michoacán.

 

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Hacia la reactivación de la agricultura en los Valles Altos

Los Valles Altos son una región en la Mesa Central que abarca parte del Estado de México, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala. Se encuentra entre los 2,200 y los 2,600 metros sobre el nivel del mar (msnm), lo que la hace una de las regiones de mayor altitud del país y de Norteamérica. Además, la región ha jugado un papel fundamental en la evolución y domesticación del maíz. 

“En esta región se originaron dos de las cuatro razas indígenas antiguas: el Palomero Toluqueño y el Arrocillo Amarillo; a partir de ellas se originó el resto de las razas presentes en el centro de México, como el Chalqueño, el Cónico, los Elotes Cónicos y el Cacahuacintle, muy apreciadas en la actualidad como maíces de especialidad y como fuentes de genes de alto rendimiento”, señala la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que, a través del Colegio de Postgraduados (COLPOS), desarrolla trabajos para reactivar la agricultura en tierras ejidales de dicha región. 

Debido al acelerado proceso de urbanización, así como por la prevalencia de prácticas agrícolas poco sustentables, los rendimientos y la diversidad genética del maíz en los Valles Altos ha disminuido notablemente. Además, el dinamismo demográfico entre esta región y la Zona Metropolitana del Valle de México, también ha impactado al campo en los Valles Altos. 

Los trabajos para reactivar la vocación agrícola de las tierras ejidales de Atenco, Acuexcomac, Francisco I. Madero, Ixtapan y Nexquipayac, en el Estado de México —en donde se desarrollan inicialmente los trabajos— integra además los esfuerzos de instituciones como la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el Comité Estatal de Sanidad Vegetal, el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), el Distrito de Desarrollo Rural Texcoco, Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

Con 20 bolsas de insecticida ecológico Granim proporcionado por el COLPOS —producto por el cual el doctor Ángel Lagunes recientemente recibió el Premio Cargill-CIMMYT a la Seguridad Alimentaria y la Sustentabilidad en la categoría Investigador— el equipo técnico del CIMMYT ha establecido módulos demostrativos en los municipios de Teotihuacán, Apaxco, Jilotepec, San Jerónimo Amanalco, Acolman, Atenco y Lerma, en el Estado de México. 

Con prácticas de Agricultura de Conservación —sistema sustentable cuyos componentes básicos son la mínima labranza, la cobertura del suelo con rastrojo y la diversificación de cultivos— y opciones agroecológicas, el CIMMYT contribuye a estos esfuerzos por reactivar la actividad agrícola en los Valles Altos. Entre los objetivos de estos trabajos está incrementar gradualmente los rendimientos del maíz, los cuales, de acuerdo con datos del Sistema de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), se encuentran estancados desde hace tiempo —4.3 toneladas por hectárea en riego y 3.8 en temporal— y están por debajo del promedio estatal. 

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Aprendizaje en familia

Larráinzar, Chis.- En la comunidad de Talonhuitz, municipio de Larráinzar, Chiapas, vive don Bernardino Hernández González y su familia: “Yo trabajo como productor en el campo, sembrando maíz, frijol, hortalizas como la calabacita, jitomate y tomate verde. También estamos trabajando las fresas. Como familia estamos nosotros y mis dos hijos. Para el trabajo en el campo nos apoyamos todos, como en la cosecha del mes, todos apoyan, y si hay cosecha de fresa ahí también llegan todos, hasta los niños, aunque están pequeñitos también lo pueden hacer para aprender”.

Don Bernardino y su familia participan en el proyecto Fortalecimiento del Acceso a Mercado para Pequeños Productores de Maíz y Leguminosas en Oaxaca, Chiapas y Campeche, impulsado por Walmart Foundation y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT). 

Antes no había un técnico que nos viniera a acompañar, nosotros veníamos aprendiendo un poco como podíamos, pero hace como tres años llegaron los ingenieros del CIMMYT, y de la plataforma, y así fue como nos empezaron a acompañar. Antes sembrábamos así por surco, por una brazada más lenta y larga, pero ahorita ya hacemos diferente la siembra y sus distancias, así que agradezco a Walmart Foundation y al CIMMYT por estar con nosotros”, comenta don Bernardino. 

Aquí tenemos la diversificación de cultivos con lo que es el tomate y la papa. La papa ya va para dos meses y se va a cosechar. De la parte de lo que hemos aprendido del maíz sobre todo ha sido la fertilización; el manejo de la semilla, principalmente para que no se eche a perder; también la selección de los maíces; la fertilización de los tomates, qué abono se les puede dar, y en este caso casi no le he dado abono ni tampoco químicos”, comenta Germán Hernández Hernández, hijo de don Bernardino.

En estos tres años hemos captado las enseñanzas que nos han dado, compartir los conocimientos que traen ellos. Este año yo creo que sí va a haber buena cosecha de maíz y por eso agradezco a todos los que están colaborando en este proyecto de la vida. Gracias por estarnos compartiendo y educando”, dice Germán. 

Antes la calidad del grano para consumo estaba en un 50%, pero ahora ya está todo bien, sin una picada de gorgojo. Antes no, se echaba a perder muchísimo. Antes el tipo de fertilización se hacía voleadamente, ahorita nos enseñaron que se entierra y agarra mejor. Ha aumentado la producción del maíz, del frijol, así como la durabilidad de la semilla. Nos han enseñado muchísimas cosas y por eso para mí que siga el proyecto para así aprender más”, comenta Rodolfo Hernández Hernández, el otro hijo de don Bernardino.