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Maíces nativos para una gastronomía sostenible

Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oax.- El 18 de junio es el Día de la Gastronomía Sostenible. Las Naciones Unidas promueven esta conmemoración para fomentar que la cocina tenga en cuenta el origen de los ingredientes —cómo se cultivan y cómo llegan a las mesas donde se sirven—, y esto implica celebrar la gastronomía como expresión cultural de la diversidad natural y social del mundo (preservando las tradiciones culinarias y aprovechando los productos locales y de temporada), así como enfatizar la necesidad de transformar las dietas para transformar los sistemas agroalimentarios, contribuyendo así a la conservación de la biodiversidad y el medioambiente en general. 

Para muchas comunidades en México, los maíces nativos encarnan esa riqueza biocultural que es a la vez sustento, tradición y sabor. Por esta razón, para el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores ha sido importante promover la investigación, el rescate y el aprovechamiento de los maíces nativos. 

En Oaxaca, por ejemplo, la Integradora Agroempresarial del Río Verde —con la que se promueven prácticas sustentables en aquella entidad y que está conformada por alrededor de 80 productores— trabaja en cuatro ejes fundamentales: conservación de los maíces nativos, evaluación de cultivos resistentes a la sequía, utilización de sistemas de riego adecuados para la región y la comercialización de las cosechas de pequeños productores y su capacitación en prácticas sustentables. 

José Esteban Sotelo Mariche, representante de la organización, comenta que “dentro de las acciones que impulsamos está la gastronomía con maíces nativos para hacer promoción de nuestros sabores originarios. Esto se trabaja con cocineras tradicionales y con chefs gourmet para fusionar sabores y conocimientos, desde la parte ancestral hasta las nuevas tendencias gastronómicas”. 

“Los maíces nativos de colores, particularmente los rojos y azules, son materiales difíciles de conseguir porque muchos se perdieron o dejaron de usarse y de consumirse en esta zona por la idea de que eran maíces no adecuados para la alimentación humana, prevaleciendo la preferencia por el maíz blanco. Por eso ahora estamos trabajando con las comunidades indígenas que resguardaron estos materiales para impulsar la producción y el consumo de los maíces nativos de colores, reintroduciéndolos tanto en las cocinas tradicionales como en la alta cocina”, señala José Esteban. 

“El centro de acopio de maíces nativos está en el municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo, Oaxaca. Fomentamos el desarrollo local, pero también procesamos para el mercado de exportación. Se está comercializando a Nueva York, Los Ángeles y Pensilvania, en los Estados Unidos y actualmente estamos trabajando otra propuesta para generar valor agregado en la región de la costa y sierra sur de Oaxaca”, comenta José Esteban Sotelo, quien además explica que estos consumidores pueden tener la certeza de que estos maíces han sido cultivados con prácticas amigables con la naturaleza, como la Agricultura de Conservación que se promueve junto con el CIMMYT. 

“Estamos trabajando con maíces de las variedades Tuxpeño, Olotillo, Conejo y Bandeño. El grano que hasta ahorita hemos mandado más es el blanco, un 95% aproximadamente, un 3% grano amarillo y un 2% morado o de otros colores. Desde el año 2018 hemos implementado una estrategia de rescate y conservación de los maíces pigmentados, principalmente rojos y morados con los que hemos estado tratando también de fortalecer la economía de los pequeños productores”. 

“Queremos fortalecer el mercado local, también queremos que nuestros paisanos disfruten de estos alimentos y por eso estamos aprovechando los mercados turísticos que tenemos en nuestra región. En el caso de Puerto Escondido vamos a procurar la vinculación con un restaurante donde se va a ofertar gastronomía elaborada por cocineras tradicionales, afromexicanas, mixtecas, chatinas, zapotecas y, a través de molino del Puerto, vamos a estar procesando el maíz y teniendo venta directa de grano, tortilla, tostadas y otros productos derivados del sistema milpa”, finaliza José Esteban Sotelo Mariche.

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Maíz nativo de Yucatán regresa a su localidad de origen

Kantunil, Yuc.- El año pasado, el grupo de Productores de Maíz Criollo Kantunil, del municipio Kantunil, Yucatán, solicitó muestras de ocho accesiones —lotes de semillas que se recogieron en un lugar determinado y en un momento específico— de maíz al Banco de Germoplasma que resguarda el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Texcoco, Estado de México —donde se cuenta con 28,000 colecciones únicas de semillas de maíz y más de 150,000 de trigo—.

La razón por la que los agricultures de Kantunil solicitaron muestras de esas semillas fue porque se trataba de dos colectas originarias de Kantunil (recolectadas en ese municipio hace más de 80 años), dos del municipio de Dzitás, dos más de Tizimín y una de Hunucmá (y una más generada por el CIMMYT de interés para el grupo de productores). Así, la idea de ver nuevamente esas variedades creciendo en sus localidades de origen motivó a este grupo de productores. 

Las 250 semillas de cada accesión enviadas por el Banco de Germoplasma del CIMMYT fueron cultivadas en el ciclo primavera-verano 2020 en el sistema milpa tradicional, con la finalidad de evaluar su adaptación y reproducirlas. Cabe mencionar que el manejo agronómico fue similar para todas las variedades y adicionalmente se hizo selección masal (metodología con la que se selecciona semilla de plantas individuales con características deseables la cual se mezcla y utiliza para producir la siguiente generación), procurando seleccionar las mejores características de cada variedad con base en su adaptación y producción, considerando además tanto la mazorca, el grano y la planta.

El resultado de la labor de reproducción se complementó con el Primer Intercambio Cultural y de Semillas Criollas entre los municipios de Dzitás y Kantunil, el cual se realizó el 16 de mayo pasado en Kantunil, Yucatán, bajo la organización conjunta del Colectivo Juvenil Chuk Je’el de Dzitás y el grupo de Productores de Maíz Criollo Kantunil. En esta actividad se congregaron productores de Dzitás, Kantunil y Sotuta; se expusieron distintas variedades de maíz, frijol, chile y calabaza; y se realizaron actividades culturales, entre ellas bailes tradicionales de la región.

Durante el intercambio se realizó la entrega de las dos variedades de maíz originarias de Dzitás al colectivo juvenil de ese municipio y a su Consejo de Sabiduría —esencial para su organización sociocultural—. El representante del grupo de Productores Maíz Criollo Kantunil comentó al respecto: “Estamos muy contentos y emocionados por hacer entrega de estas variedades de maíz a su pueblo de origen, esperamos que a través del trabajo en sus milpas se pueda reproducir en mayor cantidad para dispersarlo a muchos más productores de Dzitás. Estuvimos trabajando durante un año y medio para que podamos compartirlo con ustedes”.

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Ante riesgo de poca disponibilidad de semilla, la reinserción de maíces nativos brinda esperanza

La pandemia por COVID-19 no fue el único reto que el 2020 le presentó a los agricultores de Yucatán. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la temporada de ciclones tropicales de 2020 fue la más activa de la historia. El impacto de estos fenómenos en Yucatán tuvo como consecuencia que se perdieran importantes cosechas en las regiones Oriente y Sur del estado y ahora existe el riesgo de que la disponibilidad de semillas sea un factor limitante para el ciclo agrícola de 2021.

En medio de todo este panorama incierto, hay esperanza: Productores de Maíz Criollo Kantunil es una organización de agricultores que se dedica a la reproducción, conservación y mejoramiento de maíces nativos de la región Centro de Yucatán y, gracias a un lote de semillas que solicitaron al Banco de Germoplasma del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), están reinsertando variedades nativas del estado que no se habían sembrado desde hace casi 80 años.

Colectadas entre 1944 y 1961 en el estado de Yucatán, las semillas que recibió el grupo de productores en febrero de 2020 han sido destinadas para su reproducción y reinserción al sistema milpa tradicional. Para este propósito, el grupo —que inició operaciones en 2019— cuenta con el acompañamiento técnico de Edgar Miranda, formador de técnicos MasAgro en Yucatán. 

A través del Hub Península de Yucatán del CIMMYT, el grupo de productores recibió muestras de ocho variedades de tres razas nativas. Así, durante el ciclo primavera-verano 2020 cultivaron un total de 250 semillas de cada variedad en parcelas de 8×12 metros y, durante el crecimiento de las variedades, aplicaron prácticas de Agricultura Sustentable. 

Para obtener la mejor semilla que le permita al grupo continuar con su reproducción y propagación en la región, se seleccionaron las mejores plantas en campo bajo la metodología de selección masal visual —que considera el aspecto de la planta y la mazorca como criterio de selección—y a la cosecha se realizó una segunda selección.

Con respecto a los rendimientos, estos fueron de 0.35 a 1 tonelada por hectárea. La accesión CIMMYTMA 849, la cual fue colectada precisamente en el municipio de Kantunil en 1961, fue la que reportó el mayor rendimiento. 

El grupo de Productores de Maíz Criollo Kantunil realizará la difusión de las variedades reproducidas en beneficio de los productores de la región durante el ciclo primavera-verano 2021. Adicionalmente, el grupo se ha sumado a la estrategia de diversificación de parcelas del Hub Península de Yucatán, a través de la cual han sembrado cultivos alternativos como el girasol que, además de ser un aliado natural contra plagas, tiene el potencial de generar ingresos extra para los productores.

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Mejorando el rendimiento de los maíces nativos

Venustiano Carranza, Chis.- México es el centro de origen del maíz. La diversidad climática del país favoreció la diferenciación de las variedades y el surgimiento de razas. El estudio científico no solo ha confirmado que la evolución del maíz inició hace cerca de 10 mil años (mediante la selección artificial por parte de los antiguos mexicanos), sino que este proceso evolutivo continua hasta nuestros días.

En otras palabras, las razas de maíz no son estáticas, siguen cambiando debido a las múltiples interacciones entre el medioambiente y las prácticas agronómicas a las que son sometidas. Las razas que actualmente conocemos no siempre han existido, sino que son el resultado de un complejo proceso de evolución biocultural. De hecho, en los últimos 500 años (es decir, desde los aztecas) el maíz ha evolucionado principalmente por la cruza entre razas.

Actualmente se estima que en alrededor del 80% de la superficie cultivada en el país se trabaja alguna variedad de maíz nativo. Estos cultivos se encuentran principalmente en condiciones de temporal y, dependiendo de muy diversos factores, brindan rendimientos muy variables a los productores, por lo que es fundamental continuar investigando tanto sus características genéticas como las prácticas agronómicas que más les favorecen.

En Chiapas se calcula que el 75% de la superficie cultivada es de maíces nativos (18 razas) y de generaciones avanzadas de variedades mejoradas (variedades “acriolladas”, como dicen algunos productores). En la región de los Llanos la mayoría de los productores cultivan maíz nativo bajo condiciones de temporal, pero sus rendimientos no superan las 1.5 toneladas por hectárea.

Para ofrecer a los productores locales información útil para el mejor aprovechamiento de sus maíces, en la plataforma de investigación Venustiano Carranza, Chiapas, se desarrolló un estudio (durante el ciclo agrícola primavera-verano 2017) a través del cual se evaluó la respuesta a diferentes dosis de fertilización de cinco maíces nativos que sobresalen por sus rendimientos y adaptabilidad en la región de los Llanos de Chiapas.

Los genotipos que obtuvieron los rendimientos más altos (5.4 y 5.3 toneladas por hectárea, respectivamente) fueron San Gregorio y Zapatista con solo una fertilización (el resto de variedades no superó la media de 4 toneladas por hectárea). Aunque se alcanzaron rendimientos favorables similares a los de un maíz híbrido, aun es necesario seguir investigando la eficiencia en el uso de los fertilizantes en maíces nativos así como las efectos de otras prácticas agronómicas a fin de encontrar soluciones a las problemáticas locales que enfrentan los productores con sus propios materiales nativos.

Si bien las variedades nativas sobresalen por su adaptabilidad a condiciones adversas y por sus características particulares de color, sabor, textura, tamaño, etc., es necesario brindar opciones sustentables para incrementar los rendimientos de estos maíces, ya que muchos productores al observar bajos rendimientos deciden ya no seguir cultivándolos. De ahí la importancia de investigaciones como esta que realiza el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) y sus colaboradores en los estados.

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Alternativas para mejorar la producción de maíces nativos

Michoacán.- Las actividades agrícolas en la región Oriente de Michoacán (municipios de Áporo, Ocampo y Angangueo) están dirigidas predominantemente al cultivo de maíces nativos de las variedades ‘Chalqueño’, ‘Arrocillo’, ‘Elote Cónico’ y ‘Cónico Blanco’. El maíz es de suma importancia para el consumo familiar y también como alimento para la ganadería bovina-ovina (entre otras especies pecuarias) o para la obtención de ingresos económicos.

No obstante, la producción de maíz en parcelas familiares pasa por una situación crítica debido al alto grado de deterioro del suelo, la escasez de agua, la pérdida de grano por mal manejo en la cosecha y el almacenamiento, los altos costos de producción, el daño por plagas, la pérdida de semillas de maíces nativos, la tendencia al monocultivo y la erosión que cada año disminuye la superficie de siembra (además de la introducción del cultivo de aguacate de forma no sustentable).

Para buscar las mejores prácticas agrícolas que les permitan a los productores de la comunidad hacer frente a esta compleja situación, se han desarrollado talleres de Diagnóstico Rural Participativo, a través de los cuales se han identificado diversas situaciones limitantes y variables restrictivas para la producción de maíces nativos. En estos talleres también se han analizado las condiciones agroecológicas de la región Oriente con la finalidad de buscar las prácticas agronómicas más adecuadas para mejorar sus condiciones de vida. Las condiciones y el sistema de producción se resumen en la siguiente tabla:

Entre las acciones puntuales que los productores de la región pueden hacer para afrontar la situación adversa por la que pasan (algunos ya las realizan) están:

  • Selección masal estratificada, a partir del rescate, la conservación y el mejoramiento de maíces nativos.
  • Fertilización óptima (considerando fuentes inorgánicas y orgánicas).
  • Acondicionamiento del suelo para una mejor producción de maíz (mejorar los suelos ácidos mediante el encalado).
  • Trazo de curvas a nivel y enmiendas a la parcela.
  • Manejo Agroecológico de Plagas: monitoreo de plagas; uso de trampas con feromonas; y utilización de productos biológicos para combatir plagas como la gallina ciega, el gusano cogollero y el chapulín.
  • Manejo poscosecha, mediante el uso de equipo y maquinaria para el desgrane y almacenamiento de granos de mejor calidad para el consumo humano y uso pecuario.
  • Manejo Integrado de Malezas.

Cabe señalar que este menú tecnológico es parte de las acciones del programa MasAgro, que impulsan la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) en Michoacán.

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Buscan maíz nativo que brinde seguridad alimentaria en la Sierra Tarahumara

La producción de maíz nativo de temporal es la principal actividad agrícola de más del 80% de las familias de Guachochi, Chihuahua. Sin embargo, el rendimiento por hectárea es bajo (alrededor de 639 kilogramos, en promedio) y muchas veces no es suficiente para cubrir las necesidades alimenticias y nutrimentales de las familias de la zona, situación que les obliga a comprar maíz durante la temporada de julio a septiembre —aproximadamente—, incrementado su gasto.

Entre los factores que causan el bajo rendimiento se encuentran diversas prácticas agrícolas convencionales que no favorecen la producción de maíz, como el exceso de laboreo en la preparación del terreno, el uso de fertilizantes inapropiados (y también su uso inadecuado), el nulo control de plagas, el monocultivo, la ausencia de prácticas de poscosecha adecuadas y la remoción del rastrojo.

Cabe mencionar que, muchas veces, el tipo de grano que las familias de Guachochi tienen que comprar para su consumo es de uso pecuario, que —si bien no goza de mucha aceptación— es lo que hay disponible en las tiendas comunitarias (los maíces nativos que las familias prefieren suelen encarecerse).

Para identificar variedades de maíz nativo que permitan a las familias de esta región tener mayor seguridad alimentaria, recientemente se evaluaron seis en el marco del programa MasAgro, de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT).

La evaluación se desarrolló en la localidad Laguna de Aboreachi, en el municipio de Guachochi, enfocándose principalmente en evaluar el rendimiento de cada variedad bajo las mismas condiciones de manejo; fecha y densidad de siembra —con la intención de hacer una mejor distribución de la semilla, se utilizó una sembradora de tiro animal para Agricultura de Conservación—; fertilización; manejo cultural de malezas; y cosecha, que —igual que el desgrane— se hizo de forma manual.

Las variedades evaluadas fueron ‘Maíz Cristalino Palomero’, ‘Maíz Amarillo Bola’, ‘Maíz Amarillo Pepitillo’, ‘Maíz Cristalino Bola’, ‘Maíz Blanco Blando’ y ‘Maíz Azul Blando’ (materiales que fueron donados por varios productores que cooperan con el programa en diversas localidades de la región).

Las variedades con mayor rendimiento fueron ‘Maíz Azul Blando’, ‘Maíz Blanco Blando’ y ‘Maíz Cristalino Palomero’ (2.7, 2.4 y 2.1 toneladas por hectárea [t/ha], respectivamente). En contraste, las que tuvieron menor rendimiento fueron ‘Maíz Cristalino Bola’, ‘Maíz Amarillo Bola’ y ‘Maíz Amarillo Pepitillo’ (2.0, 1.9 y 1.7 t/ha, respectivamente). El rendimiento promedio que se obtuvo de todos los materiales fue de 2.1 t/ha.

Gracias a esta evaluación, es posible identificar varios de los principales factores que influyen en el rendimiento de las variedades de maíz nativo en la región, como el potencial genético de las semillas, los factores ambientales y nutricionales y las prácticas a las que son sometidos los cultivos. Se espera que con la ayuda de los productores y los colaboradores de la zona se puedan desarrollar nuevas investigaciones para ofrecer a las familias de Guachochi información confiable que les permita tomar las mejores decisiones en torno a su sistema de producción.

Por: Hub Pacífico Norte-CIMMYT.

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Al rescate de semillas nativas en peligro de extinción

A través del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y en colaboración con diversas organizaciones, se ha trabajado para mantener la diversidad genética de las principales razas de maíz nativo de esa región (algunas de ellas consideradas vulnerables o en peligro de extinción) mediante una estrategia de resguardo de semillas.

La estrategia ha trabajado en la reintroducción de diversas razas nativas a través de la conservación in situ y ex situ ―es decir, tanto en su área natural como fuera de ella―, buscando incrementar la mayor diversidad posible de razas. En la Península de Yucatán se han identificado por lo menos tres razas principales: ‘Nal Tel’, ‘Dzit Bacal’ y ‘Xnu’uk Naal’ (‘Tuxpeño’), las cuales están consideradas dentro de esta estrategia de conservación.

Las razas ‘Dzit Bacal’ y ‘Nal Tel’ presentan una menor distribución geográfica que la raza ‘Xnu’uk Naal’, por lo que se considera que están en una posición de vulnerabilidad que amenaza su diversidad. De hecho, varias instituciones han documentado que la raza ‘Nal Tel’ se encuentra en claro peligro de extinción en amplias zonas de la Península de Yucatán, y señalan que al momento de realizar colectas solo fue posible encontrar esta raza —no sin dificultad— con productores de muy avanzada edad (Aguilar et al., 2015).

Estrategias como la que impulsa el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán son fundamentales no solo para esa región o para el país, sino para la humanidad en general, ya que a partir en los maíces nativos podría haber pistas importantes para generar variedades más resistentes a las nuevas condiciones climáticas.

Para esta estrategia de resguardo de semillas nativas ha sido fundamental la articulación de esfuerzos de organizaciones de la sociedad civil, como la Red de Productores de Servicios Ambientales Ya’ax Sot’ Ot’ Yook’ol Kaab (Repseram); instituciones académicas, como la Universidad Tecnológica del Mayab (UT del Mayab); y organismos internacionales, como el CIMMYT, que —además de brindar soporte científico— ha facilitado semillas a través del Banco de Germoplasma que resguarda en sus instalaciones en Texcoco, Estado de México.

En conjunto con los técnicos y productores que participan en el proyecto, se ha avanzado en la reinserción de maíces nativos, en la implementación de prácticas sustentables (como el Manejo Agroecológico de Plagas, el arreglo topológico, la fertilidad integral, entre otras) y en la identificación de variedades de interés para los productores (algunas que, por ejemplo, permiten que en un solo ciclo productivo sea posible realizar siembras escalonadas y obtener al menos dos cosechas).

La preservación de las semillas nativas es uno de los aprendizajes del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y también una de las acciones que a mediano y largo plazo permitirán a las comunidades hacer más rentable la milpa y afianzar prácticas sustentables que aseguren la preservación funcional de la biodiversidad. Por esta razón, es importante apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de todos los que hacen posible este proyecto.

Con información del Hub Península de Yucatán.

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Los productores mayas y el mejoramiento participativo de maíz nativo

Chankom, Yuc.- En la Península de Yucatán la milpa es el sistema de producción agrícola más extendido y también el que ha permitido la conservación de diversas variedades de maíz nativo. Para preservar esta biodiversidad y además potenciar el sistema milpa, un grupo de productores mayas se capacitó para mejorar sus materiales nativos a través del método de la selección masal estratificada, que es una forma de mejoramiento participativo del maíz completamente natural.

La capacitación se realizó como parte de las acciones que impulsa el proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— y estuvo orientada a brindar a los productores los conocimientos y las habilidades para que ellos mismos realicen el mejoramiento en sus parcelas con base en criterios definidos no solo para mejorar los rendimientos, sino para obtener semillas que toleren más las condiciones adversas del clima.

El evento se llevó a cabo en la parcela del señor Gonzalo Caamal Chay —uno de los productores que participa en el proyecto— e inició con la teoría y continuó con la parte práctica de la metodología, que en un primer momento requiere que el productor seleccione y marque las plantas con las características deseadas (como grosor del tallo, sanidad de la planta y tamaño).

Convencionalmente, en la zona la selección de semillas se hace eligiendo las mazorcas sin tomar en cuenta la calidad o las características de la planta. Por eso es importante difundir opciones como el mejoramiento participativo, ya que —a mediano plazo— este método permite mejorar las variedades locales y a la vez mantener la diversidad genética.

Cabe mencionar que esta capacitación se desarrolló en diversos momentos, pues en cada etapa de desarrollo del cultivo se requiere hacer procedimientos particulares, como la eliminación de la flor masculina de los ejemplares no deseados, la selección de mazorcas de las plantas marcadas, etcétera.

El mejoramiento participativo es uno de los aprendizajes del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán y también una de las acciones que a mediano y largo plazo permitirán a las comunidades hacer más rentable la milpa y afianzar prácticas sustentables que aseguren la preservación funcional de la biodiversidad de los maíces nativos. Por esta razón, es importante apoyar y dar continuidad a los esfuerzos de todos los que hacen posible este proyecto.

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Maíz azul de alto potencial productivo

Navolato, Sin.- Para fortalecer la cadena de valor de estos maíces (y también protegerlos) es importante ofrecer alternativas de siembra para que su cosecha garantice productividad y rentabilidad. Por esta razón, en la plataforma de investigación Navolato —donde colaboran la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT)— se establecieron ensayos con variedades de maíz azul.

En este trabajo conjunto también participa la Fundación Produce Sinaloa (FPS), cuyo presidente del Consejo Consultivo Zona Centro, Jorge Lugo Gaxiola, señaló que se busca desarrollar el cultivo de maíces de colores (morado, azul, rojo e incluso variedades de amarillo) para lograr que alcancen rendimientos superiores a las 9 toneladas por hectárea (actualmente su rendimiento oscila entre las 3 y 4 toneladas).

“El CIMMYT está trayendo el germoplasma y nos da las variedades que pueden ser rentables en la zona. Tenemos que pensar en el valor agregado, en otros derivados del maíz; buscar otros mercados para los maíces nativos”, declaró Lugo Gaxiola, quien comentó además que a través de la plataforma de investigación Navolato se buscará difundir esta variedad de maíz entre los productores de la región como ejemplo de que existen alternativas de cultivos que pueden ser rentables.

La siembra de esta variedad de maíz azul fue coordinada por el equipo técnico del CIMMYT (el doctor Terence Molnar, mejorador de maíz, lidera la participación del centro en este proyecto). Al respecto, Daniel Chepetla —del Programa de Recursos Genéticos de esa institución— señaló que las semillas fueron proporcionadas por el CIMMYT y que para su cultivo se utilizó una sembradora especial que se trajo desde Texcoco, Estado de México.

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Se propagan los aprendizajes del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán

Los productores del proyecto Milpa Sustentable en la Península de Yucatán (MSPY) —de la Fundación Haciendas del Mundo Maya (FHMM), Fomento Social Banamex (FSB) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo— han obtenido diversos aprendizajes sobre Agricultura Sustentable. Algunas de las parcelas que se han trabajado con estos productores se han constituido como módulos de exhibición para difundir prácticas agronómicas innovadoras y pertinentes para la región.

Recientemente, se realizó un recorrido por un módulo ubicado en el municipio de Tizimín, Yucatán. En él participaron 27 productores y técnicos locales, los cuales observaron directamente los beneficios de realizar un arreglo topológico adecuado —es decir, una distribución óptima de las plantas— y de aplicar los fertilizantes en los momentos precisos.

Debido a que en la zona el temporal fue errático y la falta de agua afectó a los cultivos en la región, los productores y técnicos que visitaron el módulo de exhibición se mostraron sorprendidos por el buen desarrollo que tuvo el área de innovación de la parcela en comparación con el área testigo. Y comentaron que lo más sorprendente fue que las plantas tuvieron un llenado de grano muy bueno.

Don Timoteo Rosendo Baak Dzib, dueño de la parcela y uno de los productores del proyecto MSPY, mencionó que —para él— el principal cambio fue que con un mejor arreglo de la parcela ya no tuvo que utilizar cinco o seis semillas por postura, sino solamente dos (del mismo maíz nativo), obteniendo así un mejor desarrollo de la planta, con tallos más gruesos y mazorcas de mayor tamaño.

Los visitantes también observaron la vitrina de maíces nativos que se estableció en la parcela de don Timoteo. Actualmente, a través del mejoramiento participativo se están evaluando el desarrollo y las características de estos materiales (altura, floración y acame de las plantas). La intención de esta iniciativa es reforzar el sistema milpa en la región y preservar (y en algunas ocasiones recuperar) la diversidad genética de los maíces nativos con la participación de los propios productores.

Al finalizar el recorrido, incluso los productores más escépticos se mostraron convencidos de la necesidad de adoptar nuevas y mejores prácticas agronómicas que, validadas desde la ciencia, permitan reforzar la tradición de la milpa en Yucatán.