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Maíces nativos: preservación de tradición, sabor y color

El maíz —desde el punto de vista alimentario, económico, cultural y social— es el cultivo más importante de México y también un recurso genético invaluable que en muchos lugares se ha ido deteriorando o perdiendo. De entre los maíces nativos, por ejemplo, el de color blanco es el que predomina entre los productores de pequeña escala.

Desde 2017, la organización Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja que colabora con el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)ha realizado una serie de actividades para rescatar maíces nativos de colores. Esta misión comenzó con un recorrido en diversas comunidades de la región para buscar maíces azules, rojos y amarillos.

Los integrantes de esta organización comentaron que encontrar maíz rojo y azul fue lo más complicado, porque estas variedades son las más escasas. Por esta razón, desde entonces se han establecido módulos de innovación y vitrinas para reproducir semilla e incrementar así la disponibilidad de los maíces de colores.

El color del maíz se debe, principalmente, a la concentración de antocianinas, que son unos pigmentos vegetales inocuos. Los maíces de colores tienen mayor cantidad de antocianinas, las cuales están asociadas a diversas propiedades fitoquímicas que les confieren un mayor valor nutricional. Además, los pigmentos de los maíces de colores poseen importantes propiedades antioxidantes, antimutagénicas y anticancerígenas, por lo que recientemente han despertado el interés de las industrias alimenticia, farmacéutica y cosmética.

Para preservar la diversidad de maíces nativos de colores, la organización Productores Agrícolas y Pecuarios de la Mazateca Baja realiza capacitaciones para concientizar y resaltar las propiedades proteicas de estos maíces con la finalidad de que los productores los rescaten y —con el tiempo— estos puedan escalar a un mercado de mayor valor económico, ya que por el momento la producción obtenida se destina solo a la venta local.

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Cuernavaca busca conservar sus maíces nativos a través de su Feria del Maíz

La producción de maíz en el estado de Morelos es de 110,000 toneladas, y la demanda es de 210,000 (con una superficie de siembra de 35,000 hectáreas trabajadas por 16,000 productores), por lo cual no se satisface el mercado interno. Sin embargo, el reto para la entidad es doble, pues no solo se requiere elevar la productividad, sino que es necesario conservar y preservar el maíz nativo morelense, del cual hay identificadas 14 variedades en 18 municipios.

En la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) se realizó la Feria del Maíz 2019, la cual fue un esfuerzo conjunto de esta institución educativa, el Ayuntamiento de Cuernavaca y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —a través del Hub Pacífico Centro— para apoyar a los agricultores de la zona, elevar la productividad del maíz en la entidad y conservar y preservar el maíz nativo de Morelos.

La feria se realiza desde el año 2008 por iniciativa del pueblo morelense para vincular a los productores, las autoridades y la academia, y así fortalecer la producción de maíz en el estado. El programa de este año incluyó diversas conferencias relacionadas con la producción y conservación de grano, impartidas por especialistas de la universidad y del CIMMYT, para dar a conocer diferentes variedades de maíz con potencial para la zona, productos derivados y prácticas adecuadas para su almacenamiento y conservación.

A los estudiantes de la UAEM —no solo los de Ciencias Agropecuarias y Ciencias Naturales, sino la comunidad académica en general—, la feria les permitió fortalecer su formación y, a través de la participación de los investigadores, conocer diversos ejemplos de cómo la ciencia básica y aplicada puede orientarse a la solución de problemas reales y específicos tanto de la sociedad como del sector productivo.

Además de los alumnos de la UAEM, en la feria participaron técnicos locales y 565 productores de granos básicos del municipio de Cuernavaca (de los ejidos de Buenavista del Monte, San Antonio y Santa María Ahuacatitlán, Ahuatepec, Chipitlán y Chamilpa). Por parte del Gobierno de Cuernavaca, estuvieron presentes el alcalde Antonio Villalobos Adán; Andrés Antonio Remis Martínez, secretario de Desarrollo Económico y Turismo; y Omar Maldonado Pineda, director de Fomento Agropecuario. También destaca la asistencia de Esmeralda González —secretaria de Extensión de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UAEM— y representantes del Sistema Producto Maíz en la entidad.

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El potencial de la milpa y de los maíces nativos

La milpa —con toda la riqueza que le otorgan los climas, las altitudes y las prácticas culturales locales— se caracteriza por su diversidad y asociación de cultivos. Existe desde hace por lo menos 4,500 años y, debido a las nuevas dinámicas socioeconómicas y la paulatina pérdida de su productividad (por diversos factores, entre ellos la persistencia de prácticas inadecuadas), hoy está siendo abandonada, hecho que fomenta fenómenos migratorios y pérdida de diversidad biológica.

Además, es el sistema de producción que ha dado origen a la gran diversidad de maíces nativos (se han identificado 64 grandes grupos o razas de maíces originarios de México, pero solo se han aprovechado menos de 10 para el mejoramiento de maíz). A pesar de su amplia variedad, en el país el maíz nativo representa apenas 0.8% de las hectáreas sembradas de maíz y su consumo solo alcanza 0.3% del total, destinándose primordialmente al autoconsumo de las comunidades campesinas e indígenas, las cuales son 80% de los productores de este cereal (según el IICA en 2019).

Ante este panorama, han surgido diversas iniciativas para proteger los maíces nativos y rescatar la milpa (algunas desde la normatividad y otras desde la investigación). Aunque estos esfuerzos son fundamentales en el camino para mantener la diversidad genética de las semillas y las plantas cultivadas, es necesario que los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos sean distribuidos justa y equitativamente, como señalan las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

MasAgro es un programa de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) que busca revitalizar la milpa y ampliar la investigación y el consumo de maíces nativos, pues —en conjunto— la milpa y los maíces nativos tienen el potencial de contribuir significativamente a que toda la población mexicana tenga acceso a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año.

Así, recientemente se desarrollaron 158 ensayos y viveros de maíz nativo y de cultivos de la milpa en Oaxaca, Michoacán y Estado de México. La intención es consolidar un esquema que eleve la productividad sustentable y el bienestar de las comunidades milperas, tal como ocurre en la Península de Yucatán, donde el CIMMYT y su red de colaboradores —mediante el mismo enfoque de intensificación sustentable de MasAgro— han afianzado acciones que han sido reconocidas por la Organización de las Naciones Unidas como una de las soluciones más innovadoras para fomentar el desarrollo de las comunidades rurales y los grupos indígenas.

Debido a que se adaptaron a las más diversas condiciones geográficas y a distintos usos, en los maíces nativos podría haber importantes pistas para desarrollar variedades resistentes a las enfermedades, la sequía y otras condiciones extremas derivadas del cambio climático. El potencial de estos maíces, sin embargo, no se limita a su valor biológico, sino que se extiende al terreno de la economía, pues aunque actualmente 99.7% del consumo total de maíz en México corresponde a maíz blanco y amarillo, los maíces de colores han despertado recientemente el interés en varios nichos del mercado que demandan productos nutritivos de alta calidad (y diferentes) producidos artesanalmente y con inocuidad y bajo impacto.

Con la experiencia de MasAgro —que también ha aportado opciones de mecanización adecuadas y tecnologías poscosecha para incrementar la productividad y lograr la seguridad alimentaria de los productores que trabajan la milpa—, se ha logrado desarrollar Maíz para México, el plan estratégico más completo generado por especialistas y actores clave de los ámbitos científico, gubernamental, empresarial y social para transformar el escenario del maíz en México. En este plan, la milpa ocupa un papel preponderante como patrimonio cultural intangible y como clave para erradicar el hambre.

Entre las acciones que propone, destacan la creación de bancos de semillas comunitarios a nivel nacional, el acompañamiento técnico a productores milperos para mejoramiento participativo, el desarrollo de un observatorio de maíz con las propiedades de los maíces nativos (así como su disponibilidad comercial y distribución geográfica a nivel nacional), las acciones para fomentar una economía justa y equitativa en torno a los maíces nativos y las acciones para reivindicar el papel histórico del sistema milpa y preservar su legado biocultural.

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Mejoramiento participativo de maíces nativos, un camino para preservar la diversidad biocultural

Los municipios de Huimilpan y Amealco, en el estado de Querétaro, forman parte de la región Valles Altos. Ahí, los maíces nativos tienen una fuerte presencia y la diversidad de las variedades que se cultivan es amplia. El estudio de estos maíces es fundamental para conservar el material genético milenario que forma parte de la cultura y las tradiciones de la región.

En Amealco, por ejemplo, se siembran alrededor de 20,000 hectáreas de maíz cada año, y se estima que más de la mitad son de maíces nativos. Sin embargo, no se cuenta con la información precisa de las razas y sus características, por lo que es primordial hacer una cuantificación y clasificación de los maíces nativos de la región, así como promover el mejoramiento a través de procesos participativos.

Para conservar y proteger el maíz nativo de Amealco, el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) —a través del Hub Bajío y Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro (SAQ) y de manera conjunta con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP); la Universidad Autónoma Chapingo (UACh); la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (Sedea) del estado; y la Dirección de Desarrollo Agropecuario del Municipio de Amealco— ha desarrollado actividades de mejoramiento participativo de maíz nativo.

A la fecha se han impartido cuatro talleres sobre rescate, conservación y mejoramiento de maíces nativos, los cuales se han replicado en las zonas de Amealco donde se sabe que los maíces nativos siguen predominando.

Estos talleres parten de un enfoque de inclusión social y de integración de la ciencia y el conocimiento tradicional. En ellos han participado 80 productores de Amealco; muchos son de la comunidad otomí que por décadas ha sido custodia de la diversidad biológica de los maíces nativos de la región. Precisamente, una de las prácticas que se difundieron en los talleres fue la selección masal estratificada in situ (“en el sitio” en latín), la cual deriva de las prácticas de mejoramiento desarrolladas por las sociedades mesoamericanas durante la época prehispánica.

La selección masal estratificada in situ es una modificación de la selección masal simple (el método de mejoramiento más antiguo y sencillo, que consiste en la selección de aquellas plantas que —por sus características físicas visibles— son consideradas adecuadas para la siembra en el siguiente ciclo). Permite obtener resultados superiores en el mejoramiento y, en combinación con otras prácticas agronómicas —como mejor densidad de siembra y manejo de plagas—, es particularmente útil para aumentar los rendimientos.

Estos esfuerzos del CIMMYT y las instituciones con las que colabora —que se realizan desde hace años— coinciden además con lo establecido en la recién aprobada Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Para poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición, los ODS señalan que es necesario “mantener la diversidad genética de las semillas y las plantas cultivadas […] y promover el acceso a los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”.

El mejoramiento participativo de los maíces nativos en Amealco es precisamente una vía hacia esa meta, pero también es una forma de reforzar la identidad cultural de las comunidades originarias y de trabajar de manera conjunta entre investigadores, técnicos y productores. Como dice un poema otomí: “somos granos de maíz de una misma mazorca; somos una sola raíz de un mismo camino”.

Esta nota es parte de la campaña #CultivosSustentablesBajío, la cual promueve una agricultura diferente, social y ambientalmente responsable. La campaña contempla diversos eventos demostrativos y recorridos en campo para mostrar las prácticas e innovaciones sustentables que promueven el Hub Bajío —del CIMMYT— y sus colaboradores en los estados de Michoacán, Jalisco y Querétaro. ¡Súmate!

Por: Juan Manuel Rojas Cruz, Sustentabilidad Agropecuaria de Querétaro.

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Los jóvenes que están cambiando el campo en México y América Latina

Córdoba, Colombia.- Adaptación al cambio climático, identificación de agentes patógenos, modelos de negocio incluyentes y desarrollo de nuevos mercados para la comercialización de maíces nativos son algunos de los temas de los proyectos ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina, otorgados por el Sistema CGIAR para promover la participación de mujeres y hombres jóvenes en los sistemas agroalimentarios basados en el maíz.

Los premios reconocen las contribuciones de jóvenes menores de 35 años que están innovando los sistemas agroalimentarios de maíz, ya sea a través de la investigación, la implementación o desarrollo de sistemas sustentables o el escalamiento de estrategias pertinentes a su contexto biocultural. En su tercera edición, los premios se entregaron por primera vez en América Latina (en el marco de la XXIII Reunión Latinoamericana del Maíz y el IV Congreso de Semillas, celebrados en Montería, Colombia), pues previamente se realizaron en África (Zambia) y en Asia (India).

En la categoría Agricultor, el ganador fue Eduardo Cruz Rojo (ingeniero en Logística, de 26 años, originario de Hidalgo, México), quien ha implementado y difundido la Agricultura de Conservación y la metodología de trabajo del programa MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— como vía para ayudar a los productores a alcanzar mejores rendimientos (Eduardo ha logrado que los productores con quienes trabaja dejen de hacer quemas agrícolas, mejoren la calidad de sus suelos, disminuyan 20% el costo de producción y alcancen un rendimiento promedio de 14 toneladas por hectárea).

En la categoría Investigador, los ganadores fueron: Yésica Daniela Chazarreta (estudiante doctoral en Genética, de Argentina), por su estudio sobre genotipos para grano o silaje; Lucio Reinoso (maestro en Ciencias Agrarias, de Argentina), quien investiga la adaptación del maíz en el norte de la Patagonia —y desarrolló una sembradora ad hoc para esa región—; Omar Garcilazo Rahme (estudiante de posgrado en Manejo Sostenible de Agroecosistemas, de México), por su investigación sobre la producción de huitlacoche (U. maydis); y Viviana López Ramírez (estudiante doctoral en Ciencias Biológicas, de Colombia), por su evaluación de bacteriosis en un germoplasma diverso de maíz en el sur de Córdoba, Argentina.

Y en el caso de la categoría Agentes de Cambio, los ganadores fueron: Carlos Barragán García (ingeniero en Agroecología, de México), quien a través de MasAgro trabaja para que los pequeños productores de Oaxaca se adapten al cambio climático —en el caso de esta entidad, se pronostica que habrá una reducción de 8% en las lluvias y un incremento de 2 oC en la temperatura—; y José Esteban Sotelo Mariche (ingeniero agrónomo, de México), quien ha fomentado la producción, el acopio y la comercialización de maíz nativo en ese mismo estado.

Durante la exposición de su proyecto, Carlos Barragán comentó que los productores con los que trabaja cultivan mayoritariamente maíz criollo, por lo cual el elemento cultural ha sido clave para generar estrategias que permitan hacer resilientes los sistemas productivos de la región. Tomando como referencia estudios del CIMMYT, por ejemplo, han logrado obtener tortillas hechas con maíces nativos —ricas en antioxidantes y fibra—, cuya demanda ha crecido notablemente. También, gracias a la diversificación de cultivos, han logrado incrementar la participación de la mujer y darle un papel más decisivo.

Por su parte, José Sotelo contó con la experiencia de la Integradora Agroempresarial del Río Verde (compuesta por 80 productoras y productores indígenas y afromexicanos), la cual —gracias al trabajo conjunto con organizaciones como la SADER, el CIMMYT, la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), universidades locales y la Walmart Foundation— ha tenido diversos logros, entre ellos, incursionar exitosamente en el mercado gourmet de Estados Unidos con productos hechos con maíces nativos de las variedades olotillo y tuxpeño (con Agricultura de Conservación y tecnologías transferidas por el CIMMYT y sus colaboradores, esta cooperativa actualmente tiene siembras de 100 hectáreas por ciclo y ventas mayores a las 1,000 toneladas).

Durante su intervención, todos los ganadores de los Premios de Innovación Juvenil en Maíz 2019 – América Latina, así como los ponentes que participaron antes y después de ellos en la XXIII Reunión Latinoamericana del Maíz y el IV Congreso de Semillas, dejaron ver cómo ―aunque las motivaciones pueden ser diversas― el común denominador que los reunió fue la esperanza de los jóvenes participantes (que ven en el campo un motor de desarrollo y ya no más una fuente de desigualdades y pobreza) y la apuesta por la ciencia como agente de cambio. En este sentido, los asistentes hicieron un reconocimiento al doctor Luis Narro, científico consultor del CIMMYT en Colombia, por su trabajo en maíz en Latinoamérica.

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Cuarentano, el maíz nativo que estuvo ausente por 40 años

Cuarentano es el nombre de un maíz nativo de porte bajo (entre 1.40 y 1.70 m). Es altamente precoz, por lo que a los 45 días ya se encuentra en 90% de su floración. Sembrarlo en asociación con girasol ofrece amplias ventajas a los productores de San Miguel el Grande, municipio de Ocosingo, Chiapas. Sin embargo, los pobladores de esa localidad dejaron de verlo hace 40 años, cuando aún lo sembraban sus abuelos.

Ahora, como parte de las acciones que el Hub Chiapas —del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— realiza en la región Selva Lacandona, la variedad cuarentano reaparece como alternativa para revitalizar, junto con el girasol, la producción de las milpas de esa región. El rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos ofrecen diversos beneficios, como la preservación de la diversidad (en el aspecto biocultural) y la diversificación de los ingresos (en el aspecto económico).

La vinculación entre MasAgro —de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el CIMMYT— y el programa Sembrando Vida —del Gobierno federal— fue el marco del evento demostrativo durante el cual se presentó el maíz cuarentano. Los productores, técnicos y estudiantes que estuvieron presentes conocieron además algunos de los trabajos realizados en la plataforma de investigación Ocosingo, donde colaboran el CIMMYT y la Universidad Tecnológica de la Selva (UT Selva).

Para los productores, redescubrir este maíz fue alentador, pues mencionan que las variedades de ciclos largos son más susceptibles a los fenómenos climáticos, además de que requieren entre ocho y 10 jornales para realizar la dobla, actividad que se evita con los maíces de ciclo corto, como cuarentano. Y si el cultivo de maíz se rota con girasol, hay una ventaja adicional: el frijol con el que tradicionalmente se rota el maíz puede aprovechar el tallo del girasol como tutor para crecer (en el caso del frijol de crecimiento indeterminado).

Además de ser un buen forraje para el ganado bovino, tiene características que disminuyen la presencia de ciertas malezas y facilita el manejo para la siguiente siembra de maíz u otro cultivo. Así, mediante el rescate de los maíces nativos y la rotación de cultivos, se fortalece el sistema milpa, permitiendo que sea más sustentable y siga siendo la base y fuente de la alimentación de muchas familias en Chiapas.

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Los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán

  • La historia del colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán y de Misioneros A.C. es un ejemplo de la importancia de las comunidades originarias en el resguardo de la diversidad biológica de los sistemas agroalimentarios.
  • Las prácticas sustentables que esta organización civil ha impulsado entre los productores que trabajan con ella son una muestra de cómo la innovación fortalece a la tradición.
Por: Divulgación-CIMMYT y Misioneros A.C.
Agosto de 2019.

Chacsinkín, Yuc.- El rescate de las semillas nativas y la preservación de los saberes locales asociados al ciclo y las prácticas agrícolas son la base de las acciones que el colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán realiza para lograr la seguridad alimentaria de las comunidades de la Península de Yucatán. El colectivo está conformado por mujeres y hombres mayas que trabajan la milpa y que, en representación de sus comunidades, se han comprometido a conservar el legado biocultural de este sistema de producción agrícola que sustenta su dieta y su cosmovisión.

Actualmente, gracias al esfuerzo de este colectivo se han logrado rescatar y reintroducir numerosas variedades de maíces criollos y de semillas de otras especies asociadas al sistema milpa que, por causa de diversos fenómenos naturales y sociales —como huracanes, sequías y desplazamientos de la población, entre otros—, se habían dejado de sembrar y estaban en peligro de perderse definitivamente. Esta misión por salvaguardar la diversidad biológica y cultural asociada a la milpa maya tiene una motivación y una historia.

El paso del huracán Isidoro por la Península de Yucatán en 2002 fue devastador. La pérdida de las cosechas para disponer de alimentos en lo inmediato y la pérdida de las semillas para sembrar en el futuro pusieron en riesgo la seguridad alimentaria de la población. Por ello, el huracán se convirtió en el catalizador para que las comunidades se organizaran e implementaran medidas para asegurar la resiliencia de sus cultivos y la disponibilidad de alimentos ante este tipo de fenómenos naturales.

De acuerdo con Misioneros A.C. (MAC) —asociación civil que tiene más de 24 años de trabajo con familias y grupos de productores de la zona sur de Yucatán, con los que inició con actividades sobre hortalizas, parcelas, solares y apiarios, entre otros—, antes del huracán ya existían diagnósticos sobre la disminución en las variedades de semillas, de manera que el fenómeno meteorológico —al hacer más visible esa realidad— sólo aceleró un proceso de trabajo comunitario para proteger la diversidad genética del maíz nativo.

En 2003, un año después del impacto del huracán Isidoro, MAC organizó la primera feria de intercambio de semillas. Ese fue el inicio de una serie de esfuerzos que derivaron en la conformación del colectivo Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán —Káa nán iinájóob, en maya—, el cual representa la voluntad de las comunidades de trabajar en conjunto para preservar los conocimientos agrícolas tradicionales y resguardar las semillas nativas, a través de su intercambio y consecuente diseminación. Las ferias de intercambio de semillas ideadas por MAC se convirtieron entonces en una de las acciones distintivas del colectivo.

A 17 años de su primera edición en el municipio de Chacsinkín, las ferias de semillas se han replicado con éxito en otros municipios y en otros estados de la Península de Yucatán, convirtiéndose en un espacio de confluencia y convivencia para los productores de la región. Estos, además de intercambiar semillas de maíz y cultivos asociados —como calabazas, frijoles, ibes, chiles, tomates y otras especies—, también comparten conocimientos y experiencias sobre la milpa (ich kool, en maya), que para ellos forma parte de esa conexión con sus orígenes, que describe el Popol Vuh, libro sagrado de los mayas.

El colectivo busca aumentar la disponibilidad de semillas a través de la recuperación, la conservación y el mejoramiento de las variedades que cultivan. No es una tarea sencilla; como colectivo deciden qué variedad y en qué comunidad se trabajará. Dan seguimiento a lo largo del ciclo agrícola para llegar a las ferias de semillas a intercambiar y vender sus productos de la milpa. Hoy, gracias a este esfuerzo, se han logrado identificar, conservar y diseminar semillas de hasta 22 variedades criollas de maíz.

Las semillas locales, además de tener un valor cultural —ya que son la herencia del pueblo maya—, tienen un valor científico de interés global. En ellas puede haber pistas importantes para entender los complejos mecanismos biológicos que hacen que una variedad vegetal sea o no resistente a los efectos del cambio climático, como las olas de calor, las sequías prolongadas o las lluvias torrenciales o fuera de ciclo. En este sentido, MAC y los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán han apoyado e impulsado procesos de formación de promotores especializados en la conservación de germoplasma y la construcción de bancos de semillas locales, manejados por las propias comunidades.

Actualmente, el colectivo y MAC impulsan —junto con aliados— diversas e innovadoras acciones para fortalecer la milpa maya, ya que los productores de la región con los que trabajan enfrentan amenazas a su territorio y nuevos retos en la producción, como las plagas de follajes y de almacén, pero también otros que combaten desde hace años, como las quemas agrícolas sin control. El Manejo Agroecológico de Plagas, las soluciones herméticas poscosecha, el mejoramiento participativo de semillas y otras prácticas sustentables derivadas de la Agricultura de Conservación son algunas de las innovaciones que han implementado para fortalecer la tradición de la milpa.

Gracias a la visión y el compromiso de ambos, recientemente casi medio centenar de productores de la región que trabajan el sistema milpa se han capacitado en la elaboración y el uso de biofertilizantes y en Manejo Agroecológico de Plagas. Con estas innovaciones, los Guardianes de las Semillas del Sur de Yucatán consolidan un proceso de transición agroecológica.

La seguridad alimentaria de las comunidades y la preservación de la riqueza biológica y la cosmovisión maya relacionada con la milpa constituyen la misión del colectivo. Para este, la herencia y la tradición se fortalecen con la innovación, y por eso es ejemplo de cómo —a través del diálogo entre el conocimiento ancestral, de productores de diversas regiones, y el conocimiento científico— es posible fortalecer las capacidades de las comunidades para que tomen mejores decisiones en favor de su legado cultural y su bienestar.

Fotografía: Misioneros A. C.

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Acelera MasAgro transición hacia una agricultura más incluyente, productiva y sostenible

Durante la presentación de los resultados MasAgro y su alineación con el Plan Nacional de Desarrollo, el titular de la SADER —Víctor Villalobos— reconoció a este programa por apoyar la nueva visión de la dependencia a su cargo, al estar orientado a elevar los rendimientos de los pequeños productores a través de prácticas sustentables.

Por: Comunicaciones corporativas-CIMMYT.

18 de julio de 2019.


Texcoco, Edo. Méx.- El secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos Arámbula, reconoció al programa MasAgro por combinar el conocimiento tradicional con el producto de la investigación agrícola más avanzada para generar una dinámica de cocreación que facilita el diálogo nacional y acelera la transición hacia una agricultura más incluyente, conforme al Plan Nacional de Desarrollo y la estrategia de autosuficiencia alimentaria y rescate del campo del Gobierno de México.

Así lo afirmó durante el informe de resultados de MasAgro en las instalaciones del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), organismo internacional para la investigación y el desarrollo agrícola con sede en México que coordina las actividades del programa en el que participan productores, técnicos, investigadores, empresarios, industria, autoridades y representantes de la sociedad civil de todo el país.

“MasAgro reúne a todos los eslabones de las cadenas de valor en México con un propósito en común”, aseguró Martin Kropff, director general del CIMMYT, para “hacer que los sistemas de producción de granos básicos de México sean más productivos y sustentables, mejorar la calidad de vida de los productores y fortalecer la soberanía alimentaria de los mexicanos”.

La presentación de los principales resultados de MasAgro corrió a cargo de Bram Govaerts, director del Programa de Desarrollo Estratégico y representante regional para las Américas del organismo internacional. Destacó el Atlas Molecular del Maíz, que México presentó al mundo en la Decimotercera Conferencia de las Partes (COP 13) del Convenio sobre la Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) —celebrada en México en 2016—, al que describió como “un verdadero bien público internacional que da acceso a usuarios de todo el mundo a los datos que facilitan el uso y aprovechamiento de la biodiversidad del maíz”.

Govaerts destacó, además, que MasAgro protege y conserva la biodiversidad del maíz nativo mexicano mediante el desarrollo de decenas de ensayos de manejo agronómico y mejoramiento participativo en los que productores de comunidades marginadas de Estado de México, Michoacán y Oaxaca participan activamente en la selección y el mejoramiento de los maíces que desean cultivar.

En México, la caracterización de la diversidad genética del maíz ha dado origen a más de 60 nuevas variedades de alto rendimiento y con capacidad de adaptación a los efectos del cambio climático que comercializan más de 70 pequeñas y medianas empresas semilleras que participan en MasAgro.

“El proceso de desarrollo de nuevas semillas de maíz de alto potencial de rendimiento para condiciones adversas es indispensable para sustituir los materiales que han quedado obsoletos por los efectos del cambio climático, y para que el Programa Nacional de Fertilizantes pueda entregar resultados aún más contundentes al presidente Andrés Manuel López Obrador”, explicó el secretario Villalobos.

MasAgro también ha entregado nuevas líneas de trigo al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), organismo que ha liberado 18 nuevas variedades de este grano en los últimos tres años, de las cuales los productores colaboradores del programa han obtenido 250 toneladas de semilla para sembrar en 2019 y contribuir a la estrategia de autosuficiencia alimentaria y rescate del campo.

El presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), Bosco de la Vega Valladolid, informó —a su vez— que varios miembros de la asociación de productores Nueva Visión para el Desarrollo Agroalimentario de México (Vida) participan en MasAgro. “MasAgro también está alineado a la Visión 2030 del CNA, que promueve políticas públicas e intervenciones sociales viables, medibles y de alto impacto para impulsar el crecimiento del sector agroalimentario”, puntualizó.

El CIMMYT informó que en 2019 MasAgro ya cuenta con 43 plataformas de investigación, 92 módulos demostrativos establecidos con productores innovadores y más de 3,000 áreas de extensión donde se producen maíz, trigo y cultivos asociados con prácticas intensivas sustentables. Además, el programa ha organizado 184 eventos de capacitación —en los que han participado más 1,700 asistentes— y ofrecido entrenamiento a 249 técnicos para brindar asesoría a los productores y aprovechar mejor los estímulos que ofrece el Programa Producción para el Bienestar en todo el país.

 

MasAgro es el resultado del esfuerzo de mujeres y hombres que conforman una amplia red de innovación. Conócelos.

Rostros MasAgro

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Fomentan el intercambio de semillas para preservar la biodiversidad de la milpa maya

  • La localidad de Yaxunah, en el municipio de Yaxcabá, Yucatán, realizó su primera Feria de Intercambio de Semillas para que las familias que trabajan en el sistema milpa intercambiaran y adquirieran semillas para preservar el legado biocultural de la milpa maya.
  • La iniciativa deriva del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán, que el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) promueve desde 2016 para conseguir la adopción de prácticas sustentables que logren preservar la biodiversidad y los recursos genéticos del sistema milpa ante el cambio climático.

Por: Divulgación-CIMMYT.

2 de junio de 2019.


Yaxcabá, Yuc.- La primera Feria de Intercambio de Semillas de la comisaría ejidal de Yaxunah, en el municipio de Yaxcabá, Yucatán, reunió a más de 130 pequeños productores de esa localidad y de algunas aledañas y alrededor de un centenar de visitantes, entre alumnos, docentes, investigadores, representantes de organismos gubernamentales y organizaciones de la sociedad civil y población en general. La actividad fue coordinada por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en colaboración con la Fundación Haciendas del Mundo Maya y Fomento Social Banamex.

El intercambio de semillas es una estrategia que surge en el marco del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY), que tiene presencia en 69 localidades de 21 municipios de la Península y es promovida por el CIMMYT para preservar la riqueza biológica y cultural de la región mediante prácticas sustentables que permiten a los productores mejorar sus rendimientos, conservar sus recursos naturales y lograr la resiliencia de la milpa maya ante los efectos del cambio climático.

Productores y estudiantes de distintas instituciones académicas —desde el nivel básico hasta el superior— intercambiaron semillas de distintas variedades de maíz nativo (algunas recuperadas gracias a las estrategias de reinserción del CIMMYT y otras desarrolladas a partir del trabajo de mejoramiento participativo con productores cooperantes del proyecto MSPY), calabaza, frijol y otras leguminosas, así como plantas de chile, quelites, tomates y otras especies del sistema milpa, tanto para ciclo corto como para ciclo largo y principalmente adaptadas al suelo rojo de la Península.

La diversidad de actividades y la ubicación estratégica de la localidad favorecieron la confluencia de productores, investigadores y público en general, quienes —además— tuvieron la oportunidad de conocer el banco comunitario de semillas del lugar. Entre los asistentes estuvieron Paulina González Jáuregui, directora adjunta de la Fundación Haciendas del Mundo Maya; Isaí Miranda Ojeda, coordinador de proyectos ambientales de la Fundación; Eduardo Tovar López, gerente del Hub Península de Yucatán, CIMMYT; el comisario del ejido de Yaxunah; alumnos y docentes de la Universidad Tecnológica del Mayab, de la Universidad Autónoma de Yucatán; y académicos e investigadores del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), de la Universidad Autónoma de Yucatán. También estuvieron presentes representantes de instituciones gubernamentales como el INIFAP, la Conabio, la Secretaría de Cultura y la Secretaría de Desarrollo Sustentable de Yucatán.

En el marco de la feria, se develó la placa conmemorativa del mural titulado ‘La Primera Casa’ dentro del Centro Cultural Comunitario de Yaxunah, que el CIMMYT y sus colaboradores promovieron en la comunidad como un ejercicio de cocreación colaborativa para fortalecer la identidad cultural y el manejo sustentable de su entorno.

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Frente al cambio climático, el INIFAP y el CIMMYT muestran innovaciones tecnológicas en la Mixteca oaxaqueña

Santo Domingo Yanhuitlán, Oax.- El Campo Experimental Valles Centrales de Oaxaca —a través del Sitio Experimental Mixteca Oaxaqueña en Yanhuitlán, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y en coordinación con el Hub Pacífico Sur, del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— realizó el pasado 12 de octubre el evento ‘Día del Productor Mixteco 2018: Innovaciones tecnológicas frente al cambio climático’, donde se presentaron diversas tecnologías sustentables en cultivos de importancia económica en la zona para disminuir el impacto del cambio climático (sequías y altas temperaturas).

El evento se desarrolló en las instalaciones del INIFAP en la Mixteca oaxaqueña, ubicadas en Santo Domingo Yanhuitlán, donde todos los asistentes se organizaron en nueve grupos de aproximadamente 40 personas para realizar el recorrido por nueve estaciones, en las cuales se presentaron los siguientes temas:

1) Mejoramiento de la fertilidad del suelo con Agricultura de Conservación. Se integran rotaciones de maíz, frijol, trigo, milpa, canola y avena. Esta diversificación de cultivos les permite a los agricultores asegurar producción aun en condiciones ambientales adversas, además de lograr beneficios ecológicos como mejorar la fertilidad del suelo por la cobertura y por efectos de rotaciones con leguminosas. También se rompe el ciclo de enfermedades y se disminuyen los costos de producción y el uso de combustibles fósiles.

2) Conservación de suelo y agua. Destaca el tratamiento de roturación vertical y cobertura como una estrategia para conservar humedad y reducir los efectos de la sequía en maíces y frijoles criollos. En suelos se mejora su fertilidad al dejar los residuos de cosecha que funcionan como cobertura y sirven para la formación de materia orgánica que ayuda al mejoramiento de las propiedades físicas y químicas del suelo.

3) Sistemas de siembra para reducir los efectos de sequía en frijol y triticale. El sistema consiste en sembrar el frijol criollo o mejorado en camas anchas (1.6 m) o angostas (0.8 m), ambas con 100% de cobertura. En el primer caso, se siembran dos hileras de semilla sobre las camas, con una separación de 0.8 m entre hileras. El segundo caso consiste en sembrar una hilera de semillas sobre las camas angostas con cobertura. En frijol, este sistema de siembra mostró una excelente respuesta al efecto de la sequía ocurrida durante la etapa vegetativa, los residuos de cosecha ayudaron a conservar la poca humedad del suelo por más tiempo, respecto al sistema convencional; se observó que el cultivo, una vez que recibió las lluvias, se recuperó y mostró un excelente desarrollo, buen llenado del grano y buena cantidad de ejotes por planta, se estima un rendimiento de 1.5 t/ha, cuando la media regional es de —aproximadamente— 0.8 t/ha. El triticale tuvo mejor desarrollo en los tratamientos que incluyeron cobertura, ya que ayudó a evitar la evaporación del agua en los periodos de sequía, el desarrollo de la planta fue mejor y hubo mayor cantidad de espigas por área en el sistema de labranza mínima, donde se roturó el suelo y donde no hubo movimiento de éste, pero con 100% de cobertura, respecto al sistema convencional.

4) Ensayo de rotación de cultivos (cereales-leguminosas). Los productores pudieron observar en campo el desarrollo de haba mejorada (Monarca) y criolla, la alverja, la asociación de avena y ebo, el frijol en doble hilera, el triticale bicentenario, el trigo Borlaug 100 y el maíz criollo, todos en condiciones de temporal en distintas fechas de siembra. Los cereales se establecieron donde hubo leguminosas en el año anterior; se logró el buen desarrollo del haba criolla, la alverja (chícharo), el trigo Borlaug 100 y el frijol en doble hilera en camas sencillas con cobertura.

5) Ensayo de variedades de frijol. Se recorrió el ensayo de variedades mejoradas y criollas de frijol bajo temporal, destacando el desarrollo de los materiales Negro Otomí, Negro 8025 y Criollo Tiltepec, por su precocidad y tolerancia a enfermedades. Estos materiales sobresalieron en 2017 y los productores manifestaron interés por cultivarlos, pero aún no se dispone de suficiente semilla, por lo que se tendrá que atender en breve esta demanda.

6) Sistema milpa. Este sistema de producción se practica —principalmente— en condiciones de temporal, en suelos de ladera y con productores de autoconsumo; se está evaluando su respuesta al sistema de AC sembrado sobre camas angostas con cobertura, lo que permite reducir costos de producción por la no remoción en alrededor de $1,500/ha. Según resultados de años anteriores, la milpa es más rentable que un sistema de monocultivo, por el ingreso de los recursos de tres cultivos, además de que el productor diversifica y mejora su nutrición, obtiene alimentos en distintos momentos del año, mejora la fertilidad del suelo y reduce la incidencia de plagas, enfermedades y malezas.

7) Sistema silvopastoril. Entre las alternativas para mejorar la alimentación de ovinos, se presentó información sobre el uso de las asociaciones de leguminosas y gramíneas para pastoreo con Desmodium grahamii, Leucaena leucocephala y Zacate rhodes, estas especies también pueden servir como barreras vivas en suelos degradados y son una excelente fuente de alimento para el ganado. Se presentaron también las ventajas de la asociación avena y ebo.

8) Plataforma de poscosecha. En esta estación se mostraron los diversos tratamientos que se estudian para la conservación de granos utilizando recipientes herméticos y tratamientos con productos naturales (epazote) para evitar el daño de plagas y enfermedades, con la finalidad de conservar la calidad del grano por mayor tiempo, evitando el uso de productos químicos que afectan la salud.

9) Otras tecnologías. El maíz nativo Jaltepec, de grano blanco y grande y con tolerancia a sequía, es de gran importancia e interés para los productores, pues tiene buenas características para la elaboración de pozole y un potencial de rendimiento de 5.5 t/ha en temporal. Para condiciones de riego de auxilio, se mostró el desarrollo del híbrido de maíz H-377, con potencial para producir 6.5 t/ha con sólo un riego de aspersión y sin remover el suelo.

El cultivo de triticale es una nueva alternativa para la producción de grano o forraje, su rusticidad —proveniente del centeno— lo convierte en un cultivo con mayor tolerancia a sequía, mejor resistencia a enfermedades y mayor contenido de proteína en el grano.

El evento se realizó en coordinación con la estrategia MasAgro en el estado de Oaxaca. Se contó con la presencia de los jefes de distrito de las regiones Mixteca y Sierra Juárez; los representantes de la Sedapa y el Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca; el coordinador regional del Proyecto Mixteca Sustentable AC; el gerente del Hub Pacífico Sur (CIMMYT); diversas autoridades municipales y de organizaciones de productores de los distritos de Nochixtlán, Tlaxiaco, Coixtlahuaca, Etla, Juxtlahuaca, Teotitlán de Flores Magón; el director del CBTA no. 51; e investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo y la UNAM, entre otros.

Se registró la asistencia de 379 personas: 215 productores, 128 técnicos, 17 académicos-investigadores, 15 estudiantes y 4 comercializadores.